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Boletín diario del Portal Libertario OACA |
Posted: 29 Apr 2018 01:19 PM PDT
El anarquismo no es una doctrina de cátedra ni un descubrimiento de laboratorio, sino un movimiento social de los oprimidos y los explotados contra la opresión y la explotación. Con filósofos o sin ellos, el anarquismo no desaparecerá como movimiento revolucionario llamado a cimentar la sociedad entera sobre nuevas bases económicas, morales y políticas, por la sencilla razón de que no ha nacido de las fórmulas mágicas de tal o cual pensador ni fue generado en ninguna biblioteca de viejos infolios.
No negamos que los filósofos y los pensadores hayan acelerado el desenvolvimiento de las ideas anarquistas y estamos lejos de poner en tela de juicio su valiosa contribución al proceso de concreción y de solidificación del pensamiento revolucionario. Pero de eso a conceder el monopolio del anarquismo a los filósofos y filosofastros, hay un gran trecho. Los pensadores y los plagiarios de los pensadores pueden escribir grandes bibliotecas y leer millares y millares de volúmenes; pueden elevar monumentos literarios de mayor o menor valor a la libertad, a la igualdad, a la fraternidad, al esperanto y al sexualismo revolucionario, pero con esos monumentos no se crea un movimiento social en que toman parte preferentemente quienes apenas saben leer y quienes, por su situación material, no pueden permitirse el lujo de devorar bibliotecas o de divagar en el café. ¡Pobre anarquismo si, por su esencia, se fundara en la labor de los filósofos y filosofastros! Felizmente, el anarquismo sigue su curso con una cierta independencia de nuestras discusiones y mientras debatimos si lo blanco es blanco o negro, puede muy bien ocurrir que hayamos perdido el contacto efectivo con el movimiento social libertario de los trabajadores. Porque es entre los trabajadores oprimidos y explotados donde se alimenta la tendencia revolucionaria a cuyo desenvolvimiento debemos contribuir con nuevas ideas e iniciativas y cuya difusión debemos facilitar por medio del periódico, del libro, de la tribuna, pero no monopolizar como entretenimiento peripatético o como deporte de nuestras horas de "snobismo" intelectual. El lastre mental de las definiciones hechas y de los conceptos estereotipados en los círculos de la "intelligentzia" es terriblemente sofocador. Hemos creado caprichosamente palabras y hábitos mentales que luego nos esclavizan y nos unen a la noria de los automatismos. Las ideas de la lucha de clases, de la unidad de los trabajadores, del hombre económico y del hombre político, etc., son para nosotros otros tantos puntos sobre los cuales el peso de los hábitos adquiridos nos impide reflexionar. Cuando se procura reaccionar contra la dominación de uno de esos convencionalismos, se advierte la magnitud de su arraigo en las conciencias y de su poder sobre los hombres. Ciertamente no vamos a sostener que sea imposible hacer una cierta separación ideal entre las actividades económicas y las actividades políticas, pero también podemos clasificar a los hombres en sanguíneos y biliosos, en partidarios de los tallarines y en partidarios del arroz a la valenciana, en altos y bajos; en..., la serie es interminable. Lo que nos parece arbitrario es eso de las separaciones absolutas, por ejemplo: en el sindicato eres un hombre económico y ¡cuidado con introducir allí el veneno corruptor de tus ideas particulares! Si quieres ser hombre político, preocuparte de cosas ideales y culturales, vete al grupo de afinidad de tu predilección o al partido de tus preferencias. Ese punto de vista de los sindicalistas franceses y de una minoría de soi-disent anarquistas que regentean el movimiento obrero de Barcelona, no lo hemos podido comprender nunca. Si Malatesta se siente inclinado a compartirlo, allá él; si Neno Vasco lo defendió en un libro de ciento cincuenta páginas, lo mismo nos da. ¿Somos anarquistas, o no lo somos? Si lo somos, hemos de serlo a todas horas y en todos los lugares; si no lo somos, mal haríamos en simular ciertos días de fiesta o entre ciertos contertulios, ideas y sentimientos que no abrigamos. Se nos dice que el sindicato es para los obreros asalariados que quieren luchar contra el capitalismo. ¡Otra frase hecha! Ahí está el ejemplo ruso de la primera hora, para demostrar a los que no tienen voluntad de ser ciegos, que el capitalismo es un adversario menos fundamental que el estatismo, que el principio de autoridad. La revolución rusa destruyó las viejas formas capitalistas; llevó a la ruina el capital privado, pero dejó en pie una máquina estatal y el capitalismo arrojado por la ventana volvió dos años más tarde, por la puerta, acompañado de los honores y genuflexiones de sus pretendidos enemigos de ayer, recibido como el salvador del país. Ser enemigo del capitalismo no es bastante para ser revolucionario, después, sobre todo, de la experiencia rusa. Y los que se esfuerzan por sugerir a las masas obreras que su enemigo principal es el capitalismo se esfuerzan simultáneamente por desviar el proletariado de su guerra instintiva al Estado. Por lo demás, las luchas de cada día no nos ponen frente al capitalismo una sola vez, que no tengamos que contar con la huéspeda -la intervención del Estado en forma de gendarme, de soldado, de juez, etc.- Los intereses del Estado, aun en los países que se pretenden regidos por gobiernos "obreros" se identifican con los del capitalismo. Lo ve todo el mundo. Y hacía falta que vinieran unos señores sofistas en nombre del sindicalismo a separar las dos cosas y a agrupar a los trabajadores para la lucha contra el capitalismo, dejando intacto el Estado, sus instituciones y las ideas que lo fundamentan, en loor a una pretendida unidad de clase que se quebrantaría cuando los anarquistas, enemigos del principio de autoridad, atacáramos el Estado y el estatismo. Comparad esas generalidades con la valentía de nuestros precursores, los hombres de la primera Internacional en España e Italia, que decían: "En economía somos federalistas, en religión ateos, en política anarquistas". Aquellos hombres no tenían miedo a las palabras ni retrocedían ante ideas que hubieran parecido demasiado radicales para su tiempo; pero sus continuadores quieren evitar que se hable de Dios en el Sindicato, porque entonces los religiosos escaparán y no volverán a pagar sus cuotas para mantener secretarios; no quieren que se hable de política, porque los partidarios del Estado harían lo mismo que los religiosos si prevaleciese el punto de vista de los anarquistas; a lo sumo, ¡gracias a Dios!, nos dejan hablar de economía, y, felizmente, no se prohíbe atacar el capitalismo… siempre que no se vaya muy lejos, pues de ir hasta el fondo de la cuestión, los timoratos se retirarían de la agrupación de los asalariados y sus cuotas se perderían. Terminemos con estas majaderías. El sindicato, como decía Borgui, es un continente cuyo contenido puede ser diverso. Supongamos tres botellas, una de vino, otra de petróleo y otra de ácido sulfúrico: ¿es que hemos de confundir el contenido el ácido sulfúrico con el vino, por el hecho de que ambos líquidos están contenidos en botellas? El sindicato, con esa base común de organismo de asalariados, puede ser fascista, católico, comunista, anarquista… Lo único que no puede ser el sindicato es… sindicalista, según el tipo imaginado por Pierre Besnard en Francia. Algunos pontífices sindicalistas, anarquistas de días de fiesta, nos acusan del crimen de querer plantar la bandera del anarquismo en el movimiento obrero. ¡Horror! En el movimiento obrero no hay que plantar esa bandera; esa bandera pertenece a las tertulias del café o a los grupos de afinidad; esa bandera tienen que monopolizarla los filósofos; para los trabajadores es demasiado abstracta; los trabajadores deben permanecer unidos en tanto que son explotados. Confesamos el crimen, y confesamos, además, que no lloraríamos la muerte de organizaciones obreras que no tuvieran más preocupaciones que la obtención de mejores salarios y de menos horas de trabajo; digámoslo todo: no lloraríamos la muerte de organizaciones en donde no pudiera flamear la bandera del anarquismo. Ese crimen afecta a los nervios de Fabio; felizmente, no dispone de verdugos ni de guardia civil; no ocupa todavía el puesto de mandarín del futuro reinado sindicalista y el crimen no nos llevará por esta vez a la guillotina. Pero tenemos en cuenta las amenazas ocultas en una dictadura de dirigentes de organizaciones obreras. Lo que será ese régimen nos lo advierte ya su pensamiento: las masas organizadas no son nada, lo son todo los que las dirigen; en otras palabras ha sido dicho, pero el significado es ese. El sindicato soy yo, dirán nuestros futuros gobernantes, y nos harán callar, como nos hacen callar Trotzky y los diferentes Mussolinis europeos. Dejemos los problemas del mañana para el mañana, y mientras nos sea posible hoy, luchemos por que el movimiento obrero se encamine a la anarquía y reconozca como suya nuestra bandera. Y en torno a esa bandera agrupemos a los explotados y los oprimidos para la lucha por un mundo mejor, hoy para una huelga por un poco más de pan, mañana para una defensa solidaria del hermano caído en la garras de la ley; otro día para lo que se presente, y diariamente para educar en la libertad a los materiales humanos que deberán construir el mundo libre. No queremos fundar grandes organizaciones obreras sobre la mentira y la simulación de nuestras ideas; no nos conformamos tampoco con influenciar con nuestras ideas las organizaciones proletarias; queremos despertar en esas organizaciones las ideas y tendencias naturales del movimiento obrero, y a esas tendencias se les da el nombre de anarquismo, porque el movimiento obrero, libre de las influencias extrañas que lo desvían de sus cauces espontáneos, tiende a la destrucción del Estado y a organizar la vida social sobre las bases libres que nosotros deseamos. La finalidad anarquista del movimiento obrero no es ningún descubrimiento nuestro. La frase de Bovio: anárquico es el pensamiento y hacia la anarquía marcha la historia, la defendió también Carlos Marx; recordemos una vez más este pasaje del famoso libelo contra Bakunin: “Todos los socialistas comprenden por anarquía esto: una vez alcanzado el objetivo del movimiento proletario, el poder de Estado desaparece y las funciones de gobierno se transforman en simples funciones administrativas.” Ahí tenemos a Heinrich Cunow, el compinche de Karl Kautski en Die Neue Zeit, que acusa a Marx y a Engels de haberse dejado influir por corrientes ideológicas anarcoliberales de su tiempo (véase el libro Die Marxsche Geschichte-, Geseschafts-und Staatstheorie. Grunzüge der Marxchen Soziologie). Y no hace falta más que tomar en la mano libros de los socialistas más conocidos, por ejemplo Vandervelde, por ejemplo Lenin, para comprobar que aceptaban y reconocían como un proceso natural el de la finalidad anarquista del movimiento obrero social y revolucionario. ¡No seamos menos anarquistas que Marx, pues, y no llevemos nuestra cobardía hasta el punto de abdicar de nuestras ideas en los sindicatos y de cesar en nuestros esfuerzos por plantar sobre el movimiento obrero total o al menos sobre la parte que nos responda, la bandera de la anarquía, el objetivo de nuestras luchas y de nuestros pasos! No se es traicionado más que por los propios, dice el refrán; sería doloroso que la defensa de la finalidad anarquista del movimiento revolucionario tuviéramos que hacerla contra los anarquistas mismos, recurriendo a la autoridad de nuestro querido amigo Carlos Marx. Las maniobras de algunos dirigentes de la Confederación Nacional del Trabajo de España, que se dicen anarquistas, para borrar de ese organismo la finalidad anárquica históricamente reconocida por el proletariado revolucionario organizado de ese país es un mal síntoma. Esperamos que la enfermedad no prosperará.
D. A. de Santillán
(Del Suplemento semanal de La Protesta, Buenos Aires, 10 de agosto de 1925.)
Tomado del Libro El anarquismo en el movimiento obrero
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Posted: 29 Apr 2018 01:09 PM PDT
"A medida que se aproximaba el primer día de mayo la agitación iba en aumento. Los capitalistas empezaron a tener miedo, y decidieron organizarse para resistir las pretensiones de los obreros, y la prensa asalariada se mostró cruel e infame en los medios que proponía para acallar el descontento de las clases jornaleras. La lucha que se avecinaba tuvo por preliminar graves conflictos entre patronos y obreros. El más importante tuvo lugar en febrero, en la factoría de Mc.Cormicks, donde fueron despedidos 2.100 obreros por negarse a abandonar sus respectivas organizaciones".Pueden existir “algunas” diferencias pero el resultado, a mi entender, sigue siendo casi idéntico y 232 años después de la revuelta de Haymarket en Estados Unidos, nuestro Estado y todos los Estados del mundo siguen “eliminando” obreros. La clase trabajadora continúa padeciendo las decisiones de la clase política, que solo beneficia a la banca y al empresariado, y es a la que le toca poner siempre los muertos como consecuencia del terrorismo patronal al que ahora se empeñan en llamar “accidente laboral”. Así es cómo disfrazan las miles de muertes que el capitalismo causa todos los años entre los explotados de la tierra. Los enemigos de la clase obrera no están solos, tienen cómplices y nunca me cansaré de señalarles, precisamente por la función social que se supone que deben desempeñar en nuestra sociedad, mediando entre las personas y la realidad. Las “empresas” de comunicación también se mantienen fieles a sus dueños y aparentan informar cuando lo que realmente hacen es ‘intoxicar’ a la población, adormecer a la ciudadanía, ignorando las circunstancias que padecen miles y miles de trabajadores y trabajadoras en todo el planeta. Casi 232 años después de aquella revuelta de mayo en Chicago, que logró levantar a miles de obreros por la jornada laboral de 8 horas y que terminó con 8 de ellos encarcelados, procesados injustamente y asesinados por el Estado, muchos ignoran que estos hombres (Augusto Spies, Miguel Schwab, Óscar W. Neebe, Adolfo Fisher, Luis Lingg, Jorge Engel, Samuel Fielden y Alberto R. Parsons) eran anarquistas y que no temblaron al ser condenados a muerte por ellas, inocentes y convencidos de estar haciendo lo correcto. Algunos de ellos se ganaban la vida como tipógrafos e impresores, escribiendo o dirigiendo periódicos. Que tuvieran estas inquietudes y que fueran grandes oradores explica perfectamente el papel que jugó la prensa obrera en la difusión de las ideas anarquistas y socialistas de la época en la que tienen lugar estos acontecimientos. La prensa al servicio de la causa anarquista y a través de personajes como Spies, Fischer o Parsons, por ejemplo, contribuye sin duda a que muchos y muchas en esta profesión sintamos menos vergüenza cuando somos conscientes del trato que obtiene actualmente la lucha de clases en muchos medios de comunicación. Cada 1º de Mayo muchas de nosotras salimos a la calle a celebrar el Día Internacional del Trabajador, pero realmente no es un día de fiesta a pesar de aparecer como festivo en los calendarios. Hoy, como hace 232 años y como siempre, la clase obrera continúa luchando por recuperar derechos y libertades que le han sido arrebatados. Las personas trabajadoras siguen, dos siglos después del asesinato de los mártires de Chicago, siendo la parte más dañada del engranaje de este cruel sistema que perpetúa las desigualdades entre las personas y contribuye a que los ricos sean cada vez más ricos y los pobres sean cada vez más pobres. En 1886 el Estado ahorcó a 8 obreros acusándoles de terroristas. Durante el juicio, lleno de irregularidades, no se pudieron probar muchas de las acusaciones que la policía, gobernantes, jueces y empresarios, en absoluta connivencia, achacaron a estos trabajadores. Hoy el Estado mantiene su persecución hacia quienes levantan su voz contra las injusticias. Las cárceles se nos llenan de activistas, sindicalistas, tuiteros, raperos y artistas mientras que en los sillones y despachos de instituciones, ayuntamientos y parlamentos cientos de corruptos se blindan gracias a las leyes que ellos mismos crean para una ciudadanía a la que no representan. En 1886 el Estado ahorcaba a obreros. En 2018 el Estado ha encontrado otras formas de “matar” a quienes cuestionan los privilegios de los de siempre, a quienes no se conforman con lo “establecido”. Porque existen muchas formas de morir y si te callan o te apartan de la lucha también han acabado contigo. Por eso este 1º de Mayo las calles deberían desafiar a quienes continúan oprimiéndonos, a quienes nos quitan derechos y libertades, sin olvidarnos contra quienes vamos y conmemorando a toda la gente que se juega o se jugó la vida, perdiéndola o no, para que quienes llegáramos después tuviéramos las cosas un poquito más fáciles y sobre todo referencias importantes a las que agarrarnos para continuar. Augusto Spies, Miguel Schwab, Óscar W. Neebe, Adolfo Fisher, Luis Lingg, Jorge Engel, Samuel Fielden y Alberto R. Parsons son algunas de esas personas. Anarquistas, comprometidos y valientes, coherentes y consecuentes hasta el último segundo que les quedó de vida. No dudaron ni renegaron de sus ideas por las que fueron asesinados. Que no pase ni un 1 de mayo sin que les recordemos.
Macarena Amores García
Más recursos en el Portal Libertario OACA sobre los Mártires de Chicago y la historia del 1 de Mayo:Read more ... |
Posted: 29 Apr 2018 04:20 AM PDT
Título: "Coplillas en la Morgue".
Nueva viñeta del compañero Alfonso "El Seta" de El Seta Producciones. Read more ... |
Posted: 29 Apr 2018 03:59 AM PDT
La creación del mundo en anarquía: 1.el primer día se creó el universo 2.el segundo día se creó la tierra 3.el tercer día se creó el agua 4.el cuarto día se creó una bacteria 5.el quinto día la bacteria creó al hombre 6.el sexto día el hombre creó a dios 7.el séptimo día el hombre descanso.
https://www.youtube.com/watch?v=TUFuZBxuJ-0
GUSANO ANARKO PRODUCTION'S
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Posted: 29 Apr 2018 12:07 AM PDT
Occupy the forest! Conforme avanza la degradación ambiental a golpe de rapiña en USA comienzan a registrar feroces oposiciones a los proyectos de ampliación de infrastructuras. Después de los intentos de frenar el oleoducto en Dakota del Norte, el cual organizó a una basta red de activistas y comunidades indígenas junto a los veteranos del ejército, surge ahora con fuerza la oposición al Oleoducto entre los estados de Virginia y Virginia del Oeste.
Lo que comenzó con discretas barricadas y un árbol ocupado el día 26 de marzo [earthfirstjournal.or] se ha transformado en movimiento en el que mucho tienen que ver los grupos Anarquistas. El campamento de Three Sisters, en la Hellbender Autonomous Zone [Zona Autonoma Salamandra] del Bosque Nacional de Jefferson es el punto desde donde se organiza la resistencia. El enclave de Little Teel Crossing es el lugar donde los activistas organizan el bloqueo encaramados a los árboles. Por ahora el movimiento intenta conectarse con las ocupaciones de Dakota Pipeline. Su objetivo es crecer, sumar fuerzas para la resistencia sobre el terreno y el contencioso político y social y parar los trabajos de construcción.
El creciente movimiento contra el oleoducto que atraviesa los Apalaches es inspirador, ya que reune a una gran variedad de personas distintas, muchas de las cuales toman practican acciones radicales directas por primera vez. Muestra cómo es posible apoyar una campaña de base amplia, incluso en los lugares más rurales, y que al construir redes de apoyo sólidas, podemos luchar para ganar. Inside the Growing Appalachian Anti-Pipeline Movement - It's Going Down 27.4.2018
Con el aumento previsto del precio del crudo se prevé una nueva oleada de fracking, y con este nuevos proyectos y el ensañamiento de la administración por realizarlos.
El ambiente está caldeado. Recordemos que los acontecimiento de Charlottesville donde un fascista de Alt-Right asesinó a la activista Heather Heyer se produjeron en Virginia. La sociedad civil se organiza, avanza la resistencia <<Otra granja familiar comienza la ocupación de un árbol en la ruta del oleoducto de Mountain Valley - IGD>>. Esto parece ser solo el principio. #noACP #stoptheMVP #fuckyourpipeline #nopipelines#nomorepipelines #treesit #cleanwater4all #solidarity #directactiongetsthegoods Desde la tarcoteca todo nuestro apoyo. Fuerza a los que Luchan! Salud! PHkl/tctca ______________ Traducción tarcoteca - Appalachian Forest Disrupt Mountain Valley Pipeline - It's Going Down 19.4.2018 En el Parque Nacional de Jefferson en la frontera entre Virginia y West Virginia, dos ocupaciones forestales bloquean la ruta propuesta para el Oleoducto Mountain Valley 'MVP', que atravesará la montaña Peters. Los activistas erigieron un monopodio en el medio de la carretera en abril, que aún se mantiene en pie y es el monopodio ocupado continuamente por más tiempo que se conoce. Este bloqueo vial ha impedido el acceso al árbol ocupado que se encuentra más arriba en la montaña, emplazado directamente donde el MVP ha planificando el túnel que perforarán a través de la montaña.
El Servicio Forestal ha impuesto el cierre de tierras públicas en 80 metros a cada lado de la carretera de acceso hasta el monopodio para evitar que el manifestante se pueda reabastecer de alimentos o agua.
Estas protestas se han recibido con el apoyo de las comunidades locales de los Apalaches, que ven el oleoducto como una invasión de sus tierras y su forma de vida.
Reportaje, producción de vídeos y voz en off de Chris Schiano, Unicorn Riot Reportaje y producción de vídeos de Sammy DiDonato Imágenes de Drone de Bobcat Read more ... |