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JUICIO CAMPS
“El secuestro de mi padre
tiene que ver con la apropiación de Papel Prensa”
Javier y Hector
Timerman hablaron sobre la desaparición del Director del Diario La Opinión
Jacobo Timerman. Afirmaron que Lidia Papaleo fue violada y maltratada, y que
los diarios La Nación y Clarín demoniszron a la familia Graiver en complicidad
con la última dictadura cívico militar.
PRENSA Y DIFUSIÓN
APDH LA PLATA
(26JUNIO2012) Jacobo Timerman fue detenido por la dictadura
cívico militar durante dos años y seis meses, y recibió brutales golpizas tanto
en dependencias policiales como en Puesto Vasco y Coti Martínez, dos de los
centros que son parte del Circuito Camps.
Sus hijos Javier y Héctor hablaron frente al Tribunal de las
complicidades civiles, las torturas, violaciones y los asesinatos en los
Centros Clandestinos de detención, con la idea firme de que el secuestro no
solo fue ideológico –por las críticas que hacia el medio al gobierno de facto-
sino económico, ya que se estaba por realizar la apropiación de Papel Prensa en
una complicidad entre militares, civiles y los diarios Clarín, La Nación y La
Razón.
Varios aspectos recorrieron ambos testigos, que señalaron
las torturas psicológicas que recibió tanto el padre como la familia, como por
ejemplo la madre, quién sufrió años más tarde de la dictadura un paro cardíaco.
“Estoy seguro que eso fue producto de lo que hicieron estas bestias, las
secuelas son toda la vida”, dijo Javier, mientras miraba de cerca a los
imputados.
La noche del 15 de abril marcó el quiebre para la familia
Timerman, porque un grupo de aproximadamente 20 personas –militares y civiles-
ingresaron violentamente y se llevaron a Jacobo al Primer Cuerpo del Ejército.
Mientras tanto robaron objetos de valor y hasta se llevaron el auto. Más allá
que después de un par de días la familiar supo donde estaba, recién lo pudieron
ver el 25 de mayo: “Había perdido mucho peso, en una sensación terrible. Fue
salvajemente torturado, estaba en muy mal de estado psíquico, dijo que nos
olvidemos de él, que íbamos a estar preso toda su vida, que hagamos nuestras
vidas, que no lo vayamos a visitar porque estaba todo terminado”, expresó
Javier.
Jacobo Timerman falleció, pero pudo hablar sobre lo que pasó
en el Juicio a las Juntas en 1986. Ahí contó que Camps lo amenazó de muerte, y
que su vida dependía de lo que contara. “La tortura psicológica no solo va a
los detenidos sino también a los familiares. Es importante destacar esto. La vi
a la mujer de Isidoro Graiver, contaba que los hijos le preguntaban cuando iban
a tener felicidad, porque era catastrófico todo. Los chicos de Graiver no
tenían donde ir al colegio, no los aceptaban”, insistió Javier.
Jacobo pasó por una Alcaldía de Policía en Buenos Aires, por
el Penal de Magdalena, regresó a la Alcaldía,
tuvo arresto domiciliario y luego fue
uno de los únicos dos expulsados del país “por su condición de judío”, según
expresó Héctor, y agregó: “Empezamos campaña de denuncia afuera. Hablamos en
los medios, hicimos campaña. Siempre he hablado con mis padres de hechos que
han ocurrido. Una persona torturada nunca se recuperada”.
Algo que destacó tanto Javier como Hector fue la
infraestructura creada por el genocidio, que implicó una logística de civiles
que ocuparon distintos roles:
“A veces era peor ver familias enteras torturadas, por la
humillación. Ver a hijas tener que acostarse con los policías para que no
torturen a los padres, esa humillación del entorno familiar. Lo pude entender
después cuando tuve mis hijos. Él hablaba de una infraestructura creada, no
eran tres tipos, para la tortura y asesinato. Había cocineros, lingüistas,
distintos profesionales”
Javier insiste, se lamenta, se resigna ante la impotencia de
lo sucedido. Expresa su bronca de forma organizada: “Cuando hay gente que dice
que no sabía lo que pasaba, era mentira. Había tantas personas de inteligencia,
que investigaban, que hace pensar en responsabilidad de muchos, de personas
políticas que estaban a cargo, del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires. Un
día me desperté a mitad de la noche cuando mi padre había despertado, vi encías
postizas. En la tortura mi viejo había perdido todo. Situaciones inhumanas
absolutas que a veces me cuesta imaginar, son terriblemente dolorosas y uno se
siente culpable”, sentenció Javier.
Coti Martínez y Puesto Vasco fueron los lugares que pasó
Jacobo Timerman. Por lo que dijeron sus hijos, a él le decían “Judío, judío” y
le daban más picana. “Por su condición había más ensañamiento. Constantemente
se hablaba de su condición de judío, de sionista, formaba parte de ese mundo
donde el antisemitismo era feroz, lo vomitaban. Era odio como el nazismo”
manifestó Javier.
Secuelas
Físicas
Javier recuerda que en 1997 su padre iba a hacerse una
operación en las costillas a 15 años de las torturas. El médico del Hospital
Italiano le dijo: “no sé como hacía usted para moverse porque nunca vi una
persona en este estado físico”, y le preguntó luego si había ido a una guerra.
Para los Timerman fue una destrucción familiar que provocó
el genocidio. “Mi padre era una persona muy sana, fuerte, nunca había tenido un
problema médico y quedó debilitada”
Los interrogatorios eran sobre su participación como “líder
de la subversión intelectual sobre los planes sionistas de quedarse con
Argentina”, expresó Javier. “Era una obsesión de descubrir la conexión entre él
y el sionismo que se iba a quedar con Argentina. Era el responsable de
envenenar la mente de los jóvenes a través del diario. Mucho tenía que ver con
su condición de judío y como contaminador de la mente de los jóvenes”, ironizó.
Por su parte el actual Canciller del país Hector Marcos
Timerman mantuvo la línea de su hermano durante la declaración, y aportó a su vez datos periodísticos sobre
el rol del Diario La Opinión en la dictadura Cívico Militar. Indicó que al padre
lo secuestraron en el marco del operativo para apoderarse de las acciones de
Papel Prensa y poder manejara a la opinión pública a través del manejo de
información. “La Policía no quería tomar la denuncia de Habeas Corpus porque
decían que se había ido. Fue una batalla verbal hasta que logramos que se
acepte que había desaparecido sin motivos de la casa”
Los primeros indicios
sobre el destino de mi padre fueron de una conversación con Roberto García,
trabajador del Diario La Opinión. “Me dijo que lo tenía la Policía, si no lo
reconocían en las primeras 48 horas, lo mataban. Luego el Poder Ejecutivo
emitió declaración que tenía actividades subversivas. El 25 de mayo de 1977 lo ponen a disposición del Poder Ejecutivo
Nacional”, afirma el hijo, y completa: “Ese mismo día el PEN intervino el
Diario La Opinión, confiscó todos los bienes de la familia Timerman”.
Mientras tanto el Diario La Opinión era ocupado por el Poder
Ejecutivo, empezó una razia de periodistas que llegaron a ser más de 100
durante el proceso, según afirmó el Canciller. En la apropiación del diario y
de los bienes de la familia el testigo hizo hincapié en la figura del Gobernador de la Provincia Saint Jane y en su
Ministro Jaime Smart –en contexto dictatorial-, ambos imputados en este juicio.
Como el Canciller ya tenía 22 años comenzó una búsqueda
inusitada para encontrar a su padre. Así fue que se entrevisto un par de veces
con Etchecolatz. “Una vez lo esperé en la Secretaría y estaba discutiendo
porque Rojas había matado a alguien y él no había dado la orden. De mala manera
le dijo que él decide quién muere y quién vive”
Con paciencia el testigo relató la forma de organización de
la estructura represiva: “Mi padre fue salvajemente torturado. En esas sesiones
de tortura, las razones fueron diferentes, había tres grupos que participaban
de las torturas: Camps y Von Wernich centraban la acusación en el carácter
subversivo del Diario y como activista sionista. Había otro grupo que se
ocupaba al Caso Graiver, en la cuestión económica. Y luego los torturadores
para hacer daño, con picana, falta de alimentos, hacerlos dormir en una cucha
para perros”
A su vez, la tortura psicológica fue un aspecto clave que
señaló Hector. “Recuerdo que mi padre contó la tortura que sufrió una mujer
joven que fue violada en frente de su padre”.
Luego, volvió a recaer la responsabilidad al gobernador
Saint Janes porque “tenía aspiraciones presidenciales” y le molestó que el
Diario La Opinión comenzó a hablar “en su contra”, por lo que leyó varios
fragmentos periodísticos al Tribunal.
Caso Graiver
El canciller insistió en que es el “Mal llamado caso
Graiver”, ya que después de 36 años cuando se escucha el nombre Graiver piensan
que “es delincuente”, dijo.
“Mi padre siempre recordaba que Lidia Graiver era la persona
que más habían violado mientras él estuvo secuestrado. Que más habían
maltratado de todas las personas presas. Lidia ya dio su testimonio, pero mi
padre quedó muy dolorido por la forma en que habían tratado a Lidia. Una vez la
traen a Lidia vendada y desnuda. Camps le dice: cuentelé a estas personas tu
historia. La llamaban la impura porque se había casado con un judío”
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