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sábado, 23 de julio de 2022

Tinkunaco 0604/22 - Re: Boletín diario del Portal Libertario OACA

 


Boletín diario del Portal Libertario OACA

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  • [Libro] Biografía de Juan Beneito Casanova, pasajero 764 en el «Stanbrook»
  • Desganado esbozo de una reseña a destiempo del libro de Gonzalo Berger sobre las Milicias Antifascistas
  • ¡Ya está bien de demoras en la excarcelación de Alberto Romero Varela, enfermo gravísimo en la cárcel de Teixeiro!
  • Radio Tirso Libertaria: El Miedo como Arma de Dominación
  • [Vídeo] Francesc Ferrer i Guàrdia y la Escuela Moderna
  • Diez tesis sobre la revolución y la contrarrevolución en Cataluña, de julio de 1936 a mayo de 1937. Por una teoría ácrata de la revolución social, desde un análisis materialista de los hechos históricos
  • [Audio] La Nevera: Lucía Sánchez Saornil. Entre mujeres anarquistas

[Libro] Biografía de Juan Beneito Casanova, pasajero 764 en el «Stanbrook»

Posted: 22 Jul 2022 02:56 AM PDT

Publicado y Producido por Grupo Cultural de Estudios Sociales de Melbourne y Acracia Publications
Biografía elaborada por Vicente Ruiz (hijo)

Comentario preliminar

Este es el primero de lo que espero será una pequeña colección de libritos reflejando las vidas de exiliados españoles que he conocido y con quien he convivido en el curso de mi vida por las diversas latitudes geográficas en las cuales he residido, y, que eventualmente integraran las páginas de “Recuerdos, anotaciones y crónicas de un hijo del exilio Español”.

Es mi pequeña contribución para asegurar que las vidas de estas personas que dieron todo no queden en el olvido. Con muchas de estas personas reproduzco testimonios escritos por ellos mismos relatando sus experiencias durante etapas angustiosas de sus vidas, y con otros, incorporo artículos o poesías que escribieron reflejando sus analices ideológicos e históricos. Todos estos párrafos relacionan la vida de almas exiliadas e inevitablemente mis recuerdos personales de momentos vividos con ellos. Todos ellos, demostrando sus conocimientos de los hechos ocurridos en las tierras que nacieron y donde desarrollaron sus ideales por los cuales sufrieron un largo destierro alejados de sus familias y compañeros/as. Todas estas personas manteniéndose firme en sus posiciones de conciencia social continuando una militancia honrada por donde se encontraran, contribuyendo con una incansable tarea propagandística en contra la dictadura fascista de España y a la vez desplegando una labor íntegra propagando la idea del comunismo libertario.

Desearía aprovechar estas líneas para agradecer a varias personas que han constantemente apoyado mi persistencia en buscar, rebuscar, leer y re-leer y que también me han facilitado documentación que ellos han encontrado.

Y continuo, expresando mi más profundo agradecimiento, a Eliane Ortega Bernabéu que me ha facilitado documentación de los campos. Gracias por tu incansable investigación y constante denuncias sobre las injusticias y mal tratos recibidos por los exiliados españoles en los campos de concentración establecidos por las autoridades francesas en el desierto norte africano.

Este trabajo aquí producido, es solamente uno de muchos otros que destellan un episodio de vidas vividas, entroncadas colectivamente, en una misión de impulsar las mejores inquietudes y de apoyar y estimular toda acción en defensa de la dignidad humana.

Vicente Ruiz (hijo)Melbourne – Julio 2022


Desganado esbozo de una reseña a destiempo del libro de Gonzalo Berger sobre las Milicias Antifascistas

Posted: 22 Jul 2022 02:44 AM PDT

Lo que dice Gonzalo Berger (GB)

GB dice que

1. Ofrece una nueva perspectiva en el estudio de las Milicias Antifascistas en Cataluña durante la Guerra civil.

2. Toda la historiografía anterior a GB da un relato de medias verdades o absolutas falsedades sobre el tema de las Milicias Antifascistas.

3. GB responde a las grandes cuestiones sobre el tema, que la inopia de los precedentes investigadores nunca ha planteado. Esas cuestiones son:

A. A qué poder político responden las Milicias.

B. Quién financia la guerra y las Milicias Populares

C. Es clave saber quién pagaba el sueldo de los milicianos, para entender quién dirigía la guerra.

D. Qué milicias (y cuántas) fueron financiadas desde Cataluña.

E. Qué participación tuvieron los militares y las mujeres

F. Va a estudiar la evolución política de los frentes de Mallorca, Aragón y Madrid

G. Va a estudiar la transformación de esas Milicias, desde octubre de 1936, en el Ejército Popular de Cataluña.

H. La gran cuestión, sin embargo, es esta: Profundizar en la historia de los voluntarios del Ejército de Cataluña.

Mercado y poshistoria

La historia es la explicación e interpretación racional y objetiva de los hechos del pasado, fundamentada en una documentación pertinente, rigurosamente seleccionada y examinada.

La historia idealista, que retuerce y modifica los hechos acecidos para subordinarlos a una ideología del presente, interpretados irracional y sesgadamente, no merece el nombre de historia, sino el de mangoneo torticero de marketing.

En esta época de posverdad y absoluto señorío de la manipulación mediática, la poshistoria que impregna a la casta académica de historiadores está desplazando a la ciencia histórica, materialista y rigurosa, al desván de los trastos pretendidamente inútiles.

Al sistema no le interesa una historia racional, objetiva, rigurosa y materialista, fundamentada en una documentación severamente evaluada, porque esa historia suele ser subversiva y cuestiona un presente de opresión y sumisión. La verdad es revolucionaria.

La poshistoria tiene como fundamento y objetivo la satisfacción de la propia ideología del historiador (o del mercado que abastece), de la esencia y presencia de determinados valores, imaginarios y quiméricos, y, sobre todo, la reafirmación de una ideología compartida, la satisfacción de las necesidades míticas y fundacionales, ya sean reales o imaginarias, de la secta, el grupo, el partido, la nación o el Estado a que pertenece o se subordina el historiador orgánico.

El libro de Gonzalo Berger se inserta como un formidable combatiente en ese frente de la seudociencia de la poshistoria, predominante en el mundo universitario. El motor de la investigación histórica no radica en el conocimiento riguroso del pasado, sino en la satisfacción de las necesidades de la propia identidad y del grupo o facción que demanda esa historia. Prevalece la ley de la oferta y la demanda. La poshistoria es un mecanismo del mercado que atiende la satisfacción mercantil de la demanda de ese mercado editorial. Luego, todo se disfraza como superación de la vieja historiografía, sin demostrarlo, o sin siquiera señalar qué autores y en qué y cómo. Se trata solamente del desprestigio de los historiadores que han tratado antes, racional y científicamente, el tema desde perspectivas distintas.

Berger esconde y sustituye la cuestión de clase y de la lucha de clases durante la Guerra civil en Cataluña por la cuestión nacional. Las Milicias Antifascistas dejan de ser la organización de los voluntarios obreros y anarquistas que se enfrentan al fascismo y combaten decididamente por la revolución social, para convertirse en el ejército de una Cataluña, dirigida por la Generalidad, sin más objetivo que la independencia de España.

No estamos elaborando una caricatura de las posiciones de Berger, sino una exposición fidedigna de su ridículo relato y de sus conclusiones. Según GB, ¡las Milicias Antifascistas fueron el embrión del Ejército de Cataluña para independizarse de España! Recordemos que la poshistoria atiende a la demanda del mercado PRESENTE, más allá del rigor, de la documentación y de la historiografía. La ucronía suele ser su pecado habitual. Las entrevistas en prensa afín y TV3% su promoción mercantil.

Por otra parte, GB «olvida» el contexto de lucha entre sectores revolucionarios y reformistas que había en la retaguardia. De manera que episodios como la Expedición a Mallorca, la marcha de las columnas anarquistas sobre Zaragoza o la simple creación del Comité Central de Milicias Antifascistas de Cataluña quedan falseados, pues no están adecuadamente planteadas las luchas y motivaciones políticas existentes.

***

Esta reseña pretende una valoración del trabajo de GB, desde el sentido común y la racionalidad, desde los archivos y la selección de una documentación pertinente, con el objetivo de situar la pirámide de la historia sobre su base.

Premisas y conclusiones de la investigación de Berger o la pirámide invertida

Berger parte de estas premisas:

1. Se limita cronológicamente al periodo que transcurre del 19 de julio al 31 de diciembre (de 1936).

2. Se limita geográficamente a Cataluña.

3. No consulta las fuentes orales, disponibles en Ca L´Ardiaca. Desconfía de la objetividad de la prensa de la época ¡y no la usa!

4. Desprecia las aportaciones anteriores de otros investigadores del tema, sin razonarlo ni explicarlo. ¡Hace tabla rasa del pasado!

Berger no explica en ningún momento las razones de tales delimitaciones cronológicas, historiográficas o geográficas. Algunas son tan irracionales que ni el propio Berger las cumple, como, por ejemplo, la limitación cronológica. ¿Por qué ese 31 de diciembre? Tal limitación tiene graves consecuencias que invalidan cualquier estudio riguroso sobre las Milicias Antifascistas. Sin dar noticia e interpretación del Pleno de Columnas Confederales, reunido del 5 al 8 de febrero de 1937, no se puede entender la historia y evolución de las Milicias Antifascistas. Es imposible.

Situar un 31 de diciembre de 1936 como límite significativo de algo o de nada, carece de todo fundamento en el estudio de la Guerra civil. El 31 de diciembre solo fue un fin de año y nada más. ¿Por qué Berger lo sitúa como límite cronológico de su estudio? No lo explica, aunque la razón no parece otra que limitar el volumen de documentación a manejar, sin importarle la racionalidad de tal delimitación cronológica. Quedan fuera de estudio la disolución real de las columnas anarquistas y las importantísimas y significativas Jornadas de mayo de 1937. Pero tal estudio supera probablemente las capacidades de Berger, aunque al hacerlo está invalidando cualquier valía a su trabajo sobre las Milicias Antifascistas.

***

Falsedades de la investigación de Berger o la pirámide sobre su base

Berger realiza estas falsificaciones:

1. El gobierno de la Generalidad dirige y manda a un subordinado CCMA.

Es falso. Basta recordar la entrevista de Companys con los líderes de la insurrección del 19 y 20 de julio, en la que éste reconoce el papel decisivo de los anarquistas y ofrece sus servicios de ayuda y asesoramiento “para que le expriman como a un limón”. Berger no cita nunca esa entrevista, ni para comentarla ni para negarla. La ignora porque no le conviene su existencia.

2. Companys decreta la formación del CCMA.

Companys decretó la formación de unas Milicias Ciudadanas que jamás pasaron del papel mojado del decreto a su plasmación real. Fue García Oliver quien elaboró el escrito fundacional de formación y normas de un Comité (Central) de Milicias Antifascistas (CCMA), que impuso al resto de fuerzas antifascistas y al gobierno de la Generalidad, mediante un Bando. El propio Berger titula su libro Milicias Antifascistas y no Milicias Ciudadanas.

Que Berger ignore tal hecho es muy grave, y tal ignorancia desacredita su trabajo de investigación. Repetimos: el Comité de Milicias Ciudadanas decretado por Companys no se aplicó nunca a la realidad, porque Companys no tenía poder para ejecutarlo. Fue García Oliver quien redactó un Bando con la constitución de un CCMA y quien tuvo la fuerza de que los demás lo aceptasen. El cargo de secretario de ese CCMA lo desempeñaba García Oliver, pese a que Companys había nombrado a otra persona. Berger ignora algo que no puede ignorar quien escribe, o pretende escribir, una historia de las Milicias Antifascistas.

3. Es cierto que Companys formó un gobierno Casanovas a finales de julio de 1936, pero GB NO explica que ese gobierno fue disuelto una semana después a causa del ultimátum de Juan García Oliver. Ese ultimátum de García Oliver aCompanysera  explícito y muy claro, amenazaba con la disolución por García Oliver de la propia institución de la Generalidad. ESA ERA LA RELACIÓN DE FUERZAS EXISTENTES EN JULIO DE 1936. Negarlo es falsificar la realidad histórica. Ignorarlo adrede es imposible, si se quiere entender lo que estaba sucediendo.

Berger dice, no sabemos si por inopia o por manipulación, que Companys formó un gobierno que dirigió la guerra. Ni se entera que ese gobierno Casanovas fue disuelto una semana después, porque a García Oliver no le gustó la presencia de consellers del PSUC.

Y García Oliver tenía el poder de oponer su veto. Y Companys se sometió al veto de García Oliver, porque de otro modo la CNT hubiera disuelto al gobierno de la Generalidad y a la propia institución de la Generalidad, porque podía hacerlo. ESA ERA LA RELACIÓN DE FUERZAS EXISTENTE EN JULIO 1936.

4. Dice GB que Cataluña formó un Ejército catalán (entre julio y diciembre de 1936). Tal afirmación es un disparate y una falsificación grosera y sin ningún rigor. Pero es el núcleo de las conclusiones de la tesis doctoral de GB. Tal tesis solo debería haberse mantenido durante la media hora que duró su defensa ante el tribunal que la juzgaba. Alguien debería haberse opuesto a una macana de tal calibre.

Las únicas fuerzas que pensaban en la formación de un ejército catalán eran las Milícies Pirinenques, que no estaban precisamente a disposición de Companys, sino más bien dispuestas al complot contra el gobierno de la Generalidad y al asesinato de Companys. Véase el artículo de Antonio Gascón en la web de SER HISTÓRICO: https://serhistorico.net/2019/11/09/el-complot-de-estat-catala-contra-companys-antonio-gascon-ricao/

5. Según GB, ese ejército catalán tenía el objetivo de obtener la independencia catalana del Estado español. Ese es un disparate montado sobre el disparate anterior de la existencia de un ejército catalán. Berger, por el contrario, no dice ni una palabra del fracasado complot independentista de noviembre de 1936. ¿Cómo es posible tal ignorancia, descuido o aberración?

Podríamos decir mucho más y mejor, pero no merece la pena perder más tiempo en destripar semejante bodrio, fundamentado en una metodología errónea y arbitraria en sus investigaciones de archivo.

Conclusiones:

No malgastes tu dinero en la librería y, si te interesa la temática de las Milicias Antifascistas, ahí tienes dos excelente trabajos:

MARTÍNEZ CATALÁN, Roberto: Rumbo a Zaragoza. Crónica de la Columna Durruti. Rasmia Ediciones, 2019.

DURGAN, Andy: Voluntarios por la Revolución. La milicia internacional del POUM en la Guerra Civil española. Laertes, 2022

Balance. Cuadernos de historia.

Barcelona, julio de 2022.

NOTA:

Sería necesaria una crítica de la absurda metodología acumulativa, sin una selección crítica sobre  su validez y repetición o de algún criterio valorativo, totalmente ausente en la investigación documental de Berger en la explotación de sus fuentes


¡Ya está bien de demoras en la excarcelación de Alberto Romero Varela, enfermo gravísimo en la cárcel de Teixeiro!

Posted: 22 Jul 2022 02:33 AM PDT

Hola compañerxs, a través de estas palabras os pido vuestro apoyo y solidaridad para mi compañero Alberto Romero Varela, que se encuentra preso en Centro Penitenciario de Teixeiro desde el pasado 10 de Junio. Su situación actual es de extrema gravedad, ya que es enfermo oncológico en Fase 4, con tratamiento activo de quimioterapia y anticuerpos. Está recluido en el módulo de enfermería donde los medios médico-sanitarios son escasos, si no inexistentes, y el trato que está sufriendo no puede menos que resultar nefasto para, digámoslo así, la evolución favorable de su enfermedad. Hoy, día 13 de julio, por ejemplo, no ha podido recibir la sesión de quimioterapia que tenía prescrita, en el Hospital Clínico de Santiago, donde estaba citado para ello, por tener las defensas en muy mal estado y correr riesgo de sufrir infecciones.

La Junta de Tratamiento del Centro Penitenciario le ha clasificado en tercer grado, en cumplimiento del artículo 104.4 del reglamento penitenciario, iniciando expediente de libertad condicional por “razones humanitarias”, según lo dispuesto en el artículo 196 RP, y estamos a la espera de su tramitación por el Juzgado Vigilancia Penitenciaria de Coruña, para su total liberación. Pero, a pesar de las consabidas proclamaciones legales de humanitarismo, el sistema punitivo, penal y penitenciario, continúa demostrando en la práctica que ignora totalmente los sentimientos de empatía humana y solidaridad que deberían regir la aplicación de las leyes en situaciones como esta. El artículo 91.2 del código penal, que las regula, cuando por los informes correspondientes ha quedado acreditado que se trata de “enfermos muy graves con padecimientos incurables”, obliga a la Administración penitenciaria, a elevar “el expediente de libertad condicional, con la urgencia que el caso requiera, al juez de vigilancia penitenciaria, quien, a la hora de resolverlo, valorará junto a las circunstancias personales la dificultad para delinquir y la escasa peligrosidad del sujeto.”

Así, por una parte, para las autoridades competentes (?), parece que el caso de Alberto no requiere tanta urgencia que no haya podido esperar más de un mes para ser excarcelado y recibir ese tratamiento digno que la sanidad penitenciaria es incapaz de proporcionarle. Y, por otra parte, la aplicación exigida por la fiscalía de esa claúsula de seguridad que prima sobre cualquier consideración humana la valoración de “la dificultad para delinqir y la escasa peligrosidad” de un enfermo casi terminal, también se retrasa, sin que ninguna autoridad parezca interesada en imprimir mayor celeridad a los mecanismos burocráticos por los que se ha de realizar.

Mientras, se deteriora el estado de Alberto, se obstaculiza el tratamiento que tiene prescrito y se aplaza día tras día el momento de dejarle estar con su familia y en unas condiciones de vida, cuidados y tratamiento mínimamente decentes que, como todo el mundo sabe, jamás va a poder proporcionarle la administración carcelera. Sufre, para decirlo llanamente, un cáncer de colon con metástasis, que ha obligado a realizarle operaciones quirúrgicas a consecuencia de las cuales tiene que evacuar en una bolsa que debe transportar allá donde vaya y que ha de ser cambiada diariamente. Los «servicios médico-sanitarios» de la prisión no alcanzan ni para hacer ese cambio, en el que debe ser ayudado por sus compañeros presos. Tiene que desplazarse en una silla de ruedas y ha dejado de comer, ente otras razones, porque la comida taleguera no es la apropiada a su estado. Tampoco recibe suficientes cuidados paliativos para el dolor. En la salida al hospital de ayer, en la que, como os decía, no pudieron realizarle el tratamiento de quimioterapia prescrito por estar muy bajo de defensas, la guardia civil no me permitió abrazarle, ni siquiera acercarme a él.

Os pido que difundáis todo lo posible este llamamiento en apoyo de Alberto y de toda la gente de abajo que sufre el abandono y los abusos de la máquina trituradora carcelera. ¡Abajo los muros de las prisiones! ¡Libertad y Anarquía!

Maku, compañera de Alberto

MANDAR CORREOS ELECTRÓNICOS EXIGIENDO LA LIBERACIÓN DE ALBERTO:

Juzgado de Vigilancia Penitenciaria: vixilancia1.coruna@xustiza.gal

Cárcel de teixeiro: teixeiro@dgip.mir.es


Radio Tirso Libertaria: El Miedo como Arma de Dominación

Posted: 22 Jul 2022 02:24 AM PDT

Hoy explicamos cómo el capitalismo usa su poder y el miedo para dominar a la sociedad. Y contra esa arma del miedo, tenemos «la anarquía». Explicamos cómo la sociedad anarquista es el antídoto contra el miedo.

Fuente: https://radiotirsolibertaria.cntmadrid.org/


[Vídeo] Francesc Ferrer i Guàrdia y la Escuela Moderna

Posted: 22 Jul 2022 02:20 AM PDT

Francesc Ferrer i Guardia, fue un importante pedagogo anarquista, precursor en Europa de la corriente de pedagogía libertaria, fundando la conocida “Escuela Moderna” que instalada en su natal Barcelona, fue un centro referencial para la educación basada en la libertad, la solidaridad, la emancipación y la equidad, desde una escuela racionalista, sin premios ni castigos ni calificaciones, escuela que buscó liberarse de los dogmas de la Iglesia y el Estado. Herederas de muchos de sus principios podemos encontrar en diversos ateneos libertarios, escuelas para adultxs, escuelas laicas y libertarias, así como miles de proyectos educativos que hoy en día siguen resistiendo a una sociedad avasalladora que castiga cualquier intento por levantar la cabeza frente a los tiranos.

Escupamos La Historia


Diez tesis sobre la revolución y la contrarrevolución en Cataluña, de julio de 1936 a mayo de 1937. Por una teoría ácrata de la revolución social, desde un análisis materialista de los hechos históricos

Posted: 22 Jul 2022 02:14 AM PDT

Charla de Agustín Guillamón, el 19 de julio de 1922, en Anònims de Granollers

Introducción:

La conciencia procede del ser. Sin una teorización de las experiencias históricas del proletariado no existiría teoría revolucionaria, ni avance teórico alguno, y, en todo caso, sería mucho más pobre, incompleta e ineficaz. Teoría colectiva, anónima y de clase, que sólo puede conseguirse como fruto maduro de un proceso histórico de preparación para la intervención en las próximas batallas de la guerra de clases en curso. El combate de los trabajadores por conocer su propia historia no es puramente teórico, ni abstracto o banal, porque forma parte de la propia conciencia de clase, y se define como teorización de las experiencias históricas del proletariado internacional, y en España debe comprender, asimilar y apropiarse, inexcusablemente, las experiencias del movimiento anarcosindicalista en los años treinta.

Estas diez tesis teorizan las experiencias del proletariado en la revolución de 1936 y 1937.

Tesis número 1

Del 17 al 19 de julio de 1936 se produjo un alzamiento militar contra el gobierno de la República, impulsado por la Iglesia, la mayoría del Ejército, fascistas, burguesía, terratenientes y derechistas. La preparación de ese golpe de estado había sido tolerada por el gobierno republicano, que había ganado las elecciones de febrero de 1936 gracias a la coalición de Frente Popular.

Los democráticos partidos parlamentarios REPUBLICANOS o monárquicos, de izquierda y de derecha, hicieron la política que más convenía a la burguesía española, y a su preparación de un cruento golpe de Estado.

El alzamiento militar fracasó en las principales ciudades y provocó, como reacción (en la zona republicana), un movimiento revolucionario, victorioso en su insurrección armada contra el ejército. En esa victoria insurreccional jugaron un papel preponderante, en Cataluña, los Cuadros y Comités de Defensa de la CNT-FAI, que habían sido preparados desde 1931. NO FUE UNA INSURRECCIÓN ESPONTÁNEA.

El movimiento revolucionario del 19 de julio de 1936 se produjo como reacción a un alzamiento militar. Desde octubre de 1934, y durante toda la campaña electoral de febrero de 1936, tanto la CNT-FAI, como el POUM, consideraban inevitable un enfrentamiento con las fuerzas fascistas, de las que conocían sus preparativos para un golpe de Estado, y contra las cuales prepararon concienzudamente un enfrentamiento armado, aunque nunca rechazaron el enlace y la colaboración con los partidos burgueses republicanos o con el gobierno de la Generalidad.

Esa insurrección armada victoriosa del proletariado, en la zona republicana, supuso la inutilización de los aparatos coercitivos del Estado capitalista, y por lo tanto su incapacidad represiva. Esa insurrección supuso también una serie de «conquistas revolucionarias» de tipo social y económico. El Estado republicano se fragmentó en una multiplicidad de poderes locales o sectoriales, y muchas de sus funciones fueron «usurpadas» por las organizaciones obreras.

SE PRODUJO UN VACÍO DE PODER ESTATAL.

El Estado republicano vio como surgían poderes regionales autónomos, totalmente independientes del Estado central, que a su vez (como el gobierno de la Generalidad en Cataluña) vieron cómo se desmoronaba su autoridad. Los distintos comités revolucionarios, locales, sectoriales, de barriada, de fábrica, de defensa, de abastos, sindicales y de partidos, milicias populares y de retaguardia, desempeñaban aquellas funciones que el gobierno no podía ejercer, a causa de la pérdida de su aparato de represión y del armamento de las organizaciones obreras.

Los comités revolucionarios, que Munis teorizó como comités-gobierno, ejercieron en muchos lugares todo el poder a nivel local, pero no existió ninguna coordinación ni centralización de esos comités locales: hubo UN VACÍO DE PODER CENTRAL O ESTATAL. NI EL ESTADO REPUBLICANO, NI LOS GOBIERNOS REGIONALES AUTÓNOMOS (como el de la Generalidad) EJERCIERON UN PODER CENTRAL, pero tampoco lo ejercieron esos comités locales.

Podía hablarse de una ATOMIZACIÓN DEL PODER

Tesis número 2

Los comités revolucionarios: de defensa, de fábrica, de barrio, de control obrero, locales, de defensa, de abastos, etcétera, fueron el embrión de los órganos de poder de la clase obrera. Iniciaron una metódica expropiación de las propiedades de la burguesía, pusieron en marcha la colectivización industrial y campesina, organizaron las milicias populares que definieron los frentes militares en los primeros días, organizaron patrullas de control y milicias de retaguardia que impusieron el nuevo orden revolucionario mediante la represión violenta de la Iglesia, patronos, fascistas y antiguos sindicalistas y pistoleros del Libre. Pero fueron incapaces de coordinarse entre sí y crear un poder obrero centralizado. Los comités revolucionarios desbordaron con sus iniciativas y sus acciones a los dirigentes de las distintas organizaciones tradicionales del movimiento obrero, incluida la CNT y la FAI. Había una revolución en la calle y en las fábricas, y unos POTENCIALES órganos de poder del proletariado revolucionario: LOS COMITÉS, que ninguna organización o vanguardia supo o quiso COORDINAR, POTENCIAR y TRANSFORMAR EN AUTENTICOS ÓRGANOS DE PODER OBRERO.

La cúpula dirigente de la CNT optó mayoritariamente por la colaboración con el Estado burgués para ganar la guerra al fascismo. La consigna de García Oliver, el 21 de julio, de «ir a por el todo» no era más que una propuesta leninista de toma del poder por la burocracia cenetista; que además el propio García Oliver sabía que la hacía inviable y absurda, cuando en el pleno cenetista se planteó una falsa alternativa entre «dictadura anarquista» o colaboración antifascista. Esta falsa opción «extremista» de García Oliver, la temerosa advertencia de Abad de Santillán y Federica Montseny del peligro de aislamiento y de intervención extranjera, y la opción de Durruti de esperar a la toma de Zaragoza, decidieron que el pleno optara por una colaboración antifascista «provisional». Nunca se planteó la alternativa revolucionaria de destruir el Estado republicano y convertir los comités en órganos de un poder obrero y las Milicias en el ejército del proletariado.

No puede hablarse de situación de doble poder entre el Comité Central de Milicias Antifascistas (CCMA) y el gobierno de la Generalidad, en ningún momento, porque en ningún momento existió un polo de centralización del poder obrero; pero sí que puede hablarse de una posibilidad, fracasada ya en las primeras semanas posteriores al 19 de julio, de establecer una situación de doble poder entre esos comités revolucionarios y el CCMA. Algunos comités sindicales, locales y de barriada expresaron desde el principio su desconfianza y temores frente al CCMA, porque intuían el papel contrarrevolucionario que podía desempeñar.

Son muchos los protagonistas, y también los historiadores, que hablan de una situación de doble poder entre el CCMA y el gobierno de la Generalidad. Sin embargo, es un profundo error creer que el CCMA fue otra cosa que un pacto antifascista de las organizaciones obreras con las organizaciones burguesas y las instituciones del Estado, esto es, un organismo de colaboración de clases,

Los dirigentes de la CNT desconfiaban de los comités revolucionarios, porque no entraban en sus esquemas organizativos y doctrinales, y al mismo tiempo, como burocracia, se sentían desbordados y amenazados por sus realizaciones.

El CCMA, en Cataluña, se diferenció del resto de organismos similares, aparecidos en otras regiones españolas, por el predominio de la CNT, y debido a que la CNT debía su fuerza a esos comités revolucionarios, en la que la mayoría de componentes estaban afiliados a la CNT. Fue en Cataluña donde éstos tuvieron mayor alcance y duración. En los organismos similares al CCMA, surgidos en el resto de España, la repercusión, profundidad, alcance y duración de esos comités revolucionarios fue mucho menor y duró sólo algunos días o semanas.

Los comités revolucionarios fueron la autoorganización que se dio la clase obrera en una situación revolucionaria, y eran también el embrión de los órganos de poder del proletariado revolucionario. Pero hay que comprender sus debilidades, que fueron sobre todo la incapacidad para coordinarse entre sí, con el objetivo de imponer su propio poder y destruir el Estado de la burguesía. Faltó una organización o una vanguardia capaz de transformar esos comités en consejos obreros, caracterizados por la elección democrática de sus delegados en asambleas, revocables en todo momento, y capaces de coordinarse a nivel regional y nacional.

La CNT y la FAI NO DIERON NINGUNA CONSIGNA A SUS MILITANTES hasta el 28 de julio, cuando amenazaron fusilar en el acto a los «incontrolados» que prosiguieran expropiando a la burguesía, y «paseando» a fascistas, burgueses, curas y exmiembros del Libre (los pistoleros de la patronal). Los trabajadores, en julio de 1936, supieron actuar sin sus dirigentes, y procedieron a la expropiación de la burguesía y a la supresión de algunos aparatos de dominio del Estado capitalista (ejército, Iglesia, policía), de tal forma que desbordaron no sólo las estructuras estatales, sino también a sus propias organizaciones políticas y sindicales; pero fueron incapaces de actuar contra sus dirigentes, respetaron el aparato estatal y sus funcionarios, y en mayo de 1937 aceptaron a regañadientes, pero aceptaron, la capitulación frente al enemigo de clase.

Por otra parte, esos comités revolucionarios, aunque potencialmente eran los órganos de poder obrero, sufrieron la pesada influencia de la ideología de unidad antifascista y muchos de ellos se transformaron rápidamente en comités antifascistas, compuestos por obreros y burgueses, al servicio del programa de la pequeña burguesía. La entrada de ministros anarquistas en el gobierno de Madrid, y de anarquistas y poumistas en el gobierno de la Generalidad permitió que, en octubre de 1936, se procediera, sin la menor resistencia armada, a la disolución de los comités locales para dar paso a los ayuntamientos antifascistas. Los comités de defensa y de fábrica, y algunos de los locales, se resistieron a su definitiva disolución, aunque sólo consiguieron aplazarla.                                                     

Tesis número 3

Sin destrucción del Estado no puede hablarse de revolución proletaria.

Puede hablarse de una situación revolucionaria, de movimiento revolucionario, de insurrección triunfante, de pérdida «parcial» o «provisional» de funciones del Estado burgués, de caos político, de pérdida de autoridad real por parte de la administración republicana, de VACÍO DE PODER CENTRALIZADO y atomización del poder, pero no de revolución proletaria.

La SITUACIÓN revolucionaria de julio de 1936 no planteó nunca la implantación de un poder obrero antagónico al Estado republicano: no hubo pues una revolución proletaria, si hablamos con rigor y en sentido estrictoY, en ausencia de revolución proletaria, la situación revolucionaria evolucionó rápidamente hacia la consolidación del Estado republicano, el debilitamiento de las fuerzas revolucionarias y el triunfo definitivo de la contrarrevolución tras las Jornadas de Mayo de 1937, con la ilegalización y persecución política del POUM en junio de 1937, así como la clandestinidad de los Amigos de Durruti.

Del mismo modo, no cabe hablar de una situación de DOBLE PODER, puesto que no existió un polo de poder obrero que se propusiera destruir el Estado capitalista: sería más adecuado hablar, en el caso catalán, de una duplicidad de poderes entre la Generalidad y el CCMA. El CCMA fue un organismo de COLABORACIÓN DE CLASES, que actuó como amortiguador y mediador entre la miríada de comités revolucionarios y el colapsado aparato estatal capitalista. Pero, sobre todo, el CCMA fue el único instrumento del frente antifascista CAPAZ de esterilizar, encauzar, recortar y someter las iniciativas revolucionarias populares, que emanaron de los comités revolucionarios, MEDIANTE su integración en ambiguos organismos (dependientes del CCMA), que se caracterizaban por su SUMISION al programa antifascista y al gobierno de la Generalidad. Así sucedió con organismos como el Comité Central de Abastos, el Consejo de Economía, las Patrullas de Control, la Oficina Jurídica, el Comité de Investigación, etcétera, que se formaron para REEMPLAZAR, QUEBRAR O CAMBIAR LA NATURALEZA DE CLASE de las iniciativas populares y obreras de carácter revolucionario; pero que, tras un período transitorio de dos o tres meses, durante el que funcionaron como organismos dependientes del CCMA, fueron integrados en la órbita del gobierno de la Generalidad, y más tarde disueltos o sustituidos por órganos del aparato estatal republicano. Por otra parte, los comités superiores de la CNT-FAI pretendieron ser lo bastante hábiles y fuertes como para manipular al Estado como un instrumento técnico a su servicio. El 11 de agosto CNT y POUM formaron parte del Consejo de Economía de la Generalidad, que tenía por misión la coordinación y planificación de la economía catalana.

La participación de la CNT (y también del POUM y la FAI) en las instituciones burguesas, con su correspondiente oferta de cargos públicos, unida a un masivo proceso de afiliación sindical, paralelo a la marcha al frente de los mejores militantes, los más bregados en la lucha social y los de formación teórica más avanzada, favoreció un rápido proceso de burocratización de la CNT.

En la primavera de 1937, los militantes revolucionarios se encontraron aislados en las asambleas y en una situación minoritaria absolutamente insuperable. Los principios fundamentales del anarcosindicalismo quebraron y cedieron el paso a un oportunismo enmascarado por la ideología de unidad antifascista («renunciar a la revolución para ganar la guerra») y el pragmatismo de la fiel y leal colaboración con los partidos y el gobierno de la burguesía republicana, con el objetivo exclusivo de desarrollar el programa propio de esa burguesía. LA BUROCRACIA SINDICAL CENETISTA DEMOSTRÓ EN MAYO DE 1937 SU CARÁCTER CONTRARREVOLUCIONARIO. La lucha contra el fascismo era la excusa que permitía renunciar a la destrucción del Estado burgués republicano, defendido por las fuerzas contrarrevolucionarias del PSUC y ERC. Era inevitable el enfrentamiento del proletariado revolucionario con la burocracia cenetista, que estaba ya en el campo contrarrevolucionario.

Tesis número 4

La CNT y el POUM, en lugar de potenciar esos comités revolucionarios como órganos de un nuevo poder obrero, se sintieron desbordadas y amenazadas por los «incontrolados», de tal modo que no sólo no dieron consigna alguna para coordinarlos, sino que las primeras consignas y medidas que tomaron fueron precisamente las de amenazar y desautorizar a los «incontrolados». Amenazas que, existieran o no actos de vandalismo, se materializaron en el fusilamiento sumario, siguiendo esas consignas «contra los incontrolados» dadas por los comités superiores de la CNT, de José Gardeñas del sindicato de la Construcción y de Fernández, presidente del sindicato de la Alimentación. Meses después, avanzada ya la contrarrevolución, serían los estalinistas y republicanos quienes darían ese inmerecido calificativo de «incontrolados» al POUM y la CNT, con el objetivo de eliminarlos física y políticamente.

¡La vigente historiografía no sólo no contempla esta situación revolucionaria entre dos alternativas antagónicas: ¡comités revolucionarios y CCMA, sino que habla de una situación de doble poder entre CCMA y gobierno de la Generalidad!

El Estado capitalista no fue destruido y conservó (aunque fuese de forma «disminuida», «nominal» o «parcial») sus funciones. Por otra parte, los aparatos represivos: guardia civil, de asalto y carabineros no fueron disueltos, sino acuartelados en espera de tiempos mejores, que llegarían algunos meses después. La internacionalización económica del capitalismo, desde la Primera Guerra Mundial, había cerrado la época de las revoluciones burguesas e iniciaba la época de las revoluciones proletarias. En ausencia de una vanguardia revolucionaria, capaz de plantear el antagonismo entre el proletariado y el Estado capitalista hasta llegar a la DESTRUCCIÓN del Estado capitalista y la implantación del poder revolucionario del proletariado, cualquier movimiento revolucionario, sea cual fuere su componente proletaria, estaba destinado al fracaso. Dada la incapacidad de las organizaciones obreras para tomar y ejercer el poder, dada su ineptitud parar coordinar y centralizar el poder local de los distintos comités revolucionarios a escala regional y nacional, para constituir un poder de los obreros, no se abrió otra vía que la de la colaboración con otras organizaciones políticas burguesas y con el ESTADO CAPITALISTA, que no podía tener otro objetivo que la restauración y fortalecimiento del Estado republicano. Las bases de la contrarrevolución eran lo bastante sólidas como para facilitar una rápida recuperación del Estado capitalista, que pronto recuperó todas sus funciones y que, tras la «inevitable y necesaria» derrota sangrienta del proletariado en mayo de 1937, decapitó toda amenaza revolucionaria del movimiento obrero, mediante una doble política de represión de los «incontrolados de siempre» (revolucionarios), y de socialdemocratización e integración de las organizaciones obreras en los aparatos del Estado capitalista, mediante la cooptación de las burocracias sindicales y políticas en la burocracia del Estado.                                                   

Tesis número 5

Las colectivizaciones no podían tener ningún desarrollo futuro, si el Estado capitalista no era destruido. De hecho, las colectivizaciones acabaron sirviendo las necesidades imperiosas de una economía de guerra. Las situaciones evolucionaron de forma muy variada, rápida e inestable, desde la expropiación revolucionaria de las fábricas a la burguesía, en julio de 1936, hasta la militarización de la industria y del trabajo, predominante en 1938. Era y es imposible separar la revolución política de la revolución social y económica. Las revoluciones, como concluyeron Los Amigos de Durruti, son siempre TOTALITARIAS, en el doble significado de la palabra: total y autoritaria. NO HAY NADA MÁS AUTORITARIO QUE UNA REVOLUCIÓN: expropiar una fábrica a sus dueños, o un latifundio a su propietario será siempre una imposición autoritaria. Y sólo puede hacerse cuando los cuerpos represivos de la burguesía, ejército y policía, han sido derrotados por un ejército revolucionario que impone AUTORITARIAMENTE la nueva legalidad revolucionaria. El anarcosindicalismo y el POUM, por incapacidad teórica los primeros y por debilidad numérica, verbalismo y falta de audacia, los segundos, no plantearon nunca la cuestión del poder, que abandonaron en las manos de los políticos profesionales de la burguesía republicana y de los socialistas: Azaña, Giral, Prieto, Largo Caballero, Companys, Tarradellas, Negrín…, o que compartieron con ellos, cuando su participación era necesaria para cerrar el paso a una alternativa revolucionaria.

En el campo económico el mito historiográfico englobado en el concepto genérico de «COLECTIVIZACION» conoció (en Cataluña) cuatro etapas:

1.- La incautación obrera (julio a septiembre 1936).

2.- La adaptación de las incautaciones al Decreto de Colectivizaciones (octubre a diciembre de 1936).

3.- La lucha de la Generalidad por dirigir la economía y controlar las colectivizaciones, enfrentada al intento de socialización de la economía, impulsado por el sector radical de la militancia cenetista (enero a mayo de 1937).

4.- El progresivo intervencionismo y la centralización estatal (del gobierno central) impusieron una economía de guerra y la MILITARIZACION del trabajo (junio de 1937 a enero de 1939).

Los comités revolucionarios: de defensa, obreros, de empresa, locales, de abastos, de barriada, milicias de retaguardia, etcétera, eran los órganos potenciales de poder obrero, que ejercían muchas veces el único poder real, de carácter local o sectorial, en julio de 1936. Pero se transformaron rápidamente en comités antifascistas, en comités de gestión sindical de las empresas, o bien sufrieron una prolongada hibernación (como los comités de defensa confederales) o fueron transformados en organismos del Estado, como las Patrullas de Control, que además de reprimir a la quinta columna también ejercieron el control de los «incontrolados» (revolucionarios o radicales) y de los comités de defensa, comités de barriada y milicias de retaguardia (aunque al mismo tiempo eran la nueva organización que suplantaba el control gubernamental del orden público).

La ambigüedad y ambivalencia de las Patrullas de control, de las colectivizaciones, de las Milicias, de los comités de defensa, y en definitiva de la «Revolución del 19 de Julio», era consecuencia directa de la propia ambigüedad y ambivalencia de las organizaciones de extrema izquierda del Frente Popular (CNT y POUM), que no sólo fueron incapaces de tomar el poder y de defender el programa histórico de emancipación del proletariado contra las fuerzas contrarrevolucionarias, sino que además optaron por la colaboración de clases con los partidos burgueses, los estalinistas y el Estado capitalista, con el único objetivo de derrotar al fascismo. Eran ambiguas porque el CCMA era fruto de la victoria insurreccional PROLETARIA del 19 de julio, pero también del fracaso político del 21 de julio, CUANDO SE ACEPTÓ LA COLABORACIÓN DE CLASES.                     

Tesis número 6

Mayo del 37 fue la derrota armada del proletariado revolucionario más avanzado que necesitaba la contrarrevolución para pasar a la contraofensiva. Las causas de mayo radican en el encarecimiento de la vida, la escasez de subsistencias, la resistencia a la disolución de las patrullas de control y la militarización de las milicias, y el constante forcejeo de los obreros en las empresas colectivizadas por conservar el control de la producción, frente al creciente intervencionismo de la Generalidad, propiciado por la aplicación de los decretos de S’Agaró. No en vano las jornadas de mayo se iniciaron en una empresa colectivizada, la Telefónica, por la oposición armada de los trabajadores cenetistas de base frente a su ocupación por las fuerzas represivas de la Generalidad. La rápida extensión de la lucha a toda la ciudad de Barcelona fue obra de los comités de defensa y de los comités de barriada, enlazados telefónicamente, que actuaron al margen de los comités superiores de la CNT, desbordándolos.

En un lado de la barricada estaban las fuerzas del orden público, los estalinistas del PSUC, y las Milicias Pirenaicas catalanistas, dirigidos por el gobierno de la Generalidad. En el otro lado de la barricada estaban los obreros cenetistas y el POUM. Sólo los anarquistas de la Agrupación de Los Amigos de Durruti y los trotskistas de la Sección Bolchevique-Leninista de España intentaron dar unos objetivos revolucionarios a la lucha de las barricadas.

Pero la militancia cenetista no pudo ni supo actuar contra las consignas COLABORACIONISTAS lanzadas por los dirigentes y los comités superiores de la CNT. Llegó a dispararse a los aparatos de radio que trasmitían los discursos de conciliación de García Oliver y Federica Montseny, pero al fin se acataron sus consignas. Los Amigos de Durruti calificaron de «enorme traición» la actividad de esos dirigentes y comités superiores.

Después de mayo de 1937 fracasaron los intentos de expulsión de los Amigos de Durruti POR PARTE DE LOS COMITÉS SUPERIORES DE LA BUROCRATIZADA CNT, ya que no fue ratificada por ninguna asamblea de sindicatos. Sin embargo, no se produjo una escisión capaz de clarificar las posiciones encontradas e inconciliables en el seno de la CNT.

La historiografía posterior disminuyó, o ignoró, la importancia del papel de la Agrupación, y la burocracia cenetista llegaría incluso a recuperar para sí «cierto prestigio revolucionario» de una Agrupación a la que persiguió e intentó expulsar de sus filas. La ambigüedad favorece siempre a la contrarrevolución. Y HOY ES POSIBLE VER, SIN QUE NADIE SE ESCANDALICE, COMO LA CNT Y LA FAI «HEREDAN» EL PRESTIGIO REVOLUCIONARIO DE LA AGRUPACION DE LOS AMIGOS DE DURRUTI. Las burocracias y el capitalismo son capaces de recuperarlo todo, incluso lo que en su día fue calumniado y perseguido por constituir una alternativa revolucionaria, antagónica a la burocracia y al capitalismo.

Tesis número 7

La institucionalización de la CNT tuvo importantes consecuencias, inevitables, en la propia naturaleza organizativa e ideológica de la CNT.

El ingreso de los militantes más destacados en los distintos niveles de la administración estatal, desde ayuntamientos hasta los Ministerios del gobierno de la República, pasando por las Consejerías de la Generalidad o de instituciones “revolucionarias” nuevas, más o menos autónomas, como el CCMA, el CC de Abastos y el  Consejo de Economía crearon nuevas funciones y necesidades, que debían ser cubiertas por un número limitado de militantes capacitados para desempeñar tales cargos de responsabilidad.

El nombramiento de esos militantes con cargos, además de su asesoramiento y control, fue realizado por unos comités superiores, que a su vez generaban otros cargos internos de responsabilidad en el seno de la Organización.

Fue así como se constituyeron los comités superiores, formados por el CN de la CNT, el CR de la CRTC, la Federación Local de Sindicatos únicos, el CP, el CR de la FAI, la Federación Local de GGAA de Barcelona, la FIJL, las Juventudes Libertarias de Cataluña, los concejales, los consejeros en la Generalidad, los ministros cuando podían, los delegados de las Columnas confederales, y determinadas personalidades de prestigio.

Las funciones de dirección y de poder ejercidas por esos comités superiores, que abarcaban una minoría muy limitada de elementos capaces de ejercerlas, crearon una serie de intereses, métodos y objetivos distintos a los de la base militante confederal. De ahí, por una parte, una desmovilización y desencanto generalizado entre los afiliados y la militancia de base, que se enfrentaban al hambre y la represión absolutamente desamparados por los comités superiores. De ahí el surgimiento de una oposición revolucionaria, encarnada fundamentalmente en Los Amigos de Durruti, las Juventudes Libertarias de Cataluña, algunos grupos anarquistas de la Federación Local de GGAA de Barcelona, y sobre todo en los comités de barrio y de defensa de las barriadas barcelonesas.

La excepcionalidad de la situación histórica, así como la urgencia de las decisiones a tomar impidieron un funcionamiento horizontal y asambleario en la CNT catalana. El Comité de comités dirigió la Organización desde el 23 de julio de 1936 hasta junio de 1937. La Comisión Asesora Política (CAP) desde junio de 1937 hasta marzo de 1938. Mientras tanto, en julio de 1937, se produjo la conversión de la FAI en un partido antifascista más, capaz de suministrar y adiestrar burócratas necesarios para asumir cargos de responsabilidad y mando. Finalmente, en un contexto de desbandada y derrumbe de los frentes, el elitista y autoelegido Comité Ejecutivo del Movimiento Libertario de Cataluña dirigió dictatorial y jerárquicamente la Organización desde abril hasta octubre de 1938, sin más horizonte que la militarización del trabajo y de la sociedad, así como de la propia Organización.

Los comités superiores, a principios de diciembre de 1936, vieron a los comités revolucionarios de barrio como a sus peores enemigos, y decidieron reducir sus funciones y controlar sindicalmente a sus secciones de defensa, hibernándolos en la práctica, hasta que en marzo de 1937 la formación del Cuerpo único de Seguridad, constituido por guardias de asalto y guardia civiles, y la amenaza de disolución de las Patrullas de Control, hizo necesaria su revitalización y rearme como preparación para un enfrentamiento inevitable, que desembocó en las Jornadas de Mayo.

La ideología de unidad antifascista, asumida e interiorizada por los comités superiores creó una comunidad de intereses y de objetivos de esos comités con el resto de organizaciones antifascistas. Esos comités superiores renunciaron a todos los principios anarcosindicalistas y revolucionarios, con el objetivo único de ganar la guerra.

La institucionalización de la CNT y la asunción de la ideología de unidad antifascista transformaron a los comités superiores en el peor enemigo de la (minoritaria) oposición revolucionaria cenetista, que estuvo muy cerca de provocar una escisión, que finalmente no se produjo a causa de la eliminación física, encarcelamiento o clandestinidad a que se vio sometida esa oposición por la represión estatal y estalinista. Represión que tuvo un carácter SELECTIVO, ya que estaba dirigida contra la minoría revolucionaria, al mismo tiempo que se intentaba asegurar la institucionalización de los comités superiores.

No debe hablarse de una TRAICIÓN DE LOS COMITÉS SUPERIORES, que no explica nada, sino de un enfrentamiento DE CLASE entre unos comités superiores que eran ESTADO, y unas minorías revolucionarias reprimidas y perseguidas. No era una traición, era una lucha de clases entre dirigentes y dirigidos, entre gobernantes o aspirantes a serlo y gobernados, entre burócratas y trabajadores.

Tesis número 8

La militarización de las Milicias Antifascistas, junto con el decreto de Colectivizaciones y la disolución de los Comités locales marcaron el inicio y el curso de la contrarrevolución burguesa y de su reconquista del aparato estatal, que no había sido destruido.

La militarización de las Milicias, en el frente, no sólo suponía la pérdida de la dirección de la guerra por los obreros y la pérdida de cualquier objetivo revolucionario, sino que conllevaba además la militarización de la retaguardia, esto es, del Orden Público.

Y esa militarización de la retaguardia transformaba todas las relaciones sociales y políticas de poder, porque violencia y poder eran lo mismo.       La militarización del Orden Público implicaba, además, un proceso de creciente desmovilización social, política y revolucionaria de los trabajadores.

En la oposición a la militarización de las Milicias Populares (decretada en octubre de 1936) destacó la cuarta agrupación de Gelsa de la Columna Durruti, que, tras superar un conato de enfrentamiento armado con otras fuerzas de la Columna, partidarias de la militarización, decidió abandonar el frente (en febrero de 1937) y regresar a Barcelona, llevándose las armas. Esos milicianos, junto con otros militantes cenetistas radicales, empeñados en la lucha existente en las empresas por la socialización, fundaron en marzo de 1937 la Agrupación de Los Amigos de Durruti, que llegó a alcanzar de cuatro a cinco mil adherentes y se constituyeron, en Cataluña, en una alternativa revolucionaria a los comités superiores (colaboracionistas) de la CNT-FAI.

De la violencia revolucionaria de los comités, considerada como desorden por la burguesía catalana y los estalinistas, se pasó, tras una transición que duró algunos meses, al orden burgués “de siempre”, en el que la violencia estaba monopolizada por los cuerpos represivos y antiobreros “de siempre”: guardia de asalto y guardia civil, unificados el 4 de marzo de 1937 en un Cuerpo único de Seguridad. Desde ese punto de vista, los Hechos de Mayo de 1937 fueron el episodio necesario y decisivo para que el aparato estatal consiguiera el absoluto monopolio de la violencia.

De la violencia revolucionaria de los comités, contra la burguesía, curas y fascistas, se pasó a la violencia represiva de las fuerzas burguesas del orden capitalista contra las minorías revolucionarias. Esa represión de la oposición revolucionaria cenetista (y de otras minorías revolucionarias) fue paralela y homóloga a la integración de los comités superiores en el aparato estatal (estuviesen o no en el gobierno). No se trataba de ninguna traición de los dirigentes a las bases, sino de las dos vertientes necesarias de un mismo proceso contrarrevolucionario: persecución de los revolucionarios e institucionalización de los comités superiores.

El orden público antifascista se fundamentaba en la unidad antifascista de todas las organizaciones con el objetivo único de ganar la guerra. Esa victoria militar implicaba y profundizaba la militarización de las Milicias, de las fuerzas del orden, del trabajo, de las relaciones sociales y la política. La guerra devoró a la revolución.

Tesis número 9

La resistencia al desarme de los comités de barrio, en diciembre de 1936, provocó su hibernación por parte de la Federación Local de Sindicatos; pero cuando el 4 de marzo de 1937 un decreto unificó a guardias de asalto y guardias civiles, bajo el mando del gobierno de la Generalidad, los sindicatos respondieron a esa amenaza volviendo a financiar, armar y reactivar a los comités de defensa de los barrios. La ofensiva de estalinistas, catalanistas y Generalidad se había solidificado y parecía imparable. El hambre popular había expresado su descontento en las manifestaciones de mujeres del 14 de abril en distintos mercados de Barcelona. Del 12 al 24 de abril, la Federación Local de Grupos anarquistas, las JJLL y los comités de defensa de los barrios se prepararon para una insurrección, capaz de enfrentarse al progresivo avance represivo de la contrarrevolución. A mediados de abril Herrera y Escorza negociaron con Companys un nuevo gobierno y una salida a la crisis gubernamental. Se iniciaron los primeros sumarios por “cementerios clandestinos”, que culpaban y encarcelaban a los miembros de los comités de las jornadas revolucionarias de julio. El 27 de abril de 1937, las autoridades de Bellver, apoyadas por el gobierno de la Generalidad y envalentonadas por la creciente invasión de carabineros en la Cerdaña, organizaron una emboscada para asesinar a Antonio Martín, desencadenando una ofensiva represiva contra los anarquistas en esa comarca. Los comités superiores creían que bastaría “con enseñar los dientes” al PSUC, ERC y la Generalidad, para detener su ofensiva represiva. Los comités de defensa de las barriadas de Barcelona desbordaron a los comités superiores, desencadenando el 3 de mayo una insurrección revolucionaria, que escapó a su control.

Desde junio de 1937, disueltas las Patrullas de Control, se asistió a una reconquista de las distintas localidades y comarcas por parte de las fuerzas de asalto y de la guardia civil, que aplicaron una represión brutal contra los cenetistas y muy especialmente contra los expatrulleros y los militantes más destacados. En muchos lugares la organización cenetista desapareció.

Esa represión del anarcosindicalismo fue acompañada por una actitud pasiva de los comités superiores, que optaron por una defensa individual y jurídica de los presos, en lugar de una defensa colectiva y política. Los millares de presos anarcosindicalistas exigieron a los comités superiores un mayor compromiso y solidaridad, que sólo consiguió que el CR de la CNT y el CR de la FAI accedieran a sacar una prensa clandestina, que realizó una campaña en favor de los presos.

El 9 de junio de 1937, Campos y Xena se enzarzaron en una bizantina discusión sobre si seguía existiendo, o no, el llamado Comité de Comités. A los pocos días, el 14 de junio se constituyó formalmente la Comisión Asesora Política (CAP), que no era más que una resurrección y actualización del Comité de Comités surgido en julio de 1936. Las motivaciones eran idénticas, la necesidad de un organismo ejecutivo que tomara rápidamente las decisiones más importantes y urgentes. Pero ahora se añadía una nueva razón: que los comités de defensa NO volviesen a desbordar a los comités superiores, como había sucedido en mayo. Y para abastecer, controlar e impedir otro posible desbordamiento de los comités de defensa se creó el denominado Comité de Enlace, supeditado a la CAP.  

Tesis número 10

En julio de 1936, la cuestión esencial no fue la toma del poder (por una minoría de dirigentes anarquistas), sino la de coordinar, impulsar y profundizar la destrucción del Estado por los comités. Los comités revolucionarios de barriada (y algunos de los comités locales) no hacían o dejaban de hacer la revolución: eran la revolución social.

Mientras los comités superiores convertían a la CNT en una organización antifascista más, dedicada a la recuperación y fortalecimiento del aparato estatal republicano; los comités revolucionarios asumían la tarea de destruir el Estado y de sustituirlo en todas sus funciones.

El papel de la CNT, como sindicato, quizás debería haberse reducido transitoriamente a la gestión de la economía, pero subordinándose y disolviéndose en la nueva organización que brotaba de los Comités de barrio, locales, de fábrica, de abastos, de defensa, etcétera. La incorporación masiva de los trabajadores, muchos de ellos ausentes hasta entonces del mundo organizado, introducía una nueva realidad. Y la realidad que la revolución había creado era distinta a la que existía antes del 19 de julio. Las antiguas organizaciones y partidos políticos quedaban, en la práctica, fuera de la nueva realidad social instaurada. El organismo revolucionario de los comités revolucionarios, generalizado a todos los niveles, debería haber representado a todo el proletariado revolucionario, sin las absurdas divisiones de unas siglas, que tenían sentido antes de la insurrección de julio, pero no después.

La CNT-FAI debería haber sido la levadura del nuevo organismo revolucionario, coordinador de los comités, desapareciendo en el propio proceso de fermentación revolucionaria (al mismo tiempo que se disolvían el resto de organizaciones y partidos).

Después de la insurrección victoriosa de los obreros y de la derrota del ejército, y con el acuartelamiento de las fuerzas de orden público, la destrucción del Estado dejó de ser una futurista utopía abstracta.

La destrucción del Estado por los comités revolucionarios era una tarea muy concreta y real, en la que esos comités asumían todas las tareas que el Estado desempeñaba antes de julio de 1936.

Faltó una vanguardia dispuesta a defender esa autonomía proletaria, capaz de coordinar, extender y fortalecer esos comités revolucionarios: Los Amigos de Durruti la llamaron Junta Revolucionaria, pero no supieron ni pudieron ponerla en práctica, aunque en el cartel que distribuyeron a finales de abril de 1937 en Barcelona proponían decididamente la sustitución de la Generalidad por esa Junta Revolucionaria.

Agustín Guillamón


[Audio] La Nevera: Lucía Sánchez Saornil. Entre mujeres anarquistas

Posted: 22 Jul 2022 02:04 AM PDT

Hemos vuelto compas! He aqui el Volumen 58 de La Nevera. Hoy en la Nevera hablamos sobre el libro «Lucía Sánchez Saornil. Entre mujeres anarquistas» de la editorial «La Linterna sorda». Conversamos sobre Lucía Sanchez Saornil; sobre Mujeres Libres; sobre Solidaridad Internacional Antifascista; sobre periodismo acrata y feminista… y sobre un montón de cosas más que no vamos a contar aquí porque tendréis que escuchar el programa. Para ello llamamos a su autor Ignacio C. Soriano. Empieza La Nevera compas! Salud!

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