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miércoles, 6 de mayo de 2015

Tinkunaco 0633/15 - Re: REFLEXIONES DEL DR. MARIO ELFFMAN SOBRE LA ACTUALIDAD DE LA CSJN -PUBLICADO EN SU MURO DE FB

Yo he conocido esa Corte
Donde el derecho vivía,
Y a su tutela tenía
Toda la Constitución;
No un feudo que se comporte
Ignorando a la Nación.

Tras  un larguísimo período de ostracismo del derecho en el principal tribunal de la Nación, con una corte que asistió impasible a la recuperación del sistema constitucional y mucho más a los alcances del bloque de constitucionalidad;  y tras las batallas que dio nuestra sociedad por un cambio sustancial, en el 2003 se configuró una cúpula judicial que, aún heredando algunas figuras de sus antecesoras, motivaba nuestro orgullo como juristas y como ciudadanos.

Dejaba atrás, y teníamos derecho a considerar que arrojadas al polvo de la historia, a aquellas patéticas ‘corte del faraón’ y de la mayoría automática, y a la ‘corte y confección’ a la medida de las políticas que culminaron en la tormenta final del 2001-2.

La nueva composición profesional, independiente, creativa y plenamente dedicada a una articulación entre el control de constitucionalidad y el derivado de la aplicación de los convenios internacionales de derechos humanos, se mostraba solvente para compensar algunas herencias, subsistencias y resabios de un pasado deplorable. 

Entre esas herencias, conviene no olvidar la presencia de Carlos S. Fayt, quien –nombrado durante el gobierno de Alfonsín- consiguió eternizar su actividad como ministro mediante la que me parece que es la única experiencia judicial de una declaración de inconstitucionalidad de una norma de la propia constitución: la que obligaba a obtener un nuevo acuerdo para la continuidad después de haber cumplido los 75 años. La misma norma constitucional , dicho sea de paso, que Zaffaroni no vaciló en acatar al renunciar oportunamente a su cargo.

Fayt no tiene culpa alguna del paso inexorable del tiempo vital. Hay que entender que, a medida que envejecemos, vamos perdiendo conciencia del alcance de nuestras propias limitaciones, aquellas que los demás no pueden dejar de ver.  Como lo he conocido y tratado lo bastante en su plenitud intelectual, doy fe de sus dotes y de su capacidad de aporte a ese cambio casi copernicano que le aconteció en el ejercicio de su cargo con las nuevas compañías del 2003. Había atravesado esos tristes períodos previos sin graves reproches a su propia conducta personal, aunque también sin demasiadas resistencias notables. – Ensañarse con él, o con lo que de él queda a sus 97 años, transcurridos 22 desde que debió y pudo revalidar temporariamente su derecho al cargo, es una felonía que Fayt no merece … como no merece las felonías que se hacen hoy desde el seno de la propia Corte, simulando su presencia para completar ese número mínimo funcional de 4 componentes.

Fayt  ha tenido un historial digno, muy signado por su histórico antiperonismo y anticomunismo. Sostuvo, dirigió y vio crecer con su conducción y la de sus amigos a la Asociación de Abogados de Buenos Aires, e hizo méritos para que, aún quienes polemizábamos con él en un marco de respeto democrático, celebráramos la decisión de ese primer gobierno superador de la dictadura de llevarlo a la Corte sin haber pasado por ninguna función judicial previa.

Frente a la doble bajeza de dedicarse a hacer leña del árbol caído y de usarla para mantener encendida una fogatita de poder omnímodo y jactancioso, de quienes se aferran a un ‘control’ sobre otros poderes sin admitir ningún control sobre el propio, reivindico ese historial de un intelectual comprometido con su sociedad y digno del mayor respeto, incluso en las también mayores divergencias.

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