La poeta rosarina traza en su obra reunidaun
sendero propio y continuo. Una epifanía donde la felicidad no es solo
la alegría delicada y simple de lo único amoroso sino también de la
finitud y lo efímero por venir.
“Asible
sólo para quien decide disponerla en forma de poema y hacerla hablar
como si ella misma compusiera una lengua, alumbra los pocos temas, las
‘poquitas cosas’ sobre las que, según la poeta rosarina, le gusta
escribir”.
La poesía de Sonia Scarabelli es portadora de misterio que demanda una lectura pausada, o como diría Murena, una lectura lenta que se interrumpe para meditar, tratar de absorber lo inconmensurable.
El autor de la trilogía compuesta por las novelas Isósceles, Concupiscencia y Obituario, dialogó con Fractura, suplemento literario de APU. Se refirió al proceso de escritura de sus obras, a sus preferencias literarias y a su próxima novela, La misa de Adela.
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