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lunes, 23 de marzo de 2015

Tinkunaco 0403/15 - Re: I >> Envío de SERPAL Nº 486 - 15. >> La Organización Mundial de la Salud advierte del riesgo cancerígeno del glifosato

>>   Envío de SERPAL Nº 486 - 15 
          La Organización Mundial de la Salud advierte
         del riesgo cancerígeno del glifosato.
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    "Importan dos maneras de concebir el mundo.
     Una, salvarse solo, 
     arrojar ciegamente los demás de la balsa, y la otra,
     un destino de salvarse con todos,
     comprometer la vida 
     hasta el último naufragio."
                                       Armando Tejada Gómez   
                                         ( poeta y escritor argentino )
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    >>   El pasado viernes 20 de marzo, una reunión de expertos de la IARC  (Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer) decidió incorporar al glifosato - componente del grupo de herbicidas más utilizado en el mundo - a la lista de sustancias probablemente cancerígenas para los seres humanos.  El IARC también añadió a esa "lista negra" a los insecticidas malatión y diazinón.  La resolución de los técnicos de este organismo que depende de la Organización Mundial de la Salud, tiene especial repercusión en diversos países del planeta donde se utiliza con profusión en fumigaciones agrícolas, como el caso de Argentina.  En este país desde hace años hay numerosas denuncias sobre graves daños a la salud y malformaciones en las zonas donde se ha utilizado el glifosato. El fallecido investigador argentino Andrés Carrasco publicó en el 2010 su trabajo científico donde advertía de esos riesgos y afirmaba : “Los transgénicos y los agrotóxicos en Argentina son un experimento masivo a cielo abierto”.  Sus denuncias desataron una campaña difamatoria en su contra de sectores vinculados con el negocio de esos productos químicos. ( Ver en www.serpal.info el envío 478 (10-5-2014) "Falleció el científico argentino Andrés Carrasco. Confirmó y denunció los efectos devastadores del Glifosato."   Dada la importancia y trascendencia de la decisión de los técnicos de la O.M.S. compartimos dos crónicas: la primera es del periodista Darío Aranda, en la revista argentina "La Vaca", y la segunda, pertenece al diario catalán "La Vanguardia".-

    *  Redacción de SERPAL.
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Confirmado: la OMS ratificó que el glifosato
de las fumigaciones puede provocar cáncer
por Darío Aranda.

La Organización Mundial de la Salud (OMS), máximo espacio internacional en materia sanitaria, acaba de alertar sobre la vinculación del herbicida glifosato (el más utilizado en el mundo) y el cáncer. Confirmó que existen “pruebas” de que el herbicida puede producir cáncer en humanos y en animales de laboratorio. “También causó daño del ADN y en los cromosomas en las células humanas”, alerta el trabajo científico y detalla que se detectó glifosato en agua, alimentos, y en sangre y orina de humanos. El glifosato se utiliza de manera masiva en soja y maíz transgénicos (entre otros cultivos) y desde hace más de diez años es denunciado por organizaciones sociales, campesinas, médicos y científicos independientes de las empresas.

300 millones de litros

En Argentina se aplica glifosato en más de 28 millones de hectáreas, volcando a los suelos más de 300 millones de litros de glifosato cada año. Los campos de soja transgénica, maíz y algodón son rociados con el herbicida  para que nada crezca, salvo los transgénicos. También está permitido su uso en cítricos, frutales de pepita (manzana, pera, membrillo), vid, yerba mate, girasol, pasturas, pinos y trigo. A partir del avance transgénico, aumentó geométricamente el uso del glifosato, desarrollado y comercializado inicialmente por Monsanto desde la década del ’70, aunque en el 2000 se venció la licencia y en la actualidad lo producen un centenar de empresas.

A medida que crecía la siembra de transgénicos, y mayor era el uso de agrotóxicos, se sumaban las denuncias por daños a la salud la salud. Caso emblemático de Argentina es el de las Madres del Barrio Ituzaingó Anexo en Córdoba, que incluso llegó a juicio penal con condenas para el productor y el fumigador. Y también se sumaron los estudios científicos que daban cuenta de abortos espontáneos, cáncer, malformaciones y afecciones agudas, entre otras consecuencias.

OMS

La Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC) es un ámbito especializado de la Organizaciones Mundial de la Salud (OMS). Luego de un año de trabajo de 17 expertos de once países, el 20 de marzo emitió un documento inédito: “Hay pruebas convincentes de que el glifosato puede causar cáncer en animales de laboratorio y hay pruebas limitadas de carcinogenicidad en humanos (linfoma no Hodgkin)”. Detalla que la evidencia en humanos corresponde a la exposición de agricultores de Estados Unidos, Canadá y Suecia, con publicaciones científicas desde 2001. Y destaca que el herbicida “también causó daño del ADN y los cromosomas en las células humanas” (situación que tiene relación directa con el cáncer).

El IARC-OMS recuerda que, en estudios con ratones, la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de Estados Unidos había clasificado al glifosato como posible cancerígeno en 1985 pero luego (1991) modificó la calificación. Los científicos del IARC consideran que, desde la reevaluación de la EPA hasta la fecha, hubo “hallazgos significativos y resultados positivos para llegar a la conclusión de que existen pruebas suficientes de carcinogenicidad en animales de experimentación” y afirman que estudios en personas reportaron “incrementos en los marcadores sanguíneos de daño cromosómico” después de fumigaciones con glifosato.
El documento se llama “Evaluación de cinco insecticidas organofosforados y herbicidas”. Fue publicado en la sede del IARC en Lyon (Francia) y remarca que las evaluaciones son realizadas por grupos de “expertos internacionales” seleccionados sobre la base de sus conocimientos y sin conflictos de interés (no puede tener vinculación con las empresas). Publicaron un resumen de dos carillas y en breve estará el detalle en el denominado “Volumen 112 de las Monografías del IARC”.

En sangre y orina

La organización internacional recuerda que el glifosato es el herbicida de mayor uso mundial. Se utiliza en más de 750 productos diferentes para aplicaciones agrícolas, forestales, urbanos y en el hogar. Su uso se ha incrementado notablemente con el desarrollo de variedades de cultivos transgénicos y precisa que el agroquímico “ha sido detectado en el aire durante la pulverización, en agua y en los alimentos”. Y reconoce que la población “está expuesta principalmente a través de la residencia cerca de las zonas fumigadas”. Precisa que el glifosato se detectó en la sangre y la orina de los trabajadores agrícolas.

Con la nueva evaluación, el glifosato fue categorizado en el “Grupo 2A”, que significa en parámetros de la Organización Mundial de la Salud: “Probablemente cancerígeno para los seres humanos”. Esta categoría se utiliza cuando hay “pruebas limitadas” de carcinogenicidad en humanos y “suficiente evidencia” en animales de experimentación. La evidencia “limitada” significa que existe una “asociación positiva entre la exposición al químico y el cáncer” pero que no se pueden descartar “otras explicaciones”.

El IARC-OMS trabaja sobre cinco categorías de sustancias que tienen relación con el cáncer. 

El “Grupo 2A” es la segunda categoría en peligrosidad, sólo superada por “Grupo 1”, donde se ubican, por ejemplo, el asbesto y la radiación ionizante. “Por la nueva clasificación, el glifosato es tan cancerígeno como el PCB (compuesto químico que se usaba en los transformadores eléctricos) y el formaldehido, ambos miembros del Grupo 2A en cuanto su capacidad de generar cáncer en humanos”, explicó Medardo Avila Vazquez, de la Red de Médicos de Pueblos Fumigados.

“Se debe prohibir”

La publicación de la Organización Mundial de la Salud fue bien recibida por las organizaciones sociales y científicos independientes (no vinculados a las empresas). Aunque también coincidieron en que la OMS tardó demasiado en reconocer los efectos del glifosato. 

“Es necesario saludar al IARC y a la OMS por ponerse al día con las investigaciones científicas. Es muy importante esta publicación, habrá un antes y un después, ya que fortalece la posición de los que venimos reclamando a las academias y a los responsables políticos la aplicación y plena vigencia del principio precautorio (tomar medidas urgentes para proteger a la población”, reclamó Damián Verzeñassi, de la Cátedra de Salud Socioambiental de la Facultad de Ciencias Médicas de la Universidad de Rosario. “La OMS lo admitió, ya no pueden quedar dudas, el problema es mucho mayor de lo que se dice. El glifosato ha seguido el mismo camino que el endosulfan, el DDT, el cigarrillo y el Tamiflu”, explicó el investigador de la UNR.

Raúl Horacio Lucero, biólogo molecular e investigador de la Universidad del Nordeste, llamó a aplicar de manera urgente el principio precautorio vigente en la ley: “Se debe prohibir ya la comercialización y aplicación de este veneno”. También lamentó la demora de la OMS: “Si nos hubieran escuchado hace diez años se hubieran salvado muchas vidas”.

Otros agrotóxicos

El IARC-OMS también evaluó al malatión (herbicida) y al diazinón (insecticidas) como probable cancerígeno para los humanos (Grupo 2A, al igual que el glifosato). Los insecticidas tetraclorvinfos y paratión fueron clasificados como posiblemente cancerígeno para los seres humanos (Grupo 2B, con pruebas convincentes de que estos agentes causantes de cáncer en animales de laboratorio). Para el Malathion determinaron la vinculación con daño en el ADNI humano y tumores en roedores.

Monsanto

La empresa Monsanto, creadora del glifosato (bajo la marca Roundup) y principal señalada por la denuncias de perjuicios a la salud, siempre defendió su agroquímico en base a la clasificación de la OMS. La gacetilla institucional, que aún está en el sitio de Internet, llamado “Acerca del glifosato”, resalta que la OMS lo ubica como “producto que normalmente no ofrece peligro” y remarca en negrita un trabajo de 2004 en el que la OMS lo calificaba como “no cancerígeno”.

Monsanto siempre utilizó los argumentos de la OMS. Pero ayer cambió de opinión: “La IARC ha estado bajo críticas tanto por su proceso como el sesgo que ha demostrado”. La compañía acusó a la agencia de la OMS de que su conclusión no es exhaustiva, la considera “sesgada” y la acusa de no basarse en “ciencia de calidad”. Advirtió que ya entró en contacto con la OMS para solicitar una revisión del trabajo.

El comunicado de la mayor corporación del agro mundial sostiene que la clasificación de la IARC-OMS “no se apoya en datos científicos”. Alcanza con ver el documento oficial de la Agencia Internacional para la Investigación contra el Cáncer (IARC) para contabilizar al menos 16 trabajos científicos que confirman los efectos de los agroquímicos. Se citan investigaciones de 1985 hasta de 2015. No figuran los trabajos de David Saltamiras ni de Gary Williams, dos científicos que suelen atacar todo argumento académico contrario a los transgénicos y a los agroquímicos. No es casual: Saltamiras y Williams son empleados de Monsanto y por eso sus trabajos no figuran en la evaluación de la OMS.

Monsanto fue la creadora y mayor comercializadora de glifosato. En el 2000 venció su licencia, lo que abrió pasó a que otras empresas lo produzcan. En Argentina producen el herbicida las compañías Syngenta, Basf, Bayer, Dupont, Dow Agrosciences, Atanor, YPF, Nidera, Nufarm, Red Surcos, Vicentín y Sigma Agro, entre otras.

Carrasco tenía razón

Según estadística de la Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (Casafe), que reúne a todas las grandes empresas de agroquímicos, en 1996 (cuando se aprobó la primera soja transgénica) se usaban en Argentina once millones de litros de glifosato. En 2012 se vendieron 182 millones de litros de glifosato. Desde hace tres años que Casafe no hace públicas las estadísticas de uso. Sí lo actualizó la Red de Médicos de Pueblos Fumigados. Afirma que en los campos argentinos se arrojan 320 millones de litros de glifosato por año y trece millones de personas en riesgo de ser afectadas por el químico.

Andrés Carrasco, jefe del Laboratorio de Embriología Molecular de la Facultad de Medicina de la UBA e investigador principal del Conicet, confirmó en 2009 que el glifosato producía malformaciones en embriones anfibios, incluso en dosis hasta muy inferiores a las utilizadas en el campo. En 2010 publicó su trabajo en la revista científica estadounidense Chemical Research in Toxicology (Investigación Química en Toxicología). Debió enfrentar una campaña de desprestigio por parte de las empresas, de sectores de la academia y de funcionarios políticos, como el ministro de Ciencia, Lino Barañao. “Los transgénicos y los agrotóxicos en Argentina son un experimento masivo a cielo abierto”, solía advertir en disertaciones y entrevistas. Carrasco, fallecido en mayo de 2014, afirmaba que la mayor prueba de los efectos de los agrotóxicos no había que buscarlas en los laboratorios, sino ir a las comunidades fumigadas.

Raúl Horacio Lucero, investigador chaqueño, le escribió ayer un correo a este periodista: “¿De qué se disfrazarán ahora los expertos del Conicet que tanto atacaron a Andrés Carrasco?”. 

Viviana Peralta de San Jorge (Santa Fe), Laura Mazzitelli y Elio Servín de La Leonesa (Chaco), Fabián Tomasi y Don Julio Ariza (Entre Ríos), Miriam Samudio de Puerto Piray (Misiones), Sofía Gatica y María Godoy del Barrio Ituzaingó (Córdoba), María Cristina Monsalvo y Víctor Fernández (de Alberti, Buenos Aires). Una mínima muestra de quiénes denuncian desde hace años los efectos de los agroquímicos. Fueron, la mayoría de las veces, desoídos y maltratados por el poder político, judicial y mediático.

La Organización Mundial de la Salud comenzó a reconocer que los vecinos de a pie tenían razón.

Fuente: Revista "La Vaca", Buenos Aires, ARGENTINA



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El herbicida más utilizado en el mundo
entra en la “lista negra”  del cáncer.
Por Joaquim Elcacho (*)
 
La Agencia Internacional para la Investigación sobre el Cáncer (IARC, dependiente de la Organización Mundial de la Salud) ha incorporado el glifosato -principio activo del grupo de herbicidas más utilizado del mundo- a la lista de substancias probablemente carcinógenas para humanos (grupo de substancias 2A de la IARC).

La decisión adoptada el pasado viernes 20 de marzo en una reunión de expertos de la IARC incluye también en este grupo de substancias que probablemente causan cáncer en humanos a los insecticidas malatión y diazinón.

La incorporación del glifosato a la lista 2A es importante porque se trata de un producto muy utilizado en todo el mundo -al que están expuestos millones de agricultores y también muchos otros ciudadanos- pero se debe recordar que esta decisión de la IARC no comporta ninguna prohibición sobre el uso de esta substancia (que corresponde a las autoridades estatales y otros organismos internacionales). También se debe recordar que en la lista 2A de la IARC se incluyen productos "probablemente" causantes de cáncer mientras que los productos que se considera que está demostrado que causan cáncer se incluyen en la lista 1 de la IARC.

Un producto común para matar las 'malas hierbas'

El glifosato (N-fosfonometilglicina, C3H8NO5P, CAS 1071-83-6) es un herbicida no selectivo de amplio espectro, utilizado con mucha frecuencia para eliminar las denominadas malas hierbas en agricultura y jardinería. El glifosato es el principio activo del herbicida Roundup (nombre comercial registrado por Monsanto). La patente sobre este producto expiró en 2000 y en la actualidad existe una multitud de productos para uso agrícola y de jardinería que incorporan en este principio activo.

Inmediatamente después de conocerse la decisión de la IARC de incluir el glifosato en la lista 2A, la empresa Monsanto expresó su crítica a través de diversos canales. En el blog "Hablando Claro" editado por Monsanto, por ejemplo, se puede leer: "Y queremos ser claros: todos los usos de glifosato incluidos en la etiqueta son seguros para la salud humana, lo que está respaldado en una de las bases de datos de salud humana más extensas en todo el mundo sobre productos agrícolas. De hecho, cada herbicida a base de glifosato en el mercado cumple los rigurosos estándares establecidos por las autoridades regulatorias para proteger la salud humana".

La IARC basa su decisión en diversos estudios científicos y, de hecho, publica un resumen de su evaluación en el último número de la revista The Lancet Oncology, mientras que las evaluaciones detalladas serán publicadas como Volumen 112 de las monografías de la IARC.

Base científica de la decisión de la IARC

"Para el herbicida glifosato, hubo pruebas limitadas de carcinogenicidad en humanos para linfoma no Hodgkin. La evidencia en humanos es de estudios sobre la exposición, en su mayoría agrícolas, en los EE.UU., Canadá, Suecia y publicado desde 2001. Además, hay pruebas convincentes de que el glifosato también puede causar cáncer en animales de laboratorio", indica la IARC en la nota oficial difundida el viernes 20 de marzo.

La IARC recuerda que sobre la base de los tumores analizados en ratones, la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos(EPA) clasificó el glifosato en 1985 como posiblemente cancerígeno para los seres humanos (Grupo C). En 1991, después de una reevaluación de ese estudio con ratones, la EPA cambió su clasificación a la categoría de no carcinogénico para los humanos (Grupo E).

El Grupo de Trabajo de la IARC que ha llevado ahora su evaluación considera los hallazgos del informe de la EPA y varios resultados positivos más recientes llevan a la conclusión de que no existe suficiente evidencia de carcinogenicidad en animales de experimentación pero se mantienen la consideración de que probablemente sea un producto que cause cáncer en humanos (por este motivo, el glifosato queda en la lista 2A de la IARC, y no en la lista 1). Así, los datos presentados ahora por la IARC indican que el glifosato puede causar daños en ADN cromosómico y dañar las células humanas, a pesar de que dio resultados negativos en algunos tipos de pruebas.

(*) periodista especializado en medio ambiente y ciencia.
 
Fuente: Diario "La Vanguardia". Catalunya, España.


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   23 de marzo de 2015
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