Fue sobreseída Magalí Tabarez, la joven testigo de violencia policial
Terminó la
pesadilla para Magalí Tabarez Melián: luego de diez meses de angustia,
que comenzaron inesperadamente el 18 de diciembre pasado, cuando al
preguntar por qué un grupo de policías estaba reunido alrededor de un
joven ensangrentado en pleno centro de Córdoba, fuera detenida
violentamente, amenazada con “terminar como Mariano Ferreyra”, e
imputada por tres delitos por parte del fiscal José Bringas; finalmente,
en el día de ayer la jueza Laura Barale desestimó el pedido del fiscal,
sobreseyendo de todo cargo a Magalí.
Por Esteban Morales | @EMoralesLR
Por primera
vez en mucho tiempo, la joven psicóloga, quien hoy espera un bebé junto
a su compañero Jorge, respira aliviada. Su abogado defensor, Sergio
Job, integrante del Espacio Jurídico Deodoro Roca, no puede ocultar su
alegría y desahogo al enterarse de la noticia: “ya está, sobreseída
totalmente, en todo, se puede quedar tranquila Magui”. Dos semanas
atrás, el abogado, al conocer del pedido de elevación a juicio por parte
del fiscal José Bringas, por tres delitos en concurso real -lesiones
leves calificadas, resistencia a la autoridad, y entorpecimiento
funcional-, presentó por su parte, al mismo Juzgado de Control Nro. 2,
el pedido de oposición y de sobreseimiento de Magalí por todos los
delitos imputados.
Finalmente, luego de
analizar ambas solicitudes, la jueza Laura Barale dictaminó que no había
motivo alguno para procesar a Magalí, determinando de esta manera el
sobreseimiento en los tres cargos.
Violencia institucional
El día 18 de diciembre de
2015, Magalí volvía de una práctica de campo que estaba realizando para
recibirse como psicóloga, cuando frente a la Galería Gran Rex observó un
tumulto de personas y a varios policías rodeando a un joven que tenía
el rostro ensangrentado. Se acercó y preguntó qué ocurría: una de estas
personas se identificó como policía de civil, acto seguido se acercó un
uniformado y le pidió el DNI, y al manifestar ella que no lo tenía
consigo, amenazaron con detenerla. Ante esto, Magalí intentó retirarse,
pero fue arrojada violentamente al piso por cinco oficiales -todos
hombres-, quienes le rompieron la mochila, la golpearon, y la subieron a
un móvil, en el cual ya se encontraba esposado y ensangrentado el joven
al que golpeaban momentos antes.
Ambos fueron llevados
detenidos a la Comisaría 1ra., en donde Magalí vivió situaciones de gran
angustia, con amenazas incluídas por parte de los propios policías,
quienes le dijeron, entre otras cosas, “vas a terminar como Mariano
Ferreyra”. Finalmente, fue alojada junto al joven en el EP 9.
Durante la noche y el día
siguiente -sábado-, una masiva movilización, con fuerte difusión
mediática, presionó a la Policía y a la Justicia, logrando la libertad
de la joven en menos de 24 horas.
Comunicado: Después de la liberación de Magalí Tabarez
Violencia estatal con rostro legal: la imputación y los meses siguientes
Al ser liberada, Magalí
expresaba a ECOS Córdoba estar “muy contenta, muy emocionada, sobre todo
porque muchas personas se han movilizado a partir de la detención”,
destacando que el haber sido detenida “fue una vez más un acto muy
injusto por parte de la Policía, sólo por mirar, por preguntar. No
intercedí en ese procedimiento, no me metí al medio, sólo pregunté a dos
personas que estaban a un costado, y resultaron ser policías civiles”.
En la alegría del momento, nada hacía prever lo que seguiría en los
meses subsiguientes.
Escuchar audio: Después de la liberación de Magalí Tabarez
La causa de
Magalí recayó en la Fiscalía 1 Turno 6, a cargo de José Bringas. Se
tomaron de dos policías, quienes la acusaron de diversos delitos, y de
un testigo civil. Los demás policías presentes aquel día manifestaron no
tener claridad de lo ocurrido.
Magalí tenía la esperanza
de que la Justicia pudiera contenerla y protegerla: nunca se imaginó
que, en el mes de febrero, el fiscal rechazaría investigar a los
policías, y que a su vez la imputaría a ella por dos delitos: lesiones
leves calificadas y entorpecimiento funcional.
La grave actuación del
fiscal no terminaría en ese hecho: hace dos semanas, el 11 de octubre,
Bringas entendió que Magalí debía ser procesada, por tanto debería
iniciarse un juicio en su contra, agregándole un delito más (resistencia
a la autoridad), y no sólo eso: el fiscal juzgó que todos los delitos
debían ser considerados en concurso real, es decir, de encontrarse
Magalí culpable de los tres, las penas serían acumulativas. Con estos
argumentos, Bringas pidió la elevación a juicio para Magalí, recayendo
la causa en el Juzgado de Control Nro. 2.
El abogado Sergio Job, que
trabajó en la defensa de Magalí durante estos meses, explicó a ECOS
Córdoba que “el fiscal pidió la elevación a juicio sin más argumentos
que la propia denuncia que realiza el policía y su compañero, lo cual,
desde el punto de vista jurídico es una locura, siendo que en el
operativo participaron muchos más policías que no pudieron dar cuenta de
lo que sucedió, y que además se había juntado un cúmulo de persona
alrededor del hecho, que -los mismos policías relatan- era una multitud,
y no hay un solo testimonio que pueda dar cuenta de lo que se la acusa a
Magalí; y, por el contrario, el único testigo civil que nosotros
logramos encontrar de los hechos, dice una versión absolutamente
distinta a la planteada por la policía”.
¿Ni una menos? La violencia de género como parte intrínseca de la violencia estatal
Como relatáramos, el pedido
de elevación a juicio llegó el martes 11 de octubre. Luego de un fin de
semana en el que se destacó la fuerte represión policial en el
Encuentro Nacional de Mujeres de Rosario, y previo a la masiva marcha
“Ni Una Menos” del día 19, se hacía efectiva la solicitud para
criminalizar a una joven que había sido maltratada durante una noche
entera por un grupo de hombres uniformados.
La violencia de género se
hizo visible, en este caso, como parte indisoluble del aparato represivo
estatal, que intenta ser matizado mediáticamente por pintorescas
campañas y hashtags en cuentas oficiales. Es notorio que desde la
Fiscalía no sólo se intentó enjuiciar a Magalí, sino que se cubrió el
delictivo accionar policial: en el pedido de sobreseimiento, el abogado
Sergio Job destaca que “no existe ninguna prueba de convicción que pueda
dar cuenta de lo que se la está acusando, y no sólo eso, sino que lo
que hay, por el contrario (…), son delitos por parte de las fuerzas
policiales, que no han sido investigados por la Fiscalía, ni mandados a
investigar”.
No te metás
Aquel 19 de diciembre,
apenas liberada, Magalí relataba: “que estuviéramos ahí mirando,
especialmente yo que pregunté, molestó tanto que me terminaron
deteniendo, y por eso tengo los cargos (…), porque me agarraron entre
cinco tipos para que yo no me vaya, entonces me sentí muy mal, muy
violentada, y fue muy difícil”.
Sergio Job explica que hay
un mensaje detrás de este accionar policial y judicial: “ante cualquier
persona que se detenga para ver por qué razón (…) hay un chico sangrando
y la Policía pegándole, puede ser detenida, amedrentada, amenazada, y
que la Justicia va a accionar contra esa persona”.
A pesar de que Magalí hoy
fue finalmente sobreseída, a partir de estos diez meses de angustia -que
aún hoy siente- podemos reflexionar en cuanto a la lectura política del
accionar judicial como garante de la impunidad de la Policía.
Continuando su análisis, el abogado defensor comenta que “es una lesión
gravísima, tanto institucional como a la democracia, por lo que, a una
ciudadana que el único hecho que cometió fue detenerse y preguntarle a
un policía por qué estaban deteniendo y golpeando a un chico que estaba
ensangrentado, y que eso sea causa para, justamente, terminar ella
detenida, amenazada, amedrentada, y que la Justicia cordobesa respalde
eso, ya es una locura. Y ni hablar si a eso le sumamos que la compañera,
por pertenecer a espacios organizativos y demás, y por la razón por la
cual es detenida, claramente esto se enmarca en la criminalización de la
protesta”.
Escuchar audio: Piden elevar a juicio el caso de Magalí Tabarez (Entrevista Sergio Job)
¿No te metás? La organización como respuesta
En retrospectiva,
resuena con fuerza el primer testimonio de Magalí cuando era liberada el
19 de diciembre. Decía ella en aquel momento, “ahora que todas las
personas se convocaron, la causa se agilizó un montón, en menos de 24
horas quedé libre, y eso es lo más importante que tengo para decir: que
estoy feliz de la organización y de las personas que somos, porque
luchamos, y por (…) estar organizados y estar juntos, ante estas
circunstancias, una injusticia se haya resuelto tan rápido (…). Esta
presión generó mucho, y a la vez es un gran encuentro para todos los que
están en este momento acá”.
En este tiempo transcurrido, medios
alternativos estuvieron presentes en amplias coberturas, diferentes
organizaciones sociales acompañaron, se solidarizaron y movilizaron en
más de una ocasión, y el acompañamiento jurídico realizado por Sergio
Job, como integrante del Espacio Deodoro Roca, fue entendido también
como parte de una acción más amplia: la organización colectiva como
respuesta ante las diferentes violencias que el Estado genera.
¿Justicia?
Si bien la noticia del sobreseimiento de Magalí reviste gran importancia, por la negativa de la jueza Barale de continuar en la línea criminalizadora de Bringas, debe destacarse que la violencia institucional aún continúa: nadie ha investigado a los cinco policías que agredieron gravemente a ambos jóvenes esa tarde de diciembre, y que hoy continúan uniformados, armados y patrullando el centro de la ciudad de Córdoba. Magalí, aún siente el mismo miedo cada vez que los ve pasar.
Si bien la noticia del sobreseimiento de Magalí reviste gran importancia, por la negativa de la jueza Barale de continuar en la línea criminalizadora de Bringas, debe destacarse que la violencia institucional aún continúa: nadie ha investigado a los cinco policías que agredieron gravemente a ambos jóvenes esa tarde de diciembre, y que hoy continúan uniformados, armados y patrullando el centro de la ciudad de Córdoba. Magalí, aún siente el mismo miedo cada vez que los ve pasar.
Quedará pendiente iniciar las
investigaciones para sancionar los delitos cometidos por estos policías,
y analizar el accionar de una fiscalía que sostuvo absurdamente,
durante diez meses, una acusación luego desestimada en menos de tres
días por el Juzgado de Control.
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