Juicio Circuito Camps
“Cozzani comandaba el grupo de tareas”
Carlos Enrique Miralles, hijo del ex ministro de
economía de la gestión de Victorio Calabró, identificó al ex policía como el
jefe del operativo que lo secuestró. Del imputado Eros Tarela dijo que “era el
principal torturador” en el centro clandestino Coti Martínez y responsabilizó,
además, al ex gobernador de facto Saint Jean por la detención de toda su
familia.
Por Secretaría de Prensa y Difusión – APDH La
Plata
(11JUNIO2012) - La audiencia del juicio a los
represores del Circuito Camps comenzó esta mañana con el testimonio de Norma
Esther Leanza, una ex detenida-desaparecida que fue secuestrada de la casa
de sus suegros el 15 de octubre de 1977, pocas horas después que su marido
Alcides Antonio Chiesa, quien había sido llevado junto a su amigo Manuel
Oliveira.
Según contó la testigo, las desapariciones se habían
producido aquella noche, luego de que Chiesa acompañara hasta la entrada de la
casa a Oliveira para despedirlo. Luego de diez o quince minutos de que no
regresara, ella se acercó a la puerta y advirtió que ambos ya no estaban. Lo único
que supo la familia fue a través de dos jóvenes del barrio, quienes le
comentaron que habían visto cómo metían a un muchacho dentro de un auto blanco,
cuya descripción coincidía con la de Chiesa.
La familia comenzó la búsqueda de inmediato en las
comisarías platenses, aunque sin resultados. “Cuando volvimos a la casa había
una patota de entre ocho y diez personas, con armas largas, que nos preguntaron
de dónde veníamos”, contó Leanza, y agregó que junto a su suegro, Alcides
Santiago Chiesa, los subieron a un Citroen, que los condujo hasta el Centro Clandestino
de Detención (CCD) conocido como Puesto Vasco. “A él lo bajaron y no lo volví a
ver”, precisó.
En Puesto Vasco, Leanza fue alojada en un calabozo y
después en una celda cerrada con una puerta ciega, donde permaneció hasta la
primera semana de noviembre de 1977. Durante dicho período, la testigo compartió
cautiverio con su esposo -quien había sido trasladado desde el CCD denominado
Pozo de Quilmes- y aseguró haber escuchado cómo lo torturaban, además de
advertir la presencia del médico Antonio Bergés.
Leanza no recuerda si fue el 7 o el 8 de noviembre de
1977 el día en que la trasladaron a la Brigada de Investigaciones de Quilmes. “Me
sentaron en el asiento de un auto, me esposaron a la manija del asiento, y dos
personas trataban de preguntarme si sabía en que fecha estaba, si era de día o
de noche”, relató la mujer, aunque aclaró que no había sido torturada físicamente.
En Quilmes, la testigo manifestó haber tenido
contacto con las siguientes personas en este centro: un tal Ricardo, a quien le
decían "Pucho", Gladys Noemí Mutante, Silvia Estreger, Rodolfo
Torres, Norma Ada Nuñez, Mary Laporta, Mirta Gerelli, Carlos Esteban Rodríguez,
la señora Abalos, Cacho Ruas y su esposa Nela, Martina Robles, Juan Carlos
Robles, Rodolfo Torres, María Elena Varela, Gladis Bosanti y su compañero “Pajarito”,
y un grupo de uruguayos que habían estado detenido en el “Pozo de Banfield”,
entre otros compañeros. Y en cuanto a los apodos de los represores, Leanza
mencionó tres: “El oso Oggi”, “Churrasco” y “El tío”.
La liberación de la testigo se produjo el 18 de abril
de 1978, pero la de su esposo recién entrada la democracia, luego de haber pasado
por la Unidad 9 de La Plata y el penal de Rawson. “Mi marido apareció por
primera vez en los diarios el 22 de julio de 1978, después del Mundial, en una
lista de los que habían sido puestos a disposición del Poder Ejecutivo Nacional,
aunque sin saber dónde”, contó la mujer al final de su declaración.
El caso de la familia Miralles
El operativo que secuestró a Carlos Enrique
Miralles de la casa de sus padres, la noche del 31 de mayo de 1977, estuvo
a cargo de Norberto Cozzani, a quien el testigo logró identificar como quien “comandaba
el grupo de tareas” y, dentro del Comando de Operaciones Tácticas Nº1 donde
permaneció cautivo, como “una persona soberbia, que entraba como si fuera el
dueño de la casa, como si tuviera más poder que el que estaba a cargo de las
detenciones”.
Esa noche, Cozzani y sus hombres irrumpieron en el
domicilio y preguntaron por Ramón Miralles (padre de Carlos Enrique), quien se
había desempeñado como ministro de economía bonaerense durante la gobernación
de Victorio Calabró. “Los atendió mi hermano (Julio César Miralles), yo bajé, y
decidieron llevarnos a los dos, junto a mi esposa Luisa Villar, en un móvil”,
contó el testigo, y precisó que los condujeron a la Jefatura de Policía y luego
al centro clandestino conocido como Coti Martínez, dependiente del Primer
Cuerpo de Ejército de la Policía de la provincia de Buenos Aires, donde
estuvieron 31 días bajo “condiciones infrahumanas”.
Las torturas practicadas en la clandestinidad incluyeron
la aplicación de corriente eléctrica, las técnicas de submarino seco y mojado y
del “gallito ciego” -que consistía en golpes antes de las sesiones de picana- y
violaciones sexuales. Dos de los casos más resonantes fue el de su mujer, quien
perdió un embarazo de pocas semanas, tras las vejaciones sufridas allí dentro,
y de su padre, con quien habían tenido un “ensañamiento” especial. “Uno de los
principales torturadores fue (el ex policía Eros Amílcar) Tarela, porque disfrutaba
haciendo lo que hacía”, sentenció Miralles.
En este sentido, el testigo explicó que el
responsable de la detención de toda su familia era el ex gobernador de facto Ibérico
Manuel Saint Jean, quien le había manifestado a personal de Protocolo y
Ceremonial su deseo de que “la familia Miralles desapareciera de la faz de la
tierra”, tras una carta abierta que Miralles padre había publicado en un medio
gráfico, refutando todos los supuestos hechos de corrupción que Saint Jean había
denunciado de la gestión de Calabró, que incluían a la cartera de Economía.
En cuanto a los compañeros de cautiverio en Coti Matínez,
Miralles mencionó a Héctor Mariano Ballent, Alberto
Salomón Liberman, Juan Destéfano y Juan Gramano. También aludió a una mujer a
la que llamaban “La Tana”, que era sacada de su calabozo para ir a “marcar”.
La fiscalía, a su turno, indagó sobre los represores
que frecuentaban el centro clandestino y, en ese sentido, el testigo se explayó
en una extensa lista: Ferrari, Trimarco, Rossi, Pretti, Mayra, Von Wernich,
Bergés -“que iba cada tanto, no todos los días”- y Camps y Etchecoltaz, quienes
“hacían el recorrido juntos”.
La liberación de Miralles y su esposa ocurrió 30 días
después de haber sido detenidos, la de su hermano a los seis meses y la de su
padre en septiembre de 1978.
El precio de trabajar para los Graiver
Alfredo Ángel Abuín se desempeñaba como abogado del Banco Central
Comercial de La Plata, que pertenecía al Grupo Graiver, cuando fue secuestrado
de su casa por ocho civiles que decían pertenecer al Ejército Argentino, la
noche del 11 de Agosto de 1977. Lo subieron a un Ford Falcon o Torino y de allí
lo llevaron a un lugar que no pudo precisar y luego al CCD conocido como Puesto
Vasco, donde permaneció poco más de una semana.
En su relato, el testigo se remontó al 7 de agosto de
1976, día en que David Graiver había fallecido en un confuso accidente de aviación
en Chilpancingo, México, lo que había desatado la venta de parte del patrimonio
de la familia. Para la época en que ocurrió el siniestro, Graiver era la cabeza
de un grupo económico con inversiones en diversos rubros y propietario de
acciones de numerosas empresas, entre ellas, Papel Prensa, el Banco Comercial
de La Plata S.A,
el Banco de Hurlingham S.A, COM-PLAT S.A, Juan Graiver Inmobiliaria S.A.C.F y
M, Producciones Helycom S.A, y Editorial Trenque Lauquen S.A.
Abuín contó que su
relación con David Graiver había comenzado cuando ambos estudiaban en el
Colegio Nacional de La Plata y que luego continuó en la Universidad, y que al
graduarse de abogado trabajó en la empresa inmobiliaria de la familia. Por tales
motivos, el testigo vinculó su secuestro con el de los Graiver, especialmente
tras el interrogatorio al que fue sometido en Puesto Vasco.
La víctima fue liberada
el 19 de agosto de 1977 y, entre sus compañeros con los que compartió
cautiverio, recordó a los ex ministros provinciales de Obra Pública, Alberto
Liberman, y de Economía, Ramón Miralles, y a un contador que había presidido el
Banco Provincia, Juan Manganiello.
No hay comentarios:
Publicar un comentario