LA GRAVEDAD DE UNA RESPONSABILIDAD COMPARTIDA
C.A.B.A., Argentina, UNASUR-CELAC, EL EMILIO, de nuestra redacción y en un día de duelo.
Por Victor Leopoldo Martinez(*)
El dolor, la angustia emocional y la indignación que en ocasiones y sobre caliente impiden pensar, luego de algunas horas dan paso a la racionalidad; el posterior análisis de la tragedia comienzan a mostrar sus primeros signos: la descomposición de una parte de la sociedad, que en parte es responsable y hasta justifica dicha tragedia.
A Santiago Maldonado no lo había herido ningún puestero, ni estaba en Entre Ríos; menos existe un pueblo donde todos se parecen al pibe secuestrado. Tampoco ningún camionero lo había trasladado por Salta y hasta el matrimonio que supuestamente lo había llevado por el sur resultó inexistente. Hasta se fabricó una peluquería donde Santiago se había cortado las rastas y se armó una escena con un Juez allanador –Otranto- realizando ridículos secuestros de pelos testimoniales. Ni siquiera existió ese miserable 20% de posibilidad de que estuviera en Chile manifestado por una desquiciada mental -Carrio- con domicilio permanente en el Congreso Nacional y que seguramente los porteños este domingo la elegirán como su Diputada Nacional.
Simplemente a Santiago Maldonado lo asesinaron, y a una etnia originaria de suelo argentino estigmatizada como terrorista. Las intenciones de los poderosos es más que clara.
Todos esos “potenciales” anteriores no surgieron por generación espontánea; fueron incluidos ex profesamente en las construcciones de los más variados y perversos relatos que, desde medios claramente identificados y por lo visto en “estado de guerra permanente” se vienen vertiendo a diario en chorros de tinta y parloteos radio-televisivos irresponsables. Volcados esos ladino y taimado relatos sobre una parte de nuestra sociedad conformada por lo que se ve por “gansos y perejiles” domesticados mentalmente que desde hace un tiempo importante –más exactamente 10 años- vienen siendo des-educados en sentido común y educados en estupideces y en cursos acelerados, finalmente va produciendo lo que el poder económico real buscaba, esa necesaria confusión social en materia de tergiversación de valores. El accionar se conjuga con una tarea distráctiva y la creación de un ambiente propicio para que delincuentes de guante blanco enquistado en el poder del Estado desde el 10/12/15 sigan operando sus negocios, esta vez con total impunidad. Sus “socios empresarios de medios”, con ayuda de esos gansos y perejiles mal educados oficiando de agentes multiplicadores, “demonizan” a los posibles entorpecedores de dichas operaciones “económico-financieras”.
La responsabilidad de este crimen no solo es del gobierno nacional con el presidente Macri a la cabeza, su Ministra de Inseguridad Patricia Bullrich, el jefe de gabinete de esta última Pablo Noseti –defensor de criminales de lesa humanidad de la última dictadura-, los “obedecedores debidos” de la Gendarmería, Marcos Peña, Garavano, Avruj y compañía. Son tanto o más responsable de este crimen la corporación mediática y su caterva de sicarios tipo Jorge Lanata, escribas y parlanchines que hoy por hoy manejan la desinformación en el país: el Grupo Clarín y su monstruosa red de medios y plataformas.
Creaciones fantásticas usada malévolamente por estos medios hegemónicos, vino exacerbando la imaginación en ciertos seres hasta el punto de hacerlos creer que tienen derecho a recrearlas en niveles de perversión. Así pude leer (en redes sociales) y escuchar (en absurdas conversaciones) las más estúpidas y perversas explicaciones sobre el “caso Maldonado”. Leí y escuché repetir las mismas idioteces que constantemente bajaban –y bajan- las usinas de medios de Clarín, TN, canal13, Radio Mitre y sus repetidoras, pero multiplicadas en “detalles” agregados. Es más, recreadas argumentaciones que atentaban cualquier lógica por carecer del menor sentido, eran sus endebles pilares. Estaba en presencia de escritos y dichos expresados por seres comunes y corrientes (no me animo llamarlas personas) que están dando claras señales de haber sido previamente descerebrados. Y digo esto porque siempre resultó imposible mantener un diálogo mínimamente coherente con alguno de ellos en razón de que al poner yo en evidencia los marcados niveles de ignorancia en sus planteos argumentales, automáticamente aparecía la necia soberbia de aquel que sabe que miente pero cree ser poseedor de esa verdad que aunque mentirosa, y la continúa defendiendo como absoluta. No son pocos. Es claro que están imposibilitados de percatarse que solo son simples y vulgares consumidores y repetidores de posverdades ajenas. Grave por el nivel de insensatez presente.
Evidentemente la penetración de esta deformación cultural-educativa llevada adelante por los medios hegemónicos no respeta clase ni condición social. En esto radica el riesgo que se cierne sobre nuestra sociedad, donde la estupidez y la irracionalidad son valores ya instalados, y la desconfianza social va deteriorando diariamente cualquier posibilidad de construcción solidaria.
El CAMBIO vino para instalarse de la mano de MACRI-PRO; con su alto nivel de perversión y engaño a cuesta.
Con esa vil y morbosa ayuda mediática el asesinato de un argentino por parte del Estado, se consumó con niveles de perversión nunca antes visto; y la impunidad sigue estando para los “operadores” que desde los medios y sus repetidoras siguen actuando. No hace falta dar nombres; el pueblo argentino los tiene bien identificados. Espero que esa perversa valentía de la que vienen haciendo gala no se transforme en ese cobarde escudo de pedido de respeto por esa libertad de prensa y opinión de la que abusaron; porque alguna vez y sentados ante un tribunal, estos “formadores de opinión” deberán hacerse cargo de sus criminales y falsas “construcciones” mediáticas ya que estas agravan el delito por la responsabilidad social que tiene nuestra profesión. El haber instalado socialmente “aparentes” razones para justificar un crimen los hace tan asesinos como los ideólogos y ejecutores . Ese “por algo será” es una vieja construcción por la cual se asesinaron y desaparecieron a 30.000 argentinos. Una parte de la sociedad lo llegó a justificar repitiendo ese argumento bajado mediáticamente por los mismos medios y los mismos sicarios periodísticos.
(*) Director de EL EMILIO.
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