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viernes, 18 de febrero de 2022

Tinkunaco 0179/22 - Re: Boletín diario del Portal Libertario OACA

 


  • Praxis prefigurativa anarquista queer
  • La guerra y los anarquistas: Perspectivas antiautoritarias en Ucrania
  • Solidaridad con lxs compañerxs represaliadxs, acusadxs de quemar un cajero de Bankia
  • Los “buenos” y los “malos” en la ganadería. De la tortura en cadena a la granja de Playmobil
  • [Vídeo] La moral, fundada en lo humano
  • Contradicciones de un protagonista de la Revolución social española de 1936
  • Jornada d’homenatge a Agustín Rueda

Boletín diario del Portal Libertario OACA

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Praxis prefigurativa anarquista queer

Posted: 17 Feb 2022 10:44 AM PST

Hace ya unas décadas que se habla de abandonar el concepto cataclísmico de revolución, que la interpreta como un momento breve de insurrección general que, de una manera no muy clara, no sólo destruye el poder (político y económico, supuestamente) sino que además instituye un orden nuevo sin jerarquías. Este concepto de revolución, lamentablemente, es heredero de revoluciones fallidas, desde la comuna de París hasta la revolución rusa. El concepto por el que se ha reemplazado es por un concepto de revolución que la piensa como un proceso extendido en el tiempo, de progresiva construcción de espacios, instancias y dinámicas (en una palabra, instituciones) que estén en condiciones de operar de otra manera, de modos anarquistas y comunistas, y que además puedan ampliar progresivamente sus ámbitos de operación, con el fin de alcanzar la mayor cantidad de personas. Esta noción de revolución puede llamarse, para utilizar el término de los anarcopacifistas alemanes de los 70, una revolución desde las raíces del césped (Graswurzelrevolution; grassroots revolution en inglés) o, simplemente, una revolución de base.

El concepto central de una revolución de base es el de política prefigurativa[1]. Dicho de manera breve, con esto se quiere decir que la praxis anarquista debe todo el tiempo prefigurar la sociedad en la que queremos vivir en cada espacio y en cada instante. No debemos pensar en dos momentos que son ontológicamente distintos, el momento prerrevolucionario y el posrevolucionario, como dos que no tienen nada que ver uno con el otro. Debemos, de hecho, siempre hacer todo lo posible para que las dinámicas con las que operamos ahora reflejen lo que queremos para el futuro. La propuesta de las políticas prefigurativas contrasta con la idea, propia de teorías como la marxista-leninista, que piensan que antes de haber llegado al “resultado final”, son tolerables toda una serie de dinámicas que son precisamente opuestas a ese resultado: por ejemplo, cuando los bolcheviques justificaron, como modo de lograr el comunismo, una economía basada en mercado y producción de mercancías, y un Estado hiperjerárquico. De este modo, la política prefigurativa se resume con esta frase de Murray Bookchin: “No puede haber separación entre el proceso revolucionario y el objetivo revolucionario”[2].

Pese a la renovación de nuestro concepto de revolución, se habla poco de cómo repercute él dentro de la praxis del anarcofeminismo, específicamente en su versión más sofisticada y actual, el anarcofeminismo queer, o simplemente, anarquismo queer[3]. El anarquismo queer, como se sabe, no es una rama separada del comunismo libertario, sino que simplemente enfatiza que la lucha contra el capitalismo y el Estado, también debe incluir una lucha contra el patriarcado. El patriarcado, por cierto, entendido en su sentido más amplio, como cualquier intento de imponer patrones o estilos de vida a los sujetos a través de coacción (física, psicológica, institucional, social, etc.). La lucha contra el patriarcado se traduce en la lucha por la abolición de sus categorías fundamentales que son, precisamente, las que permiten que exista la opresión: abolición del sexo/género, abolición de la orientación sexual, abolición de la norma relacional (o norma gámica), etc. ¿Cómo operar prefigurativamente respecto de la lucha antipatriarcal en particular? Hay dos modelos bastante populares en la praxis “feminista” que, precisamente, no proceden prefigurativamente: el liberal y el del autodenominado “feminismo radical”. Revisemos brevemente estas dos posiciones para luego indicar la nuestra.

Una tendencia que avanza en la dirección contraria de la abolición del género y de la orientación sexual, consiste en las políticas asimilacionistas que son promovidas, incluso, por un porcentaje importante del activismo feminista y LGBTIQ+. Desde esta perspectiva, lo que habría que hacer radicaría en integrar a los grupos marginados y explotados históricamente, con el fin de dignificar su existencia y eliminar su posición de oprimidos dentro de la sociedad. Lamentablemente, el promover estas políticas ha tendido significado, más bien, una ampliación y complejización del patriarcado, más que en su eliminación. La política que intenta integrar, al momento de hacerlo, margina. Cuando, a partir de las políticas de ciertos colectivos, ser gay o lesbiana se convirtió en una cosa, dentro de todo, aceptada en países desarrollados occidentales (cuando gays y lesbianas pudieron tener programas de televisión, protagonizar películas, etc.), lo que ocurrió realmente fue que se construyeron estándares nuevos que ahora gays y lesbianas debían seguir. Antes ser gay era motivo de exclusión, por el mero hecho de serlo. Ahora, ser gay es aceptable siempre y cuando seas un hombre blanco, de clase media alta, en forma, que viste bien; excluyendo otras “formas de ser gay”, que ahora han resultado más aislados, porque los integrados ahora ya no forman parte de los oprimidos. Lo mismo ha pasado con la situación de las personas trans. En la última década, de la mano de medios de comunicación masivos y grandes productoras audiovisuales y, por supuesto, como efecto del bienintencionado activismo LGBTIQ+, se ha aseverado que la gente trans debe participar de la sociedad, ser integradas, protagonizar películas, tener sus programas de televisión, etc. Mas, nuevamente, esto ha generado nuevos estándares para la gente trans: las personas trans tienen que seguir aguantando que se les pregunte sin vergüenza alguna si se han operado o si están en tratamientos hormonales. Por otra parte, la inclusión de personas trans que han logrado el cispassing (es decir, básicamente, que personas en la calle no “se darán cuenta que es trans”), ha hecho que quienes no tienen ambición de lograr tal cosa (o no pueden) se vean como sujetos marginales y reprobables, al no ser “como las personas trans deberían ser”. Estas marginaciones, obsérvese, son resultado de la existencia de los estándares y no que estos sean demasiado estrechos. Cada intento progresivo con el que se estira el estándar del género o de la orientación sexual, tiene por origen mayor marginación. La proliferación y reconocimiento, incluso, de “nuevos géneros” (no binario, agénero, genero fluido, etc.) sigue razonando dentro de la misma lógica. Algo que podía ser tan negador del género, precisamente por su carácter vacío, como el no-binarismo, hoy en día ha sido asimilado como un género nuevo, que ha hecho posible que las personas no-binarias tengan que seguir escuchando epítetos como “no pareces no-binario” o “¿por qué eres no binario pero usas pronombres masculinos/femeninos y no neutros?”, etc.

Por otra parte, la “praxis política”, para ser generosos con el autodenominado feminismo radical, se ha perfilado en la práctica como una serie de propuestas que buscan construir espacios separatistas (solo de mujeres), mientras que se dedican a hostigar a personas trans (sobre todo mujeres trans)[4]. Hay mucha tela que cortar sobre este tema, así que me limitaré a hacer sólo un par de observaciones. Cuando la feminista “radical” se burla de una mujer trans llamándole “hombre con vestido” o “macho disfrazado”, lo que realmente está haciendo es criticar algo que, realmente, si el género estuviera abolido, sería totalmente aceptable (a saber, que quien quiera, pueda de hecho, usar vestido). Las feministas radicales que, supuestamente, aspiran a abolir el género, manifiestan resistencias cuando ven a una persona de la cual, se espera que se comporte masculinamente, hacerlo de otra manera, exhibiendo el carácter para nada prefigurativo de su proceder   . Por otra parte, bajo la forma de una “crítica a la feminidad”, el feminismo radical ha contrabandeado el patriarcado al establecer modos legítimos de ejercer el “ser mujer” y modos ilegítimos, pese a que, nuevamente, en un mundo con género abolido, cualquier persona podría usar maquillaje, falda, vestido, pantalón, tacones o esmalte de uñas si quisiese. Detrás del discurso “abolicionista” lo que hay detrás es meramente un paternalismo patriarcal de carácter totalitario. Sin mencionar, que cuando las feministas radicales presentan su “idea” de renegar de la feminidad, blanquean lo masculino como lo “carente de género”, que es lo que motiva que esas feministas usen ropas y cortes de cabello asociados, en el fondo, a la masculinidad. Habiendo tantas combinaciones posibles que escapan de los estándares tanto masculinos como femeninos, de todas maneras se inclinan por lo masculino.

La praxis prefigurativa anarquista queer realmente no es difícil de imaginar, pero es fundamental aplicarla dentro de todos los espacios y dinámicas, anarquistas o no, si es que queremos avanzar en la dirección de un cambio de mentalidad. Parte de cambiar las dinámicas sociales patriarcales implica mostrar que, de hecho, hay otra manera de hacer las cosas. Y aquí aparecen disposiciones que cada activista debe tener respecto de sí mismx, como para con el resto de personas. Si nuestra intención es abolir el género, la orientación sexual y la norma relacional, lo que es básico radica en no cuestionar las presentaciones en público de nuestrxs compañerxs, se vistan como se vistan, hablen como hablen, estén con quién estén (o con cuantos quieran estar). Podrá sonar una minucia, pero las personas trans saben bien cómo el interés en respetar su decisión de vida con cosas pequeñas, por ejemplo, preguntando sus pronombres en lugar de suponerlos, puede hacer una gran diferencia. El no presuponer que la otra persona es heterosexual, y, en todo caso, no sorprenderse porque no lo sea, también es algo a tener en cuenta. De hecho, debemos ya aceptar que el hecho de que una persona esté con una persona del género opuesto no significa que sea heterosexual, ni tampoco lo contrario. Es fundamental evitar toda forma de etiqueta; no suponer que nuestrx compañerx encarna una categoría preexistente, sino que ellx mismx es su propia categoría. El trabajo personal que tenemos que hacer respecto de nuestro entorno consiste en la radical aceptación de los estilos de vida, y poder transmitir que somos espacios seguros para lxs compañerxs de las distintas disidencias. Por cierto, y esto no debe pasarse por alto, las disidencias tampoco deben universalizar su experiencia a otras disidencias, porque eso es una puerta abierta a construir nuevas normas, aunque sean normas de disidencias. Naturalmente estas prescripciones pueden ser virtualmente infinitas, por lo que, realmente, lo mejor que puede hacerse es que, cuando se constituya un espacio, esto se tematice, de modo de que cada participante pueda tener una noción sobre cuáles son los modos no patriarcales de proceder y cada quien pueda expresar su punto de vista con cómo esto debe llevarse a cabo de mejor manera. De este modo estamos constituyendo espacios que son seguros para todas las personas, y que prefiguran un mundo sin patriarcado.

Respecto de las prácticas más personales, y esto, naturalmente, está vinculado con los tiempos de cada individuo: si se constituyen espacios libres de opresión patriarcal, es una oportunidad para experimentar, para desplazar nuestros propios límites. Las dinámicas patriarcales se despliegan de dos formas: no sólo se transmiten estándares, sino que además se impone permanentemente que los estilos de vida operen bajo normas fijas, claras, evitando siempre la incoherencia, la ambigüedad, la exploración, la resignificación constante, etc. Es razonable pensar que mucho del modo en que somos responde a que nos han criado en esta dinámica prescriptiva y normalizadora. La invitación, y como toda invitación puede o no ser correspondida, es a explorar y explorarse. Explorar lo que está fuera de los límites del género, de la orientación sexual, de la monogamia obligatoria, del placer, de los modos de expresión, de vestir, de sentir, etc.

Lo que se ha dicho es breve. Realmente la única idea que debe quedar es que, cuando hagamos política prefigurativa, es decir, cuando hagamos espacios horizontales, democráticos y asamblearios, basados en la solidaridad, donde circule el apoyo mutuo y las dinámicas del regalo, no debe faltar la praxis prefigurativa anarco-queer: no debe faltar la radical aceptación de los estilos de vida y la determinación de no hacer circular nuevas categorías o clasificaciones ahí donde sólo queremos vivir como más nos acomoda personalmente.

Madelyyna Zicqua

Notas

[1] Véase, por ejemplo, el texto de Jeff Shantz, “Futuros anarquistas en el presente”, disponible en este portal.

[2] Murray Bookchin, “Las formas de la libertad”.

[3] En caso de que se quiera saber más sobre el anarquismo queer, existe toda una obra en inglés dedicada al respecto, titulada Queering Anarchism. También puede verse mi trabajo “Lucha trans y anarquismo queer”, disponible en este portal.

[4] Se presume una crítica al feminismo radical en el texto de Tía Akwa, “Anarcofeminismo y separatismo”, disponible en este portal.

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La guerra y los anarquistas: Perspectivas antiautoritarias en Ucrania

Posted: 17 Feb 2022 10:34 AM PST

Artículo publicado originalmente en Crimethinc  y traducido por alasbarricadas.org

Este texto fue compuesto conjuntamente por varixs activistas antiautoritarixs en activo de Ucrania. No representamos a una organización, pero nos reunimos para escribir este texto y prepararnos para una posible guerra.

Además de nosotrxs, el texto fue editado por más de diez personas, entre ellas, participantes en los acontecimientos descritos en el texto, periodistas que comprobaron la exactitud de nuestras afirmaciones y anarquistas de Rusia, Bielorrusia y Europa. Recibimos muchas correcciones y aclaraciones para escribir un texto lo más objetivo posible.

Si estallase la guerra, no sabemos si el movimiento antiautoritario sobrevivirá, pero lo intentaremos. Mientras tanto, este texto es un intento de dejar la experiencia que hemos acumulado en la red.

En este momento, el mundo está discutiendo activamente una posible guerra entre Rusia y Ucrania. Hay que aclarar que la guerra entre Rusia y Ucrania lleva en marcha desde 2014.

Las protestas del Maidán en Kiev

En 2013, comenzaron las protestas de masas en Ucrania, desencadenadas por la paliza que las Berkut (fuerzas especiales de la policía) propinaron a los estudiantes que protestaban por la negativa del entonces presidente Víktor Yanukóvich a firmar el acuerdo de asociación con la Unión Europea. Esta paliza funcionó como una llamada a la acción para muchos segmentos de la sociedad. Quedó claro para todos que Yanukóvich se había pasado de la raya. Las protestas acabaron provocando la huida del presidente.

En Ucrania, estos acontecimientos se llaman «La Revolución de la Dignidad». El gobierno ruso lo presenta como un golpe de estado nazi, un proyecto del Departamento de Estado de los Estados Unidos, etc. Los manifestantes eran una multitud variopinta: activistas de extrema derecha con sus símbolos, líderes liberales que hablaban de los valores europeos y de la integración europea, ucranianos de a pie que salieron en contra del gobierno, algunos izquierdistas. Entre los manifestantes predominaban los sentimientos antioligárquicos, mientras que los oligarcas a los que no les gustaba Yanukóvich financiaban la protesta porque él, junto con su círculo íntimo, intentó monopolizar los grandes negocios durante su mandato. Es decir, para los demás oligarcas, la protesta representaba una oportunidad de salvar sus negocios. Además, muchos representantes de pequeñas y medianas empresas participaron en la protesta porque la gente de Yanukovich no les permitía trabajar libremente, exigiéndoles dinero. La gente de a pie estaba descontenta con el alto nivel de corrupción y la conducta arbitraria de la policía. Los nacionalistas que se oponían a Yanukóvich por ser un político prorruso se reafirmaron de forma significativa. Expatriados bielorrusos y rusos se unieron a las protestas, percibiendo a Yanukóvich como amigo de los dictadores bielorruso y ruso Alexander Lukashenko y Vladimir Putin.

Si has visto los vídeos de la manifestación del Maidan, habrás notado que el grado de violencia fue alto; los manifestantes no tenían ningún lugar al que retirarse, así que tuvieron que luchar hasta el final. Los Berkut envolvieron las granadas aturdidoras con tuercas que dejaban heridas astilladas tras la explosión, y que golpeaba a la gente en los ojos; por eso hubo muchos heridos. En la fase final del conflicto, las fuerzas de seguridad utilizaron armas militares y mataron a 106 manifestantes.

En respuesta, los manifestantes fabricaron granadas y explosivos DIY, de bricolaje, y llevaron armas de fuego al Maidan. La fabricación de cócteles molotov se asemejaba a una pequeña fábrica.

En las protestas del Maidan de 2014, las autoridades utilizaron mercenarios (titushkas), les dieron armas, los coordinaron e intentaron utilizarlos como una fuerza leal organizada. Hubo peleas con ellos con palos, martillos y cuchillos.

En contra de la opinión de que el Maidan era una «manipulación de la UE y la OTAN«, los partidarios de la integración europea habían pedido una protesta pacífica, ridiculizando a los manifestantes militantes como chiflados. La UE y Estados Unidos criticaron las tomas de edificios gubernamentales. Por supuesto, las fuerzas y organizaciones «prooccidentales» participaron en la protesta, pero no la controlaron en su totalidad. Diversas fuerzas políticas, entre ellas la extrema derecha, interfirieron activamente en el movimiento e intentaron dictar su agenda. Rápidamente lo orientaron y se convirtieron en una fuerza organizadora, gracias a que crearon los primeros destacamentos de combate e invitaron a todos a unirse a ellos, entrenándolos y dirigiéndolos.

Sin embargo, ninguna de las fuerzas fue absolutamente dominante. La tendencia principal era que se trataba de una movilización de protesta espontánea dirigida contra el régimen corrupto e impopular de Yanukovich. Quizás el Maidan pueda clasificarse como una de las muchas «revoluciones robadas». Los sacrificios y esfuerzos de decenas de miles de personas de a pie fueron usurpados por un puñado de políticos que se hicieron con el poder y el control de la economía.

El papel de los anarquistas en las protestas de 2014

A pesar de que los anarquistas en Ucrania tienen una larga historia, durante el reinado de Stalin, todo los que estaba relacionado con los anarquistas de alguna manera fue reprimido y el movimiento se extinguió, y en consecuencia, la transferencia de la experiencia revolucionaria cesó. El movimiento comenzó a recuperarse en la década de 1980 gracias a los esfuerzos de los historiadores y en la década de 2000 recibió un gran impulso debido al desarrollo de las subculturas y el antifascismo. Pero en el 2014 aún no estaba preparado para afrontar serios desafíos históricos.

Antes del comienzo de las protestas, los anarquistas eran activistas individuales o estaban dispersos en pequeños grupos. Pocos sostenían que el movimiento debía ser organizado y revolucionario. De las organizaciones conocidas que se preparaban para tales acontecimientos, estaba la Confederación Revolucionaria de Anarcosindicalistas Makhno (RCAS Makhno), pero al comienzo de los disturbios, se disolvió, ya que los participantes no pudieron desarrollar una estrategia para la nueva situación.

Los acontecimientos del Maidan fueron como una situación en la que las fuerzas especiales irrumpen en tu casa y tienes que llevar a cabo acciones decisivas, pero tu arsenal consiste únicamente en letras de canciones punk, veganismo, libros centenarios y, en el mejor de los casos, la experiencia de participar en el antifascismo callejero y en los conflictos sociales locales. En consecuencia, había mucha confusión, ya que la gente intentaba entender lo que estaba sucediendo.

En ese momento, no era posible formarse una visión unificada de la situación. La presencia de la extrema derecha en las calles disuadió a muchos anarquistas de apoyar las protestas, ya que no querían estar al lado de los nazis en el mismo lado de las barricadas. Esto trajo mucha controversia al movimiento; algunas personas acusaban de fascistas a los que sí decidían unirse a las protestas.

Por su parte, los anarquistas que participaron en las protestas estaban descontentos con la brutalidad de la policía y con el propio Yanukovich y su posición prorrusa. Sin embargo, no pudieron tener un impacto significativo en las protestas, ya que se encontraban esencialmente en la categoría de ‘outsiders’ (fuera de juego).

Al final, los anarquistas participaron en la revolución de Maidan individualmente y en pequeños grupos, principalmente en iniciativas voluntarias o no militantes. Después de un tiempo, decidieron cooperar y formar su propia «centuria» (un grupo de combate de 60-100 personas). Pero durante el registro del destacamento (un procedimiento obligatorio en la Maidan), los anarquistas, en inferioridad numérica, fueron dispersados por los participantes de extrema derecha con armas. Los anarquistas permanecieron, pero ya no intentaron crear grandes grupos organizados.

Entre los asesinados en la plaza Maidan se encontraba el anarquista Sergei Kemsky que, irónicamente, fue calificado como Héroe de Ucrania póstumo. Fue abatido por un francotirador durante la fase acalorada del enfrentamiento con las fuerzas de seguridad. Durante las protestas, Sergei hizo un llamamiento a los manifestantes titulado «¿Lo oyes, Maidan?» en el que esbozaba posibles formas de desarrollar la revolución, haciendo hincapié en los aspectos de la democracia directa y la transformación social. El texto está disponible en inglés aquí.

Reunión de una escuadra anarquista.

El comienzo de la guerra: la anexión de Crimea

El conflicto armado con Rusia comenzó hace ocho años, en la noche del 26 al 27 de febrero de 2014, cuando el edificio del Parlamento de Crimea y el Consejo de Ministros fueron tomados por  hombres armados desconocidos. Utilizaron armas, uniformes y equipos rusos, pero no tenían los símbolos del ejército ruso. Putin no reconoció el hecho de la participación de los militares rusos en esta operación, aunque posteriormente lo admitió personalmente en el documental de propaganda «Crimea: El camino a la patria«.

Hombres armados con uniformes sin insignias bloqueando una unidad militar ucraniana en Crimea, 9 de marzo de 2014.

Aquí hay que entender que durante la época de Yanukovich, el ejército ucraniano estaba en muy malas condiciones. Sabiendo que había un ejército regular ruso de 220.000 soldados operando en Crimea, el gobierno provisional de Ucrania no se atrevió a enfrentarse a él.

Tras la ocupación, muchos residentes se enfrentaron a una represión que continúa hasta hoy. Nuestros compañeros también se encuentran entre los reprimidos. Podemos repasar brevemente algunos de los casos más destacados. El anarquista Alexander Kolchenko fue detenido junto con el activista prodemocrático Oleg Sentsov y trasladado a Rusia el 6 de septiembre de 2019; cinco años después, fueron liberados como resultado de un intercambio de prisioneros. El anarquista Alexei Shestakovich fue torturado, asfixiado con una bolsa de plástico en la cabeza, golpeado y amenazado con represalias; logró escapar. El anarquista Evgeny Karakashev fue detenido en 2018 por una publicación en Vkontakte (una red social); sigue detenido.

El anarquista Alexander Kolchenko tras el intercambio de prisioneros.

Desinformación

Se celebraron mítines prorrusos en ciudades de habla rusa cercanas a la frontera. Los participantes temían a la OTAN, a los nacionalistas radicales y a la represión contra la población rusófona. Tras el colapso de la URSS, muchos hogares de Ucrania, Rusia y Bielorrusia tenían lazos familiares, pero los acontecimientos del Maidan provocaron una grave ruptura de las relaciones personales. Los que estaban fuera de Kiev y veían la televisión rusa estaban convencidos de que Kiev había sido capturada por una junta nazi y de que se estaban llevando a cabo purgas de la población rusoparlante de la ciudad.

Rusia lanzó una campaña de propaganda con los siguientes mensajes: «los castigadores», es decir, los nazis, vienen desde Kiev a Donetsk, quieren destruir a la población rusoparlante (aunque Kiev también es una ciudad predominantemente rusoparlante). En sus declaraciones de desinformación, los propagandistas utilizaron fotos de la extrema derecha y difundieron todo tipo de noticias falsas. Durante las hostilidades, apareció uno de los bulos más notorios: la supuesta crucifixión de un niño de tres años que supuestamente fue atado a un tanque y arrastrado por la carretera. En Rusia, esta historia se emitió en los canales federales y se hizo viral en Internet.

Noticias falsas de un canal ruso. Una mujer cuenta cómo vio las ejecuciones y la crucifixión de un niño de cinco años.

En 2014, en nuestra opinión, la desinformación jugó un papel clave en la generación del conflicto armado: algunos residentes de Donetsk y Lugansk tenían miedo de que los mataran, así que tomaron las armas y llamaron a las tropas de Putin.

Conflicto armado en el este de Ucrania

«El gatillo de la guerra lo apretó», según sus propias palabras, Igor Girkin, un coronel del FSB (la agencia de seguridad estatal, sucesora del KGB) de la Federación Rusa. Girkin, partidario del imperialismo ruso, decidió radicalizar las protestas prorrusas. Cruzó la frontera con un grupo armado de rusos y (el 12 de abril de 2014) tomó el edificio del Ministerio del Interior en Slavyansk para hacerse con armas. Las fuerzas de seguridad prorrusas comenzaron a unirse a Girkin. Cuando apareció información sobre los grupos armados de Girkin, Ucrania anunció una operación antiterrorista.

Una parte de la sociedad ucraniana decidida a proteger la soberanía nacional, al darse cuenta de que el ejército tenía poca capacidad, organizó un gran movimiento de voluntarios. Los que tenían cierta competencia en asuntos militares se convirtieron en instructores o formaron batallones de voluntarios. Algunas personas se unieron al ejército regular y a los batallones de voluntarios como voluntarios humanitarios. Recaudaban fondos para comprar armas, alimentos, municiones, combustible, transporte, alquiler de coches civiles y cosas por el estilo. A menudo, los participantes en los batallones de voluntarios estaban mejor armados y equipados que los soldados del ejército estatal. Estos destacamentos demostraron un importante nivel de solidaridad y autoorganización y, de hecho, sustituyeron las funciones estatales de la defensa territorial, lo que permitió al ejército (mal equipado en aquella época) resistir con éxito al enemigo.

Los territorios controlados por las fuerzas prorrusas comenzaron a reducirse rápidamente. Entonces intervino el ejército regular ruso.

Podemos destacar tres puntos cronológicos clave:

  1.     Los militares ucranianos se dieron cuenta de que las armas, los voluntarios y los especialistas militares venían de Rusia. Por ello, el 12 de julio de 2014, iniciaron una operación en la frontera ucraniano-rusa. Sin embargo, durante la operación militar, los militares ucranianos fueron atacados por la artillería rusa y la operación fracasó. Las fuerzas armadas sufrieron grandes pérdidas.
  2.     Los militares ucranianos intentaron ocupar Donetsk. Mientras avanzaban, fueron rodeados por las tropas regulares rusas cerca de Ilovaisk. Personas que conocemos, que formaban parte de uno de los batallones de voluntarios, también fueron capturadas. Vieron a los militares rusos de primera mano. Después de tres meses, lograron regresar como resultado de un intercambio de prisioneros de guerra.
  3.     El ejército ucraniano controlaba la ciudad de Debaltseve, que tenía un gran nudo ferroviario. Esto interrumpía la carretera directa que unía Donetsk y Lugansk. En vísperas de las negociaciones entre Poroshenka (presidente de Ucrania en ese momento) y Putin, que debían iniciar un alto el fuego a largo plazo, las posiciones ucranianas fueron atacadas por unidades con el apoyo de las tropas rusas. El ejército ucraniano fue nuevamente rodeado y sufrió grandes pérdidas.
Combatientes voluntarios realizando acciones en Ilovaisk en 2014.

Por el momento (a partir de febrero de 2022), las partes han acordado un alto el fuego y una orden de «paz y tranquilidad» condicional, que se mantiene, aunque hay constantes violaciones. Cada mes mueren varias personas.

Rusia niega la presencia de tropas rusas regulares y el suministro de armas a territorios no controlados por las autoridades ucranianas. Los militares rusos capturados afirman que fueron puestos en alerta para un simulacro, y sólo cuando llegaron a su destino se dieron cuenta de que estaban en medio de la guerra en Ucrania. Antes de cruzar la frontera, se quitaron los símbolos del ejército ruso, como hicieron sus colegas en Crimea. En Rusia, los periodistas han encontrado cementerios de soldados caídos, pero se desconoce toda la información sobre sus muertes: los epitafios de las lápidas sólo indican como fecha de su muerte el año 2014.

Partidarios de las Repúblicas no reconocidas

La base ideológica de los opositores al Maidan también era diversa. Las principales ideas que los unían eran el descontento con la violencia contra la policía y la oposición a los disturbios en Kiev. Las personas que se habían criado con relatos culturales, películas y música rusos temían la destrucción de la lengua rusa. Los partidarios de la URSS y los admiradores de su victoria en la Segunda Guerra Mundial creían que Ucrania debía alinearse con Rusia y estaban descontentos con el ascenso de los nacionalistas radicales. Los partidarios del Imperio Ruso percibían las protestas del Maidan como una amenaza para el territorio del Imperio Ruso. Las ideas de estos aliados podrían explicarse con esta foto que muestra las banderas de la URSS, el Imperio Ruso y la cinta de San Jorge como símbolo de la victoria en la Segunda Guerra Mundial. Podríamos presentarlos como conservadores autoritarios, partidarios del viejo orden.

Las banderas de la URSS, del Imperio Ruso y la cinta de San Jorge como símbolo de la victoria en la Segunda Guerra Mundial.

El bando prorruso estaba formado por policías, empresarios, políticos y militares que simpatizaban con Rusia, ciudadanos de a pie asustados por las noticias falsas, varios conocidos de ultraderecha, incluidos patriotas rusos y diversos tipos de monárquicos, imperialistas prorrusos, el grupo de la Fuerza de Tarea «Rusich», el grupo de la PMC [Compañía Militar Privada] «Wagner», incluido el notorio neonazi Alexei Milchakov, el recientemente fallecido Egor Prosvirnin, fundador del proyecto mediático nacionalista ruso chovinista «Sputnik y Pogrom», y muchos otros. También había izquierdistas autoritarios, que celebran la URSS y su victoria en la Segunda Guerra Mundial.

El ascenso de la extrema derecha en Ucrania

Como hemos descrito, la derecha consiguió ganar simpatías durante el Maidan organizando unidades de combate y estando dispuesta a enfrentarse físicamente a los Berkut. La presencia de armas militares les permitió mantener su independencia y obligar a los demás a contar con ellos. A pesar de que utilizaban símbolos abiertamente fascistas, como esvásticas, garras de lobo, cruces celtas y logotipos de las SS, era difícil desacreditarlos, ya que la necesidad de luchar contra las fuerzas del gobierno de Yanukovich hizo que muchos ucranianos llamaran a la cooperación con ellos.

Después del Maidan, la derecha reprimió activamente las concentraciones de las fuerzas prorrusas. Al comienzo de las operaciones militares, comenzaron a formar batallones de voluntarios. Uno de los más famosos es el batallón «Azov«. Al principio estaba formado por 70 combatientes; ahora es un regimiento de 800 personas con sus propios vehículos blindados, artillería, compañía de tanques y un proyecto independiente de acuerdo con las normas de la OTAN, la escuela de sargentos. El batallón Azov es una de las unidades más eficaces en combate del ejército ucraniano. También hubo otras formaciones militares fascistas, como la Unidad de Voluntarios Ucranianos «Sector Derecho» y la Organización de Nacionalistas Ucranianos, pero son menos conocidas.

Como consecuencia, la derecha ucraniana se ganó una mala reputación en los medios de comunicación rusos. Pero muchos en Ucrania consideraron que lo que era odiado en Rusia era un símbolo de lucha en Ucrania. Por ejemplo, el nombre del nacionalista Stepan Bandera, considerado un colaborador nazi en Rusia, fue utilizado activamente por los manifestantes como forma de burla. Algunos se llamaban a sí mismos judeobanderistas para trollear a los partidarios de las teorías conspirativas judeomasónicas.

Con el tiempo, el trolleo se descontroló. Los derechistas llevaban abiertamente símbolos nazis; los simpatizantes ordinarios del Maidan afirmaban que ellos mismos eran banderinos que se comían a los bebés rusos y hacían memes en ese sentido. La extrema derecha se abrió paso en el mainstream: se les invitó a participar en programas de televisión y otras plataformas mediáticas corporativas, en las que se les presentaba como patriotas y nacionalistas. Los partidarios liberales del Maidan se pusieron de su parte, creyendo que los nazis eran un bulo inventado por los medios de comunicación rusos. Entre 2014 y 2016, se abrazaba a cualquiera que estuviera dispuesto a luchar, ya fuera un nazi, un anarquista, un capo de un sindicato del crimen organizado o un político que no cumpliera ninguna de sus promesas.

Combatientes de extrema derecha con una esvástica y una bandera de la OTAN. El batallón Azov tiene una actitud negativa hacia la OTAN; actualmente, Estados Unidos no transfiere armas a Azov.

El ascenso de la extrema derecha se debe a que se organizó mejor en las situaciones críticas y pudo sugerir a otros rebeldes métodos eficaces de lucha. Los anarquistas aportaron algo similar en Bielorrusia, donde también consiguieron ganarse la simpatía de la opinión pública, pero no a una escala tan significativa como lo hizo la extrema derecha en Ucrania.

En 2017, después de que comenzara el alto el fuego y disminuyera la necesidad de combatientes radicales, el SBU (Servicio de Seguridad de Ucrania) y el gobierno estatal cooptaron el movimiento de la derecha, encarcelando o neutralizando a cualquiera que tuviera una perspectiva «antisistema» o independiente sobre cómo desarrollar el movimiento de la derecha -incluyendo a Oleksandr Muzychko, Oleg Muzhchil, Yaroslav Babich y otros.

En la actualidad, sigue siendo un gran movimiento, pero su popularidad está en un nivel comparativamente bajo y sus líderes están afiliados a los servicios de seguridad, la policía y los políticos; no representan una fuerza política realmente independiente. Los debates sobre el problema de la extrema derecha son cada vez más frecuentes dentro del campo democrático, donde la gente está desarrollando una comprensión de los símbolos y las organizaciones a las que se enfrentan, en lugar de desestimar silenciosamente las preocupaciones.

Actividad de anarquistas y antifascistas durante la guerra

Con el estallido de las operaciones militares, apareció una división entre los que son pro-ucranianos y los que apoyan a la llamada DNR/LNR («República Popular de Donetsk» y «República Popular de Luhansk»).

Durante los primeros meses de la guerra hubo un sentimiento generalizado de «decir no a la guerra» dentro de la escena punk, pero no duró mucho. Analicemos los bandos pro-ucraniano y pro-ruso.

Pro-ucranianos

Debido a la falta de una organización de masas, los primeros voluntarios anarquistas y antifascistas fueron a la guerra individualmente como combatientes individuales, médicos militares y voluntarios. Intentaron formar su propia escuadra, pero debido a la falta de conocimientos y recursos, este intento no tuvo éxito. Algunos incluso se unieron al batallón Azov y a la OUN (Organización de Nacionalistas Ucranianos). Las razones eran mundanas: se unieron a las tropas más accesibles. En consecuencia, algunos se pasaron a la política de derechas.

Antifascistas recibiendo entrenamiento en la base del Sector Derecho en Desna. Cabe destacar que en esta foto aparecen dos antifascistas de Moscú que se unieron al conflicto armado.

Las personas que no participaron en las batallas recaudaron fondos para la rehabilitación de los heridos en el Este y para la construcción de un refugio antibombas en un jardín de infancia situado cerca de la línea del frente. También había una casa okupada llamada «Autonomía» en Kharkiv, un centro social y cultural anarquista abierto; en aquella época, se concentraban en ayudar a los refugiados. Proporcionaban alojamiento y un mercado de trueque, consultando a los recién llegados y orientándolos hacia los recursos y realizando actividades educativas. Además, el centro se convirtió en un lugar de debates teóricos. Lamentablemente, en 2018, el proyecto dejó de existir.

Todas estas acciones fueron iniciativas individuales de personas y grupos particulares. No se produjeron en el marco de una estrategia única.

Uno de los fenómenos más significativos de ese periodo fue una organización nacionalista radical, «Autonomnyi Opir» (resistencia autónoma). Comenzaron a inclinarse hacia la izquierda en 2012; en 2014, se habían desplazado tanto hacia la izquierda que algunos miembros se autodenominaban «anarquistas». Enmarcaron su nacionalismo como una lucha por la «libertad» y un contrapeso al nacionalismo ruso, utilizando el movimiento zapatista y los kurdos como modelos. En comparación con los demás proyectos de la sociedad ucraniana, se les consideraba los aliados más cercanos, por lo que algunos anarquistas cooperaban con ellos, mientras que otros criticaban esta cooperación y a la propia organización. Los miembros de la AO también participaron activamente en batallones de voluntarios e intentaron desarrollar la idea del «antiimperialismo» entre los militares. También defendieron el derecho de las mujeres a participar en la guerra; los miembros femeninos de la AO participaron en las operaciones de combate. Las AO ayudaron a los centros de formación en la capacitación de combatientes y médicos, se ofrecieron como voluntarias para el ejército y organizaron el centro social «Ciudadela» en Lviv, donde se alojaba a los refugiados.

Moscú, 2014: Anarquistas marchando contra la agresión rusa.

Pro-rusos

El imperialismo ruso moderno se basa en la percepción de que Rusia es la sucesora de la URSS, no en lo que se refiere a su sistema político, sino en lo territorial. El régimen de Putin ve la victoria soviética en la Segunda Guerra Mundial no como una victoria ideológica sobre el nazismo, sino como una victoria sobre Europa que demuestra la fuerza de Rusia. En Rusia y en los países que controla, la población tiene menos acceso a la información, por lo que la maquinaria de propaganda de Putin no se molesta en crear un concepto político complejo. La narrativa es esencialmente la siguiente: los EE.UU. y Europa tenían miedo de la fuerte URSS, Rusia es la sucesora de la URSS y todo el territorio de la antigua URSS es ruso, los tanques rusos entraron en Berlín, lo que significa que «podemos hacerlo de nuevo» y le vamos a demostrar a la OTAN quién es el más fuerte aquí, la razón por la que Europa se está «pudriendo» es porque todos los gays e inmigrantes están fuera de control allí.

Pegatinas muy populares en Rusia en 2014 y 2015. La inscripción dice «Podemos hacerlo de nuevo».

El fundamento ideológico que mantiene la posición prorrusa entre la izquierda es el legado de la URSS y su victoria en la Segunda Guerra Mundial. Como Rusia sostiene que el gobierno de Kiev fue tomado por los nazis y la junta, los opositores del Maidan se describieron a sí mismos como luchadores contra el fascismo y la junta de Kiev. Esta marca indujo la simpatía entre la izquierda autoritaria, por ejemplo, en Ucrania, incluyendo la organización «Borotba». Durante los acontecimientos más significativos de 2014, primero adoptaron una posición leal y luego una posición prorrusa. En Odessa, el 2 de mayo de 2014, varios de sus activistas fueron asesinados durante los disturbios callejeros. Algunas personas de este grupo también participaron en los combates en las regiones de Donetsk y Lugansk, y algunos de ellos murieron allí.

«Borotba» describió su motivación como el deseo de luchar contra el fascismo. Instaron a la izquierda europea a solidarizarse con la «República Popular de Donetsk» y la «República Popular de Lugansk». Tras el hackeo del correo electrónico de Vladislav Surkov (estratega político de Putin), se reveló que los miembros de Borotba habían recibido financiación y eran supervisados por la gente de Surkov.

Los comunistas autoritarios de Rusia abrazaron a las repúblicas escindidas por razones similares.

La presencia de partidarios de la extrema derecha en el Maidan también motivó a los antifascistas apolíticos a apoyar al «DNR» y al «LNR». De nuevo, algunos de ellos participaron en los combates en las regiones de Donetsk y Lugansk, y algunos de ellos murieron allí.

Entre los antifascistas ucranianos, había antifascistas «apolíticos», personas subculturales que tenían una actitud negativa hacia el fascismo «porque nuestros abuelos lucharon contra él». Su comprensión del fascismo era abstracta: ellos mismos eran a menudo políticamente incoherentes, sexistas, homófobos, patriotas de Rusia, etc.

La idea de apoyar a las llamadas repúblicas obtuvo un amplio respaldo entre la izquierda de Europa. Entre sus partidarios destacan la banda de rock italiana «Banda Bassotti» y el partido alemán Die Linke. Además de recaudar fondos, Banda Bassotti hizo una gira por «Novorossia». Estando en el Parlamento Europeo, Die Linke apoyó la narrativa prorrusa de todas las maneras posibles y organizó videoconferencias con militantes prorrusos, yendo a Crimea y a las repúblicas no reconocidas. Los miembros más jóvenes de Die Linke, así como la Fundación Rosa Luxemburgo (la fundación del partido Die Linke), sostienen que esta posición no es compartida por todos los participantes, pero sí difundida por los miembros más destacados del partido, como Sahra Wagenknecht y Sevim Dağdelen.

La Banda Bassotti en Donetsk en 2014.

La posición prorrusa no ganó popularidad entre los anarquistas. Entre las declaraciones individuales, la más visible fue la posición de Jeff Monson, un luchador de artes marciales mixtas de Estados Unidos que tiene tatuajes con símbolos anarquistas. Antes se consideraba anarquista, pero en Rusia trabaja abiertamente para el partido gobernante Rusia Unida y es diputado en la Duma.

Para resumir el campo de la «izquierda» prorrusa, vemos el trabajo de los servicios especiales rusos y las consecuencias de la incapacidad ideológica. Tras la ocupación de Crimea, agentes del FSB ruso se acercaron a los antifascistas y anarquistas locales en una conversación, ofreciéndoles permitirles continuar con sus actividades, pero sugiriéndoles que en adelante incluyeran en su agitación la idea de que Crimea debería formar parte de Rusia. En Ucrania, hay pequeños grupos informativos y activistas que se posicionan como antifascistas al tiempo que expresan una posición esencialmente prorrusa; mucha gente sospecha que trabaja para Rusia. Su influencia es mínima en Ucrania, pero sus miembros sirven a los propagandistas rusos como «delatores».

También hay ofertas de «cooperación» de la embajada rusa y de diputados prorrusos como Ilya Kiva. Intentan jugar con la actitud negativa hacia los nazis como el batallón Azov y ofrecen pagar a la gente para que cambie su posición. Por el momento, sólo Rita Bondar ha admitido abiertamente haber recibido dinero de esta manera. Solía escribir para medios de comunicación de izquierdas y anarquistas, pero debido a la necesidad de dinero, escribió bajo un seudónimo para plataformas de medios de comunicación afiliadas al propagandista ruso Dmitry Kiselev.

En la propia Rusia, estamos asistiendo a la eliminación del movimiento anarquista y al ascenso de comunistas autoritarios que están expulsando a los anarquistas de la subcultura antifascista. Uno de los momentos recientes más indicativos es la organización de un torneo antifascista en 2021 en memoria del «soldado soviético».

¿Existe una amenaza de guerra a gran escala con Rusia? Una posición anarquista

Hace unos diez años, la idea de una guerra a gran escala en Europa habría parecido una locura, ya que los estados europeos seculares del siglo XXI tratan de hacer valer su «humanismo» y enmascarar sus crímenes. Cuando participan en operaciones militares, lo hacen en algún lugar lejos de Europa. Pero cuando se trata de Rusia, hemos sido testigos de la ocupación de Crimea y de los subsiguientes referendums falsos, de la guerra en Donbas y del accidente del avión MH17. Ucrania experimenta constantemente ataques de hackers y amenazas de bomba, no solo en edificios estatales, sino también dentro de las escuelas y guarderías.

En Bielorrusia, en 2020, Lukashenko se declaró audazmente ganador de las elecciones con un resultado del 80% de los votos. El levantamiento en Bielorrusia llevó incluso a una huelga de propagandistas bielorrusos. Pero tras el aterrizaje de los aviones del FSB ruso, la situación cambió radicalmente y el gobierno bielorruso consiguió reprimir violentamente las protestas.

Un escenario similar se produjo en Kazajistán, pero allí, los ejércitos regulares de Rusia, Bielorrusia, Armenia y Kirguistán fueron llevados para ayudar al régimen a reprimir la revuelta como parte de la cooperación de la OTSC (Organización del Tratado de Seguridad Colectiva).

Los servicios especiales rusos atrajeron a refugiados desde Siria a Bielorrusia para crear un conflicto en la frontera con la Unión Europea. También se descubrió un grupo del FSB ruso que se dedicaba a los asesinatos políticos con armas químicas, el ya conocido «novichok». Además de los Skripal y Navalny, también han matado a otras figuras políticas en Rusia. El régimen de Putin responde a todas las acusaciones diciendo «No somos nosotros, estáis mintiendo». Mientras tanto, el propio Putin escribió un artículo hace medio año en el que afirma que rusos y ucranianos son una sola nación y deberían estar juntos. Vladislav Surkov (un estratega político que construye la política estatal rusa, relacionado con los gobiernos títeres en la llamada DNR y LNR) publicó un artículo en el que declaraba que «el imperio debe expandirse, de lo contrario perecerá«. En Rusia, Bielorrusia y Kazajstán, durante los últimos dos años, el movimiento de protesta ha sido brutalmente reprimido y los medios de comunicación independientes y de la oposición están siendo destruidos. Recomendamos leer más sobre las actividades de Rusia aquí.

Teniendo en cuenta todo esto, la probabilidad de una guerra a gran escala es alta, y algo mayor este año que el anterior. Ni siquiera los analistas más agudos son capaces de predecir exactamente cuándo empezará. Tal vez una revolución en Rusia aliviaría la tensión en la región; sin embargo, como escribimos anteriormente, el movimiento de protesta allí ha sido sofocado.

Los anarquistas de Ucrania, Bielorrusia y Rusia apoyan mayoritariamente la independencia ucraniana de forma directa o implícita. Esto se debe a que, incluso con toda la histeria nacional, la corrupción y un gran número de nazis, en comparación con Rusia y los países controlados por ella, Ucrania parece una isla de libertad. Este país conserva «fenómenos únicos» en la región postsoviética como la sustituibilidad del presidente, un parlamento que tiene algo más que un poder nominal y el derecho de reunirse en paz; en algunos casos, teniendo en cuenta la atención adicional de la sociedad, los tribunales a veces incluso funcionan según su protocolo profeso. Decir que esto es preferible a la situación en Rusia no es decir nada nuevo. Como escribió Bakunin, «estamos firmemente convencidos de que la república más imperfecta es mil veces mejor que la monarquía más ilustrada«.

Hay muchos problemas dentro de Ucrania, pero es más probable que estos problemas se resuelvan sin la intervención de Rusia.

¿Merece la pena luchar contra las tropas rusas en caso de invasión? Creemos que la respuesta es sí. Las opciones que los anarquistas ucranianos están considerando en este momento incluyen unirse a las fuerzas armadas de Ucrania, participar en la defensa del territorio, el partisanismo y el voluntariado.

Ucrania está ahora en la vanguardia de la lucha contra el imperialismo ruso. Rusia tiene planes a largo plazo para destruir la democracia en Europa. Sabemos que todavía se ha prestado poca atención a este peligro en Europa. Pero si se siguen las declaraciones de políticos de alto nivel, de organizaciones de extrema derecha y de comunistas autoritarios, a lo largo del tiempo, se notará que ya existe una gran red de espionaje en Europa. Por ejemplo, algunos altos funcionarios, después de dejar su cargo, reciben un puesto en una empresa petrolera rusa (Gerhard Schröder, François Fillon).

Consideramos que los lemas «no a la guerra» o «La guerra de los imperios» son ineficaces y populistas. El movimiento anarquista no tiene ninguna influencia en el proceso, por lo que tales declaraciones no cambian nada en absoluto.

Nuestra posición se basa en el hecho de que no queremos huir, no queremos ser rehenes y no queremos que nos maten sin luchar. Puedes mirar a Afganistán y entender lo que significa «No a la guerra»: cuando los talibanes avanzan, la gente huye en masa, muere en el caos de los aeropuertos, y los que se quedan son purgados. Esto describe lo que está ocurriendo en Crimea y puedes imaginar lo que ocurrirá tras la invasión de Rusia en otras regiones de Ucrania.

Afganistán, 2021: La gente intenta subir a un avión de la OTAN para escapar de los talibanes.

En cuanto a la actitud hacia la OTAN, lxs autora/es de este texto están divididos entre dos puntos de vista. Algunxs de nosotrxs tenemos un enfoque positivo hacia esta situación. Es evidente que Ucrania no puede contrarrestar a Rusia por sí sola. Incluso teniendo en cuenta el gran movimiento de voluntarios, se necesitan tecnologías y armas modernas. Además de la OTAN, Ucrania no tiene otros aliados que puedan ayudar en este sentido.

Aquí podemos recordar la historia del Kurdistán sirio. Los lugareños se vieron obligados a cooperar con la OTAN contra el DAESH: la única alternativa era huir o morir. Sabemos muy bien que el apoyo de la OTAN puede desaparecer muy rápidamente si Occidente desarrolla nuevos intereses o logra negociar algunos compromisos con Putin. Incluso ahora, los kurdos se ven obligados a cooperar con el régimen de Assad, entendiendo que no tienen mucha alternativa.

Una posible invasión rusa obliga al pueblo ucraniano a buscar aliados en la lucha contra Moscú. No en las redes sociales, sino en el mundo real. Los anarquistas no tienen suficientes recursos en Ucrania o en otros lugares para responder eficazmente a la invasión del régimen de Putin. Por lo tanto, hay que pensar en aceptar el apoyo de la OTAN.

El otro punto de vista, que otros en este grupo de escritora/es suscriben, es que tanto la OTAN como la UE, al reforzar su influencia en Ucrania, cimentarán el actual sistema de «capitalismo salvaje» en el país y harán aún menos factible el potencial de una revolución social. En el sistema del capitalismo global, cuyo buque insignia es EEUU como líder de la OTAN, a Ucrania se le asigna el lugar de una humilde frontera: un proveedor de mano de obra y recursos baratos. Por lo tanto, es importante que la sociedad ucraniana se dé cuenta de la necesidad de independizarse de todos los imperialistas. En el contexto de la capacidad de defensa del país, el énfasis no debe ponerse en la importancia de la tecnología de la OTAN y el apoyo al ejército regular, sino en el potencial de la sociedad para la resistencia guerrillera de base.

Consideramos esta guerra principalmente contra Putin y los regímenes bajo su control. Además de la motivación mundana de no vivir bajo una dictadura, vemos el potencial en la sociedad ucraniana, que es una de las más activas, independientes y rebeldes de la región. La larga historia de resistencia del pueblo en los últimos treinta años es una sólida prueba de ello. Esto nos da la esperanza de que los conceptos de democracia directa tengan un terreno fértil aquí.

La situación actual de los anarquistas en Ucrania y los nuevos desafíos

La posición de outsider durante el Maidan y la guerra tuvo un efecto desmoralizador en el movimiento. La difusión se vio obstaculizada ya que la propaganda rusa monopolizó el concepto «antifascismo». Debido a la presencia de los símbolos de la URSS entre los militantes prorrusos, la actitud hacia la palabra «comunismo» era extremadamente negativa, por lo que incluso la combinación «anarcocomunismo» era percibida negativamente. Las declaraciones contra la ultraderecha pro-ucraniana arrojaban una sombra de duda sobre los anarquistas a los ojos de la gente corriente. Había un acuerdo tácito de que la ultraderecha no atacaría a los anarquistas y antifascistas si éstas no mostraban sus símbolos en los mítines y similares. La ultraderecha tenía muchas armas en sus manos. Esta situación creaba un sentimiento de frustración; la policía no funcionaba bien, por lo que se podía matar fácilmente a alguien sin consecuencias. Por ejemplo, en 2015 fue asesinado el activista prorruso Oles Buzina.

Todo esto animó a los anarquistas a abordar el asunto con más seriedad.

A partir de 2016 comenzó a desarrollarse una clandestinidad radical; empezaron a aparecer noticias sobre acciones radicales. Aparecieron recursos anarquistas que explicaban cómo comprar armas y cómo hacer alijos, a diferencia de los antiguos, que se limitaban solo a cócteles molotov.

En el entorno anarquista, se ha vuelto aceptable tener armas legales. Empezaron a aparecer vídeos de campamentos de entrenamiento anarquista en los que se utilizaban armas de fuego. Los ecos de estos cambios llegaron a Rusia y Bielorrusia. En Rusia, el FSB liquidó una red de grupos anarquistas que tenían armas legales y practicaban airsoft. Los detenidos fueron torturados con corriente eléctrica para obligarlos a confesar terrorismo, y condenados a penas de entre 6 y 18 años. En Bielorrusia, durante las protestas de 2020, un grupo rebelde de anarquistas bajo el nombre de «Bandera Negra» fue detenido cuando intentaba cruzar la frontera bielorrusa-ucraniana. Llevaban un arma de fuego y una granada; según el testimonio de Igor Olinevich, compró el arma en Kiev.

Grupo rebelde anarquista «Bandera Negra»

El enfoque anticuado de la vida económica de los anarquistas también ha cambiado: si antes la mayoría trabajaba en empleos mal pagados «más cerca de los oprimidos», ahora muchos intentan encontrar un trabajo con un buen salario, casi siempre en el sector de la informática.

Los grupos antifascistas callejeros han reanudado sus actividades, participando en acciones de represalia en casos de ataques nazis. Entre otras cosas, celebraron el torneo «No Surrender» entre los combatientes antifa y estrenaron un documental titulado «Hoods«, que cuenta el nacimiento del grupo antifa de Kiev. (Hay subtítulos en inglés).

El antifascismo en Ucrania es un frente importante, porque además de un gran número de activistas locales de ultraderecha, muchos nazis notorios se han trasladado aquí desde Rusia (como Sergei Korotkikh y Alexei Levkin) y desde Europa (como Denis «White Rex» Kapustin), e incluso desde Estados Unidos (Robert Rando). Lxs anarquistas han investigado las actividades de la extrema derecha.

Hay grupos de activistas de diversa índole (anarquistas clásicos, anarquistas queer, anarcofeministas, Food Not Bombs, iniciativas ecológicas y similares), así como pequeñas plataformas de información. Recientemente, ha aparecido un recurso antifascista con carga política en el Telegram @uantifa, que duplica sus publicaciones en inglés.

En la actualidad, las tensiones entre los grupos se están suavizando poco a poco, ya que recientemente se han producido muchas acciones conjuntas y una participación común en los conflictos sociales. Entre las más importantes está la campaña contra la deportación del anarquista bielorruso Aleksey Bolenkov (que consiguió ganar un juicio contra los servicios especiales ucranianos y permanecer en Ucrania) y la defensa de uno de los distritos de Kiev (Podil) de las redadas policiales y los ataques de la ultraderecha.

Seguimos teniendo muy poca influencia en la sociedad en general. Esto se debe en gran medida a que la idea misma de la necesidad de organización y de estructuras anarquistas fue ignorada o negada durante mucho tiempo. (En sus memorias, Nestor Makhno también se quejó de esta carencia tras la derrota de los anarquistas). Los grupos anarquistas fueron rápidamente eliminados por el SBU [Servicio de Seguridad de Ucrania] o por la extrema derecha.

Ahora hemos salido del estancamiento y nos estamos desarrollando, por lo que nos anticipamos a una nueva represión y a nuevos intentos del SBU de tomar el control del movimiento.

En este momento, nuestro papel puede describirse como el de los enfoques y puntos de vista más radicales del campo democrático. Si los liberales prefieren quejarse a la policía en caso de un ataque de la policía o de la extrema derecha, los anarquistas se ofrecen a cooperar con otros grupos que sufren un problema similar y a salir en defensa de las instituciones o de las convocatorias si existe la posibilidad de un ataque.

Lxs anarquistas intentan ahora crear vínculos horizontales de base en la sociedad, basados en intereses comunes, para que las comunidades puedan atender sus propias necesidades, incluida la autodefensa. Esto difiere significativamente de la práctica política ucraniana ordinaria, en la que a menudo se propone unirse en torno a organizaciones, representantes o la policía. Las organizaciones y los representantes suelen ser sobornados y la gente que se ha reunido en torno a ellos sigue engañada. La policía puede, por ejemplo, defender los eventos LGTB, pero se enfada si estos activistas se unen a una revuelta contra la brutalidad policial. En realidad, esta es la razón por la que vemos potencial en nuestras ideas, pero si estalla una guerra, lo principal será de nuevo la capacidad de participar en el conflicto armado.

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Solidaridad con lxs compañerxs represaliadxs, acusadxs de quemar un cajero de Bankia

Posted: 17 Feb 2022 10:17 AM PST

Actualización de la situación actual de lxs compañerxs

El 29 de octubre de 2018 dos compañeros anarquistas de Madrid fueron detenidos acusados de un sabotaje con fuego a un cajero de Bankia el 13 de abril del mismo año. Recientemente han recibido la noticia de que han fechado su juicio para el 7 de abril de 2022.

Fiscalía junto con Bankia y Mapfre (la aseguradora del banco) piden 3 años por delito de Daños y 17.000 euros de Responsabilidad Civil. En el atestado policial, el hecho se relaciona con un comunicado subido a webs de contrainformación en el que se reivindicaba la acción en solidaridad con Lisa, condenada a 7 años (ahora mismo en tercer grado) por un atraco a un banco en Aachen (Alemania). También dicen que lxs compañerxs son anarquistas reconocidos, mencionando indentificaciones en concentraciones, pegadas de carteles o detenciones en desalojos. Todo este castillo en el aire lo usan para justificar el agravante ideológico ya que lxs compañerxs, al ser anarquistas, odian los bancos, y Bankia en este caso sería una víctima de este «odio ideológico».

Este es un ataque más desde el Estado al movimiento anarquista como conjunto, tratando de castigar la solidaridad y aleccionar a la sociedad entera. No sólo se pretende perseguir la acción anarquista, sino también el pensamiento, lo cual vemos en el intento de meter el ‘agravante ideológico’. Dentro de esta ofensiva también encuadran la Operación Arca, en la que se acusa dos compañeras de diferentes sabotajes en Madrid.

Estad atentxs para próximas convocatorias.

¡SOLIDARIDAD CON LXS ANARQUISTAS REPRESALIADXS!¡FUEGO A LOS BANCOS Y VIVA LA ANARQUÍA!

[Inglés]

On October 29th, 2018 two anarchist comrades from Madrid were arrested accused of a fire sabotage to a Bankia ATM on April 13th of the same year. They have recently received the news that their trial has been dated for April 7, 2022.

The Prosecutor’s Office together with Bankia and Mapfre (the bank’s insurer) are asking for 3 years for Damages and 17,000 euros in Civil Liability. In the police statement, the fact is related to a statement uploaded to counterinformation websites in which the action was vindicated in solidarity with Lisa, sentenced to 7 years (now in third degree) for a bank robbery in Aachen (Germany). They also say that the comrades are recognized anarchists, mentioning identifications at rallies, poster-attachments or arrests in evictions. All this rhetoric is used to justify the ideological aggravant since the comrades, being anarchists, hate the banks, and Bankia in this case would be a victim of this «ideological hatred».

This is another attack from the State on the anarchist movement as a whole, trying to punish solidarity and to teach lessons to the whole society. Not only is it intended to persecute anarchist action, but also thought, which we see in the attempt to introduce the ‘ideological aggravant’. Within this offensive they also include Operation Arca, in which two comrades are accused of different sabotages in Madrid.

Stay tuned for future calls.

SOLIDARITY WITH THE REPRESSED ANARCHISTS!FIRE TO THE BANKS AND LONG LIVE ANARCHY!

Para más info sobre el caso de Lisa: https://solidaritatrebel.noblogs.org/Para más info sobre la Operación Arca: https://quemandoarcas.noblogs.org/Contacto con lxs detenidxs del caso Bankia: solidaridaddetenidxs29octubre ARROBA riseup.net

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Los “buenos” y los “malos” en la ganadería. De la tortura en cadena a la granja de Playmobil

Posted: 17 Feb 2022 10:02 AM PST

La actual polémica desatada en torno a las macrogranjas es a estas alturas de sobra conocida. Todo comenzó cuando el propio lobby de la industria cárnica española decidió difundir y tergiversar en su beneficio ciertas declaraciones del ministro Alberto Garzón al diario británico The Guardian. Las primeras respuestas desde todos los bandos políticos, incluido el propio gobierno, fueron de lo más torpe y ridículo, desde los comentarios de cuñado alabando la calidad del buen jamón ibérico, hasta el más absurdo negacionismo de la ganadería industrial. Sin embargo, con el paso de los días la mayoría de voces se vieron obligadas a cambiar el tono y el discurso para evitar cavar más hondo el foso en el que se habían metido (salvo la derecha, que decidió que “de perdidos al río” y se dedicó a dar ruedas de prensa rodeados de vacas felices).

Parece que finalmente al lobby cárnico le salió el tiro por la culata. El debate sobre las macrogranjas ha vuelto a ponerse sobre la mesa, sí, pero es un debate perdido para ellos. Y sin embargo, ¿realmente ha salido perjudicada la industria cárnica? Puede que las macrogranjas hayan perdido el debate mediático, pero, desgraciadamente, eso no quiere decir que vayan a desaparecer. Mientras haya demanda, la ganadería intensiva está aquí para quedarse. Y en cuanto a la ganadora del debate mediático, ésta parece haber sido, como modelo supuestamente contrapuesto, la ganadería extensiva, que se está defendiendo como la gran salvadora de todo esto. En el “mejor” de los casos, si el mensaje cala, esto podría derivar en una mayor demanda por parte de ciertos sectores de población de etiquetas de “bienestar animal”, “bio”, etc., un blanqueamiento de la industria cárnica que apenas afectaría a la intensiva y que no significaría una mejora real para los millones de animales explotados.

¿A qué viene tanto revuelo?

Antes de seguir, detengámonos un momento para ver de qué estamos hablando. Dado que esto no es nada nuevo, nos remitimos a nuestras propias palabras publicadas hace ya dos años y medio:

En el año 2018, en el Estado español fueron sacrificados más de 50 millones de cerdos y existían más de 15 millones de ovejas y cabras y 6 millones y medio de vacas. (…) Como dato para hacernos una idea, en 2015 se sacrificaron 356 millones de aves destinados a consumo humano, la gran mayoría pollos seguido a mucha distancia de pavos y en 2018, 43 millones de conejos.

Nuestro país es el mayor productor de carne de cerdo de Europa y el tercero mundial, solo por detrás de China y Estados Unidos, países con muchísima mayor superficie y población (…)

Si bien el número total de granjas de porcino en nuestro país ha disminuido de forma drástica (entre 1999 y 2009 desaparecieron más de 110.000 explotaciones, un 61,4% en tan solo una década), el número de animales no ha dejado de aumentar. En ese periodo, el censo de cerdos se incrementó en un 12,3%, de los que el 90% de ellos pertenecía a una granja industrial, y el tamaño de estas no para de aumentar: en 2009, la media de cerdos por granja era de 120 animales y en 2013 ascendía ya a 467. En 2019, las granjas con más de 10.000 cerdos suponen solo el 2,5% del total, pero albergan a más del 40% del porcino español”.

Esas palabras siguen hoy plenamente vigentes. Según el diario El País, actualmente el 78% de las más de 80.000 granjas de porcino en el Estado español son intensivas, y aunque estemos hablando solamente de cerdos, conviene señalar que éstos suponen más de la mitad de todo el ganado existente. Mientras que en Europa la tendencia ha comenzado a invertirse, disminuyendo la producción de carne un 5% en los últimos cinco años (lo cual no es casual, si no que ha sido impulsado desde las instituciones), aquí ha aumentado un 15%, más de la mitad de la cual es exportada.

¿Y qué significa todo esto? Básicamente: peores condiciones para los animales, tremenda contaminación atmosférica y del suelo y acuíferos, deforestación de vastas extensiones en otras latitudes donde se cultiva la soja y demás materia prima para los piensos, además de otras cuestiones sociales como las pésimas condiciones laborales, el despoblamiento rural, etc.

En cuanto a los animales, numerosas investigaciones realizadas en los últimos años ya han mostrado al mundo lo que ocurre en las granjas industriales. Desde las incursiones de Igualdad Animal en granjas de cerdos, conejos y patos2 hasta reportajes mucho más mediáticos como el de Salvados en 2018, han mostrado animales que viven hacinados o encerrados en jaulas minúsculas toda su vida, padeciendo enfermedades y dolencias que hacen que un buen número de ellos ni siquiera sobreviva hasta ser enviados al matadero (hasta el 10% de los cerdos de cebo, según el Ministerio de Agricultura).

En cuanto a los efectos ambientales de estas granjas intensivas, los datos no son menos alarmantes. Los purines (residuo resultante de las heces y orines) son acumulados en enormes balsas desde las que serán transportados a otras fincas donde serán vertidos. Teóricamente esto debe hacerse en fincas autorizadas, cuyas características minimicen el impacto de este producto. La realidad es que el transporte de los purines resulta caro, por lo que suelen verterse en fincas cercanas, además de filtrarse desde las balsas al terreno, contaminando el suelo y los acuíferos debido al exceso de nitratos. Esto es lo que ha ocurrido en el Campo de Cartagena donde, hace tres años, fueron inspeccionadas varias balsas de purines cercanas al mar Menor y se comprobó que más del 90% no cumplía con las normas de construcción. El consecuente desastre ecológico del mar Menor hemos podido verlo en todos los medios. Un dato más que nos da una idea de la magnitud del problema: “En el período 2016-2019 la cantidad media de los nitratos presentes en las aguas subterráneas de España ha aumentado un 51,5%” (El País).

Por otro lado y no menos importante, están las emisiones de metano a la atmósfera. Según el estudio “Atlas de la carne”, publicado recientemente por las organizaciones Amigos de la Tierra y Fundación Heinrich Böll, las actividades de ganadería industrial son responsables de hasta el 21% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.

Otro informe recomendable para entender el alcance del impacto de esta industria a nivel global es el publicado en enero de este mismo año por Ecologistas en Acción: “Con la soja al cuello: piensos y ganadería industrial en España”. Además de la deforestación y destrucción de ecosistemas que supone este cultivo (del cual solo el 6% a nivel global se destina a consumo humano, al contrario de lo que piensan los que ladran que “los veganos se cargan la selva amazónica con su tofu”), el informe nos habla del papel determinante que ha tenido en el Estado español la importación masiva de soja a bajo precio para la evolución hacia este modelo de macrogranjas, habiéndose convertido España en la mayor productora de piensos compuestos de Europa en 2018, con más de 24 millones de toneladas.

Nave de gestación de cerdasNave de gestación de cerdas. Aitor Garmendia | Tras los Muros

La santificación de la ganadería extensiva

Como decíamos al comienzo, toda esta crítica a las macrogranjas que acabamos de hacer ya ha sido ampliamente difundida a un nivel que hace solo unos pocos años nos parecía impensable. Y tras la crítica a este modelo despiadado, se contrapone la ganadería extensiva como modelo bondadoso y salvador, exento de impacto alguno e incluso beneficioso ecológicamente.

¿Pero es esto realmente así? Para empezar, debemos romper el mito de que en la ganadería extensiva los animales no sufren. La trampa del “bienestar animal” nos hace pensar que, simplemente por comparación con los horrores de la intensiva, el ganado extensivo lleva una vida igual o mejor a la que tendrían en libertad, pero esto simplemente no es así. A parte del hecho incuestionable de que su fin será la muerte prematura en un matadero (cuestión que sabemos que no supone un dilema moral para la mayoría de la población), hay que recordar en qué condiciones ocurre esto, porque tanto en el manejo cotidiano de estos animales, como en el transporte y finalmente en los mataderos, existe maltrato, violencia y mucho sufrimiento para los animales. Además de las prácticas permitidas, muchas de las cuales no dejan de ser crueles, la realidad es que la ausencia casi total de inspecciones hace que las explotaciones puedan saltarse por completo la normativa de bienestar animal en cuestiones del manejo diario de los animales, como el uso excesivo de picas eléctricas, la castración (practicada en muchas ocasiones sin anestesia) y mutilaciones, etc. La investigación “Dentro del matadero” realizada por Aitor Garmendia entre 2016 y 2018 en mataderos del Estado español da cuenta de las atrocidades cometidas en estos centros, a los que, recordemos, van a parar tanto los animales de granjas intensivas como los de extensivas, y en los que la normativa destinada a “proteger” a los animales no es más que papel mojado (recomendamos la lectura de un breve resumen sobre esta investigación publicado en Dentro del Matadero: una investigación sobre la matanza industrial de animales en España .

El aturdido de los cerdos en periodo de lactancia se realiza con unas pinzas de menor potencia entre dos operarios. Mientras uno sujeta al animal, el otro le aplica la descarga eléctrica sobre la cabeza. Aitor Garmendia | Tras los Muros

Por otro lado, se defiende, incluso desde algunas organizaciones ecologistas, que la ganadería extensiva no tiene un impacto ecológico negativo porque se integra en el ecosistema de manera que los nitratos son aprovechados por la vegetación y no causan contaminación, y que no resta recursos a la agricultura ya que ocupa terrenos no aptos para el cultivo y no requiere de piensos para la alimentación del ganado. Si bien esto pudiera ser cierto en determinados territorios y bajo determinadas condiciones (la cría de yaks en la estepa mongola, o, por poner un ejemplo más cercano, un pequeño rebaño de ovejas en la sierra de Cuenca), no es en absoluto una afirmación que se pueda generalizar. Si hablamos del aquí y ahora y no nos vamos a economías de subsistencia en territorios en los que la ganadería extensiva es esencial para no morirse de hambre, la realidad no es tan bucólica. El sobrepastoreo “ha constituido en España una de las causas históricas de degradación de las cubiertas vegetales” contribuyendo al avance de la desertificación (no lo decimos nosotros, lo dice el Ministerio de Transición Ecológica). Muchas de las dehesas que hoy se ponen como ejemplo de ecosistema equilibrado, fueron en su momento bosques no solo perfectamente equilibrados sino mucho más ricos en biodiversidad. Los conflictos de la ganadería con la fauna salvaje también son evidentes, y si no que se lo digan al lobo, perseguido y demonizado como culpable de cualquier mal allí donde comienzan a recuperarse sus poblaciones. Y por poner un ejemplo más de los impactos de la ganadería extensiva, podemos hablar de los centenares de incendios que han arrasado Asturias este invierno, como cada año desde que en 2017 se modificara la Ley de Montes permitiendo el aprovechamiento de los terrenos quemados para pasto.

Porque la ganadería extensiva como modelo de explotación no se limita a “lo más ecológicamente sostenible”, sino que es un negocio más que busca el mayor beneficio y expansión posibles, y para ello, por supuesto que ocupa terrenos que podrían destinarse a la agricultura, usa piensos como complemento, entra en conflicto con la fauna salvaje y con la conservación de los ecosistemas y le importa una mierda el bienestar de los animales.

Por eso, si lo que se defiende es eliminar el modelo intensivo y que sea el extensivo el que abastezca de carne a la población, además de ser algo completamente imposible por muchísimo que se redujera el consumo de ésta, los impactos no serían ni mucho menos neutros. El discurso que pasa todo esto por alto, no hace más que hacerle un favor a la industria cárnica en su crecimiento y legitimación.

Fuente: https://www.todoporhacer.org/macrogranjas/

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[Vídeo] La moral, fundada en lo humano

Posted: 17 Feb 2022 09:53 AM PST

Einstein dijo: «Si la gente es buena solo porque teme el castigo y espera una recompensa, somos efectivamente un grupo lamentable». Esa es la «moral» que está detrás de la tradición religiosa, por muchas vueltas o adornos que quieran poner los teólogos actuales, el comportamiento supuestamente correcto se realiza para obtener beneficios de la deidad de turno. No hay moralidad real, se trata de una especie de comportamiento conductista con una permanente vigilancia sobrenatural (ficticia) y/o terrenal (bien internamente, en la cabeza de la misma persona religiosa, bien externamente, mediante alguna clase mediadora).

Capi Vidal

http://reflexionesdesdeanarres.blogspot.com/

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Contradicciones de un protagonista de la Revolución social española de 1936

Posted: 17 Feb 2022 09:45 AM PST

Juan García Oliver (Reus, 1902 – Guadalajara (México), 1980) fue uno de los ideólogos y activistas más destacados del anarcosindicalismo catalán en la época en que éste alcanzó su máximo vigor e influencia.

Camarero de profesión y militante de la CNT y luego también de la FAI, su acceso al ministerio de Justicia del gobierno republicano supuso un trauma para el movimiento libertario que todavía incomoda. De todas sus vivencias nos informó ampliamente en su apasionante autobiografía, El eco de los pasos (Ruedo Ibérico, 1978), reeditada varias veces y convertida en un clásico, que sigue planteando incógnitas y provocando discusión.

Agustín Guillamón (Barcelona, 1950) ha analizado la historia del movimiento libertario catalán en libros como Los comités de defensa de la CNT (2011), Los Amigos de Durruti. Historia y antología de textos (2013), Nacionalistas contra anarquistas en la Cerdaña (2018, en colaboración con Antonio Gascón) o La matanza del cuartel Carlos Marx (2020), entre otros. En su último trabajo, que acaba de aparecer en el catálogo de Calumnia Edicions, Guillamón busca una explicación para la contradicción fundamental en la biografía de Juan García Oliver. Resulta difícil entender que un protagonista de la lucha en las calles de Barcelona en julio de 1936, llamara, sólo diez meses después, a la desmovilización de los que en esas mismas calles defendían las conquistas revolucionarias. Ecos y pasos perdidos de Juan García Oliver ahonda en un personaje esencial de la Revolución social española, reúne documentos inéditos junto a otros de difícil acceso y aporta al fin una respuesta para esta pregunta.

La Cataluña revolucionaria

El primer capítulo sintetiza la trayectoria de Juan García Oliver. Sindicalista y hombre de acción, él estuvo entre los más comprometidos en la época de lucha a muerte con los pistoleros del Libre, y fue luego el inventor de la “gimnasia revolucionaria”, que encandiló a los sectores más insurreccionalistas del movimiento libertario, tildados a veces de “anarco-bolcheviques”. En la batalla por Barcelona, el 19 de julio de 1936, mostró sus dotes de estratega al proponer dejar a la tropa salir de los cuarteles para derrotarla en las calles, como así se hizo. Poco después, en las asambleas y debates en los que los confederales eligieron el rumbo a seguir tras la victoria, defendió decididamente la opción de “ir a por el todo”, que sería democráticamente rechazada en aras de una colaboración entre las fuerzas antifascistas.

El nombramiento de García Oliver, transcurridos sólo unos meses, como ministro de Justicia del gobierno Largo Caballero cambió sin embargo completamente su forma de ver las cosas, y en 1937 el incendiario se convierte en bombero durante los Hechos de mayo, analizados en el capítulo segundo del libro. Fue éste un momento en que la sagrada unidad antifascista propugnada desde las alturas dio al traste con los últimos logros revolucionarios que habían podido preservarse.

Completando el retrato

Entre los documentos inéditos que se presentan se encuentran un extenso relato, elaborado por García Oliver en 1966 para el novelista Luis Romero, sobre la batalla por Barcelona, y una carta de ese año al mismo en la que nuestro faísta adjunta un esquema pergeñado por él del barrio de Pueblo Nuevo, con interesantes datos sobre el origen de la insurrección del 19 de julio. Inédito estaba también el cuestionario que le remitió el historiador Burnett Bolloten, incluido con las respuestas correspondientes, así como la carta de 1970 a César Martínez Lorenzo en la que el de Reus expresa la muy negativa opinión que le ha producido el libro recién publicado por éste: Les anarchistes espagnols et le pouvoir.

Se reúnen además diversos artículos, conferencias y discursos de García Oliver, entre ellos la arenga radiofónica que pasó a ser conocida como “del beso”, del 4 de mayo de 1937, en la que llama al cese de la lucha en las calles de Barcelona, o la conferencia en Valencia de finales de ese mes en la que reflexiona sobre su paso por el ministerio de Justicia. Las actas de reuniones de la CNT en agosto y septiembre de ese año permiten tomar el pulso a la ofensiva gubernamental que se saldó con el asalto al cuartel de los Escolapios, sede del sindicato de Transporte, un nuevo episodio represivo en el que García Oliver tuvo un papel crucial desde la cúpula de la CNT. Estos documentos evidencian la inquietud de las bases confederales ante la pérdida progresiva de todas las conquistas revolucionarias.

La razón del cambio de postura

Para Agustín Guillamón, la ruptura en 1937 de la trayectoria revolucionaria de Juan García Oliver se debe a que éste, al igual que la inmensa mayoría de la militancia cenetista, sustituyó entonces sus principios libertarios por la ideología de la unidad antifascista, centrada en el objetivo único de ganar la guerra. Guillamón es muy crítico con este cambio, que suponía de facto renunciar a la revolución, pero la cuestión esencial a la hora de enjuiciarlo es si había o no una alternativa revolucionaria viable en aquellas circunstancias.

García Oliver siempre alegó que el gran error de la CNT fue no seguir su propuesta de “ir a por el todo” en el pleno del 21 de julio de 1936, y contempló la historia posterior de sacrificio de la revolución, como inevitable. De esta forma, según su criterio, su aceptación de un ministerio o su colaboracionismo con el gobierno republicano quedaban libres de culpa. Sin embargo, esta pretensión suya de que en julio hubiera sido posible lo que no lo era poco después no la apoya con ningún argumento convincente.

Guillamón enfatiza la amargura y frustración de una revolución estrangulada por algunos de los que fueron en el pasado sus más fervientes defensores. El escenario es triste ciertamente, pero hoy parece claro que, a pesar de las conquistas que pudieron arrancarse en aquel corto verano del 36, el contexto español y europeo brindaba escasas opciones revolucionarias en aquel momento. Y no se puede dejar de reconocer que, en las condiciones que se vivían, una guerra civil en la retaguardia republicana, muy difícil de ganar para los libertarios, resultaba aún más amarga y frustrante que la renuncia al ideal, porque todos sabemos quiénes iban a ser los auténticos beneficiados de esos combates.

Más allá de las batallas historiográficas de la guerra civil que todavía se luchan, y de opiniones e interpretaciones siempre abiertas a discusión, lo cierto es que Agustín Guillamón nos ofrece en Ecos y pasos perdidos de Juan García Oliver datos novedosos e importantes para aquilatar la figura de uno de los protagonistas más notables de la Revolución española.

Jesús Aller

Blog del autor: http://www.jesusaller.com/

Fuente: https://rebelion.org/contradicciones-de-un-protagonista-de-la-revolucion-social-espanola-de-1936/

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Jornada d’homenatge a Agustín Rueda

Posted: 17 Feb 2022 09:18 AM PST

El 13 de març tenim una cita al Coll de Banyuls per recordar l’Agustín Rueda, militant anarquista enxampat al Coll de Banyuls amb el seu company Fernando Simón i el confident Antonio Soler el 7/2/77.

L’Agustín fou assasinat a Carabanchel en la nit del 13 al 14/03/78







 

 

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