LAS DOS CARAS DE UNA MISMA MONEDA
C.A.B.A.,Argentina, UNASUR-CELAC, EL EMILIO, nota publicada en medio amigo.
En tiempos de individualismo el poder presenta su peor cara, el ego, donde se manipula la construcción colectiva de un objetivo, no ya para la felicidad del mismo conjunto, sino para que uno o unos pocos se vanaglorien a costa del sacrificio de otros.-
Una vez mi padre me dijo: “el poder prostituye“. En principio suena un poco “fuerte”, pero si uno se toma unos minutos para pensar, pareciera que la idea cae de maduro, porque ni éste ni ningún país en el mundo tiene poderes impolutos.-
Claro que en este punto entraríamos en una discusión filosófica, hilando muy fino, entre el “ser” y el “deber ser”; pero ¿por qué aceptar como es?, ¿por qué caer en el conformismo?, si el ser humano tiende a superarse, ¿por qué ser pesimistas?…
Sucede que si bien somos seres sociales y políticos, también somos individuos, y algunos en su individualidad se olvidan del prójimo y solo responden a sus propios y mas viles intereses. En este punto es donde empezamos a estar “sonados”, porque quien tiene acceso al poder y se enceguece con el mismo, poco le importa el resto, o mejor dicho nada; solo quiere tener la suma del mismo sin importar las consecuencias.-
Sin embargo, los que tenemos un concepto mancomunado del poder, por mas buenas intenciones que tengamos, casi siempre “quedamos colgados del pincel”. No obstante, continuamos siendo optimistas y seguimos librando batallas contra los molinos de viento.-
Este análisis no pretende fomentar “otra grieta”, sino reflexionar en manos de quién o quiénes depositamos la suma de los poderes públicos, porque en definitiva son quienes dirigen los destinos de la Nación, con la legitimidad que cada uno aporta depositando en el voto una urna. Después de todo, por aplicación del principio de representación política, imperante en el Art. 22 de nuestra Constitución Nacional, “El pueblo no delibera ni gobierna, sino por medio de sus representantes”.
FUENTE:
Por Eliana Valci
El poder es como una moneda con sus dos diferentes caras, una de las cuales puede ser buena y la otra siniestra; depende de cuál sea su utilización o finalidad.-En tiempos de individualismo el poder presenta su peor cara, el ego, donde se manipula la construcción colectiva de un objetivo, no ya para la felicidad del mismo conjunto, sino para que uno o unos pocos se vanaglorien a costa del sacrificio de otros.-
Una vez mi padre me dijo: “el poder prostituye“. En principio suena un poco “fuerte”, pero si uno se toma unos minutos para pensar, pareciera que la idea cae de maduro, porque ni éste ni ningún país en el mundo tiene poderes impolutos.-
Claro que en este punto entraríamos en una discusión filosófica, hilando muy fino, entre el “ser” y el “deber ser”; pero ¿por qué aceptar como es?, ¿por qué caer en el conformismo?, si el ser humano tiende a superarse, ¿por qué ser pesimistas?…
Sucede que si bien somos seres sociales y políticos, también somos individuos, y algunos en su individualidad se olvidan del prójimo y solo responden a sus propios y mas viles intereses. En este punto es donde empezamos a estar “sonados”, porque quien tiene acceso al poder y se enceguece con el mismo, poco le importa el resto, o mejor dicho nada; solo quiere tener la suma del mismo sin importar las consecuencias.-
Sin embargo, los que tenemos un concepto mancomunado del poder, por mas buenas intenciones que tengamos, casi siempre “quedamos colgados del pincel”. No obstante, continuamos siendo optimistas y seguimos librando batallas contra los molinos de viento.-
Este análisis no pretende fomentar “otra grieta”, sino reflexionar en manos de quién o quiénes depositamos la suma de los poderes públicos, porque en definitiva son quienes dirigen los destinos de la Nación, con la legitimidad que cada uno aporta depositando en el voto una urna. Después de todo, por aplicación del principio de representación política, imperante en el Art. 22 de nuestra Constitución Nacional, “El pueblo no delibera ni gobierna, sino por medio de sus representantes”.
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