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Juicio Circuito Camps
La palabra de los genocidas
Cinco imputados fueron sometidos a declaración indagatoria en
el último tramo de la audiencia. Mañana es el turno de Etchecoltaz, Cozzani y
otros represores que pidieron ser escuchados. La semana que viene comenzarían
los alegatos.
Por Secretaría de Prensa y Difusión - APDH La
Plata
(29OCTUBRE2012) - La
primera jornada de indagatorias comenzó con la palabra ante el Tribunal Oral 1
de La Plata del imputado Daniel Jorge Lencinas, quien prestó servicio en
la Brigada de Investigaciones de La Plata (BILP) durante 1977. Allí se desempeñó
primero como jefe de guardia perimetral y luego en la oficina de judiciales de la
misma dependencia policial.
En su declaración
indagatoria, Lencinas puntualizó en el funcionamiento de la BILP por pedido del
juez Carlos Rozanski. Insistió en la existencia de dos tipos de guardia, una
perimetral, ligada al cuidado de edificio -de la que él formaba parte- y otra
interna, que estaba a cargo de los detenidos, a las que desvinculó entre sí.
“En la guardia perimetral recibíamos órdenes de identificar a cualquier persona
que rondara a 40 metros, no teníamos ninguna relación con la interna”, afirmó.
Si bien el
imputado centró su relato en la distancia que había entre el lugar que debía
custodiar (la entrada principal) y el de la guardia interna, aseguró saber por
“trascendidos” que allí dentro se realizaban “interrogatorios compulsivos” que
incluían sesiones de picana eléctrica.
-A veces veía
ingresar a la Brigada autos con bultos (personas) que estaban en el piso
trasero, tapados con una manta -precisó Lencinas.
-¿Y usted qué hizo
al respecto? -quiso saber uno de los jueces.
-Intenté hacer
algo, denunciar, pero no se podía hacer mucho.
Lencinas aclaró
que no había conseguido reconocer a ningún detenido por las circunstancias ya
descriptas. y precisó que “cuando mandaban alguien a ser interrogado nos
obligaban a reforzar la guardia perimetral”. El tribunal fue aun más incisivo
con las preguntas, pero el imputado se limitó a justificar que sólo cumplía
órdenes. Negó que hubiera habido quema de gomas y haber escuchado disparos
mientras prestó servicios en la BILP.
En segundo lugar,
quien aceptó ser sometido a indagatoria fue el ex ministro de facto Jaime Lamont Smart. Su
declaración se redujo a la mención del Decreto 211 -firmado por el ex gobernado
Ibérico Manuel Saint Jean y otros funcionarios públicos, él incluido, con fecha
1º de febrero de 1977- a través del cual quedaron determinadas las nuevas competencias
del Ministerio del Interior. La principal modificación establecía que la
Policía de la Provincia de Buenos Aires pasaría a depender exclusivamente de la
gobernación.
-¿Y usted se
entera de la existencia de este decreto recién en 2012? -preguntó
Rozanski.
-Sí, hace un mes
me llegó una copia de este decreto.
El tribunal
cuestionó que el imputado se enterase tan recientemente de un decreto de esta
magnitud, que establecía nada menos que la competencia policial. “Ustedes verán
que en la función pública se firman cosas muy a las apuradas, para mi también
fue una sorpresa”, esgrimió. Y completó: “No di mucha importancia porque eran
funciones que ya estaban recortadas desde la asunción del gobierno militar”,
atribuyendo la responsabilidad sobre las fuerzas de seguridad a la máxima
autoridad del Poder Ejecutivo.
Smart dijo no
tener mucho más que agregar y aclaró haberse hecho cargo de sus funciones en un
marco “distinto al de un régimen constitucional normal”. “El poder militar
reestructuró la administración y las dependencias”, justificó
Tras un
cuarto intermedio, Rozanski llamó al imputado Roberto Omar Grillo, quien
declaró en carácter de ex oficial de la BILP y el Destacamento de Arana durante
la última dictadura. “En la Brigada hice quince días de guardia y en Arana dos,
porque hice abandono de servicio”, aclaró.
Su aporte fue
concreto, no muy extenso, aunque después refirió al padre de un
detenido-desaparecido. “El Dr. Fanjul se presentó en mi casa porque estaba
buscando a su hijo, yo le dije que no sabía nada porque había estado muy poco
tiempo (en servicio)”, explicó. Y añadió que, al poco tiempo, “me volvió a
buscar porque iba a hacer refacciones en su estudio; y cuando llegué a la casa me encontré con que
había mucha gente que estaba en las mismas circunstancias, eran familiares de desaparecidos,
me hacían preguntas”. En ese momento, Grillo les dijo que “no tenía nada que
ver” porque “hacía más de un año que no estaba en la Policía”.
Al igual que el imputado Lencinas, Grillo aseveró que
en la BILP su tarea consistía en hacer la guardia perimetral. Por otro lado,
confirmó haber escuchado torturas en Arana, aunque subrayó no haber participado en
ellas
Luego fue el turno de Miguel Kearney, ex
subcomisario y comisario del Destacamento de Arana, quien destacó en varias
oportunidades de su relato que su rol había consistido, específicamente, en
combatir los delitos de robo de ganado de la zona.
Kearney aseguró no haber escuchado gritos de torturas
mientras prestó funciones allí, aunque admitió que “había comentarios de que traían
detenidos políticos para interrogarlos por distintas cuestiones”. “Yo siempre
fui un policía, no me dedicaba a hacer inteligencia militar”, aclaró. Y enseguida
recordó haber visto a militares de la Marina, el BIM 3 y el Regimiento 7 dentro
del destacamento.
El último imputado en someterse a declaración
indagatoria fue Jesús Bernabé Corrales, quien anunció que no respondería
preguntas de la querella. El 31 de diciembre de 1978, Corrales había sido
designado como Segundo Jefe de la BILP luego de un traslado masivo de personal destinado
a la comisaría de Avellaneda y a los operativos de verano en Mar Del Plata. En tal
sentido, afirmó: “Hasta marzo (de 1979) no tuvimos detenidos en la Brigada
porque no había personal operativo, no tuvimos contacto con presos”. Y remató: “Yo
nunca interrogué a detenidos ideológicos”.
Las indagatorias continúan mañana a partir de las 9.30
con las declaraciones de los imputados Miguel Etchecoltaz, Rodolfo Aníbal
Campos, Hugo Alberto Guallama, Fernando Svedas, Horacio Elizardo Luján, Eros Amílcar
Tarela, Sergio Arturo Verdura, Norberto Cozzani y Jorge Antonio Bergés
grupo
de ingenieros
La última palabra
La audiencia del juicio a los represores
del Circuito Camps comenzó con la proyección audiovisual del testimonio de Jorge
Allega, el último del proceso oral y público. La declaración había sido
vertida por el testigo durante el juicio al ex capellán Christian Federico Von
Wernich en 2007.
Allega fue secuestrado el 9 de junio de
1977 en la fábrica Selene junto a su compañero Juan Carlos Guarino, lugar donde
trabajaban. El testigo estuvo en detenido en el centro clandestino conocido
como “El Atlético” hasta fines de septiembre de ese mismo año, cuando fue llevado
a Puesto Vasco, donde permaneció cautivo poco más de una semana. Entre octubre
y enero de 1978 pasó por el Pozo de Quilmes y luego fue devuelto a Puesto
Vasco. Volvió a Pozo de Quilmes hasta mediados de abril y finalmente lo
llevaron al “Banco”, donde estuvo preso hasta el 10 de julio, día en que lo
liberaron.
En su relato,
Allega señaló que el grupo de tareas que lo secuestró le preguntaba si era
ingeniero y que luego le hacían preguntas de cosas que “no tenía idea y cada
vez la tortura iba en aumento”. “Me dieron picana, submarino seco y me
colgaron de los pies hasta que casi me sentía morir”. También me amenazaban con
traer a mi esposa embarazada de 3 meses”, aseveró.
Además recordó
que “a fines de septiembre de 1977 nos hacen saber de que Massera tenia la idea
de formar un grupo con gente que supiera de electrónica para trabajar durante
el mundial”, cuestión que nunca se llevo a la práctica.
En su
relato, Allega admitió haber visto al ex capellán en el Pozo de Quilmes, a
quien acusó como partícipe de la privación ilegal de la
libertad y tormentos de Rubén Fernando Schell, Alberto Osvaldo Derman, Alcides Antonio
Chiesa, Norma Esther Leanza y Alberto Cruz Lucero.
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