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Posted: 03 Mar 2020 11:00 AM PST
Frankenstein es una historia de monstruos con mensaje político. La criatura de Mary Shelley vino al mundo en una familia que daba cierto miedo. El padre, un poeta socialista y ateo; el abuelo, uno de los fundadores del anarquismo; y por si eran pocos, parió la abuela, la ciudadana Frankenstein, la auténtica heroína de este relato, que es una invitación para realizar un viaje a través de la revolución francesa.
GEOGRAFÍA de la REVOLUCIÓN
Tendiendo puentes entre la revolución francesa y la famosa novela de Mary Shelley [1797-1851], diversos estudios han señalado que su monstruosa criatura, verdadera protagonista de esta fábula política, había nacido en algún momento entre 1792 y 1799, precisamente los años del clímax revolucionario francés.
Si en el plano temporal la novela es bastante explícita, lo mismo sucede en las composiciones de lugar, ya que en sus páginas se detalla toda una geografía de la revolución.
Lo primero que llama la atención, es que la idea original sobrevino a la autora en un momento en que estaba en erupción un volcán en Indonesia; y aunque lejano, fue capaz de provocar el enfriamiento de la temperatura en todo el planeta. La correspondencia simbólica de este fenómeno natural, con la idea de las pasiones desatadas a partir de la revolución francesa, capaces de cambiar el mapa político y alterar los límites entre países, parece obvia.
Además, la novela comienza y termina en el mar, en los límites del mundo conocido, avanzando el interés por los viajes de exploración y el estudio de la geografía. En esta línea, aquellos primeros revolucionarios de finales del siglo XVIII también abrían nuevos caminos, y podrían ser vistos como exploradores de territorios políticos desconocidos; por ello, el monstruo es descrito como el habitante salvaje de una isla inexplorada.
Podríamos decir que la novela no solo muestra un interés particular por el paisaje, el cual adquiere un papel preponderante, sino por recorrer casi de forma ritual, diversos escenarios con honda significación histórica. Por ejemplo, la desaparición del monstruo en el Ártico se interpreta como una referencia a la caída de Napoleón frente al frio siberiano.
“Cuando el moderno Prometeo consiguió insuflar una chispa de vida al hombre monstruo de Ginebra, apenas podía pensar que estaba trayendo al mundo un demonio sobre el cual no tendrá ningún control; pero quien, por contra, amargaría los días de su creador..”1
Como se apunta en la cita, uno de los topónimos políticos más evidentes de la novela sería Ginebra. Nada menos que el lugar donde se gestaron dos acontecimientos políticos que cambiarían el mundo, la revolución americana de 1772, y la francesa de 1789.
No muy lejos de allí, el personaje de Víctor Frankenstein estudiaría ciencias naturales y fabricó a su criatura en la cercana Ingolstad, centro de las conspiraciones políticas de su tiempo, como había advertido en tono apocalíptico el Abatte Barruel en una de sus obras de 1798. Entre todos los males surgidos de esta ciudad, según Barruel, allí se había fundado el grupo de los Iluminatti, sociedad secreta nacida de las ideas de la Ilustración que trataba de derrocar gobiernos y religiones por medios revolucionarios. El propio Percy Shelley [1792-1822] habría estudiado a Barruel para rebatirlo, e incluso llegaría a leerlo junto a su compañera Mary tras conocerse en 1814.
“Antes de que Satán exultantemente disfrute de su triunfante espectáculo que el código iluminista esta preparando, analicemos como […] engendró ese desastroso monstruo llamado Jacobin, que arrasó descontroladamente y casi sin oposición en esos días de horror y devastación”2
Hablando de escenarios que cobran vida y marcan a los personajes que los transitan, señalaremos que uno de los principales pensadores de su tiempo, Jean Jacques Rousseau, resultó ser una fuente de inspiración para los jóvenes reunidos en Villa Diodati en junio de 1816. En primer lugar, porque en esta casa había residido décadas atrás el propio Rousseau, como lo había hecho también Voltaire y antes que ellos John Milton; todos ellos filósofos de cabecera para la autora al ponerse a escribir Frankenstein.
Por tanto, uno de los nexos más evidentes entre la novela y el espíritu de su tiempo es que, siguiendo a colosos como Voltaire o Rousseau, también en Frankenstein encontramos aquella intención de trasladar al pueblo las ideas de la ilustración.
“..Voltaire lidera el camino, y ridiculizando con esa feliz mezcla de sátira y alegría, calculada para deleitar a los franceses, las incondicionales puerilidades de una religión de marionetas, tuvo el arte de poner campanillas a la gorra del tonto, que tintineaba sin parar, despertando la atención y picando la vanidad de sus lectores”3
El debate entre Voltaire y Rousseau, que se las tuvieron tiesas en su día, siempre dio mucho que hablar y de seguro fue uno de los temas de conversación preferidos entre los jóvenes que se alojaron en Villa Diodati. Y todo indica que se decantaban por Rousseau, ya que sabemos que Mary visitó el obelisco en su honor levantado en las afueras de Ginebra, y que leía El Emilio mientras garabateaba las primeras frases para su obra. A su vez Lord Byron, inspirándose también en Rousseau, escribiría en aquellos días las primeras estrofas de lo que luego sería el Child Harold.
No cabe duda que la novela es un elogio a Rousseau, principalmente porque uno de los temas centrales nos remite a su idea de que la educación podía convertir a los humanos más monstruosos en personas cultas y dueñas de si mismas. Si Rousseau decía que el pueblo fuera de control era un monstruoso soberano, en Frankenstein se trabaja con la idea de la bondad intrínseca de la colectividad frente al despotismo de las instituciones vigentes. O dicho de otra forma, si tratabas al pueblo con maldad, se convertía en malvado.
“Es del seno de este desorden y de estas revoluciones que el despotismo, elevando gradualmente su horrible cabeza y devorando todo lo que de bueno y saludable existe en todas los rincones del estado, finalmente lograría pisotear las leyes y al pueblo, y asentarse en las ruinas de la República. Los tiempos que precederían a este último cambio serían tiempos de problemas y calamidades; pero al final todo sería engullido por el monstruo, y la gente no tendría más jefes o leyes, sino solo tiranos..”4
Más allá de si Frankenstein debe más a Rousseau o Voltaire, que daría para un texto aparte, parece evidente que los ecos de la ilustración se escuchan de forma nítida en la novela. Estas ideas llegaron a la autora a través de sus padres, fascinados por el fogonazo revolucionario, que no fue otra cosa que una abrupta materialización de todo ello.
Mary Wollstonecraft [1759-1797] y William Godwin [1756-1836] se conocían desde varios años antes de convertirse en pareja, y coincidían bastante en sus posiciones políticas. Ambos debatirían con algunos compatriotas, en paralelo, en torno a la naturaleza histórica de la revolución, recordándose en especial la controversia entablada con el pensador liberal Edmund Burke, quien sostenía que el experimento galo había abierto la caja de Pandora, difundiendo todos los males por el mundo. Burke veía en la revolución a un ..monstruo informe salido del caos y del infierno.
Pese al ambiente desfavorable para el pensamiento libre y desafiando las medidas legales dictadas por el gobierno -suspensión de garantías judiciales- para perseguir cualquier signo de radicalismo jacobino, Godwin argumentó en la línea roussoniana en torno a la bondad intrínseca del pueblo, malversada por las instituciones sociales. Sin embargo sería Wollstonecraft, que se encarga de traducir por entonces muchos de los panfletos republicanos que inundaban Inglaterra, quien refutaría las críticas de Burke de una forma más explícita en su folleto Vindication of the Rights of Men, 1790. Según su parecer, los gobiernos habían creado..
“..una raza de monstruos de forma humana, cuya ferocidad, cuando se enfrenta, congela la sangre y oscurece toda esperanza alentadora en la humanidad. Pero estas apariencias son el resultado de la tiranía y podrían ser borradas por instituciones libres que permitirían que la virtud natural de las personas brille con todo su esplendor..”5
VISIONES CRÍTICAS
Volveremos a Mary Wollstonecraft más adelante, pero detengámonos ahora en su compañero Godwin, para unos el demonio y para otros el oráculo del radicalismo inglés. En su librería londinense de Skinner Street, siempre vigilada por la policía, solía recibir la visita de Samuel Taylor Coleridge, William Blake, William Wordsworth y otros dissenters; todos ellos personajes tildados de afrancesados por haberse declarado seguidores de los principios filosóficos y políticos de la ilustración francesa.
Por poner solo un ejemplo, Godwin había sido uno de los iniciadores en la temprana fecha de 1790 del grupo Los Amigos del Pueblo, agrupación de enciclopedistas entre los que estaban Thomas Hardy, John Horne o Thomas Paine; quienes desarrollarían una importante labor de divulgación entre las clases populares.
“Particularmente esta obra (Justicia Política) influenció en la clase obrera de la época y animó las actividades de los grupos intelectuales que la leyeron. No fue perseguida porque sus tres tomos estaban valorados a un precio elevado y el estado inglés pensó entonces que era imposible que los trabajadores pudieran adquirirla. Pero los Amigos del Pueblo la pusieron a la disposición general..”6
El apoyo de los intelectuales británicos a la revolución no fue incondicional, empezando por Godwin que se sintió contrariado después de visitar la capital parisina en diciembre de 1792 y ser testigo de algunos de los momentos más convulsos. Su visión política de las revoluciones y la violencia, quedaría plasmada poco después en su gran obra Inquiry about Political Justice, 1793, cuyos primeros ejemplares se empeñó en enviar a los diputados de la Convención Nacional francesa. Sabemos que uno de aquellos libros, cayó en manos del refugiado alemán Georg Forster [1754-1794], que quedó fascinado por el texto pero murió poco después.
“..La mayoría siempre ha sido manejada por unos pocos; y unos cuantos monstruos, que apenas han mostrado ningún rasgo de excelencia humana, han tiranizado a miles de sus semejantes (fellows-creatures). ¿Por qué hombres dotados de cualidades se someterían a tal degradación?”7
Atendiendo al esquema de su pensamiento político, es de suponer que Godwin aceptara gustoso la idea de que la humanidad progresaba por medio de saltos o rupturas revolucionarias, una teoría que empezó a ser difundida en aquellos años y que el mismo apoyaba. Es decir, Godwin aceptaba el hecho insurreccional ante las injusticias del poder, pero repudiaba el uso de la fuerza y el ejercicio de la violencia. En ningún caso podía admitir el uso de la violencia o medidas de fuerza, y menos aun si eran de carácter armado o dictatorial. Para él, los males sociales se originaban en las propias instituciones de poder, y los gobiernos eran una especie de…
“..monstruo feroz, devorando, allí por donde pasa, todo aquello que el amigo de la humanidad mira con simpatía y amor..”8
Cabe añadir que esta visión Godwiniana de la violencia, influyó en algunos de sus contemporáneos como el poeta Shelley, quien escribió en 1810 un texto sobre Charlotte Corday, asesina de Jean Paul Marat; pero su visión pacifista no sería compartida por alguno de sus camaradas como Wordsworth, quien se manifestó a favor de Francia cuando su país le declaró la guerra en 1793 y veía en los excesos durante la etapa del terror rojo…
“…los efectos misteriosos y terribles de los crímenes del pasado que serían seguidos de la edificación pacífica y eficaz de la sociedad nueva.”9
Para ejemplos controvertidos el del abuelo de Charles Darwin, Erasmus [1731-1802], médico y naturalista empapado de la filosofía racionalista de la ilustración al que cita la autora en el prefacio de 1831. Erasmus fue el prototipo de estudioso renacentista, tan admirado por los radicales ingleses entre otros por Percy Shelley o Coleridge, como criticado luego por libertino o por librepensador. Especialmente atacado fue su libro de poemas El Jardín Botánico, 1789, donde se mostraba favorable a la revolución francesa, a la que llamaba El Gigante Dormido.
“Long had the Giant-form on Gallia’s plains
Inglorious slept, unconcious of his chains,
Round his large limbs were wound a thousand strings
By the weak hands of Confessors and Kings..”10
Derivado de esta postura ambigua respecto a la revolución, y por extensión de las contradicciones de la propia autora de Frankenstein puestas en evidencia tras la modificación del prólogo en 1831, a algunos les surgieron dudas respecto al supuesto trasfondo conservador de la obra.
Si bien se ha interpretado la novela como icono de un idealismo político mal entendido, donde el Dr. Frankenstein sería un representante del godwinismo tardío, mientras que su criatura representaría al monstruo jacobino recorriendo el mundo, esta visión nos parece simplificadora. En primer lugar porque salta a la vista que la autora no demoniza el acto revolucionario en si mismo, e incluso carga las tintas sobre el Dr. Frankenstein. Y además, porque la autora se muestra de acuerdo con que la revolución aporta beneficios a la humanidad, al solidarizarse con la verdadera víctima y permitirle contar las razones que le hicieron cometer sus crímenes.
Por otro lado, las críticas a la violencia revolucionaria como razón suprema, e incluso a cierta retórica anti-jacobina, darían a entender que se acusa directamente a los grandes pro-hombres de la revolución, sacralizados o convertidos en monstruos; señalándolos como responsables de alejarse de los intereses del pueblo. Así parece indicarlo la propia autora refiriéndose años después a Nicolás de Condorcet [1743-1794].
“Pero su razonamiento no concedió fuerza suficiente a la influencia de la pasión, especialmente cuando se ejerce sobre las masas, ni al inmenso poder que la mayoría tiene cuando se afirma a si misma, ni a la facilidad con la que unos pocos interesados pueden conducir a multitudes reunidas al error y al crimen..”11
Hasta aquí hemos resumido las principales aportaciones de diversos trabajos sobre las relaciones de la familia de Frankenstein y la revolución francesa. A partir de aquí entramos en terreno casi inédito, para desvelar algunos de los secretos que aun guarda la madre de la autora, Mary Wollstonecraft, que llegaría a París en las últimas semanas de 1792.
El MONSTRUO LAPAGNE
Antes de contar que fue de Mary Wollstonecraft durante los más de dos años que pasó en Francia, en pleno dominio del monstruo Jacobino, recuperaremos al escritor y abogado Louis Michel Musquinet de Lapagne [1745-1794], ya que tiene muchas cosas en común con la familia Frankenstein.
“No pierdas tiempo, hermano, no hay ni parientes, ni hermanos, ni amigos, ni padres, ni hijos que sostener, hay que hacer que la salud pública pase por delante de todo”12
El discurso ultraradical de Lapagne se debía a varias causas, pero vaya por delante que había pasado 22 años encerrado en varias prisiones parisinas, supuestamente por haber asesinado a un caballero en 1766. Según dijo, había cumplido su condena ya en 1784, pero se le mantuvo encarcelado arbitrariamente al declararle enfermo mental, con el consentimiento de algún pariente cercano.
Durante sus largos años de cautiverio Lapagne aprovechó para estuciar y escribir, y tras la revolución de 1789 -aun encarcelado- publicaría varios trabajos con cierta resonancia. Entre ellos, una obra pionera en su género, Bicêtre réformé: Établissement d’une maison de discipline, en la que relataba los tormentos sufridos y abogaba por la transformación del régimen penitenciario o la reducción de penas a través del trabajo. Este texto, que avanzaba las ideas de Bentham, lejos de favorecer su liberación, le generaron duras represalias por parte de algunos mandamases de la prisión de Bicetre, que trataron de asesinarle y lograron prolongar su encierro varios meses más.
Otro dato interesante es que, en todos estos años, Lapagne conoció en prisión a buena parte de los agitadores políticos y, dado que ambos eran admiradores de Marat, pudo también haber trabado amistad con otro cautivo ilustrado de Bicetre. Nos referimos al Marqués de Sade, autor del Justine, 1791, obra que guarda ciertos paralelismos con Frankenstein; ya que ambas obras pueden ser leídas como una taxonomía de la Francia revolucionaria, en forma de correctivo paródico a los vicios del terror.
En sus últimos meses de encierro, Lapagne escribió otro folleto en los que denunciaba a las nuevas autoridades por prolongar su situación, Réclamations du moderne Prométhée à tous les districts, cuyo título fue el que nos puso sobre su pista.
“¡Afortunado del interés que su visión ha inspirado todas las almas, si pudiera hacerle olvidar los crímenes de todos los monstruos que lo habían atormentado tan cruelmente durante veintidós años!..”13
Lapagne fue excarcelado el 18 de marzo de 1791, siendo recibido como un mártir en los círculos radicales parisinos, y no tardó en sumarse al Club de los Cordeliers, estableciendo a su vez buenas relaciones con el ala más radical del jacobinismo.
Poco podemos decir de sus actividades tras ser liberado, tan solo que participó en los asaltos a las cárceles de París de septiembre de 1792, que tan bien conocía; y que a continuación fue enviado en misión oficial a Verdun para investigar el asesinato de cuatro desertores prusianos, siendo declarados culpables los voluntarios parisinos allí movilizados.
“..No concibo hablar sobre todos estos desastres sangrientos sin que mi corazón se desgarre totalmente; el pueblo es soberano, tienes razón; pero distingamos al pueblo delirante, al pueblo sublevado, del pueblo tranquilo y pacífico..”14
Su nombre saltó a los periódicos en diciembre de 1792, tras ser elegido alcalde de Ingouville, pequeña ciudad cerca del puerto de Havre.
Ocupado como fundidor, Lapagne fue bien acogido entre la población y no tardó en asumir el cargo de portavoz de la Sociedad Popular local, formada por obreros del puerto y artesanos pobres. Sin embargo, pronto empezó a ser mirado con recelo por los sectores burgueses, ya que desde que tomó posesión del cargo de alcalde se mostró como un estricto defensor de las nuevas leyes republicanas, adoptando medidas cada vez más radicales. Por ejemplo, cuando mandó cumplir la orden de detención de los ingleses de la población, lo que sin duda debió ser noticia al otro lado del Canal de La Mancha.
“..El movimiento que se manifiesta en Havre tiene una causa secundaria: es el arresto del ciudadano Musquinet de la Pagne, alcalde de Ingouville. Una cosa que debe haberme sorprendido es que su arresto tuvo lugar el mismo día de mi llegada. También me ocuparé […] de calmar una agitación que me parece deberse al apego que sus conciudadanos parecen tener por él.”15
Lapagne se habría ganado fama de agitador y anarquista en pocos meses, no solo por tener la osadía de enfrentarse a los aristócratas emboscados de republicanos de aquel departamento, a los que acusaba de ser los responsables de la escasez de alimentos y bienes de primera necesidad, sino por tachar de contra-revolucionarios a los miembros de la Asamblea Nacional -Legendre y Delacroix- llegados expresamente desde París para acabar con la influencia de Lapagne.
Convertido en un personaje demasiado molesto, desde el verano de 1793 se fue urdiendo un complot contra él y comenzaría a perder influencia entre la población de Havre. Los principales argumentos en su contra, fueron las acusaciones personales sacando a relucir su pasado, o el conflicto generado por los acaparadores de harina. Finalmente, ni siquiera le respaldaban los socios de la nueva Sociedad Popular que tomaba el nombre de Los Amigos del Pueblo.
Cometiendo un error fatal, a finales de septiembre Lapagne trató de buscar protección en París entre sus camaradas sans-culottes y herberistas, pero estos también le dieron la espalda, o no podían ya hacer nada por él; siendo detenido por orden superior en un club jacobino de la capital a mediados de octubre. Lapagne sería ejecutado el 16 de marzo de ese mismo año.
“..buscando hacerse un hueco entre los campeones del patriotismo que pululaban en esta comuna; denunció, ad hoc y ab hac, a todo tipo de individuos; quiso armar a los ciudadanos de Havre-Marat unos contra el otros, y para lograr su triunfo, se introdujo en la sociedad de los jacobinos; pero allí se encontró con la roca tarpeya..”16
Hasta aquí los datos sobre este anti-héroe, al mismo tiempo arquetipo y chivo expiatorio de la revolución, cuya historia pensamos que llegó por extraños caminos a oídos de la autora de Frankenstein.
CIUDADANA FRANKENSTEIN
Cuando se habla de Frankenstein como novela autobiográfica y se recurre a la madre de la autora, el tema suele despacharse diciendo que murió unos días después de dar a luz a Mary Shelley. Pero su presencia a lo largo de la novela va mucho más allá de lo que nos han contado, léase carencias afectivas varias de Mary Shelley derivadas de su orfandad.
Es esta segunda parte de nuestro relato, intentaremos demostrar que Mary Wollstonecraft pudo haber conocido la historia trágica de Lapagne de una forma más directa de lo que podríamos imaginar, no solo porque su ejecución fuera puesta como ejemplo de la crueldad del sistema judicial jacobino; sino porque en enero de 1794 Mary dejó su residencia en la casa de los Christie en los alrededores de París, para vivir una larga temporada en la ciudad de Havre. Allí le esperaba su compañero Gilbert Imlay que había marchado pocos meses antes por asuntos comerciales.
El momento elegido para trasladarse a Havre no tenía nada de casual, ni fue forzado por el próximo nacimiento de su hija. Debemos atribuirlo principalmente a la tensión social en aumento, y a la complicada situación que atravesaban los ciudadanos extranjeros en los últimos tiempos, especialmente los británicos por el conflicto anglo-francés en ciernes. Eran los que Marat había llamado agentes de la facción inglesa, y no tardaron en dictarse medidas legales que afectaron a muchos de los amigos y conocidos de Mary, que decidieron marcharse o acabaron en prisión. Buscando regularizar su situación, atendería a algún tipo de enlace civil convirtiéndose en ciudadana americana a ojos de la ley francesa, y pasando a llamarse Mary Imlay.
“De hecho, Stone parece haber sido no solo el centro, sino también el principal responsable de la red de espías británicos en París bajo la Primera República, luego bajo el Consulado, junto con su compañera Williams y sus amigos James A. Smith y Woolstonecraft…”17
Si el momento para cambiar de nombre y luego de domicilio no era casual, ni debida a motivos estrictamente sentimentales, la elección de Havre tampoco parece fortuita, ya que se cruzaría en varios puntos con Lapagne. Comenzando por el hecho de que residieran entre enero y septiembre de 1794 en el distrito de Montivillier, uno de los enclaves jacobinos de la villa y donde Lapagne había tenido mayor apoyo electoral.
Si Gilbert Imlay había dejado París en dirección a Havre justo en septiembre de 1793, en principio por asuntos comerciales relacionados con la importación de alimentos; esto coincide en el tiempo con la decisión fatal de Lapagne de marchar a París. Así mismo, el 11 de marzo, solo unos días antes de la ejecución de Lapagne, Gilbert haría un súbito viaje a París, regresando poco después.
Aunque los datos indican que Lapagne y los Imlay pudieran haberse conocido antes, el punto de conexión que hemos encontrado entre ellos serían las visitas que Mary -casi seguro- hizo en la cárcel a su amigo el escritor Thomas Paine, diputado de la Convención nacional por el Pais de Calais, quien había sido detenido desde finales de diciembre de 1793 por ser ciudadano inglés. Quedó internado en la prisión de Luxemburgo; la misma en la que estaba Lapagne desde hacía unas semanas.
“Habíamos tomado la resolución de no ir a Londres, atravesando el país hasta Portsmouth; y desde allí, embarcarnos hacia Havre. La razón de optar por este plan, era que deseaba volver a ver aquellos lugares donde había disfrutado de algunos momentos de tranquilidad con mi querido Clerval..”18
Como veremos a continuación, los meses que Mary Wollstonecraft pasó en Havre fueron algo más que un candoroso retiro campestre.
Para averiguar las verdaderas razones de su mudanza, trataremos de averiguar la manera en que llegó esta historia a oídos de Mary Shelley. Y lo que está claro es que no lo hizo a través de su padre, sino que fue por medio de Fanny Imlay, nacida en Havre en mayo de 1794.
Mientras sus hermanastras Mary y Jane recorrían Europa en aquel verano de 1816, junto a Percy Shelley y Lord Byron, Fanny recibió la visita en Londres de un antiguo amigo de su madre, Georges Blood [1762-1844], quien le contó muchas cosas que desconocía sobre ella; empezando por su nombre, que llevaba en recuerdo de su difunta hermana Frances Blood, o Fanny como la llamó su madre.
Impresionada y diría que hasta feliz con lo que había descubierto sobre las circunstancias que rodearon su nacimiento, una de las primeras cosas que hizo cuando los Shelley volvieron a finales de agosto de su viaje, fue visitar un par de veces a su hermanastra Mary en Bath, donde se habían instalado, y ponerla al corriente de todo. Sorprendentemente, Fanny se suicidaría en Bristol un mes después, por motivos no aclarados, dejando una nota…
“Durante mucho tiempo me he convencido de que lo mejor que podía hacer era poner fin a la existencia de un ser cuyo nacimiento fue desafortunado y cuya vida solo ha sido un dolor permanente para aquellas personas que han dañado su salud al tratar de promover su bienestar. Tal vez escuchar de mi muerte te causará dolor, pero pronto tendrás la bendición de olvidarte de que tal criatura alguna vez existió..”19.
Sin entrar a valorar las razones de fondo que llevaron a Fanny a tomar aquella decisión, todo indica que la visita de Georges Blood precipitó los acontecimientos.
Entre las cosas que desconocemos sobre la estancia de Mary Wollstonecraft en Francia que pudo haber revelado Blood, está todo lo relacionado con sus reflexiones políticas, de las que por motivos de seguridad no daba detalles en su correspondencia.
Sin embargo, sabemos que empleó buena parte de su tiempo escribiendo un tratado histórico, An Historical and Moral View of the Origin and Progress of the French Revolution, obra que ultimaría durante su retiro en Havre. Lo extraño de este libro, ambicioso y bien documentado, es que vio la luz solo el primer tomo, cuando estaba previsto que se editaran al menos tres, los cuales se dice que tenía casi listos cuando apareció el primero en Londres a finales de 1794. Sin embargo, justo después de su muerte en septiembre de 1797, algunas crónicas de la época se lamentaban de que estos manuscritos hubieran desaparecido.
Más allá de su relación sentimental tortuosa con el americano Gilbert Imlay, desconocemos las circunstancias y la fecha exacta de su salida de Francia. Solo sabemos que fue después de la sublevación de las sans-culottes parisinas del 1 de abril de 1795, y antes de una segunda tentativa que se dio el 20-21 de mayo; por lo que hemos de suponer que la purga de detenciones y ejecuciones que sucedieron a estas revueltas fueron la causa de su salida del país.
“La degeneración moral, aun con modales pulidos, produce la peor de las pasiones, que flotando en el cuerpo social, envenena la corriente genial de los sentimientos naturales; y, al cometer crímenes con inquietud temblorosa, los culpables no solo trazan ellos mismos la venganza de la ley, sino que han arrojado un odio sobre su naturaleza, que ha ennegrecido el rostro de la humanidad”20
Otro dato llamativo es que su marcha, más o menos, coincide con la llegada de su hermano menor James Wollstonecraft, marinero desertor de la armada británica que decía venir a París para realizar estudios de idiomas. Sin embargo, según la documentación oficial, adquirió de inmediato cierta relevancia política, y hasta pudo haber ocupado un cargo en el Comité de Seguridad Pública durante la insurrección monárquica de septiembre de 1795, figurando entre los detenidos de forma preventiva.
Siguiendo los pasos de su hermana, parece que estos hechos le forzaron a fijar residencia lejos de París, ¿Havre?; pero pudo regresar a mediados del 1796 gracias a los abales de algunos amigos de Mary. Entre los que le ayudaron, todos ellos miembros de los círculos de extranjeros residentes en la capital o políticos cercanos a los girondinos, estaba el citado Paine, François Lanthenas, Julien Duhamel o Hurford Stone.
De nuevo volvemos a saber de James a mediados de septiembre de 1798, cuando se ordenó su salida del país en un plazo de 15 días bajo la pena de detención y procesamiento. la razón es que había sido denunciado semanas atrás como espía inglés por dos americanos. Considerando que se negó a salir de Francia y fue encarcelado en la prisión del Temple, de donde salió indemne y finalmente fue expulsado a finales de 1798; una de dos, o las pruebas contra él eran endebles, o fueron las amistades que Mary -Stone intercedió ante Tayllerand- las que le salvaron el pellejo.
“..se apresuró a poner en acción una raza de monstruos, los más flagrantes que alarmaron al mundo por el asesinato de inocentes, y la burla de la justicia; y mientras la profanación de su templo, salpicada de sangre, ha marcado con un estigma indeleble a los brutos sanguinarios, los desertores no pueden escapar sin salpicarse de odio.”21
En el caso que James hubiera sido un espía, por su condición de teniente de navío y por las fechas en que fue denunciado, lo que podía interesarle era la incautación de barcos británicos en aguas del Canal de la Mancha por parte de corsarios franceses, cada vez más habituales desde que ambos estados se declararon la guerra en 1793.
Los ÚLTIMOS PIRATAS
En esta parte final del relato, nos centraremos en el tema de los americanos que realizaban actos de piratería en el Canal a las órdenes del gobierno francés, ya que uno de ellos, Nathan Haley [1766-¿1854?], había sido uno de los que denunciaron a James.
Este armador naval sobre el que nos detendremos unos párrafos, hacía la ruta Nueva York-Londres al menos desde 1789 y pertenecía a una familia de navegantes, aventureros y comerciantes de Stonington, Connecticut. Según cuenta la prensa de su país, llegó a Francia en el mes de enero de 1794, tras haber sido apresado su barco por buques franceses. Sin embargo, la cosa no era lo que parecía, ya que durante la guerra de independencia americana, el joven marinero Haley había sido testigo y víctima de las masacres del ejército inglés en su país, y todo indica que su compromiso republicano y anti-británico le llevó a pasarse de bando.
Aunque la fecha de su desembarco en Francia no está del todo clara y pudiera tener familia en la zona, su objetivo fue fijar como base de operaciones Dieppe, muy cerca de Havre, para interceptar los barcos extranjeros que cruzaban el Canal y ayudar a paliar los problemas derivados del bloqueo internacional y los saboteadores de la revolución.
“Este pánico de las provisiones, comenta un filósofo de Sans Culottes, es otra influencia malévola, que aprovecha estas oportunidades para destruir la razón y la justicia de las personas y llevarlas a cometer excesos. No tendrá éxito en este pérfido proyecto..”22
Es más que probable que Haley conociera a los Imlay, ya que frecuentaron los mismos círculos en París o en Londres. Es más, se cuenta que era muy apreciado por la muy londinense familia Lloyd, lo que nos llevaría al poeta Charles Lloyd II [1775-1839], amigo de Charles Lamb, Samuel Taylor Coleridge, Robert Southey o William Wordsworth.
Por otro lado, sabemos que al igual que Gilbert, ex-oficial de la guerra de Independencia, Haley se encontraba en la capital parisina en los días previos a la ejecución de Lapagne. Y también es probable que colaborara con los Imlay durante su estancia en Havre o incluso ayudara económicamente a la joven pareja; como haría luego con un amigo común, Thomas Paine, al que dejó dinero y acogió en su casa de Dieppe cuando las cosas se pusieron feas, 1799 y 1801.
“A bordo del barco, cada vez que miraba el mar, anhelaba enterrar los problemas que portaba en mi seno en profundidades menos problemáticas; afirmando con Bruto, … que la virtud que había seguido demasiado lejos era simplemente un nombre vacío!”23
Afirmativo. Nathan Haley se había enriquecido mucho en estos años, y se le suele presentar como un oportunista que pescaba en aguas revueltas; pero su trayectoria nos revela también a un personaje apasionado por la idea republicana, muy solidario, y sobre todo a un capitán de barco muy experimentado. Junto a otros marinos anglo-americanos al servició de la Francia republicana como Richard Cowell, Benjamin Lewis o Alexander Black, puede ser considerado uno de los últimos piratas del Canal de la Mancha.
Del resto de la biografía del capitán Haley, no nos interesa tanto las condecoraciones por su hoja de servicios como marino y diplomático -Legión de Honor, 1831, Cónsul de los EEUU en Nantes, 1840-; como que su participación en la incautación de barcos en aguas del Canal, pudiera aportar alguna pista fiable sobre los negocios de Imlay desde Havre, y de Joel Barlow desde Hamburgo; quien por cierto tuvo de gestionar de forma oficial estos mismos asuntos, tras ser nombrado cónsul en Argel entre mediados de 1795 y 1797.
Un dato que puede ser útil en este sentido, es que el otro hermano menor de Mary, Charles [1770-1817], viajó -probablemente a comienzos de 1793- a los EEUU gracias a la intermediación de Joel y Ruth Barlow, y que quizás lo hiciera en uno de los barcos de Haley. Lo que sí está confirmado el 30 de junio de 1794 fueron comprados unos 500 acres de terreno en Pine Grove, Pensilvania. a nombre de Charles Wolstoncraft y otros.
“El capitán Halley, uno de los compañeros del famoso navegante Cook, acaba de morir. Todavía en servicio, a la edad de casi cien años, a diario daba un paseo de dos leguas, y solía decir alegremente en francés: Le Siècle Marche..”24
Si el asunto del filibusterismo revolucionario puede resultar pertinente para comprender el papel jugado por los Wollstonecraft en Francia, en este punto se abren dos puertas a la investigación. Una de ellas nos lleva más lejos de lo que nos podemos permitir, que sería analizar la relación del pirata Haley y otros extranjeros con las expediciones del ejército francés en Irlanda, 1796-98. Otra, creemos más ajustada a nuestro trabajo, fijar los vínculos de los Wollstonecraft con el primer republicanismo irlandés, que de forma indirecta nos conducen a Frankenstein.
Para ello, volveremos de nuevo a George Blood y su visita a los Godwin en el verano de 1816, ya que había pasado muchos años en Irlanda, 1796-1812, siendo testigo y parte de las insurrecciones republicanas de 1796 y 1798. Allí había recalado tras haber alcanzado el grado de oficial enrolado en la flota inglesa al mando del almirante Hood. Inicialmente domiciliado en Dublin, donde trabajó desde 1796 como secretario y contable de la Compañía estatal de minas; en 1798 fue desplazado a las minas de Cronebane en el condado de Wicklow, uno de los epicentros de la rebelión y el lugar donde los insurgentes se abastecían de pólvora.
Sin entrar en el papel que jugara Georges durante la insurrección de 1798, es muy probable que le hablara a Fanny de la cercanía entre su madre y algunos dirigentes políticos irlandeses como Archibald Hamilton Rowan [1751–1834], uno de los iniciadores en 1791 de los United Irishmen, con quien Mary había intimado en París y al que llegó a ofrecer su propia casa en Havre en la primavera de 1794.
Cuando menos, Mary conocía a Rowan a través de su hermano Charles, quien había pasado entre 1789 y 1792 en una casa familiar en Cork, Irlanda, donde puede que colaborara con Rowan u otros Irishmen en asuntos políticos. Dos datos apuntan en este sentido, ya que alguien se encargó de editar en Dublín el libro de Gilbert Imlay, The Emigrants, 1793, cuya autoría se atribuye ahora a Mary; y además, Charles colaboraría en diversos negocios con Rowan tras su llegada a Filadelfia en julio de 1795, como probablemente hizo con otros destacados fugitivos irlandeses como Theobald Wolfe Tone.
“Era una lección que debía repetirse a toda la humanidad, y llevarnos de vuelta a casa una convicción de hasta dónde podría llegar un gobierno depravado y absoluto, en aras de retener su poder. En resumen, se trata de una deducción de la experiencia, que enseñará a la posteridad que la vida, y todo lo que es querido para el hombre, solo puede asegurarse mediante la preservación de la libertad..”25
Otro de quien seguro habló Georges Blood fue de Edward Fitzgerald [1763–1798], aristócrata y revolucionario irlandés que había tomado parte en la guerra de independencia americana y que moriría de forma trágica en 1798 a manos de las tropas británicas. Resulta que Fitzgerald había viajado por primera vez a París entre finales de 1792 y principios de 1793, con la intención de buscar un primer apoyo a los disidentes irlandeses, siendo ayudado en esta tarea por Paine o por Brissot, amigos de Mary. Además, al poco de llegar Paine y Fitzgerald a París, un grupo de americanos, escoceses, británicos y sobre todo irlandeses, se habían reunido en noviembre de 1792 para fundar la Société des Amis des Droits de l’Homme. Éste fue el primer intento de promover un levantamiento contra la corona británica desde Escocia o Irlanda, que como leemos trascendió a los medios.
“Que ese informe ha circulado impreso cuando el barco dejó Havre, no tengo ninguna duda; hubo tiempo también para que las noticias llegaran desde Havre a Londres; pero las atrocidades que se decía se iban a cometer son demasiados grandes para creérselas. Si las noticias fueran ciertas, la bancarrota nacional en Inglaterra sería la consecuencia..”26
Además de la proximidad en las fechas de su primera visita a París, Mary y Edward ya se conocían dado que éste era hermano de Mary Fitzgerald, con quien nuestra Mary había trabajado durante un tiempo en Irlanda, 1786-87, ejerciendo como institutriz de sus hijas, Caroline y Margaret.
Mary decidió finalizar su contrato al no poder soportar el ambiente reaccionario de la casa de los Kingsborough, no sin antes trasmitir muchas de sus ideas a su pupila Margaret, que llegada su juventud se afiliaría a la Sociedad de Irlandeses Unidos, 1798, para los que escribiría diferentes panfletos políticos.
Afortunadamente, la influencia de Mary Wollstonecraft no solo alcanzó a Margaret, sino que sus escritos inspiraron a algunas de las primeras mujeres que militaron en las United Irishwomen, una suerte de sección femenina de los republicanos irlandeses.
Por poner un caso que nos resulta más familiar, podemos citar a la segunda esposa de Charles, casado en 1813 con la estadounidense de posible origen irlandés Anne Kingsbury [1791-1828], quien después de morir éste en Louissiana, septiembre de 1817, marchó a Cuba, destacando como botánica, naturalista, ilustradora y defensora de los derechos de la mujer. Su perfil profesional nos recuerda mucho a Fanny Blood.
“Es una evidencia, extraída de la historia de todas las naciones, que las mujeres no pueden ser confinadas solo a tareas domésticas. No pueden ser excluidas de ejercer influencia sobre las más grandes empresas, aunque la estrechez de sus mentes a menudo los hace estropear lo que no pueden comprender. Considerarlas iguales y ellas rápidamente se convertirán en tan sabias y virtuosas como los hombres..”27
Aunque sea pronto para afirmar que Mary Wollstonecraft participó en los planes para iniciar un levantamiento popular en Irlanda, es a partir de su relación con algunas de las figuras destacadas del primer republicanismo irlandés -con quienes debatió sobre su idea de una gran reforma agraria que pudiera favorecer a los pequeños campesinos-, como debemos interpretar las caricaturas que proliferaron en la prensa conservadora inglesa durante el siglo XIX, que asociaban de forma reiterada a Frankenstein con el movimiento republicano irlandés.
En todo ello, también debió influir que Percy Shelley, uno de los progenitores de la novela, ferviente admirador de las ideas de Mary Wollstonecraft y especialmente repudiado por la sociedad británica, tuviera que esconderse tras publicar su Discurso al pueblo irlandés, 1812. Igualmente defendería los derechos nacionales de los galeses en su primer poema importante, Queen Mab, 1813, que fue distribuido clandestinamente en todo el Reino Unido.
RADICALES LIBRES
Se dice que Mary Wollstonecraft fue la primera mujer que pudo llegar a vivir de su literatura, y entre sus publicaciones, la que sin duda le dio más fama fue Reivindicación de los derechos de la mujer, 1791, obra pionera del feminismo que fue la que le abrió las puertas del París revolucionario.
Tras situarla adecuadamente entre los revolucionarios de su tiempo, sacamos la conclusión de Frankenstein heredó su compromiso político, un compromiso que alcanzaba su equivalencia ética en el plano de las relaciones humanas y sentimentales. Para ella, como para Frankenstein, lo personal siempre fue político.
Así se muestra tras valorar los datos que aporta el segundo denunciante del hermano de Mary, el pintor, ingeniero e inventor norteamericano Robert Fulton [1765–1815], amigo íntimo del poeta Joel Barlow, quien después de una primera visita en 1793, había vuelto a París en 1797 para estudiar idiomas, matemáticas y química y exponer sus proyectos al gobierno francés -barco a vapor o un prototipo de submarino-, que suponemos era lo que interesaba a James.
Sucedió que a la muerte de Mary Wollstonecraft, sus buenos amigos Joel y Ruth Barlow, habían acogido en su casa de París al citado Fulton, al que también apoyaron en sus estudios e investigaciones, aunque algunos sostienen también que formaban un triángulo amoroso.
Lo que interesa de la vida privada de Mary, no es tanto el éxito sentimental que tuviera en París, donde llegó a cautivar no solo a los hombres como se desprende de su correspondencia con Ruth Barlow, sino que los extranjeros formaron una pequeña comunidad de radicales cosmopolitas, con ideas avanzadas también en cuestiones sexuales, promulgando la igualdad y la libertad en sus relaciones íntimas.
“Examinemos el catálogo de vicios propios de los hombres en estado salvaje, y contrastémoslos con los de los hombres civilizados; encontraremos que un bárbaro, considerado como un ser moral, es un ángel comparado con el villano refinado de la vida artificial…”28
No debería sorprendernos este tipo de comportamientos, ya que al tiempo que caían los tabúes políticos, se derrumbaban con ellos los diques que habían contenido cualquier cuestionamiento moral. Por fin era posible abordar temas antes prohibidos como la sexualidad, el deseo femenino, la prostitución o el incesto.
Aunque no hemos podido hallar rastro alguno, Mary Wollstonecraft pudo haber conocido a personajes como el Marqués de Sade, y más probablemente al famoso escritor sensualista Edme Restif de la Bretonne, que había difundido a través de sus escritos una especie de comunismo agrícola, basado en la idea de crear pequeñas comunidades donde mostrar libremente la celebración de la vida en comunidad y en plena naturaleza, que por supuesto incluían las prácticas sexuales abiertas. Parece evidente que estas ideas estaban detrás de aquel primer intento fallido de fundar una pequeña colonia rural, en el que estuvo implicada Wollstonecraft junto a Gilbert Imlay, Lanthenas, Brissot, Bancal des Issarts y Jean Marie Roland.
“Es cierto que la educación y la atmósfera de comportamientos en que se forma un carácter, cambian las leyes naturales de la humanidad; de lo contrario sería inexplicable, cómo el corazón humano puede estar tan muerto a las tiernas emociones de benevolencia, que nos enseñan con mayor fuerza, que la felicidad real o duradera fluye solo del amor a la virtud y la práctica de la sinceridad..”29
Que fuera un antiguo amigo de la familia Wollstonecraft quien revelara estas noticias sobre la corta pero intensa vida de su madre, no habla muy bien de William Godwin; aunque no debemos ser demasiado severos en nuestras valoraciones, ya que no era fácil hablar alto y claro en el marco de una sociedad represiva e hipócrita como era la británica en 1816.
Aunque se habían conocido años antes en un círculo de intelectuales de izquierda, Mary y Godwin se unieron a finales de 1795, casándose meses después ante el descrédito o el asombro de algunos de sus amigos, y el regocijo de sus adversarios políticos, que vieron en este matrimonio formal un arma arrojadiza contra dos baluartes del radicalismo inglés.
La puntilla la puso la aparición de la biografía autorizada de su compañera en 1802, por las que Godwin recibió críticas por haber desvelado datos privados de su relación con Imlay y presentarla como víctima de su generosidad sentimental, lo que no dudaron en aprovechar sus enemigos para mostrarla como una persona demasiado vulnerable para sostener ideas tan audaces.
Para hacernos una idea de como estas circunstancias marcaron a Mary Shelley y al resto de la familia, bastaría con remitirnos a lo que podríamos denominar un documento familiar, Transfusion or the Orphans of Unwalden,1835, que fue la obra póstuma del único hijo de Godwin, nacido en 1803 de su segundo matrimonio. Allí, con un formato de novela gótica, William Godwin Junior cuestionaba los límites normativos de la familia, y por extensión de la especie, dramatizando las consecuencias fatales de los modelos de convivencia que trasgredían los lazos de sangre, en lo que era una crítica a los cánones predominantes y sin duda, una referencia a su propia familia.
“..Para despertar una emulación sólida y las pasiones más nobles, se debe poner todo el carácter en su verdadero día y en un cierto punto de vista. Aquel cuyo corazón no está entusiasmado con el ejemplo de los grandes hombres, difícilmente alcanzará grandes cosas..”30
Como vemos, Frankenstein no es solo un relato autobiográfico que saldaba cuentas familiares pendientes, como tantas veces se ha insistido. Sobre todo es una fábula política sobre las ideas de la ilustración y la onda expansiva generada por la revolución francesa, que a través de las vivencias de su propia madre, nos ofrece una visión despiadada y pesimista de las contradicciones sociales y políticas de la restauración post-napoleónica.
Si la pesadilla que tuviera la autora en Villa Diodati se considera el detonante de la novela, las impactantes revelaciones de Blood sobre la vida de Mary Wollstonecraft durante su conversación con Fanny Imlay en aquel mismo el verano de 1816, fueron el hilo del que tiró la autora para tejer su obra maestra, que por cierto, comenzaría a escribir de forma compulsiva justo tras el extraño suicidio de su medio hermana.
La falta de datos sobre el recorrido de Mary Wollstonecraft en Francia, más allá de la correspondencia privada, y su tóxica relación sentimental con Imlay que aprovecharon sus enemigos para denigrarla, nos había dejado una imagen de ella que no se corresponde con la realidad. Pensamos que la información recopilada aquí puede ayudarnos a conocer mejor el papel jugado por Mary Wollstonecraft o su inequívoco apoyo a la causa francesa y al movimiento republicano irlandés -cuanto menos-.
Rodeada de revolucionarios, filósofos, conspiradores, aventureros, exploradores, oportunistas y piratas, la ciudadana Frankenstein se resiste a sacarse la máscara. Pese a numerosas coincidencias no hemos podido confirmar como -y cuando- el repulsivo y bondadoso Musquinet de Lapagne se cruzó en la vida de Mary.
“..que uno llamado Musquinet-Delapagne había expuesto su vida para salvar la de Marie, cuya cabeza pedía la gente a gritos..”31
En cualquier caso, ahora queda más claro que Frankenstein no solo es el relato sobre una tragedia familiar, es algo más. Además de evocar la epopeya que vivieron los suyos por defender unas ideas justas cuando ya casi nadie lo hacía, es ante todo un homenaje póstumo a su madre, la ciudadana Frankenstein, testimonio vital de la revolución francesa y una de las responsables de su propagación al otro lado del Canal.
Alacant Obrera
NOTAS:
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Posted: 03 Mar 2020 10:45 AM PST
Asel Luzarraga Iturriaga (Bilbo, 1971) es un conocido anarquista, punk y escritor vasco que en el año 2009 fue encarcelado en Chile bajo la falsa acusación de estar relacionado con la colocación de varias bombas de ruido en la zona de Temuco. Su auténtico delito: ser vasco y anarquista, participar en el movimiento anarquista chileno y denunciar en sus escritos la represión contra los indígenas Mapuches.
Las incidencias de esos días los recogió en su libro "Los buenos no usan paraguas. Desmontando un montaje. Desnudando al Estado" (DDT, 2014).
Una vez liberado Asel sigue incluido en la lista de "terroristas" de Interpol hecho que le dificulta enormemente viajar. Para lograr la rehabilitación total de Asel su abogado se ve obligado a viajar a Washington (USA) dónde está la sede central de Interpol y moverse en la intrincada y cara red judicial estadounidense. Para hacer frente a esta lucha se ha lanzado una campaña de apoyo económico, denuncia y solidaridad, no solo con Asel sino con l@s represaliad@s mapuches y chilen@s.
Para más información:
www.asel.eus
Gran parte de las novelas de Asel, así como sus traducciones al castellano, y las grabaciones de los grupos de música punk en los que ha participado se pueden descargar gratuitamente desde su página web: www.aselluzarraga.com
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Posted: 03 Mar 2020 09:56 AM PST
Programa de las Jornadas anarcofeministas de CNT-AIT Madrid:
VIERNES 6, 18:30
Cineforum-coloquio Proyección “Ni Dios, ni partido, ni marido” ¿Qué lugar ocupamos las mujeres y disidencias en el movimiento libertario?
SÁBADO 7, 18:30
Mesa de la precariedad Se compartirán experiencias vitales y formas de lucha. Mesa redonda sobre distintas precariedades: dependientes de la ley de extranjería. Identidades. Trabajos feminizados-precarios y consecuencias. Enfermedades derivadas. Vivienda. Vida social y/o familiar, etc.
DOMINGO 8, MAÑANA Y TARDE
11h- Piquetes Informativos. Salimos desde el sindicato. (convocatoria no mixta excepto chicos no cis) 14:30h Comedor vegano 19:30h Piquetes informativos. Salimos desde el sindicato. (Convocatoria mixta)
Todas las actividades se realizarán en los locales de Pl. Tirso de Molina 5, 2º Izq, excepto los piquetes.
CONTRA LA PRECARIEDAD ANARCOFEMINISMO Y SOLIDARIDAD.
Este año hemos decidido no participar de ninguna de las convocatorias organizadas por la Comisión 8M de Madrid. Ya en los dos años anteriores en los que ha habido huelga preferimos desmarcarnos de esta autoproclamada guía del feminismo que pretende marcar agenda guiándose por intereses partidistas y reclamas que no tienen en cuenta a muchísimas mujeres, curiosamente las más precarias. Por eso este año, hartas de las tendencias que pretenden convertir en una fiesta el día 8 de Marzo, hemos decidido no acudir siquiera a la manifestación. Como anarcofeministas entendemos la jornada del 8M como un día de lucha contra el heteropatriarcado, el colonialismo y el capital, ejes sobre los que se articulan todas nuestras opresiones en tanto que mujeres, migrantes, obreras, trans, etc. Por eso el 8M saldremos a la calle no para celebrar nada, sino para plantar cara al sistema. Y lo haremos mediante la acción directa, porque sabemos que nuestra emancipación será obra nuestra.
Entendemos, desde aquí, que hay que establecer un sinfín de prioridades de acuerdo a las reivindicaciones generales de todos los sectores sociales (no sólo el feminista) y que hoy por hoy, no reflejan, ni representan las situaciones reales de la población, de una buena parte al menos, y que es la más precaria. Y no se reflejan porque aunque existan como cuota o como cuestiones a tener en cuenta, en lugar de suponer una prioridad en nuestra lucha y de tener la conciencia colectiva de que por más reivindicaciones que se hagan de forma general, siempre habrá una parte de la población que no tendrá acceso a ello.
La conclusión más importante es que las reivindicaciones generales que no contemplan lo específico, invisibilizan y excluyen las situaciones que no se interiorizan. Exponemos esta idea mediante nuestra peticiones:
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Posted: 03 Mar 2020 08:46 AM PST
Un mes después de la detención de nuestro compañero Gabriel, arrestado el pasado 25 de Enero en Portugal, el tribunal de Guimaraes ha resuelto a favor de la extradición al estado español.
Esta noticia no nos asombra, teniendo en cuenta la venganza activa de la Juez Mercedes Navarro del tribunal número 2 de Girona en contra de Gabriel. Esta Juez es la misma que, en Mayo del 2016, ordenó al entonces director de la prisión de Dueñas (Palencia) ocultar la orden de liberación inmediata de Gabriel que, después de 3 semanas de "secuestro", saboreó finalmente la libertad el 16 de Junio (por esto la Navarro fue denunciada por "prevaricación").
Durante este último mes, la tal Navarro, no ha parado de presionar a Portugal con la finalidad de que le fuera consignado "este peligrosísimo individuo".
Recordamos que el objetivo principal de la defensa es obtener la libertad de Gabriel en virtud del "principio de especialidad" (gracias al cual fue liberado hace cuatro años sin haber perdido validez jurídica) y, en todo caso, evitar la extradición, dada la nacionalidad portuguesa que Gabriel ha obtenido recientemente (Portugal no debe extraditar a un nacionalizado propio).
Ni el principio de especialidad, ni la nacionalidad portuguesa han sido tenidas en consideración por el tribunal de Guimaraes, que se ha limitado a darnos la razón para después concluir que debe proceder a la extradición (o sea, que no puede resistir indiferente a la presión de la señora Navarro).
El abogado está presentando el recurso al tribunal supremo de Lisboa y hasta que este no se pronuncie (entorno a alguna semana) Gabriel permanecerá detenido en la policía judicial de Oporto.
Continuamos expresándole toda nuestra solidaridad... ¡Y que no quede como palabra vacía!
¡¡¡GABRIEL LIBRE!!!
¡¡¡TODOS LIBRES!!!
¡¡¡VIVA LA ANARQUÍA!!!
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Posted: 02 Mar 2020 11:04 AM PST
El próximo viernes 6 de marzo se inaugurará la muestra fotográfica ‘Las cajas de Amsterdam’: Margaret Michaelis y Kati Horna, fotógrafas de CNT-FAI en la Guerra Civil. Para la ocasión contaremos con la presencia de Almudena Rubio, Historiadora del Arte e investigadora en el International Institute of Social History (IISG) en Ámsterdam, responsable de la identificación del archivo fotográfico de Kati Horna y de cientos de negativos de Margaret Michaelis en el Archivo Fotográfico de las Oficinas de Propaganda Exterior de CNT-FAI en el instituto holandés. Asimismo, Almudena nos explicará su trabajo e investigación sobre el Archivo Fotográfico de los anarquistas, un proceso que comenzó en 2015, y en el que Rubio descubrió las 260 placas fotográficas que hoy forman parte del archivo.
Margaret Michaelis (Dziedzice,1902-Melbourne,1985) y Kati Horna (Budapest, 1912-Méjico, 2000) fueron dos inmigrantes judías que pusieron sus cámaras al servicio de la Revolución Social, capturando uno de los episodios más importantes de la Guerra Civil Española.
Además, contaremos con la presencia de Almudena Rubio, quien gestiona actualmente un proyecto de investigación en el instituto holandés, basado en las dos fotógrafas.
El acto, a modo de charla, se celebrará el viernes 6 de marzo en la sede de nuestra fundación de la calle Peñuelas. Como broche, tendremos la oportunidad de escuchar cantar a Almudena, que preparará unas canciones para la ocasión. Os esperamos.
¿Cuándo? Viernes 6 de marzo
¿Dónde? Sede de la Fundación Anselmo Lorenzo (en la calle Peñuelas 41, metro Acacias o Embajadores). ¿Horario? A partir de las 19:00 horas
En el siguiente texto, preparado por la propia investigadora, podéis ampliar la información sobre el evento:
'Las cajas de Amsterdam': Margaret Michaelis y Kati Horna fotógrafas de CNT-FAI en la Guerra Civil Española
Justo antes de acabarse la Guerra Civil Española en abril de 1939, los anarquistas y anarcosindicalistas de la Confederación Nacional del Trabajo y la Federación Anarquista Ibérica, más conocidas como la CNT-FAI, lograban salvaguardar sus archivos enviándolos al Instituto Internacional de Historia Social de Ámsterdam. Almacenados en 47 cajas de madera, conocidas en la época como “las cajas de Ámsterdam”, salieron de la casa del Comité Regional de la CNT de Barcelona, y tras un largo viaje con parada en París, Harrogate y Oxford, llegaron por fin a Ámsterdam en 1947. Ya en el instituto, los archivos permanecieron cerrados durante más de treinta años en los que la CNT sobrevivió en clandestinidad hasta la muerte del dictador Franco. Fue en los años ochenta cuando se organizó el material y se crearon los inventarios, dejando sin embargo el material fotográfico, procedente de las Oficinas de Propaganda Exterior de la CNT-FAI, relegado a un segundo plano. Una situación que comenzó a ser revertida con un trabajo de archivo e investigación sobre el Archivo Fotográfico de las Oficinas de Propaganda Exterior de la CNT-FAI que continua en la actualidad.
Al estallar la Guerra Civil Española y con ella la experiencia revolucionaria en Barcelona, un grupo de anarcosindicalistas extranjeros en colaboración con la CNT-FAI, creó la Sección Exterior, más tarde convertida en las Oficinas de Propaganda Exterior de la CNT-FAI. Emplazada en el edificio del Comité Regional, ubicado en la Vía Durruti de Barcelona (actual Vía Laietana) y conocido entonces como la casa CNT, contó desde las primeras semanas de conflicto con una Sección Gráfica que dio prioridad a la fotografía como arma de propaganda. Esta Sección, además de trabajar con reporteros independientes como Campañá (1906-1989) y Pérez de Rozas (1893-1954), contó dentro de la organización con dos fotógrafas inmigrantes judías: la polaca Margaret Michaelis (1902-1985) y la húngara Kati Horna (1912- 2000). Margaret Michaelis, asentada en Barcelona desde 1933 y activa en el grupo de anarcosindicalistas alemanes que vivían en la ciudad, llegó a convertirse en la fotógrafa de confianza de los anarquistas en los primeros meses de guerra. Aunque fotografió la Barcelona colectivizada, su trabajo en la CNT-FAI se vio marcado fundamentalmente por la llegada de la anarquista Emma Goldman en septiembre del 36’. Junto a Goldman, y en calidad de fotógrafa, Michaelis viajó a Aragón, Valencia y Alicante para retratar la experiencia revolucionaria de las colectivizaciones, enviada probablemente por la Seccion Exterior. Unas fotografías que fueron publicadas en la prensa confederal de aquellos días, así como en el primer álbum de propaganda editado por la CNT-FAI con el nombre de 19 de julio 1936 España, junto a los trabajos de otros reporteros. Aquella situación cambiaría sin embargo en enero de 1937 con la llegada de Kati Horna a la Barcelona antifascista. Conocida como Catalina Polgare y junto a su marido de entonces, Paul Partos (1911-1964), llegó para convertirse en la fotógrafa oficial de los anarquistas. Durante su trabajo en Vía Durruti, pagado semanalmente, Horna viviría la conversión de la Sección Exterior en las Oficinas de Propaganda Exterior. Al mismo tiempo, y con el objetivo de rentabilizar la producción fotográfica de las oficinas, crearía junto a Polgare (pseudónimo que utilizó Partos al llegar a España) la Spanish Photo Agency, conocida entonces como Photo SPA, convirtiéndose en su fotógrafa principal. Fueron meses de duro trabajo para Horna que se vieron materializados en cientos de fotografías tomadas en Barcelona y Aragón, y en el album ¿España? que, encargado por la CNT-FAI, respondió a la campaña de difamación lanzada por Franco contra los antifascistas y los anarquistas de la CNT-FAI. En julio del 37 tras el cierre de Photo SPA, motivado fundamentalmente por las barricadas de mayo en Barcelona, Kati Horna dejaba atrás la Vía Durruti para instalarse en Valencia y trabajar en la revista Umbral. Una etapa, la de Umbral, que continuaría en Barcelona desde enero de 1938 hasta marcharse junto a su compañero José Horna (1909-1963) a Francia ese mismo año, de donde ya nunca regresarían.
Almudena Rubio Pérez / Amsterdam- febrero 2020
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