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JUICIO
CAMPS, APORTE TEÓRICO
“La apropiación de niños es otro modo de exterminio”
La Psicóloga Alicia Lo Giúdice es la responsable del equipo Terapéutico de Abuelas de Plaza de Mayo. Desde 1985 comenzó a trabajar con cada uno de los
nietos restituidos a su familia de origen, luego de ser apropiados por los responsables del genocidio.
Prensa y
Difusión
APDH La
Plata
(31JULIO2012) En la audiencia
del Juicio del Circuito Camps del martes, luego de la Feria Judicial, Lo
Giúdice dio una cátedra sobre lo que significó la apropiación ilegal de niños
en la última dictadura cívico militar, a tal punto que provocó el fastidio del
represor Osvaldo Etchecolatz, que se mostró nervioso y tenso en el banquillo de
los acusados.
Durante una hora habló de las
complejidades que atraviesan los jóvenes recuperados, la incidencia en las
generaciones futuras y el alivio que traen estos juicios para las víctimas. A
su vez, hizo hincapié en la actitud “canalla” de los represores, la cual no
dudó en calificar de “genocidio” a la apropiación de niños y niñas en el período
1976 - 1983.
“Produjeron desorientaciones siniestras”
A continuación, las preguntas
precisas de los abogados querellantes, los fiscales y las respuestas reflexivas
de una militante histórica, que se recibió en la UBA en 1979 y desde 1990
coordina en la Asociación Abuelas de Plaza de Mayo un área necesaria para
ayudar al proceso de transición de los jóvenes con sus familias verdaderas:
- ¿Cómo describiría el
proceso de apropiación de niños?
- En 1985 empecé a tratar a la
primera nieta restituida por orden judicial y con pruebas genéticas. Para poder
pensar en alteraciones psíquicas o daños psíquicos en función de lo vivido
tendría que caracterizar lo que fue la apropiación de niños durante el
Terrorismo de Estado. El marco es la apropiación ilegal de niños, donde hay que
aclarar: que fueron sustraídos violentamente en un sistema de parentesco e incluido
en otro. El origen está constituido sobre el asesinato de los padres.
Es decir, la convivencia con el
apropiador, aunque no era en un campo de concentración, tiene esta lógica,
porque el estatuto del chico era paradójico. Parecía que tenía DNI legal pero
vivía en la ilegalidad, en un estado de excepción que se convirtió en norma de
vida.
En esta línea, es válido precisar
que este tipo es otro modo de exterminio. No los mataron, pero lo incluyeron en
otro sistema de parentesco. Lo que producen son desorientaciones siniestras,
porque conviven con un secreto que no pueden ubicar porque los responsables no dicen
la verdad. Cuando el chico es ubicado, esto provoca poder situar las marcas del
estrado que ha padecido, porque la falsificación de identidad provoca devastación
de subjetividad, cuando fue sostenida en una mentira familiar y social. Los
efectos pueden modificarse en la medida que puede ser localizado y restituido.
- ¿Qué pasa
cuando entra en el proceso de reconocimiento?
- Ubica las cosas que sospechaba y
que no daba lugar en sus palabras. Se produce un efecto de haber vivido en la
traición. Aquellos en los que confiaba traicionan la palabra, por lo que el
accionar de Abuelas de Plaza de Mayo le permite salir del encierro siniestro.
El Psicoanalista Fernando Ulloa
hablaba de la “encerrona trágica”, donde el chico vivía horror adentro sin
saberlo. Pasa del dolor al alivio, y les abre camino para otra cosa. En nuestro
trabajo, nosotros pensamos en cada situación para ubicar la particularidad de
la afección o el daño, por ende hay diferentes tipos de síntomas en cada uno de
los nietos restituidos.
Hay que decir que los chicos
tuvieron inscripciones simbólicas que marcan la subjetividad. El pequeño tramo
con la mamá que lo parió, el hecho de la violencia, del arrancamiento a su
madre y las peores circunstancias en las que nacían, dejan marca en la subjetividad.
No tienen acceso a la palabra pero el niño se constituye con lo vivido y lo
escuchado, se amolda recién en el momento que se restituye. Esto va a permitir
hacer ciertas transformaciones.
- ¿Nos
podrías dar un ejemplo?
- Tuvimos el caso de una niña
secuestrada a los 23 meses, donde la justicia probó que fue parte del Plan
Cóndor[1].
Pretendieron cambiarle el nombre años más tarde, ella insiste y no se lo pueden
cambiar. Es una resistencia, pero detiene su crecimiento durante dos años,
cuando la abuela pide sus datos genéticos. Ella retoma luego los lazos
familiares, inicia su desarrollo como corresponde.
Son casos que nos han enseñado el
efecto en la subjetividad, en una situación de delitos de lesa humanidad. No
nos olvidemos, la Comisión Nacional Contra el Delito de Genocidio dice en 1948
que el traslado de un niño de un lugar a otro es genocidio.
- ¿Hay
variación según a la edad recuperan la edad?
- Uno piensa que menos ha vivido en
situación siniestra, menos posibilidades tiene de elaborar lo sucedido. Más
tiempo de convivencia con apropiadores, más trabajo subjetivo. La primer nieta
recuperada tenia ocho años y medio. Si estaban los abuelos, hermanos, tíos, la
trama familiar es más amplia y permite recuperar su propia historia, la
historia de la familia. Cuando los chicos son jóvenes, a los 30 años, hay parte
de la familia que falleció, así que ¿Cómo volver a armar el entramado familiar
con todo lo que pasó?
Existe un esfuerzo para poder
situarse, hubo un deseo de los padres que produjo su nacimiento. No es que
nacieron porque si.
- ¿Ese daño
se supera o se aprende a convivir con eso?
- La palabra “trauma” viene del
griego y quiere decir “herida”. Puede cicatrizar pero deja marcas. Son
distintos tiempos de trabajo de traumático la recuperación.
El espacio terapéutico se ofrece
para poder recuperar las marcas, y permitir un trabajo de elaboración donde se
interroga el impacto, de saber que los padres están desaparecidos y
muertos.
Hay que poder aceptar que vivió
situación de victimización y se hace preciso trabajar, reflexionar, porque
afecta no solo a una generación, sino a generaciones siguientes. Ahora, por
ejemplo, estoy atendiendo a bisnieto de desaparecidos.
- ¿El nieto
se siente victimario de sus apropiadores?
- A veces uno piensa porque algunos
no se acercan. Otros pueden ser que estén retenidos. Algunos se acercan, y el
temor es “si yo hablo, culpable es el que me crío”. Lo que hay que tratar de
correr es que ellos no son culpables del delito que cometieron otros. Lamentablemente
el que fue parte del Terrorismo de Estado busca la responsabilidad en otro,
entonces evidencia una posición canalla, cobarde. El mismo hecho de la
restitución vuelve a colocar a cada uno en su lugar.
Lo que noto es que hay un primer
momento de develar la verdad, de que los
criadores puedan ir presos. Al conocer la historia esto se diluye y encuentran
el valor de recuperar la historia y que algo de justicia se puede ejercer. La
justicia es un acto simbólico que trae alivio para esta situación. Poner las
cosas donde tienen que ser y que el joven no sea parte del olvido.
- ¿Qué pasa
con el familiar que está buscando, se puede detectar un trauma?
- Recordemos que son muchos años,
este año cumplimos 35 años y hay muchos nietos que no han sido localizados. Se
produjo una fractura generacional, porque se irrumpió el sistema de parentesco.
En el caso de los grandes hubo desaparición y muerte. En el caso de los chicos son
nuevas identidades.
Aparece esta desorientación
siniestra, donde viven en una situación de incertidumbre. El Estado negaba
posibilidad de conocer la situación. Es una angustia particular, que persiste a
lo largo del tiempo. Hay pocos casos, como el trabajo del Equipo de Antropología
Forense que recupera los restos y da sepultura. Sin embargo, padecieron
situaciones de angustias extremas, y las Abuelas no renunciaron a la búsqueda
de su descendencia.
El duelo no es que concluya pero es
un paso necesario tener una tumba, poner un nombre, donde la persona decide
homenajear. Son situaciones que perduran en el tiempo y cada uno lo hace a su
manera. Las Abuelas inciden en lo social, indicando por ejemplo, las diferencias
entre apropiación y adopción.
- ¿Con el
caso de los nietos recuperados, puede haber tipo de situación traumática, donde
haya proyección de la persona desaparecida?
Los parecidos son inevitables. Lo
que uno ubica son dos cuestiones: lo primero es la parte física, luego las
partes del carácter.
Hubo un trabajo subjetivo, procesos
de identificación durante la apropiación. A pesar de las marcas con los
apropiadores, las Abuelas quieren recuperar los nietos para darle otras marcas.
Lo que yo he visto es que han dado lugar a la diferencia. “Es el nieto, no es
el hijo”. Les abre otro camino de esperanza. En ese sentido, en mirar ese
nieto, encontrarse con algo del hijo o de la hija, pero dando lugar a la
diferencia y ubicando las cadenas relacionales.
- ¿Supiste
que otros regimenes totalitarios se diera esta temática de niños secuestrados?
- Cuando empecé a trabajar en este
tema, pensé que era algo único en la modernidad, el tema de eliminar opositores
políticos y quedarse con su descendencia. El General Camps, en entrevista con una
revista española, dice que no habían eliminado ningún niño pero encontraron
gente que los criaban bien para sacarlo de sus padres subversivos. Norma Pons en
el Tribunal de Familia de Lomas de Zamora, dice que tenían que pasar por sobre
su cadáver para devolver a los niños, porque “las abuelas no supieron educar a
sus nietos”. Ambos casos, por supuesto, implicados en Terrorismo de Estado.
En España en la época del franquismo
hubo tratamiento con los chicos, fue algo abierto. Educar y sacar de “los
rojos”, lo hacían públicamente como escarmiento, para darlos a familias “bien”; el Nazismo los
mató.
Tuve una experiencia en El Salvador,
donde hay un grupo de familiares que busca a hijos de las personas asesinadas,
de lo que para ellos fue una guerra. Los chicos eran buscados con helicópteros,
llevados a los hogares y pasaban a ser NN. Luego venían personas de otros países
y los adoptaban: se ocultaba la práctica y se entregaba a instituciones de
beneficencia.
En Argentina fue un caso casí único
donde aquellos que querían terminar con los grandes se querían quedar con lo
más preciado que es su descendencia.
La
interrupción de un represor
Luego de
estas palabras, la defensa de Etchecolatz pidió un cuarto intermedio, ya que el
represor no toleró la entrevista, hizo gestos, se negó, se puso tenso.
El Tribunal
no dio lugar (“Que se desprecie el hecho de traer a un especialista para hablar
de la apropiación de chicos no va a tener lugar” dijo el Juez Portela) y dejó
seguir a la Psicóloga:
- Uno podría decir que cuando un
niño nace es producto de un deseo. Una cuestión es cuando un niño es producto
de un deseo parental, y otra es cuando el niño está apropiado: no sale del
anonimato. No está sostenido por el deseo de vida de los padres, sino por el
lugar de objeto de goce donde impunemente se quedó con el otro que no fue.
- Usted se
refirió a los efectos psíquicos que provoca la apropiación en los niños y los
familiares que buscan. ¿Usted podría extenderse a los efectos que provoca en
una sociedad convivir con el saber que existen 500 niños apropiados?
- En principio trataría de
ubicar el efecto del producto de la ruptura de la legalidad. Con el Golpe de
Estado, se rompen las coordenadas donde uno vivía. Se entran a producir lo que
conocemos como Delitos de Lesa Humanidad.
La población estuvo expuesta a un
trauma histórico, y no afectó a un sector de la población si no a toda la
sociedad. Las garantías de convivencia que uno tenía, se rompieron. El terror
desarma el tejido social, podíamos pensar por ahí el efecto siniestro de la
implementación del terror.
- Respecto de la transmisión
intergeneracional hacia el trauma, ¿Qué efectos produce?
- Se necesitan tres generaciones
para que una transmisión se cumpla. Se termina de completar con abuelos, padres
y nietos. Lo de una generación tiene marcas en la otra en cosas sencillas,
modos de ser, valores familiares. Cada hijo transmite los valores con las
variantes propias de cada generación. Se necesita una continuidad psíquica para
que se cumpla. Se interrumpe el tramado generacional.
El Psicoanalista Jacques Lacan dice
que la confusión de generaciones es lo maldecido por la Biblia y las otras
religiones. Entonces me parece que lo que hace a la transmisión generacional,
es evitar las confusiones generacionales.
Hay jóvenes restituidos cuando
tenían hijos. Todo lo que implica el cambio de documentación: provoca asombro y
sus alivios. Los abuelos, quienes eran. Como conmociona la subjetividad, tener
que ordenarse a la nueva situación.
He visto dificultades en la
escolaridad, en el aprendizaje. El querer saber queda trabado. Padres
preocupados sobre que le iban a trasmitir a sus hijos si ellos no pudieron
curar sus heridas.
- ¿Alicia,
has sido invitada en países a hablar de esto?
- Como mencioné fui invitada por la
Universidad Católica de El Salvador, con el grupo Pro – Búsqueda de Niñas y Niños
en Ausencia del Estado. He estado en otros países de Latinoamérica y algunos de
Europa. Acá mismo en Capital Federal piden asesoramiento algunos jueces en
casos de “filiación de difícil resolución” para operar en el caso que tienen
que tratar.
- ¿Hay
algún factor que no tuvimos en cuenta?
- Quería aclarar algo: el valor que
tiene cuando la justicia actúa, ya que puede traer orden al desorden de la vida
que ha traído esta situación. Poder dar fe de lo que pasó, de lo que se
testimonia, trae alivio, porque no queda en el entramado familiar, si no que se
hace público hoy cuando en otro momento no se pudo hacer.-
El juicio continúa hoy miércoles desde las 10 con más declaraciones.
[1]
La Periodista
Stella Calloni escribió
el libro “Operación Cóndor, pacto criminal” (Ediciones La Jornada) donde
describe como Estados Unidos implementó políticas de secuestro, tortura y
desapariciones en distintos países de Latinoamérica, en complicidad con
fuerzas militares, policiales y civiles, durante el período de
“Guerra Fría” con el objetivo de “erradicar” todo tipo de Comunismo y
organizaciones "subversivas".
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