"Lo supremo en el arte de la
guerra
consiste en someter al enemigo sin
darle batalla"
"El
arte de la guerra" Sun Tzu
Las guerras han sido a lo largo
de la historia de la humanidad, las herramientas de los poderosos para
doblegar políticas adversas a las suyas; para conquistar
territorios; para invadir países; para equilibrar intereses; para
producir y vender armas; para dividir; para someter; para matar.
Las guerras fueron cambiando su manera
de combate, pero los fines siguen siendo los mismos: imponer mediante la
fuerza, el miedo, la muerte.
Los pueblos nunca desean la guerra,
porque de sus entrañas salen los hijos que dejarán sus vidas
en las batallas.
Hubo pueblos y aún los hay, que
en evidente desigualdad de oportunidades han salido (y salen) a defender
la Patria. La Patria, esa esencia que se lleva adentro desde que empezamos
a vivir nuestro intercambio social, desde que aprendemos las estrofas del
Himno en las escuelas, desde que representamos a los almidonados
héroes de los libros, en los actos escolares.
Las guerras no sirven para recuperar lo
que es nuestro.
Las guerras no son el mecanismo
político que los pueblos, democráticamente representados,
eligen para liberar territorios invadidos por piratas.
La Guerra de Malvinas en 1982, fue el
último instrumento que los dictadores asesinos manotearon en su
desesperado y enceguecido intento de perpetuarse a pesar de lo que ya era
una crónica anunciada: la caída del Proceso.
Ahí, en la aventura trasnochada
de algunos, murieron 649 jóvenes argentinos, quienes para entonces
algunos apenas tenían 19 años de edad.
Están enterrados en territorio
argentino, allá en nuestras Islas Malvinas.
No vamos a caer en los golpes bajos
recurrentes.
Hoy se cumplen 30 años del
comienzo del fin de la dictadura más sangrienta que vivimos los
argentinos. Como no podía ser de otra manera, el broche final de
las persecuciones, las muertes, el robo de identidades, las torturas,
tenía que tener el sello de una guerra. Una guerra que nadie del
pueblo argentino quiso.
El mundo, o casi todo el mundo, a
treinta años de aquella locura bélica, dice que las Malvinas
son Argentinas.
No habrá homenaje que alcance,
hasta que no podamos flamear nuestra bandera en esa parte del territorio
nacional.
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domingo, 1 de abril de 2012
Tinkunaco 0388/12 - Re: No hay homenaje que alcance
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