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Juicio Circuito Camps
El genocidio que marcó a cuatro generaciones de argentinos
La psiquiatra Diana Kordon y el periodista Hernán Brienza
ofrecieron testimonios conceptuales acerca de las secuelas psicosociales de la
represión y la relación Iglesia-Ejército con la Policía Bonaerense. Mañana declararán
los últimos testigos antes del comienzo de las indagatorias.
Por Secretaría de Prensa y Difusión - APDH La
Plata
(5OCTUBRE2012) - Los efectos traumáticos del terrorismo de
estado en cuatro generaciones de argentinos y el vínculo entre el ex capellán
Christian Federico Von Wernich y la cúpula de la Policía Bonaerense fueron los
ejes principales de la anteúltima jornada de testimonios en el marco del juicio
que investiga la responsabilidad de los represores del Circuito Camps.
Diana Kordon,
especialista en psiquiatría y coordinadora del Equipo Argentino de Trabajo e
Investigación Psicosocial (EATIP), se presentó esta mañana ante el Tribunal que
preside el juez Carlos Rozanski a prestar declaración testimonial sobre la base
de su experiencia académica y militante en la asistencia de personas afectadas
por la violencia política antes, durante y después de la última dictadura cívico-militar.
La testigo, que había sido propuesta por la querella
del Colectivo Justicia Ya!, enmarcó su relato en el actual proceso de juzgamiento
que se vive en Argentina al que calificó como “inédito en el mundo”. Destacó el
valor histórico de este tipo de juicios para las futuras generaciones y los
atribuyó al “movimiento social permanente de resistencia a la dictadura en el
que, desde hace treinta años, ha estado comprendida la voluntad mayoritaria del
pueblo”. “No conozco ninguna experiencia en el mundo de lucha contra la impunidad
como la hubo en nuestro país”, expresó Kordon.
La exposición continuó con los efectos traumáticos
causados por el silencio impuesto por la dictadura y su implicancia en cuatro
generaciones, partiendo de la de los padres y madres de los desaparecidos. “Los
efectos son transgeneracionales, cuestión que en el campo de la psiquiatría se
entiende cuando pasan veinte años, (por eso) no es casual que en 1996 surgiera
la Agrupación HIJOS”, explicó.
Kordon se explayó luego en los mecanismos simbólicos
utilizados por el aparato represivo en su afán de alcanzar consenso social: “La
situación de terror operaba de manera directa, como un telón de fondo para ocultar
las campañas de inducción psicológica”. El objetivo era desarrollar un proceso de
alienación social, es decir, “que la población tomara el discurso de la
dictadura como propio” a los efectos de encubrir los crímenes y perpetuarse en
el poder.
El concepto de “desaparición” fue otro de los ejes
del testimonio, asociado a la idea de que “hay que alguien que no existe, pero
existe”. “Es psicotizante”, señaló Kordon, y agregó que “el trabajo de duelo de
los familiares de detenidos-desaparecidos se hizo sobre la base de legitimar la
figura del desaparecido; fue, entonces, el movimiento social (de resistencia a
la dictadura) el elemento fundamental para la elaboración de duelos”. Según la
testigo, el duelo también tiene carácter transgeneracional en tanto “la
impunidad de tantos años tuvo un efecto de retraumatización” en las víctimas
directas de la represión.
Sobre el final del testimonio, Kordon volvió a subrayar
la implicancia de los juicios por crímenes de lesa humanidad y del “papel
reparatorio de la Justicia, que no puede devolver a los desaparecidos pero
puede tener una reparación simbólica para sus hijos y para la sociedad en su
conjunto”. A su vez criticó la “fragmentación” que caracteriza a los procesos
penales y a su escasa celeridad: “Los juicios por campo de concentración y por
todos los desaparecidos afectarían a todos los represores que deben estar
juzgados y condenados”. Y añadió: “La declaración tiene efecto reparatorio y
terapéutico, pero se vuelve traumática cuando una persona la tiene que hacer
muchas veces”.
Por último, la testigo celebró poder reconocer la
figura del genocidio en las sentencias por crímenes de lesa humanidad. “La
sentencia genera enunciados identificatorios, cada cultura los produce, y que
en estos juicios podamos reconocer la figura del genocidio produce un enunciado
para el futuro”, concluyó.
Maldito tú eres
Ser autor del libro de investigación periodística “Maldito
tú eres. Iglesia y represión ilegal”, que trata sobre el caso del ex capellán
Christian Federico Von Wernich, resultó motivo suficiente para que la querella
de Abuelas de Plaza de Mayo La Plata solicitara al Tribunal el testimonio del
periodista y politólogo Hernán Brienza.
En sus páginas, la investigación reconstruye la vida
de Von Wernich y su responsabilidad en la represión ilegal, puntualmente en el
caso del llamado Grupo de los Siete, un puñado de jóvenes “militantes quebrados
por la tortura que participaron de un experimento que consistió en hacerlos
delatar y participar de torturas a sus compañeros con la promesa de que iban a
ser liberados y llevados al exterior”. Según Brienza y varios testimonios
vertidos en el juicio, se trató de un grupo manejado por el ex capellán que
finalmente fue “trasladado” de la Brigada de Investigaciones de La Plata y asesinado
en diciembre de 1977. Entre ellos se encontraban Cecilia Luján Idiart y Liliana
Galarza, quien tuvo a su bebé en cautiverio, actualmente desaparecido.
-Tenés que acercarte a Dios, tenés que decir lo que
ellos quieren que digas para salvar tu alma.
Ésas eran palabras que Von Wernich les pronunciaba a
algunos de los detenidos-desaparecidos en los centros clandestinos en los que
fue visto: Brigada de Investigaciones de La Plata, Destacamento de Arana,
Comisaría Quinta y Octava y Puesto Vasco. “Él era una pieza fundamental en la
etapa de extracción de información”, precisó Brienza sobre el rol del ex capellán
en el engranaje represivo.
Sobre el Grupo de los Siete, el periodista y politólogo
atribuyó la responsabilidad del caso a la interna que había entre la dictadura
y el llamado Grupo La Plata, integrado por el ex gobernador de facto Ibérico
Manuel Saint Jean y altos miembros de la Policía Bonaerense como Ramón Camps y
Miguel Etchecolatz. “En este grupo, que quería que Saint Jean fuera presidente,
eran Von Wernich y Monseñor Plaza quienes daban el marco ideológico: Iglesia y
Ejército eran los únicos pilares constitutivos de la argentinidad”, señaló
Brienza. Y agregó que los objetivos del grupo trascendían la política
represiva: “Querían saber dónde estaban los millones de los Montoneros”.
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