LA PATRIA Y SUS VIEJAS-NUEVAS “CUENTAS PENDIENTES”
C.A.B.A., Argentina, UNASUR-CELAC, EL EMILIO, de nuestra redacción
El dilema de cómo curar una infectada herida social abierta hace 200 años, que cada tanto deja brotar por su “grieta” un odio pestilente y que todavía no fue resuelto.
Por Victor Leopoldo Martinez
El 10 de diciembre pasado, el pueblo argentino comenzó a sentir un alivio. Logró a través del voto democrático que un gato rabioso se alejara del poder junto a muchas de sus ratas infectadas también de rabia. Pero con su retirada no partió junto a ellos la ira y el odio que habían sembrado durante 4 años de perversa gestión.
Por eso, para ellos, la partida no fue traumática; habían logrado exitosamente la instalación del siniestro objetivo que traían escondido; re infectar a esa parte de la sociedad ya enferma de manera endémica inoculando nuevamente -y con la ayuda de jeringas mediáticas marca Clarín- el reforzado virus del odio. Hoy, soberbios y libres, seguros que la justicia nunca los tocará por grande que sean sus “ilícitos”, miran sentados como maduran los malignos frutos de su siembra.
¡Que el problema es cultural! ¡Chocolate por la noticia! Hace 30 años que lo vengo planteando. Y lo hice de mil maneras. Seguiré insistiendo.
Trataré de describir el origen de tal endemia.
Hurgar la historia nos permite visualizar y constatar claramente la existencia de un odio de clase –en esencia “portuario y unitario”-, que insistentemente reaparece y se repite como constante cultural. Está presente en nuestra sociedad como enfermedad moral aparentemente incurable a tal punto que hasta el día de hoy no se pudo encontrar ningún cicatrizante para esa herida abierta. Notoriamente se trata de un mal de vieja data que, como los virus, se retroalimenta y muta de manera permanente. Me refiero a ese perverso sentimiento enraizado en un minúsculo sector social con mucho poder económico -conseguido de manera espuria- al que sus perversos integrantes le sumaron una capacidad para transmitir -vía inoculación- en el conjunto social su odio divisor de aguas. Esto último siempre les permitió llevar las mejores de ellas para sus molinos.
¿Su matriz? Un pecado capital: la codicia ¿Sus herramientas? En ocasiones la fuerza, ese derecho de las bestias; pero básicamente el control de la cultura y la educación (contenidos), y un buen aprovechamiento de la estupidez humana reinantes en los sectores medios de nuestra sociedad. Los integrantes de ese minúsculo –pero poderoso- sector social nunca se destacaron por tener muchas “luces” en materia neuronal pero con lo anterior les alcanzó siempre para sostener su poder y ser perennes como malas hierbas.
Con crueles métodos, desde sus orígenes vienen actuando de manera ominosa; desde allá lejos y hace tiempo (mediados del siglo XIX) vienen recurriendo a ellos. En el inicio se vio la denigrante y máxima expresión encarnada en la “barbarie” mitro-sarmientina hecha brutal acción en nombre de una supuesta “civilización” (solo comparable en forma y saña con los crímenes cometidos por la última dictadura militar en nombre de valores “occidentales y cristianos”) que incluye claro está la criminal Guerra de la Triple INFAMIA contra nuestros hermanos paraguayos.
Con el paso de los años y gobiernos las técnicas evolucionaron y mutaron, algo que le permitió a ese odio tener continuidad en el tiempo, seguir vivo, vigente, y que, aún hoy, con sus peligrosos espasmos pueda desarticular cualquier proyecto político de liberación nacional que aspire, además, a implantar aunque sea un poco de justicia social.
Para la cipaya oligarquía argentina, la patria son sus intereses, el resto del pueblo argentino, sus sirvientes.
Veamos:
Cuenta don Gregorio Manuel Mercado en su brillante trabajo “La degollación del Chacho”[1] lo siguiente: “…hombres de la “civilización”, con complicidad de malos riojanos y de la castocracia, en un instante se han convertido en los fabricantes de ruinas para satisfacer bastardas ambiciones… como los magos, han elegido la gente para ser engañada, disponiendo su formidable poder para explotar provechosamente aquellas infelices víctimas de lujuriantes pasiones, resultando con frecuencia los imbéciles y los soberbios fáciles instrumentos de aquella siembra de odios ancestrales. …Es otra repetición de anteriores castigos que con habilidad, sagazmente, los vivillos de alto rango utilizan para enjuiciar, maliciosamente, el honor de los hombres que decididos hacen frente a los amos que pretenden revivir la colonia… Los pertinaces seguidores de aquel (Sarmiento), con elegante cinismo, trabajan diariamente en un esfuerzo extraordinario para conservar y mantener la calumnia, el ultraje al honor de nuestro pueblo y sus mártires, diciéndose únicos depositarios de la verdad histórica. Son simples enemigos movidos por odios viejos que pegan y se retiran como excelentes profesionales del golpe y la intriga”.
Cotejado lo anterior con lo vivido en los últimos 4 años de la “gestión macri” y las formidables operaciones y puestas en escena mediático-judiciales que a diario te presentaban TN-Canal 13-Radio Mitre y sus 500 repetidoras en todo el país, más el descarado accionar de los “afiliados” al mafioso sindicato de periodistas sicarios desplegando -el blanqueado por el soldado Julito Blanck- “periodismo de guerra” demonizando el gobierno democrático peronista que no se avenía a respetar sus mal habidos privilegios y espurios negociados, todo focalizado en los últimos 8 año de aquel gobierno (2008-2015), al lector no le va a costar mucho entender y transpolar ciertas similitudes históricas.
Don Gregorio hace referencia en su obra a esa luctuosa década que va de 1860 a 1870 y a sus víctimas –el heroico pueblo riojano-. En ella le saca la careta a la “historia oficial” y desnuda a la supuesta “organización nacional” llevada adelante bajo las presidencias de Mitre y Sarmiento, muy bien inoculada escolásticamente como tal –y en dosis para adultos dijera Jauretche- a través de la educación formal logrando así entronizar a estos personajes como próceres en las inocentes mentes de generaciones de párvulos. Mercado la muestra como lo que realmente fue, una década de persecuciones, asesinatos y horrorosos crímenes de lesa humanidad cometidos contra compatriotas y comprovincianos por el ideólogo de esos crímenes –Mitre- y el que fundamentó la barbarie civilizadora –Sarmiento-.
Por una centuria escondieron los hechos verdaderos y falsearon los contenidos educativos en “ciencias sociales”. En ningún texto ni manual escolar apareció jamás una mísera línea que dijera que aquella “organización nacional” fue llevada adelante a sangre y fuego haciendo añicos la falsa promesa de “unión nacional” pos Caseros, aniquilando así el iluso federalismo que ofrendaban a cambio de sumisión en nombre de la “civilización”. Las montoneras criollas demandadoras de Justicia y dignidad para los pueblos oprimidos del interior profundo de la patria comandadas por patriotas como Peñaloza, Varela, Lopez Jordan fueron demonizadas, calificadas de hordas de bandoleros saqueadores de bienes. Todo a base de mentiras; mentiras con las que compraban conciencias y el silencio de los aplaudidores de esa clase pudiente y gobernante (al frente de las instituciones de una “república”, o desde las sombras).
Por aquellos años, los crímenes eran encomendados a extranjeros como Paunero, Sandes e Irrazabal.
La colonización “pedagógica” basada en fantásticos y mentirosos relatos se llevó adelante con la eterna y eficaz arma que la parásita oligarquía portuaria, – hoy cabeza de un vigente “unitarismo”- nunca dejó de controlar: la educación[2]. Valoraron su importancia y supieron usar su efectividad. En ese sentido fueron lo suficientemente lúcidos para utilizar provechosamente la mejor herramienta que puede tener un proyecto político para que este se transforme en ideológico y perdure en el tiempo.
Como se puede apreciar y con solo extender la muestra riojana –heroica y trágica a la vez- al destino nacional, nada nuevo encontramos bajo el sol de nuestra patria. De tanto en tanto y en sus 209 años de joven historia, nos entregó el calor de la justicia social de la mano de gobiernos nacionales y populares; pero fueron más los años donde reaparecieron las desgracias; años donde el sol volvió a ser tapado una y otra vez por oscuros nubarrones que con sus devastadoras tormentas sembraron destrucción, hambre, miseria, muerte y desolación.
Frente a estos antecedentes… ¿Cómo puede sorprender la aparición de un Macri en el 2015? Más aún, ¿Cómo pueden sorprender ciertas reacciones de ese tilingaje clase media, muchos de ellos piojos resucitados gracias a los beneficios otorgados por “gobiernos populista”, que se manifestaron el 7 de diciembre del 2019 solo movido por ese odio ancestral señalado más arriba, y que como energúmenos destilaron todo su infundado veneno de clase, clase a la que no pertenecen ni pertenecerán jamás más allá de ser sus “idiotas útiles”? Con las verbalizadas opiniones de algunos de los concurrentes en aquella oportunidad quedó muy claro que no despedían a un presidente por su “buena gestión”. Poco les importaba el alto nivel de ignorancia y mediocridad del bruto mandatario saliente (“blanquito y de ojos claros”). Lo supieron siempre torpe, inútil y haragán como ellos. Por apegó al odio soportaron estúpidamente ser flagelados en su calidad de vida por ese ignorante e inepto que usaron como pretexto para destilar su veneno ese día. Poco les importó que el excéntrico personaje que les balbuceaba arriba de una tarima había utilizado a un grupo de inescrupulosos CEOs y una caterva de alcahuetes para despojar al país de sus riquezas, hipotecar sus recursos y su futuro con un pavoroso endeudamiento externo, además de sumir a la población –incluidos ellos- en la peor de las miserias que se recuerde. ¡No! Despedían y agradecían intuitivamente a esa reencarnación –Macri- de los Mitre-Sarmiento-Uriburu-Aramburu-Videla, que los hacían sentir “diferentes” de los indios, negros, hoy choriplaneros vagos; poco les importaba que sus semidioses fueran asesinos y además cipayos aniquiladores de toda posible defensa de la nacionalidad; nacionalidad y dignidad social que poco les importa por ser amantes del individualismo y lo meritocrático; nacionalidad y dignidad social que representaron en cada momento histórico San Martin, Dorrego, Rosas, Peñaloza, Varela, Irigoyen, Perón, Eva, Néstor y Cristina.
A pocos días de asumir un gobierno democrático que trae como consigna básica recuperar y defender la dignidad de los que en los últimos 4 años perdieron todo por decisión del mentiroso gobierno macrista que volvió a engatusar a “la gilada” (palabras de Marcos Peña: delincuente y jefe de gabinete de la gestión saqueadora) aparecen las primeras señales a modo de advertencia de la oligarquía campestre enriquecida en ese período hasta el hartazgo.
Entonces surgen brutos de brutalidad congénita como un tal senador Alfredo De Angeli (un vago ignorante, promotor del trabajo infantil en nuestro país, prohibido a nivel planetario) a explicar lo inexplicable y a justificar lo injustificable en nombre de los “productores rurales” y la “producción de los hombres de campo”. Por esta razón traigo la palabra hecha explicación de don Arturo Jauretche: «En esto de producir, tenemos muchos productores rurales por el estilo que creen que la condición de productor la da la propiedad de una estancia, unos breeches y unas botas de polo; que viven en la ciudad –“porque mi señora dice que hay que educar a los chicos”- y dan una vuelta por el campo cada 15 días. Productores rurales son los que trabajan y producen en el campo, que pueden ser patrones o peones, pero no los que no intervienen en la producción sino como propietarios, y que son rentista aunque no qrrienden. Estos también son los que dicen que los “obreros” no producen. Y ya no desde la posición marginal del tipo de portafolio, sino empinándose como “fuerza viva” sobre la que descansa la economía del país»[3]
Hasta con Perón en su 3ra presidencia se animaron. Corría el año 1974 y la reacción oligárquica que estaba agazapada a la espera que una izquierda delirante actuara de manera funcional a sus intereses, comenzó a generar condiciones para boicotear aquel intento de unidad nacional que proponía el viejo líder para salvar una vez más la Patria. Lo traigo a colación porque si bien los actores son distintos, los objetivos frente a una propuesta para cerrar la famosa grieta son similares, en aquella oportunidad volvieron a triunfar los intereses oligárquicos desembocando en la trágica y oscura noche que comenzó el 24 de marzo de 1976 y que, como aquellos riojanos del libro de Don Manuel Mercado, las victimas volvieron a ser “los de abajo”:
“… nosotros propiciamos que el acuerdo entre trabajadores, los empresarios y el Estado, sirva de base para la política económica y social de nuestro gobierno. Lo hicimos con la convicción de que es el mejor camino para lograr, con el aporte de todos, sacar adelante el país.
La información, como mi sentido de la realidad, me dicen que en el país está sucediendo algo anormal a lo que debe ser la marcha pacífica y serena de la tranquilidad.
Parte de esta intranquilidad obedece a causas reales; parte de ella, se ocasiona en la provocación deliberada.
Algunos, por mala intención, sirven a la perturbación; otros, lo hacen como idiotas útiles, pero muchos son los que, a sabiendas o sin darse cuenta, sirven a intereses que no son los del país… hay pequeñas sectas, perfectamente identificadas, con las que hasta el momento fuimos tolerantes, que se empeñan en obstruir nuestro proceso; son los que están saboteando nuestra independencia y nuestra independiente política exterior; son quienes intentan socavar las bases del acuerdo social, forjado para lanzar la Reconstrucción Nacional. Son esos mismos que quieren que volvamos a apagar los motores…. Por ello creo que ha llegado la hora de reflexionar acerca de lo que está pasando en el país y depurar de malezas este proceso porque, de lo contrario, pueden esperarse horas muy aciagas para el porvenir de la República.
Frente a esos irresponsables, sean empresario o lo que sean, (en los tiempos que corren, no solo se trata de “empresarios y oligarcas agro-ganaderos; también incluye a los medios de comunicación hoy monopolizados y a una parte importante de la justicia federal amañada y corrupta operando desde sus lúgubres “cuevas” en Comodoro Py) creo que es mi deber pedirle al pueblo no sólo que los identifique claramente, sino también que los castigue como merecen todos los enemigos de la Patria y liberación nacional.”[4]
La cuenta “herida odiadora” sigue quedando pendiente y la grieta seguirá abierta hasta tanto no se tome al “toro por las astas” (En criollo: cambios en el enfoque educativo (contenidos) para generar la tan ansiada cultura de la solidaridad) y se tome conciencia que dicho cambio llevará como mínimo 4 generaciones. Mi maestro –Gustavo F.J. Cirigliano-, además de sabio y brillante pedagogo, gran peronista, siempre sostuvo –y lo gravó a fuego en mi corazón y mente- que en la curricula educativa estaba el proyecto de país y por ende el de sociedad; el tipo de sociedad que la patria necesita para ser Justa, Libre y Soberana.
Notas:
[1] Ediciones Theoría – Buenos Aires – Abril de 1966, pág 21/23.
[2]Por algo cuidan constantemente de los sacrosantos establecimientos escolares para que no sean infiltrados y/o contaminados con “políticas demoniacas” asentadas en ideologías “raras” (comunista=peronistas=niponazifalangefascistas); como si lo de ellos no fuera ideológico.
[3] De mi autoría – Cuadernos EL EMILIO – Ediciones El Emilio: “Arturo Jauretche, un Maestro del Pensamiento Nacional” – 2018 – pag. 135/6
[4] Discurso del Gral. Perón en la mañana del 12 de junio de 1974.
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