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viernes, 3 de abril de 2020

Tinkunaco 0456/20 - Re: Boletín diario del Portal Libertario OACA

Boletín diario del Portal Libertario OACA

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  • [Vídeo] La geografía anarquista de Élisée Reclus
  • Biografía de Ricardo Sanz García que suplió a Durruti en su Columna
  • Reflexiones frente a la catástrofe ecológica y el colapso capitalista: una mirada a la pandemia desde la región chilena en revuelta
  • El errante. Periódico anarco individualista de aparición esporádica nº5
  • El anarquista de la individualidad
  • La caducidad de la clase obrera
  • Mucho libre mercado, pero cuando hay crisis, quieren que los salve el Estado
Posted: 01 Apr 2020 10:46 AM PDT
Élisée Reclus fue un geógrafo francés y anarquista, ecologista y vegetariano del siglo XIX con mucha vocación científica, liberó el concepto de naturaleza de todo aspecto místico para hablarnos de la construcción de un ideal de armonía natural, estudió la geografía desde una noción física-natural dotandole elementos sociales y antropológicos, así es que fue precursor de la geografía social y crítica así como del ecologismo social. Su pensamiento hoy sigue muy vigente luego de más de 110 años desde su muerte. Conoce más sobre su vida y obra en éste video, y como siempre, si te gustó no dudes en difundir y suscribirte.
https://www.youtube.com/watch?v=43t2TD7fcXc

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Posted: 01 Apr 2020 10:33 AM PDT
El 25 de octubre de 1986 muere en Toulouse (Languedoc, Occitania) el militante anarcosindicalista Ricardo Sanz y García, también citado como Ricardo Sanz Asensio. Había nacido el 5 de noviembre de 1898 en Canals (Costera, Valencia).
Hijo de obreros agrícolas, desde muy joven fe trabajo en una harinera hasta que marchó a Barcelona en 1916, donde ingresó en la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), en la sección de Tintoreros del Textil, que era el trabajo que tenía entonces. En Barcelona hizo amistad con Pau Sabater y lirios (El Tero), que luego sería asesinado. Formó parte del Comité de Huelga durante el conflicto de La Canadiense (1919). A partir de 1920 su activismo acentúa: conoce Ascaso, ha mítines por la comarca barcelonesa, participa en las actividades del grupo "Los Solidarios" y estuvo encarcelado (1920 hasta 1922).
Una vez liberado se traslada a Zaragoza y luego huye a Francia por Barcelona para evitar una nueva detención por su participación en el Comité Revolucionario de Barcelona. En París permanece poco tiempo, porque no le gustó el ambiente de destierro y porque se le encargó comprar mil fusiles en el País Vasco, después de cruzar la frontera por Vera, fue detenido en San Sebastián y fue cerrado dos años en la prisión de Madrid, donde conoce Bajatierra, Romero, Inestal y otros compañero libertarios. Liberado, se instala en Barcelona, ​​donde trabajará en la construcción - será presidente del sindicato del ramo entre 1930 y 1931 - y será cerrado en varias ocasiones.
Con la República se convierte en uno de los oradores oficiales de la CNT, realizando giras de propaganda por Canarias, Alicante, País Vasco, La Rioja, Castilla, etc., Con Ascaso, Antona, Magriñà, Inestal y otros; actividades que alternará con la trabajo en el ramo del agua y que no le impedirán participar en los levantamientos de la FAI ni en la vida orgánica del sindicato anarcosindicalista: participó en la Conferencia de la Confederación Regional del Trabajo de Cataluña (CRTC) del 31 de mayo de 1931 a Barcelona,​​en el tercer Congreso de la CNT (Madrid, 11-16 de junio de 1931) donde ejerció de secretario de la Mesa en la sexta sesión. También asistió al Pleno de Sindicatos del en CRTC (Barcelona, ​​agosto de 1931). Combatió duramente a trentistas en el folleto Los Treinta Judas. En 1932 fue elegido vicesecretario del Comité Nacional de la CNT.
Asistió al Pleno Regional de la CRTC celebrado en Barcelona entre el 5 y el 13 de marzo de 1933 y hasta 1936 mantuvo una intensa actividad propagandística por todo el Estado. El 19 de julio de 1936 luchó en Barcelona, ​​en las Drassanes, junto a Francisco Ascaso, y luego se hizo cargo del cuartel de Pedralbes. Durante la guerra asumió numerosos cargos, como responsable de la organización de las milicias, inspector de fortificaciones en Aragón y en Cataluña, jefe de la Columna Durruti cuando murió éste hasta el final de la guerra. Cuando acabó la guerra pasó a Francia con los restos de la 26 División (excolumna Durruti).
Entre 1939 y 1942 estuvo cerrado al campo de Vernet y luego al de Djelfa (Argelia), de donde fue liberado con la ocupación del norte de África por las tropas aliadas, instalándose después en Argel como panadero . En julio de 1945 marchó a Francia, estableciéndose en Marsella y Toulouse. Defendió el colaboracionismo, en 1974 asistió a la Conferencia de Narbona y durante los años ochenta, después de la fractura de la CNT, siguió los escindidos, asistiendo a su congreso de 1983 en Madrid. A pesar de su participación en los grupos de acción «Los Solidarios» y «Nosotros», a pesar de haber luchado en los comités anarquistas desde 1920, se estimaba muy Isaac Puente y Ángel Pestaña.
En 1979 regresó a Barcelona. Escribió colaboraciones en CNT del Norte y Solidaridad Obrera, y es autor de un puñado de libros, tales como Ruta de titanes (1933), Los treinta Judas (1933), Francisco Ascaso y Buenaventura Durruti (1946), El sindicalismo y la política. «Los Solidarios» y «Nosotros» (1966), Porqué Perdimos la Guerra (1968), Los que fuimos a Madrid. Columna Durruti. 26 División (1969), Figuras de la Revolución española (1972 y 1978), El sindicalismo español antes de la guerra civil. Los hijos del trabajo (1976), etc.

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Posted: 01 Apr 2020 07:18 AM PDT
«Entonces en nombre del progreso y del desarrollo, que es la misma promesa falsa del liberalismo del siglo XIX, estamos todavía sufriendo esta doble moral colonial, que autoriza la muerte de las culturas para promover la vida del capital que es una vida de esterilidad y de destrucción» 
-Silvia Rivera Cusicanqui
Mucho ha ocurrido en la región chilena en unos cuantos meses. En solo días el territorio dominado por el Estado chileno paso de ser el oasis neoliberal del continente a la mayor revuelta que se recuerde en estos territorios, para de imprevisto vernos azotados por una pandemia que amenaza a la humanidad a escala planetaria. 
Ante lo anterior, en las siguientes líneas pretendemos reflexionar respecto a la catástrofe ecológica detrás del surgimiento del COVID-19, las consecuencias de ello para nuestro contexto de revuelta -que entendemos se entrelaza a las otras revueltas alrededor del mundo- y su relación a lo que parece el inicio del colapso general del sistema-mundo capitalista. Todo lo anterior, con el objetivo de pensar la lucha ahora que, dejando las calles para el auto-cuidado, nos enfrentamos al aislamiento social de forma indefinida.

Quien nos mata es el capitalismo

La rápida circulación de la pandemia generada por el virus SARS-COV-2, y su enfermedad asociada el COVID-19, nos parece necesaria entenderla en su estrecha vinculación a los modos de producción capitalistas, así como con el rol de los Estados y sus necesidades. El asalto neoliberal, ha significado, la reducción de presupuestos en salud y la consiguiente reducción de camas hospitalarias, la falta de insumos y el crecimiento de las listas de espera. En provecho de mayores ganancias, miles han sido precarizadxs, negándoles una vida digna, mostrando que para el Estado y lxs capitalistas nuestras vidas no son significativas, sino que más bien sacrificables. En dicha línea, creemos que la actual crisis sanitaria generada por el coronavirus sucedería tarde o temprano. No es un apocalipsis, más bien es una expresión más del colapso de la vida sin sentido de capital, es decir, el colapso de la sociedad tecno-industrial que habiendo puesto demasiada presión sobre el planeta se aproxima al abismo. 
Las crisis siempre son tratadas por lxs de arriba según sus propios intereses. El bienestar de la mayoría jamás es prioridad para quienes sacan cálculos de costo-beneficio y se preocupan principalmente de las razones de rentabilidad. El progreso y los modelos industriales han impuesto sobre la Tierra un dogma anti-físico y anti-natural, que no respeta los ciclos propios de la naturaleza. La ciencia occidental con su puesta al servicio de los intereses transnacionales ha sido cómplice de la generación de enfermedades mortales, no debemos sólo apuntar a los laboratorios militares y su búsqueda de nuevas armas biológicas, sino que también es importante prestar atención a como los avances tecno-industriales y sus regímenes de explotación han puesto las condiciones propicias para el desarrollo y propagación de plagas. 
Desde sus orígenes la agroindustria ha puesto una enorme presión evolutiva a los virus y bacterias presentes en sus fábricas y granjas. La interacción y proximidad entre humanos y animales en industrias de explotación animal ha facilitado el paso de una enfermedad desde una especie a otra –salto zoonótico-, mientras que las cadenas de distribución de mercancías a escala planetaria han permitido la rápida circulación global de éstas. Las industrias de alimentos, por tanto, son responsables del aumento de la variación genética de peligrosas enfermedades al entregarles una amplitud mayor de ambientes socio-ecológicos en donde desarrollarse y evolucionar. Los circuitos mundiales de mercancías permiten una enorme cantidad de líneas evolutivas posibles, generando un caldo de cultivo ideal para el desarrollo de nuevas plagas que han visto como como una ventaja evolutiva una mayor virulencia en este contexto (1).
Por otra parte, la presión de la industrialización y el extractivismo mueve las fronteras de explotación constantemente hacia nuevos ecosistemas, el carácter totalizador del capital parece no dejar espacio en donde el medioambiente no se vea alterado por la actividad humana. La devastación ecológica ha reducido la diversidad ambiental con el que un bosque interrumpe las cadenas de transmisión de las plagas. A su vez, la conquista de nuevos ecosistemas locales altera actividades no industriales y que parecieran no estar directamente relacionadas a la industria, como por ejemplo, la caza artesanal que se ve forzada a explorar nuevos espacios con la llegada del agronegocio a sus espacios tradicionales, que obliga a cazadores a explorar nuevos ecosistemas, que abren la puerta a enfermedades desconocidas, cepas exóticas o anteriormente aisladas, que pueden propagarse con facilidad por medio de las cadenas de distribución planetaria. En dicha línea, hay compañerxs de la región china que hablan de plagas político-económicas, pues denuncian que es la agroindustria y el capitalismo los que abren la puerta a enfermedades potencialmente pandémicas con su expansión a nuevos territorios, siendo este el caso del coronavirus que habría encontrado su origen en la caza artesanal de murciélagos y serpientes en territorios antes no explotados (2). 
Extendida una epidemia en una población animal encerrada por la industria dedicada a su explotación, siempre prima el rendimiento económico en desmedro de la vida de los animales. Se contiene el virus sacrificando a toda la población dentro del área que se cree contaminada. Por ejemplo, en el caso de la gripe porcina africana del año 2019 la industria sacrificó aproximadamente ¼ de la población de cerdos a nivel mundial como forma de detener su propagación (3). El ejercicio es tan común que los tratamientos veterinarios para enfermedades virulentas resultan raros en animales de consumo humano. 
La producción en serie popularizada por Ford fue inspirada en los mataderos de Chicago. Las industrias imitan las prácticas que generan lo que ellxs llaman mayor eficiencia y eficacia, siendo la vida solo un número más dentro de la máquina capitalista. Los Estados viven de la explotación y el exterminio, su horizonte es la salud de la economía, jamás la calidad de vida de “sus ciudadanxs”. Pueden cerrar un colegio, pero mantiene centros comerciales y fábricas abiertas, con tal de no afectar los intereses económicos de lxs patrones.
Si la agroindustria posibilita la fácil propagación de nuevas enfermedades, la urbanización como la gentrificación reducen las capacidades de respuesta inmunológica producto del hacinamiento. Sumémosle la precarización de la vida -sea bajo el neoliberalismo o el modelo de capitalismo de estado chino- que se expande por el mundo y mantiene a enormes poblaciones en la desnutrición y bajo condiciones de insalubridad. Es decir, el modelo de mega-urbes de la actualidad también incide en la extensión de plagas cada vez más mortíferas. Allí donde el sistema de salud se ha negado a inmigrantes, se ha privatizado volviendo su uso un privilegio para ciertos sectores sociales y las camas hospitalarias son cada vez más inaccesibles para el común de las personas, es donde la tasa de mortandad se ha disparado cuando se ha enfrentado a la pandemia del COVID-19.

La estrategia de contención de la crisis

Sin apuntar a la raíz del problema, los Estados “reaccionan” a las crisis levantando muros -físicos y mentales-, buscando introducir lógicas carcelarias en la población. Llaman al aislamiento social con discursos del terror apuntando a sacar réditos que le permitan establecer un escenario soñado de control y restricción de la circulación apoyado por el miedo inmovilizador de la población. La derecha fascista da su solución: cerrar las fronteras y echar a los inmigrantes –incluso entregando nacionalidad al virus -como Trump, quien en sus notas sobre el coronavirus tacha “corona” y lo reemplaza por “chino”, el problema para él es un virus chino.
La respuesta estatal, por tanto, es contener los efectos económicos producidos por la pandemia. Se administra la muerte con tal de afectar lo menos posible a la bolsa. Como en varios otros sitios del globo, en la región chilena han sido lxs trabajadores quienes han debido presionar para efectuar una cuarentena efectiva. Sin embargo, ante el llamado a la huelga general para detener la pandemia, no debemos pasar por alto que lxs trabajadores independientes y lxs vendedores ambulantes han quedado totalmente expuestos en esta crisis, producto de su dependencia al ingreso diario que pueden conseguir. En una pandemia, un desastre ecológico, una crisis financiera, o cualquier calamidad que ponga a prueba el sistema económico-social, el Estado esconde el colapso del modelo capitalista generado por sus políticas ecocidas, pues apuntar al problema sería desmotar la maquinaria de explotación capitalista. En vez de generar cambios profundos nos lleva directo a los escenarios más distópicos, a la profundización del estado policial y nos invitan al egoísmo y el miedo a lxs otrxs.
En momentos en que las revueltas mostraban las grietas del modelo frente al empoderamiento popular, la pandemia ha sido la excusa perfecta para el oportunismo de lxs de arriba en su afán de recuperar el poder perdido. Sin embargo, y pese a que la crisis se ha utilizado por diversos Estados como una forma de militarizar la sociedad y avanzar en el control social no podemos dejar de señalar como ésta deja al desnudo las contradicciones propias del estado-capital, el cual difícilmente podrá dar una respuesta más allá de nuevos parches que eventualmente explotarán en nuevas crisis incluso aún más dramáticas. La contención para el Estado es minimizar y manejar la crisis, esconder su retroceso, ocultar su debilidad. En su oportunismo siempre se inclina por la “solución” que implique concentrar más poderes. Pacificación social y salud económica son sus prioridades y eso debemos tenerlo claro.

Sobre la revuelta y las posibles acciones a seguir

A 5 meses del inicio de la revuelta, la llegada del COVID-19 a la región chilena ha servido como un tanque de oxígeno para un gobierno que con menos del 6 % de aprobación recurría a diario al asesinato, las mutilaciones y la violencia política sexual. Marzo vio como las calles recuperaron la masividad pérdida en los meses de verano –los cuales, sin embargo, no tuvieron día sin importantes protestas- y se realizaron enormes manifestaciones contra el capital y sus instituciones; miles de estudiantes secundarixs realizando nuevamente fugas, evasiones masivas y tomas de liceos; históricas manifestaciones los días 8M y 9M que ponían en la mesa la urgencia de las demandas feministas; vecinxs a diario en plazas y espacios públicos se continuaban reuniendo y rearmaban el tejido social. En este escenario la pandemia fue un verdadero balde de agua fría para las comunidades en lucha y sus aspiraciones. 
El argumento de la peligrosidad del coronavirus alimento el discurso del terror de los medios de (des)información masivos, que nos llamaron al aislamiento social, que inevitablemente nos trajo a la memoria los peores años del régimen neoliberal chileno. Sin desconocer la emergencia sanitaria que implica la propagación del coronavirus -que en estos momentos toma la vida de miles a lo largo del globo- es importante destacar el oportunismo del gobierno, que buscando recuperar legitimidad para las instituciones y las autoridades, se auto-proclamo como el salvavidas de la crisis.
Los cálculos económicos motivaron que desde el Estado el cuidado sólo quedará en el discurso del miedo, pues la mayoría de las empresas continuaron funcionando y exigiendo la presencia de lxs trabajadores, incluso luego de que se declarase el estado de emergencia por catástrofe y los militares nuevamente salieran a las calles. Sin ir más lejos, el primer acto del gobierno en el estado de catástrofe fue cercar Plaza Dignidad y pintar los rayados de protestas, es decir, buscar borrar la memoria de la revuelta, mientras que se anunciaba por cadena nacional la reducción de impuestos para las empresas y el permiso de pagar los salarios con el fondo del seguro de cesantía -que es un ahorro de los propios trabajadores- vemos la continua aglomeración en el transporte público de personas que aún deben asistir a su trabajo. En tal sentido, la congelación de deudas u algún ingreso mínimo garantizado, como medidas que hemos visto realizar por otros Estados no parecen estar en las alternativas del gobierno chileno (4). Aunque sabemos que la respuesta a la crisis no vendrá desde arriba, creemos que lo anterior refleja la despreocupación total por la vida por parte del Estado chileno, pues como ha sido históricamente, la presencia de las Fuerzas Armadas en las calles se vincula más al cuidado de la propiedad y los intereses de lxs poderosxs, que a una preocupación real por la salud de las personas.
La primera respuesta al virus en la región chilena ha sido social y vino desde abajo. Fueron primero lxs trabajadores de la salud quienes denunciaron el verdadero peligro que significa la pandemia y producto de aquello se ha gestado una cuarentena social autoconvocada, en donde las millares de personas que protestaban en las calles buscando el auto-cuidado colectivo decidieron abandonar las manifestaciones masivas. La paralización en lxs trabajos, por su parte, ha sido solo posible gracias a las presiones de los propios trabajadores que denunciaron con cacerolazos y otras formas de protestas la necesidad de detenerse para no acrecentar el peligro. En momentos que se escribe este artículo, la población de Chillwe se encuentra en las calles cortando con barricadas los accesos a la Isla -que aun no tiene contagiadxs- bajo el lema: «aquí no decide el Estado, decide Chillwe!», denunciando las nulas medidas de seguridad de la industria acuicola.

Chile se levanta por la cuarentena

La sensación de muchos es de decepción y desánimo frente al repentino abandono de los espacios públicos. Con menor capacidad de maniobra, aun así, las comunidades continúan su lucha, los cacerolazos se siguen escuchando cada día, surgen espontáneamente cortes de rutas para detener a turistas que no respetan la cuarentena social o en contra de empresas que aun obligan a sus trabajadores a presentarse sin ninguna medida de seguridad. Por su parte, han comenzado los primeros motines y protestas en las cárceles frente a las nulas garantías para lxs secuestradxs del Estado y su mayor aislamiento y abandono sufridos por las restricciones de gendarmería para ver a sus seres queridos.
El principal desafío para la revuelta chilena, por tanto, es el posible efecto de desmovilización y atomización de la pandemia. En efecto, es la solidaridad en nuestras comunidades y barrios lo que urge mantener para evitar el efecto desintegrador por el que apuesta el gobierno. Si la revuelta ha durado 5 meses ha sido justamente por el apoyo mutuo gestado desde el 18 de octubre. La empatía y solidaridad entre vecinxs parecen una primera respuesta frente a la incertidumbre. Cuidar a las poblaciones de mayor riesgo para que no se expongan al contagio, gestar cooperativas de abastecimiento, impulsar huertos urbanos y apuntar a reconstruir nuestra soberanía alimenticia son pasos urgentes, más allá de la duración de la crisis. 
Ante la apatía de lxs privilegiadxs y su nulo cuidado para no propagar la pandemia -quienes han preferido seguir recurriendo a bares y centros comerciales, continuar viajando en masa a otras regiones y no respetar cuarentena alguna, aunque hayan estado en posibles focos de contagio en el extranjero-, es que debemos apoyarnos en nuestros círculos cercanos para salir adelante, porque solos quedaremos a merced del descriterio del Estado, el capital y sus representantes. Sin embargo, urge no caer en la retórica proveniente desde arriba que posiciona al contagiado como un bioterrorista, un nuevo leproso que apartar y aislar (5), que terminaría por extender y profundizar la sociedad carcelaria en la que vivimos.

Apoyo mutuo por la defensa de la Tierra

Frente a la incertidumbre de cuanto pueda durar la actual situación, pues el control del virus puede tomar meses e incluso pueden existir rebrotes que nos mantengan aislados intermitentemente, la mejor opción puede ser refugiarse en círculos de confianza, grupos de afinidad en donde consensuemos los riesgos que estamos dispuestos a tomar. El tamaño del grupo puede variar, pues muy pequeño puede que no nos saque del aislamiento y muy grande puede exponernos al contagio, lo importante es mantener el espíritu de fraternidad y apoyo mutuo, y poder accionar frente a las necesidades de nuestras comunidades (6). Un ejemplo pueden ser las redes de apoyo mutuo para lxs afectadxs por la pandemia que se han gestado en Europa y Norteamérica, grupos que ayudan a lxs ancianxs en sus compras, que reunen fondos para quien lo necesite, entre otras necesidades frente a la crisis. 
El golpe dado por el coronavirus a la economía está cambiando radicalmente las reglas del juego, y de seguro el mundo no volverá a ser como antes. Si bien, puede ser el inicio del colapso del capitalismo está claro que éste no se derrumbará solo y menos sin buscar llevarnos con él. En estos días, en que se ha parado la producción mundial de formas sin precedentes, en donde el flujo de turistas se ha congelado y los animales han retornado a sus hábitats frente al abandono de estos por los humanos, creemos necesario cimentar nuevas formas de subsistencia que consideren la autonomía y la ecología como valores trascendentales en nuestra búsqueda de dignidad y libertad.  
Esperanzadora es la reducción drástica de la contaminación a nivel mundial, que de seguro ha salvado millones de vidas humanas como de otras especies. Mientras nos recluimos en nuestras casas la naturaleza respira; la contaminación se redujo en grandes ciudades de China alrededor de un 30% y 50%, en Barcelona un 83% y en Madrid un 73%; en Venecia la ausencia de turistas a limpiado las aguas y en sus canales se vuelven a ver peces; en Cerdeña, se han logrado avistar nuevamente Delfines en sus costas; mientras en Santiago, se han visto Pumas diambulando en su sector oriente (7) (8) (9). Sin embargo, el respiro solo será momentáneo si volvemos a los ritmos de vida y producción antes de la crisis -e incluso puede haber un efecto rebote si la maquinaria capitalista en su afán de recuperar las ganancias pérdidas recurre con mayor fuerza a combustibles fósiles, por ejemplo. 
Puma deambulando por las calles de Santiago

La lucha por la defensa de la tierra, es la lucha en contra del agronegocio, y la industria capitalista en general, pues creemos es el único camino para detener el colapso ecológico y la amenaza a la vida. Que la revuelta continúe en el apoyo mutuo, a no detenerse, vamos hacia la vida!.
Gayi
Grupo Solenopsis / LaPeste.org
gruposolenopsis[arroba]riseup.net
25 de marzo, rimü
santiago, región chilena

Notas

(1) Rob Wallace, biólogo evolutivo y filogeógrafo especialista en pandemias señala, en tal sentido, lo siguiente:“La crianza de ganadería seleccionada y muy uniforme genéticamente elimina cualquier cortafuego inmune que pueda estar disponible para ralentizar la transmisión. Los tamaños y densidades de población más grandes facilitan mayores tasas de transmisión. Tales condiciones de hacinamiento deprimen la respuesta inmune. La búsqueda del máximo rendimiento, parte de cualquier producción industrial, proporciona un suministro continuamente renovado, el combustible para la evolución de la virulencia. En otras palabras, el agronegocio está tan enfocado en las ganancias que la selección de un virus que podría matar a mil millones de personas se considera un riesgo asumible.” Disponible en: https://marx21.net/2020/03/16/coronavirus-la-agroindustria-puede-provocar-millones-de-muertes/
(2) Contagio social: guerra de clases microbiológica en China. Disponible en https://lapeste.org/2020/03/giorgio-agamben-contagio/
(4) Ni mucho menos la nacionalización de ciertas industrias. Por ejemplo, el gobierno español nacionalizo la salud privada como forma de enfrentar la pandemia: https://www.abc.es/sociedad/abci-gobierno-pone-orden-consejerias-instalaciones-sanitarias-privadas-coronavirus-202003152113_noticia.html
(5) Ver: Giorgio Agamben. Contagio. Disponible en https://lapeste.org/2020/03/giorgio-agamben-contagio/

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Posted: 01 Apr 2020 05:00 AM PDT
Editorial
Muy buenas a todos/as. En primera posición y aunque suene a tópico pero gracias por estar otro número más leales a esta publicación que, como ya hemos comentado y nos reiteramos en otras líneas editoriales anteriores, no busca convencer ni mucho imponer a nadie, tan simple como que lo que buscamos es acercar nuestras heréticos anárquicos ideales, todo aquello que consideramos de interés ofreceros y expandir y propagar nuestra manera de pensar por el mero hecho de la felicidad que nos da el hacerlo. Aquí sólo imponen las urnas o las asambleas, y no es mucho menos estilo de este medio de expresión como ya saben y conocen.
Estamos ya absortos de abundante e ingente información acerca de la actual pandemia que estamos viviendo, tanto la del coronavirus, como la propia pandemia de la manipulación y la estupidez vinculadas a la repercusión de esta, con verdaderos monográficos informativos dedicados al asunto especialmente desde que el pasado Sábado se decretase en el estado español el estado de alarma que limita, criminaliza y tilda de potenciales apestados a todos los individuos residentes en esta tierra teniendo sólo permitido el salir a la calle sin compañía (a pie o en coche) para ir a trabajar, hacer gestiones, ir al supermercado, al banco o a la farmacia, un arresto domiciliario con la concesión de esta serie de permisos extraordinarios; las escenas más surrealistas y grotescas las teníamos desde la misma mañana de Domingo cuando asistíamos a las primeras escenas de las diferentes policías que conforman las diversas escalas administrativas del estado acosando a atletas callejeros, ciclistas y senderistas...por si fuese poco son abundantes también los modélicos ciudadanos que desde sus balcones y terrazas se dedican a abuchear y gritar como si estuviesen en un estadio de fútbol, a todo aquel vecino que se está dedicando estos días a tales actos de tamaña envergadura criminal como lo son hacer deporte, pasear el perro relajadamente mientras consumen un cigarrillo o darse tres vueltas a la manzana barra de pan bajo el brazo, no sólo se conforman con eso, sino que desde sus mismos balcones judiciales jalean bofetones policiales, tirones de pelo y demás actos denigratorios contra el ser humano y a los que dan rienda suelta (deleite y disfrute) amparados en el actual real decreto del estado de alarma, como digo con la complicidad chivato-vecinal , la misma que luego da aplausos (desde esos mismos balcones) de postureo a los servicios sanitarios todos los días a las ocho de la tarde y probablemente la única manifestación a la que muchos de ellos hayan asistido haya sido a alguna de esos neoliberales que les consideran privilegiados y meten el hachazo cuando tiene competencias económicas sobre ellos como ya está demostrado. No hay nada más triste e irrisorio que ejercer de parapoliciales o peones policiales desde los ventanales. Salud y disfrutad.

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León Darío
Editor de El errante

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Posted: 31 Mar 2020 04:52 PM PDT
 
Como todo ser vivo necesita ser social, aunque no le asusta la soledad, cual lobo solitario sin su clan.
Extravagante, alocado o alguien sosegado y "normal", no vive pendiente al que dirán.
Es observador, crítico y revuelto como el viento, siempre nutriéndose de conocimiento.
Muestra su repulsa al programa electoral, políticos del estado que a el no le van a  estafar.
De gustos sencillos y con un talante creativo, odia vegetar, quiere sentirse vivo.
No es un huraño encerrado en una caverna, sólo que se se mantiene alerta a cualquier intromisión externa.
Le parece un fantasma la humanidad, declara a su yo como principio y finalidad.
Cristianismo, igualitarismo, laicismo, marxismo... es infranqueable ante todo dogmatismo.
Propaga su idea haciendo agitación, difundiendo su pensamiento aunque no le den la razón.
Exprime sus cinco sentidos y disfruta con pasión,en lugar de esperar la utopía de la revolución. 
No busca convencer, no va a dar ningún sermón, se basta a si mismo como libre pensador.
Ni quiere esclavizar ni ser esclavizado, pero sabe que en patrón quiere convertirse el explotado.
Hablamos de él, en su plena integridad, opuesto al estado, la asamblea y la sociedad.
Hablamos de él, contra toda autoridad, contra la mayoría y la colectividad, hablamos de él como anarquista de la individualidad.
León Darío.
Nota: Artículo publicado (de mi autoria) en el noveno número de la revista "Solsticio".

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Posted: 31 Mar 2020 03:57 PM PDT
Esa clase obrera que hoy sólo existe en las mentes de un puñado de trasnochados marxistas,  ese concepto tan caduco y obsoleto que también penetra en los cerebros de muchos presuntos compañeros que se alinean con la izquierda en reclamar "mejoras salariales", "horas reducidas"...en el marco de "los derechos de los trabajadores" , hablando en nombre de un colectivo tan amplio que, hoy día, se siente tan alejado de aspiraciones e ideales izquierdistas, como cercano a posiciones liberales, cuando no postulados filo fascistas. La izquierda no es capaz de hacer auto-crítica en lo que a ella respecta.
El trabajador medio hoy día, al menos en lo que respecta al mundo urbano de la gran ciudad, no se siente "de clase obrera", se cree de "clase media", anhela poder llegar a puestos de mando en "su" taller o fábrica, y llegar el día de mañana a posicionarse en un puesto elevado que le permita (además de embolsarse "mucha pasta") explotar a sus hasta entonces compañeros de cadena de producción o mono engrasado.
Que el trabajador hoy día no siente ni por asomo su pertenencia a una "clase obrera" , una posición de izquierda o un "proletariado", es también tan evidente como las miles y miles de banderas españolas que hace dos años por el asunto del conflicto catalán o cada vez que la selección española disputa una competición  "engalanan" las terrazas de estas barriadas con rotundo sentir patrio.
La izquierda marxista que ondea la bandera del proletariado mundial, también nos pretende hacer ver que un ser humano, en otra parte del planeta, a pesar de no tener nada que ver contigo en su día a día, mantener formas muy opuestas de enfrentar la vida, por el mero de hecho de estar de auxiliar de una cadena de producción como tú lo estas en la tuya, es tu "hermano de clase", término muy vago y atrevido cuando quizás tu "hermano" se dedique al robo, al pillaje, sea un activo estafador, frecuente clubs de alterne en donde explotan a mujeres o consuma todo tipo de sustancias estupefacientes, a pesar de llevar una vida un tanto "extasiada" ese, para la idea marxista del proletariado y según sus moldes ideológicos, es tu hermano por manejar la misma carretilla elevadora o el mismo torno fresador que tu.
De esta forma, el marxismo despoja de toda unicidad al individuo y sólo lo considera una mera pieza en el engranaje de esa clase obrera, que hoy día sólo existe en sus carteles o planfletos monotemáticos. La "otra cara de la moneda" de este régimen capitalista en la que el individuo es un mero código de barras dentro de la sociedad de consumo y su feliz esclavitud asalariada.
Ambos ellos, marxismo y capitalismo, coinciden en despojar al individuo de toda identidad propia y única, de sus sueños, intereses propios, metas, espíritu...y lo convierte en un necesario subordinado a sus intereses.
El trabajador medio con su sueldo mensual, no quiere cooperar ni compartir nada con sus "hermanos proletarios" , quiere "salir de fiesta" y poder acceder a ropa de marca, buen coche y mejor casa, esa es la aspiración de el trabajador medio y que no sólo no siente ningún lazo solidario a sus "hermanos", sino que cada vez confía más en la democracia parlamentaria y además lo hace a formaciones políticas que les inculcan que los "inmigrantes quitan el trabajo a los españoles" como mismamente ha pasado aquí en el estado español que la opción política fascista de moda (para que más "publicidad"...) ha arrasado como tercera fuerza electoral, cosechando buena parte de ese triunfo o en estas barriadas tan proletarias y con tanta conciencia de clase (tengo activado el botón de irónico, evidentemente).
Para ir concluyendo mi texto, es justo decir que aunque hoy día "clase obrera" sea un concepto frecuente en boca marxista, conquistas como la jornada de ocho diarias y tantos otros logros laborales, realmente se los debemos (y se los deben) a los cientos de miles revolucionarios y anarquistas que tomaron parte en la llamada "Revuelta de Haymarket", iniciada un 1 de Mayo de 1886  (hoy conmemorado en casi todo el planeta por plataformas sindicalistas, muchos de sus miembros desconociendo este origen y en donde es más coherente, y lógica por ende la participación de las organizaciones anarco sindicalistas que las de la izquierda) , con intensa duración de varios días cargados de huelgas, paros y movilizaciones, y que culminaron con el ahorcamiento y la prisión perpetua contra los hoy denominados "Mártires de Chicago".
León Darío.

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Posted: 31 Mar 2020 06:27 AM PDT
Las empresas y los empresarios lloran y lloran libre mercado, flexibilizando los derechos laborales hasta volverlos un negocio que le venden a sus mismxs trabajadorxs. Luego pasa algo que inhabilita a la población consumidora, que al mismo tiempo es la población trabajadora.
Las personas al verse imposibilitadas de consumir, y de generar ingresos para ese consumo, sienten los síntomas de la abstinencia. Entre estos síntomas necesitan asegurar los servicios mínimos que debiesen tener a modo de derechos sociales
Las empresas que crearon las otras empresas, para vender derechos sociales, colapsan. La inversión en calidad de servicio, dada la poca regulación y legislación respecto al tema, siempre es mínima respecto a las ganancias y a la cantidad de gente usuaria a la cual le debiesen garantizar un servicio.
Es cuando nos damos cuenta que nuestra cultura no se arraiga a una comunidad, sino a un individualismo compartido sustentado por el mercado que nos vende el lugar social y económico al que pertenecemos y podemos acceder.
Las empresas colapsan, no tienen consumidores por lo tanto amenazan con despedir empleados, que son al mismo tiempo sus consumidores. Las pymes colapsan, no tienen empresas que derramen sus excedentes en los microservicios que le entregan a la clase trabajadora.
El flujo se detiene, las clases altas aseguran sus ingresos y cortan el paso de dinero a las clases subalternas, dinero que circula fugazmente por las manos de diferentes actores de las clases trabajadoras, incluso las que pretenden un trabajo autogestionado por fuera del mercado oficial
Entonces vemos que cuando se detiene la producción de nuevo excedente (nueva riqueza), las “nuevas expresiones de la economía” solo son una cadena que alarga y engorda las ganancias que vuelven, de una u otra forma, a las clases dueñas de los medios de producción.
Se une todo. Empresas sin gente a la que venderle su producción y personas que necesitan trabajar para consumir que temen perder sus trabajos por la falta del mismo.
¿Cual es el tercer actor en juego? El Estado.
El Estado, como actor social y económico de una sociedad, está manejado por un gobierno. El gobierno decide como accionar y usar el poder de ese Estado para controlar y equilibrar el funcionamiento social, desde lo económico hasta lo simbólico y cultural.
Si el Estado NO HIZO una buena labor en esta gestión de control y equilibrio del funcionamiento social, cuando vienen las crisis entre los dos actores anteriores, no puede hacer nada más que ver como el conflicto se desarrolla a niveles que no puede manejar ni gestionar.
En el caso Chileno, el gobierno post dictadura, en alianza con las clases altas enriquecidas por el pinochetismo, SIEMPRE desequilibró a favor de las clases empresarias, dueñas de los medios de producción (por lo tanto acumuladora de TODO el excedente que genera un país). Generó una discursiva mentirosa que se basó en la felicidad por medio del consumo y el acceso a productos fetiches. Impuso una identidad que implica ascenso social y posición social como dos pilares de la normalidad y el (supuesto) poder.
Pero esa rueda funcionaba SOLO con un mercado permanente, donde el excedente circulara, donde el Estado reprimiera cualquier intento de la sociedad civil por exigirle que garantizara prestaciones relacionadas con los derechos sociales que el mismo Estado debería garantizar.
El gobierno debía parecer que sabía que estaba haciendo, así que para “garantizar esas prestaciones” que le correspondía por ley, subvencionó a las empresas para que “las hiciera por un precio accesible” y con ello generar “un pago diferenciado a quienes no pudisesen pagarlas”. O sea, el flujo no se cortaba, y encontraron una forma de acumular la riqueza guardada en el Estado, riqueza de un país para enfrentar gastos sociales ahora estaba a disposición de las clases millonarias para que ellas hicieran con ese dinero lo que quisieran, lo gastaran individualmente para generar más riqueza individual y menos riqueza social o colectiva.
Entonces el gobierno, para no ser evidente, decía que ganábamos todxs por medio de los impuestos. Que si le iba bien a ellxs, nos iba bien a nosotrxs, porque el Estado es un MAL ADMINISTRADOR DE LA RIQUEZA DE UN PAIS.
¿Y que tenemos actualmente? Malas prestaciones, malos servicios, mala administración de la riqueza social de un país. Tenemos población empobrecida y endeudada, uno de los mayores índicadores de desigualdad de la región.
Así estalla un movimiento que pide DIGNIDAD. Una fuerte palabra que detrás de ello trae consigo una relación que va más allá de consumidores dentro de un sistema.
Entonces nos toman de “rehenes” del mismo sistema que supimos sobrevivir. El gobierno pide calma, pide que volvamos a trabajar en condiciones precarias para sostener el sistema económico. Básicamente nos amenaza con quitarnos todo lo que tenemos ahora, porque sino las empresas se irán, el derrame del excedente se corta, y por ende lo poco que podemos disfrutar del flujo de consumo entre las clases subalternas, nos lo tendremos que pelear entre nosotrxs.
Nos amenazan simbólicamente con quitarnos el fetiche que supimos consumir.
Pero resistimos, nos damos cuenta como clase trabajdora que los fetiches quedan en segundo nivel cuando necesitamos los derechos sociales que no están garantizados. ¿De que te sirven los bienes materiales cuando tienes que venderlos para acceder a derechos que debiesen estar garantizados por el Estado?
La empresa no resiste, SE RESISTE a ceder excedente, ganancia, riqueza. Entra en intrigados círculos legales y ocupa toda su capacidad mediática para seguir convenciendo a la sociedad sobre una “normalidad” que se pierde.
Entonces llega una pandemia. Todo se debe detener.
La empresa ya no puede apelar a un discurso mediático, no puede condenar la protesta, no puede ocupar argumentos políticos ni puede amenazar a una sociedad que corre riesgo vital.
El gobierno está en aprietos, su capacidad de gestión se ve en jaque. No tiene la capacidad de asegurar los derechos sociales, la empresa no le responde y no le permite tocarla, las clases trabajadoras le exigen de manera cada vez más ferviente sus prestaciones, ya no solo la prestación en si, sino de calidad y con rapidez, le exigen una prestación a la altura de un consumidor, ya no entenderá cuando se apele a su condicion de “ciudadanx” para “esperar soluciones” o “que entiendan que el Estado no puede gastar irreposponsablemente.
La gente observa de manera directa e impotente, que las clases altas, dueñas de los medios de producción y del excedente de la riqueza, acceden a las mejores prestaciones habiéndose enriquecido con dinero del Estado o a costa y complicidad de un gobierno que lxs favoreció.
El gobierno no puede mediar. El Estado está sumamente despotenciado, su riqueza solo se basa en lo que le deja y derrama el excedente de las empresas que están explotando al territorio nacional.
El gobierno es incapaz de manejar el Estado al nivel que la clase mayoritaria, la clase trabajadora, le exige. Las empresas no quiere soltar ni el poder, ni su riqueza acumulada.
El gobierno no sirve.
Por lo tanto queda el enfrentamiento entre la clase trabajadora y la empresaria. La clase trabajadora se organiza, boicotea, reclama. De a poco va soltando el discurso del rehen. Entiende que la precarización es anterior a cualquier situación que desde los lugares de "poder y privilegio” se reclame como “anormal”. Cualquier lugar de aparente privilegio basado en el consumo son precarizados y frágiles. Nunca tuvieron nada, porque cuando les falta algo tienen que entregar en ofrenda todo lo que “tienen” para salvar lo mínimo que necesitan.
Al empresariado la democracia le vuelve a quedar inútil. No puede volver a producir si no es bajo términos ilegales (cosa que de igual manera intentará hacer y hará en la medida de sus posibilidades). Alegará pérdidas millonarias, inversiones sin retorno esperado y márgenes de ganancias no cumplidas. Le pedirá al “Estado” que lxs salve, drenando las últimas riquezas que le quedan, aprovechándose para pedir prevendas que antes no habían podido, querrán explotar irresponsablemente y bajo términos depredadores las tierras que a duras penas les han sido negadas. Reclamarán que sin ellos la economía no puede sobrevivir. Gritarán amenazante que son el pilar fundamental del funcionamiento social siendo los culpables de haber construido la fragilidad con la que el sistema mismo se derrumba al primer problema ajeno a sus posibilidades de control.
Llorarán sus quiebras, sus supuestas pérdidas, y no pagarán nada de lo que dicta la ley deben pagar. Se irán con toda su riqueza y excedente a otro lado, y volverán a reinvertir en algun lugar que les asegure la ganancia que buscan a costo de otra población que puedan explotar.
La clase trabajadora va de a poco destapando el velo que le impusieron en dictadura, entienden que la trampa del consumo son cadenas y que la mentira de la producción es una estafa para que unxs pocos se queden con la riqueza que producen muchxs.
Vuelven a creer en los derechos sociales, vuelven a pensarlos como prestaciones importantes. Cuando todo lo material se vuelve humo, tenemos que sostener los derechos básicos y sus prestaciones mínimas, garantizar su funcionamiento por fuera de los privilegios que nos separan y que se hacen evidentes en el capitalismo de acumulación.
Finalmente ¿cual es el problema de no percibir ingresos en la actualidad para una sociedad capitalista como la Chilena? La mayoría de la poblaión que no se puede pagar los créditos y las deudas, creando mayor excedente especulativo, ese que no existe, pero que enriquece aun más los centros monopólicos financieros. Somos un país que va detrás de su real situación económica, la real no tiene dinero entonces nos reflejamos en aquella que toma prestado dinero de un futuro incierto, donde el problema “se verá mañana”. En este escenario, no pagar una deuda genera mayor empobrecimiento de la mayoría de las personas, ya que la deuda aumenta vía intereses, vía gastos administrativos, vía desvalorización del producto adquirido.
La mayoría de la población, endeudada y sin posibilidades de endeudarse en este momento, ya no tiene liquidez para aportarle a la economía local que suele usar, y por ende, no hay traspaso de dinero entre las clases trabajadoras. Ojo, ese dinero tiene menor valor que el normal, dado que un dinero proveniente de un préstamo, vale menos que uno adquirido vía directa. ¿Por qué? Si cada mil pesos que presto, debo pagar mil trescientos, entonces lo comprado con esos mil pesos me cuesta 300 pesos más, y esos 300 no se traspasa a la persona qué, por ejemplo, le compro la galleta, sino que por cada transacción proveniente de un préstamo, hago 300 pesos más rico al dueño de los intereses y ganancias de la entidad bancaria que me prestó ese dinero. ¿Cual fue su esfuerzo? ninguno ¿Somos más pobres? si, todo nos cuesta mas caro. Si no tengo trabajo para cubrir aquello, sigue aumentando mi deuda y, por ende, todo se me vuelve más caro siempre, al punto que comprar comida, prestaciones de salud, bienes necesarios, se hace difícil, porque sin liquidez no se puede acceder a ningún mercado de prestación de servicios, ni siquiera los básicos, ni siquiera los que miente el gobierno con sus “subsidios”.
Las capas medias de la economía, esas que no venden su trabajo al mercado pero tampoco pueden dejar de producir, que se componen generalmente de vendedores y pequeñas pymes, no tienen liquidez tampoco. No tienen dinero para invertir y producir, no tendrán liquidez para sobrevivir. Sus consumidores no tienen dinero, porque no tienen trabajo, porque no están produciendo. Deben intentar minar de cualquier lugar algún recurso que les permita no empezar a comerse su propia inversión. Su dinero vale tanto como vale el negocio que poseen, y su negocio vale tanto como pueda ser relevante y consumible en la sociedad que habitan. Si no hay dinero, no hay consumo, y estas capaz viven y sobreviven gracias al consumo diario.
El resto, aquel que no tiene deudas y posee capitales fijos que pueden explotar sin la necesidad de vender su trabajo, lo más grave que les puede pasar en este tiempo sin percibir “ingresos” es que no podrá consumir bienes suntuarios o de lujo. Esa gente, con mayor visualizaciónen redes sociales y que tiene mayor alcance mediático, se queja de un privilegio actualmente irrelevante.
La pregunta se vuelve a cambiar y muta a ¿cuanto podemos sobrevivir sin percibir algun sueldo o ganancia? ¿Quien gana?
Depende del lugar que habitemos, depende de cuanto hayamos acumulado, depende de nuestra propia habilidad y voluntad cultural respecto al consumo, al colectivo y a lo comunitario.
Depende si tendremos que construiremos sobre las ruinas de un sistema capitalista destruido por la propia mano de su ambición, o si nos obligarán a construir de nuevo sobre las espaldas de lxs compañerxs muertxs y disciplinadxs por el poder, por el dinero qué financia la muerte de muchxs, para el goce material de unxs muy pocxs.
Carlos F. Martínez

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