“REFORMA
LABORAL” ¿QUÉ REFORMA?
Por
Luis Enrique Ramírez
El gobierno ha instalado en
la agenda política del país, el tema de la “reforma laboral”. Seguramente
avanzará decididamente con su proyecto si sale fortalecido de las próximas
elecciones. En realidad no es “su” proyecto, sino el de los grandes grupos
económicos y de los organismos financieros internacionales. Por ello quiero hacer lagunas reflexiones:
1º) Que
estamos de acuerdo en la necesidad de producir una profunda reforma laboral en nuestro país, pero
para alcanzar los siguientes objetivos:
a) Brindar
estabilidad laboral efectiva a los trabajadores, cumpliéndose el imperativo
constitucional de proteger a los trabajadores contra el despido arbitrario
(C.N., art. 14 bis);
b) Bajar
a la realidad el derecho de los trabajadores a la participación en las
ganancias de las empresas, con control de la producción y colaboración en la
dirección, como manda la citada norma constitucional;
c) Establecer
un sistema de información y consulta, en todos los temas relativos a la vida de
las empresas, que puedan afectar a los trabajadores;
d) Generar
políticas económicas y mecanismos que permitan que la remuneración del
trabajador le asegure “alimentación adecuada, vivienda digna, educación,
vestuario, asistencia sanitaria, transporte, esparcimiento, goce efectivo de
vacaciones y previsión”, como ordena el art. 116 de la Ley de Contrato de
Trabajo;
e) Hacer
realidad la “jornada limitada de labor”, como lo determina el art. 14 bis de la
Constitución Nacional, prohibiéndose que el tiempo libre y el descanso del
trabajador puedan quedar condicionados a las exigencias de la producción o del
mercado;
f) Garantizar
a los trabajadores el cobro de los créditos laborales, estableciéndose la
responsabilidad solidaria de todos aquellos que en la cadena productiva se
aprovechan o benefician del trabajo asalariado, creándose además Fondos que
cubran la insolvencia patronal;
g) Reconocer
el derecho de los trabajadores a una efectiva protección de su salud y de su
vida, frente a los riesgos del trabajo, criminalizándose los comportamientos
culposos o dolosos de los empleadores que las afecten o pongan en peligro;
h) Cumplir
con el mandato constitucional de que la Seguridad Social debe ser otorgada por
el Estado, prohibiéndose la intermediación de gestores privados (C.N., art. 14
bis);
i) Eliminar
y castigar toda forma de discriminación en el mundo laboral, mejorando la
legislación actualmente vigente;
j) Reconocer
el derecho a la intimidad del trabajador en el lugar de trabajo, prohibiéndose todo sistema abusivo de control,
como la videovigilancia patronal;
k) Eliminar
todas las restricciones al ejercicio del derecho constitucional de huelga,
estableciéndose expresamente la imposibilidad de su declaración de ilegalidad
por parte de la autoridad administrativa;
l) Fomentar
la negociación colectiva, nulificandose cualquier intento de la Administración
de condicionarla o subordinarla a la política económica del gobierno;
m) Hacer
realidad el derecho constitucional de los trabajadores a la organización
sindical libre y democrática.
2º) Que,
por el contrario, rechazamos la reforma
laboral que proyecta el gobierno, ya que responde a un modelo neoliberal
que busca la precarización y la flexibilización laboral como único camino para
mejorar la productividad y la renta del capital. Es un modelo con una
concepción claramente economicista y materialista del mundo laboral, que
desaloja del centro del escenario a la persona que vive de su trabajo.
En ese modelo de relaciones
laborales hay una evidente pretensión de cosificar al trabajador, el que es
considerado como un factor de la producción y un objeto del mercado de trabajo.
Un ejecutor silencioso de órdenes que vienen de arriba, sumiso y sin voluntad
propia. Un simple engranaje, fácilmente sustituible, ya que tiene una inserción
precaria en la empresa.
La flexibilidad laboral
proyectada ataca fundamentalmente la estabilidad en el empleo, que es la
condición sine qua non para el
ejercicio de los demás derechos. Sin estabilidad laboral no puede existir
proyecto de vida, que es la posibilidad del trabajador de pensar en el futuro a
partir de un piso firme, en un marco en el que la satisfacción de necesidades aún
no cumplidas se referencie con un mañana sentido como esperanza. Sin
estabilidad laboral el futuro siempre es incertidumbre y angustia para el
trabajador.
La reforma laboral que el
gobierno tiene en carpeta, según ha trascendido, apunta a optimizar el
rendimiento del factor trabajo, aumentando la jornada laboral, flexibilizando
los métodos de cómputo del tiempo trabajado, eliminando o reduciendo descansos
y licencias convencionales, incentivando el trabajo por equipos o en turnos
rotativos, y la llamada “polivalencia funcional”, que dinamita la
categorización laboral de los convenios colectivos y facilita la diagramación
autoritaria del trabajo. La movilidad funcional y geográfica del trabajador es
una pieza clave en este proyecto. En ella la jornada de trabajo estará
subordinada a las necesidades de la producción y a las exigencias del mercado.
Por lo tanto, la vida familiar y social del trabajador, y su descanso, estarán condicionados
por los requerimientos patronales.
La excusa para este avance contra
los derechos y conquistas de la clase trabajadora argentina, será la necesidad
de eliminar o reducir el trabajo informal o “en negro”, y de crear nuevos
puestos de trabajo, lo que no se puede lograr, según el discurso oficial, por
las actuales “rigideces” de nuestro derecho laboral y los “anacronismos” de los
convenios colectivos vigentes.
El relato no es novedoso y ya
lo escuchamos en la década del ´90 del siglo pasado. Lo novedoso es que el
poder económico ya no impulsa una reformulación normativa autoritaria, como la
de la dictadura militar, sino que pretende cambiar el “garantismo legal” (la
ley como piso inderogable) por “garantismo colectivo” (el convenio colectivo
habilitado a perforar ese piso). Es decir, derivar a la negociación colectiva temas
que actualmente son materia de regulación legal exclusiva.
El gobierno dirá, en un
discurso seductor, que deja a la autonomía de la voluntad de los actores
sociales, la regulación de las relaciones laborales. En la práctica esto sólo
producirá desregulación y flexibilidad, ya que, al estilo del mejor depredador,
aquel olfatea la debilidad del sector sindical y la desigualdad en la
correlación de fuerzas.
En el mismo sentido se
pretenderá bajar el nivel de la negociación colectiva, llevándolo del de
industria o rama de industria al de empresa o establecimiento, haciendo
prevalecer el convenio de nivel inferior en caso de colisión normativa. Nadie
ignora que a medida que baja el nivel de negociación, aumenta el poder
empresario y, en forma inversamente proporcional, disminuye la capacidad
negociadora del sindicato.
No obstante, confiamos en la
capacidad de lucha y de resistencia de los trabajadores argentinos, que no
permitirán que se los despoje de los derechos que con tanto esfuerzo y
sacrificio han conquistado. Nosotros
acompañaremos su lucha, como siempre lo hemos hecho.
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