Boletín diario del Portal Libertario OACA |
- Manifiesto urgente frente al Desastre
- [Libro] Acciones para evitar el contagio en tu barrio
- [Audio] La Nevera: Green New Deal. Adrián Almazán
- La COVID-19 y el acratovirus
- Colección de poemas: "Hacia la leyenda de los gorriones IX"
- Una aproximación hacia las posibles secuelas pandémicas
- Madrid Cuarentena City: nueva publicación anarquista desde Madrid
- [Vídeo] Coronafy
- COVID-19, un poco más allá de lo que ya sabemos de sobras
- No es magia, es Ciencia
Posted: 30 Mar 2020 11:36 AM PDT
Estamos en el borde de un momento decisivo, frente a un punto de no retorno. Las negras tormentas ya están aquí, dibujando un panorama ante el cual, nuestros corazones revolucionarios no pueden apagarse por el olor del miedo ahí fuera. Es justamente el tiempo propicio para transformarlo todo, pues de la crisis tendrá que emerger el ideal libertario, rompiendo con el letargo mental que hoy invoca a los Estados y sus normas para solucionar una situación en la que ellos mismos nos metieron. El virus ya es incontenible, es poco lo que se puede hacer nada para evitar la propagación, e incluso los gobiernos ya tienen una idea de las muertes que se pueden presentar a través de análisis demográficos y econométricos perversos.
Pero sabemos que el problema mayor no va a ser la enfermedad sino sus nefastas consecuencias: el hambre y la pobreza extrema de un grueso de la población. No es un secreto que bajo la excusa de esta pandemia se está fraguando un nuevo orden mundial, una política de reajuste del capitalismo de cara a ésta contracción económica, en la cual, nuestros pueblos van a ser la carne de caza por la que van a pelear las hienas. La globalización del capital por primera vez se ha visto pausada, en tal magnitud, desde que iniciara en 1492 con el saqueo de América y se empezara a forjar todo un sistema mundo de relaciones sociales que hoy se ven restringidas e interrumpidas por el aislamiento social de este nuevo virus. ¿Qué hacer? ¿Quién vendrá a salvarnos?
Nunca ha existido un instante más decisivo en la historia de la humanidad que este, este en que nos sentimos llamados a destruir el viejo mundo. Frente al aislamiento urge buscar el apoyo mutuo; ante la docilidad y acatamiento de sus normas hay que organizar nuestras rabias y sueños; hacer de tripas corazón, pues, de cara a la manipulación que han hecho a través del pánico, debe florecer la alegre rebeldía si no queremos sucumbir ante el desastre. Todo para combatir a los virus y parásitos que siempre han sido los mismos: nuestros amos, los dueños del mundo. Es momento en que los pueblos, comunidades y localidades del mundo se deben levantar contra sus captores. Nuestra historia inmediata, ésta que nos cruje en la cara, sólo nos ha despertado en mitad de la pesadilla, pues esta pandemia no es más que el comienzo de una era de transformación; de nuestras fuerzas para resistir y atacar a los enemigos, depende que se logre salir de ésta situación para celebrar la vida libre.
En este preciso instante, en todo el mundo, se están tomando medidas que buscan básicamente el rescate de los bancos y bolsas nacionales, la salvación de industrias y aerolíneas, la sustentación de los privilegios que tienen los ricos, es decir, la protección de todo el sistema de explotación. Mientras tanto se han decretado toques de queda para que, la gente, hambrienta y sin empleo, no vaya a saquear los supermercados o atente contra la sagrada propiedad privada. Los gobiernos dictaminan algunas leyes populistas para quedar como los redentores preocupados (pescando votos y aplausos en río revuelto), al tiempo que en algunos países se cierran las fronteras para las personas, aunque las mercancías sigan fluyendo. ¿Acaso se piensa que estas son indicaciones para protegernos del contagio de un virus? Son sencillamente ajustes que están haciendo lo de siempre: poner la economía por encima de las personas.
Si no actuamos ahora, durante la pandemia y luego de ella empezarán a escasear y a encarecerse los alimentos a un punto imposible para la mayoría, se vendrán un sinnúmero de ajustes económicos y rescates financieros para los países endeudados por esta Gran Recesión, se dará una política de hambre hacia nuestros pueblos. África que siempre ha sido siempre el laboratorio de diversas epidemias se va a ver envuelta en una crisis alimentaria sin igual. Latinoamérica hoy hervidero en el que se cocina la escasez, la hiperinflación, la devaluación y la represión, se trastocará hacia el caos planificado de los estados de excepción. En Asia por su parte, se estima que los gobiernos autoritarios logren salir de la situación aun asumiendo la pérdida de miles de vidas con su estado policial digital, pero no será fácil el sostenimiento del resto de la población paralizada por las cuarentenas. Mientras tanto Australia, Europa y el primer mundo se salvarán, como siempre, los más ricos.
La gente va a perder poco a poco sus empleos, las siempre frágiles clases medias quedarán empobrecidas, las “ayudas” para los más pobres se quedarán cortas, la hiperinflación y la especulación harán que los alimentos escaseen y empiecen a encarecerse de no actuar pronto. Por su parte, la caridad y la bondad de los filántropos tampoco van a alcanzar para frenar la oscura miseria. Mientras tanto los gobiernos no van a buscar salvar a nadie, ni van a tomar medidas para reducir las muertes o controlar la propagación, pues ellos solamente están buscando la manera de no dejar de ser nuestros dueños; en algunos casos, inclusive, muestran cifras de las personas que serán afectadas por el virus sólo para maquillar los rescates financieros profundos, las leyes de excepción, la movilización estratégica de tropas que defienden el mercado y la institucionalidad burguesa.
Como se observa si la situación continúa, es posible que empiecen próximamente a sonar los tambores de guerra, para “traer la calma”, como lo hicieron en la recesión del 30, o se haga intervención militar a distintos países bajo el yugo del “humanitarismo” de las instituciones multilaterales. Se necesita una acción contundente de cara a la doctrina de Shock que nuestro enemigo ha implantado, dejar a un lado el pánico conductista con el que desean llevarnos hacia el fascismo societal, sacudirnos de la pasividad con que cada día afirman sus mentiras. La era de los dioses enmascarados y los reyes cubiertos ha llegado a su final, este es el escenario perfecto para iniciar con la fuga hacia la esperanza y lo impensado.
Este es un llamado en especial al sur del mundo, a esos países y pueblos que han sufrido por tantos años la esclavitud, los parias, los indeseados, los condenados de la tierra. Los desastres que ha dejado el neoliberalismo, en todo el orbe (pero en especial en nuestras colonias) hoy rinden sus frutos: sistemas de salud precarios, colapsados y atrasados; ciudades altamente pobladas, con unas condiciones de vida indignas; una gran parte de la población en situación de pobreza e indigencia; desigualdad y desolación en el campo, entre un sinnúmero de golpes que exigen nuestra inclemente venganza. No es mejor la suerte la que tienen los países sumidos en los gobiernos de escasez que bajo el socialismo de Estado han despojado a los pueblos para satisfacer a las castas militares y políticas. ¿Acaso estamos preparados para afrontar la pandemia y todo aquello que traerá?
Los parados, las cesantes, los desempleados serán millones. La parálisis será generalizada y el hambre la constante. Tenemos que rebelarnos ahora antes de caer en la esclavitud total. Hay que ir por la conquista del pan y de todo lo necesario para nuestra supervivencia. Es tiempo de salir a recuperar lo que siempre ha sido nuestro, pero que siempre se nos ha negado. Sin embargo, esta no es una invitación a los saqueos masivos, ni un llamado a asaltar los barrios de los ricos individualmente para intentar sobrevivir algunos meses. Se trata de generar una acción de autogestión tal, que nuestros pueblos sean capaces de garantizar los alimentos y servicios sanitarios de la mayoría de la población; de la apropiación de esas inmensas hectáreas de tierra que han sido usurpadas para monocultivos que alimentan autos y que son ganancia de unos pocos, para volver a sembrar lo necesario con nuestras propias manos; de la ocupación de las industrias para producir los elementos básicos para vivir y apoyar las zonas rurales con herramientas, equipos, o lo que sea necesario.
Organizar el otro mundo que viene después de este duro periodo, pues se necesitarán años para la reconstrucción. Para esto es indispensable una fuerza que logre doblegar en cada lugar a nuestro enemigo con estrategia y táctica. Hay que voltear la tortilla, haciendo que toda la política de terror que aparece a diario en nuestras vidas se les salga de control, aprovechando esta propia situación en la que tienen miedo a un virus, para hacer posible el desgobierno. Hay que llevar la situación hacia un grado de insostenibilidad que catapulte un golpe contra el orden burgués. Hacemos un llamado a levantarnos con firmeza, mirando a los ojos de nuestro oponente y dirigiendo toda nuestra revuelta hacia la destrucción de sus privilegios. La guerra social se debe profundizar ahora que es debido, es la tormenta perfecta para que se libere a la Tierra de la tiranía del capitalismo.
Algunos aún quieren volver al estado anterior de cosas, regresar pronto a su trabajo de explotación, a una vida de sumisión. Ruegan al cielo para que todo acabe pronto y se pueda volver a la existencia enajenada elogiando la servidumbre. Esos defensores de lo existente que esperan retornar al dulce recuerdo de la expoliación acudiendo diariamente al trabajo para ganar el dinero con el que se pagan las deudas y se compran algunas pocas cosas que les alimenten y les satisfagan, agradecidos luego con los jefes, sin los cuales (¿no?) podrían sobrevivir. Pero la sociedad asalariada que se ha basado en la explotación de la clase trabajadora, de las mujeres de la naturaleza está en crisis, la gente de a poco deja de ir a sus trabajos y no tendrá con que comprar alimentos. En este momento se desmorona el sistema capitalista y no hay que dejarlo retomar fuerza o volverá con lecciones aprendidas instaurando un reinventado Estado de Bienestar con políticas fascistas macabras, basadas en la consternación con el que hasta el momento se ha conducido a nuestros pueblo hasta la puerta misma del matadero. En este momento el sistema económico está en crisis, hay que ayudarlo a saltar hacia el abismo.
Lo peor será volver a la normalidad, a las relaciones de dominación preexistentes, a seguir garantizando la vida y privilegios de una minoría; regresar a servir a quienes fueron nuestros amos. La rutina hacia la fábrica, la miseria del desempleo, la desgracia en el campo, las deudas impagables deben ser cosas del pasado. Urge que rompamos todas las cadenas avanzando hacia la libertad de forma acelerada. Los sin techo, los vendedores informales de la calle, las personas trabajadoras no tendrán capacidad para comprar mañana alimentos y este sistema infame no los dejará sobrevivir; si caemos en su juego de buscar salvarnos individual o familiarmente se producirá justamente el escenario que ellos quieren: la aporofobia fascista con la que será posible tomar medidas que antes eran impensables como el cierre de fronteras, la lenta muerte de los casos de contagio dentro de sus casas en aislamiento social, ordenanzas xenófobas y racistas; la afirmación de la represión sobre aquellos desposeídos y hambrientos, que seremos en todo caso, nosotros mismos.
Nuestra empatía, la capacidad humana de apoyar a otras personas en situaciones de riesgo o de infortunio no puede trastabillar en este punto. La humanidad ha sido sostenida más por el apoyo mutuo, la solidaridad como especie, que con la competencia y la ley del más fuerte. Si hacemos caso a sus medidas, seremos sus cómplices y luego, sus víctimas. Por eso con suma urgencia debemos iniciar un proceso revolucionario que no deje ni las ruinas de la sociedad burguesa. Nos duelen las muertes de esta pandemia, nos duelen porque la gran mayoría son y serán las personas pobres, trabajadoras, de nuestras familias o cercanos, serán de nuestros vecindarios, serán de nuestros países sumidos en la pobreza; serán los abuelos en abandono y sin pensiones, los hijos de nadie, las madres de muchos, los amigos de todos. No somos inconscientes oportunistas, sino que nos mueve un amor profundo por la humanidad y por eso no deseamos caminar hacia el abismo al que se dirige el planeta entero en este tren desbocado que es el capitalismo. Por esa razón, y reconociendo lo que vendrá, tendremos que hacer un sacrificio por nuestros pueblos y levantarnos para pervivir. Si nos quedamos en casa esperando la supervivencia de cada quien, en ese todos contra todos, vendrán a cobrarnos las cuentas con nuevas y más pesadas cadenas, pues habremos de cargar en nuestra conciencia el no haber actuado para transformarlo todo.
No se espere nada de las socialdemocracias, ni de los neoliberales que hoy toman medidas correctivas, contradiciendo toda su política de despojo (medidas que no van sino a alargar nuestras dolencias). Hay que tener cuidado de los burócratas sindicales y profesionales de la mentira que buscarán negociar con nuestros amos el retorno a la explotación, eligiendo una buena salsa con la que podamos ser comidos. Cuidado también con aquellos exaltadores de la violencia y el crimen, que buscarán tan sólo sacar su tajada individual aprovechándose de las circunstancias, sin dejar para la gente lo necesario. Cuidado con la policía: jamás descansa y están siempre esperando roer los huesos que les da su amo por cumplir la función de morder sin piedad a la gente. Pero sobre todo hay que tener cuidado con nuestro miedo e inacción, pues si dejamos que sea más grande que nosotros, perderemos la oportunidad de transformar nuestra realidad. Ninguna vanguardia armada o política va a venir a salvarnos, tampoco ninguna superguerrilla o partido tiene la capacidad para entender que, la acción creativa de las personas puede transformar esta situación de crisis en una situación revolucionaria. Sí, justamente eso y nada menos, la revolución social.
Las revoluciones son siempre precedidas por la insurrección y por el proceso creativo que hará cada pueblo, para lo cual habrá que purgarse de parásitos (políticos, partidos, burócratas, burgueses y sus defensores). De seguro tendremos que llevar a la guillotina a más de un Chicago Boy y a sus protectores, pero sobre todo hay que concentrar nuestro esfuerzo en tener la capacidad para crear un mañana. Hay que dejar de temer a los virus o a los usuales enemigos invisibles que crea el Estado e ir por todo, pues en este momento están débiles, aunque aun estén de su lado algunos lacayos. Los policías y militares, tendrán básicamente dos opciones: tratar de reprimir al pueblo o entender que es indetenible la revuelta, porque de ser generalizada, no podrán atender ni entender toda la actividad revolucionaria ante sus ojos. Ellos no son inmunes a los virus, pues menos lo serán a la ola aplastante que serán los desposeídos si no se rinden. Irrebocablemente son ellos los que deben tener miedo, porque estamos tejiendo la fuerza que les va a sacar de sus poltronas arrasando con su capacidad para reprimir.
Se necesita hoy más que nunca retornar a las barricadas y traducir el caos en la alegre rebelión. Debemos lograr que el caos se organice hacia un mundo libre. Hay que dejar atrás las mentiras infundidas por los medios a raíz de este virus para salir a organizarnos de inmediato, con mascarillas, capuchas, máscaras antigas y todo lo que haya dispuesto. Los miserables no tenemos nada más que perder sino las cadenas que han pesado en nuestros cuerpos y vale la pena arriesgarse durante esta crucial inflexión. No podemos esperar a que se estabilice el escenario, ni esperar la agonía, los suplicios y la masacre de los desposeídos. Trabajar por células, comités, grupos de afinidad y de ser necesario asambleas que permitan la participación directa; utilizar la tecnología y la creatividad para organizar no sólo la revuelta, sino lo más importante, el proceso de transformación radical que se viene.
Por esta razón, es prioritario ir por todo, realizar la revolución social organizando cada aspecto de la vida sin patrones ni autoritarismos. Esto por supuesto, requiere de hombres y mujeres, y de quienes no se asumen desde ninguna determinación, por eso exige que se haga una profunda purga de las relaciones patriarcales para que no terminemos reproduciendo las dominaciones del viejo mundo. Por esta razón, la movilización que estábamos propulsando con compañeras en diversas partes de nuestro continente hace unas pocas semanas atrás, denunciando las agresiones y los abusos sexuales (que no terminan ni siquiera con la pandemia) no puede claudicar, por el contrario, se hace inminente que sea un pilar fundamental dentro de todo el proceso de transformación social. Por eso hay que continuar con esta batalla, salir a la calle y a los campos nuevamente para destruir su tablero de juego.
Los pueblos del Abya Yala y del mundo debemos renacer, urge salir al combate a recuperar con decisión aquel futuro que nos había sido despojado, es el momento más propicio para caminar hacia nuestra liberación. Este es un llamado a la insurrección de cada lugar, en campos y ciudades, comunas, barrios, municipalidades, desde los lugares en donde en este momento estamos confinados. No seriamos responsables en llamar a las personas a la calle en tiempos de cuarentena, pero las revoluciones no se han ganado jamás con un like o desde zonas de confort. Son tiempos de pesadilla, pero habrá que reconstruir con ello un futuro. Se puede esperar la muerte en casa o en una cama de hospital precario, o se puede buscar la vida desde la trinchera en la que nuestros pueblos encuentren su libertad. Son tiempos en los que hay que combatir al enemigo en el forcejeo mismo del cuerpo a cuerpo, pues ellos le temen a esto tanto más que al virus. Está época es portentosamente revolucionaria, por ello debemos actuar con precisión y coraje. La rebelión de nuestras colonias debe ser ahora en un momento en el que hay tanto estupor y pánico, en especial porque es previsible que buscarán someternos a toda costa. No será fácil, pero no habrá que dibujar la utopía paso a paso.
En este documento ni siquiera alcanzamos a dibujar una hoja de ruta, pero llamamos urgentemente al quehacer revolucionario, planteando algunas inquietantes dudas antes del desastre. Aun así este manifiesto no es un manual para la acción, sólo plantea viejas preguntas en forma diferente y las actualiza frente a la realidad que nos compete, lo cual no sería necesario si no fuera por el quietismo y estupor con la que algunas personas observan pasivamente los acontecimientos, incluso dentro de nuestros propios círculos de afinidad. No podemos rendirnos ni desfallecer en este punto, las mentes revolucionarias no pueden creer en las artimañas que salen de las fauces de la Autoridad, debemos despertar de este aturdimiento para ver nacer lo nuevo, pasando a la acción espontánea, organizada y contundente.
Sin embargo, sentimos necesario plantear algunas propuestas que cada espacio local deberá sopesar en autonomía y federación. No hay respuestas para todo, ni determinaciones absolutas, sólo hay una invitación a la acción insurreccional y revolucionaria, pero dejamos algunas ideas que pueden ser consideradas en cada lugar, en cada territorio, pues nos veremos pensando y respondiendo ante preguntas o experiencias distintas sobre las cuales la creatividad libertaria tendrá que hacer consideraciones frente a todo, ya que no se puede dejar todo al azar:
Este es un documento inacabado escrito a muchas manos y al calor de los acontecimientos. Reconocemos los errores de redacción y no nos importan, mientras guarde el espíritu de nuestros corazones y el mensaje sea claro. Invitamos a todas las personas a su modificación y aporte, siempre y cuando esté mediado por la convicción del ideal libertario. Además invitamos a que sea distribuido, reproducido, leído, impreso, traducido, compartido y pirateado cuantas veces sea necesaria. Hagamos viral la Revolución Social.
Recoged esta voz
Con profundo amor desde esta trinchera al sur del Mundo
Colectividad Abya-Yala Rebelde Autónoma y Libertaria. CARAL
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Posted: 30 Mar 2020 11:26 AM PDT
Esto es un llamado internacional a la lucha contra el virus y sus gobiernos, desde los barrios y poblaciones marginadas por el sistema sanitario, las acciones directas con las que podemos hacer frente a las emergencias y pandemias de manera autónoma y autogestionada. Pues nuestra solidaridad y apoyo mutuo deben ser nuestra principal herramienta para nuestra autoconcervación.
Descargar Libro [PDF]
Editorial SDA
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Posted: 30 Mar 2020 11:21 AM PDT
El vigésimo programa de La Nevera lo dedicamos a conversar sobre el Green New Deal, el Nuevo Pacto Verde. Para ello llamamos a Adrián Almazán, miembro de Ecologistas en Acción y autor, entre otros textos, de "Green New Deal: utopismo selectivo e ingenuidad ante las TIC´s". Con él conversamos sobre de donde viene y qué es este pacto, sobre la viabilidad de este proyecto tanto a nivel energético, como material, como social, como politico... entre otras muchas cosas más que tendréis que descubrir por vosotras y vosotros mismos. ¡Dejad que el fuego se acabe! ¡Empieza La Nevera!
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Posted: 30 Mar 2020 10:55 AM PDT
Según las eminencias sanitarias (misóginas) de la Real Academia de la Lengua Española, la pandemia actual es una enfermedad, llamada COVID-19 por la Asociación Mundial de la Salud, y por ello lo correcto es feminizar ese nombre y no decir el sino la COVID-19. Y, según fuentes oficiales dignas de todo crédito (no todas lo son), el coronavirus que ha producido esa enfermedad, esa pandemia, es realmente un acratovirus (1).
Se ha confirmado pues la profunda preocupación de varios epidemiólogos e infectólogos (entre ellos, algunos de los más reputados mundialmente) que, ante la espectacular y por el momento imparable hecatombe de políticos contagiados, habían comenzado a preguntarse angustiados sobre la posibilidad de que el coronavirus fuese un acratovirus, por la mutación del coranovirus. Una mutación producida, pocos días después de que este virus comenzara su andadura en la ciudad de Wuhan, ante la pasividad de las autoridades “comunistas” chinas en reaccionar... Y ello porque, como lo piensan estos virólogos, los virus pueden ser también, como los humanos y otras especies vivientes, individualistas o colectivistas, creyentes, agnósticos o ateos, monárquicos o republicanos, liberales, socialistas, comunistas o anarquistas, y, por consiguiente, sensibles a las reacciones humanas, y en particular de las Autoridades ...
De ahí que, según estas mismas fuentes (siempre bien informadas), la angustia de estos especialistas en virología e inmunología no fuese producto de la conspiranoia o de hipótesis surgidas de mentes calenturientas o antisistema, sino de mentes lúcidas bien informadas, y, como se ha visto, su angustia estaba plenamente justificada.
¿Cómo no estar angustiados ante una tal hecatombe que está metiendo y manteniendo en cuarentena a muchos gobiernos en el mundo? Y no solo por ser la gobernanza mundial la que está hoy en inminente peligro de parálisis y hasta de desaparición sino por estarlo también el sistema de control y dominación de los pueblos a través de las estructuras del desarrollo capitalista y de la ilusión consumidora... ¡Ese sistema que tantos sacrificios y muertos costó construir e imponer!
Afortunadamente y curiosamente, aún según esas mismas fuentes, la identificación del acratovirus, y la confirmación de que no es realmente un coronavirus se ha conseguido en los laboratorios españoles, de biotecnología, que están a punto de encontrar una vacuna, contra el coronavirus, urgidos por el gobierno de coalición progresista... Y de ahí la importancia de esta identificación, pues la urgencia hoy es encontrar una vacuna, contra el acratovirus, antes de que los estragos entre la clase dirigente sean irreparables y los pueblos se vean obligados a funcionar por si mismos, a autogobernarse y pasarse para siempre de políticos y dirigentes de toda laya y estirpe... Esa especie qué, desde siempre, no ha parado de sacrificarse -junto a esa otra especie, la capitalista- para construir -para nosotros, el resto de la humanidad- la maravillosa sociedad del consumo infinito... Aunque, afortunadamente, no para todos igual (no faltaría más), y, además, sin reparar en dejar en ruinas la biodiversidad y grandes zonas del planeta.
No seamos pues ingratos, y en estos momentos de ansiedad e incertidumbre, por esta inesperada -aunque previsible- pandemia, obedezcamos disciplinadamente y ciegamente las consignas de los que gobiernan pensando -siempre- en nosotros y para nuestro bien... Y, por consiguiente, aunque nos repitamos, evitemos de darnos la mano, dejemos de besarnos, no vayamos más a lugares frecuentados, guardemos la distancia de seguridad (dos metros, y, si podemos, cuatro o más...) para evitar el contagio. Pero, sobre todo, lavémonos las manos escrupulosamente con agua (caliente, si posible, y, si no, tibia...) y con jabón (si posible de buena marca) varias veces al día y cada vez que toquemos lo que otros han tocado.
Por eso, como ya lo dijimos hace un semana (2), no lo olvidemos, todo ello es necesario para protegernos y proteger a los otros, además de serlo también para salvar al sistema que nos ha metido en esta terrible y absurda situación de riesgo e indefensión.... Seamos pues solidarios, practiquemos el apoyo mutuo, aprovechemos este descanso obligatorio para descansar de verdad y reflexionar sobre cómo liberarnos de todo lo que nos es impuesto contra nuestra voluntad. ¡Seamos pues responsables! Sobre todo ahora, puesto que ellos (los que nos gobiernan o aspiran a gobernarnos) no paran de incitarnos a serlo. Comencemos pues a pensar y organizar responsablemente iniciativas autónomas y solidarias para autogestionar la sociedad y dar -por fin- prioridad a las cosas esenciales para nuestras vidas y la preservación de la naturaleza, nuestro hábitat...
Asumamos pues esa responsabilidad plenamente. Hagamos caso a sus llamados, a lo que nos dicen, a lo que nos ordenan, y cumplámoslo al pie de la letra... De ello depende ahora evitar el contagio, contagiar a los demás y colapsar los hospitales, provocando así más fallecimientos... Hagámoslo como un deber autoimpuesto, conscientes de su urgente necesidad y para el bien de todos... Y, sobre todo, sin lamentarnos de haber esperando tanto tiempo (años, siglos) en ser responsables, en ser conscientes de nuestra capacidad para autorganizarnos y dar a la vida un sentido más racional, solidario y sostenible que el de la acumulación de cosas que nos impusieron y no han renunciado aún a seguir imponiéndonos. Hagámoslo pues lúcidamente y sin remordimientos ni perder tiempo en batallas partidistas (las caceroladas), conscientes de que de su cumplimiento depende nuestra supervivencia y la de la humanidad.
Pero no olvidemos que nos lo impusieron (todos) pensando en nuestro bien (aunque, claro, también en el suyo) y con nuestro consentimiento muchas veces -es verdad- forzado, como es el caso ahora, ante esta hecatombe que está cuestionando y tambaleando todo: desde su sistema de dominación y explotación mundial, con la sociedad de mercado que ha convertido a los humanos en simples mercancías, hasta las creencias redentoristas con las que conseguían el consentimiento político y social (la servidumbre voluntaria) de las masas dominadas y explotadas.
No es pues de sorprender que ese cuestionamiento y tambaleamiento haya provocado ya grandes (y significativos) anuncios de medidas “por el bien común” de empresarios, de trabajadores, de propietarios e inquilinos... Inclusive para el de las personas sin techo. Ademas de moratorias en hipotecas y en facturas del suministro de luz, gas y agua para personas sin ingresos o sin trabajo. Aunque, claro, a cada uno en función de su estatus, y, sobre todo, de su función en la economía (capitalista) nacional y mundial.
Cómo lo ha bien dicho nuestro Presidente de Gobierno: se hará “lo que haga falta, donde haga falta y cuando haga falta”. Y no solo en España, también en el mundo...
La prueba de esta voluntad, de hacer lo que “haga falta”, la vemos ya en las medidas aprobadas por los gobiernos de casi todos los países del mundo, y, entre ellas, las más justas y alentadoras -por su lógica (capitalista)- son las decidas en los EE UU por la Reserva Federal, la FED, de compra de activos por 700 mil millones de dólares, y por Trump, con su paquete de estímulo de 850.000 millones de dólares, promovido para dar liquidez al mercado y salvar las fortunas de los más ricos.
¿Cómo dudar pues de las buenas y loables intenciones de los políticos y no reconocerles su actual sensibilidad social, su inteligencia y pragmatismo para adaptarse a las circunstancias y hacerles frente? Tanto tomando las medidas que las necesidades más urgentes de la sociedad requieren como en sacarles el mayor provecho posible para sus intereses y los de la clase a la que sirven?
No desperdiciemos pues la ocasión (cuando esto pase) de reconocerles (a todos) su sacrificio por nosotros (el pueblo) y despedirles ("¡Que se vayan!") solemnemente con aplausos, como los que se han destinado y se siguen destinando (muy merecidamente) en muchos lugares al personal sanitario, que es el que está dando la batalla al virus en directo... Y eso a pesar de tener que hacer frente a una criminal penuria de material y equipos de protección, por la improvisación y las políticas de ajuste presupuestario de las autoridades: de las actuales, pero también de las de antes...
No lo olvidemos, como tampoco debemos olvidar lo que pasó en las crisis anteriores, en las que los mas ricos no tuvieron ningún escrúpulo en aumentar -con la complicidad de los políticos- sus fortunas, mientras los trabajadores soportaban los ajustes, resignada .y estoicamente..
No, no lo olvidemos, y aún menos que es, al acratovirus, al que deberemos (consciente o inconscientemente, ¿cómo saberlo?) esta inesperada sensibilización social (en los de arriba) y concienciación colectiva (en los de abajo).
¿Cómo, pues, no dedicarle también nuestros aplausos? Y ello pase lo que pase después, cuando lo hayamos vencido o neutralizado, cuando volvamos a la normalidad... Y ello porque, no nos engañemos, lo que ésta concienciación dé después no depende tanto de ellos como de lo que decidamos y hagamos nosotros, los de abajo: tanto en el terreno social como en el político y sanitario. Puesto que, como lo reconoce la mayoría de los epidemiólogos e infectólogos, aunque sea difícil de saber cuándo una pandemia va de nuevo a ocurrir, la preparación para hacerle frente está bien establecida, pero es cara, y cuando pase el tiempo los gobiernos volverán -si les dejamos- a sus políticas de recortes y a economizar en estas cosas, como lo han hecho hasta ahora...
De nosotros depende pues que esta concienciación -para dar primacía a la vida sobre la acumulación- se mantenga y se extienda... No solo para obligar a los gobiernos a adoptar, como norma, las medidas sociales y sanitarias, que ayer decretaban imposibles y que hoy han adoptado presionados por las circunstancias, sino también para que no haya vuelta atrás y que la norma sea -para siempre- dar prioridad a lo que permite y asegura la supervivencia colectiva sobre lo que es superfluo y nocivo para la convivencia fraternal y solidaria de la humanidad.
Seamos pues conscientes, responsables y perseverantes en la aplicación de las medidas para evitar hoy el contagio y contribuir a parar la pandemia, pero también para exigir y hacer posible mañana el cambio del modelo civilizador que ha llevado a la Humanidad a encontrarse en la terrible situación actual.
Perpignan, 26 de marzo de 2020
Octavio Alberola
(1) Le llamo acratovirus por que ha puesto en evidencia la letalidad de la civilización autoritaria,
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Posted: 30 Mar 2020 10:47 AM PDT
Poesía
Desde un impulso
de la imaginación floreciente del corazón de un escritor, me siento valiente para describir una creación:
De la belleza
nace el estilo y del arte de la palabra nace el autor.
Es el fin
que la obra tenga un sentido, que el de remover conciencias sea su complot.
No es más su forma
que su contenido y en un equilibrio profundo ha de estar la noción.
¿Qué es para mí poesía?
Poesía es para mí la expresión de una vida, herramienta de rebeldía y con el arte, comunión.
A Amadeu Casellas
Lagos oscuros
En nombre de la libertad
y de la convivencia se levantan estrechos y oscuros lugares de los que no resalta si no el más sutil olor a putrefacto de las raíces del monopolio de la justicia.
No es por querer ser más fuerte,
no es por querer aparentar ser más sabio, si no por el hecho de que desde que escuché hablar de ti has sido siempre una inspiración para mí.
Una inspiración, quizá, a veces, algo olvidada
pero lo suficientemente fuerte como para dejar una profunda huella en mí, una gran constancia en busca de la libertad.
Y ahora vuelves,
y me provocas íntimas sensaciones, que no son más que la profunda sensación de que a los dos nos han escupido, alguna vez, a los extrarradios de la existencia en lo más profundo de la cloaca social.
Lagos oscuros
de la desesperación y de la rabia esos dos sitios donde el aislamiento y la tortura están a la orden del día...
¿Dónde si no en nuestro interior
se sustenta la más profunda libertad y el más profundo amor?
No me rendiré...
Te prometo, que por difícil que me lo pongan, simplemente, no me rendiré.
Soliloquio en el presente
Cuerpo, mente, alma...
Separaciones que no nos dejan ver lo que somos... Naturaleza, civilización... Hombres, animales... Separaciones que no nos dejan ver la realidad.
¿Qué es esta civilización
si no una ilusión impuesta por los poderes fácticos de la era capitalista?
Mi mundo me conmueve a menudo,
y este está compuesto por múltiples realidades manifestadas en todo tipo de seres humanos y no-humanos, terrenales y espectrales, materiales y etéreos... Todos ellos unidos en la misma cosmogonía.
En un sin sentido de vivir
siempre encerrado en mí mismo, busqué la manera de, como la lluvia, deslizarme a los rincones de la existencia, donde encontré mil y una maravillas, y mil y una monstruosidades de las que llevan aterrorizándonos durante milenios.
Es querer aparentar
que estamos siempre en nuestras carcasas y que no hay más existencia más allá de nuestro mundo; pero todo me dice que hay desviaciones de la norma en este planeta que son ajusticiadas por sus diferentes sentir-en, sentir-con otras modalidades de la existencia; que yo no soy simple materia, que miles de impulsos eléctricos mueven mi ser generando miles de respuestas al entorno que me rodea en su misterio, y que, yo, soy parte de algo mucho más grande que una civilización, soy parte del agua, de la lluvia, del viento y de la tierra, de los valles y de las montañas, de los bosques y de los ríos, de las galaxias y del Universo.
¡Y sí!:
a mi una vez me crecieron alas y subí tan alto, tan alto con ellas que me las derretí con el Sol y me estrellé en la inmensidad para resucitar, para revivir una y otra, y otra vez en mi mera querencia por existir.
No es prudente hacer la vista gorda,
vivos y no-vivos nos nutrimos en una maraña ensortijada de referentes y compromisos en la que la memoria juega un papel de suma importancia, no sólo para Occidente, (que de la misma manera debiera ser) si no para todos los pueblos que habitan este y todos los mundos...
Y por eso yo, con los humildes,
con los insignificantes, he decidido emprender esta aventura, pues para mí ellos son los únicos sabios que me pueden ayudar a comprender cómo y qué decisiones tengo que tomar en mi vida.
Enredados
Entre bosquejos
intento escribir las frases que puedan explicar el camino del seguir de los vivos no sin hacerme preguntas sobre lo que es estar vivo.
Siento que sueños y realidad
están totalmente unidos y siento como en un bosque ancestral estamos todos metidos.
¿Qué será del Ser
en estos momentos llamados “líquidos”? ¿Qué será del amor en estos tiempos monolíticos?
Si hubiera respuestas simples,
yo, simplemente, no habría elegido este sitio, pues es de la manera más lógica el que estemos enredados por los siglos de los siglos.
-Richie punk-
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Posted: 30 Mar 2020 10:42 AM PDT
Pareciera ser que con esta situación casi mundial que infecta cuerpos y subjetividades, los oportunismos, las imposiciones, los miedos, las amenazas, los castigos, las re-legitimaciones, afloran cada día en el precario sistema inmunológico social. Y sí, sus defensas están bajas. Tan civilizado, tan globalizado, tan mercantilizado, tan estatizado, que pareciera que ya no le quedan fuerzas para defenderse. Así y todo, surgen reflexiones, posicionamientos y prácticas que intentan formas de vida ajenas a los virus circundantes.
Coexistencias
Si atacan en muchos frentes, quedamos expuestos a la falta de respuestas. Lo saben, por eso también el ataque es mixturado. Regulación poblacional: viejxs, presxs, enfermxs, pobres, refugiadxs como costos, como improductividades, como descartables. Eran desechables antes del virus y el virus es la razón civilizatoria para su deshecho:
Ya en el 2012 lo había anunciado el FMI, la longevidad era una “amenaza para sostenibilidad de las finanzas públicas”Ah. ora, en esta pandemia, el vicegobernador de Texas, por ejemplo, dice que no hay que poner en peligro el “sueño americano”, así que los abuelos se tienen que cuidar solos para no sacrificar la economía.
Fortalecimiento de las relaciones de dependencia con los organismos financieros: brindar “apoyo” a las economías de mercados emergentes es una de las “preocupaciones” principales del FMI. Por esta razón, declara que disponen de una sólida capacidad financiera, de USD 1 billón, que pueden utilizar en nuestra “defensa”, en estrecha colaboración con el Banco Mundial y otras instituciones financieras internacionales (Georgieva, 2020). Por lo tanto, no solo “nos cuidan” los Estados, sino también las entidades financieras que depositan su confianza en nuestro país. En este caso, el Banco Mundial que, tan generosamente, ha desenvuelto un préstamo de 300 millones de dólares. El bucle de la dependencia siempre a entera disposición.
Alberto Fernández, en este sentido, nos dice al respecto: “Estamos dispuestos a trabajar y satisfechos por la mirada cercana y parecida a la nuestra sobre lo que pasa en el mundo. El mundo financiero tiene una cuota de humanidad, y lo celebro” (Página 12, 2020). Es curioso lo que dice el presidente, ya que, como es sabido, el sistema de salud del Estado argentino se encuentra quebrado (Anred, 2020). Solo basta ir a un hospital público para verlo. Horas y horas de espera para que te atiendan por quince minutos como mucho. Una de las principales razones por las que no se puede invertir en estructura para salud, es porque gran parte del PBI de la Argentina se destina a pagar la ilegítima, violenta y opresora deuda externa. Una nota de Infobae del 2019 indica que la deuda representa el 58% del PBI (Sticco, 2019), mientras que en Salud se suele destinar entre el 9%/10% (Télam, 2019).
Entonces, ya que no podemos combatir la pandemia porque no tenemos estructura y debemos plata al mundo financiero “humanitario”, pedimos un préstamo para invertir en Salud que se encuentra desfinanciada. Esto debido a que antes nos han convertido en deudores y pagadores seriales. Son en estos momentos de crisis total en donde la ficción y la estupidez del sistema capitalista se desnudan y se muestran claramente ante nuestros ojos. “Es por nuestra seguridad”, nos dicen.
Reestructuración de las relaciones productivas: disminución de empleo, precarización laboral, pérdida de ingresos. En la “uberización del mundo” cada quien gestiona su precariedad. El paradigma laboral del siglo XX está tocando fondo, si es que ya no está hundido en las aguas estancadas de la mitología del pleno empleo: “Según una nueva evaluación de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la crisis económica y laboral provocada por la pandemia del COVID-19 podría aumentar el desempleo mundial en casi 25 millones de personas” (OIT, 2020). En estos días, dicha evaluación se está materializando:
Caducidad de formas de trabajo anunciada por los altoparlantes de esta nueva fase del Capital. ¿Y qué decir de la honrosa burguesía argentina edificadora de proyectos “nacionales y populares”? Este lunes Techint despedirá a 1.450 trabajadores (La izquierda diario, 2020), y los otros sectores se preparan para realizar ajustes similares. Dentro del capitalismo y el Estado, no hay salud posible.
Control social: parálisis de la vida, supresión de las revueltas que cuestionan la normalidad, militarización de los territorios, individualismo, xenofobia. Otros cuerpos como amenaza, como contagio, como peligro, el “sueño fascista de que l@s otr@s son el peligro” (Galindo, 2020). Se erige un nuevo enemigo público, invisible, imperceptible, pero señalable, denunciable: “El enemigo ha vuelto. Ya no guerreamos contra nosotros mismos, sino contra el enemigo invisible que viene de fuera. El pánico desmedido en vista del virus es una reacción inmunitaria social, e incluso global, al nuevo enemigo” (Han, 2020). En este punto, amplía Agamben (2020): “(…) así como frente al terrorismo se afirmaba que la libertad debía ser suprimida para defenderla, también se nos dice que la vida debe ser suspendida para protegerla”. Todxs somos posibles infectados, todxs somos posibles amenazas a la pulcritud sanitaria del orden.
No solo delegaríamos nuestras libertades, sino también nuestras vidas a quien en realidad, desde su nacimiento genocida, nos ha enfermado. La servidumbre voluntaria para la cual nos han estado preparando constantemente, ve hoy en día su expresión pura: “A nivel mundial, cerca de tres cuartas partes de la población mundial dice que está dispuesta a sacrificar algunos de sus derechos si eso puede contribuir a luchar contra el virus” (Bonard, 2020).
Pareciera que bajo el ala del ciudadanismo, esa peste de la modernidad, no concebimos otra forma de resolución que no sea a través del Estado. ¿Llegará el día en que asesinaremos a todos los mitos para empezar a creer en nosotres y no en políticos, reyes, presidentes, policías, ni amos?
Las posibilidades del Leviatán y las salidas
El mazo se sigue barajando, pero algunas cartas ya se han repartido. ¿Qué cara del Estado emergerá con más fuerza? ¿La del Estado “protector”, ese que “nos cuida” y que se hace “presente” ahora atendiendo la salud de “todos y todas”? ¿Ese que ve en esta crisis sanitaria “la apertura de una nueva forma de estatalidad que asuma un modelo policial centrado en el cuidado”:
¿O, por el contrario, un rostro no tan “benévolo”, que no se esconde tras una supuesta seriedad política, académica, cientificista y profesional que le da el coraje de pronunciar que “la vigilancia y el control son también prácticas de cuidado”, sino lisa y llanamente un Estado policial digital exportado del estilo chino en el que no podamos movernos sin el ojo orwelliano?:
Byung-Chul Han (2020) afirma, entonces, que China podrá vender ahora su Estado policial digital como un modelo de éxito contra la pandemia y que “exhibirá la superioridad de su sistema aún con más orgullo. Y tras la pandemia, el capitalismo continuará aún con más pujanza”. Dicha sentencia es en respuesta a la posición de Slavoj Žižek (2020), la cual, a pesar de ver que el coronavirus ha desencadenado “vastas epidemias de virus ideológicos que yacían latentes en nuestras sociedades: noticias falsas, teorías conspiratorias paranoicas, explosiones de racismo”, también plantea que otro virus se extenderá y con suerte nos infectará: “el virus de pensar en una sociedad alternativa, una sociedad más allá del Estado nación, una sociedad que se actualice a sí misma en la forma de la solidaridad y la cooperación global”.
Una mirada que piensa ambas cuestiones mencionadas es la de Franco “Bifo” Berardi (2020). Por un lado, más cerca de Han, plantea que podríamos pasar a “una condición de aislamiento permanente de los individuos, y la nueva generación podría internalizar el terror del cuerpo de los otros”, preocupación similar a la de Agamben (2020), que sostiene que una prohibición internalizada puede dar lugar a la imposibilidad de reunión y de hablar por razones políticas o culturales, intercambiando “mensajes digitales que sustituyan todo contacto —todo contagio— entre los seres humanos”. Por otro, por el contrario, más cerca de Žižek, Berardi (2020) nos dice que “podríamos salir de ella con un gran deseo de abrazar: solidaridad social, contacto, igualdad. La igualdad ha vuelto al centro de la escena. Imaginémosla como el punto de partida para el tiempo que vendrá”.
El capitalismo como plaga
Una de los análisis más contundentes y críticos que podemos leer hasta el momento es el producido por el grupo comunista Chuang, “Contagio social. Guerra de clases microbiológica en China”. En él nos encontramos con lo siguiente:
En este escrito se menciona la “transferencia zoonótica”, que es una forma técnica de decir que tales infecciones saltan de los animales a los humanos, la cual el capitalismo ayuda a gestar y desatar. Por un lado, en un sentido directo, los virus se gestan dentro de entornos industriales que han sido totalmente subsumidos en la lógica capitalista. Pero por otro lado, de forma indirecta, a través de la expansión y extracción capitalista en el interior del país, los virus hasta ahora desconocidos son esencialmente recogidos de poblaciones animales salvajes y distribuidos a lo largo de los circuitos mundiales del Capital. Por lo tanto, este grupo advierte que “estas son lecciones importantes para una época en que la destrucción causada por la acumulación interminable se ha extendido tanto hacia arriba en el sistema climático mundial como hacia abajo en los sustratos microbiológicos de la vida en la Tierra” (Chuang, 2020).
En esa misma lectura, una recomendable crónica es la de Anfibia, “Las nuevas pandemias del planeta devastado”. En ella leemos:
Surge una pertinente inquietud en esta crónica: “cómo nuestra visión extractiva del mundo vivo está llevando a la humanidad a una encrucijada en la que pone en jaque a su propia existencia” (Aizen, 2020). Sin embargo, pareciera ser que no hay lugar para culpabilidades-responsabilidades internas, sino siempre ajenas al espectro político que milita esta revista digital de la UNSAM. Cuando escriben crónicas laudatorias hacia las campañas políticas oficiales, sí aparecen los nombres y los apellidos. Cuando se escribe sobre extractivismo, no conviene identificar a los responsables políticos. La vocería proselitista no puede cometer exabruptos. Ante esto, podríamos preguntarnos, ¿cómo informar realmente si no se pueden decir verdades? ¿Cómo hacer periodismo libre de esa forma? Es decir, aquella “visión extractiva del mundo vivo” que menciona la crónica, es la que profundizó la “década ganada”, continuó el macrismo y seguirá el presente gobierno: el modelo económico del extractivismo como política de Estado que atraviesa a todos los gobiernos.
Siempre fue de excepción
Hace unos días, ya habíamos pensado que el coronavirus se constituye como una de las manifestaciones del Capital. Mientras, otras manifestaciones invisibilizadas siguen vigentes: el hambre, la guerra, el progreso, el trabajo, la precarización de la vida. Pandemias como radicalización del acto de globalizar que aniquilan ecosistemas, mutilan cuerpos, restringen encuentros, producen muertxs.
Frente a este panorama, ¿qué institución material e ideológica nos ha expuesto a la constante violencia sistemática y planificada y se ha apropiado de lo vital? ¿Qué institución nos “protege” y nos violenta? La respuesta la podríamos encontrar en el Estado, no solamente como la institución jurídico-política que administra la ley y el monopolio legitimado de la fuerza, no solo como el poder soberano que “hace morir o deja vivir”, sino también como lógica opresiva totalitaria que “hace vivir o deja morir”. Es decir, sería necesario ver al Estado como una concepción que se materializa negando libertades a través de una moral de la propiedad privada que se expande como plaga. Así, la vida, los territorios, los cuerpos y los vínculos entre nosotrxs y el planeta se convierten en medibles y cuantificables, cosas externas a nosotrxs, ajenidades, propiedades.
En esta mercantlización global que han sabido construir y frente a la dicotomía del Estado ausente/presente y otros cuentos para colorear, no existe algo tal como el Estado “ausente”, sino que, fiel a su hermano inseparable, el Capital, ha estado y está presente, desde su nacimiento hasta que lo veamos arder, robando y precarizando la vida.
Es imposible para el Estado resolver la pandemia de forma no represiva. En tanto y en cuanto no puede dejar morir a las personas “productivas” porque sino, ¿el parásito de dónde chuparía la sangre?, ¿quién trabajaría?, ¿de quién obtendría la plusvalía? Se ve obligado, entonces, a fomentar información de cuidado y sanidad, inyectar algunos subsidios y paralizar el trabajo momentáneamente. Pero, en tanto y en cuanto es una estructura esencialmente violenta, pone todo su aparato represivo a disposición del supuesto “bien común”. En tiempos “excepcionales” como éstos, las caretas se caen, y podemos ver el verdadero rostro de las ideologías políticas que no conciben una vida más allá del Estado capitalista y consideran que las fuerzas estatales en las calles son una forma correcta de enfrentar la pandemia.
Agamben (2020) nos dice que “los gobiernos securitarios no funcionan necesariamente produciendo la situación de excepción, sino explotándola y dirigiéndola cuando se produce”. Creemos que en esto estamos de acuerdo. Esta nueva plaga política-económica es producida por la devastación capitalista. El Estado es quien administra y dirige la devastación. En esta otra consideración del filósofo italiano: “lo que la epidemia muestra claramente es que el Estado de excepción, al que los gobiernos nos han familiarizado desde hace tiempo, se ha convertido en la condición normal”, podríamos ir un poco más lejos: el Estado no se convierte de Estado de derecho a Estado de excepción. No existe el Estado de derecho. El Estado siempre es de excepción. Esta siempre ha sido la condición de su asfixiante normalidad. Es de excepción porque exceptúa la vida, restringe la comunidad, no como entidad, sino como experiencia vital continuada entre los seres y el mundo.
Roscigna
Nota
1 Recomendamos fervientemente seguir la página “aislamiento represivo”, https://www.instagram.com/aislamientorepresivo/?hl=es-la, en la cual comunicadorxs autoconvocadxs se organizaron para recopilar videos e imágenes de las acciones represivas de las fuerzas estatales.
Referencias bibliográficas
-AGAMBEN, Giorgio. “La epidemia muestra que el Estado de excepción se ha convertido en la condición normal”. Lobo suelto [en línea]. 25 de marzo de 2020. Fecha de consulta: 28 de marzo de 2020. Disponible en: http://lobosuelto.com/normalexcepcion-agamben/
-AIZEN, Marina. “Las nuevas pandemias del planeta devastado”. Anfibia [en línea]. Marzo de 2020. Fecha de consulta: 28 de marzo de 2020. Disponible en: http://revistaanfibia.com/cronica/las-nuevas-pandemias-del-planeta-devastado/
–ANRED. “No son héroes, son trabajadores precarizados”. Anred [en línea]. 23 de marzo de 2020. Fecha de consulta: 28 de marzo de 2020. Disponible en: https://www.anred.org/2020/03/23/no-son-heroes-son-trabajadores-precarizados/.
-BERARDI, Franco. “Crónica de la psicodeflación”. Caja Negra Editora [en línea]. Febrero/Marzo de 2020. Fecha de consulta: 28 de marzo de 2020. Disponible en: https://cajanegraeditora.com.ar/blog/cronica-de-la-psicodeflacion/
-BONARD, Virginia. “El 61% de los argentinos cedería derechos para ayudar a que no se propague la pandemia”. Infobae [en línea]. 28 de marzo de 2020. Fecha de consulta: 28 de marzo de 2020. Disponible en: https://www.infobae.com/sociedad/2020/03/28/el-61-de-los-argentinos-cederia-derechos-para-ayudar-a-que-no-se-propague-la-pandemia/
–CHUANG. “Contagio social. Guerra de clases microbiológica en China”. Lazo ediciones [en línea]. Marzo de 2020. Fecha de consulta: 28 de marzo de 2020. Disponible en: https://www.mediafire.com/file/g6m0tuu72zauwg3/Contagio_Social_-_Lazo_Ediciones.pdf/file
-DALLORSO, Nicolás; SEGHEZZO, Gabriela. “Elogio a la policía del cuidado”. Página 12 [en línea]. 28 de marzo de 2020. Fecha de consulta: 28 de marzo de 2020. Disponible en: https://www.pagina12.com.ar/255797-elogio-a-la-policia-del-cuidado
-GALINDO, María. “Desobediencia, por tu culpa voy a sobrevivir”. Radio Deseo [en línea]. 17 de marzo de 2020. Fecha de consulta: 28 de marzo de 2020. Disponible en: http://radiodeseo.com/desobediencia-por-tu-culpa-voy-a-sobrevivir-la-acera-de-enfrente/
-GEORGIEVA, Kristalina. “Declaración de la Directora Gerente del FMI durante la Cumbre extraordinaria de líderes del G-20”. FMI [en línea]. 26 de marzo de 2020. Fecha de consulta: 28 de marzo de 2020. Disponible en: https://www.imf.org/es/News/Articles/2020/03/26/pr20108-remarks-by-imf-managing-director-during-an-extraordinary-g20-leaders-summit
–LA IZQUIERDA DIARIO. “En plena cuarentena Techint despide a 1.450 trabajadores”. La izquierda diario [en línea]. 22 de marzo de 2019. Fecha de consulta: 28 de marzo de 2020. Disponible en: http://www.laizquierdadiario.com/En-plena-cuarentena-Techint-despide-a-1450-trabajadores
-OIT. “El COVID-19 podría cobrarse casi 25 millones de empleos en el mundo, afima la OIT”. OIT [en línea]. 18 de marzo de 2020. Fecha de consulta: 28 de marzo de 2020. Disponible en: https://www.ilo.org/global/about-the-ilo/newsroom/news/WCMS_738766/lang–es/index.htm
–PERFIL. “Se registraron 3,3 millones de desempleados en EE.UU la última semana”. Perfil [en línea]. 26 de marzo de 2020. Fecha de consulta: 28 de marzo de 2020. Disponible en: https://www.perfil.com/noticias/economia/record-3-millones-pedidos-seguro-desempleo-en-una-semana-estados-unidos%20.phtml
-STICCO, Daniel. “La deuda externa ya representa el 58% del PBI: “se duplicó en los últimos dos años”. Infobae [en línea]. 27 de septiembre de 2019. Fecha de consulta: 28 de marzo de 2020. Disponible en: https://www.infobae.com/economia/2019/09/27/la-deuda-externa-ya-representa-el-58-del-pbi-se-duplico-en-los-ultimos-dos-anos/
-TÉLAM. “El gasto en salud pública representa entre el 9% y 10% del PBI”. Télam [en línea]. 22 de marzo de 2019. Fecha de consulta: 28 de marzo de 2020. Disponible en: https://www.telam.com.ar/notas/201903/343071-el-gasto-de-salud-en-argentina-representa-entre-el-9-y-el-10-del-pbi-aseguro-rubinstein.html
-ZIZEK, Slavoj; HAN, Byung-Chul. “Sobre el coronavirus y el capitalismo”. Lobo suelto [en línea]. 23 de marzo de 2020. Fecha de consulta: 28 de marzo de 2020. Disponible en: http://lobosuelto.com/sobre-el-coronavirus-y-el-capitalismo-debate-zizek-byung-chul-han/
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Posted: 30 Mar 2020 10:35 AM PDT
Sale a la luz el primer número de una nueva publicación anarquista en Madrid, en tiempos de Estado de Alarma, por la extensión de la guerra social.
Contenido:
-Hacia aguas desconocidas
-Que vuelvan las huelasgas. Que proliferen las okupaciones. Que lleguen los saqueos -Sobre el ataque a nuestros lazos -Crónica de motines, fugas y sucesos en las cárceles y CIES a causa de la crisis del coronavirus -¿Volver a dónde? ¿Volver a qué?
Hacia aguas desconocidas
Llevamos más de una semana en estado de emergencia. La capacidad destructiva del virus no es algo ya cuestionable. Pero nos gustaría hacer unos apuntes sobre sus consecuencias no clínicas y sobres sus orígenes.
Si el COVID-19 surgió por un murciélago o por un intento estadounidense, que se ha ido de las manos, de deshabilitar la economía china, nos parece poco relevante ahora. Este virus, como otros anteriores en la historia que masacraron poblaciones enteras en la Amazonía, Mesoamérica, África y Oceanía, es un fenómeno biológico. Pero el contexto donde nace, la forma en que se propaga y la gestión de este son cuestiones sociales. Este virus es el resultado de un sistema que mercantiliza cada proceso, objeto, relación o ser vivo en la tierra. Extendido rápidamente por la macroconcentración de mano de obra y corpus consumista de las ciudades, que se alimenta de la agroindustria y la ganadería intensiva. Un flujo constante de bienes humanos (5.000 millones de personas vuelan anualmente alrededor del planeta) a velocidades frenéticas, reflejados en 200 caracteres y 5000 likes. Es precisamente este empeño en artificializar todo, hasta nuestras emociones, basando todo en el beneficio, viendo el mundo a través de una pantalla, dejando que nuestra mente sea colonizada por la “eficacia”, lo que nos ha llevado a una pérdida paulatina de lo “humano”, de lo “vivo”. Facilitando que medidas tan extremas, en las que solo hay dos motivos para salir de casa (trabajar y consumir) hayan entrado de una manera no exageradamente traumática. A la vez que se nos plantea como vía de escape las mismas dinámicas tecnófilas que nos han conducido al desastre. Si a esto le añadimos el miedo, el gobierno del miedo, terminamos perdiendo el norte y reinterpretando conceptos como el de responsabilidad o solidaridad.
Serás tildadx de irresponsable, por ejemplo, si no te sometes al arresto domiciliario voluntario. Menuda perversión del significado, que no es otro, en realidad, que el abrazo entre el corazón y la cabeza, entre el análisis, la decisión y la acción. Con ese grito de “inconsciente”, como poco, que recibirás desde la ventana si vas, por ejemplo, de la mano con tu compañerx por la calle, se te está gritando, en realidad, “¡obedece la norma!”. De la misma manera sucede con las llamadas a la solidaridad que son traducidas por servidumbre voluntaria colectiva cuando se convierten en un acrítico #yomequedoencasa.
¿Qué pasa con las cientos de personas que se acumulan en Atocha y y Chamartín entre 6.30 y 8.30 de la mañana? ¿Por qué no se han paralizado las obras de construcción de edificios en una ciudad que tiene un excedente desorbitado de viviendas? ¿Las personas hacinadas en IFEMA no son personas? ¿Es desquiciante estar una semana encerrada? ¿y pasar 5, 10, 15, 30 años y que ahora no puedas recibir ni una visita, ni un vis a vis y en muchos casos las llamadas y el correo absolutamente restringido? Por citar solo algunos hirientes ejemplos.
Para las personas que no tienen hogar ya no es posible una anónima supervivencia, ya no pueden pasar desapercibidas cuando la jungla de cristal se ha convertido en un desierto de hormigón. Son, más si cabe que antes, personas prohibidas. Que en el mejor de los casos serán pastoreadas hacia rediles como IFEMA. También se ha desatado la, ya de por sí exacerbada, impunidad policial contra lxs otrxs prohibidxs, lxs que no pueden acreditar mediante escritos burocráticos que son personas con “plenos derechos”, o que sus rasgos o color de piel inducen a los torturadores uniformados a pensar que no. (La prensa mayoritaria acredita numerosos casos de agresiones policiales en Lavapiés, Centro y otras ciudades). Porque una pandemia sigue siendo una cuestión de clase, de privilegio, de muertes no tan aleatorias.
No se nos ha otorgado el poder del augurio como a Casandra, pero sí, en cambio, la maldición de Apolo. Es decir, no tenemos la certeza de que estos pronósticos se cumplan (aunque hay evidencias inequívocas de hacia donde apunta el poder y muestras, ya fehacientes, de este tipo de medidas), sin embargo, nos tememos que difícilmente seremos escuchadxs.
Creemos que todas estas medidas de control se volverán permanentes, como ya ocurrió con las leyes antiterroristas tras el 11S, o recurrentes; que no nos extrañe que en el futuro seamos nuevamente llamadxs al confinamiento en circunstancias como tempestades, huracanes y todo tipo de crisis climáticas, que por seguro llegarán, o nuevas y viejas epidemias que volverán a llamar a nuestra puerta. Rastreo de movimiento por teléfono, controles biométricos y de temperatura, limitaciones de movimiento en función de estos… son una realidad ya y han venido para quedarse. A esto habría que sumar la precarización generalizada de la vida que vendrá a medio plazo, la socialización de la pobreza…
Llegados a este punto queremos compartir la idea de que el presente, o el pasado más bien, el mundo tal y como lo conocemos: basado en la dominación, con sus estructuras perpetuadoras de miseria, su ortodoxia, su afán liberticida… no nos vale. Y de ninguna manera queremos volver a él.
Empecemos a intentarlo. Teniendo en cuenta que hay gente que no nos gustaría infectar, rompamos el aislamiento. Actuemos, si es necesario, a nivel individual. En esta realidad incluso golpeando a ciegas es muy fácil acertar. Comuniquémonos, hablemos, circulemos información y seamos críticxs, forcemos los toques de queda, mapeemos el control (dónde y cuándo se patrulla, que espacios han quedado vetados, dónde habiendo abastecimiento…). Fomentemos las huelgas y el cierre de empresas. No queremos una gestión de la crisis. Queremos experimentar, chocar, luchar, conflictuar…
Esforcémonos por incidir en un presente aunque cuando levantemos la vista no veamos el horizonte. Quizá precisamente aquí se encuentre la clave, dejemos atrás verdades, convicciones y seguridades, naveguemos con pasión por la aventura hacia aguas desconocidas, hacia amaneceres de libertad y revuelta.
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Madrid Cuarentena City
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Posted: 30 Mar 2020 10:02 AM PDT
👏👏👏¿Aplaudes a l@s sanitari@s desde el balcon🤗 pero te mueves (o movias) por la ciudad mediante plataformas digitales como Cabify? 😓😓😓 en lugar de coger el taxi de toda la vida 🚖
¡¡¡May day may day nos vamos a estrellar!!!
Ya está aquí mi último mini-corto-cortisimo de animacion hecho por encargo para l@s compas de la "SECCIÓ DEL TAXI DE BARCELONA en CNT"
Suscribete para que Youtube te avise cada vez que suba uno nuevo.
https://www.youtube.com/watch?v=KYLdWjFbE_A
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Posted: 30 Mar 2020 05:12 AM PDT
Dramático, lancinante, indignante… cabreo mayúsculo, ¡por supuesto! Al igual que le ocurre a mucha gente así lo estamos viviendo, y el hecho de gritar nuestra rabia[1] no solo nos ayuda, sino que quizás sirva también para despertar algunas conciencias. Hay que hacerlo, claro, pero es tan insuficiente como darle vueltas a lo que ya sabemos de sobras.
Sabemos perfectamente que los recortes en sanidad han propiciado este caos y han multiplicado las muertes, sabemos que el vergonzoso estado de los “moritorios” dónde se aparcan a las personas mayores está produciendo auténticas hecatombes, sabemos que la única ley que conoce el capitalismo consiste en maximizar los beneficios, y que considera que todo lo demás es inexistente o es totalmente accesorio, incluida la vida de cualquier ser viviente. Sabemos todo esto, hay que denunciarlo sin tregua, pero es insuficiente.
Creo que al igual que los gobiernos están aprendiendo de esta situación, también debemos hacerlo, anteponiendo el esfuerzo por aprender a la mera repetición casi compulsiva de lo que ya sabemos.
Es obvio que esta pandemia pasará, pero también está claro que llegarán muchas otras en el futuro, y no es descabellado pensar que el riesgo biológico constituye una mayor amenaza para la supervivencia de la humanidad que, sin ser menospreciable, el tan cacareado riesgo ecológico. De momento, y sin que eso sea intencionado ni deliberado, (las teorías de la conspiración solo contribuyen a distorsionar la percepción de las situaciones) este episodio está sirviendo de gran banco de pruebas para los procedimientos de control masivo de las poblaciones que caracterizan el totalitarismo de nuevo tipo que se nos viene encima. Con lo cual, además del riesgo biológico que amenaza la supervivencia física de la humanidad, el riesgo totalitario también amenaza la supervivencia de las practicas de libertad que aun somos capaces de ejercer los seres humanos.
Ese banco de pruebas esta poniendo de manifiesto que, como dice Byun-Chul Han en un articulo de imprescindible lectura[2] (y que utilizo libremente aquí):” las epidemias no las combaten solo los virólogos y epidemiólogos, sino sobre todo también los informáticos y los especialistas en macro datos […]” .
La eficacia con la que la epidemia del COVID-19 ha sido atajada en China está indicando a todos los gobiernos del mundo la dirección a seguir, y eso da alas a la instauración de un totalitarismo de nuevo tipo que se nos viene encima, y que el mencionado pensador sustenta en los siguientes datos: “En China hay 200 millones de cámaras de vigilancia, muchas de ellas provistas de una técnica muy eficiente de reconocimiento facial […] Estas cámaras dotadas de inteligencia artificial pueden observar y evaluar a todo ciudadano en los espacios públicos, en las tiendas, en las calles, en las estaciones y en los aeropuertos.[…]Cuando alguien sale de la estación de Pekín es captado automáticamente por una cámara que mide su temperatura corporal. Si la temperatura es preocupante todas las personas que iban sentadas en el mismo vagón reciben una notificación en sus teléfonos móviles. No en vano el sistema sabe quién iba sentado dónde en el tren”.
“[…] En Wuhan se han formado miles de equipos de investigación digitales que buscan posibles infectados basándose solo en datos técnicos. Basándose únicamente en análisis de macro-datos averiguan quiénes son potenciales infectados, quiénes tienen que seguir siendo observados y eventualmente ser aislados en cuarentena[…] El Estado sabe por tanto donde estoy, con quién me encuentro, qué hago, qué busco, en qué pienso, qué como, qué compro, adónde me dirijo. Es posible que en el futuro el Estado controle también la temperatura corporal, el peso, el nivel de azúcar en la sangre, etc. Una biopolítica digital que acompaña a la psicopolítica digital que controla activamente a las personas. “
El nuevo totalitarismo que se está instalando y al cual acontecimientos como el del COVID-19 dan alas, es el enemigo del cual urge que tomemos consciencia si no queremos vernos definitivamente desarmados frente a los dispositivos gubernamentales del ejercicio de la dominación y de la opresión.
Además de ese primer aspecto que la situación actual debería incitarnos a poner en un primer plano de nuestras preocupaciones para intentar hacerle frente (no me preguntéis cómo, -sé que no lo sé-, pero también sé que debemos trabajar denodadamente para conseguir saberlo), hay un segundo aspecto que también debería escalar peldaños hasta situarse en lo más alto de nuestras preocupaciones militantes.
Los riesgos biológicos, entre ellos los que nos aquejan actualmente, aun son mucho más amenazantes en otras zonas geopolíticas del planeta, en otros continentes, como por ejemplo el continente africano, donde amplios sectores de la población no disponen ni siquiera del agua necesaria para lavarse las manos, precaución que tanto se nos recomienda en nuestras latitudes. Esa situación aun debería indignarnos mucho más que las que nos deparan las políticas de austeridad aplicadas en nuestras zonas, y deberíamos lanzar en su contra un grito aun mas potente que el que lanzamos, justificadamente, contra los recortes que padecemos. Apelar a la solidaridad con los más desprotegidos de nuestro entorno es necesario, claro, pero aun es más perentorio impulsar la solidaridad con las poblaciones de las zonas más pobres del planeta. ¿Nos imaginamos cuales podrían ser los estragos del virus en muchas ciudades de África, o, más cerca de aquí, en los campos de refugiados que aguardan a las puertas de Europa?
No se trata de culpabilizar de la miseria del mundo a quienes luchamos para defender nuestros intereses frente a los recortes, pero sí de situar en las agendas de las protestas y de las reivindicaciones la necesidad de ejercer tanta presión, o aún mas, sobre las autoridades para que hagan fluir recursos hacia esas zonas. Sabiendo perfectamente que mientras no salgamos del capitalismo eso implicará que buena parte de los recursos que gracias a nuestra presión el sistema oriente hacia esas zonas se sustraerá en buena medida de nuestro propio nivel de vida.
Ojalá pudiéramos conseguir que la solidaridad con esas zonas no mermase nuestros propios recursos, sino que saliera de las cajas fuertes del capital, pero si la relación de fuerzas no nos permitiera conseguirlo, deberíamos estar en disposición de priorizar la solidaridad con quienes más la necesitan (y de muy lejos), asumiendo sus eventuales costos para nuestro propio modo de vida.
Si el COVID-19 contribuye a que nos concienciemos, antes de que estemos atados de pies y manos y que sea demasiado tarde, (ya queda poco tiempo) del nuevo tipo de totalitarismo que avanza a pasos agigantados, y a que parte de la presión que ejercemos sobre nuestros gobiernos para que nos restituyan algo de lo que nos quitan, la orientemos a exigirles que atiendan a los pueblos más necesitados de otros continentes, algo habremos aprendido de esta experiencia.
Tomás Ibañez
27 de marzo 2020
Notas:
[1] En lugar de esos aplausos a los que incluso nos podríamos sumar si no respondiesen en buena medida al borreguísimo alentado por instituciones, autoridades y medios de comunicación.
[2]https://elpais.com/ideas/2020-03-21/la-emergencia-viral-y-el-mundo-de-manana-byung-chul-han-el-filosofo-surcoreano-que-piensa-desde-berlin.html
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Posted: 28 Mar 2020 07:32 PM PDT
Siguen los diálogos contra el dinero que se vienen publicando en http://hablarycallar.blogspot.com/
- Me estoy acordando ahora de uno de esos anuncios que nos pusieron por las calles y que hasta los que no tenemos tele nos tuvimos que tragar...
- Ah, ¿y de cuál?
- Sí: eran unos carteles que decían: "No es magia, es Ciencia", y que creo que con eso querían animarnos a aprendernos el nombre de una marca y que estuviéramos ocupados en buscar esa marca entre el caos de botes que ponen en los supermercados y que después hasta nos comiéramos la cosa, guiados por la esperanza de que iba a ser algo muy bueno para nuestra salud Futura.
- Ah, ya. Bueno, pero se te olvida lo más importante: que lo que quieren es que además de buscarlo y de comértelo, te lo compres. Eso es lo que de verdad les importa.
- No, no, eso les da igual. El Dinero (el Régimen), como comprenderás, no necesita ganar Dinero. Lo principal es lo otro, la Fe: que te creas el asunto y que te puedan dar el cambiazo: que renuncies a vivir ahora lo que no tienen previsto ellos a cambio de un Futuro feliz. Que te creas que ocupándote en buscar y en comerte ese mejunje estarás muy sano y muy guapo y que te va a ir muy bien (siempre en el Futuro)... O que te creas que si te sometes a las disciplinas de los ginnasios, pues eso, que en el Futuro tendrás un cuerpo de forzudo y que con ello te irá también muy bien en el Futuro. Y así todos los ejemplos que quieras. Así que esas otras esplicaciones de ventas, subidas y bajadas en la bolsa, lucha por los mercados, recortes o no recortes, público o privado y lo que quieras, pues vienen de arriba y están para reforzar la Fe de que el Dinero es algo natural. Algo necesario y escaso, y que de lo que se trata es de repartirlo bien. Esa es la trampa para asimilar y tapar cualquier rebelión contra Él. El posible vislumbre de que el Dinero está de más, se desvía hacia una protesta que no solo no va contra Él, sino que lo refuerza al hacer decir a la gente que no es que esté de más, sino que falta.
- Ya. Y en el anuncio ese usan ni más ni menos que el nombre de la Ciencia para que te creas ese Futuro, que no creas que lo dicen por decir los señores del anuncio, sino que es la Ciencia la que lo dice.
- Sí. En previsión de que salga la razón vulgar, llana, que habla en contra de la Fe diciendo: "Porque tú lo digas", pues lo intentan evitar adelantando que es la Ciencia la que lo dice. O sea, lo que a la propia gente se le puede aparecer como algo assurdo e idiota (como algo mágico), intentan hacerlo soportable diciendo que la cosa assurda e idiota no la dicen ellos, los del anuncio, sino la Ciencia.
- O sea, que aunque sea una cosa idiota esto de creer en el Futuro, si lo dice la Ciencia...
- Sí, eso: la Ciencia hace la Fe. Y es buen ejemplo, además, para ver cómo esto de la Fe, esto de creerse las cosas, no es simplemente de sí o no, sino que, como no somos de una pieza, pues hay algo por ahí que no se cree las mentiras, o sea, el Futuro, que se burla de ellas, y otra cosa que, bueno, las puede hacer soportables, cree en ellas.
La guerra contra las mentiras está también dentro de cada uno. Así que a lo mejor podemos darle la vuelta al anuncito ese, y al mirarlo (como estamos haciendo) del revés, usarlo no a favor de la Fe, sino en contra.
- ¿Cómo?
- Ah, pues así: Pero ¿es posible que a todos los niños les pongan esos hierros en los dientes, que sufran ahora eso, y años y años, haciéndolos tan feos y soportando el dolor y la incomodidad, para ser guapos en el Futuro?
- Ya. No es magia, es Ciencia.
- Y ¿cómo es posible que a los niños, por millones, se les esté diariamente vigilando y essaminando, convirtiéndolos en reos a juzgar diariamente (los essaminan tanto de sus conocimientos, como de su comportamiento)? ¿Y cómo es posible que se les dé a mansalva pastillas: si se mueven demasiado o si no atiende mucho a los interesantísimos planes de estudios que tienen hechos para ellos o lo que sea?
- Pues no es magia, es Ciencia.
- ¿Y no he oído que hay sabios que tranquilamente, así, en serio, con los mayores honores imaginables del Régimen, explican que han descubierto cómo empezó el tiempo?
- Sí, lo has podido oír. Pero no se trata de pirados o de videntes. Es gente muy preparada. No es magia, es Ciencia.
- ¿Y no me han contado que de tres hermanas, dos de ellas se han quitados las tetas sanas, para prevenir que en el Futuro les venga una peste a las tetas que se quitan ahora, y que a la otra hermana, que se ha negado a quitárselas, le han dejado de hablar en la familia, ofendidos?
- Sí, pero no es magia, es Ciencia.
- ¿Y puedes creerte tú la cantidad de sicólogos, médicos, filósofos, biólogos y hasta economistos y juristos, que publican a todo trapo, y llenan las librerías con ellos, libros y libros donde enseñan cómo vivir bien, hasta el estremo incluso de ser feliz? O sea, que parten de que saben lo que es vivir, para luego esplicar cómo vivir bien. ¿No es magia?
- No, es Ciencia.
- Y ¿cómo es posible que en medio mundo, de un día para otro, en ciudades y campos, encierren a la gente manu militari en sus casas, que no les dejen salir ni solos a pasear, que ni siquiera les dejen enterrar ni ver a los muertos, y que, además, consigan que esos mismos encerrados se asomen a aplaudir o a cantar un himno patrio con entusiasmo a la hora que les dicen en la tele?
- Pues no es por magia, es por Ciencia.
- Y saber que hay algo que se llama las HLH (Huestes Libertarias de Honolúlu) y que han sacado un comunicado en el que dicen que que el Régimen encierre a las gentes en casa, las aisle y las aterrorice, tiene la ventaja de que es algo bueno para su salud, ¿no es algo como increíble?
- Pues no. No es magia, es Ciencia.
Pablo. Encerrado por la fuerza. Salamanca, marzo 2020
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