Boletín diario del Portal Libertario OACA |
- [Catalunya] Perplejidades nº 2 (y algunas certezas) en vísperas del 1º de Octubre
- La naturaleza del Procés
- Las brigadas anarquistas de la OTAN
- Novedad editorial: catálogo exposición "Estampas de la Revolución Española"
Posted: 30 Sep 2017 10:16 AM PDT
Ya ha pasado la hora de disertar sobre los factores que han conducido a la situación actual, entre los cuales figuran sin duda un justificado cabreo de buena parte de la población catalana contra el gobierno del PP, una serie de indiscutibles agravios con sus correspondientes indignaciones, pero, también, la constante y prolongada excitación de la fibra nacional mediante el férreo control de las televisiones y radios públicas catalanas, sin olvidar, tampoco, la fuerte voluntad de acceder a un mayor grado de Poder por parte de unas élites políticas y económicas fascinadas por la perspectiva de convertirse en Estado.
Lo que requiere el momento actual, desde una perspectiva libertaria, es más bien una reflexión sobre las estrategias y los planteamientos en los que se ha adentrado una parte del sector anarquista, y del conglomerado libertario muchísimo más amplio en el que se encuentra incluido. Y confieso que esa reflexión me provoca una creciente perplejidad, a la vez que me conduce a reafirmar algunas certezas ancladas en la memoria libertaria de las luchas. La perplejidad es inevitable cuando se observa como se transita paulatinamente desde una obvia simpatía, y hasta una participación, en el multi-referéndum vinculado al “derecho a decidir sobre todo” (por cierto, reprimido por la policía del Govern en Mayo del 2014) al apoyo a un uni-referéndum que solo contempla el derecho a decidir si se expresa en clave nacional. La perplejidad es inevitable cuando se observa como se produce un imperceptible desliz desde el hecho de llamar a la movilización, cosa harto positiva, a llamar a acudir a las urnas y a participar en el referéndum. Perplejidad porque, ¿cual es el quid de la cuestión, y cual es el objetivo? ¿ Que haya una gran movilización contra el Gobierno y sus aparatos represivos, o bien que se llenen las urnas? ¿Acaso la fuerza de la movilización se establecerá en base al numero de papeletas en las urnas, en lugar de valorarla en función del número de personas en las calles, y, sobre todo en su grado de determinación para luchar? Es cierto que el nervio de la protesta popular toma actualmente la forma de la defensa de las urnas (del “derecho a votar” en este referéndum, y del ejercicio factual de ese derecho: “votando”). Pero, desde una posición anarquista ¿acaso es necesario llamar a votar, o incluso integrarse en los Comités de Defensa del Referéndum, afín de conectar con la protesta popular y procurar radicalizarla? ¿No se puede hacer frente a la represión, junto a la gente, sin legitimar por ello un referéndum que enfrenta a dos gobiernos, respaldados ambos por una parte de la población? ¿ Hay que gritar “Votarem” en lugar de “Resistirem” o de “Vencerem”, para participar legítimamente en la movilización? La alternativa no es la de no hacer nada o bien defender las urnas, la alternativa no se plantea en términos del falso dilema entre tomar partido por quienes defienden el referéndum, o bien permanecer al margen de la lucha popular. Y, desde luego, luchar contra el capital y el Estado, incluso en el momento actual, es perfectamente compatible con negarse a engrosar las filas que se sitúan bajo una bandera nacional, y que son convocadas al amparo de un Gobierno, de sus parlamentarios y de su policía. “La legalidad mata”, nos recuerda Santiago López Petit en un interesante escrito (“Prendre partit en una situacio estranya” www.elcritic), claro, pero también lo hace aquella legalidad en la que se ampara “el actor necesario” y principal artífice del referéndum, es decir el Govern. Hacer saltar por los aires la legalidad española es algo que resulta extraordinariamente valioso (…si eso de verdad se consigue, más allá de las grietas que ya se han producido), sin embargo, ya no resulta tan valioso si eso se lleva a cabo al amparo de otra legalidad instituida, por mucho que se apueste por hacerla saltar ella también por los aires después de haberla acatado y confortado en el momento presente. ¿ No sería más coherente no contribuir a reforzarla en lo inmediato, y empezar ya a quebrar esa otra legalidad desobedeciendo su exhortación a acudir a “su” referéndum? Por supuesto, resulta imposible prever el desenlace del órdago planteado por el Govern ¿ Que puede pasar el domingo y los días siguientes? ¿Quien puede saberlo?. Lo que es obvio es que el gobierno del PP ya está ahora mismo notablemente debilitado tanto en la esfera internacional, como en Catalunya, y en ciertos sectores de la opinión pública española reacios, por suerte, a todas las manifestaciones represivas. Lo que también parece probable es que, por muy tensa que sea la situación la noche del domingo y el día 2 de octubre con eventuales encierros de los parlamentarios independentistas en sede parlamentaria y ocupaciones de espacios al estilo de la plaza ucraniana de Maidán (en menos sangriento), se abrirá un espacio para calmar el juego, rebajar la tensión, “restablecer el orden” y posibilitar un inicio de negociación entre los dos Gobiernos, a partir de las posiciones de fuerza alcanzadas por cada uno de ellos. ¿Negociación para atender las demandas de los sindicatos que han convocado la huelga general del 3 de octubre? No hay condiciones para ello, porque el escenario principal no es el de una lucha laboral ni el de una lucha de clases y, salvo que se hayan producido muertes y que la huelga general se haya generalizado, le entrada de CGT y CNT en esta batalla solo habrá servido la causa independentista, para nada la de los trabajadores. Ojalá me equivoque. En lo que no creo equivocarme es en el pronostico de que el nacionalismo español saldrá reforzado, lo cual no solo podría dar alas a la extrema derecha sino que también podría asegurar una victoria electoral al PP si se disuelven las cortes en un plazo breve. No sé si la perspectiva de que también salga reforzado el nacionalismo catalán puede servir de consuelo a quienes tienen un mínimo de sensibilidad libertaria. Si ese fuese un pronostico acertado, dicho con todo respecto por los compañeros que tienen otros análisis, tan legítimos como el que aquí se expresa, quedaría patente el error cometido por un sector del anarquismo al adoptar una perspectiva muy, pero que muy cortoplacista.
Tomás Ibáñez
Barcelona 29 de septiembre 2017
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Posted: 30 Sep 2017 10:12 AM PDT
Los acontecimientos que tienen lugar en Cataluña invitan a la reflexión, y para ello es necesario dotarse de la necesaria perspectiva histórica que brinda el paso del tiempo. Así, en el verano de 2011 la situación en Cataluña era diametralmente opuesta a la que ahora se vive allí. En los días 14 y 15 de junio de aquel año, fruto de las movilizaciones populares que estaban en marcha desde hacía algo más de un mes, el parlamento de Cataluña y el gobierno de la Generalitat fueron rodeados para denunciar a la casta partitocrática, la naturaleza antipopular de estas instituciones, la corrupción rampante y el capitalismo del que hacen gala. El cerco a estas instituciones, impulsado desde el 15M, obligó a que Artur Mas y otros 24 diputados tuvieran que acceder en helicóptero a estos organismos, mientras que otros políticos que lo hicieron a pie, como fueron los casos de algunos miembros de CiU, ERC, ICV, PP, ecosocialistas y otros, fueron increpados, lo que no estuvo exento de momentos cargados de un especial dramatismo. Así, los Mossos no dudaron en reprimir sin compasión y de manera implacable a los manifestantes allí congregados produciendo al menos 33 heridos, mientras que 20 fueron detenidos a los que se pidió hasta 8 años de cárcel, además de ser sancionados con multas que en algún caso alcanzó los 150.000 euros.
A partir de los hechos anteriores puede deducirse rápidamente que el clima social y político estaba marcado por una grave y profunda desafección de los catalanes hacia las instituciones del poder establecido y la clase política, lo que desataba fuertes iras que confluyeron en un popular y generalizado rechazo. Una situación que contrasta con la que 6 años después se vive en Cataluña, hasta el punto de que quienes en aquel entonces eran repudiados por el pueblo llano y considerados mercenarios del poder hoy, en cambio, con considerados héroes, y de igual modo las mismas instituciones que suscitaban un general rechazo ahora son reivindicadas, al mismo tiempo que los Mossos son vitoreados. Si en 2011 los Mossos reprimían a la población en plaza Cataluña dejando una estampa muy parecida a la represión que tiene lugar en algunos países del denominado tercer mundo, hoy su presencia es aplaudida en las calles. Ya no importan los daños producidos, y que todavía produce, la clase política catalana no sólo con recortes sociales y crecientes impuestos que diezman a la población, sino que por el contrario los que antes provocaban el rechazo y desprecio popular ahora son aclamados. En vista del sorprendente cambio que ha tenido lugar entre 2011 y 2017 cabe preguntarse cómo ha podido revertirse una situación de rechazo popular a las instituciones del poder establecido y sus máximos representantes políticos para, ahora, conseguir esas mismas instituciones y políticos unas exacerbadas y entusiastas adhesiones de un sector considerable de la población catalana. Indudablemente esto nos conduce directamente al procés que constituye un fenómeno con el que la Generalitat ha echado mano del más bronco nacionalismo para convertir los hechos diferenciales en el terreno identitario, como son la lengua y la cultura, en un instrumento para politizar y movilizar al conjunto de la sociedad catalana con el claro propósito, a tenor de lo que sucede en la actualidad, de revalorizar unas instituciones y unos políticos que en términos de prestigio y credibilidad estaban decrépitos en 2011. Hoy por el contrario la clase política catalana y las instituciones oficiales están pletóricas, y se ha logrado crear un nuevo consenso social en torno a ellas que sólo ha servido para legitimarlas en la pugna que la elite catalana mantiene con el gobierno central para aumentar su cuota de poder en el sistema de dominación. Esto es especialmente claro en la medida en que todo parece apuntar que mediante el procés se quiere forzar una reforma constitucional y estatutaria que permita ese “nuevo encaje catalán” del que ya hablan algunos políticos. Los recursos institucionales con todos sus mecanismos para desplegar una influencia política por momentos arrolladoras, así como el arsenal mediático, han permitido a la Generalitat hacer del soberanismo el centro de la vida política, social y cultural de Cataluña. Así, no tiene nada de popular un proceso empujado desde las mismas estructuras de poder hoy existentes en Cataluña, y que responden claramente a una maniobra política que se inscribe en la lucha de poder que las elites mantienen entre sí. El pueblo, una vez más, sólo desempeña un papel auxiliar como recurso e instrumento al servicio de estas elites, una base social sobre la que estas se apoyan para reafirmarse en sus respectivas pretensiones políticas. El nacionalismo, como en otras ocasiones a lo largo de la historia, desempeña el papel de recurso ideológico para la movilización social, la politización y sobre todo la colaboración entre clases. Sólo así se explica que el pueblo llano, las clases populares, se dé un entusiasta abrazo con sus opresores locales, con la burguesía catalana, y que al mismo tiempo muestre su adhesión a las instituciones que le gobiernan. Hoy, el denominado procés, con el consiguiente referéndum, está intrínsecamente unido no ya al independentismo sino al nacionalismo. Las instituciones oficiales han favorecido y propagado el sentimiento nacionalista con una clara intencionalidad política que aspira a materializar los intereses de sus impulsores a partir del 1 de octubre. Ante este panorama resulta curioso, y por momentos inquietante, comprobar que desde sectores de la disidencia política, y especialmente en el ámbito libertario, nos encontremos con fervientes partidarios del procés bajo el pretexto de que constituye una oportunidad de ruptura con el orden establecido y de desbordar las demandas nacionalistas en una clave emancipadora. Como en otras ocasiones asistimos a una vieja incoherencia entre medios y fines, sobre todo cuando a todas luces es de sobra evidente que el procés, aún en el caso de tener éxito, no supone ruptura alguna con el orden establecido al mantener las instituciones heredadas del Estado español, y sobre todo el orden capitalista con su sociedad de clases y sus correspondientes jerarquías e instrumentos de dominación. Al mismo tiempo se obvia de manera muy oportuna que el referéndum es un proceso institucional cuyo respaldo popular sólo ha sido posible a posteriori a base de agitar los sentimientos nacionalistas y la manipulación ideológica para servir a los intereses de una elite. Pero lo más chocante es que desde sectores libertarios se reivindique el referéndum y se presenten las urnas como la expresión del derecho a decidir. Las elecciones, y esto incluye al referéndum, nunca han decidido nada sino que simplemente se limitan a ratificar lo que otros han decidido previamente. Son un instrumento legitimador que confirma la voluntad de las elites y desposee a la sociedad de cualquier capacidad decisoria al estar constreñida por los dictados de las instituciones, las leyes y sus representantes políticos encargados de participar en la administración de la dominación. Además de esto, hay que incidir en que ni la libertad ni la emancipación se han votado nunca en la historia porque sencillamente no pueden ser sometidas a votación. La libertad y la emancipación sólo son posibles como conquista revolucionaria. Por este motivo las votaciones son un instrumento para la colaboración entre clases, lo que es especialmente claro cuando se encuentran unidas a procesos de componente interclasista, tal y como sucede con el nacionalismo y el referéndum del 1 de octubre. Todo esto hace que quienes hoy, desde el mundo libertario, se manifiestan partidarios del procés sean en la práctica mano de obra barata del nacionalismo catalán y su burguesía dirigente, unos compañeros de viaje de los que más pronto que tarde, en cuanto dejen de ser útiles a la causa nacionalista, se desembarazarán sin contemplaciones de ningún tipo. La Generalitat, la clase política catalana y la burguesía catalana han logrado con el procés restablecer la colaboración entre clases, y de este modo sustituir la histórica centralidad de la lucha de clases como principal eje de conflicto en la sociedad por el conflicto nacional entre España y Cataluña. En este contexto es imposible desvincular al procés de la finalidad para la que ha sido impulsado, con lo que cualquier pretensión emancipadora como resultado de un desbordamiento social de dicho procés es a todas luces imposible. Hoy los sectores populares están divididos por el nacionalismo español y catalán respectivamente que han logrado generar las debidas adhesiones, pues es sabido que todo nacionalismo engendra y reproduce otros nacionalismos anti-simétricos. Las instituciones vigentes y los políticos de uno y otro lado salen reforzados mientras que la población es sumida en una patética y lamentable división que responde a una confrontación impuesta desde arriba, y que es consecuencia directa de las luchas internas de la elite dirigente. Ya no está presente en Cataluña la confrontación inherente a la lucha de clases, la que se produce entre gobernantes y gobernados, entre explotadores y explotados, entre opresores y oprimidos, entre la clase dominante y la clase sometida, sino entre catalanes y españoles. O para ser más exactos entre nacionalistas catalanes y nacionalistas españoles. De este modo el pueblo llano es manipulado y dividido por sentimientos nacionalistas que le conducen a darse un fraternal abrazo con la burguesía, catalana o española, que es la que a fin de cuentas saca los debidos réditos políticos de todo esto. Hoy, no son pocos los autodenominados libertarios que piensan el procés de manera instrumental y que consideran que constituye una oportunidad para alcanzar unos fines distintos a los de su propia finalidad, lo que puede propiciar un proceso constituyente políticamente emancipador. Pero lo que vemos en los hechos concretos es que el procés no está sirviendo para abrir la brecha entre el pueblo y el Estado, entre el pueblo y la burguesía, entre gobernantes y gobernados, sino todo lo contrario. Hoy el procés ha conciliado al pueblo con sus opresores, con los principales representantes políticos del sistema de dominación al haber atizado las pasiones nacionalistas. Ubicarse dentro de la dinámica del procés y de su propia lógica es integrarse en la lógica del poder, la del sistema de dominación, y hacerse partícipe de sus propios fines. Significa ponerse a hacer política en el sentido más electoralista y mendaz. Es la vía de las alianzas más espurias en las que se decide apoyar un nacionalismo para debilitar a otro nacionalismo bajo el pretexto de que esto servirá para despejar el camino de cara a posteriores avances, quizá de signo emancipador. Pero en la práctica esto es lo de siempre, pues significa incurrir en errores del pasado como los de quienes se subieron al carro de la revolución bolivariana en Venezuela, los que hicieron lo mismo con Syriza, con Podemos y ahora con el procés. La conclusión que deberían extraer de todo esto algunos libertarios es que la libertad jamás se ganó en las urnas. Lo que hoy necesita Cataluña, y también el resto de la Península Ibérica, es la restitución de la centralidad de lucha de clases como eje del conflicto social, lo que exige poner fin a la colaboración entre clases que generan todos los nacionalismos. Esto requiere una labor ideológica dirigida a transformar nuestro entorno más inmediato desde la comunidad y el mundo del trabajo. Los cambios de verdad sólo pueden producirse desde abajo, fuera y en contra de las instituciones, y requieren ser llevados a cabo en la cotidianidad de nuestras vidas para alimentar sinergias a nivel local. De esto se deriva la importancia de la coherencia entre medios y fines, y consecuentemente también la importancia de la autoorganización colectiva y solidaria, de la persistencia en unos fines que se traducen en un proyecto de transformación social de carácter emancipador. Estos fines únicamente pueden encontrar su realización lógica en el desencadenamiento de un proceso revolucionario que rompa con el orden establecido, destruya el Estado y la propiedad privada, y ponga fin a la sociedad de clases. Es por esto que hay mucho más potencial revolucionario en actos como el cerco del parlament o del govern de junio de 2011, que en toda la grandilocuencia y sobreactuación que envuelve al procés y que hoy tiene obnubilada a una parte sustancial de la disidencia política. Un procés en el que la meta es cambiar el color de la esclavitud del pueblo de Cataluña con la creación de un nuevo Estado. El procés, el referéndum, el soberanismo, etc., forman parte de una guerra que no es la guerra de quienes aspiran a una sociedad sin clases, libre e igualitaria. Es la guerra de quienes quieren reformar el sistema de dominación y aportar savia nueva al poder. Es por esto que no tiene razón de ser ninguna confluencia con el nacionalismo en esta aventura política que sólo conduce a un nuevo callejón sin salida, y a la reproducción de la dominación bajo nuevas formas posiblemente más feroces. Apoyar el procés es simplemente apoyar la ley y el orden, el autoritarismo, el estatismo, el capitalismo, a la burguesía y a las instituciones oficiales junto a las correspondientes relaciones de explotación y dominación que les son inherentes. Se trata, entonces, de dar nuevos balones de oxígeno a una elite y a un sistema que con el procés ha sido capaz de darse un buen lustre con el que ocultar su verdadera naturaleza, revalorizar su imagen pública ante los catalanes y desencadenar amplias adhesiones populares con las que se ha autolegitimado. Hoy luchar por el procés es luchar por todo eso, y es al mismo tiempo luchar contra la revolución social y la emancipación popular. La libertad y la igualdad no se votan, y es por eso que el destino de las urnas sólo puede ser su destrucción.
Esteban Vidal
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Posted: 28 Sep 2017 03:03 PM PDT
Presentado en Occidente como la realización de una simpática utopía, «Rojava» es en realidad un Estado colonial, fruto de la voluntad de Washington que lo impone sin importarle su costo en sangre. El objetivo es, en este caso, expulsar a las poblaciones originarias del norte de Siria y remplazarlas con gente que no nació allí. Es una operación de limpieza étnica en la que el Pentágono y la CIA utilizan combatientes de la extrema izquierda europea. Thierry Meyssan revela ese proyecto sin sentido que viene aplicándose desde hace año y medio.
En los años 1980-1980, la sociedad kurda era extremadamente feudal y patriarcal. Se veía mantenida en un profundo subdesarrollo, lo cual llevó a algunos kurdos a sublevarse contra las continuas dictaduras militares de Ankara [1].
El Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK) era una organización marxista-leninista que contaba con respaldo de la Unión Soviética y luchaba contra las dictaduras de los generales turcos kemalistas, miembros de la OTAN. El PKK liberó a las mujeres y se unió a las luchas progresistas. Con ayuda del presidente sirio Hafez al-Assad, instaló un campo de formación militar en la llanura libanesa de la Bekaa, bajo la protección de la fuerza de paz siria desplegada entonces en Líbano. El campamento del PKK estaba al lado del campamento del FPLP palestino. En aquellos tiempos el PKK no hallaba calificativos lo suficientemente duros contra el «imperialismo americano». En el momento de la disolución de la URSS, el PKK contaba con más de 10 000 soldados, dedicados a la actividad militar a tiempo completo, y más de 75 000 reservistas. Aquella guerra de liberación destruyó más 3 000 localidades y dejó más de 2 millones de desplazados. Pero fracasó, a pesar de aquel enorme sacrificio. Arrestado en Kenya, en 1999, durante una operación conjunta de los servicios de inteligencia de Turquía, Estados Unidos e Israel, el líder histórico de la rebelión kurda, Abdullah Ocalan, fue entregado al gobierno turco y encarcelado en la isla de Imrali, en el Mar de Mármara. Se produjo entonces un derrumbe del PKK, dividido entre su jefe encarcelado –favorable a una negociación de paz– y sus lugartenientes –para quienes la guerra se había convertido en un modo de vida. Hubo aún algunos atentados, de los que no se sabe cuáles fueron obra de los combatientes del PKK que rechazaban el desarme o de una fracción de la gendarmería turca, el JITEM, igualmente contraria al cese de hostilidades. Al inicio de la «primavera árabe», Abdullah Ocalan reconstruyó el PKK desde su celda, alrededor de una nueva ideología. A raiz de sus negociaciones secretas con la OTAN, en la prisión de Imrali, Ocalan abandonó el marxismo-leninismo para pasar al «municipalismo libertario». El hombre que siempre había luchado contra Turquía para crear su propio Estado, el Kurdistán, pasó a considerar que todo Estado es en sí una herramienta de opresión [2]. Los militantes del PKK obligados a huir de Turquía durante la guerra civil habían encontrado refugio en el norte de Siria [3]. En nombre de su pueblo, Ocalan se había comprometido por escrito a no reclamar nunca una porción de territorio sirio. En 2011, al inicio de la guerra que Occidente desató contra Siria, los kurdos constituyeron milicias para defender el país que los había acogido y les había otorgado su nacionalidad. Pero el 31 de octubre de 2014, Salih Muslin, uno de los dos copresidentes de las YPG, la rama siria del PKK, participó en una reunión secreta, en la sede de la presidencia de la República Francesa, con el presidente francés Francois Hollande y con el presidente turco Recep Tayyip Erdogan, quienes le prometieron convertirlo en jefe de Estado si se comprometía a crear un Estado kurdo… en Siria. De inmediato, la coalición internacional que Estados Unidos acababa de crear –supuestamente para combatir al Emirato Islámico (Daesh)– aportó su respaldo a las YPG, garantizándoles dinero, entrenamiento, armas y consejeros militares. Terminaron allí las grandes declaraciones contra Washington, ahora convertido en un excelente alado. La organización kurda inició entonces la expulsión de los habitantes de las regiones que le interesaba controlar.
A pesar de las apariencias, las YPG no tienen tantos combatientes como dicen. Muchos kurdos sirios ven a Estados Unidos como una potencia enemiga y a Siria como su nueva patria. Esos kurdos se niegan a apoyar las ambiciones de Salih Muslim. Por tanto, para “inflar” la cantidad de combatientes de “sus” kurdos, el Pentágono ha tenido que reforzarlos con mercenarios árabes y asirios, pero sobre todo con militantes de la extrema izquierda europea.
En junio de 2015, el Partido Democrático de los Pueblos (HDP), nueva rama política del PKK en Turquía, recibió abundante apoyo financiero y consejería de la CIA contra el AKP de Recep Tayyip Erdogan. Esa formación política sobrepasó inesperadamente el mínimo de 10% de votos necesario para estar representado en la Gran Asamblea Nacional de Turquía y obtuvo 80 escaños. El 17 de marzo de 2016, las YPG proclamaron la autonomía de «Rojava», o sea de la franja de tierra que conectaría el Kurdistán iraquí con el Mediterráneo, a lo largo de la frontera entre Siria y Turquía, pero sólo del lado sirio. «Rojava» incluiría entonces parte de la región siria de Idlib, actualmente bajo control de al-Qaeda. Por tratarse de un nuevo Estado proclamado por gente que no nació en esa tierra y en detrimento de la población autóctona, esto no es otra cosa que un proyecto colonial, comparable al Estado de Israel proclamado en Palestina por los judíos que habían comprado las tierras de los palestinos. La denominación «Rojava» fue escogida para diferenciar ese territorio del «Kurdistán», situado… en Turquía, donde fue incluso proclamado en 1920 por la conferencia de Sevres. En momentos en que el emirato de al-Qaeda en Idlib y el califato del Emirato Islámico (Daesh) en Raqqa pierden terreno diariamente, la OTAN prosigue así su plan de destrucción contra la República Árabe Siria y trata de crear «Rojava» en Qamishli. La prensa occidental observa deslumbrada este «Rojava», que parece reunir todas las virtudes de moda: pacifista, igualitario, feminista, ecologista, favorable a la construcción de género, etc. [5] Las YPG son un ejército, pero eso no importa. Tampoco importa que esté desplazando por la fuerza a los habitantes históricos del norte de Siria, que son los árabes y los asirios, porque –en el papel– ese ejército ha constituido una alianza con elementos provenientes de esas poblaciones, con los que ha formado las llamadas Fuerzas Democráticas Sirias (FDS). Anarquistas europeos luchan en Siria bajo las órdenes de Estados Unidos. Los programas de las YPG sirias y del HDP turco corresponden a la estrategia militar de Estados Unidos. Desde 2001, el Pentágono tiene previsto a mediano plazo el «rediseño del Medio Oriente ampliado», o sea dividir los países grandes en pequeños Estados homogéneos, incapaces de oponer resistencia ante los designios de Washington. A más largo plazo, el Pentágono planea hacer que esos pequeños Estados luchen entre sí para hacer retroceder toda la región al caos inicial. En «Rojava» no se ha proclamado un Estado independienteporque cualquier Estado-nación ya sería un mal en sí. Según la OTAN, es sólo un Estado autónomo que tendrá que formar una confederación con otros Estados autónomos, como los que aparecerían en lugar del actual Estado-nación sirio, si se logra el derrocamiento de la República Árabe Siria. Según el principal teórico del «municipalismo», el estadounidense Murray Bookchin, para funcionar de manera democrática, las comunidades libertarias tienen que ser homogéneas. Es por eso que las supuestamente pacifistas YPG realizan actualmente la limpieza étnica en «Rojava». CQD [6].
Nota de la Red Voltaire.
En nuestro constante interés por garantizar y demostrar la veracidad de la información que publicamos, habíamos previsto ilustrar este artículo con un video realizado por un grupo de anarquistas alemanes que se unió a las fuerzas de la OTAN y de las YPG en «Rojava». En la tarde del domingo 10 de septiembre de 2017, incluimos esta prueba en nuestra cuenta de YouTube. Pero YouTube, que claramente no tiene las mismas exigencias que la Red Voltaire al servicio de la verdad, censuró de inmediato esta prueba documental como «contraria a su deontología» (sic).
[1] Blood and belief: the PKK and the Kurdish fight for independence, Aliza Marcus, Nueva York University Press, 2007.
[2] The Political Thought of Abdullah Öcalan: Kurdistan, Women’s Revolution and Democratic Confederalism, Abdullah Öcalan, Pluto Press, 2017. [3] The Kurds in Syria: the forgotten people, Kerim Yildiz, Pluto Press, 2005. [4] “LGBT Brigades In Syria? Western Anarcho-Leftists Cutting Their Teeth With Western-Backed Kurdish YPG” [¿Brigadas LGTB en Siria? Anarco-izquierdistas junto a las YPG kurdas respaldadas por Occidente], Brandon Turbeville, Activist Post, 27 de julio de 2017. “Le Rojava, un califat d’extrême gauche? Réseaux « antifascistes » et terrorisme: le laboratoire kurde” [Rojava, ¿califato de extrema izquierda? Redes “antifascistas” y terrorismo: el laboratorio kurdo], Observatoire des extrêmes de gauche, 16 de agosto de 2017. [5] The Pkk: Coming Down From the Mountains, Paul White, Zed Books, 2015. Revolution in Rojava: Democratic Autonomy and Women’s Liberation in the Middle East, Michael Knapp, Ercan Ayboga y Anja Flach, Pluto Press, 2016. [6] Utilizado al final de una demostración matemática, el acrónimo CQD significa “Como queda demostrado”. Nota del Traductor. Read more ... |
Posted: 28 Sep 2017 05:57 AM PDT
SIM
Col. Imágenes, 3 Fundación de Estudios Libertarios Anselmo Lorenzo Madrid, 2017 ISBN: 978-84-946807-2-4 40 págs. a color. PVP: 6 euros ESTAMPAS DE LA REVOLUCIÓN ESPAÑOLA, 19 DE JULIO DE 1936 La exposición nos retrotrae a un periodo muy concreto de nuestra historia contemporánea, el 19 de julio de 1936, el día en que el pueblo de Barcelona se echa a las calles para detener la insurrección fascista. Como antifascista que es, José Luis Rey Vila, cartelista y dibujante, conocido con el pseudónimo de SIM, también está en las calles, toma notas, apuntes, esboza (igualmente lo hicieron, en otro soporte y con otras herramientas, Robert Capa y Gerda Taro), él y ellos recogen, mediante imágenes, el día a día, el instante, el momento heroico del pueblo haciendo frente a la insurrección y lo hacen dando presencia al compañero o compañera anónimo y anónima que fueron protagonistas de aquellos acontecimientos. Rey Vila nos regala «este manojo de escenas y situaciones de la Revolución Española». Escenas de la lucha en las calles de Barcelona contra las fuerzas militares que salen de sus cuarteles. Son los primeros días, el primer día de lo que después se llamó Guerra Civil, pero que para gran parte del mundo obrero era, el comienzo de un mundo nuevo, sin opresores y en libertad: «Este álbum es esencia artística pura de un grandioso movimiento de masas. Movimiento emancipador de una clase». En su formato original, cada imagen viene acompañada de un texto complementario, no sabemos si del propio SIM, que está traducido al francés y al inglés, lo que denota una intención clara de que el trabajo traspase nuestras fronteras: «(…) en ansia ferviente de dar a conocer al mundo la gran epopeya del proletariado ibérico (…)». La narración está realizada con marcado sentido épico, quizás reiterativo, pero válido para el contexto en el que nos encontramos y la intención divulgativa que el cuaderno tiene. Pero también se nos presenta con otra intención, mostrar la otra cara de la revolución, la cara de la esperanza y de la ilusión que en el prólogo del álbum se describe así: «La revolución también tiene colores. También hay alegría, caras risueñas, vida, juventud. Por eso triunfa». Fueron la Confederación Nacional del Trabajo y la Federación Anarquista Ibérica, en su momento, quienes a través de sus oficinas de propaganda editaron, en forma de cuaderno, de álbum, el trabajo de SIM. Y así, después de los años, llega, por casualidad (un amigo nos lo descubre y nos lo ofrece), la oportunidad de rescatar, casi del olvido, a este artista y su trabajo y de revivir esos momentos de esperanza. Y es por el interés de una compañera de la FAL y del resto de compañeros que salen del cajón estas estampas, al completo, que ahora se os ofrecen. Quienes pusimos el empeño de sacar adelante esta empresa brindamos ahora la posibilidad de ver y apreciar el trabajo de SIM. Está realizado en un formato distinto al original, pero basado, en todo momento, en el respeto máximo a la calidad, valor artístico y documental que indudablemente tiene este reportaje gráfico original. Salud y Libertad Read more ... |
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