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miércoles, 11 de septiembre de 2019

Tinkunaco 1.388/19 - Ser Maestro - Víctor Leopoldo Martínez



SER MAESTRO (Primera parte)
Se van se van las casas viejas queridas,
Se van, se van han terminado sus vidas.
Llegó el motor y su roncar
ordena y hay que salir.
El tiempo cruel con su buril
carcome y hay que morir.
(Tango- Canaro y Pelay)

Por Victor Leopoldo Martinez  (Maestro Normal Nacional-promoción 1969)

Hoy, 11 de septiembre del 2019 no es un día más ni un día cualquiera para el que esto escribe ni para todos mis compañeros de aquella última promoción de MAESTROS NORMALES NACIONALES de la cuál formamos parte. Los 11 de septiembre se recuerda el fallecimiento de alguien a quien un himno lo calificó como “Padre del Aula”. Pero MAESTROS con mayúscula hubo muchos que hicieron grande este país. Ya escribiré sobre mis queridos compañeros.
Con nosotros como egresados  en aquel 1969 en condición de tales de la Escuela Normal de Varones Nº 1 “Fray Mamerto Esquiú” de esta querida provincia de Catamarca,  el magisterio de 5 años llegó a su fin; en nuestro caso el masculino ya que por aquellos años era impensado colegios secundarios mixtos, salvo la Escuela Nacional de Comercio Jorge Newbery. Hasta ese año las maestras (”señoritas”) surgían de la Escuela Normal de Niñas Clara Jeannette Armstrong, del Colegio del Huerto y del Colegio del Carmen y San José (adscrito a la Normal Clara J. Armstrong). Del Colegio Nacional egresaban bachilleres.
Catamarca hasta ese año fue una de las provincias que más Maestros Normales Nacionales  generó (titulo que habilitaba hasta para ser docente secundario) quienes llevaron la alfabetización y la “cultura general” con su docencia a todos los rincones de nuestra provincia y de la Patria.
Se trataba de una propuesta educativa que duró casi 100 años.  La decisión política que dio origen a la aparición del  “Normalismo” en nuestro país la tuvo un “loco” (así lo apodaban en el Senado y cuando fue presidente), sanjuanino el hombre, de nombre y apellido Domingo Faustino Sarmiento. Fanático de la cuestión educativa, en su viaje a EE.UU. se enamoró del naciente sistema que allí se había comenzado a aplicar y se le ocurrió copiar el pestalozziano modelo normalista que se originó en una pequeña localidad norteamericana asentada en las márgenes del Lago Ontario (cerca de Nueva York) llamada Oswego. En aquellas lejanas tierras ese normalismo surgió como respuesta a la necesidad de docentes que educaran al ciudadano norteamericano para la nueva etapa que se iniciaba en el gigante del norte luego de la guerra de secesión (1861-1865) y el triunfo político y de desarrollo del norte industrialista de aquel país.
En esta primera entrega aproximaré al lector al origen de ese normalismo y de cómo lo vivimos aquellos que tuvimos la suerte de cursar en la escuela hoy “preuniversitaria” de la Pcia., dependiente de la UNCA.        
La primera maestra que llegó a la argentina luego de que el loco Sarmiento se decidiera invitar a docentes norteamericanas para que trajeran sus métodos y los impusieran en esta tierra se llamó Mary Gorman de Sewall. Esta  mujer fue la que recomendó a Clara Jannette Armstrong  para que fuera la directora de la escuela de formación docente en Cuba. Lo hizo porque conocía la enriquecedora labor que había desplegado en nuestro país especialmente en Catamarca.
Así como el normalismo, y por decisión política, fue la herramienta pensada por Sarmiento para que la educación fuera el sostén  del “proyecto de 80” (el tercer proyecto político según el Dr. Gustavo F.J. Cirigliano), por decisión política de una dictadura militar que tomó el poder en 1966, en 1969 se le dio la partida de defunción.
Allí quedó la querida Escuela Normal de Maestros. Con un edificio como único testimonio histórico de su existencia; estructura simbólica no solo aquí sino en todo el país. La Fray guarda en sus entrañas, almacenó en sus paredes vibraciones de recordadas cátedras, lecciones y hasta voces disonantes, historias de vida de docentes y alumnos que los catamarqueños desconocen y que nosotros, como la ultima promoción de MAESTROS NORMALES NACIONALES podemos dar fe que la formación recibida en términos pedagógicos y de valores humanos, fue exitosa.  Orgullosamente somos MAESTROS.
(Continuará)   

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