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viernes, 29 de junio de 2012

Tinkunaco 0955/12 - Re: [Prensa] Juicio Por la Verdad esta semana

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JUICIO POR LA VERDAD
 
Septiembre aúlla todavía
 
Cuatro testigos hablaron de secuestros distintos en el mismo mes. El caso de dos austríacos y una víctimas que habría sido torturado en Campo de Arana
 
 
PRENSA Y DIFUSIÓN
APDH LA PLATA
 
(29JUNIO2012) El pasado miércoles se dio otra jornada del Juicio Por la Verdad en los Tribunales de La Plata, luego de quince días debido al feriado reciente. Tres familiares y una víctima hablaron de las distintas acciones que cometían los represores para perseguir, torturar y matar.
 
Féliz Cerrillo habló de su desaparición en dictadura a partir del 30 de septiembre de 1976, donde estuvo “posiblemente” en Campo de Arana, según se pudo saber debido al trazado del relato con las características del lugar.
 
Como todas las personas que pasaron por ese Centro Clandestino de Detención, fue salvajemente torturado mientas le preguntaban donde tenía las armas, cosa que nunca fue verdad. “Un Coronel dirigía la tortura, y cuando estaba en la celda se escuchaban constantemente los gritos de los torturados y la música de una radio”, expresó al respecto.
 
Los secuestradores encontraron en su casa material del Partido Comunista, algo letal para las excusas que usaba el genocidio de Estado. Como tantas otras víctimas, Féliz recibió un simulacro de fusilamiento durante su cautiverio, donde también recordó a Ana María Schultz.
 
Su mujer presentó un Habeas Corpus pero fue rechazado. Cerrillo estuvo entre tres y cuatro días en cautiverio, y al tiempo le hicieron un chequeo “al voleo” en un colectivo público, aspecto que hizo sacar una conclusión a la familia luego de que le pidieran su DNI: el detenido no seguía marcado por la dictadura.
 
 
Sara Peretti se hizo presente para hacer mención a la desaparición de Héctor Cejas el 19 de septiembre de 1976 en Temperley. Según testigos que compartieron cautiverio, Héctor estuvo en la Comisaría Primera de Lomas de Zamora y en La Tablada antes de ser liberado. Sara no pudo precisar más información.
 
 
 
Adelaida Gavilán hizo lo propio por un tema que poco se habla: la desaparición de extranjeros. En este caso, Wolfgan Achtig fue una de las 30 mil víctimas y la testigo se refirió al caso de su desaparición el 15 de septiembre de 1977.
 
Un grupo de uniformados junto a integrantes del ejército entraron a su precaria casa a la madrugada, y le preguntan a Achtig si tenía armas: “las únicas armas que tenía mi marido eran sus herramientas de trabajo”, refirió su mujer con lágrimas en los ojos.
 
Rodearon la casa, con la beba de ocho meses que tenía la pareja. El sufrimiento fue tanto que la testigo expresó: “hubiese preferido que nos maten en ese momento por la crueldad con que nos maltrataron y por como rompieron todo. Una vecina después me contó como se lo llevaban a la rastra”.
 
Al tiempo Adelaida fue a la Comisaría más cercana. “Me dijeron que podía ser un extremista. Me mintieron, porque antes habían dicho que le iban a hacer unas preguntas y me lo devolvían”
 
La víctima nació en Austria y su mujer no recibió respuestas ni en la Embajada. Obrero de una fábrica textil, se encargaba de “hacer valer los derechos” a los compañeros, según expresó la testigo.
 
Su caso llegó a conocerse en la Presidencia de su país natal, quién se comunicó con Videla pero negó que haya sido detenido, tapando el genocidio como en tantas otras declaraciones.
 
El Equipo de Antropología Forense halló su cuerpo el año pasado en una de las cientos tumbas NN que se siguen destapando en nuestro país.
 
 
Por último asistió al Tribunal de 8 y 50 Enriqueta Teresa Ortiz de Rozas por lo que sucedió con el austriaco Deryck Guille el 30 de septiembre de 1977, cuando estaba junto a sus hijos –mientras se recuperaba de un golpe en las costillas- e ingresaron personas bruscamente que se hicieron pasar por compañeros de trabajo.
 
Lo encapucharon y le pusieron una pistola en la cabeza. Deryck era Intérprete del grupo de Asesores Navales de Estados Unidos en el Hotel Libertador, y militaba en el Peronismo (Su mujer no pudo precisar la organización).
 
Enriqueta hizo todo lo posible por buscar a su marido, incluso pidió una entrevista con Massera. Quién la recibió fue el Capitán González. “Lo de su marido fue un error”, le dijo a la testigo. 

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