Ministra de Impunidad
Sin
dejarnos llevar, haciendo caso omiso a la provocación, acabamos de
presenciar el set de grabación montado por la prensa amarilla, mientras
Patricia Bullrich caminaba la villa, no para apoyar a Zavaleta en
persona, ni para denunciar a sus represores, sino para lavarse la jeta
como patrona de los torturadores. Sin haberse comunicado mediante ningún
funcionario y sin haberse pronunciado ni una sola vez, la ministra
llega al barrio un mes después, haciendo
ficción con su propia impunidad, en busca de una reacción que nuestra
comunidad no tendrá jamás, porque nosotros sí creemos en la paz.
Respaldada por sus vigilantes uniformados y otro par de acompañantes
rentados, respondió con silencio a todas las interpelaciones, para no
entorpecer esas ediciones que repetirán a granel: ni siquiera llamó por
teléfono a las familias de Iván y Ezequiel. ¿Que vino a buscarlos? Dura y
brutal ironía, pues cayó custodiada por Prefectura, más la Federal, más
Gendarmería. Y sí, será bien difícil que pueda encontrarlos, porque
nuestros compañeros están refugiados afuera de la ciudad gracias a la
solidaridad de los gremios que nos asistieron, por las amenazas que
recibieron de sus “valientes” empleados, esos subordinados que a toda
hora padecemos, señalándonos con el dedo:
señora,
acá no la queremos,
acá le tenemos miedo.
acá no la queremos,
acá le tenemos miedo.
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