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miércoles, 8 de agosto de 2018

Tinkunaco 1.399/18 - El Emilio - “CLANDESTINO” ES LA PALABRA CLAVE.

“CLANDESTINO” ES LA PALABRA CLAVE.


C.A.B.A., Argentina, UNSUR-CELAC, EL EMILIO, Salud Pública, Cultura y Educación

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Por Victor Leopoldo Martinez
A esta nota la estoy escribiendo en el preciso momento que en un recinto parlamentario se va a decidir si la vida de las mujeres pobres es o no importante para la Salud Pública Nacional.
La ley de despenalización del aborto que hoy 8-08-18 se está tratando en el Senado del  Congreso Nacional para su sanción definitiva apareció en el colectivo social  para reafirmar la eterna división de aguas que la burocracia institucional de la Iglesia Católica logró instalar culturalmente en nuestra sociedad.  Nada es casual; en todo caso será causal en tanto producto cultural (todo evento tiene una causa).
EL CIUDADANO
Es muy claro que el término “clandestinidad” tiene una estrecha relación con conductas humanas que hacen de la hipocresía un culto. Lo prohibido está para hacerlo. ¿Por qué? Simplemente porque mientras esté prohibido siempre será una excelente oportunidad para  hacer negocios. En estos caso poco importa que se los haga “por izquierda”. Los empresarios –civiles- que usaron  de manera profiláctica la parte perversa de anida en el corazón de  ciertos militares permitió que la última dictadura hiciera con nuestros compatriotas  lo que las leyes prohíben, asesinarlos; único modo para estos civiles de concretar espurios negocios sin resistencia social.  Entonces no puede llamar la atención que lo clandestino  que, históricamente en nuestro país,  siempre apareció asociado a la muerte hoy tenga sus defensores y estos utilicen el absurdo argumento de defender la vida en el tema del aborto. Los abortos clandestinos seguirán llevándose vidas pero a los anti abortistas no les importa porque es la vida de los pobres.   La dictadura tenía un lema tras el cual se escudaban para cometer sus atrocidades: «Nosotros somos derechos y humanos. Defendemos en nombre de Dios el estilo de vida occidental y cristiano». Muchos de los asesinos de aquella dictadura todavía siguen en libertad; leyó bien… ASESINOS. Hoy el aborto está penado por ley y la mujer pobre que no solo pone en riesgo su vida en un proceso clandestino y falto de asepsia  porque no quiere traer al mundo un hijo para que sufra las privaciones y los vejámenes que ella padece a diario infringido por esa hipócrita e injusta sociedad que dice defender la vida (pero no la vida digna para todas), puede ir presa.
Insisto, pensemos en términos históricos: «Campos “clandestinos” de detención implantados por la última dictadura», tuvo su correlato en sectores sociales que justificaban los vejámenes que allí se cometían con un simple e hipócrita “por algo será”. La jerarquía eclesiástica y no pocos obispos avalaban y hasta acompañaban sesiones de torturas.  Muerte por un abortos “clandestino”, para una mujer pobre es un castigo  de Dios y por ende debe ser castigada por los hombres como una criminal, una asesina. Adolescente y/o joven “pudiente” que aborta en clínicas privadas con profesionales de la medicina que concurren domingo a domingo a la iglesia para que les perdonen sus “negocios”, ambos son sobreseídos social y penalmente porque  como decía Trasímaco: « La Justicia no es otra cosa que la conveniencia del más fuerte»  
En estos tiempo que corren, con un gobierno elegido formalmente de manera democrática pero que impone compulsiva y dictatorialmente medidas que  niegan  toda posibilidad de vida digna a grandes sectores de nuestra sociedad, poniendo incluso  en riesgo hasta de morir por inanición  a niños, viejos y familias enteras, que hoy reciba el apoyo del mismo sector social que jamás se movilizaría para denostarlo por las injusticias que comete, es una muestra acabada de hipocresía; tan hipócrita como movilizarse, crucifijo en mano, para defender un embrión en gestación cantando: “yo los quiero a los dos, no hace falta elegir…”. Es claro que  no solo resulta coherente con su nivel de hipocresía sino torpe y hasta de una perversión absoluta y total.
CARTEL
Sigmund Freud sostenía criteriosamente: «Uno es dueño de lo que calla y esclavo de lo que habla.» O “vota” agregaría yo. 
Me pregunto, aquellas Senadoras/res que voten en contra de esta ley básicamente de salud pública, repito de SALUD PÚBLICA ¿Se harán cargo de las futuras muertes de mujeres por abortos clandestinos? Con su decisión…  ¿Seguirán hasta que se mueran con la consciencia limpia y tranquila logrando incluso  conciliar el sueño? Miren que a la hora de juzgar en serio (eso que por ahí le llaman “juicio final), el de “arriba” es muy jodido… Detesta la hipocresía y vomita sobre los perversos. Pero dejemos de lado las cuestiones místicas y volvamos a cosas más mundanas.  ¿Serán capaces de donar parte de sus suculentos haberes estos Senadores para campañas de educación sexual dentro de la educación pública  incluso a costa de ser excomulgados?  No tienen que olvidar que la gente los votos para que los cuiden, no para que los maltraten mientras ustedes la pasan “bomba”. Les solicito esto a ustedes porque pedirles a los CEOS “PRO” y a la Sociedad Rural es como pedirle “Peras a los Olmos”.
Tampoco hay que olvidar que esa misma iglesia que dice defender la vida se opuso y opone tenaz mente al uso del profiláctico  y a que se imparta educación sexual en los colegios. Es la misma iglesia que ampara a curas pedófilos y perversos sexuales que por cientos pululan en colegios religiosos pervirtiendo a niños y adolescentes.  Pero esto no se sabe porque los ampara la “clandestinidad”; la hipocresía pastoral y social hace el resto.

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