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martes, 5 de marzo de 2019

Tinkunaco 341/19 - Re: Boletín diario del Portal Libertario OACA

Boletín diario del Portal Libertario OACA

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  • ¡Cuidado con el ecologismo de Estado!
  • Palabras de un rebelde, de Piotr Kropotkin (Booktrailer)
  • Comunismo libertario y comunismo autoritario: ¿Una historia de traiciones o de lógicas opresivas consecuentes?
  • Los motivos de la abstención
  • [Documental] Psiquiatría: Una Industria de la Muerte
  • [Poemas] "Tres estrofas" y "Entre sueños"
  • Vuestras aulas, nuestras jaulas: Recopilación de textos contra la escolarización obligatoria, el sistema de "enseñanza" y la sociedad que cree necesitarlos
  • [México] Llamado a la acción anárquica este 8 de marzo!!! (FBI - Féminas Brujas e Insurreccionalistas)
  • Nacimiento del MOA (Movimiento Obrero Autogestionado)
Posted: 04 Mar 2019 05:11 AM PST
Vivimos en un mundo que no funciona, que está en franco declive, que se hunde, tal como parecen indicar los síntomas de la degradación directamente comprobables, desde el desarreglo climático hasta las hambrunas y patologías emergentes, desde la contaminación generalizada y la deforestación galopante hasta la desigualdad social creciente, desde la extensión de la peste emocional religiosa y nacionalista hasta las guerras por el control de recursos cada vez más escasos. No se trata pues de una simple crisis, sino de una catástrofe ecológica y social que adquiere visos de normalidad, puesto que lleva años produciéndose. En efecto, la economía global, último estadio de la civilización capitalista, se ha mostrado como una fuerza destructora mayor, capaz de alterar irreversiblemente los ciclos vitales de la naturaleza, de arruinar la sociedad y de destruirse con ambas. Hecho histórico inaudito, el impacto económico y tecnológico ha desbordado la esfera social adquiriendo la devastación dimensiones geológicas. Las condiciones de supervivencia de la especie humana están siendo profundamente deterioradas. La novedad es que o hay vuelta atrás. En resumen, el capitalismo es la catástrofe misma, y el problema no es que se derrumbe, una buena cosa se mire por donde se mire, sino que en su demencial carrera hacia el abismo nos arrastre a todos. Las almas cándidas que no paran de rogar por la salvación del planeta Tierra, por la preservación del hábitat de la humanidad, contra la extinción de las especies, harían bien en precisar que es del capitalismo en todas sus facetas del que hay que salvarlo, y que ello comporta su abolición, que es la de las desigualdades, de las jerarquías, de los aparatos políticos, de la división del trabajo, del patriarcado, de los ejércitos y de los Estados.
La Naturaleza ha pasado plenamente a formar parte de la economía; ha dejado de ser un entorno inmutable que soporta a una sociedad evolucionando históricamente. Se ha “civilizado”. Tierra, mar, aire y seres vivos son meros objetos de mercado. La sociedad, capitalista por supuesto, se apropia de la Naturaleza, o como se suele decir, del medio ambiente, igual que se había apoderado antes de la sociedad. La Naturaleza ya no queda fuera de la historia, no es ajena al tiempo lineal de la sociedad de masas, puesto que las catástrofes que la afectan tienen origen social. Son consecuencia de un proceso histórico ligado al ascenso y consolidación de una clase que funda su poder en el control de la economía: la burguesía. Y esa misma clase, históricamente transformada, ha tomado conciencia de que el nuevo empuje de la economía – de un mayor avance en el saqueo del territorio- depende de la administración de las catástrofes que su despliegue ha provocado. La guerra contra la naturaleza continúa pero disimulada bajo una aparente paz ecológica. El catastrofismo es ahora parte importante de la ideología dominante -la de la clase dominante, hasta hace poco optimista y progresista- puesto que el pesimismo es más de recibo en un mundo que hace aguas. El desastre no se puede negar ni reconducir. Hay que admitirlo. La basura campa a sus anchas, el ocio industrializado hace estragos, la biodiversidad se pierde y la opresión se multiplica. El mensaje actual del poder es claro: la catástrofe es real, la amenaza del colapso es muy plausible, pero la responsabilidad compete a una humanidad abstracta, ávida de riquezas, muy prolífica y genéticamente autodestructiva. Resulta que todos somos culpables de la catástrofe por ser como dicen que somos, animales que persiguen exclusivamente el beneficio privado. Solamente los dirigentes pueden librarnos de ella, porque solo ellos tienen la capacidad, los conocimientos y los medios necesarios para hacerlo sin frenar el crecimiento económico ni modificar en lo sustancial el modelo financiero. En fin, conservando con fidelidad el statu quo, no afectando en lo fundamental las estructuras políticas y sociales.
La solución de los dirigentes radica en un nuevo sistema industrial de producción y servicios controlando los flujos migratorios y caminando de la mano de tecnologías “verdes”, las verdaderas protagonistas de la “transición” del viejo mundo ecocida con sus fuentes de energía “fósil” al nuevo mundo sostenible con sus “yacimientos” de energía “renovable”. La nueva economía “baja en carbono” llega en auxilio de la vieja economía petrolificada, no para desplazarla, sino para complementarla. Ambas son extractivistas y desarrollistas. Las multinacionales dirigen toda la operación: el capitalismo es quien reverdece. Así pues, el consumo de combustible fósil no se verá afectado por la producción de agrocarburantes y de energía de fuentes que de “renovables” no tienen más que el nombre. El consumo mundial de energía que los dirigentes tildan de “verde” nunca sobrepasará a la “fósil”: en la actualidad no llega al 14% del total. Por consiguiente, las centrales nucleares, las térmicas, las incineradoras, las metanizadoras, la fractura hidráulica y los embalses incrementarán su presencia, esta vez en compañía de las industriales eólicas, fotovoltaicas, termosolares y de biomasa. Las nuevas tecnologías sostienen a la sociedad explotadora, dependen de ella tanto o más que lo contrario. El crecimiento, el desarrollo, la acumulación de capital o como quieran llamarlo, se apoya ahora en la economía “verde”, en la “sostenibilidad”, en los puestos de trabajo “verdes”, en las innovaciones ecotécnicas que concentran poder y refuerzan la verticalidad de la decisión. El ecologismo de Estado es su nuevo valedor, la vanguardia profesional auxiliar de la clase política alumbrada por el parlamentarismo, el voraz consumidor de los fondos públicos y privados destinados a financiar proyectos de apuntalamiento sistémico y rentabilización de la marginalidad.
Un ecologismo de ese tipo es casi imprescindible como instrumento estabilizador de la fuerza de trabajo expulsada definitivamente del mercado, pero todavía lo es más como arma de deslocalización de las actividades contaminantes hacía países pobres, cuya mayor oportunidad de formar parte de la economía global consiste en convertirse en vertederos. El ecologismo de Estado viene representado primero por una gama de partidos de corte ecoestalinista, fruto del reciclaje del estalinismo residual, clásico, bajo los parámetros del ciudadanismo populista, como por ejemplo Podemos, Comunes, IU o Equo. A continuación vienen un montón de colectivos y asociaciones reformistas que no van más allá de la economía “solidaria” de mercado, el consumo “responsable”, la explotación de energías “renovables” y el desarrollismo “sostenible.” Mayor grado de complicidad con el orden tienen los ecologistas patentados de las grandes ONG's del estilo de Green Peace, WWF, Extinción-Rebelión o Green New Deal, que aspiran a convertirse en lobbies, y sobre todo los tertulianos “transicionistas”, los “colapsólogos” y las vedettes del espectáculo conmovidas por la devastación planetaria. Sin embargo, el núcleo duro de esa clase de ecologismo está compuesto por una fauna considerable de arribistas cretinos, trepas advenedizos y aventureros aprovechados que se distribuye por las instituciones, los medios, las redes sociales y las cúpulas orgánicas en tanto que expertos, asesores, consejeros y directivos. Se puede confeccionar una extensísima lista con sus nombres. El común denominador de todos ellos es no constituir una amenaza para nada ni para nadie. No cuestionan los tópicos fundacionales del dominio burgués -“democracia”, “progreso”, “Estado de derecho”- sino más bien lo contrario. Realmente no quieren acabar con el capitalismo ni desindustrializar el mundo. Sus miras son mucho menos ambiciosas: la mayoría se dará por satisfecha con ver incluidas algunas de sus propuestas en las agendas de los partidos principales y los gobiernos. Al fin y al cabo, su trabajo vocacional se limita a presionar a los políticos, no a expurgar la política. Intentan ejercer de intermediarios en el mercado territorial a través de normativas conservacionistas, tal como hacen los sindicatos en el mercado laboral.
El Estado vertebra o desvertebra la sociedad en función de poderosos intereses privados, los intereses de la dominación industrial, y no en beneficio de las masas administradas. Es algo inamovible. El saqueo del territorio que las elites económicas practican está siendo facilitado por las instancias estatales, que se alimentan de él reforzando de paso su estructura jerárquica, consolidando la clase político-funcionarial y extendiendo los mecanismos de control de la población. No hay Estado “verde” posible, porque ningún Estado que se precie va a actuar en contra de sus intereses, y estos pasan por la explotación intensiva de los recursos naturales más que por el decrecimiento. La detención de la catástrofe implicaría la del desarrollo, con temibles derivaciones como la erradicación del consumismo, el desmantelamiento de las industrias, las autopistas y la gran distribución, la desurbanización del espacio, la disolución de la burocracia, la descentralización total de la producción energética y alimentaria, el fin de la división del trabajo, etc., todas contrarias al carácter del Estado producto de la civilización industrial. Por eso el ecologismo del Estado preferirá distraer a su público con pequeños gestos superficiales de responsabilidad ciudadana. No irá más allá de los impuestos, los decretos y las comisiones de seguimiento; no sobrepasará la recogida selectiva de basuras, la limitación de la velocidad a 80 Km/h, el fomento de la bicicleta, la promoción de los alimentos orgánicos, el alumbrado de bajo consumo o la prohibición de determinados envases de plástico, nada de lo cual contribuirá visiblemente al cambio ecológico o a la democratización de la sociedad. El Estado reposa sobre una población infantilizada, excluida de la decisión y despolitizada, volcada en su vida privada; el Estado se nutre de una sociedad artificial, estratificada, clasista, en fuerte desequilibrio con el entorno y por consiguiente insostenible. Si una sociedad así nunca será ecológicamente viable, tampoco lo será un Estado forjado en su seno por mucha voluntad que alguno le ponga. Los falsos ecologistas adoran al Estado por encima de todas las causas.
Los verdaderos ecologistas están en otra parte. Los auténticos ecologistas son antidesarrollistas. Su programa rechaza el papel preponderante de la técnica en la orientación evolutiva de la sociedad, es decir, condena como falacia perniciosa la idea de “progreso”. Asímismo, critica y combate la concentración de la población en conurbaciones y la proletarización de la vida de sus habitantes, tanto en su dimensión material como en la moral. Lucha contra la alienación y consecuencia necesaria de la masificación. Para ellos la civilización industrial y el Estado que la representa son irreformables y hay que combatirlos por todos los medios, desde luego, medios que no contradigan a los fines. Boicots, marchas, ocupación, movilizaciones, etc. La defensa del territorio es antiestatista y anticapitalista tanto en la forma como en el contenido. Busca la salida del capitalismo, la desmercantilización del territorio y las relaciones humanas, y la gestión pública a través del ágora, es decir, de las asambleas. La catástrofe ecológica no podrá conjurarse más que con un cambio drástico del modo de vida, una “desalienación”, lo que nos remite a la restitución del metabolismo normal entre la urbe y el campo, a la unificación del trabajo intelectual y físico, a la supresión de la producción industrial, a la abolición del trabajo asalariado, a la extinción de las formas estatistas... La cuestión teórica y práctica que se plantea consiste en cómo elaborar una estrategia realista de masas para llevar a cabo los objetivos descritos. La salvación del planeta y de la humanidad doliente dependerá de que la capacidad que tenga la población oprimida para salir de su letargo y emprender el largo camino de la resistencia con el fin de acabar con un mundo aberrante y construir en su lugar una sociedad verdaderamente humana.
Miquel Amorós, 26 de febrero de 2019. Argumentos para la no-participación en unas jornadas colapsistas

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Posted: 04 Mar 2019 05:06 AM PST
En el seno de todas las sociedades hay épocas en las que la revolución se convierte en una imperiosa necesidad, que se impone de manera absoluta. Nuevas ideas germinan por todas partes, buscan hacerse realidad y encontrar su aplicación en la vida real. Chocando constantemente con la inercia de aquellos que tienen interés en mantener el régimen actual, ahogándose en la sofocante atmósfera de los prejuicios y las tradiciones. Las ideas que nos han trasmitido sobre la constitución de los Estados, sobre las leyes sociales, sobre las relaciones económicas y políticas entre las personas, no se sostienen ya ante el análisis critico. Las instituciones políticas, económicas y sociales están en ruinas; el edificio que las alberga es inhabitable e impide que las ideas que germinan en sus huecos y agrietados muros se desarrollen. Hora es de derribarlo. Publicamos por primera la versión íntegra de Palabras de un rebelde, continuación de La conquista del pan. Incluye el prólogo original de Élisée Reclus, responsable de la selección de textos periodísticos de Kropotkin, que hasta ahora había sido ignorado.
https://www.youtube.com/watch?v=-hFtvuc7Dsg
LaMalatesta Editorial, Madrid 2017 274 págs. Rústica 20x13 cm ISBN 9788494171277
LaMalatesta - Librería/Editorial libertaria C/ Jesús y María, 24 - Madrid - Tlf.: 915391007 http://www.lamalatesta.net/

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Posted: 04 Mar 2019 04:52 AM PST
La dictadura de la burguesía o del proletariado, es siempre tiranía y la libertad no puede alcanzarse por medio de la tiranía. Ricardo Flores Magón.
Si no aspiramos al poder, ¿por qué ayudar a los que aspiran a él? Errico Malatesta.
¿Qué intereses debe defender unx revolucionarix, los del partido o los del pueblo que con su sangre impulsa la Revolución? Consejo Revolucionario Militar de la Región de Guliay Polié
Introducción
Generalmente en los círculos académicos o en grupos de gente interesada en discutir ideas revolucionarias por fuera de la Academia, lo primero que se te acerca puede ser información referida al peronismo, el cual fue ese proceso político que burocratizó la vida mediante el sometimiento absoluto al Estado, domesticó la lucha social y pregonó la conciliación de clases: “Buscamos suprimir la lucha de clases suplantándola por un acuerdo justo entre obreros y patrones al amparo de la justicia que emana del Estado” (Perón, 1º de Mayo de 1944). Por otra parte, también podemos encontrarnos con una historia que reivindique al comunismo. Pero no al comunismo libertario, sino al comunismo autoritario. Ese que aspira al Poder estatal mediante una dictadura de una minoría iluminada ajena a los intereses del pueblo. El acercamiento al anarquismo se puede llegar a profundizar cuando analizás no las “traiciones”, sino lo que en la historia de los procesos revolucionarios son acciones consecuentes y coherentes de ese comunismo autoritario que ha encarcelado y masacrado a miles de anarquistas.
Con escoba de hierro, sin libertad
En el contexto de la Revolución rusa Trotsky decía: “Hay que barrer con escoba de hierro a todos los anarquistas de Rusia”[1]. Estas acciones consecuentes del capitalismo de Estado se pueden analizar, por ejemplo, en las obras La Revolución desconocida de Volin, Los anarquistas rusos y Kronstadt 1921 de Paul Avrich e Historia del Movimiento Makhnovista de Archinov, las cuales están repletas de documentos de diversas fuerzas intervinientes para dar cuenta de lo mencionado. En particular, la obra de Piotr Archinov Historia del Movimiento Makhnovista es un documento fundamental para comprender parte de la Historia que el Poder ha tratado de ocultar. El Movimiento makhnovista consiguió ocupar en Ucrania, según Néstor Makhno, referente de la Revolución ucraniana, un territorio de unos 60.000 km2 con millones de habitantes[2]. Según los documentos del Movimiento, sólo en la región de Guliay Polié y sus alrededores, cerca de dos millones de personas fueron representadas por él en el tercer Congreso Regional de campesinxs, obrerxs y guerrillerxs realizado el 10 de abril de 1919[3]. Los rasgos característicos de este movimiento eran una profunda desconfianza hacia los grupos no trabajadores o privilegiados de la sociedad, desconfianza hacia los partidos políticos, negación de toda dictadura sobre el pueblo por parte de cualquier organización, negación del principio estatal, autogestión completa de lxs trabajadores en cada localidad.
En este sentido, Historia del Movimiento Makhnovista es un documento histórico que alecciona a quienes consideran al anarquismo como una fantasía irrealizable. Deja en claro que no es un imposible absoluto. Por mencionar sólo a algunos de los procesos históricos-revolucionarios en los que formó parte el anarquismo o tendencias libertarias que dan sustento a que esas prácticas e ideas nos sigan impregnando: la Revolución francesa (1789), la Comuna de París (1871), la insurrección de la Comuna Strandzha en Bulgaria (1903), la Revolución mexicana (1910), de la cual los hermanos anarquistas Flores Magón fueron claros partícipes e impulsores, los procesos de rebelión del Territorio Libre de Ucrania (1918-1921), de Manchuria (1929-1932), de España (1936-1939), de Chiapas (1994-actualidad) y la Revolución de Rojava (2012-actualidad). La imposibilidad de vivir en igualdad y en libertad está dada por el Patriarca-Estado-Capital bajo todas sus máscaras, sea del color que sea. Por lo tanto, hay que desarraigarnos de la visión opresora que hemos aprendido y ver a través de los intersticios de esa historia valiosa que han podido edificar lxs de abajo del mundo. A su vez, esos procesos mencionados quedan como argumentos no tan fuertes si comprendemos que el ser humano vivió de forma anárquica desde tiempos inmemorables, y que el apoyo mutuo, la reciprocidad y la necesidad de compañía para el bienestar individual y social es la regla y no la excepción, es la regla misma de la vida como forma anárquica, como sistema que se autoorganiza y se reproduce así mismo; la excepción, por lo tanto, es el patriarcado, el Estado, la sociedad mercantil y las relaciones opresivas. Estos conceptos los encontramos, por ejemplo, en las necesarias obras El apoyo mutuo y La moral anarquista de Piotr Kropotkin, en La rebelión de Edipo: El asalto al Hades de Casilda Rodrigañez y en La Revolución de las mujeres y Orígenes de la Civilización de Abdullah Ocallän.
La obra de Archinov golpea fuerte a quienes justifican que el socialismo autoritario es la única realidad posible de transformación social revolucionaria. Es más, sitúa a la Revolución rusa como un movimiento revolucionario de masas, hecho por ellas mismas, concreto y real, y al bolchevismo, al Partido, como ese aparato político estatal que ha sabido ser un consciente y hábil estadista para aplastar la Revolución del pueblo. Por lo tanto, la Revolución rusa y el sistema autoritario de los comunistas estatales son concepciones radicalmente opuestas. La historia del Movimiento makhnovista desenmascara al bolchevismo y destruye por completo la leyenda de su carácter revolucionario y proletario.
La Revolución de octubre se forjó bajo dos frases: ¡Las fábricas a lxs obrerxs! ¡La tierra a lxs campesinxs! Pero esta organización de lo vital se contrapuso con la resistencia férrea del Partido Comunista. El programa político del bolchevismo fue aprovecharse y disponer de las fuerzas revolucionarias del pueblo, ponerse a su cabeza para derrocar a la burguesía, apoderarse del Estado y asentar su dominación sobre los fundamentos del socialismo de Estado. Toda su actividad durante la Revolución rusa no fue más que la realización de la dominación estatal de la democracia:
La nacionalización de la industria, de las tierras, de las viviendas en las ciudades, del comercio y el derecho a voto para lxs obrerxs y lxs campesinxs, son la base del comunismo bolchevique puro. En realidad, la “nacionalización” culminó en una estatización absoluta de todas las formas de vida del pueblo. No solamente la industria, los medios de transporte, la instrucción, los órganos de aprovisionamiento, etc., se convirtieron en propiedad del Estado, sino también cada obrerx, la clase obrera en particular; su trabajo y su energía, las organizaciones profesionales y cooperativas de campesinxs y obrerxs, todo fue estatizado. El Estado es todo, el obrero y la obrera no es nada; tal es el precepto fundamental del bolchevismo. Ahora bien, el Estado es representado por sus funcionarios, y ellos lo son todo, la clase obrera no es nada.[4]
La estructura comunista estatal que lleva a la esclavitud de lxs obrerxs y de lxs campesinxs es explicada por lxs makhnovistas no por errores y extravíos del bolchevismo, sino por su aspiración consciente al sometimiento de las masas, por ser una nueva casta social privilegiada. A pesar de las diferentes disputas con el aparato político bolchevique, lxs makhnovistas distribuyeron propaganda a lxs soldadxs del Ejército Rojo invitándolxs fraternalmente a la unidad:
¡Camaradas soldadxs rojxs! Nuestros más aborrecidos son los grandes propietarios y los capitalistas de todos los países, los generales y oficiales de Denikin [líder del Movimiento Blanco contrarrevolucionario en la Revolución Rusa que quería restaurar la monarquía], los nobles polacos y los comisarios bolcheviques. Los castigamos a todos despiadadamente, ejecutándolos como enemigos de la revolución de pueblo trabajador. Pero ustedes camaradas soldadxs rojxs, lxs consideramos hermanxs de sangre, con quienes quisiéramos conducir juntxs la lucha por la verdadera emancipación, por un auténtico régimen soviético, sin la tutela de partidos.[5]
Y en algún momento, su convocatoria tuvo éxito. El 25 de julio de 1920, lxs soldadxs del 522 regimiento del Ejército Rojo declaran en un llamamiento público:
Nos pasamos sin disparo alguno y con todo nuestro equipo y armas, del lado de lxs insurgentes makhnovistas. Los comunistas nos acosaron y atribuyeron nuestro paso al bando de lxs insurgentes makhnovistas a un capricho y a una tendencia al banditismo (…) Porque llevan un combate despiadado contra los ricos y los nobles; porque toman partido por la libre unión y los sóviets entre lxs obrerxs y lxs campesinxs, sin la dictadura del partido que sea… porque lxs makhnovistas pelean por (todo eso), nos encontramos nosotrxs también a su lado por estas mismas aspiraciones, nosotrxs, soldadxs rojxs ayer y revolucionarixs libres hoy (…) ¡Escúchennos y no hagan verter inútilmente la sangre de sus hermanxs! ¡Sigan nuestro ejemplo! Nuestra acogida fraterna les espera.
Lxs soldadxs rojxs del 522 regimiento, ahora makhnovistas. [6]
El movimiento makhnovista es incompatible con la actividad estatal del bolchevismo. A partir del testimonio de un soldado del Ejército Rojo que recopila Archinov, la conducta de Trotsky con respecto al Movimiento Makhnovista se puede resumir así:
(…) vale más ceder Ucrania entera a Denikin que permitir una expansión del Movimiento makhnovista; el movimiento de Denikin, eminentemente contrarrevolucionario, podría fácilmente ser comprometido por medio de la propaganda de clase, mientras que la Makhnovschina se desarrolla en el fondo mismo de las masas y las subleva precisamente contra nosotros.[7]
Podríamos hacer el ejercicio con la Revolución española y sustituir algunos nombres mediante el testimonio de algún soldado comunista: “Vale más ceder España entera a Franco que permitir una expansión de la colectivización de la tierra, talleres y fábricas por parte de los mismxs obrerxs y campesinxs, impulsadxs por la teoría y prácticas del comunismo libertario”.
¿España democrática o España revolucionaria?
El 18 de julio de 1936 se produjo el alzamiento de tropas del ejército encabezado por Francisco Franco contra la Segunda República y pocas horas después la península ibérica fue el escenario de un dramático pero inevitable enfrentamiento. Desde los comienzos del levantamiento, el pueblo del territorio español resistió e hizo detener y retroceder al avance de las fuerzas fascistas.
La Guerra Civil española se venía gestando desde que en 1931, proclamada la Segunda República, los sectores más reaccionarios y oscurantistas coaligados expresaron su pesar por la caída de la monarquía del rey Alfonso XIII. Las ilusiones de cambios sociales que anidaban en los corazones de las mujeres y hombres del campo y en el proletariado de las ciudades se vieron frustrados  por la ambigüedad y la tibieza de los jerarcas republicanos frente a los poderosos latifundistas. En el seno del complejo, contradictorio y dramático proceso social ibérico se dieron experiencias inéditas de realizaciones concretas llevadas adelante por mujeres y hombres decididos a no claudicar frente al fascismo en versión falangista y al estalinismo.
Cuando Stalin proporcionó algunas armas a lxs antifascistas, también envió un ejército de agentes comunistas que tuvieron apoyo en las embajadas rusas de Madrid, Valencia y Barcelona, e intentaron manejar desde allí al gobierno español, mediante la presión del transporte de armas. Mientras la prensa comunista de todos los países publicaba que la URSS era la única que proporcionaba desinteresadamente armas a lxs antifascistas españolxs, se olvidaba de advertir que Stalin hacía pagar cada cartucho por el gobierno de Valencia de antemano y en oro.[8]
En relación con el proceso histórico mencionado anteriormente, analizar la Revolución española también nos sirve para darnos cuenta de procederes consecuentes de persecución y asesinato hacia lxs anarquistas por parte del comunismo autoritario. Una excelente obra para ver esto es Homenaje a Cataluñade George Orwell que inspiró a Tierra y Libertad, película de Ken Loach.
A pesar de que Orwell participó de las milicias del POUM (Partido Obrero Unificado Marxista), éste declara que “de acuerdo con mis preferencias puramente personales, me hubiera gustado unirme a lxs anarquistas”.[9] Igualmente, las tácticas de los comunistas autoritarios, a pesar de los recelos entre anarquistas y el POUM, hacían coincidir a estas últimas tendencias. Es decir, lxs anarquistas y el POUM propugnaban el control total de la tierra, fábricas y talleres por lxs trabajadorxs mismxs y no separaban la guerra de la Revolución, querían una España revolucionaria y no una España democrática como los comunistas estatales con su gobierno centralizado.
Orwell, como periodista, escritor y combatiente de las milicias de la Revolución española, tenía la impresión “de que España sufría una plaga de siglas”. Cuando llega a Barcelona y se une a las milicias revolucionarias, un compañero le dice “aquellxs son lxs socialistas”. Orwell, desconcertado se pregunta: “¿Acaso no somos todxs socialistas? Me pareció tonto que hombres (y mujeres) que luchaban por su vida tuvieran partidos distintos; mi actitud siempre fue: ` ¿Por qué no dejamos de lado todas esas tonterías políticas y seguimos adelante con la guerra?´”.[10]Lamentablemente, no todxs aspiraban a la transformación total de la vida igualitaria y libre. La Historia demostró que el capitalismo de Estado o socialismo autoritario fue contrario a esas ideas y prácticas de libertad:
Lxs anarquistas (único movimiento revolucionario que ejercía gran influencia), fueron obligadxs a ceder en un punto tras otro. Se frenó el proceso de colectivización, se eliminaron los comités locales, se disolvieron las patrullas de trabajadorxs y se restablecieron, reforzadas y muy bien armadas, las fuerzas policiales de la preguerra; el gobierno se hizo cargo de varias industrias claves que habían estado bajo el control de los gremios.[11]
Para Orwell, el hecho central en este acontecimiento histórico fue omitido: la revolución la estaba realizando el mismo pueblo. Desde la prensa hegemónica, toda la lucha fue reducida a una cuestión de “fascismo versus democracia”. Las siguientes líneas sintetizan cómo la ética consecuente y las prácticas políticas del comunismo estatal se vuelven a repetir:
[…] todo el mundo estaba decidido a impedir la Revolución en España; en especial el Partido Comunista, respaldado por la Rusia Soviética, [que] lanzó su máxima energía contra la Revolución. Según la tesis comunista [estatista] una Revolución en esa etapa [de guerra] resultaría fatal y en España no debía aspirarse al control ejercido por lxs trabajadorxs, sino a la democracia burguesa.[12]
[…] los comunistas no estuvieron en la extrema izquierda, sino en la extrema derecha. En realidad no debería resultar sorprendente, pues las tácticas del Partido Comunista en otros países han puesto en evidencia que es necesario considerar al comunismo oficial, al menos por el momento [y siempre que sea comunismo de Estado], como una fuerza contrarrevolucionaria.[13]
La Revolución española había adquirido desde el comienzo un carácter que no podía ser grato para los gobernantes del Kremlin. Refutó el mito de la dictadura del proletariado como etapa de transición hacia el comunismo y demostró que la auto-organización del pueblo podía prosperar sin tutelas burocráticas. Una victoria de la Revolución española no sólo hubiera golpeado fuerte al fascismo sino que desalojaría de su posición a su hermano gemelo: el bolchevismo. Habría demostrado que la supuesta transición de la dictadura del proletariado sólo servía para que los nuevos gobernantes consoliden sus nuevas formas de tiranía.
El anarquismo en España supo construir experiencias de pedagogía libertaria, liberatorios de prostitución, socialización de los servicios de salud, colectivización de tierras y autogestión social de campos, fábricas y talleres. Todo esto mientras un pueblo en armas luchaba contra los militares sublevados, los capitalistas y la jerarquía eclesiástica. Esta alianza apoyada material y militarmente por el régimen italiano de Benito Mussolini y el Tercer Reich alemán encabezado por Adolfo Hitler, más las arteras maniobras de la dictadura de Joseph Stalin, enemigo declarado del socialismo libertario, y del Partido Comunista local como apéndice de la URSS, logró diluir la radical transformación social por parte de lxs revolucionarixs libertarixs y allanar el terreno para el fascismo.
Los hechos y los testimonios de los dos procesos históricos mencionados nos permiten formular con claridad lo siguiente: el comunismo autoritario nunca quiso y nunca va a querer la auto-organización del pueblo; el comunismo autoritario, jerárquico y estatal, nunca va a querer la libertad. Esta sólo será ejercida por la participación directa de los individuos en la organización social a escala comunal regida por un principio federativo. Participación basada en el apoyo mutuo y en relaciones solidarias alejadas de los principios de opresión que emanan desde el Estado: «Libertad sin socialismo es privilegio e injusticia; socialismo sin libertad es esclavitud y brutalidad»
Roscigna
Notas
[1] Archinov, Piotr, Historia del Movimiento Makhnovista, Anarres, Buenos Aires, 2008, p.115.
[2] Ibíd., p.239.
[3] Ibíd., p.96.
[4] Ibíd., p.71.
[5] Paz Paredes, Lorena. “La Makhnovschina, un movimiento libertario bajo fuego”. La Jornada [en línea] Fecha de consulta: 7 de julio de 2017. Disponible en: http://www.jornada.com.mx/2014/12/20/ponencias/lorenapaz.pdf
[6] Ibid,  Paz Paredes.
[7] Archinov, Op. Cit, p. 119.
[8] Rudolf Rocker, “La guerra civil española y la traición de Stalin”, en Reconstruir, Buenos Aires, 1975, p.53.
[9] George Orwell, Homenaje a Cataluña, Buenos Aires, 2008, p. 129.
[10] Ibíd., p.60.
[11] Ibíd., p.68.
[12] Ibíd., p.64.
[13] Ibíd., p.69.

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Posted: 04 Mar 2019 04:44 AM PST
¿Qué significa abstenerse? Sencillamente no participar en algo a lo que se tiene derecho. En política, concretamente, la abstención hace referencia a la posibilidad de no ejercer el voto en las elecciones. En este sentido, votar es un derecho (sufragio activo) y como tal se encuentra recogido en la Constitución Española. Al respecto, conviene recordar que un derecho no puede ser al mismo tiempo un deber, ya que no existe sanción al respecto. Un derecho solo impone obligaciones a terceras personas, para que éstas no impidan su ejercicio. Ahora bien, más allá de la pura concepción jurídica, hay otros muchos elementos que vale la pena analizar.
Lo primero que hay que remarcar es que, evidentemente, algunas personas no votarán debido a una falta de interés por la política, pero la abstención consciente y crítica tiene un alto grado de sentido. La premisa es clara y sencilla: si no se está de acuerdo con el sistema se decide no participar en él. A este pensamiento se le contrapone otro que defiende que el sistema se puede cambiar votando. ¿Realmente es así? Aunque no sea indiferente el partido que gobierne, cualquier formación política que concurra a unos comicios difícilmente transformará el sistema. Esta afirmación se explica porque ningún actor busca que el sistema, del cual forma parte, sufra modificaciones sustanciales, debido a que éstas pueden empeorar su situación o, incluso, dejarles fuera. Para estos actores la certeza es lo más deseable.
Este hecho no significa que un partido no pudiera tener, en sus inicios, un considerable potencial revolucionario-transformador, sin embargo una vez ingresa en el sistema dicho potencial queda desactivado. ¿Cómo? Mediante un complejo sistema de subvenciones que liga al partido (y sus miembros dirigentes) con el Estado, al mismo tiempo que el siempre atractivo ejercicio del poder por una minoría, sumado a sus privilegios (sueldos, pensiones, aforamientos, etc.) diseña una identidad de clase (política), que perpetúa la histórica dicotomía gobernantes-gobernados. Bajo estas condiciones, la clase política se aleja de la ciudadanía, aflorando intereses cada vez más contrapuestos. En este entramado, aunque cada partido sostenga un relato distinto, resulta casi imposible que aquella doctrina socialdemócrata de “cambiar el sistema desde dentro” se cumpla. Tanto es así que llevan más de 100 años intentándolo.
En consecuencia, no solo es que el voto difícilmente cambie el sistema, sino que además curiosamente también lo refuerza. ¿Por qué? Es una cuestión de observar de dónde obtiene la legitimidad un sistema que no prevé referéndums vinculantes y cuyas ILP´s tienen un reducidísimo campo de acción. De acuerdo con esto, su legitimidad descansa, exclusivamente, sobre el número de personas que participan en el único proceso político del que pueden formar parte. Este proceso (las elecciones) es muy limitado, puesto que se reduce a escoger una lista de entre las que previamente han sido elaboradas por las cúpulas de los partidos. De esta manera, en cada uno de estos procedimientos subyace, en realidad, un plebiscito de aceptación o rechazo al régimen. De modo que, mientras la abstención no sobrepase un cierto porcentaje, pudiéndose ser éste un 50%, el régimen interpreta que la ciudadanía lo apoya.
Además, cabe destacar que la codiciada mayoría absoluta del Congreso no tendrá la misma fuerza si se consigue en unas elecciones en las que ha votado, por ejemplo, el 60% del electorado en vez de un 80%. Por esas razones, la clase política al completo reproduce, sin discrepancia alguna, el típico mensaje de: “votad al partido que sea, ¡pero votad!”. En realidad, la propaganda pro sistema siempre ha ido en esa dirección, intentando en ocasiones hacer parecer a la abstención algo moralmente cuestionable. De esta manera, surgen mitos como aquel que esgrime que “el que no vota no tiene derecho a quejarse”. Si se siguiera este razonamiento la población tampoco podría protestar ante la aprobación de una ley, dado que no tuvo ocasión de votarla. Así que, no es la participación en algo lo que otorga el derecho a quejarse (de ser así se terminarían los debates sobre deportes), sino la pertenencia a una sociedad. Pese a todo lo dicho, el voto es una opción muy personal y debe ejercerse en conciencia, porque es sumamente difícil saber a qué partidos beneficiará o perjudicará el sentido del voto de una persona.
Juan Carlos Calomarde García
Politólogo y doctor en Ética y democracia

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Posted: 04 Mar 2019 04:36 AM PST
A pesar de ser un documental con ciertos aires de sensacionalismo innecesario, “Psiquiatría, Una industria de la muerte” entrega datos útiles sobre los orígenes históricos de la institución psiquiátrica, expone algunas de sus falacias y/o fraudes tanto teóricas como practicas que configuran el modelo médico, lo muestra en un marco genealógico acompañándose de entrevistas hasta llegar al fraude y negocio psiquiátrico contemporáneo. El documental denuncia la histórica y contingente brutalidad psiquiátrica sobre sus víctimas/pacientes, no pretende criticar la psiquiatría por sus soportes como institución normativa de la tiranía de la Razón y de la higiene público, sino por su considerable violencia discursiva y práctica.
https://www.youtube.com/watch?v=0N91anpza0Q

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Posted: 04 Mar 2019 04:28 AM PST
Tres estrofas
Sin prejuicios,
sin rencores,
sin emociones
a lo lejos.
Que estén aquí,
bien cerquita,
dentro del pecho.
El reflujo
de la vida,
en catarsis
en este momento.
En la lucha,
día a día,
por encontrar
ese momento
y decirte:
te quiero.

Entre sueños
Resueña y resueña
el soñador,
resueña y resueña.
Hay un día
en el que despierta
y el sol le acaricia la cara,
desayuna
y se lava los dientes,
se viste
y sale a la calle.
¡Siente el frío aire
de la mañana en la cara!
Tú, poeta enmarañado;
saluda al nuevo día
con una sonrisa en la boca,
y despliega las alas
y échate a volar.
-Richie punk

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Posted: 02 Mar 2019 06:54 AM PST
“Mutilasteis trozos de mi, me incrustasteis trozos de vosotros/Castigándome por reír y por hablar con los otros/Obligándome a reprimir sentimientos y lo que pensaba/Soportando tener que oír, sermones que no me gustaban (…) Padres, profesores, psicólogos y educadores: ¡Asesinos! Padres, profesores, psicólogos y educadores: ¡Policías! Os cargasteis la espontaneidad de un niño, la creatividad, la rabia y el cariño.”
– De la canción “Mutilasteis” del cantautor Producto Interior Bruto
El presente material pretende ser una recopilación de distintos textos que hemos traducido y agrupado y que tienen como denominador común la crítica al llamado “sistema de enseñanza”.
Creemos que todas las instituciones académicas que conforman dicho sistema (colegios, institutos, facultades universitarias…) así como los lugares reservados para el castigo a quien no encaja en los parámetros exigidos o no acata las normas (aulas especiales, psiquiátricos, centros de menores, reformatorios…), tienen como función principal perpetuar el statu-quo de este mundo y los valores e ideas en los que se basa. La autonomía es eliminada y cada alumne pasa a estar sometide a las normas de supuestes expertes que solo buscan convertirnos en ganado obediente, en ciudadanes satisfeches de nuestros roles reproduciendo los mismos patrones de autoridad. El Clasismo, el Colonialismo y el Racismo, el Capacitismo, su falsa biología binaria, patriarcal y especista, su “arte” normativo y hecho negocio, su normalidad, su ego.
Nosotres creemos en otras formas de entender las relaciones y la vida. Sabemos que es posible construir otros vínculos con lo que nos rodea, hacernos cargo de nuestras decisiones y responsabilidades sin que un líder tenga que decirnos qué hacer, y trabajar juntes, y no compitiendo entre nosotres, por satisfacer nuestros deseos y necesidades sin tener que oprimir ni devaluar a nadie por el camino. Por eso, queremos apostar por una enseñanza libre, sin dogmas ni jerarquías y que no termine una vez completas los ciclos pautados sino que nos acompañe todo nuestro recorrido como un duro pero hermoso ejercicio de aprendizaje, autocrítica y evolución constante. Para ello, sentimos la necesidad de cuestionar, atacar y sabotear los espacios y estructuras donde el Estado y el Capital perpetúan su dominio, y esta publicación es un pequeño paso en esa dirección.
Esta publicación queremos dedicársela a la memoria de Ramón Barrios, de Hamid, de Saray y de todes les niñes salvajes muertes en centros de menores, asesinades por la maquinaria educativo-punitiva del Estado. No os olvidamos, no perdonamos…
Para leer online/descargar:

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Posted: 02 Mar 2019 06:48 AM PST
Llamado a la acción anárquica este 8 de marzo!!!
A todas nuestras afines en México y el mundo, a todas las brujas en lucha en el universo:
El próximo 8 de marzo se conmemora como cada año el Día Internacional de la Mujer. Para muchas, este día es un día de fiesta y homenajes. Para otras, es una jornada de lucha y reivindicaciones políticas y sociales, por lo que llaman a la huelga general feminista por el derecho básico a la no discriminación, contra la violencia de género que ejercen sobre nosotras en la casa, en la calle, contra los FEMINICIDIOS que suman y se multiplican en el México de la Cuarta, contra los convenios abusivos y la falta de garantías para obtener el mismo salario por un desempeño de igual valor, contra la falta de reconocimiento de las enfermedades propias del trabajo en sectores feminizados, contra el acoso y el abuso sexual en escuelas y centros laborales, contra los recortes presupuestales en detrimento de la madre trabajadora, contra la eliminación de los albergues y refugios para las mujeres víctimas de violencia, etc.
A este último llamado también se suman las compañeras anarcofeministas en general, consecuentes y reflexivas de que nada ha cambiado: no hay nada nuevo con su Cuarta Transformación, son los mismos perros misóginos con diferentes collares. Y también se suman aquellas compas que han asumido “el informalismo insurreccional desde una perspectiva anarca-feminista”, y han constituido sus colectivas de afinidad, pese a haber “sufrido el desprecio y los persistentes ataques de quienes reclamándose cómplices de la Anarquía, les caga la madre aceptar una teoría y una práctica diferente a su manual del (la) buen(a) anarquista”.
Parece ser que todo se reducirá a una gran manifestación política con sus mantas y performances, solo que esta vez habrá más banderas negras y púrpuras que de costumbre. Y tal vez logren su huelga general feminista por ocho pinches horas, limitando la guerra anárquica contra el patriarcado a una fugaz batalla sin mayor trascendencia, olvidando sus propias palabras: “solo hay una forma de confrontar al poder y a la autoridad, y esa es la insurrección anárquica, por eso concebimos la organización anáquica de manera informal mediante las colectivas de afinidad y la conflictividad permanente contra la civilización patriarcal en conjunto”.(1)
Compañeras: si queremos hacer la diferencia tenemos que actuar diferente.
Nosotras no somos feministas. Somos ANARQUISTAS. Por eso luchamos contra el patriarcado, no por el feminismo. El feminismo es una ideología más al servicio del poder. El anarcofeminismo es una desviación sesentaiochera, una de las mil desviaciones de la gran proliferación de corrientes en el movimiento. Una más, como el anarco-cristianismo, el anarco-sindicalismo, el anarco-pacifismo, el anarco-leninismo, el anarco-islamismo, o cualquier otra de las muchas que acusan algunxs compañerxs, solo que por ser políticamente correctos nunca incluyen este tema y prefieren dejárnoslos a nosotras de tarea .
Compañeras: El discurso del poder también se filtra entre nosotras creando nuevas divisiones que impiden la proyectualidad de la guerra anárquica.
Como nos recuerdan en su comunicado “luchar contra el sexismo y la misogínia es luchar contra el género, y luchar por destruir el género, es luchar por destruir la civilización patriarcal (…) Nuestra lucha es la misma”. Con más razón: no le pongamos límites a la revuelta. Que no se queden nuestros deseos de destrucción apresados en el atrapasueños. Dejemos que toda la rabia anárquica de “brujas”, “putas”, “feminazis”, “traileras”, “buchonas” y “chanclas”, hierva en nuestras venas y estallé en las calles. Este 8 de marzo (y todos los días) seamos su peor pesadilla.
¡Ni Dios, ni Estado, ni Amo, ni Marido!
¡Contra la civilización patriarcal!
¡Por el control de nuestras cuerpas y nuestras vidas!
¡Por la destrucción del género!
¡Por la tensión anárquica insurreccional!
¡Por la Anarquía!
¡El Estado-Capital, con AMLO o sin AMLO, patriarcado es lo que teje!
F.B.I. (Féminas Brujas e Insurreccionalistas)
Ciudad de México, Jueves 21 de febrero de 2019.
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Posted: 01 Mar 2019 03:39 AM PST
Ante la deriva que están tomando todos los sindicatos sin excepción, creemos que es necesario parar la maquinaria y volver a la esencia, de lo que una vez fue la lucha obrera. Allá donde haya una masa importante de gente, siempre habrá alguien dispuesto a capitalizar el movimiento, a sacarle rendimiento, a ponerse en la cúspide de la pirámide, a reglarlo todo con estatutos para potenciar una inacción y un control.
La pregunta que nos deberíamos hacer como militantes, ex militantes de un sindicato,... es: ¿realmente estoy haciendo las cosas libremente? o, ¿estoy haciendo cosas con los tiempos marcados, que me dicen por qué tengo que protestar, cuándo tengo que protestar, qué es lo prioritario,...? Todo ello para seguir engrasando algo, unas siglas, que están por encima de ti y parecen más, un jefe que te manda y al que hay que idolatrar y rendir pleitesía. Más, que una herramienta por y para los trabajadorxs.
Y es aquí cuando nace el MOA "Movimiento Obrero Autogestionado". Que no pretende montar una superestructura. No pretende inmiscuirse en como tienen que llevar los demás los conflictos. Lo único que pretende es juntar gente afín y ponerse a trabajar. Cada grupo gestionándose como considere y para lo que crea conveniente.

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