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martes, 3 de marzo de 2020

Tinkunaco 0275/20 - Re: Boletín diario del Portal Libertario OACA

Boletín diario del Portal Libertario OACA

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  • Un juez es un juez
  • [Vídeo] La voluntad del pueblo. Democracia y anarquía
  • [Madrid] Jornadas contra la sociedad nuclear. A 9 años del accidente de Fukushima
  • [MAD] Ciclo de "Vivienda, salud y apoyo mutuo". Local Anarquista Magdalena
  • [Audio] Salvador Puig Antich, símbolo de lucha libertaria
  • Preámbulo al libro "Hommage à la révolution espagnole" de Miguel Amorós
Posted: 02 Mar 2020 10:51 AM PST
El 15 de mayo de 2011, miles de personas nos manifestamos bajo el lema “No somos mercancías en manos de políticos y banqueros” por el centro de Madrid. Cerca de una veintena de personas fueron detenidas en esa manifestación y otra veintena decidió acampar en la Puerta del Sol para exigir su liberación. Tras un brutal desalojo de las personas que pernoctaron en la plaza, cientos de personas volvieron a acampar al día siguiente, y miles más se acabaron encontrando allí en el tercer día. Así nació el movimiento 15-M. Y durante los siguientes meses se organizaron asambleas abiertas en la plaza y en distintos barrios, así como movilizaciones y acciones de protesta, y también ensayos de autoorganización que apuntaban a formas diferentes de entender y de hacer.
Las reivindicaciones del movimiento, mayoritariamente reformistas, apuntaban a toda clase de problemas acuciantes: la codicia de los banqueros, los recortes sociales, la falta de empatía de los dirigentes políticos, el bipartidismo fomentado por la Ley Electoral, la crisis de la vivienda, etc. El poder que adquirió el 15-M a finales del 2011 propició la caída del gobierno socialista de Zapatero y Rubalcaba, espoleó a los sindicatos para convocar dos huelgas generales en 2012, fomentó cambios legislativos para todos los gustos y desencadenó la irrupción de la denominada “nueva política” (la cual, actualmente, resulta absolutamente indistinguible de la “vieja”) en las instituciones. Grandes acciones de maquillaje que, con el paso del tiempo, se ha evidenciado que no eran más que retoques estéticos para no cambiar nada.
En cualquier caso, todos los estamentos de poder salieron escaldados de la feroz crítica de los movimientos sociales hace nueve años. Bueno, casi todos. Porque, por alguna razón difícil de comprender, los jueces se libraron de este ensañamiento. Quizás se deba a que el judicial se trata de un poder más invisible (pocos juicios se televisan, a diferencia de lo que sucede con las sesiones del Congreso), o a que en los inicios del 15-M se lograron varias victorias judiciales (llegando incluso varios jueces a paralizar desahucios por considerar que nuestras leyes civiles eran excesivas), pero lo cierto es que los movimientos sociales no apuntaron en su momento a un poder judicial extremadamente politizado, post-franquista y de naturaleza conservadora (puesto que el rol de un juez nunca puede ser cuestionar la Ley). Y, en consecuencia, la judicatura se ha convertido en el único estamento del Régimen del 78 que no ha pasado por el proceso de “renovación” estética.
Con el transcurso de los años, sin embargo, las críticas al poder judicial han comenzado a acrecentarse. Numerosas condenas a activistasacusaciones por terrorismo infundadas, casos de torturas ignoradas, el recorte de derechos y la extrema politización nos han conducido a una situación de (justificada) desconfianza hacia los jueces. El papel del Tribunal Supremo en casos como el de las cláusulas suelo (la Sala de lo Civil las declaró nulas y, tras un toque de atención de su Presidente, rectificó y las dio por buenas), el juicio del Procés o en el de la legitimación de la exclusión sanitaria para extranjeras, quizás haya sido el más cuestionado, por encontrarse transparentemente al servicio de poderes económicos y no de los derechos fundamentales.
Que nuestro sistema judicial sea tan facha (marcado, además, por el hecho de que ningún juez franquista perdió su puesto durante la Transición) ha llevado a algunas personas de izquierdas a depositar sus esperanzas en instituciones europeas como el Tribunal Europeo de Derechos Humanos (47 Estados miembros) y la Unión Europea (27 Estados). Y es que organismos supraestatales que hablan en clave de derechos humanos y que dicen cosas tan básicas como que insultar a un jefe de Estado no debería considerarse delito, o que las denuncias por torturas deberían ser investigadas, parecen más garantistas que un poder judicial patrio, viejo, rancio y caduco.
Y el efecto contrario se produce también entre el facherío español. Después de varios varapalos al Reino de España, como el que se produjo cuando el Tribunal de Justicia de la UE falló a finales de diciembre de 2019 a favor de reconocer a Oriol Junqueras su condición de eurodiputado, la derecha más rancia empezó a promover (sin ningún tipo de discurso) la idea de un “Spexit” (salida de España de la UE).
Parece el mundo al revés. Hace diez años la izquierda radical era la que era crítica con la UE, mientras que para el centro-izquierda y la derecha, a pesar de que no eran especialmente eurófilas, la Unión se encontraba fuera de toda contestación. Ahora el discurso euroescéptico se encuentra monopolizado por la derecha (el “Brexit” es un ejemplo de ello) y, evidentemente, se promueve por las razones indebidas (primordialmente, porque consideran que su política migratoria es demasiado blanda).
Sin embargo, no debemos perder la perspectiva de que la UE (y el resto de instituciones europeas) han sido, ante todo, una alianza de cariz fundamentalmente económico. Su dimensión político-democrática ha tenido, en cambio, un relieve secundario. De resultas, es más honesto hablar de una Europa de los mercaderes para dar cuenta de un proyecto que ha tenido avances rápidos en lo que al libre comercio se refiere y muy pocos avances en lo que al reconocimiento de derechos fundamentales se refiere.
El ejemplo más reciente de que las instituciones europeas (como cualquier otra) se encuentran al servicio de los poderes económicos y políticos lo encontramos en la reciente sentencia del TEDH, de 13 de febrero, en que se avalaron las devoluciones en caliente que lleva a cabo España en la frontera de Ceuta y Melilla. La expulsión directa en la frontera, sin seguir el procedimiento legal, se encuentra justificado porque los migrantes “eligieron no utilizar los procedimientos legales que existen para entrar en España” y, por tanto, “es consecuencia de su propia conducta”, establece.
En definitiva, un juez es un juez y, por definición, se encuentra al servicio del mantenimiento de un sistema socioeconómico injusto. Y eso es así en Madrid, Barcelona, Ámsterdam y Bruselas.

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Posted: 02 Mar 2020 10:47 AM PST
Somos críticos con toda visión teleológica, y aun suponiendo que la historia tenga algún sentido, tal como se manifiesta en el prefacio de La voluntad del pueblo, las personas que componen los movimientos sociales pueden cambiar esa orientación gracias a las ideas y a la consecuente acción transformadora.
La intención del autor, Eduardo Colombo, con los artículos que componen la obra es "oponer la fuerza de las ideas, heterodoxas, revolucionarias, al conformismo imperante". La gran pregunta es si algún día se llegará a construir esa fraternidad universal deseada, un mundo libertario organizado en la igualdad sociopolítica de los hombres, pero garantizando la pluralidad y la distinción de los individuos. Desgraciadamente, el "sentido de la historia" parece abundar en el presente en la miseria y en la opresión, debido a la institucionalización autoritaria, la globalización capitalista y la división de clases. Todo ello asegurado en la obediencia y el conformismo de la población.
https://www.youtube.com/watch?v=hDyowBp74Mc
Sitios web: http://acracia.org/

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Posted: 02 Mar 2020 10:36 AM PST
Las jornadas serán en el Local Anarquista Motín. C/Matilde Hernández, 47. <M> Oporto o Vista Alegre. Después de los debates habrá cenador.
-Sábado 7 de marzo a las 18:30h.
Charla:  ¿Energía nuclear o totalitarismo industrial? Presentación del libro: Chernoblues. De la servidumbre voluntaria a la necesidad de servidumbre. A cargo de Ediciones El Salmón.
La energía nuclear, concebida en el secretismo del Proyecto Manhattan durante la segunda guerra mundial y desarrollada en las décadas siguientes, despertó desde los años 70 la oposición de amplios sectores de la sociedad occidental, en particular en el ecologismo. Sin embargo, las críticas que se suelen articular contra el proyecto nuclear adolecen a menudo de una reflexión más amplia sobre el carácter totalitario que define desde sus orígenes a la sociedad industrial.
A las puertas del 9º aniversario del «accidente» de la central nuclear de Fukushima, hablaremos de nuestro libro _Chernoblues. De la servidumbre voluntaria a la necesidad de servidumbre_ [1], del físico y militante antinuclear francés Roger Belbéoch, y explicaremos cómo la energía atómica supone la culminación del proyecto totalitario pergeñado por las élites políticas y tecnocientíficas.
-Miércoles 11 de marzo a las 18:00h.
Proyección: «The war game».
Filmada como un falso documental, la película retrata el hipotético bombardeo nuclear en la ciudad inglesa de Rochester, el caos provocado por la evacuación forzada de la ciudad en medio del desconocimiento de las consecuencias de una guerra de esas características, y la lucha posterior de los escasos sobrevivientes para adaptarse a la nueva situación en el entorno radioactivo, y un mundo afectado en sus estructuras arquitectónicas y sociales.
46 minutos.

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Posted: 02 Mar 2020 10:27 AM PST
Ciclo de «Vivienda, salud y apoyo mutuo»
MARTES 17 de Marzo, 19h
PRECARISTAS (2018, 75 min)
Precaristas presenta la lucha por el acceso a la vivienda que están llevando acabo las vecinas del Sindicato de Inquilinas de Gran Canaria. Se presentan proyectos de vivienda autogestionados en la isla como La Comunidad Esperanza, El Refugio y La Ilusión. Sus protagonistas son las personas más vulnerables y olvidadas por la administración, las expulsadas del sistema, que sólo cuentan con sus manos y con el apoyo de la Federación de Anarquistas Gran Canaria. A través de los relatos de su lucha diaria y sus vivencias, nos acercamos a la cara menos atractiva y publicitada del «Caribe europeo».
MARTES 24 de Marzo, 19h
QUÉ VA A OCURRIR AQUÍ (2019, 82 min)
Un documental sobre los movimientos sociales que defienden el derecho a habitar en la ciudad de Lisboa, en un momento de intensificación de las luchas por el espacio urbano provocada por la expansión del capitalismo financiero, que concentra riqueza en manos de unos pocos, y aumenta la desigualdad social. Un documental sobre aquellxs que desafían la conversión de la ciudad en una mercancía, sobre lxs que desobedecen a la injusticia construyendo poder del lado de quien busca un lugar para vivir.
MARTES 31 de Marzo, 19h
CORTOS:
Acceso a la vivienda y salud (2015, 5 min)
Corto con resultados de dos estudios realizados en colaboración con el Observatorio DESC, Cáritas y la Plataforma de Afectados por Hipoteca (PAH) sobre el efecto de la inseguridad y la inestabilidad residencial en la salud en España.
Los que se quedan (2014, 15 min)
Documental sobre el impacto de la crisis en la salud mental de la población en el Estado español, del malestar emocional que se ha traducido en un incremento de los casos de depresión y ansiedad y que, en algunos casos, pueden llegar al punto de desencadenar una trágica muerte por suicidio.
Desahucios y salud (2016, 21 min)
Corto con los resultados de la investigación ‘Procesos de desahucio y salud’, realizado por la Escuela Andaluza de Salud Pública, en colaboración con el Grupo Stop Desahucios Granada-15M.
Local Anarquista Magdalena
C/Dos Hermanas 11
Metro Lavapiés

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Posted: 02 Mar 2020 04:59 AM PST
Ricard de Vargas habla en esta charla para la recuperación de la memoria y a caminar hacia las libertades auténticas. Volver a luchar de verdad, adecuando -se los tiempos actuales. En el momento en que nos encontramos, en España y en el ámbito global, hay que recuperar experiencias de lucha autogestionaria, y que la juventud pueda tener referentes, más allá de los partidos políticos que pactaron con el .franquismo en su momento y que ahora nos gobiernan. Se pretende dar una visión multilateral de Puig Antich ; un lado humano y familiar, así como su carácter militante. Ha habido un intento de recuperación de la figura de Puig Antich por parte del antifranquismo y el catalanismo, cuando él no era ni lo uno ni lo otro . Era un anarquista. Atracar bancos era un medio, pero era secundario. Lo que era importante era la lucha obrera, la autonomía.


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Posted: 26 Feb 2020 09:47 AM PST
PREÁMBULO de Michel Gomez al libro Hommage à la révolution espagnole. Les Amis de Durruti dans la guerre civile 1936-1939, de Miguel Amorós, Éditions de La Roue, 2019.
DurrutiEn primer lugar, precisemos para nuestros lectores hispanizantes que el presente libro no es la traducción al francés del publicado en España con el título La revolución traicionada (Virus Editorial, 2003). En efecto, si éste ha servido de base, se han suprimido, reescrito o añadido muchos pasajes. Los documentos citados son más numerosos y variados, sobre todo gracias a los nuevos archivos accesibles en España. El trabajo de historiador se ha profundizado y ampliado, sin que por ello desaparezcan las simpatías del autor, de las que da cuenta el título de este nuevo libro.
La revista francesa L'Espagne nouvelle, rebautizada en esta ocasión L'Espagne indomptée ("España indómita"), publicó en su último número (julio-agosto-septiembre de 1939), dos textos importantes, claros y lúcidos en los que se analizaba el sentido real de los dos momentos esenciales de la revolución española (julio 36 y mayo 37). Estos artículos, firmados por el secretario de los «Amigos de Durruti», fueron redactados por Jaime Balius. Como están reproducidos íntegramente en el presente libro, es posible extraer algunos pasajes para acompañar esta presentación.
Y para empezar, la cita donde Balius afirmaba que la lucha armada que estalló en el momento del Pronunciamiento era, antes que nada, la conciente culminación del proceso revolucionario en curso y no, como proclama la verdad oficial de la guerra civil, el simple efecto de un antifascismo espontáneo del pueblo español: « [… ] En los ambientes antifascistas se defendió esta tesis: que, sin rebelión militar, no habría habido movimiento popular armado. Eso es falso. Hay más. Esta concepción, difundida hasta en los ambientes anarquistas por algunos camaradas, nos ha llevado a una mentalidad contrarrevolucionaria. Nosotros, militantes anarquistas que en febrero de 1936 éramos perfectamente conscientes de la grandiosa marea social que se ponía en marcha en el horizonte español, no podíamos admitir que la acción obrera se interpretara exclusivamente como reflejo defensivo. Este criterio fue también el nuestro cuando los «Amigos de Durruti» en España emprendieron, mientras todavía era tiempo, rectificar la situación en el sentido indicado tan magníficamente por las jornadas de julio […]» (España indómita, verano de 1939).
El 19 de julio de 1936 fue efectivamente mucho más que una defensa de la República contra un golpe de Estado, para muchos de los que, con las armas en la mano, vencieron por primera vez a los militares en una parte de España. Fue el momento decisivo de una revolución preparada desde hace mucho tiempo, liderada por multitudes de individuos decididos, dotados de una combatividad entrenada, afilada, animados por un horizonte, un proyecto igualitario y libertario, concreto y detallado, que poseía, al menos lo creían, una organización forjada para tal fin.
Sin embargo, pocos días después comenzó la larga marcha de la colaboración; las inagotables «circunstancias» comenzaron a servir de justificación para la transformación del proyecto revolucionario en un antifascismo restrictivo; que se ponga en marcha el proceso que cambiaría de «compañeros y compañeras» que ejercen responsabilidades en dirigentes responsables, de «líderes naturales» en ministros, constituyendo así progresivamente dentro de la CNT-FAI una burocracia que finalmente cumplirá la función de toda burocracia: servir al orden y al Estado.
Como dijo José Peirats, «nadie puede minimizar la importancia de los problemas planteados a los anarquistas el 20 de julio de 1936 cuando se vieron con la situación en sus manos, sin saber qué hacer al respecto. Lo que les reprochamos no es la renuncia a la dictadura anarquista, sino de haber optado por la contrarrevolución» (Rojo y Negro, 1967).
El primer acto contrarrevolucionario en este caso fue no haber realizado ninguna consulta real para saber qué camino tomar a partir de lo que querían y hacían esos centenares de miles de anarcosindicalistas. Mientras que, junto con muchos otros, actuaban como actores resueltos de su destino, colectivizando a las empresas, controlando las calles, organizando la vida a través de una multitud de comités revolucionarios, fueron conducidos en una dirección que no era la suya. Así pues, todas las grandes decisiones se tomaron sin que hubiera reuniones ni debates en el seno de las instancias sindicales.
Por supuesto, los riesgos eran grandes, pero eran conocidos y eso era precisamente lo que se debería de haber debatido dentro de las múltiples estructuras de la militancia y más allá. Esto era posible, y en Aragón, por ejemplo, bajo la protección de las columnas anarquistas situadas a lo largo de la línea del frente, miles de aldeas se convirtieron en colectividades libertarias. Así pues, hubo un «ir por el todo», pero en la base, paso a paso, sin teatralidad, y ahí reside toda la profundidad y la grandeza de la revolución española.
Es este radical abandono de los principios, de las ideas e incluso de los comportamientos morales por parte de las élites libertarias que el autor estudia, analiza, denuncia. Lo hace a través del prisma de la agrupación de los «Amigos de Durruti», constituida después de la muerte de Durruti, gracias a los «debates» muy turbulentos que acompañaron la resistencia, e incluso el rechazo de la militarización de las milicias, es decir, la recreación de un aparato militar clásico en gran parte en manos de los estalinistas. Pusieron en el centro de su proyecto la defensa y profundización de las conquistas revolucionarias obtenidas al calor del 19 de julio. Por supuesto, veían como primer y principal obstáculo a esta «posibilidad» la cristalización de una nomenclatura anarquista: único resultado palpable del «colaboracionismo». Publicaron, legal o clandestinamente, su portavoz: « [… ] No nos importa lo que hagan los gobernantes, sea cual sea su nombre. Lo que nos importa es el comportamiento de nuestros hombres, de nuestros responsables y de nuestros dirigentes. Y este comportamiento no ha sido limpio ni dedicado. ¿Cuál de ellos, con un gesto ejemplar, renunció al salario de su cargo y se contentó con recibir el mismo salario que los que luchaban en el frente? ¿Cuál de ellos renunció a la pensión afectada como funcionario despedido, vestigio del orden burgués? ¿Cuál de ellos renunció a su puesto por razones ideológicas? [… ]» (El Amigo del Pueblo, 12 de agosto de 1937).
Los Amigos de Durruti crecieron en popularidad porque simbolizaban la integridad anarquista dañada en los círculos gobernantes. Evidentemente estuvieron presentes en la lucha callejera y de ideas que encendió Barcelona en mayo del 37. Más allá de la respuesta a la provocación estalinista, sentían que se abría de nuevo el horizonte del 19 de julio, de una manera aún más clara; sólo quedaban dos bandos : «Por un lado de la barricada luchaba la reacción, por otro, éramos nosotros, los trabajadores, los que manteníamos la lucha sin injerencia de ningún tipo» (España indómita, verano de 1939). Pero los trabajadores ya no tenían delegados y sus representantes – el aparato CNT-FAI – pidieron el alto el fuego, y lo peor de todo, el desarme, entregando a los vencedores a la feroz represión de los vencidos, la alianza estalino-republicana. Para completar el ciclo de sus renuncias, la CNT-FAI, que tenía una buena parte de su prestigio moral por no haber hecho nunca esto, abandonó esta vez a los hombres y mujeres que habían combatido y a los miles de prisioneros antifascistas revolucionarios que iban a poblar las cárceles de la República. Y, por supuesto, en nombre del realismo, sus dirigentes de facto justificarán sus posiciones; el mismo realismo que los llevará a perder la revolución, la guerra y sus almas.
La paradójica derrotada de mayo marcó el fin de la revolución española y el autor nos da muchos ejemplos de los efectos del despliegue unilateral de la contrarrevolución: muchísimos arrestos y detenciones (3000 en Cataluña) asesinatos, desapariciones, destrucción de las colectividades aragonesas…
Homenaje a la revolución española permite también juzgar el programa de salvaguardia revolucionaria de los «Amigos de Durruti», en el que los partidarios del anarquismo de gobierno no vieron más que un bolchevismo dictatorial, mientras que otros más honestos, como Prudhommeaux, afirmaron que no era « ni original ni preciso, pero se reconoce ciertamente mucho más claramente el rostro y los rasgos distintivos del anarcosindicalismo español que en los discursos de los ministros ». Si este programa tenía algunos rasgos expeditivos, hay que medirlos por la sincera ira que animaba a los « Amigos de Durruti» ante el continuo sabotaje de los logros revolucionarios, y en aquellos tiempos de gran escasez, al indecente estilo de vida de una plétora de burócratas, porque, para retomar una última vez las palabras de Balius: «Si todos somos culpables solidariamente, hay quienes tienen una carga de culpa particularmente pesada por sus responsabilidades. Fueron los dirigentes de la CNT-FAI, cuya actitud reformista en julio y sobre todo la intervención contrarrevolucionaria en mayo del 37, quienes bloquearon el camino a la clase obrera y asestaron el golpe mortal a la revolución» (España indómita, verano de 1939).
Por lo tanto, la cuestión no es especular sobre las posibilidades reales que habría tenido la revolución libertaria española de ir más lejos, sino extraer las lecciones sobre la manera en que los que se habían puesto a su mando la hicieron perder.
En Europa fue sin duda el combate más bello en favor de la igualdad y la libertad durante la primera fase de industrialización del mundo, pero las fuerzas combinadas del espectáculo y de la planificación-destrucción del territorio han destruido la mayor parte de las realidades del vivero popular que formaba su espíritu: barrios, cultura, conocimientos, sueños de un futuro por construir. La conciencia proletaria, esa forma histórica y determinada de la conciencia humana, se ha disuelto al contacto con las multitudes solitarias y con la extrema diversidad de las luchas particulares: el totalitarismo tecno-industrial (etapa actual del capitalismo) no ha abolido evidentemente las clases, sino que ha masificado uniformemente la del mayor número.
El principal motor de esta historia inhumana parece ser, por el momento, la lucha competitiva para no caer en las filas de los supernumerarios definitivos. Aquellos para quienes la megamáquina sólo asegurará según el mérito – la aceptación de la domesticación – la estricta respuesta a las necesidades vitales. Pero nuestras protestas, temores y furia no hacen nada, nos adentramos en los oscuros tiempos de una sociedad del trabajo sin trabajo. Para aflojar un poco las cadenas, tendríamos que encontrar ya las solidaridades activas, la necesidad de los demás que, en otro tiempo, organizaban, cuando era necesario, la supervivencia colectiva mientras alimentaban las luchas por una vida más amplia.
Con este recordatorio del pasado de las prácticas y de las ideas redescubriremos el tesoro escondido de las revoluciones, como estas dos ideas esenciales para la comprensión de la acción de los «Amigos de Durruti» y de toda la revolución española : el sentimiento de clase – la voluntad igualitaria – y la autoorganización – el firme rechazo de toda burocracia, de todas las formas de representación que no estén estrictamente controladas y revocables en todo momento. Porque, a pesar de haber sufrido todas las desfiguraciones provocadas por la atomización de los seres y los ataques permanentes de la industria espectacular de la falsificación, no han desaparecido del todo en el desastre consumista; todavía están presentes, como lo atestigua, con cierta tenacidad, el movimiento subversivo y plebeyo de los «Chalecos amarillos ».
Con estas dos únicas ideas no se puede todo, pero sin ellas no se puede nada esencial si se quiere devolver un sentido colectivo y emancipador al gran juego de la necesidad y de la libertad.
CONTRAPORTADA
La Agrupación de “Los Amigos de Durruti” se constituyó progresivamente tras la muerte de Durruti, al calor de los “debates” muy agitados que acompañaron a la resistencia, o mejor al rechazo, de la militarización de las milicias, es decir, a la recreación de un aparato militar clásico, en gran parte bajo la batuta de los estalinistas. Lucharon contra el abandono de los objetivos revolucionarios por parte de los dirigentes anarquistas y contra la burocratización concomitante de la CNT. Igual que muchos otros revolucionarios, denunciaron y padecieron la intensa represión estalinista y republicana durante y después de las jornadas de Mayo de 1937, las cuales marcaron el fin del proyecto igualitario y libertario a lo largo de la guerra civil.
El autor, que nunca oculta sus preferencias, efectúa un verdadero trabajo de historiador partiendo de numerosos documentos de la época de toda clase de tendencias: diarios, folletos, hojas, correspondencia, archivos militares, judiciales y policiales...

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