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martes, 30 de octubre de 2012

Tinkunaco 1.793/12 - Re: [Prensa] Juicio Circuito Camps: La palabra de los genocidas

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Juicio Circuito Camps
 
 
La palabra de los genocidas  
 
 
 Cinco imputados fueron sometidos a declaración indagatoria en el último tramo de la audiencia. Mañana es el turno de Etchecoltaz, Cozzani y otros represores que pidieron ser escuchados. La semana que viene comenzarían los alegatos.
 
Por Secretaría de Prensa y Difusión - APDH La Plata
 
 
(29OCTUBRE2012) - La primera jornada de indagatorias comenzó con la palabra ante el Tribunal Oral 1 de La Plata del imputado Daniel Jorge Lencinas, quien prestó servicio en la Brigada de Investigaciones de La Plata (BILP) durante 1977. Allí se desempeñó primero como jefe de guardia perimetral y luego en la oficina de judiciales de la misma dependencia policial.
 
En su declaración indagatoria, Lencinas puntualizó en el funcionamiento de la BILP por pedido del juez Carlos Rozanski. Insistió en la existencia de dos tipos de guardia, una perimetral, ligada al cuidado de edificio -de la que él formaba parte- y otra interna, que estaba a cargo de los detenidos, a las que desvinculó entre sí. “En la guardia perimetral recibíamos órdenes de identificar a cualquier persona que rondara a 40 metros, no teníamos ninguna relación con la interna”, afirmó.
 
Si bien el imputado centró su relato en la distancia que había entre el lugar que debía custodiar (la entrada principal) y el de la guardia interna, aseguró saber por “trascendidos” que allí dentro se realizaban “interrogatorios compulsivos” que incluían sesiones de picana eléctrica.
 
-A veces veía ingresar a la Brigada autos con bultos (personas) que estaban en el piso trasero, tapados con una manta -precisó Lencinas.
 
-¿Y usted qué hizo al respecto? -quiso saber uno de los jueces.
 
-Intenté hacer algo, denunciar, pero no se podía hacer mucho.
 
Lencinas aclaró que no había conseguido reconocer a ningún detenido por las circunstancias ya descriptas. y precisó que “cuando mandaban alguien a ser interrogado nos obligaban a reforzar la guardia perimetral”. El tribunal fue aun más incisivo con las preguntas, pero el imputado se limitó a justificar que sólo cumplía órdenes. Negó que hubiera habido quema de gomas y haber escuchado disparos mientras prestó servicios en la BILP.
 
En segundo lugar, quien aceptó ser sometido a indagatoria fue el ex ministro  de facto Jaime Lamont Smart. Su declaración se redujo a la mención del Decreto 211 -firmado por el ex gobernado Ibérico Manuel Saint Jean y otros funcionarios públicos, él incluido, con fecha 1º de febrero de 1977- a través del cual quedaron determinadas las nuevas competencias del Ministerio del Interior. La principal modificación establecía que la Policía de la Provincia de Buenos Aires pasaría a depender exclusivamente de la gobernación.
 
-¿Y usted se entera de la existencia de este decreto recién en 2012? -preguntó Rozanski.
 
-Sí, hace un mes me llegó una copia de este decreto.
 
El tribunal cuestionó que el imputado se enterase tan recientemente de un decreto de esta magnitud, que establecía nada menos que la competencia policial. “Ustedes verán que en la función pública se firman cosas muy a las apuradas, para mi también fue una sorpresa”, esgrimió. Y completó: “No di mucha importancia porque eran funciones que ya estaban recortadas desde la asunción del gobierno militar”, atribuyendo la responsabilidad sobre las fuerzas de seguridad a la máxima autoridad del Poder Ejecutivo.
 
Smart dijo no tener mucho más que agregar y aclaró haberse hecho cargo de sus funciones en un marco “distinto al de un régimen constitucional normal”. “El poder militar reestructuró la administración y las dependencias”, justificó
 
Tras un cuarto intermedio, Rozanski llamó al imputado Roberto Omar Grillo, quien declaró en carácter de ex oficial de la BILP y el Destacamento de Arana durante la última dictadura. “En la Brigada hice quince días de guardia y en Arana dos, porque hice abandono de servicio”, aclaró.
 
Su aporte fue concreto, no muy extenso, aunque después refirió al padre de un detenido-desaparecido. “El Dr. Fanjul se presentó en mi casa porque estaba buscando a su hijo, yo le dije que no sabía nada porque había estado muy poco tiempo (en servicio)”, explicó. Y añadió que, al poco tiempo, “me volvió a buscar porque iba a hacer refacciones en su estudio;  y cuando llegué a la casa me encontré con que había mucha gente que estaba en las mismas circunstancias, eran familiares de desaparecidos, me hacían preguntas”. En ese momento, Grillo les dijo que “no tenía nada que ver” porque “hacía más de un año que no estaba en la Policía”.
 
Al igual que el imputado Lencinas, Grillo aseveró que en la BILP su tarea consistía en hacer la guardia perimetral. Por otro lado, confirmó haber escuchado torturas en  Arana, aunque subrayó no haber participado en ellas
 
Luego fue el turno de Miguel Kearney, ex subcomisario y comisario del Destacamento de Arana, quien destacó en varias oportunidades de su relato que su rol había consistido, específicamente, en combatir los delitos de robo de ganado de la zona.
 
Kearney aseguró no haber escuchado gritos de torturas mientras prestó funciones allí, aunque admitió que “había comentarios de que traían detenidos políticos para interrogarlos por distintas cuestiones”. “Yo siempre fui un policía, no me dedicaba a hacer inteligencia militar”, aclaró. Y enseguida recordó haber visto a militares de la Marina, el BIM 3 y el Regimiento 7 dentro del destacamento.
 
El último imputado en someterse a declaración indagatoria fue Jesús Bernabé Corrales, quien anunció que no respondería preguntas de la querella. El 31 de diciembre de 1978, Corrales había sido designado como Segundo Jefe de la BILP luego de un traslado masivo de personal destinado a la comisaría de Avellaneda y a los operativos de verano en Mar Del Plata. En tal sentido, afirmó: “Hasta marzo (de 1979) no tuvimos detenidos en la Brigada porque no había personal operativo, no tuvimos contacto con presos”. Y remató: “Yo nunca interrogué a detenidos ideológicos”.
 
Las indagatorias continúan mañana a partir de las 9.30 con las declaraciones de los imputados Miguel Etchecoltaz, Rodolfo Aníbal Campos, Hugo Alberto Guallama, Fernando Svedas, Horacio Elizardo Luján, Eros Amílcar Tarela, Sergio Arturo Verdura, Norberto Cozzani y Jorge Antonio Bergés
grupo de ingenieros
 
 
 
La última palabra
 
La audiencia del juicio a los represores del Circuito Camps comenzó con la proyección audiovisual del testimonio de Jorge Allega, el último del proceso oral y público. La declaración había sido vertida por el testigo durante el juicio al ex capellán Christian Federico Von Wernich en 2007.
 
Allega fue secuestrado el 9 de junio de 1977 en la fábrica Selene junto a su compañero Juan Carlos Guarino, lugar donde trabajaban. El testigo estuvo en detenido en el centro clandestino conocido como “El Atlético” hasta fines de septiembre de ese mismo año, cuando fue llevado a Puesto Vasco, donde permaneció cautivo poco más de una semana. Entre octubre y enero de 1978 pasó por el Pozo de Quilmes y luego fue devuelto a Puesto Vasco. Volvió a Pozo de Quilmes hasta mediados de abril y finalmente lo llevaron al “Banco”, donde estuvo preso hasta el 10 de julio, día en que lo liberaron.
 
En su relato, Allega señaló que el grupo de tareas que lo secuestró le preguntaba si era ingeniero y que luego le hacían preguntas de cosas que “no tenía idea y cada vez la tortura iba en aumento”. “Me dieron picana, submarino seco y me colgaron de los pies hasta que casi me sentía morir”. También me amenazaban con traer a mi esposa embarazada de 3 meses”, aseveró.
Además recordó que “a fines de septiembre de 1977 nos hacen saber de que Massera tenia la idea de formar un grupo con gente que supiera de electrónica para trabajar durante el mundial”, cuestión que nunca se llevo a la práctica.
En su relato, Allega admitió haber visto al ex capellán en el Pozo de Quilmes, a quien acusó como partícipe de la privación ilegal de la libertad y tormentos de Rubén Fernando Schell,  Alberto Osvaldo Derman, Alcides Antonio Chiesa, Norma Esther Leanza y Alberto Cruz Lucero.
 
 

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