Cerró el capítulo probatorio con el último testigo
Acompañamiento. Un multitudinaria cantidad de público formó parte de la jornada completa del juicio.
Alrededor de las 14:00 de ayer, cerró el capítulo probatorio
con el testimonio de Enzo Herrera Páez, el médico que le práctico la
autopsia al cuerpo de Monseñor Enrique Angelelli el 4 de agosto de 1976.
Herrera Páez había sido citado para el viernes 6 de junio pero por un
problema de salud se ausentó de la jornada.
Finalmente, pudo declarar el médico en el Tribunal Oral Federal con sede en el Correo Argentino con un extenso testimonio de más de tres horas.
Herrera Páez comenzó su declaración a las 10:40 con el interrogatorio de la querella, en el que narraba que la noche del 4 de agosto de 1976 le realizó la autopsia a Monseñor Angelelli, y se observó lesiones de alta gravedad como traumatismo de cráneo, hemorragia y traumatismo en la caja toráxica.
El médico manifestó que “tanto el traumatismo de cráneo como la fractura de costillas que tenía en ambos lados, iban en contra de la vida” del por entonces obispo de La Rioja.
“Consideramos que Angelelli fue despedido porque el cuerpo estaba en un lugar y la camioneta en otro, por eso al ser despedido sufrió un fuerte traumatismo de cráneo, la muerte tuvo que haber sido instantánea por las fuertes lesiones”, explicó.
Herrera Páez mencionó que fueron hasta el lugar del hecho, y observó que el cuerpo tenía una posición lateralizada hacia la derecha encontrándose a más de 3 metros de distancia de la camioneta. Sin embargo, aclaró que donde estaba el cuerpo de Monseñor, no vio en ningún momento presencia de militares.
Posteriormente trasladaron a Angelelli a la morgue del hospital Presidente Plaza, “allí con la ayuda de dos enfermeras pusimos el cuerpo en la mesa de mármol, y esperamos en una sala la orden del juez para realizar la autopsia, luego de recibir la autorización lavaron el cuerpo sin borrar los rastros que teníamos consignados”.
Por último, manifestó que “siempre trabajamos con total libertad y profesionalidad con lo que estábamos haciendo, nadie intercedió”.
Por pedido del tribunal se realizó un cuarto intermedio desde las 14:00 hasta las 15:30 para retornar con los alegatos en la causa por la muerte de Angelelli.
Finalmente, pudo declarar el médico en el Tribunal Oral Federal con sede en el Correo Argentino con un extenso testimonio de más de tres horas.
Herrera Páez comenzó su declaración a las 10:40 con el interrogatorio de la querella, en el que narraba que la noche del 4 de agosto de 1976 le realizó la autopsia a Monseñor Angelelli, y se observó lesiones de alta gravedad como traumatismo de cráneo, hemorragia y traumatismo en la caja toráxica.
El médico manifestó que “tanto el traumatismo de cráneo como la fractura de costillas que tenía en ambos lados, iban en contra de la vida” del por entonces obispo de La Rioja.
“Consideramos que Angelelli fue despedido porque el cuerpo estaba en un lugar y la camioneta en otro, por eso al ser despedido sufrió un fuerte traumatismo de cráneo, la muerte tuvo que haber sido instantánea por las fuertes lesiones”, explicó.
Herrera Páez mencionó que fueron hasta el lugar del hecho, y observó que el cuerpo tenía una posición lateralizada hacia la derecha encontrándose a más de 3 metros de distancia de la camioneta. Sin embargo, aclaró que donde estaba el cuerpo de Monseñor, no vio en ningún momento presencia de militares.
Posteriormente trasladaron a Angelelli a la morgue del hospital Presidente Plaza, “allí con la ayuda de dos enfermeras pusimos el cuerpo en la mesa de mármol, y esperamos en una sala la orden del juez para realizar la autopsia, luego de recibir la autorización lavaron el cuerpo sin borrar los rastros que teníamos consignados”.
Por último, manifestó que “siempre trabajamos con total libertad y profesionalidad con lo que estábamos haciendo, nadie intercedió”.
Por pedido del tribunal se realizó un cuarto intermedio desde las 14:00 hasta las 15:30 para retornar con los alegatos en la causa por la muerte de Angelelli.
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El Independiente (La Rioja), 28 de Junio de 2014
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