SER MAESTRO (Primera parte)
Se van se van las
casas viejas queridas,
Se van, se van han
terminado sus vidas.
Llegó el motor y
su roncar
ordena y hay que
salir.
El tiempo cruel
con su buril
carcome y hay que
morir.
(Tango- Canaro y
Pelay)
Por Victor Leopoldo Martinez (Maestro
Normal Nacional-promoción 1969)
Hoy, 11 de septiembre del 2019
no es un día más ni un día cualquiera para el que esto escribe ni para todos
mis compañeros de aquella última promoción de MAESTROS NORMALES NACIONALES de
la cuál formamos parte. Los 11 de septiembre se recuerda el fallecimiento de
alguien a quien un himno lo calificó como “Padre del Aula”. Pero MAESTROS con
mayúscula hubo muchos que hicieron grande este país. Ya escribiré sobre mis
queridos compañeros.
Con nosotros como egresados en aquel 1969 en condición de tales de la
Escuela Normal de Varones Nº 1 “Fray Mamerto Esquiú” de esta querida provincia
de Catamarca, el magisterio de 5 años
llegó a su fin; en nuestro caso el masculino ya que por aquellos años era
impensado colegios secundarios mixtos, salvo la Escuela Nacional de Comercio
Jorge Newbery. Hasta ese año las maestras (”señoritas”) surgían de la Escuela
Normal de Niñas Clara Jeannette Armstrong, del Colegio del Huerto y del Colegio
del Carmen y San José (adscrito a la Normal Clara J. Armstrong). Del Colegio
Nacional egresaban bachilleres.
Catamarca hasta ese año fue una
de las provincias que más Maestros Normales Nacionales generó (titulo que habilitaba hasta para ser
docente secundario) quienes llevaron la alfabetización y la “cultura general”
con su docencia a todos los rincones de nuestra provincia y de la Patria.
Se trataba de una propuesta
educativa que duró casi 100 años. La
decisión política que dio origen a la aparición del “Normalismo” en nuestro país la tuvo un
“loco” (así lo apodaban en el Senado y cuando fue presidente), sanjuanino el
hombre, de nombre y apellido Domingo Faustino Sarmiento. Fanático de la
cuestión educativa, en su viaje a EE.UU. se enamoró del naciente sistema que
allí se había comenzado a aplicar y se le ocurrió copiar el pestalozziano
modelo normalista que se originó en una pequeña localidad norteamericana
asentada en las márgenes del Lago Ontario (cerca de Nueva York) llamada Oswego.
En aquellas lejanas tierras ese normalismo surgió como respuesta a la necesidad
de docentes que educaran al ciudadano norteamericano para la nueva etapa que se
iniciaba en el gigante del norte luego de la guerra de secesión (1861-1865) y
el triunfo político y de desarrollo del norte industrialista de aquel país.
En esta primera entrega
aproximaré al lector al origen de ese normalismo y de cómo lo vivimos aquellos
que tuvimos la suerte de cursar en la escuela hoy “preuniversitaria” de la Pcia.,
dependiente de la UNCA.
La primera maestra que llegó a
la argentina luego de que el loco Sarmiento se decidiera invitar a docentes
norteamericanas para que trajeran sus métodos y los impusieran en esta tierra
se llamó Mary Gorman de Sewall. Esta
mujer fue la que recomendó a Clara Jannette Armstrong para que fuera la directora de la escuela de
formación docente en Cuba. Lo hizo porque conocía la enriquecedora labor que
había desplegado en nuestro país especialmente en Catamarca.
Así como el normalismo, y por
decisión política, fue la herramienta pensada por Sarmiento para que la
educación fuera el sostén del “proyecto
de 80” (el tercer proyecto político según el Dr. Gustavo F.J. Cirigliano), por
decisión política de una dictadura militar que tomó el poder en 1966, en 1969
se le dio la partida de defunción.
Allí quedó la querida Escuela
Normal de Maestros. Con un edificio como único testimonio histórico de su
existencia; estructura simbólica no solo aquí sino en todo el país. La Fray
guarda en sus entrañas, almacenó en sus paredes vibraciones de recordadas cátedras,
lecciones y hasta voces disonantes, historias de vida de docentes y alumnos que
los catamarqueños desconocen y que nosotros, como la ultima promoción de
MAESTROS NORMALES NACIONALES podemos dar fe que la formación recibida en
términos pedagógicos y de valores humanos, fue exitosa. Orgullosamente somos MAESTROS.
(Continuará)
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