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martes, 19 de mayo de 2020

Tinkunaco 0711/20 - Re: Boletín diario del Portal Libertario OACA

Boletín diario del Portal Libertario OACA

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  • Anarquismo y ciencia en tiempos de coronavirus
  • (Ex)Presión Nº 12
  • Obediencia (Pequeños apuntes sobre Fromm y Milgram)
  • Entre "hombres" y "mujeres"; un breve acercamiento etimológico
  • Higienismo: Readaptar, aislar, prevenir, no desviarse/obedecer
  • Las Hadas y los Duendes como simbolismo de Resistencia Política
Posted: 18 May 2020 10:28 AM PDT
«Representa el anarquismo un ensayo de aplicación de las generalizaciones obtenidas por el método inductivo-deductivo de las ciencias naturales a la apreciación de la naturaleza de las instituciones humanas, así como también la predicción sobre la base de esas apreciaciones, de los aspectos probables en la marcha futura de la humanidad hacia la libertad, la igualdad y la fraternidad.»
La ciencia moderna y el anarquismo. Piotr Kropotkin
En el contexto de la Ilustración, el anarquismo originario se alineó con el desarrollo de la ciencia registrado en los siglos XVII al XIX. Creyó en una ciencia racionalista que puso freno al oscurantismo, la superstición, las creencias inquisitoriales, la represión, la ignorancia, la pobreza, la esclavitud; una ciencia que contribuyó a la transformación social acabando con los modelos absolutistas y de servidumbre de las monarquías del Antiguo Régimen. La ciencia durante estos siglos jugó un papel revolucionario y el anarquismo valoró y coincidió con esa perspectiva por la que el conocimiento pasó a ser utilizado como herramienta para la liberación colectiva.
«Desechando lo absoluto en todos los órdenes y ensanchando lo relativo en ilimitados términos». Con esta máxima a finales del siglo XIX del anarquista coruñés Marcial Lores recogida en la publicación de la Asociación Isaac Puente de 2010 Creencia y ciencia se aboga por «una ciencia despojada de prejuicios, que experimente en libertad en búsqueda del conocimiento».
El anarquismo como filosofía política compartió estos postulados de libertad, de relativismo, que le permitieron iluminar nuevos tipos revolucionarios de relaciones humanas, de poder, económicas, sociales… que se manifestarían en los modelos teóricos y prácticos de las sociedades libertarias.
Ciertamente este apoyo no fue uniforme, no se trató de una relación siempre idílica entre la ciencia y el anarquismo sino que osciló desde el entusiasmo del «anarquismo científico» del naturalista Piotr Kropotkin, pasando por Élisée Reclus o Errico Malatesta hasta los reparos y advertencias de Mijaíl Bakunin sobre los riesgos de nueva alienación que suponía delegar en la ciencia el viejo poder abolido, trasladar la fe y creencia en la religión por la fe en la ciencia positivista hasta considerarla como el nuevo dios que todo lo sabe, nos guía y todo lo resuelve.
Con el paso del tiempo, la ciencia ha ido dejando de lado sus convicciones progresistas y de mejora de la vida de la población para convertirse en una herramienta más al servicio de un sistema social clasista, capitalista, que todo lo mercantiliza, hasta la salud, como estamos comprobando en esta pandemia del coronavirus.
Por su parte, Paul K. Feyerabend, ampliando horizontes, en su obra de 1975 Contra el método. Esquema de una teoría anarquista del conocimiento, se muestra contrario a una visión exclusivamente racionalista de la ciencia señalando que hay que tener en cuenta otros recursos irracionales, emocionales, dado que, al fin y al cabo, la ciencia no deja de ser uno más de los contextos en los que debe aflorar el carácter humano. En el proceso de la investigación científica realista y racional obsesionada con las normas y su cumplimiento, puede ser positivo prescindir de una normativa rígida, ignorar el método científico si fuera preciso y abrirse a una nueva senda de libertad que nos conduzca a hallazgos insospechados.
Es con este enfoque alternativo, subversivo, extraño a los cánones de la oficialidad academicista con el que «el anarquismo puede procurar, sin duda, una base excelente a la epistemología y a la filosofía de la ciencia». Para este anarquismo epistemológico de Feyerabend, «Si todo vale, no hay obstáculos para el conocimiento».
No hay que tener miedo a mantener una menor atención al orden y la ley en la ciencia, lo mismo que no hay que tenerlo a aquellas experiencias y sociedades regladas por la filosofía anarquista. Como nos recordó Albert Einstein «La imaginación es más importante que el conocimiento. El conocimiento es limitado y la imaginación circunda el mundo».
Intentando que nuestra mirada no sea etnocéntrica (la Malaria, por ejemplo, provoca 600.000 muertes al año), la realidad es que en los países más desarrollados, vivimos unos momentos sorprendentes de estado de alarma, con un tercio de la humanidad confinada en sus casas para que la pandemia del coronavirus no se siga expandiendo y causando una saturación del sistema sanitario que conlleve millones de muertes. Este hecho ha provocado una parálisis de la economía capitalista globalizada con implicaciones sobre el modelo social y de consumo en que prácticamente está inmerso todo el planeta y, paradójicamente, estamos observando las ventajas que tiene esta situación de decrecimiento real. Se ha reducido la emisión de gases contaminantes y mejorado la calidad del aire; se ha frenado el proceso de turistificación y gentrificación; hay síntomas del renacimiento de cierta flora y fauna; están proliferado espontáneas iniciativas de redes de apoyo mutuo; descubrimos nuevas formas de relacionarnos y repensar el cuidado de las personas mayores; valoramos más la salud laboral; se ha frenado el frenesí consumista; surge la creatividad y la originalidad de nuestra expresiones, afectos y relacionales vecinales…
Sin embargo, la actualidad que sufrimos por la pandemia nos deja interrogantes muy complejos que nos permiten buscar nuevas vías de reflexión colectiva y explorar nuevas experiencias prácticas alternativas. En primer lugar, la pandemia ha provocado un extraordinario problema de salud, de emergencia sanitaria. Ello conlleva reflexionar sobre la necesidad de una sanidad universal; sobre los recortes millonarios económicos y laborales sufridos en el sistema sanitario público tanto en materiales como personal sanitario; en los recursos que dedicamos a la sanidad pública y a la privada; sobre los recortes en los recursos destinados a la investigación, a la ciencia, a la búsqueda de vacunas; sobre nuestra dependencia del exterior e incapacidad propia para producir equipos de protección, respiradores, mascarillas, etc.
Directamente vinculado con este primer ámbito de reflexión, nos encontramos con las deficiencias del deshumanizado sistema de cuidados que tenemos orquestado como sociedad con nuestras personas mayores ahora que se han convertido en el primer grupo de riesgo contra el que el virus arremete con mayor virulencia. Un sistema de residencias mercantilizadas, extraordinariamente privatizado, en manos de fondos buitre, que permite el aparcamiento de las personas mayores porque las exigencias del estilo de vida que nos ha impuesto el capitalismo nos impiden una atención más directa.
E íntimamente relacionado con estos aspectos, surgen los graves problemas de salud mental ocasionados por la falta de afectos, por la soledad del confinamiento en la que vivimos y hemos dejado a nuestros mayores, habiéndose provocado una alteración radical de las normas básicas y ancestrales de convivencia, de relacionarnos con la muerte, de celebrar los sepelios en la mayor deshumanización y soledad en la podíamos jamás soñar. ¿Quién repara todo este dolor?
Un segundo interrogante tiene que ver con la ética, con la moral, con el sistema de valores que regula la toma de decisiones sobre qué enfermo tiene más derecho a la hospitalización en una UCI, a usar el ventilador, el respirador, a quién se propone o elige para salvarle la vida. Estamos ante un sistema utilitarista, despiadado, propio de la sociedad neoliberal pragmática e instrumental, en el que se decide en función de la edad, de la prospectiva de vida del paciente…
Un tercer interrogante es el que se plantea con el dilema de elegir entre la salud y seguridad de las y los trabajadores y población en su conjunto (lo que implica cesar todo tipo de actividad laboral y económica que no esté relacionada con el desempeño de trabajos esenciales para el sostenimiento de la vida) o continuar con la actividad económica aún a riesgo de la salud de la personas. Estamos ante un dilema de claro posicionamiento ideológico. Desde las posiciones libertarias no cabe la menor duda de que la opción pasa por garantizar de manera absoluta la vida y salud laboral frente a cualquier variable económica de recesión, reducción del PIB, etc. Frente al modelo neoliberal y capitalista planteamos un modelo humanista, antiutilitarista, ajeno al egoísmo individual, a la búsqueda imperiosa de la felicidad ligada a cálculos meramente economicistas, como definieron años atrás autores como Alain Caillé, Karl Polanyi o el decrecentista Serge Latouche.
Otro cuarto y extraordinario interrogante está relacionado con el desarrollo tecnológico, el control social de nuestros datos digitales, de nuestras vidas (aplicaciones informáticas, geolocalizaciones, reconocimientos faciales…) y la pérdida de la libertad e intimidad individual y colectiva, con la excusa de que con ello el Estado y la autoridad velan por nuestra seguridad y salud. El lenguaje belicista que se está imponiendo a la hora de analizar la pandemia, la justificación de la presencia de las fuerzas armadas y policía tanto en las calles como en los medios de comunicación, reflejan esa deriva totalitaria y autoritaria del poder y del Estado, dueño absoluto de nuestras vidas, en el que la población solo tiene que obedecer (confinamiento en las casas y salida solo para trabajar y que la economía no se pare).
El ejemplo de China es paradigmático como señala el filósofo Byung-Chul Han en su reciente artículo «La emergencia viral y el mundo de mañana» al describir el funcionamiento de esa sociedad en relación al uso del Big Data para el control y vigilancia digital de la población y a costa de perder la libertad y la intimidad.
Posiblemente y lo más lamentable será que la mayoría de la población no se va a negar al control digital y así defender su liberad porque, hasta ahora, sin que nadie nos lo pidiera de forma obligatoria, esa mayoría estábamos poniendo ya nuestra vida a disposición de las grandes empresas de la comunicación y de las redes sociales en un proceso de irresponsabilidad y renuncia expresa a nuestra intimidad y libertad, ignorando cándidamente que el poder siempre está vigilante y hará uso de todo esa información para garantizar su seguridad y no la nuestra. El control ya existe, como denunciaran Julian Assange y WikiLeaks, pero puede ser un buen momento para reflexionar sobre la escalada que se avecina con el control de móviles y rastreo de nuestros movimientos como una herramienta para luchar contra la pandemia.
Finalmente, y es lo que menos se escucha en el debate público, tendremos que plantearnos, como quinto interrogante, por qué surgen este tipo de epidemias (cada vez más frecuentes) y reflexionar sobre la vinculación que mantiene con el modelo productivo y social en el que vivimos. Reflexionemos sobre el necesario cambio de modelo productivo, económico y social para evitar que este tipo de pandemias se sigan desarrollando a lo largo de los próximos años, como ya vaticinan muchas investigaciones al encontrar vínculos directos entre ese modelo de explotación laboral (con hacinamiento en ciudades contaminadas, personas medicalizadas inmunológicamente vulnerables, esquilmador de recursos…) y la generación de este tipo de enfermedades. En este sentido, Robert G. Wallace, en su libro de 2016, Grandes granjas generan grandes gripes, el grupo Chuang en su publicación de marzo 2020 Contagio social. Guerras de clases microbiológicas en China, muestran la conexión entre la actual agroindustria capitalista, modelo consumista occidental y la etiología de las recientes epidemias (SARS, Ébola, Gripe aviar, Covid-19…).
¿Qué dice la ciencia sobre todas estos grandes interrogantes que nos han surgido?
Actualmente, la investigación científica está inmersa en una carrera mundial por encontrar la vacuna que nos libere a la humanidad del temido Covid-19. Efectivamente, esta es la solución concreta e inmediata a un problema que solo es el síntoma de un gran síndrome que se llama capitalismo, neoliberalismo, darwinismo social…
Se encontrará una vacuna que ayude a acabar con la pandemia, liberarnos de sus efectos mortíferos y al mismo tiempo enriquecer a los grandes grupos empresariales y farmacéuticos (la vacuna no se pondrá al servicio de la población con criterios de equidad social sino al servicio del mercado con precios desorbitados al priorizar los criterios economicistas) pero las soluciones a las pandemias que vendrán en el futuro, fruto del actual sistema económico y social, la ciencia no está en condiciones de darlas porque la ciencia se ha convertido en un eslabón más de ese sistema. La ciencia ha dejado de jugar el papel revolucionario que un día tuvo para convertirse en mera tecnología cientificista, un mero negocio, incapaz de liberar a la humanidad de los antivalores que la regulan, careciendo de cualquier pretensión filosófica y política. La ciencia se ha posicionado, bajo su estigma de neutralidad y objetividad ficticias, al servicio del poder, del Estado, de los ejércitos y las grandes multinacionales, se ha convertido en una herramienta útil para perpetuar el sistema.
Lo que le pide, lo que aporta el anarquismo a la ciencia en estos tiempos de coronavirus, es que sea subversiva, integradora de saberes, holística, humanista, que se independice del poder porque con ello se independizará de su propia e intencionada fragmentación en áreas de investigación inconexas, departamentalizadas y especializadas, como ya señaló Élisée Reclus, y de su propio paradigma metodológico universal y fijo, adoptando una epistemología adaptable a los contextos. La ciencia está constreñida por su método científico rígido con lo que está perdiendo posibilidades de mirar con mayor amplitud lo que sucede en la realidad. Hace falta flexibilidad, adaptabilidad, tener en cuenta al ser humano de forma más integral, como recordaba Feyerabend, para plantear respuestas globales al drama existencial de la vida.
Actualmente las investigaciones científicas son muy parciales, no responden a grandes teorías que den respuesta a las preocupaciones globales de la humanidad. Son además teorías que se plantean desde la competición y la rivalidad, sin compartir ni cooperar.
El virus no se combate desde una ciencia fragmentada sino planteando modelos teóricos que integren todos los parámetros que afectan a la vida y la salud del planeta como, por ejemplo, modelos de prevención sanitaria; modelos urbanísticos y de vivienda alejados del hacinamiento; modelos económicos decrecentistas, anticapitalistas, de economía solidaria y autogestionaria; modelos de explotaciones agrícolas y ganaderas no intensivas, sin macrogranjas ni hacinamiento de animales y desforestaciones, que respeten la soberanía alimentaria; modelos que frenen el cambio climático, apuesten por la sostenibilidad de la vida con nuevo modelo energético y energías renovables; modelos que integren los procesos de robotización y nuevas tecnologías y el reparto del trabajo y la riqueza; modelos sociales asamblearios en los que las decisiones pasen a ser colectivas… En definitiva, modelos globales, científicos no clasistas, antipatriarcales, antirracistas, ecologistas, libertarios.
Rescatemos a la ciencia de su domesticación, de las garras del capital, para que avance y deje ser mera tecnología. Hagamos que vuelva a recuperar su sentido transformador porque son muchos los retos para seguir viviendo.
Recuperemos el ancestral sentido de la ciencia en buscar la verdad y el conocimiento, desde el relativismo, partiendo de la premisa de que la ciencia es la herramienta menos imperfecta que tenemos para seguir avanzando como especie. Así lo viene haciendo desde hace miles de años, en un proceso de experimentación, empírico, de observación, de ensayo y error permanente, antidogmático, incansable.
En este sentido, anarquismo y ciencia pueden volver a las alianzas al compartir parámetros de subversión, espontaneidad, creatividad, arte, cultura, libertad… para ser capaces de dar soluciones colectivas, imaginativas, innovadoras, lejos de las exigencias de los mercados y los intereses comerciales. El dossier que prosigue muestra esta rica relación bidireccional entre anarquismo y ciencia alejada de planteamientos economicistas y utilitaristas.
Desde el mundo del pensamiento y la ciencia se augura que las salidas de esta crisis pueden oscilar entre el fortalecimiento de un capitalismo más totalitario (Byung-Chul Han) o un comunismo reinventado (Slavoj Zizek).
¿Qué análisis se puede hacer desde las posiciones libertarias y anarquistas? Ciertamente, las respuestas de solidaridad y apoyo mutuo empieza a brotar por doquier frente a las concepciones de una sociedad totalitaria, de «Gran Hermano» que todo lo sabe y todo lo ve. Demostremos con nuestras ideas y prácticas anarquistas que la salida real, la que mejorará nuestra vida, solo será si es libertaria, colectiva, autoorganizativa, tejiendo redes de apoyo mutuo y solidaridad.
Editorial de Revista Libre Pensamiento# 102 (primavera 2020)

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Posted: 18 May 2020 10:16 AM PDT
No se puede silenciar las voces de un grupo, exterminando a sus componentes
Es una vergüenza que dejen morir a alguien de una manera tan cruel, pero de un gobierno asesino nunca podrás esperar compasión; y Justicia y Desarrollo es un partido fascista que ha consentido que tres militantes fallezcan en unas condiciones tan horribles.
Si visteis las fotos de los tres músicos y activistas de Grup Yorum, totalmente en los huesos, supongo que se os caería el alma al suelo. Así Helin Bölek, murió el pasado 27 de marzo, en el 288avo día de huelga de hambre, Mustafa Koçak - muerto el 24 de abril tras soportar 297 días en huelga de hambre - e Ibrahim Gorcek, tras sufrir 323 días en huelga de hambre. ¡Qué barbaridad!
Lamentablemente, algunos otros militantes podrían morir próximamente. Por todo esto, respeto a las víctimas, solidaridad con la banda y con todos los presos políticos que llevan sus luchas hasta el final.
Contra la bajeza de Erdogán y su régimen totalitario. ¡Boicot a los productos turcos! Contra la prohibición de los conciertos de Grup Yorum y demás bandas comprome tidas. ¡Ánimo a Grup Yorum! Que, a pesar de los arrestos, persecuciones, juicios y muertes, siguen adelante en la lucha.
No se puede silenciar las voces de un grupo, exterminando a sus componentes. ¡Venganza al régimen fascista de Erdogán! Helin Bölek, Mustafa Koçak e Ibrahim Gorcek ¡Ni olvido, ni perdón! Ille Kavga (Lucha a toda costa).

Descargar (Ex)Presión Nº 12



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Posted: 18 May 2020 10:01 AM PDT
Obediencia: Acción de acatar la voluntad de la persona que manda, de lo que establece una norma o de lo que ordena la ley.
La obediencia está en la base de todo sistema social y, en consecuencia, en todo sistema de poder. Especialmente, desde que la coerción física y el sometimiento por la fuerza han pasado a un segundo plano en las actuales sociedades capitalistas. ¡Ojo! Han pasado a un segundo plano, no han desparecido. El matiz no es pequeño.
La obediencia tiene unas bases tanto individuales como sociales y consecuencias en ambos planos. En el plano individual, está la sumisión ideológica, la aceptación acrítica de la interpretación de la realidad que la autoridad (en el ámbito que sea) ofrece. Esto provoca la falta de responsabilidad personal sobre lo que se hace puesto que simplemente hacemos lo que el poder nos indica, por tanto, nada incorrecto. Probablemente, la obediencia es la conducta más reforzada durante la trayectoria vital del individuo. Es importante resaltar el principio de jerarquía, su necesidad modelada durante siglos hasta hacer prácticamente impensable un modelo social no jerarquizado. Esto entronca con las bases sociales de la obediencia. Fromm hablaba del carácter social como la estructura que caracterizaba a un grupo. Esta estructura mantiene el funcionamiento social una vez que todos los componentes del grupo han hecho suyo el deseo general (es decir, cuando los que ostentan los medios para ejercer el poder consiguen que todos hagan suyos sus deseos). En nuestro modelo social este deseo estaría representado por conceptos como consumo, crecimiento, productividad, competencia...
El propio Fromm distinguía dos tipos de obediencia. Por un lado, la Heterónoma (Sometimiento) que se da con respecto a otra persona. Por el otro, la Autónoma (Autoafirmación) que obedece los dictados de la propia conciencia, pero lo que consideramos como propio en la mayoría de las veces no es otra cosa que una extrapolación de las órdenes que emanan de la autoridad o de los principios morales que rigen en la sociedad. En ocasiones, sí existe esa conciencia libre de la lógica de premio/castigo tan característica del orden social. A este tipo de conciencia libre, Fromm la denomina humanística (frente a la autoritaria que es como denomina a la anterior) y la describe como surgida del conocimiento interior auténtico. Creo firmemente, que mayoritariamente predomina la obediencia autónoma autoritaria. Es aquello que siempre se dice de que somos esclavos sin darnos cuenta de ello porque pensamos que somos libres, que lo que hacemos es fruto de nuestra propia reflexión. Como si las elecciones que vamos realizando a lo largo de nuestra vida no estuvieran condicionadas por el entorno en el que vivimos, por la cultura predominante, por los recursos de que disponemos… pero obedecer no siempre es fácil, en ocasiones crea conflictos internos ante los que debemos desarrollar estrategias para defendernos, para sentirnos mejor. No queremos quedar fuera del grupo, ser marginados. Aunque duela es mejor eso que desobedecer porque esto sí implica irremediablemente decir adiós.
Sin duda, en el estudio de la obediencia uno de los experimentos paradigmáticos es el que realizó Stanley Milgram. Algunas de las principales enseñanzas que nos dejó este experimento son, sin duda, a tener muy en cuenta.
Lo primero que observó es que la conciencia deja de funcionar. Esto está en la base de la obediencia, se sustituye el pensamiento propio por el de la autoridad, cuando esto sucede, el pensamiento se transforma en acción. Algo parecido postulaba Fromm con su concepto de conformidad automática definida como la adaptación del sujeto a las pautas culturales para no sentirse diferente y solo. Al aceptar el pensamiento de la autoridad, automáticamente se abdica de cualquier tipo de responsabilidad. El cumplimiento de los mandatos de la autoridad hace que la responsabilidad sea para dicha autoridad. El hecho se percibe como mero espectador no como actor principal. Por tanto las consecuencias que se puedan derivar de nuestros actos no nos incumben, nosotros estamos haciendo lo correcto. Esto es fácilmente observable en el estilo de vida llevado de forma mayoritaria en las llamadas sociedades opulentas. Condenamos  a hambre y muerte a medio planeta, esquilmamos los recursos del planeta y lo enfermamos sin ningún rubor, sin apenas cargo de conciencia porque simplemente estamos haciendo lo que debemos hacer (trabajar y consumir). A esto se le añade, como observó Milgram, que el alejamiento de la víctima facilita la crueldad. En los momentos actuales, la distancia se ha vuelto ley y, probablemente, esta ley ha llegado para quedarse. Pero no debemos engañarnos, llevamos años alejados, aislados, confinados en nuestras propias burbujas. No conocemos a nuestros vecinos, en la mayoría de los casos ni a los que llamamos amigos, como para no sentirnos alejados de los miles de millones de humanos que habitamos el planeta. La tecnología nos ha acostumbrado a creer que somos sociales y empáticos mientras ha ido destruyendo todo rastro de sociabilidad y empatía. También la burocracia desplegada hasta el último rincón de nuestras vidas se ha convertido en una manera de relacionarnos con el mundo, despersonalizada, aséptica, sin implicaciones. Vivimos sin necesidad de implicarnos emocionalmente en nada, esa es nuestra forma de socializar. Así es muy sencillo mantenerse alejado del resto, ser crueles sin remordimiento alguno. Pero si alguna cosa está siempre presente en nuestras vidas es la autoridad y tal y como decía Milgram, es necesaria su presencia para reforzar la obediencia. La autoridad forma parte de nuestra vida: empieza en la familia, sigue en la escuela, en el mundo laboral, está presente en los medios de comunicación, fuerzas policiales y militares, instituciones médicas… La autoridad es omnipresente y esto refuerza la obediencia. Lo saben bien.
Milgram demostró lo peligroso de la predisposición a obedecer y cómo esto nos deja sin conciencia de lo hecho y sin responsabilidad por lo realizado. Concluyó que lo peligroso no era el autoritarismo sino el principio de autoridad en sí mismo. Sabias palabras en mi opinión porque no es necesario vivir en una dictadura declarada para comprender que la desobediencia se paga cara, muy cara y en todos los aspectos de la vida de la gente.
Desobedecer no es sencillo, requiere de muchos recursos personales atreverse a dudar de la autoridad, atreverse a situarse en el otro lado, en el lado en el que estás solo y fuera del círculo social, donde la culpa por no hacer lo que se espera de ti puede llevarte a lugares no deseados, donde sobreponerse a todo eso requiere de una voluntad muy grande y donde, además, estás expuesto a las consecuencias físicas de la desobediencia que van más allá de lo que somos capaces de imaginar la mayoría de las personas. Sin embargo y, a pesar de todo, la desobediencia es más necesaria que nunca. No se me ocurre mejor explicación que estas palabras que Fromm dejó escritas en su “Sobre la desobediencia civil y otros ensayos”:
“Si la capacidad de desobediencia constituyó el comienzo de la historia humana, la obediencia podría muy bien, como he dicho, provocar el fin de la historia humana”.

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Posted: 18 May 2020 09:47 AM PDT
Quiero partir de la mera concepción de la función del lingüista que no es otra que la de explicar los fenómenos del lenguaje y hacer un aviso al público de que la lingüística no es prescriptiva, es decir no tiene que decir lo que tienes que decir y como lo tienes que decir, si no que sus funciones son las de obserbar, describir, y explicar los fenómenos del lenguaje, así que si os encontráis con lingüistas o filólogues que os digan lo que tenéis que decir y como lo tenéis que decir, os aconsejo que desconfiéis, pues no se están comportando como profesionales, yo intentaré huir de toda base prescriptiva y solo argumentaré sobre las conclusiones a las que estoy llegando en algunas cuestiones que me suscitan gran interés, por supuesto no estáis obligades a seguir a “pies juntillas” lo que digo, pero quiero haceros reflexionar.
Es curioso como se desde ciertos sectores del feminismo se ataca a la palabra “hombre” utilizada como genérica para describir a la especie humana y los argumentos que se utilizan para defender esta posición, para mí es sobradamente demostrado que estas personas parecen poseer poco o nada del conocimiento necesario para someter a este sustantivo a juicio. Voy a intentar explicar porqué el uso de el término “hombre” como genérico me parece, al menos, bastante adecuado para describir al conjunto de las especie y porqué no me parece tan adecuado para describir simplemente al varón adulto de la especie y porqué la palabra “mujer” no me termina de gustar; me recurriré para ello a la etimología de las palabras pues creo que es un buen intento para llegar a la raíz de la polémica:
La palabra “hombre” viene del latin “hominis” y de ahí de “hominem” que es el acusativo de “homo” que viene del protoitálico “xem-o-” que viene de la raíz protoindoeuropea “ghmmo” (“terrícola”, “humano”), así que no entiendo es como se puede despreciar esta palabra para describir al conjunto de la especie y lo que entiendo aún menos es como se ha llegado a utilizar solo para nombrar al varón adulto humano pues su significado primigenio es el de “terrícola” y que yo sepa todos los humanos somos terrícolas.
En todo caso se yo podría entender que se rechazara por su posible concepción “teísta”, ya que esta palabra era utilizada para contraponernos a “les que viven el en cielo” que no eran otros que los dioses ya que nosotres somos “les que viven en en la tierra” y la palabra para describir ese concepto es la del sustantivo “hombre”.
Así que mi conclusión es que prefiero utilizar el sustantivo “hombre” para describir al conjunto de la especie y no únicamente al varón...
Lo que tampoco entiendo es como estos sectores del feminismo no se tiran de los pelos al descubrir el valor pellorativo de la palabra “mujer”, palabra sin orígenes indoeuropeos que parece ser que viene de la etimología popular y de la transformación de la palabra latina “mulier” y de ahí de molleris” que no significa otra cosa que “aguado”, “blandengue” y no creo que todas las hembras (palabra que si que tiene una raíz indoeuropea relacionada con “mamar”) unas blandengues ni mucho menos.
Pero de todas formas yo empiezo a estar cansado de pensar de forma binaria ya que los hombres (en relación al género masculino y esta vez no al genérico) y las mujeres ya no me suscitan tanto interés y prefiero preocuparme de mis propias cuestiones identitarias y, quizá, de todas las cuestiones identitarias de aquelles que no se sienten ni “hombres” ni “mujeres” que creo que son bastantes, redundando en que yo no soy portavoz ni lidere de nadie, sino un mero individuo inquieto y poco conforme con lo que ve a su alrededor.
Solo recordaros que estos son unos breves apuntes con los que no tenéis que estar de acuerdo y que han sido sacados de internet haciendo las preguntas correctas a mi buscador del “patito” y que podéis consultar vosotres si tenéis interés. Os vuelvo a recordar que nos os quiero decir como tenéis que hablar y que es una mera opinión de un estudiante de “hispánicas” al cual le surgen dudas a cada paso.
Gracias por vuestra atención.
-Richie punk-

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Posted: 17 May 2020 04:57 AM PDT
La repercusión del virus nos lleva a reflexionar en torno a la práctica y el discurso higienista. El fenómeno del virus supone la reconfiguración de los espacios, el gubernamental paradigma de la intervención médica y un reflejo legal en las materias concernientes. El higienismo, utilizado por los gobiernos, se convierte en un discurso de biopoder, mecanismos reguladores y agentes médicos, psiquiatría, organizaciones jurídicas haciendo de la vida un objeto de poder (Foucault). Lo que esconde el método higienista es una obediencia a prácticas que inscriben  prescripciones al comportamiento, no desviarse de la norma, estandarizando un carácter normativo, por lo tanto, se homogeneiza la población. En España durante el s. XIX se trabajó mucho en ciencia profiláctica y disciplinaria: “disciplina médico-social.” Contextualmente, la salud pública se enfocaba allí donde se originaban las enfermedades. Ya Foucault señalaba esta utilización. La realidad nos demuestra que quedan perjudicados ámbitos tan sensibles como la inmigración o la prostitución. En tiempos pasados fueron más allá creando la denominada Higiene Municipal. En alguna ciudad ya se ha planteado seguir líneas similares. En éste caso se tomaron disposiciones. Cabe citar que el tema del higienismo es fácilmente relacionable con otros como el de la moral (pues la historia nos lo confirma). Fue Jeremy Bentham quien escribió Elementos de vida privada, Elementos de higiene pública, Higiene del matrimonio e Higiene del alma. Podemos ver a vista de pájaro todo el mapa disciplinario derivado de una epidemia y todas las zonas afectadas socialmente y políticamente como ciudadanía. La merma de nuestras libertades es evidente al igual que la vigilancia y el redireccionamiento como individuos, el acatamiento a los cánones. “(…) El modo en que desde el siglo XVII la práctica gubernamental ha intentado racionalizar aquellos fenómenos planteados por un conjunto de seres vivos constituidos en población, problema relativo a la salud, la higiene“: la biopolíca.
La Graja

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Posted: 15 May 2020 05:02 PM PDT
El tema de los duendes, gnomos, etc. ha sido un tema recurrente como poco conocido a lo largo de la historia en forma de símbolo de lucha política.
En Noruega, después de 1900 y ante la prohibición de alcohol y licores que eran parte de la cultura noruega, se emitieron unas postales con las imágenes de un tipo de duendes noruegos llamados "Nisse". Estas postales representaban una reivindicación contra el prohibicionismo.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el Nisse se convirtió en una figura central de la resistencia simbólica a la potencia ocupante de Alemania . El editor Åsmund S. Lærdal en Stavanger publicó una serie de nueve tarjetas de Navidad en la Navidad de 1941, donde estos duendecillos deseaban una buena Navidad para todos los noruegos.
El 22 de diciembre del mismo año, se requirió que todas las oficinas de correos del país retiraran estas tarjetas. El poder de ocupación entendió rápidamente el significado simbólico de los Nisse en la cultura noruega. Los Nisse también se convirtieron en un conocido símbolo de resistencia durante la guerra. Se percibió como una manifestación y se prohibió a partir del 26 de febrero de 1942.
Sin embargo, el sombrero rojo como símbolo de libertad se remonta a la Revolución Francesa en 1789.
Los Nissen también se convirtieron en un símbolo de los opositores de la UE en el referéndum de 1972 y 1994 sobre la pertenencia a la UE .
Por otro lado, en la ciudad Polaca de Wrolaw, aparecieron unas pequeñas figuras de gnomos de entre 20-30 cms en las calles de toda la ciudad.
En 2001, para conmemorar el movimiento anticomunista de la Alternativa Naranja, se colocó oficialmente un enano en miniatura, un símbolo del movimiento, en la calle Świdnicka, donde el grupo solía reunirse, en el Ágora.
Este es uno de los casos muy raros en que un grupo subversivo es honrado por las autoridades de la ciudad, quienes han recomendado la colocación de la estatua enana en el centro de la ciudad. En 2003, el alcalde de Wrocław, con el objetivo de continuar con esta nueva tradición, revela una pequeña placa en la puerta del Museo de los Enanos.
Las figuras de estos gnomos, se han colocado en diferentes partes de la ciudad. Los primeros cinco, diseñados por Tomasz Moczek, graduado de la Academia de Artes y Diseño de Wrocław, fueron colocados en agosto de 2005. El nombre del último enano está vinculado a Pracze Odrzańskie, en las afueras de la ciudad. Desde entonces, el número de enanos ha aumentado cada vez más, especialmente en el casco antiguo.
La ceremonia de inauguración de dos nuevos enanos se llevó a cabo el 18 de junio de 2008, ubicada en la calle Świdnicka, junto a W-skers, estos enanos están en una silla de ruedas, discapacitados, sordomudos y ciegos. Forman parte de la campaña "Wrocław sin obstáculos", que pretende llamar la atención sobre las personas con discapacidad que viven en Wrocław. Cinco días después, en la clínica de hematología y oncología pediátrica, se erige otro enano. Sería la tercera mujer enana: Marzenka, cuyo diseño se basó en el logotipo de la asociación Mam Marzenie.
Alternativa Naranja (polaco: Pomarańczowa Alternatywa) es un movimiento polaco contracultural anticomunista y con tendencias anarquistas, empezado en Breslavia (una ciudad del suroeste de Polonia) y dirigido por Waldemar Fydrych (a veces transcrito incorrectamente como Frydrych), generalmente sabido como Importante (Comandante de Festung Breslau) en los años 1980.
Su propósito principal era para ofrecer a un grupo amplio de ciudadanos una manera alternativa de oposición contra el régimen autoritario mediante una protesta pacífica que utilizó elementos surrealistas y duendiles.
Por hacer esto, los miembros de Alternativa Naranja no podrían ser arrestados por la policía por oposición al régimen.
Inicialmente pintaron un graffiti de unos enanos sobre lugares que cubren eslóganes del gobierno en las paredes de ciudad. Después, empezando en 1985 y continuando en 1990, organizaron una serie de más de sesenta concentraciones en varias ciudades polacas, incluyendo Wrocław, Varsovia, Łódź, Lublin, y Tomaszów Mazowiecki.
Fue uno de los elementos más pintorescos de oposición polaca al autoritarismo estalinista. Suspendida la actividad en 1989, pero reactivada en 2001.
La estatua de un enano, dedicada a la memoria del movimiento, está hoy en Świdnicka, calle en Wrocław, en el sitio donde ocurrieron los acontecimientos.
Podemos ver más ejemplos de resistencia política con un fuerte simbolismo feérico en las protestas en Islandia contra bases de la OTAN por alterar los hogares de los elfos en 1982, las protestas en este mismo país en la Navidad de 2013 iniciada por la asociación Amigos de la Lava contra el proyecto de construcción de una autopista que podría alterar los hogares de la "huldufolk" o gente oculta como así se los llama a los seres sobrenaturales islandeses.
En Irlanda en 1999, el activista y bardo Eddie Lenihan protestó contra la tala de un espino blanco, árbol predilecto de las hadas.
El Consejo Indígena de los Cherokee del norte de Alberta en Canadá tuvo igualmente en años anteriores una reunión con el gobierno para advertir de los daños que estaba sufriendo la gente pequeña que allí habitaba llamada Yunwi Tsunsdi, dado el grado de industrialización e instalación de gaseoductos y deterioro del hábitat de la zona.
Ya para terminar caben especial mención las eco-protestas originadas en UK en la década de los '90 para defender los lugares de pixies y duendes británicos que tomaron de igual forma como símbolo de lucha ecologista, al igual que la organización ecoanarquista Earth First! y Earth Liberation Front, usando la imaginería feérica y utilizando a modo de sarcasmo la responsabilidad de los ataques contra buldozzers y fábricas de explotación animal y de la tierra a los duendes, hadas y elfos.
¡LUCHA ÉLFICA! ¡PODER ELFO!

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