ANTONIO MAESTRE // “Si puedes hablar a las masas y conservar tu virtud. O caminar junto a reyes, sin menospreciar por ello a la gente común…”. Pues no. No lo consiguió. Todos los días recitando en su despacho el poema If, de Rudyard Kypling, como salmo de obediencia franciscana, hacían intuir la necesidad que tenía (...)
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