El conductor de La Hojilla, uno de los
grandes comunicadores populares surgidos en estos tiempos de Revolución,
conversó con LaIguana.TV acerca de los cambios experimentados por el
polémico programa y también sobre otros temas de candente actualidad,
incluyendo la convocatoria de la Asamblea Nacional Constituyente y las
confrontaciones internas que tienen su expresión en la página web
Aporrea.
A continuación, una versión del diálogo sostenido por Silva (Ciudad Bolívar, 1959) con el periodista Clodovaldo Hernández:
--Entre el Mario Silva de los primeros
años, con un programa de la infantería, de la primera línea de combate
ante las matrices de opinión, y el Mario actual, más reflexivo, más
profundo, ha habido una evolución. ¿Cómo ha sido ese proceso?
--Antes nosotros salíamos a diario y
teníamos que responder al empeño de la derecha de implantar una guerra
mediática con palabras, signos, códigos, pero sin argumentos. Era un
ataque diario y había que ser reactivos. En esta segunda etapa de La
Hojilla, estamos estudiando mucho más al enemigo, investigando su
trabajo, analizando por dónde vienen. Hay la necesidad de documentarse y
poner a todo el pueblo a cuestionarse, incluso a los sectores que nos
adversan. La oposición en 18 años no ha tenido argumentos. Hasta sus
programas de gobierno son tan impresentables que ellos mismos los
desdibujan, los emborronan. Nosotros tenemos que cuestionar sus
actuaciones violentas y terroristas, sino también sus ideas, el modelo
que ellos le presentan al país. La única forma de hacerlo es analizar su
plan mediático, las programaciones que les están aplicando a sus
seguidores y que pueden incluso afectar a los sectores revolucionarios.
Tratamos de explicarle a la gente, con argumentos, con cuestionamientos,
qué es lo que está haciendo la oposición venezolana. Esa es la
grandísima diferencia entre La Hojilla de antes y la actual. Si hay algo
que tiene la Revolución es que combatimos con la verdad, no estamos ni
manipulando ni tratando de jugar a las medias verdades.
--Últimamente han trabajado mucho con el aspecto psicológico de las matrices de opinión, ¿cierto?
--Sí. Hay un documental que trata sobre
el Instituto Tavistock. No es algo nuevo, tiene muchos años, pero
explica cómo se hace la programación de las personas. Eso lo explicaba
muy bien Jorge Rodríguez cuando hablaba de los tres cerebros: el
reptiliano, que trabaja sobre las emociones y deseos primarios; el
límbico, que procura la protección de la especie; y el racional, que
reordena, racionaliza, reflexiona. Los experimentos sociales que se
vienen haciendo desde hace muchos años, desde la década de los 40,
buscan bloquear el cerebro racional para que actuemos con el reptiliano y
el límbico. Y eso es lo que siguen haciendo ahora con Venezuela. Por
eso digo que la guerra psicológica es más importante que la guerra
económica, aunque claro, los efectos de la guerra económica les sirven
para provocar la guerra psicológica. Tocan, por ejemplo, algo que para
los seres humanos es crucial: el hambre. No importa que sea virtual,
porque realmente, si nos ponemos a analizar, es mentira que en Venezuela
haya hambre. Siempre hay algo que comer, incluso con las restricciones
económicas y de alimentos que tenemos ahorita, y que han sido subsanadas
a través de los CLAP. Pero, retornando al tema, si se toca el tema del
hambre, tenemos de inmediato una respuesta desde el cerebro primario, el
que genera temor, deseo de huir y rabia. Esa emoción es fundamental en
el plan que se adelanta: se genera rabia por diversas vías. Por ejemplo,
cuando se le hace sentir a las personas (de la clase media) que son más
que los demás o que tu grupo es superior y son mayoría frente al grupo
que está gobernando. Esta creencia se impone aunque no sea cierta,
aunque sea evidente que los focos de conflicto de las últimas semanas
son generados por pequeños grupos que causan disturbios o cierran vías
de comunicación. Te hablan de guerra civil, de tranca nacional y todo es
mentira, son apenas focos en ciertos puntos, que luego se transforman
en lo mediático, que no viene hacia lo interno, sino hacia el exterior.
--En la época en la que comenzó La
Hojilla, cuando era reactiva, había muchos medios de comunicación
opositores muy activos en Venezuela. En este tiempo, eso ha cambiado
sustancialmente, pero la confrontación es con los medios de comunicación
internacionales, que han pasado a ejercer esa función, y con las redes
sociales. ¿Cómo se ha adaptado La Hojilla a esa nueva realidad?
--Primero que nada, hay que tener claro
que los medios nacionales no han dejado de hacer su trabajo opositor.
Una cosa es que ya no estén ejecutando el mismo plan que ejecutaron en
2002 y en ciertos eventos de conflicto, cuando actuaron abiertamente a
favor de la oposición. Pero ahora te atacan de otra manera, la
información es subliminal, magnifican las bondades de sector económico
privado. Ese es otro análisis que debemos hacer: ¿cómo es que trabajan
ahora Globovisión, Venevisión y Televén?. En el caso de las redes, ellas
se convirtieron en el escenario de la batalla de la posverdad. Te matan
a una persona en una manifestación, un hecho muy lamentable que no debe
suceder, y de inmediato, todas las vocerías opositoras se convierten en
investigadores, fiscales y jueces y dicen que fue el gobierno. A través
de esas vocerías que no están calificadas para emitir noticias con
fundamentos, que carecen de ética periodística, esa posverdad se
convierte en un hecho cierto e irrebatible. Allí operan ciertos cuadros
que se encargan de impulsar la falsa noticia por redes: La Patilla,
Runrunes, etcétera. Por ejemplo, Diosdado Cabello tuvo un acto en
Puerto La Cruz, y una señora grabó y difundió un video cuando estaba
llegando o cuando se estaba yendo. Lo pusieron en redes y dijeron
irónicamente que “había un gentío” apoyando a Diosdado. Se convirtió en
tendencia. Luego, en la noche, Diosdado presentó el video del acto real,
que se diferencia mucho del que presentó la señora. Ahí está el tema de
la posverdad que de las redes salta hacia el exterior. Entonces vemos a
las transnacionales mediáticas replicando todas las posverdades que se
han cocinado en redes. En los casos de las muertes atribuidas al Estado,
nosotros, en cambio, tenemos una desventaja: estamos obligados a
esperar el resultado de las investigaciones para poder sancionar a quien
lo haya hecho o decir qué fue lo que pasó, pero entonces ya el daño
está hecho y la imagen que se proyectó hacia el exterior es la que
dieron los medios que están en contra del proceso.
--Ha habido una evolución personal suya y
del programa La Hojilla, pero ¿cómo ha sido el comportamiento del
pueblo receptor de esos mensajes? ¿También ha evolucionado en el plano
del análisis y la toma de conciencia?
--Hay gente que está molesta y dice que
el Estado debería actuar mucho más duro. Pero al mismo tiempo, todos
debemos ver que si reaccionáramos violentamente, sin Rondón peleara, le
estaríamos dando al norte la excusa para una intervención. Si algo
enseñó el comandante Chávez fue a ser analíticos a la hora de responder
ante las agresiones. Debo reivindicar lo que dijo en el programa el
psiquiatra Heriberto González: en 2002, el comandante fue un colchón.
La gente estaba tan alegre con su regreso que se olvidó de reaccionar en
contra del fascismo que había dado el zarpazo. Reaccionó de manera
amorosa para recibir al comandante cuando retornó del secuestro. Igual
está pasando ahora: el pueblo ha sido disciplinado. No el pueblo
virtual, sino el real. Hasta ahora, el pueblo ha aceptado estoicamente
las instrucciones que ha dado el presidente Nicolás Maduro. Y la
convocatoria a la Constituyente se convirtió en ese resorte, en esa
trinchera. Eso desmembró todo el plan que tenía la oposición venezolana.
El pueblo ha ido evolucionando también. Su evolución es tan importante
que han sido capaz de desestimar las tesis de ese sector de la
izquierda que se ha apartado de la Revolución y que ahora hace
planteamientos cercanos a la derecha.
--¿Y al pueblo opositor, ese que aparece en La Hojilla y luce tan irracional y lleno de odio, qué le dice usted a estas alturas?
--Hay dos grupos: el que está muy
enfermo, o mejor dicho, programado por todo ese odio opositor; y el
otro, que está preguntando. Es el que dice “no estoy de acuerdo con la
violencia, pero ¿qué me ofrecen ustedes?”. A ese pueblo es al que me
dirijo porque, ¿qué voy a hacer, seguir convenciendo a los convencidos?
No, mi análisis busca que ese pueblo que no entiende o está seriamente
afectado por la alienación capitalista. Le pregunto: ¿qué quieres, la
incertidumbre del capitalismo que siempre va a abrir más la brecha entre
ricos y pobres o una revolución que siempre ha tratado de incorporar a
las mayorías? Y hay que ir a lo concreto: tenemos que superar a eso de
ver al pobre como el perdedor, un elemento clásico en la programación
capitalista. Tenemos, sobre todo, que superar esa barrera de que me
tengo que comportar como los ricos, cuando estoy tan lejos de ser rico.
La idea es tratar de que ese pueblo entienda que la única manera de
sobrevivir es interactuando como colectivo, como seres iguales. Una de
las mayores deudas que tenemos es el tema de la igualdad. La igualdad de
oportunidades para todos, y no es utopía. Bajo el sistema capitalista
no hay posibilidad alguna de sobrevivir como pueblo. El sistema
imperfecto que hemos ido desarrollando, es el que tenemos que preservar.
--¿Ha habido resultados con ese pueblo opositor?
--Sí, la gente no es tonta. En estos
momentos, la oposición está entrampada en un guion, el de la violencia.
Esa posición la han impuesto los radicales frente a los moderados,
quienes se han hecho cómplices por haber permitido que la violencia se
imponga. Mientras tanto, el presidente Maduro ha dado dos grandes pasos.
Convocó a la Asamblea Nacional Constituyente, que los frenó en seco.
Luego, llevó al Consejo Nacional Electoral las bases comiciales y ya se
está hablando de la Constituyente como el escenario más propicio para el
diálogo y la paz. No solo se debatirá ampliar la Constitución, sino que
vamos a debatir el modelo económico que necesitamos. Adicionalmente, se
proponen las elecciones regionales, lo que deja a la oposición sin
banderas para sus reclamos. Por eso es que están entrampados. El
planteamiento de las elecciones presidenciales anticipadas no les sirve
de mucho porque eso no está en la Constitución. Por eso vemos a Lilian
Tintori desesperada llamando a la insurrección. Hay un tercer aspecto
que le preocupa enormemente a los sectores poderosos y a los infiltrados
dentro del gobierno revolucionario, que es el artículo 349, en el que
se dice que todos los poderes constituidos deben plegarse a las
decisiones de la ANC. Eso despertó a los sectores infiltrados que
estaban trabajando desde adentro para el derrocamiento del presidente
Maduro.
--La apuesta de la Constituyente es
fuerte, a todo o nada, porque puede ocurrir que la oposición decida
participar, que obtenga la mayoría, tal como lo hizo en la Asamblea
Nacional electa en 2015 y que, desde esa posición de fuerza, dé marcha
atrás en aspectos fundamentales de la Constitución de 1999.
--No creo que ganen la mayoría y, aun
suponiendo que eso pasara, no pueden revertir ninguno de los logros
alcanzados por la Constitución de 1999. Es imposible que lo hagan.
Dificulto que tomen la mayoría porque no creen en la Constituyente.
Cuando plantearon la posibilidad de convocarla, se dieron cuenta de que
no podían salir con un remake de la Constitución de 1961 y desecharon la
idea, se decidieron por el revocatorio. Y lo hicieron sabiendo que no
lo ganarían. Por eso actuaron tarde, para luego tener un motivo para ir a
la calle a llamar a la insurrección o al golpe de Estado. La
Constituyente es pólvora regada en todo el país, para los sectores
organizados, porque la Constituyente no es anarquía. Los sectores
organizados de las comunas, de educación, de salud, de militares, van a
la Constituyente. En cambio, ¿ellos de verdad tendrán organizaciones
como para imponer su modelo de país? En conclusión, es imposible que
ellos lleguen a involucionar el contenido de la Constitución de la
República Bolivariana. Yo he dado algunas recomendaciones. Una de las
ideas que he propuesto para la discusión es que los debates de la ANC
deben ser televisados. Aquí en el momento en que se esté hablando del
modelo económico, vamos a verle las costuras al modelo capitalista que
ellos proponen. Ojalá vayan Fedecámaras y los sectores de oposición,
porque van a tener que exponer allí su visión económica y social. Lo
segundo que propondría es que los cargos del Poder Ciudadano, la
Fiscalía, la Contraloría y la Defensoría del Pueblo sean de elección
popular y puedan ser revocados en el momento en que sus titulares dejen
de hacer su trabajo. Ya no serían electos indirectamente, por la
Asamblea Nacional, sino en una votación libérrima y con carácter
revocable.
--Con esas propuestas, mucha gente estará pensando que Mario debería ser uno de los constituyentes. ¿Está planteado eso?
--No te voy a responder eso, ja,ja,ja…
Hay sectores que sí han impulsado esa posibilidad. Pero recordemos que
en esta ocasión van a decidir los sectores organizados, las
organizaciones populares, los mismos colectivos, que son comunas, los
pensionados. En este caso va a haber mayor participación que en 1999, se
amplió la base de consulta. La ANC de este año nos va a dejar algo
importantísimo: la incorporación de nuevos cuadros que, muchas veces,
han sido aplastados por factores que todos conocemos, como envidia,
ambiciones personales… Surgirán cuadros verdaderamente valiosos para la
Revolución Bolivariana.
--El comandante Chávez siempre hacía
autocrítica sobre la política comunicacional, y el presidente Maduro
también lo dice. ¿Cómo la juzga alguien que es una especie de pieza
suelta dentro de esa política?
--Siempre hemos tenido nuestras
falencias. Yo estoy convencido de que siempre podemos mejorar. Al
respecto soy irreverente: creo que nuestra comunicación no puede caer
en la anarquía, pero tampoco puede ser institucional. Cuando digo
anarquía me refiero a que, por ejemplo, me cuido de emitir opiniones
personales a menos que sea sobre asuntos que haya estudiado bien. Hay
gente que por emociones (y conste que yo también soy emotivo), lanza un
criterio que, a mi modo de ver, es terrible. Por ejemplo, yo hubo un
momento en que creí que la insurrección armada era una vía de hecho que
podía aplicar el pueblo venezolano. Todavía hoy creo que es una opción,
pero no es viable. Luego, cuando comienzas a estudiar los elementos que
funcionan en el hemisferio, te das cuenta que hay factores mundiales,
latinoamericanos y nacionales que te indican otra cosa. Por eso el
comandante Chávez, que también pensó en insurrección armada, pero
siempre iba cincuenta pasos adelante, se dio cuenta de que la vía
pacífica bien efectuada, se podía dar.
--La Hojilla, antes de ser un programa
de televisión, comenzó en la página web Aporrea como un espacio de
comentarios políticos. ¿Cómo juzga Mario Silva, a esta distancia, el
cambio que ha experimentado ese medio de comunicación popular?
-Me duele muchísimo Aporrea. Primero que
nada porque comencé allí, no solo con esa página, sino como
caricaturista. Venía de Red Bolivariana, que salió del aire en el
momento del golpe de Estado de 2002. Me incorporé a Aporrea donde había
un equipo muy bueno, nos sentábamos, discutíamos… Llegué a ser
publicador de Aporrea. Me sentí muy estrechamente ligado a su lucha, a
pesar de que la mayoría de ellos son trostkistas y yo soy
marxista-leninista. Pero luego comienzan a imponerse ciertas figuras, no
voy a dar nombres, que son las que manejan Aporrea. Después de la
muerte del comandante hubo un bajón emocional, yo me incluyo, ¿pero ante
ese bajón qué había que hacer? El comandante Chávez, cuando perdimos el
referendo de la reforma constitucional, dio una rueda de prensa en la
que dijo “administren bien su victoria”. Él nos dejó suficientes
elementos como para continuar adelante… Y, sobre todo, yo todavía no he
visto ningún video en el que él diga que la persona encargada de seguir
con este proceso era alguien distinto a Nicolás Maduro. Por el
contrario, él fue enfático, dijo aquella frase “como la luna llena”…
¿Qué pasó? Que muchos elementos trataron de pescar en río revuelto. En
pleno luto del pueblo venezolano, hubo elementos que comenzaron a tomar
posiciones. No entendieron que era el momento de sentarse a preguntar:
“Nicolás, ¿qué quieres?, voy darte una ideas, vamos a opinar juntos”.
No, trataron de imponer interpretaciones del comandante, muchas de ellas
emocionales. No entendieron que estábamos entrando a un terreno mucho
más peligroso. ¿Qué ha pasado después de cuatro años con Maduro a cargo
de las riendas? Primero, que él se ha venido imponiendo ante una guerra
tres veces más agresiva que la que le hicieron al comandante Chávez. En
un análisis de Larissa Costas se menciona yo no sé cuántos millones de
tuits en los que al presidente se le pone como torpe, bruto e inepto… Y a
Aporrea la comienza a tomar un grupo que se convierte en partido
político. Hay que entender eso: pudo haber hecho observaciones y
críticas constructivas, pero no lo hicieron, sino que trataron de
imponer un punto de vista partidista. Yo tengo mis amigos en Aporrea,
hasta un primo al que quiero muchísimo, pero yo saldré en defensa del
presidente Nicolás Maduro porque sé de primera mano lo terrible que ha
sido la campaña contra él y, sobre todo, sé de primera mano lo
terribles que son los egos dentro de Aporrea. Los conozco porque he
estado con ellos. Todavía hoy hay gente que sigue escribiendo para
Aporrea porque es una página súper crítica… No, puedo asegurar que hay
elementos dentro de su dirección que han sido tocados por la CIA. Lo
digo con toda responsabilidad, a sabiendas de que voy a recibir ataques
de ese sector. No es posible, chico, que tengas a uno de los principales
voceros de Aporrea con la bandera de EEUU y trabajando para un canal
norteamericano, El Venezolano, en Miami, lo peor de la gusanera
mayamera, tanto venezolana como cubana. Es como si yo apareciera en
Globovisión y dijera que estoy trabajando en pro de la Revolución. Eso
es mentira, no podemos caernos a coba con eso porque Globovisión y el
grupo Gorrín están detrás de esta nueva arremetida que viene de la
Fiscalía. Lo mismo pasa en Aporrea, donde se ataca por mampuesto al
presidente porque no acata tus lineamientos ideológicos y a sabiendas de
que detrás de lo que tú estás haciendo va a provocar un cisma en la
Revolución. Por eso es que el comandante Chávez decía: “unidad, unidad y
unidad”. No hay que interpretarlo, él lo decía. Luego nos damos todos
los golpes que tú quieras, ejercemos una batalla interna sobre
socialismo, reformismo, capitalismo, todo dentro de lo interno, pero la
preservación de la Revolución tiene que estar por encima de todo porque
el enemigo no es pequeño. Mi enemigo no es Aporrea, no es ni siquiera la
derecha fascista, son los gringos y eso hay que tenerlo muy claro.
--Respecto a ese último aspecto, el de
la unidad interna, ¿puede decirse que están restañadas completamente las
heridas que se causaron cuando La Hojilla salió del aire?
--Yo lo que tenía que decir, lo dije en
su momento. Hay cosas que te hacen madurar muchísimo. Yo siempre me
devuelvo al pensamiento del comandante. Aquí (en la sede de Makunaima
Kariña Radio) tengo más de dos mil videos de Chávez hablando. Cuando
creo que cometo un error o que tomé una vía que no debí tomar, regreso
al pensamiento del comandante. Lo fundamental es que la Revolución está
por encima de todo lo que yo piense o haga. Mis pensamientos personales o
de ego están sepultados, compadre. Mi pensamiento como crítico o como
analítico va en función de una Revolución que es para todos, es para el
colectivo. No puedo imponer un criterio mío, puedo tener mi opinión,
pero no imponer.
Los incisos de Mario
Acostumbrado a hablar sin mucha
contención en su propio programa, Mario Silva tiene una tendencia (muy
de Chávez, por cierto) a abrir largos paréntesis en los temas. Cuando se
le oye, resultan perfectamente comprensibles, pero cuando se le pone
por escrito, surgen algunas dificultades. Por eso, extrajimos algunos de
estos temas, que él trató como incisos, para que quede registro de
ellos:
Intérpretes de Chávez. “Si algo nos ha
hecho daño es la idea de que a Chávez hay que interpretarlo. No es
cierto. Chávez dejó muchísimos argumentos grabados. Si algo hizo al
comandante fue hablar y argumentar. Nadie puede convertirse en este
momento en el intérprete del comandante, ni si quiera nosotros. Lo que
hay que hacer es oírlo y aceptar que existe un proceso de evolución
permanente. El pueblo entiende en qué parte de su cuerpo, de su corazón y
de su mente está Chávez”
Respuesta a Trump. “En estos días veía
unas declaraciones de Donald Trump en las que dijo que Venezuela era
ahora un país pobre. Eso es falso. Es cierto que nos bajaron el precio
del petróleo, pero lo que realmente dirá si salimos adelante o no es que
logremos superar el sistema rentista y nos convirtamos en un país
productor. En lo material tenemos muchísimos recursos: tierra para
cultivar, minería para explotar racionalmente, tenemos un pueblo que
traspasó sus fronteras para liberar, pacifista por naturaleza pero que
lucha contra la injusticia”.
EEUU no invadirá pronto. “Vi una
entrevista de Thierry Meyssan, alguien a quien respeto muchísimo. Hay
elementos que él dijo allí con los que no estoy de acuerdo. Entre ellas,
que ya EEUU tiene decidido invadir Venezuela. Yo no lo creo. También
dice que EEUU no necesita los recursos venezolanos porque se satisface
con el petróleo del golfo de México. No estoy de acuerdo. Él parte de su
experiencia en Siria y en Libia y a mí me parece que mucho de lo
aplicado en esos dos países tiene similitudes con lo que se intenta
aplicar acá. Pero una cosa es el conflicto en el Medio Oriente y otra es
lo que podría pasar acá. Si se analiza lo que ha pasado en otras
regiones del mundo, veremos que EEUU no ha logrado tomar el control en
ninguno de los países en los que ha intervenido: Afganistán, Irak,
Libia, Siria, Líbano. EEUU jamás ha logrado imponerse sobre los pueblos
árabes. Igual pasa en Latinoamérica: si al imperialismo norteamericano
se le llegase a ocurrir la peregrina idea de intervenir en Venezuela, se
le levantarían todos los pueblos de América Latina. Un conflicto de
alta intensidad en el hemisferio sería muy pero muy peligroso para EEUU
porque estaría en sus propias narices. Creo que EEUU va a insistir en su
guerra psicológica, pero nuestro pueblo está a la expectativa”.
Castigo a los violentos. “La
insurrección que está en desarrollo ha provocado muertos y tendrá
culpables. No debe pasarnos lo mismo que ocurrió con la Salida, cuando
Leopoldo López fue condenado solo por daños a la propiedad pública y
privada. Hay daños humanos que deben pagarse”.
La mano que mece la cuna. “Gorrín
(propietario de Globovisión) y otros grupitos son la mano que mece la
cuna en la Fiscalía. La última intervención de la fiscal fue lamentable,
una persona nerviosa que prejuzgaba la actuación de la Guardia
Nacional. No lo vi yo solo, también lo dijo el ex fiscal Isaías
Rodríguez”.
(Clodovaldo Hernández / clodoher@yahoo.com)
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