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miércoles, 27 de marzo de 2019

Tinkunaco 504/19 - Revista El Emilio - SIEMPRE NOS QUISIERON VENDER “CIPAYOS” COMO “grandes patriotas”

SIEMPRE NOS QUISIERON VENDER “CIPAYOS” COMO “grandes patriotas”


C.A.B.A., Argentina, UNASUR-CELAC, EL EMILIO, Historia Nacional

FOTO MIA
Por Victor Leopoldo Martinez
El cipayismo  no es un fenómeno  nuevo dentro de la corta historia de nuestro país; hijos, nietos y bisnietos putativos de los primeros cipayos fueron –y son-  sus defensores y continuadores. En el siglo XIX y XX lo fueron Rivadavia, Mitre, Urquiza, Alvear, Uriburu-Justo-Roca (hijo), Prebish-Aramburu-Rojas, Martinez de Hoz-Videla-Massera-Cavallo…, Cavallo-Menem; y en los albores del siglos XXI… Mauricio  Macri.  
Comenzó a ser instalado en estos confines del mundo  a partir de las  invasiones inglesas (1806/7) y  operó posteriormente de la mano de la diplomacia de los “rubios albiones”. Para ser más preciso en cuestiones históricas, no es muy difícil deducir que la segunda de aquellas  dos invasiones, solo fue posible porque en la primera, y gracias a la sutil y muy inteligente manera de operar “astutamente”, los británicos crearon  las condiciones internas generando culturalmente los  “5ta columnas” necesarios para que la segunda se produjera. Allí nacen los burgueses “contra-bandistas”.  La “historia oficial”, dentro de un envase con envoltorio “heroico” que ensalza la resistencia popular contra aquella invasión (no le quedaba otra), se encargó de venderla “cambiada” en sus consecuencias de fondo a futuro.
Los ejemplos concretos de verdaderos PATRIOTAS que siempre fueron bien escondidos o ignorados por la historia oficial,  en contraposición al ensalzamiento que hizo de los cipayos,  merecen un párrafo explicativo.
El criollismo nació en aquellos inmigrantes que a modo de agradecimiento  hicieron de esta tierra su casa,  su PATRIA. Es el producto de esa mezcla dada entre los llegados con la conquista europea, nativos y otros africanos traídos en condición de esclavos. Aquí conocieron las desventuras infringidas por la naciente oligarquía local con base en la burguesía nobiliaria de aquellos europeos recién llegados. Estos últimos luego fueron los vende patria en esta tierra. Así conocieron y entendieron aquellos primeros criollos los deseos y las aspiraciones  conjuntas de todos los que decidieron como  pueblo ser libres, una nación soberana con una sociedad más justa e  igualitaria.
Lamentablemente en esto estuvo la clave de mucho de nuestros males posteriores, algo que hasta hoy padecemos, “la división de aguas” (o la famosa “grieta” señalada en otro artículo). Todo aquel que tuviera o manejara la idea de una nación Latinoamericana conformada por Estados soberanos comenzó a ser un peligro para el proyecto de balcanización  de la región que tenía el imperio británico (hoy anglo-norteamericano).    Es el caso de la suerte corrida por  San Martín a manos de Rivadavia; o de Rosas a manos del “unitarismo”  Mitrista y Urquiza; o la suerte de Perón a manos de la “Libertadora PRO norteamericana”. La versión contemporánea es el gobierno  vende patria Macristas que ahora se animó a calificar y juzgar –encubridor de atentados terroristas como Bonadio mediante- de traidores  a la patria a un patriota judío peronista como Timerman y a una ex presidenta peronista como Cristina Fernández de Kirchner por defender hidalgamente nuestra soberanía en cuanto foro internacional se presentó; y lo hicieron por el odio que el verdadero patriotismo despierta en el cipayaje.
LOS CIPAYOS
Dicho esto, es demasiado evidente que la “historia oficial” –hoy con complicidad mediática- se encargó se esconder la otra, la verdadera historia. Es en esto donde fácilmente se puede encontrar la razón del persistente  reaparecer del cipayismo de la mano de actualizados actores. Gracias  a las políticas comunicacionales creadas por B.  Mitre (La Nación como la máxima expresión de su genio, diario creado para que lo pinte como el intelectual eurocéntrico que siempre quiso ser;  para lograrlo utilizó el diario como “tribuna de doctrina”. ¡No! ¡Magnetto y su “Clarín” se creen muy originales pero ya estaba todo inventado!), y a la “lucha” en que se embarcó Sarmiento para sacarnos de la “barbarie” y  volvernos más “civilizados” de la mano  de la educación “libre” (que nunca fue libre), “gratuita” (que nunca lo fue  porque es el único  costo que  decidió pagar la oligarquía para ser instalada en el inconsciente social a través del ritual escolástico como que el “campo era –y es- la patria”) y “obligatoria” (porque fue –y es- el modo de domesticar y disciplinar a la sociedad), el cipayismo instaló el respeto y el amor por los valores liberales importados de Inglaterra.
Solo así se entiende lo qué pasó en la semana de mayo del 1810 y los lustros subsiguientes. La idea libertaria del  criollaje en aquel  intento estuvo movida por el deseo de salir de la condición de  colonia; pero en aquella oportunidad, la sana intensión  también fue fogoneada por operadores británicos para instalar la “peligrosidad de los españoles” (Liniers cayó en la volteada) buscando  que en la realidad nuestra  “libertad  naciera condicionada”  y terminara en un simple cambio de “collar”. Esa fue la desgracia que nos acompañó durante largos períodos  de nuestra historia.
Así como operó De la Riestra para que Mitre recibiera apoyo en “libras” y logística de Inglaterra y de esa manera solventar su infame guerra contra nuestros hermanos paraguayos en los “60” del siglo XIX, un catamarqueño -Guillermo Leguizamón, “el Cata Leguizamón”- (Fue director de una empresa ferroviaria inglesa en argentina posteriormente  nombrado “Sir” de la Corte de St. James a modo de gratitud por los “servicios” prestados), que operaba para los ingleses durante la primera década infame del siglo XX, y que acompañó al entonces vicepresidente de la república –Julio A. Roca (h)-  en la visita que este hizo a Londres,  fue el autor de la famosa frase –mal endosada en su autoría al vice- que sostenía  “La Argentina es una de las joyas más preciadas de la corona de su Graciosa Majestad”. Integraban además aquella comitiva que fue a pedir un prestamos de 13 millones de libras (todo dentro del famoso “pacto Roca-Runciman”) entre otros Miguel Ángel Cárcano, diputado conservador casado con la hija de Bemberg, Raúl Prebisch, ex gerente de la Sociedad Rural, Toribio Ayersa y Federico Pinedo. En las reuniones previas, todos estos cipayos imploraban   “formar parte de las colonias británicas”.
Macri Lagarde
Entonces no puede sorprender a nadie escuchar de boca de Mauricio Macri  decir “No tengo dudas que los argentinos terminarán enamorándose  de Cristin Lagarde” ,  la perversa y fea titular del FMI,  que le financia  su caprichitos y locuras endeudando al país en “verdes”,  enajenando así todo el patrimonio nacional. El sadismo de Macri en materia de “gustos” y pedidos rebasa con creces al practicado por el Marqués de Sade. Tampoco nos debe sorprender que en su último parloteo de apertura de sesiones parlamentarias 2019 como presidente  el pasado viernes 1 de marzo, se haya animado a utilizar un “NUNCA MÁS”; la desvergüenza y cara dures en él no tienen límites.
NUNCA MÁS; fueron dos palabras que sirvieron de cierre en la sentencia emitida por la justicia argentina en el juicio a la última dictadura militar por crímenes de lesa humanidad. Macri las utilizó con la misma frialdad con que le mintió a la sociedad toda prometiéndole cosas que sabía jamás iba a cumplir; una hipocresía sin precedentes puesta en práctica solo  para acceder  al control político de la Nación.  Encima,  y de manera persistente, nos pretende vender  que lo suyo es un “sacrificio patriótico” (algo muy cierto en cuanto a “sacrificio” en alguien que ante la sola presencia de una “pala de punta” corre riesgo de infarto ya que nunca trabajó).
A esta altura de su gestión ya nadie duda que Macri transformó el prometido “CAMBIO” en un simple, burdo y torpe recupero de privilegios para la oligarquía en su afán por pertenecer a ella; que endeudó externamente al país de una manera mucho más peligrosa que las utilizadas por    Rivadavia, Mitre, Roca (h) y Menem,  entregando el manejo de nuestro economía a los intereses financieros internacionales y al F.M.I. logrando así ser otro de los continuadores (más perverso)  de los que lo antecedieron en prácticas cipayas.
El NUNCA MÁS dicho por Macri sonó más que a una expresión de deseo de un torpe e ignorante repetidor de guiones, a otro mensaje digitado por la oligarquía financiera –solo enunciado por él-  para apagar cualquier fuego popular en gestación que intente colocar al frente del gobierno nacional un proyecto patriótico que levante nuevamente banderas de soberanía política e independencia económica; como las que  levantó siempre el peronismo. De ahí su odio visceral para con este ideario.  Su insistente señalamiento  de los males nacionales que “afectaron” al país en  los “últimos 70 años” da cuenta de esto. Hoy vemos que Macri no duda, cuando lo cree necesario, en actuar, con Patricia Bullrich como brazo ejecutor, a sangre y fuego para apagar esos fuegos libertarios; como lo hizo Mitre en sus guerras contra las montoneras (Mandando a asesinar junto a Sarmiento a Ángel Vicente  “El Chacho” Peñaloza, arrasar poblaciones enteras del interior masacrando  a  miles de argentinos federales), contra los hermanos uruguayos (en Paysandú) y contra los hermanos paraguayos (Guerra de la Triple Infamia).      
Mauricio Macri es hoy el más bruto, torpe y  perverso pero a la vez el más eficiente cipayo que haya mal parido este suelo hasta ahora. 

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