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martes, 16 de marzo de 2021

Tinkunaco 0324/21 - Re: Boletín diario del Portal Libertario OACA

 

Boletín diario del Portal Libertario OACA



  • Azarosos
  • [Vídeo] Violencia racista institucional en Las Raíces
  • Cartelito ilustrativo sobre el Plan Pandemia (14ª Parte)
  • [Libro] Cronstadt. Su significación en la revolución rusa
  • [Cómic] La otra biblia
  • (Ex)Presión Nº 32
  • [Poemas] La Leyenda de Los Gorriones VII
  • [Libro] Deporte: Atípica mafia, "legal" y considerada positiva
  • Lucha trans y anarquismo queer. Desbaratando dogmas (trans)feministas por la liberación total

Azarosos

Posted: 15 Mar 2021 11:56 AM PDT

“Si la historia es con frecuencia una realidad confusa

 es porque la parte del azar ocupa una posición muy grande” 

 François Simiand sociólogo y economista

Somos azarosos. Todo surge por las probabilidades y de posibles acontecimientos que cristalizan y se suceden en un tiempo fragmentado por peldaños de evolución. El significado etimológico de la palabra Azar proviene del árabe Al-Azar: El Dado. Voy a exponer algunas opiniones de filósofos e historiadores que a lo largo y ancho de la historia reivindican al azar como parte de la realidad que la configura, como nos explica el profesor Miguel Ángel García Álvarez en la conferencia El Azar en el centro de investigación de Cimat el 30 de abril de 2013. “Los conceptos de azar y probabilidad son fundamentales para su constitución. El hombre necesita la idea de azar para entender el universo por lo que este concepto se halla presente en la evolución de la ciencia, desde las primeras cosmologías de la antigüedad hasta las teorías más complejas de la mecánica cuántica”. Se hace mención en esta conferencia a la mitología del Popo-Vuh, libro sagrado de los mayas donde se representa la creación del mundo que está sujeta en determinado momento a la suerte y el azar. Cuando los griegos empezaron a poner explicaciones naturalistas del cosmos, el concepto del azar empezó a cobrar un significado más profundo, aseguran. Como ejemplo recurren a Epicuro (341-270 aE) que añaden, fue más lejos. Para el filósofo griego los átomos que componen los cuerpos no se organizan por un plan divino sino por perturbaciones en movimiento que producen combinaciones de todo género. Asombroso, si pensamos en el tiempo en el que se formularon estas palabras sobre la existencia y la función que incluso antes que Epicuro ya dilucidaron otros sobre las partículas atómicas. El azar tuvo sus detractores y críticos absolutos en la corriente filosófica determinista que consideraba al azar fruto de la ignorancia y de estar poco informados quienes lo defendían, hasta que Henrí Poincaré consideró que el azar no es ignorancia o limitado conocimiento, sino una parte de la misma configuración de la realidad. El filósofo Michael Focault aglutina todas las disposiciones que reivindican el lugar que le corresponde por hecho y derecho al azar, defiende que: “Las fuerzas de poder presente en la historia no obedecen ni a un destino ni a una mecánica sino al azar en la lucha… aparecen siempre en el conjunto aleatorio y singular del conocimiento en la discontinuidad en el juego azaroso de la emergencia de lo nuevo del acontecimiento”. Con estas breves, pero no por ello menos intensas y reveladoras opiniones que expresan atesoradas los filósofos e historiadores sobre El Azar, voy al origen donde todo comenzó en el fondo del océano para entender el alcance de participación azarosa hasta el lugar más remoto de este concepto mal comprendido en algunos momentos y del que surgió o dónde cayó desde el cielo profundo por los meteoritos que transportaron esa primera semilla de vida que durante mil millones de años colonizó en solitario un organismo unicelular nuestro planeta. Hasta que una de estas células uniformes, aún no se sabe si fue por un tropiezo accidental o por algo personal que se guardaba, que provocó aquel primario incidente en el que una de ellas acabó dentro de la otra y desde entonces los organismos unicelulares fueron superados y sustituidos por nuevos organismos multicelulares que aún precisaban de un ingrediente químico-orgánico para poner en marcha el reloj evolutivo, con la selección natural que cultiva a todas las criaturas animales y vegetales la madre naturaleza. Desde entonces no ha parado. Ese ingrediente químico, argumentan  algunos científicos, produce la quimiosíntesis y que otros organismos llamados arqueas parecidas a las bacterias transforman los elementos químicos tóxicos en energía, que permite a algunos animales vivir cerca de las fumarolas o chimeneas, descubiertas en 1977, que se forman en lugares cercanos a la actividad geológica característica que hay en el entorno de un volcán.  Es posible que con la ayuda de las arqueas, en el proceso de quimiosíntesis se encontrara con un organismo multicelular y fuera, por así decirlo, polinizado cuando es expulsada la sustancia a través de las chimeneas que se forman por una grieta bajo el suelo del fondo marino que libera magma y gases que emanan los vapores químicos que viajan por las arterias de una zona con actividad geológica cerca de un volcán. La temperatura del agua que rodea a la fumarola alcanza una temperatura de 400 grados. Estas condiciones hacen que se forme la sopa perfecta que nace en esa sinergia capaz de desarrollar la vida que nos conduce, posiblemente, a la cadena evolutiva. La suma de sucesos espontáneos hicieron posible el relato de la vida en La Tierra. Entre los últimos 2 y 2,5  millones de años se calcula que transcurre el periodo que los homínidos hicieron un cambio de dieta básicamente herbívora por otra dieta omnívora en la que la carne ocupó su base alimenticia y la de algunos vegetales ricos en carbohidratos que se encuentran en tubérculos y en algunas leguminosas. El consumo de carne de manera habitual y la estrecha relación que tiene en su ingesta el uso oportunista de herramientas que facilitó el proceso de masticación, se debe a que los homínidos de ese periodo tenían los dientes demasiado pequeños para poder desgarrar y masticar la carne cruda, dura por su tejido de tendones y nervios para lo que su mandíbula no estaba concebida para ello por su poca fuerza de mordida. Por estos motivos tuvo que ayudarse con instrumentos de piedra afilados que les facilitó poder cortar en trozos adecuados a su masticación e ingesta de carne. Con piedras para machacarla o con las que romper los huesos que contienen el tuétano, un superalimento con el que contaron nuestros ancestros y que sabían estaba en el interior de los huesos. La carne no se cocinó hasta hace 500.000 años, mucho tiempo después. Actualmente son muchos los científicos que creen que fue debido al cambio de dieta la causa por la que los homínidos desarrollaron la inteligencia. Hasta aquí parece que nadie cuestiona esta hipótesis que responde a muchas dudas sobre esta cuestión dentro de la comunidad científica. Sin embargo, en lo referente al crecimiento del cerebro parece que no está claro que se deba ser más inteligentes al crecimiento en el tamaño del cerebro y ese crecimiento, tal vez, debiera tener más relevancia atribuírsele a su cualidad y calidad cognitiva. Ahora bien, se requiere para su desarrollo un alimento que aporte mucha energía y la carne hace las veces de esa exigencia conteniendo proteínas, grasas y vitaminas esenciales como la B12 que sólo se encuentra en ella o en alimentos de origen animal como los huevos, la leche o el queso: también en algún alimento de origen vegetal como las algas marinas. Se aventuraron a explorar el territorio caminando erguidos, bipedos, antes del cambio de dieta, del refuerzo proteico que fortaleció de forma extraordinaria la inteligencia humana y que confirma ser otra la causa por la cual adoptaron los homínidos el bipedismo, como la que defiende la teoría del esfenoides que sucedió por bien distintas razones, como argumenta la paleoantropóloga Anne Dambricourt a la que muchos científicos internacionales han aplaudido y reconocido su sorprendente investigación. Hasta el punto de sugerir algunos que se la concediera como reconocimiento la medalla de la academia francesa de la ciencia, que así ha sucedido; sin duda, por la aportación de su descubrimiento que es muy importante para la comprensión de la evolución humana. Como la escritura evolucionó por nosotros, y nosotros lo hicimos por la naturaleza. De este modo se viene haciendo desde que salieron nuestros ancestros de su cuna originaria en el continente africano, hasta llegar a los rincones inexplorados del planeta en un lento proceso de adaptación y de supervivencia. De voluntad por saber qué hay más allá de la lejana línea del horizonte, dejando atrás la seguridad del único lugar que conocían, por lo desconocido y más peligroso. Otro descubrimiento que sacia nuestra humana sed que imprime preguntarse un por qué, hace del conocimiento una necesidad para el humano que siente la ignorancia como la peor de las soledades. Por eso, descubrimientos como la teoría del esfenoides y el bipedismo de la paleoantropóloga francesa Anne Dambricourt, es tan  importante como original para la comprensión de la evolución humana, nos hace sentir más acompañados. La investigación sobre el cambio de dieta de los homínidos realizada por el científico de la Escuela Normal Superior de Lyon, Vicent Batler, manifiesta lo siguiente: "La primera ventaja de comer carne es que para el desarrollo del cerebro, que es el sello distintivo definitivo de la evolución de los homo, se requiere comida de gran calidad." -Y matiza que, "el panorama es probablemente diferente hace 1,5 millones de años los Homo se especializaron en principio en comer carne, pero es probable que después también comiesen plantas”. el estudio en el que participa realizado por la Universidad de Wits, en la ciudad de Johannesburgo, Sudáfrica. Los primeros ancestros humanos tenían una dieta más variada que la actual y los alimentos que ingerían los géneros Australopithecus, Paranthropus y Homo. Esto ha sido posible gracias al trabajo de un equipo formado por el director del Instituto de Evolución Humana de este centro universitario, el profesor Francis Thackeray, junto a otros científicos como Vincent Balter, José Braga y Paul Sabatier pionero por la fuente en la que basa sus conclusiones, que es sobre los niveles del estroncio que es el más escaso de los metales alcalinotérreos en el esmalte de los dientes para contrastarlos entre homo y paranthropus y en homo eran superiores los niveles de estroncio y bario lo que evidencia un consumo elevado de los homínidos en carne y la causa directa que tuvo en el crecimiento del cerebro. La inteligencia es la cualidad extraordinaria por la que destacamos del resto de animales y se atribuye tras el cambio en la dieta de los homínidos que era herbívora en paranthropus, combinada con frutos y plantas en los australopithecus que comenzaron primero a consumirla y la omnívora del homo en que es su base principal en la dieta donde se potencia y aumenta el tamaño del cerebro. En mi opinión la teoría de la dieta hace crecer al cerebro, al órgano, que se sigue estudiando esta posibilidad, sino en la profundidad cómo crece en realidad y es en su esencia, su sustancia que diría Descartes. Es en su jugo el atributo que concede la calidad a su contenido cognitivo. Podemos decir que nuestra inteligencia se activó de manera exponencial entonces por el cambio radical de la dieta. Otro descubrimiento que aportaron las investigaciones llevadas a cabo en el yacimiento arqueológico de Atapuerca, en Burgos, la realizó el paleoantropólogo José Luis Arsuaga y su equipo que dio a conocer  en 1997 el hallazgo del cráneo Nª5, que aporta otro eslabón a la cadena de la evolución humana con el nombre del género Homo Antecessor.

Fue datado de hace 900000 años, siendo hasta hoy el neardental más antiguo hallado en el continente europeo, y que constataron en sus investigaciones posteriores que estos individuos ya realizaban ceremonias rituales en los enterramientos de sus muertos que evidencia claramente que ya poseían conciencia; que tenían un  sentimiento consciente en ellos sobre el misterio que envuelve a la muerte, a lo desconocido, al reaccionar con muestras de respeto, de  veneración, añadiendo a sus actos funerarios el simbolismo de las ofrendas a los que mueren y de este modo la muerte pertenece ya a otro escenario; el de un mundo a parte que representa lo que no vemos ni comprendemos, que es diferente del mundo que reconocemos y que  despiertan cada día nuestros cinco sentidos más el otro que intuimos. Es posible que  los homínidos observaran los cambios periódicos de la Luna y que relacionaran, por una coincidencia, con los movimientos migratorios de las manadas de animales y que sucediera azarosamente en la misma fase lunar. Lo que hoy sabemos y entonces, lógicamente, no se comprendía, era que estaban creciendo por algo que es la antesala de todas las respuestas: La Duda, que entonces, para los homínidos, posiblemente, como mucho fueron sólo sospechas instintivas, que puede que comenzaran a relacionar por su capacidad de retener la información y recordar los sucesos: La Memoria. Los homínidos, erguidos y con paso firme, más que nunca, ya caminaban hacia nosotros. La cualidad de su extraordinaria inteligencia les posibilitó soñar que podían capturar vivos a los animales salvajes y criarlos en cautividad, domesticarles, sin tener que perseguirlos y darles caza en situaciones muchas veces de peligro en las que algunos individuos perdían la vida y otros quedaban malheridos con secuelas que arrastraba de por vida. Esa inteligencia les hizo ganaderos al domesticar a los animales como al ganado que le procuraba leche y carne. También se hicieron gracias a la inteligencia agricultores, sembrando cereales y otros vegetales que antes tenían que recolectar silvestres y de manera dispersa. Consiguieron tener cerca lo que antes estaba lejos y disponer de tiempo y  energía para crear, inventar, es decir, para sacar músculo gris que les concedió el nuevo estilo de vida. Las ventajas que les proporcionaba y que les negaba la vida nómada; siempre provisional donde estaban expuestos a las inclemencias del tiempo y al entorno hostil que les hizo temerosos y vulnerables. Las nuevas condiciones eran fruto del progreso que gracias al conocimiento ya no era solo cuestión de una simple suma y resta, sino de hacer multiplicaciones complejas y de divisiones que por los logros alcanzados les hizo tener otra  percepción de la existencia y en un espacio idóneo destinado a la creación humana que más tarde llamó arte en la más amplia expresión de la palabra donde se aglutina a todo aquello que surge cuando damos rienda suelta a los sueños de los que fluye la inspiración.

De tribus a etnias, a pueblos, de ciudades-estado a naciones e imperios 

Aunque las dos civilizaciones que más destacaron por su desarrollo en el pasado, fueron la sumeria y la egipcia, ambas aún tienen sombras que nos impiden conocer todo de ellas, tal vez, sea la sumeria la más desconocida a pesar de ser los inventores de la escritura y de los números y de llegar hasta nuestros días su legado en una vasta información que ha preservado intacta en forma de tablillas de arcilla donde se conservó abundante información escrita  y protegida por la acertada elección al utilizar este soporte, que de haberse escrito sobre cualquiera de los conocidos no hubiera sobrevivido al paso de los milenios y que gracias a estas tablillas ha perdurado en un estado admirable, pero al tratarse de una  lengua aislada hace que sea muy compleja su traducción que, sin embargo, poco a poco se va esclareciendo cómo fue su sofisticada estructura social ampliando el conocimiento de su cultura, de sus ciudades-estado que se estima que se inició 7500 años aE y su procedencia estuvo próxima al Mar Caspio, sin que sea ésta una confirmación ya que la civilización sumeria se va conociendo a medida que se va descifrando su lengua aislada de la que aún se sabe poco a pesar del ingente legado que se ha conservado sobre todo por las tablillas de arcilla que han soportado milenios y tragedias, el paso del tiempo. Sin embargo, sabemos que la civilización sumeria transcurrió en Mesopotamia, lo que hoy conocemos como Irak. Su apogeo cultural y de mayor desarrollo se produjo en las ciudades-estado. Dominaron el cobre hacia el 4000 aE. y el bronce hacia el 3500 aE. También hay constancia de un periodo en que fue gobernada por un consejo de ancianos y de otro periodo que fue gobernado por algún líder al que llamaban, El Gran Hombre. La ausencia en el entorno de piedra hizo que su arquitectura en cuanto a las grandes construcciones tuvieran que hacerse con ladrillos de arcilla, del que llegaron a ser grandes expertos y los edificios de mayor envergadura se destinaron a los templos. Eran amplias plataformas con una altura de tres plantas que recuerdan a las pirámides Mayas, pero planas, de poca altura a las que llamaron Zigurats. Los sumerios se adelantaron a las civilizaciones más desarrolladas que conocieron  más tarde, La Rueda, cuando otras grandes civilizaciones aún desconocían como los egipcios, constructores de grandes pirámides y complejas, el arte de la momificación. Que trasladaron bloques de granito por otros medios que no fueron la rueda y su escritura se basa en jeroglíficos, que lejos estaban de ser un abecedario de letras que combinadas crean palabras con las que dibujar  pensamientos y soñar lo que sentimos sin olvidar que nos hablan también entre las líneas de las frases y con el silencio. Cuando se pregunta por la tardanza en descubrir la rueda, se suele contestar que se debe a que en la naturaleza no hay ruedas…

Nietzsche y el lenguaje poético

Cuando descubrí hace unos años al filósofo alemán no conseguía comprender nada de lo que leía. La primera impresión que tuve de su filosofía me pareció un verbo abstracto escrito por el autor para que no se entendiera… Porque no supe leer entonces en qué lenguaje estaba escrito leyendo sus palabras como se lee una novela de horizonte lineal y literal que no suele alterar ningún concepto ni estimula con el sueño más allá de las palabras que uno lee. Un dictado que me parecía relatar lo que no lees, hasta que lo vi claro. Antes de filosofar Federico fue un brillante filólogo que es su verdadero y hermoso oficio de, -amante de la palabra-, que más o menos significa filología en griego antiguo. Es obvio que siendo como era un -neurocirujano- en el sentido de experto del lenguaje que escogiera entre todos el mejor para expresar su caudaloso y colosal pensamiento sin tener que recurrir a un espacio extenso donde algunas menciones se pierden enterradas por una retórica insolvente donde extenderse demasiado acaba aburriendo al lector. Nietzsche sabía que sólo un lenguaje permite comprimir reduciendo las palabras sin alterar el argumento: El Lenguaje Poético. Al parecer Nietzsche compró una máquina de escribir danesa, por motivos de salud por el deterioro de su vista, en concreto la Writing Ball Malling-Hansen, que eligió entre otras, las primeras que competían en aquellos años de la segunda mitad del siglo XIX que fueron comercializadas, por la que se decantó, tanto por su diseño como por su funcionalidad, que parece hacer un guiño al futuro de las computadoras. Pero como ocurre con otros inventos a pesar de considerar a la máquina danesa mejor que la norteamericana Remington, no pudo competir con una publicidad y distribución fuertemente financiada que acabó por superar en el mercado. Tiempos que estaban llegando con el segundo milenio y se despedía a la tecnología de la Era Analógica del siglo XX para dar la bienvenida a la Era Digital del siglo XXI. Heinrich Köselitz, un compositor amigo del filósofo alemán, le comentó en una carta el cambio que notó se había producido en su escritura con el uso de la máquina y le dice: “Puede que con este nuevo instrumento te adaptes a nuevos giros idiomáticos”. En la misiva le transmite de ejemplo su experiencia, asegurando al filósofo: “Los pensamientos azarosos musicales y verbales a menudo dependen de la calidad de la pluma y el papel”  A lo que en otra carta Nietzsche le contestó: “Tenéis razón. Nuestros útiles de escritura participan en la formación de nuestros pensamientos“.  

“Nuestras percepciones no se basan en razonamientos inconscientes sino en tropos. El proceso original consiste en identificar lo semejante con lo semejante -en descubrir una cierta semejanza entre una cosa y otra-. La determinante para nuestro conocimiento, luego el ritmo para nuestros oídos. Nunca llegaríamos a una representación del tiempo partiendo del ojo, ni del espacio partiendo del oído. La sensación de casualidad corresponde al  sentido del tacto.” Nietzsche 2000:219-220 Para el filósofo el azar es como la metáfora de un lanzamiento de dados de la naturaleza y que se interpreta desde el concepto del caos. Con sus propias palabras nos dice su por qué: "Debes tener caos dentro de ti para dar a luz a una estrella danzante". 

Benjamín Lajo Cosido

memorialista


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[Vídeo] Violencia racista institucional en Las Raíces

Posted: 15 Mar 2021 11:27 AM PDT

 

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Cartelito ilustrativo sobre el Plan Pandemia (14ª Parte)

Posted: 15 Mar 2021 11:20 AM PDT

Un nuevo cartelito manuscrito relacionado con el Plan Pandemia:

G. Ceibe


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[Libro] Cronstadt. Su significación en la revolución rusa

Posted: 15 Mar 2021 11:13 AM PDT

Efim Yarchuck. Traducción de M. Petrowsky. Prólogo de Dionisios. Biblioteca Vértice.

kronstadtEl libro «Cronstadt. Su significación en la Revolución Rusa» relata la vida del consejo, o Soviet, de Cronstadt, formado en su mayoría por marineros comunistas libertarios, que fueron la verdadera vanguardia de las revoluciones de 1917 en Rusia. El narrador fue un protagonista de los hechos. Una vez tomado el poder, Lenin, ante las reivindicaciones de libertad de los cronstadianos, ordenó a Trotsky, jefe del Ejército Rojo, que hiciera someter a los libertarios a su obediencia, lo que supuso una masacre y el fin de esta experiencia.

Este volumen estaba en la antigua sede de Can Bardina, -la antigua fábrica ya desaparecida de los hermanos Chalaux de la calle Almogàvers, primera sede del Centro de Estudios Joan Bardina-, escondido en el fondo de un gran baúl lleno de trastos, con la portada original sustituida por la de un libro religioso católico, lo que le permitió liberarse de su incautación durante la larga noche del franquismo.

Índice:

Prólogo.
Dedicatoria a los marinos de Cronstadt.

Desde el comienzo de la Revolución hasta los días de Julio.
El 3 de Julio de 1917.
Después del día 3 de Julio. El complot de Kornilov.
El camino hacia Octubre.
La Revolución de Octubre.
Los acontecimientos posteriores a la Revolución de Octubre.
La lucha en el frente de Kaledin.
La dispersión de Cronstadt.
La sublevación de Cronstadt bajo las consignas de la Tercera Revolución.
Los últimos días del Cronstadt sublevado.

Contra las dictaduras. Nota preliminar.
Contra las dictaduras.

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Fuente: http://chalaux.org/


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[Cómic] La otra biblia

Posted: 15 Mar 2021 10:51 AM PDT

LA OTRA BIBLIA

El evangelio según San Lucas. En aquellos tiempos se puso de moda inventar religiones... A los judíos, esto no les gustaba. Pero como en Israel todavía no había televisión, la gente quería cambios... Por ahí andaba un chavo bien envidioso... Juntó a su flota y les echó un verbo bien acá...

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Ediciones Kaos


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(Ex)Presión Nº 32

Posted: 15 Mar 2021 10:42 AM PDT

Una historia de violencia. Ruymán Rodríguez / Briega

Año 2021. Plena distopía pandémica. Vivimos en una película/pesadilla de Cronenberg y aún nadie ha dicho «¡corten!». Seguimos bajo el imperio del Covid mientras los negacionistas reaccionarios afirman que el virus es un invento para «socavar Occidente». Como si Occidente necesitara ayuda para socavarse… La interactuación social y el ocio público y gratuito han quedado proscritos y sólo se toleran dos actividades callejeras: la producción y el consumo. Los últimos estudios han descubierto que el virus se pone chulo cuando cae la noche y por eso se ha decretado el toque de queda. Por el contrario, parece que tiende a palmarla cuando entra en contacto con los centros de trabajo y las escuelas. ¿No será que no hay actividad laboral si las obreras no tienen dónde aparcar a sus hijos? No seamos mal pensados, eso significaría anteponer la producción a la salud, el margen de beneficios empresarial a la vida de los trabajadores, la regular marcha del capitalismo a la integridad de los escolares, y eso sería violencia. Y ya conocen el discurso del Sistema sobre la violencia…

El Sistema y sus resortes, con los medios de comunicación y las instituciones y partidos a la cabeza, no paran de escupirnos a la cara el relato hegemónico que han construido sobre la violencia desde 1978: cualquier confrontación con el Sistema es violencia ilegítima; cualquier violencia del Sistema es legítima y no debe ser considerada violencia. Y esa es la narrativa que hoy, en relación con los disturbios producidos los últimos días en distintas ciudades del Estado español, campa desatada por las redes, diarios, radios y televisiones, la propaganda que corre sin riendas desde los ministerios y comisarias hasta nuestras aulas, barrios y viviendas.
Su historia de violencia convierte el malestar general en una esporádica oleada de «vandalismo» ocasionada por «jóvenes inconscientes», instrumentalizados por «grupos internacionales de revolucionarios profesionales y anarquistas», y provocada, exclusivamente, por el encarcelamiento del rapero Pablo Hasél.

Quien difunda que los disturbios se deben únicamente al secuestro de Hasél o es un malintencionado o es directamente gilipollas. Nuestra historia de violencia cotidiana nos dice algo muy distinto. Nos dice que en el tercer trimestre del año pasado 7.096 familias fueron desahuciadas a la fuerza de sus casas (1). Nos dice que 13.000 migrantes han malvivido o siguen malviviendo en los «campamentos de la vergüenza» en Canarias, sin agua corriente para asearse, subalimentados, durmiendo al raso y soportando las constantes amenazas y agresiones policiales (2), o directamente abandonados en los barrancos de las islas. Nos dice que el racismo institucional ha nutrido el racismo callejero y que en las islas se han producido manifestaciones xenófobas con la connivencia y complicidad de la policía, la misma policía que no ha dudado en cargar contra cualquier manifestación de signo contrario. Nos dice que desde que se inició la pandemia hay casi 800.000 personas más en situación de pobreza severa que sobreviven con menos de 16 euros al día, mientras que en el mismo período de tiempo los millonarios españoles son 26.500 millones más ricos que antes (3).

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[Poemas] La Leyenda de Los Gorriones VII

Posted: 15 Mar 2021 10:34 AM PDT

Amistad y Respeto

En La Virtud
está el Defecto
de querer sentir
el Amor
en Respeto.

 

Luces de Shanghái

La Luz de La Esperanza
cayó de inmenso Infinito
hacia La Locura.

Se le ocurrió a un mago
encender La Luz
de Shanghái entera
y empezar a volver
al Infinito pasado
de La Luz
de La Verdad.

 

Caballos de Ütrèch

En el Teatro
hay dos Meigas
que saltan a La Luz
como viejas Luzbepelas,
y salen volando
a viejas localidades,
viejas y bellas.

 

La Möúláînè Rôügè

En bellezas almas,
gritos de Esperanza.
Y en un viejo castillo,
patitas de Arlequín.

Te veo en tus besos,
en tus deseos
y en tus Röpòs caballeros,
pero te veo lo mismo
en tu Fembra
montada en silla,
al fin.

 

Jack el Destripador

Envejecido despojo
que camina solo
en la calle desnuda
de Löndòn Street
a mesura de un antojo
oculto en algún lugar
de alguna esquina
del sencillo baluarte
del interior
de un Hall
de Marfil.

 

La Luna de La Ciudad de La Playa

Al son de Las Estrellas,
se mueve esta ciudad.

Y San Jorge Llegó.
Y La Rosa entregó.
Para salvar el libro.
En un espejismo,
al Dragón,
mató.

-Richie punk-


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[Libro] Deporte: Atípica mafia, "legal" y considerada positiva

Posted: 15 Mar 2021 10:28 AM PDT

Volumen Dos de la Serie Sociología Política del Deporte desde América Latina y El Caribe.

Introducción

La concepción positivista del deporte continúa siendo el soporte de la unanimidad social existente en la visión-acción de lo deportivo y de la formulación-ejecución de la política pública deportiva de los Estados nacionales.

El positivismo:

• Considera que el deporte es apolítico, neutral, inofensivo, transparente, igualitario, fraterno, es un fenómeno natural y eterno, intrínseco a la naturaleza humana, ha existido y existirá siempre.

• Concibe el deporte moderno (surgió con los JJ.OO.) como derivación automática del deporte antiguo (JJ.OO. Antiguos) y creación individual, producto del esfuerzo, voluntad, dedicación, sacrificio y trabajo del Barón Pierre de Coubertin.

• Considera que, en tanto fenómeno positivo, el deporte no puede ni debe ser sometido a ningún tipo de cuestionamiento de fondo teórico-conceptual; sus problemas son concebidos como distorsiones corregidas por su propia dinámica, puede discutirse la forma, más no el fondo. Por lo tanto, lo necesario e importante por estudiar de él son sus aspectos técnicos, estadísticos y físicos, con el objetivo de mantener y reforzar su carácter positivo.

El positivismo se expresó -y todavía se expresa en buena medida- en la academia con la ausencia del fenómeno deportivo como objeto de estudio desde la Sociología Política: no suele formar parte de los curriculum de las Escuelas de Sociología, ni ser motivo de análisis en los Centros e Institutos de Investigación Sociológica. Esta conducta es la consecuencia práctica del razonamiento positivista: como el deporte es síntesis de virtudes y perfección, no era ni es necesario estudiarlo, si es un fenómeno tan obviamente positivo, de hecho y de derecho provechoso, no tiene nada o muy poco que estudiarse en términos políticos, y mucho menos cuestionarse.

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Eloy Altuve Mejía


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Lucha trans y anarquismo queer. Desbaratando dogmas (trans)feministas por la liberación total

Posted: 12 Mar 2021 10:16 AM PST

Texto original de Madelyyna Zicqua que aparecerá en el N°4 del Fanzine Bugambilia, de la Colectiva anarco-feminista queer Brotar. 

La radicalidad del pensamiento anarquista implica entre muchas cosas la capacidad de la permanente autocrítica tanto en ámbitos teóricos, como aquellos que refieren a nuestra práctica cotidiana. Siendo este el caso, podría resultar hasta violento para algunas personas provenientes del feminismo y de las disidencias militantes el que se pongan en cuestión la validez de conceptos que se han arraigado tan profundamente a nuestra cosmovisión política que incluso algunas identidades se han conformado en torno a ellos.

En este trabajo intento un acercamiento anarcofeminista queer a la lucha trans como punto intermedio entre el patriarcado y la liberación total de los estilos de vida a través de la abolición del género. Procederé a cuestionar la validez de conceptos como el sexo, el género, la identidad y la expresión de género.

El género y el sexo como construcciones sociales

El sentido común por parte de los liberales y los progresistas hoy nos ofrece un panorama bastante claro respecto de cómo entender ciertas nociones vinculadas al “feminismo” y los “asuntos de la diversidad sexual”: el sexo refiere a una realidad biológica que los individuos encarnan de manera binaria (macho/hembra) y el género consiste, desde el punto de vista de los individuos, en un conjunto de prácticas, actitudes, imaginarios y autopercepciones. Desde el punto de vista del género de una persona, según el acercamiento contemporáneo, podemos distinguir por un lado la identidad de género y por otro lado la expresión de género. Por el lado de la cultura, el género ofrecería en nuestro mundo occidental del siglo XXI dos géneros, el femenino y el masculino, que llenan una casilla tanto en el ámbito de la identidad de género como en el de la expresión. De este modo, por ejemplo, puede haber una persona de sexo macho, cuya identidad de género es femenina y su expresión de género es masculina, y así diversas combinaciones combinaciones.

La instauración de este tipo de relatos en canales masivos ha permitido la dignificación, el respeto y la seguridad de muchas personas integrantes del colectivo trans, colectivo que fue históricamente perseguido y marginado, incluso hasta nuestros días. Sin embargo, resulta necesario cuestionar si estos relatos no favorecen nuevas opresiones y están a medio camino de la búsqueda de la liberación total. Y, por otro lado, si este relato no provendría de un afán excesivamente despolitizador de la lucha trans, perdiendo de vista los conflictos originados por un patriarcado que precisamente crea categorías en vistas de oprimir. Quizá aquellos conceptos que en su momento fueron útiles para comprender los fenómenos y construir la lucha han dejado de ser útiles para avanzar en conquistas de mayor alcance.

La primera distinción que debemos desbaratar, y esto ya es patrimonio de la teoría queer histórica, es la distinción entre sexo y género. A diferencia de los conservadores y las feministas radicales que sostendrían una base biológica, objetiva e inamovible al sexo en contraste con el género, debemos entender por qué el sexo es parte del género y, por consiguiente, ambos son construcciones sociales. Pero para hablar con propiedad de construcciones sociales es necesario contar con una perspectiva sobre las construcciones sociales que haga sentido con la comprensión que las ciencias sociales y nuestra vida cotidiana tienen de éstas.

Las categorías sociales, sean del tipo que sean, ya sea “silla”, “bombero”, “millonario”, etc., son poseedoras de una normatividad. Esta normatividad consiste en un conjunto de reglas de las cuales los individuos son portadores (no siempre de manera consciente) que permiten identificar que el objeto que se tiene en frente es de hecho el que es y no cualquier otro. De este modo, por ejemplo, identifico que este objeto es una silla porque tiene una determinada forma y sirve para sentarse, etc.

La normatividad que es propia de cualquier cultura en todos sus ámbitos despliega modos habituales y comunes sobre cómo las cosa son. No es esto pernicioso en sí mismo; de hecho, es fundamental que existan un conjunto de modos típicos que nos indican cómo las cosas son, de modo tal que las prácticas de nuestra vida cotidiana puedan programarse y planearse de manera más o menos rigurosa y fundada. Si no contáramos con reglas,  por ejemplo, que nos permitan identificar lo comestible de lo venenoso la humanidad habría desaparecido de inmediato. Más allá de esto, entendemos que tales reglas tienen un origen histórico y que la estabilidad de éstas es reglas está sometida al arbitrio de quienes integran la comunidad. La normatividad de la cultura, estas reglas, se torna problemática, sin embargo, cuando ciertas normas, ciertos imaginarios, ciertas exigencias, ciertas costumbres, interfieren con el bienestar o la libertad de las personas, y se transforman en mecanismos de dominación, opresión y discriminación. El sexo y el género caen dentro de esta descripción.

El género desde el punto de vista de la cultura (es decir, la norma social, no “el género de un individuo”), y aquí estamos necesariamente pensando dentro de los criterios de la cultura patriarcal que combatimos, provee una serie de criterios típicos a través de las cuales los individuos podemos identificar quién es de hecho “hombre” o “mujer”. Ser “hombre” o “mujer” radicaría en cúmulos de características y predicados que al reunirse de manera más o menos adecuada nos permiten hablar con mayores o menores dudas de que esta persona que se tienen en frente es un hombre o una mujer. Estas características son muy variadas y al inspeccionar las normas sociales notamos que radican en cosas tales como la vestimenta, un determinado tipo de cuerpo, un determinado rol en la familia, un cierto tono de voz, cierta vocación predilecta, una determinada forma de expresar las emociones, etc., etc.

Como constata Judith Butler en El género en disputa[1], el género tiene un carácter eminentemente performativo: el género se actúa y se lleva a cabo en público precisamente orientándose por estas reglas de carácter social. Sólo se pertenece a un género, nuevamente, razonando desde la lógica patriarcal, cuando una persona se presenta en público personificando una cantidad razonable de predicados propios de un género y se le reconoce como siendo parte de ese género. Esta es la manera en la que en nuestra vida cotidiana nos orientamos para designar “hombres” y “mujeres”.

Aquí tenemos que notar que separar el género del sexo como un componente biológico no resulta justificado porque los elementos que componen el así llamado “sexo biológico” ingresan muchas veces como criterios para identificar el género de una persona. Dentro del imaginario patriarcal un hombre o una mujer son pensados como teniendo un rol, vistiendo de una manera, teniendo un tipo de cuerpo y también teniendo unos genitales y unos cromosomas: la categoría social piensa el sexo y el género como una unidad: macho en este contexto patriarcal es lo mismo que hombre. Los elementos biológicos tienen una preeminencia particular en la normatividad del género, pero esa preeminencia tiene también una naturaleza social: que ciertas cosas sean establecidas como particularmente relevantes o no es también una arbitrariedad de la cultura construida históricamente.

¿Pero acaso el sexo biológico no era una realidad material inamovible? No realmente. El así llamado sexo biológico es una categoría abstracta, social y, por consiguiente, arbitraria, que reúne de maneras algo oscuras a ratos un conjunto de criterios para establecer qué es un macho y qué es una hembra. Anne Fauso Sterling ha sido particularmente sofisticada en mostrar esto en Cuerpos sexuados[2]. Lo que releva el carácter arbitrario del concepto es que puede haber criterios basados en los cromosomas, criterio basados en los genitales, criterios basados en las hormonas y nunca queda claro cuál es realmente preeminente dentro del sexo biológico, sobre todo a sabiendas que esos tres criterios muchas veces no tienden a ser unívocos. Aquí también chocamos con los bordes de la categoría de sexo y de género. ¿Qué elementos del aspecto físico son realmente pertenecientes al sexo y cuáles son pertenecientes al género?, ¿la voz, la forma de las caderas, cierta suavidad de la piel, cierto volumen de vello, la longitud de los dedos índice, de los pies, el volumen de las glándulas mamarias, el tamaño de gluteus maximus o de la manzana de Adán?, ¿esas cosas pertenecen al sexo o al género?

El intento de mantener estas categorías crece aún más cuando nos enfrentamos a cómo la sociedad trata las aneuploidías sexuales. Una persona con una aneuploidía sexual es aquella cuyos cromosomas sexuales presenta una anomalía respecto a los habituales XX e XY, generando diversos síndromes que, sin embargo, permiten la vida del individuo. Una persona que ha decidido, de manera totalmente arbitraria, sugerir que los sexos están basados única y exclusivamente en los cromosomas, deberá lidiar con dos hechos bastante interesantes. En primer lugar, tendrá que asumir que hay múltiples sexos, no solo macho y hembra, basados en los casos de aneuploidía sexual (que son por lo menos 50 posibles) y, por otro lado, tendrá que asumir que el sexo de las personas es algo que sólo se puede conocer mediante análisis genético, porque no existe ninguna otra manera de acceder al conocimiento de los cromosomas sexuales. Sin embargo, una persona que así operase estaría movida por fines ideológicos, porque el asunto en la cotidianidad es diferente. ¿Qué ocurre, por ejemplo, con una persona con síndrome de Klinefelter (XXY)? Desde un punto de vista estrictamente cromosómico esta persona no es ni macho (XY), ni hembra (XX). Sin embargo, en la entrada en la cultura estas personas son normalmente socializadas como hombres. ¿Por qué? Porque cuando crecen, presentan aspectos asociados convencionalmente con lo que nuestra normatividad de género nos indica que es un hombre (por ejemplo, tener pene (aunque muchas veces atrofiado)). Aquí se puede generar una guerra entre las personas que estén ideológicamente más inclinadas a establecer que el criterio hegemónico para definir el sexo son los genitales y no los cromosomas. Sin embargo, notar estas controversias nos revela el carácter totalmente no-biológico del concepto de sexo. En efecto, la biología como una ciencia empírica de hechos puede constatar diversas cuestiones. La biología puede decir cuáles son los cromosomas sexuales de una persona, puede hacer una descripción de sus genitales y su infraestructura reproductiva, puede dar cuenta de sus niveles de las distintas hormonas y un conjunto de abundantes datos fisiológicos. ¿En qué momento aparece el sexo? ¡En ninguna parte! El sexo es una categoría que selecciona arbitrariamente algunas de esas constataciones biológicas, les pone pegamento (uno que en muchos caso no puede pegarlas bien), crea nuevas categorías, las universaliza y presume que pueden atribuírsele a todos los individuos. Pero como la categoría no deja de ser social y no deja de establecer reglas para la identificación sexual de los individuos, teniendo en cuenta que en la cultura patriarcal la distinción entre sexo y género no existe, ésta misma es absorbida por el género. Esta es la razón, por cierto, por la que la que muchos textos anarquistas queer utilizan la expresión “sexo/género” como una unidad[3].

Más allá de que estas conclusiones puedan resultar algo desconcertantes, porque ponen en cuestión los conceptos con que muchas personas ingresamos en la teoría feminista, nos permiten hacer sentido de la lucha trans con mayor profundidad y, por cierto, con mayor franqueza. La lucha política cotidiana en la que persona pro-trans y anti-trans se entrampan, a saber,  “ella [una mujer trans] es una verdadera mujer” “no, ella es un hombre”, revelan que la normatividad del género nos ha resultado tan esquiva que tampoco hemos podido ofrecer buenas herramientas para argumentar en favor de la causa trans. La normatividad patriarcal, tan arbitraria y convencional como ella misma es, establece criterios para la identificación del género, y esos criterios se basan en una performatividad particular. ¿En qué consiste la lucha trans? En cambiar ese criterio. Igual que muchísimas prácticas culturales que se han construido orgánicamente en las sociedades a lo largo de su historia se revelan nocivas y se hace un llamamiento explícito a modificarlas, la normatividad de género patriarcal debe atravesar el mismo destino. La lucha trans, en búsqueda de detener  las situaciones opresivas y dañinas que ocasiona la cultura patriarcal, plantea un cambio en la norma: que el único criterio realmente válido para establecer el género de una persona sea su propia autopercepción o autoidentificación, o bien, lo que a la persona sencillamente le acomode más. El aspecto preeminente y definitorio para el género/sexo es, así, la identidad de género.

Si bien este análisis resulta efectivo para entender el estado actual de la causa y la lucha trans, hay que notar que él mismo revela las limitaciones, sobre todo conceptuales, con las que esa misma lucha ha sido pensada. 

Avanzando hacia la abolición del género

Lo que más rápidamente llega a la mente cuando la lucha trans es comprendida de este modo es un fenómeno que aparece en el margen: el no conformismo a las dos categorías que la lucha trans eventualmente liberaría para ser de libre identificación. En efecto, aparecen las personas así llamadas “no binarias” o “agénero”; personas que en este momento particular en que la lucha trans ha conseguido su objetivo de cambiar el criterio y ha logrado desplazar todo a la autoidentificación no se identifican con ninguno de los dos géneros socialmente disponibles, ni hombre, ni mujer. La lucha trans más tradicional en sus aspiraciones de mantener el edificio conceptual de su propia lucha ha establecido que estos casos han de ser pensados como géneros independientes. De este modo, por ejemplo, podríamos hablar de que una persona puede identificarse como mujer, hombre o no binaria[4].

Lo que se acaba de describir hasta ahora resulta una descripción más o menos adecuada del imaginario actual que las personas progresistas y de sectores de izquierda radical tienen sobre el género y la lucha trans. Pero tenemos que notar las limitaciones de cómo se perfila esta lucha. En efecto, resulta dudoso en qué medida “no binario” designe un género si es que sólo está construido por la oposición a identificarse con dos categorías preexistentes. Pero en realidad las dificultades que hallamos son muchos más hondas de lo que podríamos pensar en primera instancia.

Volvamos a nuestro escenario: la lucha trans ha conseguido su objetivo y lo único que resulta relevante para determinar el sexo/género de alguien es la identidad de género. Lo que sin embargo debiésemos preguntarnos en este contexto es ¿qué significa ser “hombre” o ser “mujer” ahora que es la autoidentificación el único criterio relevante? Hemos eliminado todos los elementos performáticos del género, por lo que la expresión de género ya no cumple ningún rol en la identificación del género de una persona: básicamente alguien puede verse, vestirse, comportarse, manifestarse, expresarse, etc., de cualquier manera y aquello no nos habla de su género. La exterioridad no nos informa nada de la interioridad, donde estaría lo relevante. Pero si ese es el caso, ¿qué significan “mujer” u “hombre” ahora? Lo que hace que la lucha trans como ha sido pensada hasta ahora esté a medio camino entre la dinámica patriarcal y la liberación total de los estilos de vida es la asunción de un esencialismo metafísico implícito que ahora se nos hace evidente. La situación que tenemos frente a nuestros ojos podría sugerir que “hombre” y “mujer” son en realidad conceptos totalmente vacíos que no designen nada más que una esencia oculta, íntima y secreta que está dentro de los individuos, pero que no se manifiesta de ninguna manera en particular. Presumir este esencialismo parecía necesario pues de lo contrario recaeríamos en el género performativo, y nuevamente aparecerían los elementos opresivos que están implicados en que alguien se identifique con un género y no esté a la altura de las normas sociales preestablecidas que se exigen para la adecuada personificación de ese género.

Los resabios de la norma patriarcal permanecen sin embargo dormidos aun cuando la lucha trans consigue su objetivo. Lo anterior pues lo imaginarios predominantes en la norma aún sirven de guía a los individuos para identificarse, de lo contrario no habría ninguna explicación de por qué una persona se designaría a sí misma como no binaria, o incluso por qué una persona se identificaría como mujer y no como hombre o viceversa, si esos conceptos no implican nada por sí mismos. De hecho, lo que la lucha trans de manera no intencionada ha conseguido con su éxito es mostrar que la misma categoría de género, de identidad de género y de expresión de género son categorías no universales e incluso prescindibles. El no binarismo es la clave. El no binarismo muestra que la categoría de género sigue manteniendo su carga performática, y por eso la niega. El no binarismo no es un género, es la negación del género: es la afirmación de que la expresión propia es expresión de la persona misma, de su individualidad y su comodidad. Pero esta conclusión permanecía implícita a la lucha trans misma, sólo teníamos que extraer sus consecuencias.

Nos encontramos con el ideal de la abolición del género, que el anarcofeminismo queer ha logrado construir a partir de su trasfondo en el transfeminismo y la teoría queer. Lo que se ha reflexionado hasta ahora ya nos ha dado algunas pistas. Ante la posibilidad permanente de que el género implique una división entre quienes sienten comodidad con la norma (en términos de “expresión de género”) y quienes quieren rechazarla extraemos la consecuencia más radical: vamos a abolir el género como categoría social, y todos los conceptos implicados en él. El anarquismo queer en sus pretensiones de abolir toda jerarquía, autoridad y opresión ha comprendido que la categoría de género tiene ella misma un origen patriarcal, y que por consiguiente sólo a través de la abolición la categoría misma podremos liberar los estilos de vida. ¿Cómo luce la abolición del género? Luce como la gente no binaria: cada persona es criterio de sí misma y por consiguiente cada quién expresa su propia individualidad a través de su cuerpo, su expresión, su manera de hablar, de vestir, su rol social y sexual, etc., etc. Eliminando el género no sólo eliminamos la aborrecible posibilidad de que a alguien escuche el epíteto de “las personas como tú no se comportan así”, sino que también eliminamos la posibilidad de que una persona sea cuestionada por cualquiera sea la decisión que ella tome respecto de su presentación social. En este sentido, ninguna persona trans pierde nada: todo lo contrario; lo único que consigue es que cada persona sin excepción pueda vivir como estime conveniente, independiente de lo único, rebuscado, errático y novedoso que sea el modo en que ha decidido presentarse al mundo.

Lo anteriormente dicho tiene como trasfondo una teoría anarquista queer del patriarcado que aquí solo se ha asomado en algunos momentos. Quien aún pueda tener escepticismos respectos de la abolición del género, que se acompaña con la búsqueda sistemática de abolir la orientación sexual y las norma gámica[5], ha de entender cómo las categorías sexuales no son naturales sino que tienen un trasfondo histórico que puede ser cuestionado. En efecto, el patriarcado como estructura de dominación a través de los estilos de vida busca la estabilización, la fijación y la esencialización de las acciones de acuerdo a patrones arbitrariamente delimitados para establecer lo normal y lo anormal. Mucha dignidad hay la reivindicación de lo anormal, pero la historia ya nos ha demostrado que el camino que atraviesa tal reivindicación tiende a caer en las políticas liberales de la identidad y el asimilacionismo, donde algunos elementos hegemónicos dentro de la categoría anormal (por ejemplo, los hombres blancos homosexuales de clase media) se convierten en normales, excluyendo aún más a quienes están en los márgenes y las intersecciones de la norma[6]. Seguir luchando dentro de las categorías patriarcales sigue generando que lo fluido, lo marginal, lo etéreo y lo cambiante tiendan a la estabilización forzosa y la fijación ficticia y solo de palabra. Hacer proliferar decenas de géneros nuevos basándose en sea cual sea la minucia de turno sólo porque las categorías patriarcales resultan demasiado estrechas muestran que la misma categoría falsea la experiencia que las personas tenemos de nosotras mismas, e intenta sobrevivir como una categoría moribunda haciendo concesiones.  La cultura en su historia poseyó y poseerá múltiples categorías sociales que son y serán abandonadas[7], y si la lucha se hace consiente de la importancia de tales abandonos en nombre de la liberación total, lo único que puede esperarse será que nuestros grados de libertad aumenten conforme avanzamos.

Anexo: la pseudo-abolición del género del feminismo radical

El así llamado feminismo radical también se ha abanderado con el ideal de la abolición del género, pero resulta claro que la incomprensión de sus exponentes respecto de lo que el género/sexo significa les impide alcanzar una comprensión adecuada de los asuntos. Ahondemos brevemente en esto.

Popularmente sabemos que el feminismo radical busca la abolición del género, pero no del sexo. Para esta teoría el sexo sería aquella presunta realidad biológica inamovible y eterna que recibe múltiples adornos a través del género, pero que siempre se mantiene. Por cierto que el feminismo radical tiene los mismos problemas para determinar exactamente en qué consiste el sexo: si tiene que ver con cromosomas o si tiene que ver con genitales o con cualquier otra cosa. En efecto, resulta muy difícil alegar la opresión histórica de las mujeres basada en el sexo (cosa que les importa sobremanera a las feministas radicales), si el sexo son los cromosomas, y si consideramos que los capadocios, los mongoles y los saduceos no tenían acceso a análisis de ADN para determinar a quién oprimir. En este respecto, la argumentación provista antes respecto de que el sexo es parte del género permanece válida para blandirla contra el feminismo radical.

Hay, sin embargo, elementos perniciosos de los que hay que hacerse cargo. En efecto, en nombre de evitar el “borrado de las mujeres”, el feminismo radical busca mantener la distinción binaria basada en el presunto sexo biológico y eliminar los imperativos culturales asociados tradicionalmente al “género”. Sin embargo, ya notamos que la categoría de sexo biológico está lejos de ser biológica porque responde, como ya se indicó, a una selección antojadiza de descubrimientos de la biología reunidos de manera poco sistemática y a conveniencia. Si volvemos sobre la controversia entre la lucha trans y la normatividad patriarcal asociada al género, descubrimos que el feminismo radical se posiciona como un actor adicional de la controversia: han venido a plantear que el único criterio relevante para establecer la diferencia sustantiva entre hombre y mujer son, por ejemplo, los genitales o los cromosomas. Comprendido de este modo, podemos ver que el feminismo radical no busca abolir el género, si por abolir el género se entiende abolir la categoría. Muy por el contrario, el feminismo radical lo que quiere es redefinir el género, bajo un nuevo criterio, esencialista y fijo, y por consiguiente tan patriarcal como el anterior. Las ventajas que inmediatamente salen a la luz respecto de entender las luchas feministas como intentos de resignificar (o eliminar) la normatividad asociada al género –tal como hemos hecho hasta ahora–, nos ofrece una muy prístina explicación de la ya bien conocida transfobia del feminismo radical. Dado que hay una controversia respecto del criterio relevante, no resulta sorprendente que el feminismo radical esté imposibilitado estructuralmente de entender o solidarizarse genuinamente con la lucha trans, porque finalmente tienen una disputa irreconciliable respecto de la definición del género. Sin embargo, lo que también se nos muestra prístinamente es que el feminismo radical construye su teoría respecto de una incomprensión severa sobre lo que el sexo y el género significan, además de que realmente no aspira a la liberación total, sino sólo reivindicar a un grupo acotado de personas (las “hembras humanas”) basándose en un criterio arbitrariamente construido como es el sexo biológico.

Resulta difícil de comprender exactamente en qué se funda la preocupación de las feministas radicales respecto del “borrado de las mujeres” si es que el hecho de ser mujer se sostiene sobre aspectos tan irrelevantes y carentes de profundidad como son los genitales o los cromosomas. Si es que se lograse la presunta abolición del género en los términos del feminismo radical, y lo único que permita distinguir entre categorías sexuales sea el hecho de tener vulva o pene, la categoría resultaría tan superflua que deberíamos preguntarnos en qué medida estábamos resguardándonos del “borrado de las mujeres” si ser mujer radica en un hecho tan insignificante al lado de las profundidades a las que pueda aspirar la vida humana. Que se reúnan las mujeres por ser mujeres se vería como algo tan absurdo y trivial como que se reúnan las personas de codos secos o de talla 38 de zapato. El borrado de las mujeres ocurriría automáticamente porque, sinceramente, si ser mujer es eso, ¿a quién le importa siquiera ser o no mujer?

Pero no nos engañemos. El feminismo radical considera que ser una “mujer biológica” concede cierto estatus. Muchas hipótesis analizando las construcciones poético-simbólicas e ideológicas del feminismo radical se pueden hacer para explicar este desvarío. Lo que resulta más probable es que, en el fondo, para el feminismo radical ser mujer implique una serie de cosas adicionales al hecho de tener vulva: virtudes conductuales, pureza moral, sociabilidad, destreza, sagacidad, analiticidad, inocencia histórica, etc. ¿Puede justificarse una creencia tal?, ¿o acaso está más cerca de las rancias concepciones que afirmaban virtudes inherentes a los hombres por tener pene? Decídalo usted.

Notas:

[1] Butler, Judith (1999). Gender Trouble. Feminism and the Subversion of identity. Nueva York: Routledge

[2] Fausto-Sterling, Anne (2006). Cuerpos sexuados. La política de género y la construcción de la sexualidad. Barcelona: Melusina.

[3] Donde encontramos usos de este término y donde podemos encontrar una ampliación de esta misma discusión, véase Stacy aka sallydarity, “Anarcafeminismo y la nuevísima ‘cuestión’ de la mujer”, Bugambilia, n° 1.

[4] Lo que se explica aquí permite comprender en qué medida el no binarismo y el agenerismo son la misma cosa.

[5] La categoría donde caen la monogamia, el poliamor, la poligamia, la anarquía relacional, etc.

[6] Volcano, Abbey (2018). “Policía en las fronteras”. Revista cultura social y pensar contemporáneo. n° 1, vol. I, pp. 16-24

[7] La categoría de “masturbador” que se atribuía a niños hace unos siglos como una “condición” fue prácticamente abolida con el paso del siglo XX. La orientación sexual, que surgió prácticamente en la misma época, perduró sin embargo. Vemos hoy en día que categorías como las de “pecador” están afortunadamente agonizando. Este es el curso de evolución natural de la cultura. Una discusión muy interesante sobre el carácter histórico de las categorías sexuales está en la introducción de la obra de Sedgwick, Eve Kosofsky (1998), Epistemología del armario (Barcelona: Ediciones de la tempestad).


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