POLÍTICA: Modos de hacer y practicarla según pasan los años.
C.A.B.A., Argentina, UNASUR-CELAC, EL EMILIO, de nuestra redacción
Por Victor Leopoldo Martinez
“Entre un dicho y el hecho hay un largo trecho”reza un viejo adagio popular. La prueba de tan acertado refrán se la encuentra fácilmente con solo escuchar a cualquier joven elogiar sabidurías de viejos ya “muertos” que encuentran en registros gráficos varios y se encuadran a la perfección en el “dicho” del proverbio anterior (algo rescatable por donde se lo mire), mientras lo que menos hacen es escuchar y aprender de los viejos “vivos” a quienes generalmente se los trata de “desactualizado”, algo que también calza a la perfección en el “hacer” subrayado más arriba. Seguramente será una torpe ley de vida propia de humanos. Lo cierto es que a todos nos pasó cuando jóvenes. ¿Quién no desacató consejos paternos con un “vos no entendés las cosas de estos tiempos”? Esta rebelión juvenil “naturalizada” por la modernidad y luego por la posmodernidad no fue –ni es- otra cosa que cambios culturales asentados en las formas; nunca en el fondo de las cuestiones formativas y sustanciales de la vida. La búsqueda del consejo experimentado al que se acudía en otros tiempos depositado en viejos que sabían mucho no solo por “zorros” sino –y más que nada- por viejos (los tan elogiados “Consejos de Ancianos” a los que acudían nuestros ancestros, o la actitud diferente que despertaba en nosotros las comprensión y paciencia presente en nuestros “abuelos” a quien siempre les poníamos oídos) hoy está más ausente que nunca desde que se instaló el posmodernismo, fenómeno que se encargó de exacerbar el despreció por las experiencias (buenas y malas; de ahí su valor empírico) que a modo de enseñanzas nos regala casualmente el pasado.
Por suerte para nuestra especie, este fenómeno no afectó –ni afecta- a todos; solamente a algunos; que desgraciadamente son mayoría.
Así las cosas, esta introducción tiene un sentido práctico cuando como reflexión, es llevada a la política, madre de todas las relaciones humanas dentro de proyectos que buscan “organizar una comunidad”.
Recuerdo con mucho cariño todas las enseñanzas que recibí de viejos sindicalistas que se hicieron peronistas como consecuencia de frustrantes tropiezos anteriores, de conocer y convivir en antaño con falsas promesas que siempre habían quedado como simples expresiones de deseos de socialista y comunistas “teóricos” dentro de bonitos y progresistas discursos “vanguardistas”, copiadores de experiencias europeas. La aparición en 1943 del Coronel en la recién nacida Secretaría de Trabajo y Previsión les comenzó a cambiar la vida y a posibilitarles transformar en realidad los sueños de una vida digna. Perón no regaló nada a nadie porque nunca pensó en humillar la condición humana. Perón creo las condiciones políticas que facilitaron el ascenso de los trabajadores, de los desclasados y de los desprotegidos a una vida respetable y justa. El “viejo” los convenció con sus hechos: “Mejor que decir es hacer y mejor que prometer es realizar”. A partir de ese momento la clase trabajadora argentina prestó sus oídos a los dichos de Perón y se hizo peronista.
Cuento esto como una experiencia personal para rescatar el valor del aprendizaje que se incorpora tomando prácticas ajenas que encierran valor empírico. En mi caso y antes de conocer a Perón mi maestro político fue un dirigente gremial a quien supe escuchar con unción en sus charlas militantes (cátedras populares) sobre cómo seguir la conducción política de un viejo zorro como Perón. Cervecero el hombre para más dato. Por entonces (finales de “60” comienzo de los “70 del siglo pasado) éramos jóvenes y con esa mística propia de la edad nos vanagloriábamos de pertenecer a la gloriosa JP, algunos enarbolando las banderas de la resistencia peronista nacida el 16 de septiembre de 1955. La mayoría quedó prendida de esa mística heroica propia de los años jóvenes y miraban el horizonte sin saber cuál “colectivo” tomar. El mayo francés de 1968 aparecía en mentes universitarias como el paradigma para las “acciones” locales sin percatarse la inutilidad de experiencias ajenas cuando se desconoce la idiosincrasia del pueblo cuya dignidad se pretendía reivindicar.
Otros, y sin perder esa mística, buscábamos sabiduría en la experiencia política de aquellos viejos militantes obreros, algo que nos ayudó a entender la política nacional y verla con ojos criollos, razón de ser de nuestro perseverante peronismo que, gracias a Dios y a la experiencia recibida de aquellos sabios y viejos peronistas, nos acompaña hasta el día de hoy.
Hoy, lamentablemente, la historia vuelve a repetirse y dejo al lector hacer la traspolación correspondiente. Pero vale la pena aclarar; se puede tropezar con los mismo peñones una y otra vez solo cuando lo señalado anteriormente desgraciadamente no es tenido en cuenta.
Los tres últimos gobiernos peronistas encabezado por Néstor Kirchner y continuado por su compañera Cristina Fernández fueron peronista porque plasmaron políticas sociales peronistas reinstalando una cuota de justicia para con la clase trabajadora y los desprotegidos; porque implementaron políticas soberanas en defensa de los intereses de la Patria de neto corte peronista, y porque aplicaron medidas económicas con criterio propio, independiente de intereses foráneos. Pero desde el 2011 “progresista de izquierda” con su anti peronismo a cuesta como odio visceral latente se acercaron y se colgaron de las faldas de la compañera buscando transformar este último Kirchnerismo en esa instancia superadora del peronismo, sin entender (como antes, como siempre) por donde pasa la Revolución Nacional y Popular que nunca dejó de tomar al peronismo como matriz ideológica desde que apareció en la escena política nacional contemporánea.
Con su asistencia a la reunión en la sede del PJ Nacional de la Calle Matheu en la C.A.B.A. dejando su casa (el Instituto Patria), y en una fecha clave -14 de mayo del 2019-a sus sentimientos, Cristina mando una señal clara y contundente. Dio la necesaria lección de su compromiso con el peronismo que el momento histórico demanda, y puso en el tapete político actual su innegable condición y decisión de conducir desde el peronismo la recuperación de la Patria del fango al que nos arrastró este infame y cipayo gobierno macrista que hoy solo es un vil sirviente del FMI y de intereses sinárquicamente financieros manejados por el sionismo internacional con fuertes intereses en la región.
Pero hay que recordar que fue ese “Cristinismo” kirchnerista obsecuente el que nos llevó a la derrota en el 2015 y el responsable de las penurias hoy padecida por el pueblo argentino a manos de un gobierno inescrupuloso conformado por uno manga de ignorantes y codiciosos. El tema es que hoy corremos el mismo riesgo frente a un futuro posible y esperanzador. Esa “progresía” ahora intenta regresar con su purismo ideológico de base foránea nuevamente colgados de las faldas de Cristina. Esta vez lo hacen tomando diferente plataformas comunicacionales buscando volver a instalar la dicotomía Kirchnerismo-Peronismo. Periodistas y comunicadores de medios opositores que se asumen como paladines de la lucha contra el gobierno macrista no dejan de utilizar la palabra kirchnerismo para todas sus bajadas políticas denostando de paso a dirigentes peronistas que no hacen lo que ellos creen se debe hacer.
Lo grave es que “soldados del pingüino/a” y colgados de ese “hay que sumar” y “sumarse porque el enemigo es el macrismo y el FMI”, el arduo trabajo que le espera al seguro gobierno peronista para el caso de recuperar el poder político-institucional el 10 de diciembre, puede llevarnos a sufrir la misma frustración y tirar por la borda nuevos logros de la misma forma que se tiraron por la borda los logros de los últimos 12 años de gobierno peronista.
Perón utilizaba metafóricamente un aforismo popular para explicar el arte de conducir: “Para hacer un buen adobe se requiere de buena tierra, pero también de bosta y paja” Ahora bien, Perón nunca perdió de vista que la buena tierra (la clase trabajadora) era lo fundamental para la elaboración de ese adobe; pero que la bosta nunca dejaría de ser bosta como la paja (intelectual) jamás dejaría de ser tal.
Si los “nuevos y jóvenes peronistas” no toman en cuenta las enseñanzas históricas que recogió la vieja militancia peronista en la construcción del Movimiento Nacional Justicialista (no digo partido que es solo una herramienta electoral según lo establecido por el propio Perón) en ese trágico pero heroico derrotero que trajo al peronismo hasta aquí, y vuelven a cometer los mismos errores del pasado reciente, ya no será culpa de los “viejos peronistas” sino de un caprichoso y perverso juego llevado adelante por viejos imberbes del pasado que hoy se dedican a engatusar adolescentes y jóvenes sobre los “errores y Perón y los peronista” aduciendo que la única revolucionaria del fenómeno nacido en 1945 y que tanto odian fue Evita.
Los peronistas somos respetuosos del legado de Perón y Evita y defensores de compañeros Peronistas como Néstor y Cristina. Por la patria y por ellos nos jugamos.
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