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JUICIO CAMPS
"El policía Ferián trajo a su casa un bebé de militantes tucumanos”
Arredondo dejó a las claras
que su cuñado apropió a Pedro Nadal luego de un operativo de secuestro,
con la complicidad del médico Bergés. Hubo testimonios de víctimas y
familiares. Hoy declara Timerman
PRENSA Y DIFUSIÓN
APDH LA PLATA
(25JUNIO2012) El lunes en la Ex – Amia estuvo
cargado de emociones por las palabras de personas que fueron secuestradas de
bebés en la dictadura y por familiares que realizaron una incesante búsqueda
para esclarecer la verdad. A su vez también habló una familiar de un represor
quién admitió el accionar apropiador.
María Eugenia Gatica nació el 16 de febrero de 1976, y
fue secuestrada junto con el matrimonio Abdala
el 16 de marzo de 1977. El operativo fue llevado a cabo por un grupo de
hombres vestidos de civil que se desplazaban en autos sin identificación en la
ciudad de La Plata.
Luego de una intensa búsqueda de las Abuelas de Plaza de
Mayo y otras entidades, se pudo saber que la nena estuvo en poder del comisario
en actividad Rodolfo Silva, quien la había inscripto como hija propia.
María fue restituida por el Juez Penal Antonio Borrás, el 18
de septiembre de 1985. En el relato de hoy, contó su historia:
“Yo estuve muchos años desaparecida.
Recuerdo que con ocho años, yo estaba en la escuela, salimos y me llevaron a
otro lugar para sacarme sangre. Después de eso no fui más a la escuela, iba de
un lado para otro, escondida. No salía más. Iba siempre a alguna casa
diferente”
La testigo no dudó en contar
situaciones cotidianas que le hacían dudar, desde muy chica, su verdadera
identidad. Así fue que vio su foto por televisión: “Había un cartel que decía
que me buscaban mis padres, y las Abuelas. Ellos –apropiadores- nunca me
explicaron que era eso, y yo ya empezaba a cuestionar”, expresó María, que
hasta 1984 tenía otro nombre y otra fecha de nacimiento.
“Un día estaba en una casa y salimos corriendo. Llegamos a
una casa en La Plata y me entregaron al Juez. Silva era policía, siempre lo
veía así, de uniforme. Tenía una posición bien autoritaria, bien firme, bien
militar”, indicó sobre el padre expropiador, y continuó con el relato de lo
sucedido: “Me preguntaron si yo quería ver a mi mamá y mi papá, de inmediato le
dije que si. Se abrió una puerta, y los vi. Me reencontré con toda mi familia,
mis hermanos, tíos, abuelos, todos”.
Ana María Caracoche es la madre de María Gatica, y
también fue desaparecida. El día del secuestro fue el 16 de marzo de 1977 en La
Plata, junto a la familia Abdala Falabella. Un mes después fue desaparecido su
hijo Felipe Martín en Berisso cuando tenía solo cuatro meses.
“Estuve detenida en La Cacha. Después como me quebraron el
brazo me llevaron a Banfield”, dijo la testigo. En Banfield, Adriana Calvo tenía noticias de
Susana y José, dos chicos de la familia
desaparecidos. “Conversé con ella en cautiverio y me contó de María Eugenia, así
que tenía esperanzas de encontrarla en un futuro”, expresó al respecto.
A Ana María semanas después del secuestro la retiraron del sótano
de La Cacha junto con Gastón, un estudiante de Medicina. “Me llevaron
encapuchada a unos caminos de tierra, yo no conocía La Plata. Lo dejaron
primero a él y a mí en un camino.. Me ubiqué y conseguí llegar a mi casa, en 67
y 167”, señaló.
Búsqueda de
su hija y el exilio
Cuando estaba desaparecida, a Ana María le respondían
siempre lo mismo: que sus hijos estaban con sus abuelos en Mercedes, Buenos Aires.
Luego de la liberación, la familia se va a Brasil y articula
con las Abuelas de Plaza de Mayo a través de un pastor de una Iglesia. Allá Ana
María elaboró junto a otros compañeros y compañeras un documento con ex
detenidos desaparecidos por las mujeres embarazadas que estuvieron en campos de
concertación en nuestro país, con difusión en varios medios de comunicación.
Ana María explica como se llegó a trazar información para
determinar donde estaba su hija. “Veíamos las denuncias con las Abuelas, en
noviembre llegó denuncia de una nena con otro nombre, otra edad. Cuando vi la
foto dos cosas me llamaron la atención: la mano –igual a la mía- y una forma
del cabello que tiene una punta la mitad de la frente. Se hicieron todas las articulaciones
para saber las cuestiones legales para entrar jurídicamente con el pedido de
María Eugenia. En 1985 se hace la extracción de sangre, da un porcentaje alto
de que ella pertenece a la famita Gatica Caracoche, nosotros somos los únicos
de los niños restituidos con papá y mamá vivos, además de eso los tres
hermanos”
Estela Carlotto y
Chica Mariani hacían la contención y acompañaron a Ana María en el
esperado reencuentro con su hija secuestrada. “Estábamos esperando en la
vereda, y en un momento salió María Eugenia. Me acuerdo que le canté una música
cuando tenía un año y cuatro meses, fue el momento más importante, desde el
punto de vista jurídico y emocional”, sentenció emocionada la testigo.
El apropiador era Policía de la Provincia de Buenos Aires.
Fue condenado a 2 años y 4 meses de cárcel, al igual que su mujer. Elizabeth
Silvina Silva era el nombre que pusieron los apropiadores.
Por motivos de seguridad, la familia se fue hace más de 20
años a Brasil exiliada, por lo que mereció una reflexión ante el Tribunal: “Cuando
uno llega aquí, es la patria nuestra, nosotros nos tuvimos que ir para salvar
la vida de nosotros. Ese es un
sentimiento de cada uno que nadie va a tirar. No sé si aquí hay exiliados.
Vivir con otra cultura, otro idioma, es hacer mucho esfuerzo para poder
construir lo que hizo la dictadura cívico militar con las personas. No
solamente con nosotros que nos fuimos, con nuestros familiares que quedaron
aquí, eso es un sentimiento que a veces ni se puede decir, porque no hay palabras
para ese crimen psicológico que hicieron con nosotros como exiliados”
Hoy Ana María trabaja en una Secretaría de Estado haciendo
trabajos en el sistema de cárceles. “Lo que yo aprendí en Argentina de
militancia lo hago allá de otra forma, con otras personas que muchas de ellas
me sienten participante, porque hago mucho esfuerzo con eso. Todos mis nietos
son brasileros”, concluyó.
Clara Petrakos a
los 9 meses de edad, el 11 de noviembre de 1976, estaba junto a su tía
Alejandra Castellini cuando secuestraron a su mamá María Eloisa Castellini, quién era profesora de música
en un jardín de infantes y militante del Ejército Revolucionario del Pueblo. A
su vez estaba embarazada de cuatro meses de Victoria, quién nació entre el 8 y
el 13 de abril de 1977 en el Pozo de
Banfield.
María Eloísa fue secuestrada por fuerzas de seguridad en el
jardín de infantes en donde trabajaba, "El Palomo" en Libertad,
Provincia de Buenos Aires. Los represores fueron a la casa de la familia a
buscar al esposo de la víctima, Constantino Petrakos, a quien no encontraron y
tampoco llegó, por lo que se fueron a la mañana siguiente, llevándose a María
Eloisa, y dejando a su hija Clara con su hermana Alejandra y su pareja.
La testigo contó la complicidad de los médicos en los Centros
Clandestinos de Detención gracias a relatos de personas liberadas, y la
búsqueda trunca para encontrar a su hermana: “Berges estuvo en los partos en
Banfield y otros Centros. En 1986 mi tía inicia Causa Judicial por tres
partidas firmadas por Bergés que pensaban ser mi hermana. Aunque yo era una
niña, tengo el recuerdo de que me comentaron una posibilidad de que apareciera
mi hermana. Vi una foto escolar, donde me dicen que si alguno de los niños que
había se parecía a mí. Se llamaba Mercedes y se pensaba que podía ser mi
hermana. En 1997 me vuelvo a encontrar con esas fotos pero no pasó nada, hice
muchos intentos y aunque no era mi hermana hubo buenos resultados”, expresó.
La realidad indicó que gracias al esfuerzo de la testigo
Mercedes se hizo un análisis en el Banco Nacional de Datos Genéticos. En junio
de 1999 supo que era hija de Aída Sanz y Gallo, y que había nacido el 27 de
diciembre de 1977.
La lucha también hizo que gracias al armado de un
“rompecabezas” y distintas pistas Carlos Nadal pueda recuperar la identidad en
2004, luego de ser apropiado por casi 30 años por el Policía Ferián, amigo de
Berges, quién le firmó la partida trucha.
“Espero que finalmente empiecen a actuar, juzgar e
investigar porque no puedo creer todo el tiempo que se toman. Son esperas
interminables, además que juzguen a todos y que vayan a cárcel común, no al
domicilio. Si no, con los crímenes que fueron aberrantes y estas medidas, lo
sentimos como una burla”, concluyó Clara.
Olga Angélica
Arredondo es la
cuñada del apropiador Alberto Ferían,
policía de la DDI de Quilmes. Yolanda De Francesco era su esposa. “Tenían un
chico que criaron juntos. Lo conocí como Luis Alberto Ferián. Él había traído
un nene cuando tenía dos o tres meses”, expresó.
Junto a Daniel Juárez eran Jefes de Calle en la zona de
Quilmes. “Supe que un día estaba de servicio y vieron un coche sospechoso que
tenían panfletos. Era una pareja de militantes tucumanos con dos chicos. Los
trajeron a La Plata, pidieron dejarlo en una Iglesia. Pero finalmente a uno de
los nenes lo tenía en la casa, tenía tres meses, era Luchy”
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