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martes, 12 de noviembre de 2019

Tinkunaco 1.739/19 - Re: Boletín diario del Portal Libertario OACA

Boletín diario del Portal Libertario OACA

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  • "Las tres revoluciones que viví". Capítulo 2
  • Desde Barcelona: Pancarta y texto en solidaridad con las revueltas en Chile
  • Análisis Provisional en torno a la "Anárquica" Revuelta de Masas que Sacude a la Región Chilena
  • Carta a un(a) chileno(a) sobre la situación actual
  • Ante el ambiente político y mediático en Catalunya
  • 16 de noviembre, presentación del libro 'Recuerdos de un libertario andaluz'
  • 12 de noviembre, proyección de 'Baltasar Lobo, la soledad del escultor'
  • Revuelta internacional contra el capitalismo mundial
  • [Poema] PoblacionalStyle
Posted: 11 Nov 2019 10:55 AM PST
Segunda entrega de la serie distópica de Alejandro Gaita 'Las tres revoluciones que viví',  publicada originalmente en lamarea.com
Anteriores:
***
Hola mamita:
¡Estoy bien! Siento que no hayas podido saber de mí en tantos meses. Manolo insistía en que no era seguro. Verás que junto con esta incluyo todas las que te escribí por el camino, cuando no era seguro enviarlas. No quiero pensar en lo que habrás llorado, lo que te habrás preocupado por mí. Ahorita ya estoy bien, estoy segura, te escribo desde mi dormitorio. Te gustaría, creo. Es sencillo, pero muy bonito y muy limpio. Todo madera, una cama cómoda, una alfombra de colores vivos que le da mucha alegría y una ventana al Norte, por la que veo a la gente platicar en la placita y, cuando hay suerte, una bandada de pericos mexicanos.
Me dicen que, junto con mis cartas, alguien del «Servicio Exterior» (¿alguien como Manolo?) te hará llegar algo de dinero. No será mucho dinero, claro. Estos anarquistas son pobres. No como nosotros, pero pobres.
¿Cómo está todo por casa? ¿Sigues con Martin? ¿Te trata bien? Quiero que seas feliz, mamita. No quiero que lo que hice te estropee la vida a tí también. Espero de verdad que no te esté molestando la policía y que todos los demás ya se hayan olvidado de la Radical Baker Girl, como leí que me llamaban en las redes.
Casi no me atrevo a preguntarlo de tanto que me angustia. ¿Sigues trabajando, aunque sea en otro restaurante?  
Supongo que te parecerá que soy una egoísta, o que me volví loca. Todo junto. Pues no. Lo que hice fue porque lo tenía que hacer. Lo que decía Reagan, ya sabes. Sí, parte de la culpa de todo la tuvo Manolo, mi tutor, manipulador, mentiroso, cabrón. Pero tú ya sabes que asumo la responsabilidad de todas mis decisiones. Soy la misma María que conoces, tu hijita testaruda.
Y ahora te extraño, te extraño mucho, mamita.
Lo siento, pero hoy no te puedo escribir de lo que pasó, ni de lo que perdí. Ni del futuro, tampoco. No puedo. Pero sí te puedo contar un poquito de lo que estoy viviendo aquí. Así al leerme estarás un poco conmigo.
Lo primero, te parecerá una tontería, pero uf: la lluvia, la lluvia, la lluvia. El calor, la humedad, el barro. ¿Cómo puede no parar de llover? No sé qué hacer con mi pelo ni con mi nada. Mucho peor que en casa, de verdad. Me aseguran que dentro de poquito ya llegan los meses secos, y que son bastante más secos que en New York. Ya veremos.
Otra cosa que parece una tontería pero que es alucinante. ¡No hay plástico! Sabes todo el cochino plástico que usamos en la Supremacía, ¿no? Brillante, suave, desechable, con mil propiedades distintas, con mil composiciones distintas, con mil colores distintos. Pues aquí no lo usan. ¡No tienen! No sé cómo pueden vivir. Si lo averiguo, ya te contaré.
Esto sí que lo sabrás pero te lo confirmo: prácticamente no comen carne. Te puedes figurar lo que extraño las hamburguesas con queso. ¡Ay, los placeres de la explotación animal! 
De hecho, prácticamente no tienen animales domésticos tampoco. Dicen que organizaron unas campañas masivas de esterilización hace unos años. Quedan unos pocos perros, que como son omnívoros los tienen con alimentación vegana, y algún gato, que como han de comer carne tienen muy pocos, para no esquilmar la fauna local. Me dijo una compañera que perros y gatos son compañeros que se colaboran con las tareas de cuidados, sobre todo en las clínicas comunitarias. O en las casas con bebés o con ancianos o con enfermos. No sé si la entendí bien.
Una nota un poco folclórica, pero que también me llama mucho la atención: las faldas negras de las mujeres tzeltal, sus camisas blancas, sus pañuelos rojos. Y dicen que han hecho la revolución social. No sé. En algunas cosas a mí parece que estén ancladas en otro milenio. En la Supremacía vamos vestidas más modernas.
Lo más importante, o al menos lo que más impresiona, es no ver ni lujos ni miserias.
Hay una especie de dignidad que nunca había visto. Un orgullo social porque aquí nadie se humilla, ni por una limosna ni por un salario.
Pero esa dignidad es lo único que les sobra. Por lo demás, viven con lo mínimo.
Bueno, aquí lo dejo por hoy pues lo que quiero es que esto te llegue pronto.
Un abrazo y un beso muy fuertes, mamita. Te quiero. Espero de verdad que te lleguen las cartas y el dinero, y que consigas seguir trabajando.
María
Alejandro Gaita
Investigador en magnetismo molecular y computación cuántica. Sobre ciencia, racionalidad, mundo académico y temas sociales

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Posted: 11 Nov 2019 10:49 AM PST
Desde Barcelona solidarizamos con la revuelta, resistencia y ofensiva que se está llevando a a cabo en el territorio dominado por el estado de chile.
Repudiamos el verdadero rostro del capital sacando a sus matones militares y psicópatas policías llenos de sangre y adoctrinamiento a reprimir a lxs que levantan su voz contra la miseria cotidiana de la opresión, devastación de la tierra, xenofobia social, comunidades despojadas, violaciones y torturas.
Ya son semanas que la insurrección social no se deja derribar por lxs borregxs, la clase política y sus bazofias reformistas ya son semanas que vemos con alegría lo que sucede en cada rincón de la sociedad de lxs ricxs Nuestra mejor forma de solidarizar es potenciar la revuelta anticapitalista antiautoritaria anárquica en el lugar que nos encontremos.
Apelando al apoyo mutuo entre compas, a la proyectualidad de las luchas y a la ofensiva contra el capital
Un abrazo fraterno y con mucho newen para aquellxs que luchan por la libertad y la dignidad sabotaje contra la autoridad sea en el territorio que sea !
A la hoguera toda la burguesía, fascistas e hipocritas listillxs de siempre !! que arda toda su institucionalidad e infraestructura!
No aflojen compañerxs!
Hasta destruir el ultimo eslabón de su sociedad jerárquica!
Llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones!
Viva la anarquía!

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Posted: 09 Nov 2019 04:00 AM PST
Como indica el texto Chile no está madura, paro va en el camino de crear un contrapoder popular que sustituya a los poderes establecidos. Entre las tareas básicas están:
- Regeneración del espíritu de clase.
- Creación de una gran Federación de trabajadores y habitantes que comprenda toda la sociedad y regiones, núcleo del contrapoder.
- Control de Infrastructuras Críticas.
- Cooptación o neutralización de fuerzas armadas y policiales.
- Lo que no se rinda se quema.
Cada una de estas tareas disponen de sus tiempos y sus resistencias, pero hay un punto clave: una vez destruído el tapón de la clase media la clase baja es inestable, y cuanto más sea reprimida más crecerá en fuerza. Y esto será así porque, aunque resurgiera el fascismo entre los trabajadores, al no poder satisfacer las necesidades que crearon el levantamiento y larvar los problemas, profundizaría la crisis, postergándola, permitiendo que las fuerzas sociales se organizasen subversivamente con más tiempo, y haciéndola imparable. Esto es lo observado hasta ahora al aplicar represión militar en Chile.
Ánimo pueblo Chileno, todos estamos con vuestra lucha!
Salud! PHkl/tctca
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NOTAS PROVISIONALES EN TORNO A LA “ANÁRQUICA” REVUELTA DE MASAS QUE SACUDE A LA REGIÓN CHILENA
El viernes 18 de octubre una salvaje revuelta estalló en la ciudad de Santiago y al siguiente día ya se había expandido a prácticamente todas las ciudades del país. El motivo aparente fue el alza del pasaje en la locomoción colectiva de Santiago (en los buses de Red Metropolitana de Movilidad y el Metro), pero en la raíz mostró un descontento total con el modo de vida capitalista. Un enorme e incontrolado movimiento hizo de esta manera su aparición histórica y como algunos/as compañero/as han afirmado en varios panfletos repartidos en la revuelta: “ya nada volverá a ser igual”.

Lo favorable del movimiento para la perspectiva antagonista

-Lo primero que debemos destacar es la generalización espontánea del movimiento y su crítica en los actos a la totalidad del modo de vida capitalista-neoliberal: expropiación y repartición en masa de mercancías de grandes capitalistas (supermercados, centros comerciales, farmacias, bancos, etc.), destrucción de infraestructura estatal (comisarías, edificios municipales, etc.), repudio masivo a los cuerpos represivos del Estado en un contexto “democrático” (carabineros, policía de investigaciones y milicos), y un esbozo intuitivo de crítica a la totalidad de la mercantilización de todos los aspectos de la vida cotidiana (no hay una “demanda” o “reivindicación” concreta, se quiere “cambiar todo”).
-El rol dinamizador que ha jugado y juega el proletariado juvenil, con su intransigencia programática y combatividad subversiva a toda prueba.
-Las protestas salvajes efectivamente constituyeron un daño cuantioso a la propiedad privada de los grandes capitalistas de este país: este fue el verdadero motivo de que el Estado pusiera los milicos en las calles. Esto horrorizó a la clase dominante-capitalista.
-Otro aspecto que nos ha llamado profundamente la atención es la proliferación de núcleos que practican de manera extendida la violencia ofensiva y la autodefensa contra las fuerzas represivas del Estado en las manifestaciones –tanto en el “centro”, como en los barrios periféricos-. Existe algo como “violencia proletaria de masas difusa”, que se coordina de manera solidaria en medio de las barricadas, que hace innecesaria –al menos, por ahora- cualquier tipo de especialización o profesionalización de esta actividad por grupúsculos. Hasta el momento, esto ha sido bastante efectivo.
-La fractura del aislamiento y la incomunicación a que somos sometidos a diario en este sistema que se manifiesta en: solidaridad espontánea de clase y comunicación social por fuera de los roles previamente prefabricados.
-A pesar del “Estado de emergencia”, del toque de queda, y de los milicos en las calles, el proletariado no ha tenido miedo y no ha abandonado la lucha pese a la brutal represión que ha cobrado un número aún desconocido de asesinados/as, torturados/as, desaparecidos/as y encarcelados/as. Al momento de escribir estas líneas se ha anunciado en muchas regiones, incluyendo la Región Metropolitana, el cese del toque de queda, por la presión social del proletariado que no lo ha respetado en absoluto y que manifiesta un odio visceral a los milicos.
-Pese a todos los esfuerzos del Estado por volver a “cierta normalidad” y de la difamación de los medios masivos de comunicación, ésta ha sido imposible de restaurar, ya que nuestra clase a continuado protestando a diario sin necesidad siquiera de “pedir permiso” para hacerlo –todas las manifestaciones han sido “ilegales”-.
-La realidad de la lucha ha desbordado los intentos de “espectacularizar” la revuelta de la prensa: el proletariado a reconocido que la función social-esencial de la prensa es distorsionar los hechos y montar un relato afín a los intereses de la clase dominante –los/as periodistas son los “voceros” del capital-.
-El movimiento, en el contexto de la revuelta, se está dotando –embrionariamente- de órganos de lucha con arraigo territorial, en base a la conformación de asambleas autoorganizadas de vecinas y vecinos, que se encuentran en diversos barrios y poblaciones construyendo desde abajo una perspectiva anticapitalista que se contraponga a la precarización de la vida. Consideramos estos espacios de asociatividad proletaria estratégicos para conformar una comunidad de lucha, debido a que expresa la necesidad de autoactividad por parte de los/as mismos/as proletarios/as de manera autónoma a cualquier intervención externa a ellos/as mismos/as.
-Un sector importante del proletariado ha rechazado en bloque las propuestas de “reformas” con las que el gobierno ha intentado apagar el fuego de la revuelta: son consideradas migajas indignas, lo que tiene al Estado en jaque, al menos, hasta el momento.
-No existe ningún “sector político” capaz de autoproclamarse representante y ente válido para dialogar con el gobierno: cuestión que tiene a la burguesía desconcertada. Es una revuelta sin líderes. De ahí, “lo anárquico” de este movimiento.

Las contradicciones y los límites que las minorías revolucionarias deben combatir en el seno del movimiento

-Durante las megamarchas efectuadas el día viernes 25 de octubre, que solo en la ciudad de Santiago convocaron según cifras oficiales a más de 1.500.000 manifestantes, se expresó masivamente un sentimiento de identificación patriótica y de unidad nacional, en detrimento de una perspectiva de clase del conflicto social. Ejemplo de esto fue la proliferación de banderas chilenas –que habían estado ausentes- y un ambiente festivo y pacifista que prevaleció durante toda la jornada, siendo esto valorado por el mismo gobierno como una oportunidad que “abre caminos de futuro y esperanza”.
-El titubeo que han demostrado ciertos sectores organizados del movimiento obrero de participar de la revuelta –por ejemplo, los mineros de la empresa estatal CODELCO y los sindicatos pertenecientes a la Coordinadora Nacional de Trabajadoras y Trabajadores NO+AFP-, con la digna excepción de la Unión Portuaria de Chile (UPCH) y el gremio de la construcción agrupado en el combativo sindicato SINTEC: lo que no ha estado exento de contradicciones, límites y un desarrollo desigual dependiendo de la ubicación geográfica.
-El eco que en ciertos sectores sociales ha hecho el rumor esparcido por la prensa y el gobierno de que existe una oleada de saqueos que tiene como objetivos casas de particulares y pequeños negocios –los que han sido casos muy particulares y poco numerosos-. Esto se ha expresado en el fenómeno de los “chalecos amarillos”, vecinos/as organizados/as en cuadrillas que defienden sus barrios de inexistentes saqueadores. Esto es peligroso porque es caldo de cultivo para corrientes ultraderechistas-neofascistas y porque enfrenta a proletarios/as contra proletarios/as.
-La existencia de militantes de partidos tradicionales y de la “nueva izquierda” -que es más de lo mismo- en las asambleas y cabildos autoorganizados, que intentan cooptar y suplantar la autodirección del movimiento para imponer sus posiciones y convertirse en interlocutores válidos para negociar con el poder.
-A pesar de los grandes saltos cualitativos que ha dado el movimiento en su vasta extensión, no ha podido cuajar y consolidar una lectura claramente de clase, debilidad que demuestra una gran tarea pendiente que debe ser subsanada por la proyección del movimiento. Esto ha significado, sobre todo desde las megamarchas, el resurgir de una identificación como “clase media” de algunos sectores del proletariado promovida por los partidos del orden y los medios masivos de comunicación.
-La revuelta encontró a las minorías revolucionarias desorganizadas y fragmentadas, lo que, sin embargo, no significó que participaran de inmediato en el movimiento, intentando brindar orientaciones por medio de los actos y la propaganda, a pesar de sus limitados medios. La izquierda y el leninismo en general no se quisieron mezclar con los incontrolados, se desmarcaron de la revuelta, e incluso sus sectores más tradicionales condenaron los saqueos a grandes empresas, y tardaron al menos tres días en demostrar su presencia en las calles. Esto pone de manifiesto la necesidad de constituir un movimiento abiertamente anticapitalista que agrupe a los sectores más radicales de la clase.

Perspectivas provisionales

Pese a lo que ocurra en el desenlace de esta gran coyuntura, es claro que se ha producido una ruptura irreversible, una grieta, que marca un cambio de época para nuestra clase en esta región. Lo que han vivido en estos días miles y miles de proletarios/as sin previa experiencia de lucha, difícilmente podrá ser borrado de la memoria combativa de nuestra clase. Esta revuelta ha brindado una oportunidad única que no debe ser desaprovechada: ha quedado claro que solo luchando se imponen las reivindicaciones y las mejoras concretas en las condiciones de vida del proletariado. Nos hemos dado cuenta de nuestra propia fuerza.
La revuelta generalizada, anuncia la posibilidad latente de un cambio revolucionario posible, de la reconciliación de la especie humana consigo misma y su entorno natural, a pesar del previo desprecio que manifestaban sectores del entorno subversivo de nuestra región –con discursos del tipo “humano=plaga” o que el “pueblo está muerto”-. 
El proletariado no ha muerto, no somos solo capital variable, tenemos un enorme papel que desempeñar para liquidar este mundo capitalista y ha quedado demostrado en la práctica. Por ahora, la lucha continúa en la calle y en las asambleas contra el pacto social que nos quieren imponer y la recuperación reformista. Esta revuelta cuestionó intuitivamente los cimientos de la estructura social capitalista y eso no se podrá borrar de la memoria histórica. Nosotros/as vamos más allá, vamos hacia la vida.
Algun@s Proletari@s en lucha de la Región chilena

Mañana del sábado 26 de octubre

Primavera subversiva del 2019

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Posted: 08 Nov 2019 03:56 PM PST
—A Joaquín García Chanks y Marcelo Villarroel Sepúlveda, compañeros y co-conspiradores.
“… toda opinión revolucionaria extrae su fuerza de
la secreta convicción de que no se puede
cambiar nada.”
Georges Orwell, El camino a Wigan Pier.
Alicia: ¿Cuánto dura para siempre?
Conejo blanco: A veces sólo un instante.”
Lewis Carroll, Alicia en el país de las maravillas.
El mal-estar es el nuevo punto de partida de las impetuosas protestas populares que recorren la geografía global. Hong Kong, Francia, Argelia, Irak, Haití, Líbano, Cataluña, Ecuador, Bolivia y Chile, son los fastuosos protagonistas de la ola de revueltas urbanas multitudinarias que estremece al mundo.
Si bien es cierto que estas profusas protestas tienen detonantes muy particulares que las explican (específicamente Hong Kong y Cataluña, con sus devaneos independentistas), sería ingenuo pensar que esta rabia acumulada está desconectada. El incremento en los costos de bienes y servicios, aunado a la austeridad –con su consiguiente pérdida de empleos y la desigual supervivencia económica a medida que el crecimiento global se desacelera–, son el denominador común de la mayoría de estas movilizaciones.
Sin embargo, es innegable que estas protestas también comparten otro gran telón de fondo que rebasa con creces el análisis economicista y que muy convenientemente no se aborda en los medios de domesticación masiva e intencionalmente se escapa al análisis de los politólogos y los apologistas de la dominación: la convulsión antigobernista, el hartazgo contra quienes gobiernan y, contra todos los partidos políticos sean del color ideológico que sean. Característica que constriñe la ausencia de liderazgos y/o dirigentes y, facilita la efímera concreción de la Anarquía.
Sin duda, los rasgos específicos de este último ensamblaje antagonista, excita a priori a muchas compañeras y compañeros anarquistas, que continúan analizando los acontecimientos a través de la lente de la ideología y se mantienen varados en anquilosados paradigmas decimonónicos. Nada más letal para las ideologías que la realidad misma.
Evidentemente, aquel viejo modelo de sociedad anarquista que se configuraba alrededor de un marco valorativo, de un prototipo de sociedad, de un proyecto de cambio y de una práctica correspondiente, ya no puede ser replicado en nuestros días.
Como bien señaló el compañero Alfredo Bonanno en una de sus conferencias celebradas en Atenas, intitulada La destrucción del trabajo: «Lo primero que debemos eliminar de nuestras mentes es pensar que en el futuro, aún en el caso de concretarse la revolución, hay algo que heredar del Estado y el Capital. ¿Recuerdan los viejos análisis de compañeros de hace veinte, treinta años, cuando se pensaba que a través de la expropiación revolucionaria de los medios de producción de las manos de los capitalistas y su entrega a los proletarios –debidamente educados en la autogestión–, se crearía la nueva sociedad? Pues esto ya no es posible.»[1]
Hoy, no basta con la multiplicación de las revueltas espontáneas ni con la generalización de la huelga ni con el triunfo de una Revolución Social ni con expropiar los medios de producción e invertir las estructuras piramidales de dominación para que las condiciones autogestionarias y libertarias de convivencia se materialicen como posibilidad inmediata.
Empero, no podemos conformarnos con señalar que las viejas luchas ya no son válidas en nuestros días.
De nueva cuenta estamos con la misma incapacidad de siempre de poder cruzar la línea y pasar de una vez por todas al otro lado. Con la incapacidad de abandonar el callejón sin salida que nos induce el Poder, de librarnos de nosotros mismos, de desenmarañar el camino y renunciar definitivamente al recorrido circular. Nos toca entonces revisar minuciosamente nuestro andamiaje histórico, retirarle las tablas podridas y/o erosionadas por el tiempo y remplazarlas por sólidos y frescos maderos.
Tendremos que re-pensar la Anarquía o, pensar contra el pensar. Invertir los diagramas. Pensar –nos recuerda Deleuze desde el Infierno–, consiste en «lazar cada vez una flecha desde uno mismo al blanco que es el otro, hacer que brille un rayo de luz en las palabras, hacer que se oiga un grito en las cosas visibles. Pensar es lograr que ver alcance su límite, y hablar el suyo (…) es emitir singularidades, lanzar los dados. La tirada de dados expresa que pensar siempre procede del afuera (ese afuera que ya se hundía en el intersticio o constituía el límite común). Pensar no es algo innato ni adquirido. No es el ejercicio innato de una facultad, pero tampoco es un learning que se constituye en el mundo exterior.»[2]
Déjà vécu
Para quienes éramos adolecentes en aquel icónico año de 1968 –y para aquellos que me aventajan en almanaques y lo vivieron lanzando adoquines o en escenarios mucho más comprometedores–, las exuberantes revueltas que hoy nos ocupan nos provocan una suerte de déjà vécu, es decir, esa sensación de “ya vivido”, de que la historia se repite o de haber enfrentado esa misma experiencia en el pasado.
En efecto, las movilizaciones masivas no son nuevas. Las manifestaciones setentayocheras también fueron multitudinarias y conformaron un movimiento arrasador de contenido antiautoritario –jamás previsto y mucho menos promovido por las iglesias del anarquismo oficial de aquel momento– que desbordó las coordenadas políticas y económicas que lo expresaron dando vida a una crisis civilizatoria que ponía en jaque a la sociedad disciplinaria y anticipaba la crisis del mundo capitalista de la década de 1970 y el derrumbe del Estado benefactor.
Después siguieron las protestas –igualmente multitudinarias– contra la guerra en Indochina (Viet Nam, Laos y Cambodia). Posteriormente, vendría el mayo del 77 italiano, seguido de las manifestaciones antinucleares y, para cerrar el siglo, en el año de 1999, se desataría una cadena de movilizaciones contra la denominada “globalización” a nivel internacional (Seattle, Washington, Praga, Quebec, Génova, Barcelona, Tesalónica, Varsovia, Guadalajara) extendiéndose hasta 2004.
Con fecha mucho más próxima en el tiempo, vimos las masivas movilizaciones y acampadas protagonizadas por el movimiento 15-M, también bautizado como “movimiento de l@s indignad@s” (2011-2015) en el Estado español y, su réplica, el movimiento Occupy Wall Street (de 2011-2012); así como las protestas en la Plaza Síntagma de Atenas y las realizadas por el movimiento Nuit debout en París y, aún más recientes, las realizadas por “Los chalecos amarillos”.
Pese al espíritu contestatario que las animó y su expontaneidad manifiesta, todas estas movilizaciones (sin excepción), agotaron su férreo ímpetu insumiso recreando la dialéctica marxista del poder constituyente y, concluyeron atrapadas en los dispositivos de captura del sistema de dominación. Como nos recuerda el compañero Bonanno «La máquina del 68 produjo los mejores funcionarios del nuevo Estado tecno-burocrático».[3]
He aquí la portentosa capacidad de cooptación por parte de las estructuras de dominación de los movimientos sociales como fuente inagotable de restauración.
Así, vimos transformarse al “movimiento de l@s indignad@s” de las plazas del Estado español en Podemos y constituirse en defensores de la ley y el orden en nombre de los humildes; y a Syriza, abandonar las plazas de Atenas e implementar las políticas de austeridad de la Unión Europea, convirtiéndose en su fiel ejecutor una vez en el gobierno. O, a la Nuit debout llamando a instituir una nueva Constitución y, al movimiento Occupy Wall Street, engrosando las filas de Bernie Sanders en su contienda por la Casa Blanca.
En realidad, un vez hecho este recuento de protestas y movilizaciones pasadas, nos surge cierta incertidumbre que nos invita a cuestionarnos si realmente estamos percibiendo un déjà vécu, es decir; si de verdad se está repitiendo la historia y si tenemos la absoluta certeza de que estas vivencias ya sucedieron antes o, estamos experimentando una alteración de la memoria que nos hace creer que recordamos situaciones que nunca han ocurrido y, verdaderamente, estamos ante un fenómeno nunca visto, nunca oído y ni siquiera soñado.
Si en Mayo del 68 las protestas fueron inspiradas en la utopía constituyente –al igual que toda la retahila de movilizaciones antes mencionadas–; es evidente la ausencia de perspectiva utópica en las actuales movilizaciones que estremecen al mundo. La rabia y la desesperanza no tienen motivaciones utilitarias, no son políticas ni idiológicas[4], son “irracionales”, van más allá de la negación intrapolítica y están impulsadas por una tensión disutópica.
Aunque por momentos la protesta se entremezcle y confunda con las demandas ciudadanistas impulsadas por partidos y sindicatos –siempre prestos a sumarse a la reacción populista predominante–, la excedencia negativa que emerge de la misma articula las pasiones reprimidas y la fuerza erótica de la sedición creando subjetividades insurreccionales volátiles que dan fugaz vida a la Anarquía, subvirtiendo el orden y provocando crisis en los dispositivos de captura.
Instantáneas de la revuelta chilena (primer acercamiento)[5]
Desde el 18 de octubre del año en curso, Chile se ha convertido en el epicentro de la insurrección latinoamericana, regalándonos verdaderas batallas callejeras contra milicos y esbirros de la policía. Tras quince días de perenne revuelta, el fuego insurgente generalizado ha logrado interrumpir la inmunda normalidad que prevalecía tras el amañado “tránsito a la democracia”, después de largos años de fascismo, impuestos a sangre y fuego por la dictadura militar-empresarial del general Augusto Pinochet.
Sin lugar a dudas, la insurrección generalizada que hoy se vive en Chile es el rostro fehaciente de la desesperanza, el gesto nihilista de quien ha abandonado la espera, la explosión de la rabia anárquica que hemos venido intuyendo desde comienzos de siglo una nutrida órbita de afinidades subversivas, un conjunto de cómplices y co-conspiradores con vívida presencia y experiencia práctica alrededor del mundo.
 Más allá de los miles de grafitis de templado puño ácrata que hoy dan aliento a la prologada rebelión en las ciudades de Santiago, Valparaíso y Concepción, la conflictividad se manifiesta de múltiples maneras a lo largo de la región chilena.
En Santiago, además de la movilización de 1.2 millones de manifestantes que ha hecho noticia en todos los telediarios –con sus efectos performativos y su magnitud simbólica–, se ha concretado el acostumbrado ataque a los íconos de la dominación, descargando toda la ira contenida contra las multinacionales capitalistas, destruyendo la mercancía, quemado decenas de autobuses del transporte público, vehículos y edificios, saboteado e incendiado estaciones del metro y, realizado numerosas expropiaciones multitudinarias en tiendas y supermercados.
Continuando con el asalto a los símbolos, fue atacado en tres ocasiones el canal de televisión “Mega” por jóvenes enmascarados con artefactos incendiarios. Una estatua en honor a la policía fue volada en pedazos en la comuna Barnechea, junto a tantos otros monumentos –símbolos icónicos de la dominación–, que han sido destruidos en incontables plazas del país.
De igual modo, ríos de manifestantes han intentado tomar La Moneda en repetidas ocasiones, enfrentando la feroz respuesta de milicos y carabineros. El asalto a la casa de gobierno, se ha convertido en el objetivo principal de la insurrección social, impulsando cierta reminiscencia de la toma del Palacio de Invierno que debería llamarnos a la reflexión.       
Apuntes para una reflexión colectiva
¿Por qué tendríamos que asaltar La Moneda? Nuestro propósito no es tomar palacios sino demolerlos. O lo que es lo mismo: sustraernos del Poder. Es decir, aplastar cada vestigio del poder constituido y abortar todo intento de poder constituyente.
En este sentido, debe quedarnos muy claro que los esfuerzos convergentes de los pacos rojos y demás agentes de la izquierda del Capital, con su Mesa de Unidad Social y sus insistentes llamados al plebiscito, a «una nueva Constitución con participación ciudadana vinculante» y, a la conformación de la Asamblea Constituyente; al igual que la intentona controladora del Movimiento Allendista por una Nueva Constitución [6]; o la repulsiva convocatoria del Frente Patriótico Manuel Rodríguez a «los militares patriotas, a los carabineros conscientes» a que «se subordinen al pueblo y aporten a la lucha y al término de los malos gobiernos»[7]; y los alaridos esquizoides de Izquierda Libertaria y, Socialismo y Libertad clamando por la «unidad popular»; no solo son ajenos a nuestros objetivos de lucha sino que representan un nuevo intento de perpetuar la dominación y afianzar al Capital “con rostro humano”. Tentativa que debemos combatir con el mismo impetú con que enfrentamos al poder constítuido.
Incluso, ante el llamado del ala más radical de la socialdemocracia armada, el denominado Frente Patriótico Manuel Rodríguez-Autónomo (FPMR-A) y el Movimiento de Izquierda Revolucionario-Ejército Guerrillero de los Pobres (MIR-EGP), no sólo nos toca mantener una sana distancia extremadamente escéptica sino confrontar por todos los medios posibles su oferta de Poder Popular.
Desafortunadamente, aún hay compañeras y compañeros que insisten en el carácter “social” de la revuelta contemporánea y mantienen sus expectativas en una pretendida –e irrealizable en nuestros días– sociedad libertaria que, como bien señaló Alfredo en la conferencia antes citada: «estoy convencido que incluso si "la anarquía se realizara", los anarquistas serían críticos de esa anarquía constituida. Porque ese anarquismo sería una institución anarquista, y estoy seguro que la gran mayoría de los compañeros estarían en contra de ese tipo de anarquismo»[8]    
Para muchos amantes de la lucha social desde las múltiples y particulares interpretaciones del anarquismo, debemos «comprender que la lucha contra el capital tiene varios frentes y formas de acción» para poder avanzar «hacia el futuro, nuestro futuro».[9]
Afirmación ésta no solo difícil de “comprender” sino de digerir desde la óptica anárquica contemporánea sin sucumbir en posicionamientos reformistas de claro signo socialdemócrata. Sin duda alguna, los integrantes del colectivo editorial de este zine –y quienes lo reproducen casi seis años después–, todavía tienen fe en «nuestro futuro» y para ello, no escatiman en conformar alianzas con «otros revolucionarios» y participar en «varios frentes» y en diferentes «formas de acción».
Indiscutiblemente, cuando se buscan alianzas se termina por modificar los objetivos en aras de la justificación política de la lucha: un «futuro mejor». Sin reparar que la fe en el futuro es esencial para perpetuar la dominación. Vivir siempre en futuro es precisamente el método tradicional para no vivir aquí y ahora, apartándose para siempre del conflicto permanente implícito en el concurso de la guerra anárquica. ¡Eso ya nos lo advertía desde hace un siglo nuestro Novatori!
En el fondo, detrás de ese posicionamiento, se albergan las desfasadas aspiraciones instituyentes. Fieles al eco de los cantos de sirenas, intuímos en ellos coplas de elogio a la libertad –que siempre retumban en los albores de toda Revolución–, ignorando que en realidad son himnos de alabanza al nuevo Poder constituyente.
Después, vendrán las ingenuas elucidaciones en busca de motivaciones y causas de “las desviaciones”, de las “traiciones” y se repetira hasta el cansancio la vieja historia de la “revolución traicionada”, en vez de vislumbrar que la Revolución jamás ha estado (ni estará) del lado de la libertad sino al servicio del Poder porque toda revolución es intrísecamente instituyente.
Los Robespierre, el Comité de Salvación Pública, los Lenin, los Stalin, los Castro, la KGB, no son alteraciones y deformaciones de los llamados “procesos revolucionarios” sino su natural consecuencia.
De ahí, nuestra compulsiva obsesión por “reinventar” la Anarquía, para restituirle a la teoría –pero sobre todo a la práctica– su potencia emancipadora. Nada más obsceno en nuestros días que abandonar la Anarquía en nombre de una versión vulgar del “comunismo libertario” posmoderno al que nos convidan como alternativa. Hay que desmantelar los fetiches que nos mantienen varados y renunciar a las alternativas (a todas las alternativas a la venta). Cualquier alternativa a la Anarquía es un signo de claudicación y una salida cobarde que busca perpetuar la dominación bajo la insidiosa máscara de las transformaciones.
Lamentablemente, la visión distorsionada de la ideología –fuertemente enquistada en nuestras tiendas–, aún invita a muchos a concebir el anarquismo como una realización (que “dura para siempre”), en lugar de admitir que se trata de una tensión disutópica que nos proporciona instantes de Anarquía que tenemos que extender mediante el ataque certero pero, para poder cristalizar el ataque, para materializar la voluntad destructora, se requiere la previa organización de la insurrección anárquica; es decir, se necesita la articulación informal de pequeños grupos de afinidad capaces de coordinarse e intervenir anárquicamente durante un movimiento insurreccional espontáneo.
Así y solo así, damos vida a la Anarquía en esas interrupciones efímeras de toda “normalidad”, extendiendo el talante ilegalista, propagando el caos hasta las últimas consecuencias, destruyendo el trabajo y todos los pilares de la dominación.
Como nos recuerda Conejo blanco (Alicia en el país de las maravillas): para siempre a veces sólo dura un instante y es en ese lapso de tiempo que debemos de hacer estallar todos los puentes de retorno, quemar todas las naves de regreso e, incendiar la mercancía, demoler la máquina recuperadora. Para ello debemos de estar preparados aunque meramente se concrete un efímero instante de Anarquía, sabedores que su existencia es sólo de ocasión.
El objetivo no es luchar para instaurar el anarquismo. Lo esencial es vivir la Anarquía en la lucha cotidiana con esa pasión vital que nos inunda y potencia nuestro intransigente accionar, recordándole a los vencedores del presente que JAMÁS volverán a dormir en paz.
Gustavo Rodríguez,
Planeta Tierra, 2 de noviembre de 2019.
Notas: 
[1] Conferencia impartida en la Universidad Pantio, Atenas. Recogida en: Alfredo M. Bonanno, Dominación y revuelta, segunda edición revisada y corregida con adiciones, Edizioni Anarchismo, Trieste, 2015. pp. 139 - 176
[2] Deleuze, Gilles, Foucault, Ediciones Culturales Paidós, México, 2016, pp. 151-152.
[3] Bonanno, Alfredo M., El placer armado, disponible en:https://zinelibrary.files.wordpress.com/2016/01/el_placer_armado.pdf (Consultado 1/11/19).
[4] Vale aquí, de nueva cuenta, hacer la distinción de los casos de Hong Kong y Cataluña, donde las motivaciones sí son políticas e ideológicas.
[5] Con información de los portales afines Anarquía Info (https://anarquia.info), ContraInfo (https://es-contrainfo.espiv.net) y, ANA (https://noticiasanarquistas.noblogs.org/)
[6] Alianza proto stalinista conformada por el Partido Comunista-Acción Proletaria (PC-AP), Izquierda Cristiana (IC) y, el Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR).
[7] FPMR, “Un gobierno provisional, una Asamblea constituyente, nueva constitución”. Disponible en: https://www.fpmr.cl/web/ (Consultado 1/11/19).
[8] Óp.Cit., Alfredo M. Bonanno, Dominación y revuelta, pp. 139 – 176.
[9] V.P., Colectivo La Peste, “La organización en la lucha social: una crítica libertaria”, Publicado originalmente en Pestezine, Nº11, Mayo 2013, republicado por quienes insisten en la misma cantaleta el 22 de enero de 2019 en Portal Oaca, Disponible en: https://www.portaloaca.com/opinion/14123-la-organizacion-en-la-lucha-social-una-critica-libertaria.html (Consultado 1/11/19)

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Posted: 08 Nov 2019 09:24 AM PST
Con la confrontación física desatada desde el 14 de octubre en las calles de algunas ciudades de Catalunya, algunos actores del régimen han querido desligar estos sucesos respecto al movimiento nacionalista que transcurre en conflicto abierto desde el 1 de octubre de 2017, y los han querido atribuir a corrientes anticapitalistas o anarquistas.
En CNT se celebran congresos, en los que se debaten y consolidan los Principios, Tácticas y Finalidades en común de la confederación. Esto que decimos está en coherencia con el congreso de CNT y del Movimiento Libertario, y las declaraciones públicas que lo contradigan no nos representan como CNT de Girona.
Nosotr@s no hacemos llamamientos a la confrontación con las autoridades que estén desligadas de estos principios, tácticas y finalidades.
Nos oponemos al sistema carcelario y, a la hora de defender l@s pres@s, no caemos en defender a carceleros ni policías con problemas legales. Para defender cargos represivos o banqueros ya son eficaces los políticos, aunque creemos que no debería de haber gente en prisión ni centros de internamiento.
Entre los cuerpos armados nunca reconocemos distinciones de policías buenos ni policías malos. Azules, verdes o marrones, son todos unos... mala gente.
Estamos en contra de las patrias, no creemos en un deber con el país porque no le debemos nada, y nuestra identidad es la de l@s explotad@s y l@s parias de la Tierra.
Promovemos la conciencia de clase (obrera) y nunca lo hacemos con la conciencia nacional. Cuando nos desmarcamos y nos enfrentamos a la Patronal, es cuando plantamos cara a la explotación y al Capital.
Estamos contra las fronteras actuales y contra nuevas fronteras. Contra la dominación del Tercer Mundo, contra la división de l@s explotados y por la vida de l@s migrantes.
Estamos a favor de las consultas populares, de las que ya es capaz la sociedad sin los partidos políticos ni los gobiernos. Por eso no nos gustan las leyes restrictivas que refrendan solo para aprobar lo que interesa a la clase política (como la OTAN, la Unión Europea o nuevas fronteras).
Desautorizamos el uso de CNT por parte de los políticos para sus propósitos electorales, y es vergonzoso el uso del anarquismo en su falsa pugna para diferenciar el bien del mal.
Votar para un gobierno es votar la renuncia a la propia capacidad de decisión. Por eso no seguimos el juego de profesionales ni aspirantes de vivir de la política. En cambio promovemos el funcionamiento horizontal y asambleario en todas las bases de la sociedad.

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Posted: 08 Nov 2019 09:04 AM PST
Salón de actos de la FAL (C/. Peñuelas 41) a las 18:00 horas. Contaremos con la presencia de Alfonso Oñate, historiador y profesor de Geografía e Historia y Antonio Ortega, Doctorando en Historia Contemporánea.
La edición de Recuerdos de un libertario Recuerdos de un andaluz de Manuel Temblador López en 1980 constituyó una rareza en la provincia de Cádiz. Estas memorias, que hablaban de la vida del jornalero andaluz, de su organización sindical en torno a la Confederación Nacional del Trabajo, de sus luchas sociales, de la represión fascista y del exilio, fue un canto de cisne en tiempos en los que España comenzaba a desperezarse de cuarenta años de dictadura. Cuando el autor llegó con sus memorias a su pueblo natal de Arcos de la Frontera (Cádiz) en los años ochenta, una sociedad en la que todavía se palpaba el miedo acogió a este libro de forma extraoficial. Fue vendido por el propio Temblador y por algunos jóvenes militantes de la reorganizada CNT. No era un libro más porque en él se escribía la historia robada a cientos de familias de la ciudad, y éstas junto a una juventud despierta, ávidos de saber, recurrieron al texto escrito por este histórico militante cenetista con el afán de recuperar las vivencias de una generación que con firmeza defendió su ideal en los contextos más difíciles: el de la Segunda República, la Guerra de España, la Segunda Guerra Mundial y la Dictadura Franquista.
El paso del tiempo, la consolidación de la nueva democracia y el capitalismo financiero en la España del siglo XXI hicieron de Recuerdos de un libertario andaluz de Manuel Temblador una obra totalmente desconocida para las nuevas generaciones y el gran ausente en las bibliotecas y en las estanterías que recogían todos los libros de autores locales. Su reedición se nos antoja un deber para con la historia de los jornaleros andaluces y de las clases más desfavorecidas así como un acicate para la formación moral de las nuevas generaciones y la recuperación de la memoria histórica. Este libro que les presentamos es una edición mejorada que incluye algunas correcciones de aquel primer texto, fotografías inéditas, una recopilación de artículos del mismo autor y un índice onomástico como instrumento de referencia para ordenar la gran cantidad de datos que ofrece.

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Posted: 08 Nov 2019 09:03 AM PST
Salón de actos de la FAL (C/. Peñuelas 41). 12 de noviembre, a las 19:30 h. Contaremos con la presencia del director, Agustín Remesal.
El documental cuenta la vida y la obra del escultor zamorano Baltasar Lobo (1910-1993). Hijo de una familia humilde, de Cerecinos (Tierra de Campos. Zamora). Estudia Bellas Artes en Valladolid y Madrid gracias a becas. Vive la Guerra Civil en Madrid y Barcelona, defendiendo la República junto a su compañera Mercedes Guillén (Mercedes Comaposada), fundadora de la revista anarco-feminista “Mujeres Libres”. Su militancia, vinculada a un anarquismo muy personal, le lleva al exilio. Pasa por el campo de concentración en Argelès (Francia) y, posteriormente, lleva una nueva vida de joven artista en París (gracias a la ayuda de Picasso, sobreviviendo en la clandestinidad y la pobreza).
Vivió, siempre en el famoso barrio de Montparnasse, las vicisitudes de la ocupación nazi y las penurias del exilio republicano. Trabajó en varios talleres, entre ellos el del escultor francés Henri Laurens, y realizó una amplia obra en solitario hasta su muerte. En París convivió con los artistas españoles republicanos del exilio, nunca renegó de sus ideas políticas y su constante y personal trabajo le llevó al éxito. Forma parte de la llamada “Escuela de París”.
Sus esculturas están en museos de Europa, Japón y América así como en colecciones privadas y públicas de más de medio centenar de países, con una valoración creciente desde su fallecimiento. Una generosa dación al Ayuntamiento de Zamora permitió la instalación allí de un museo y una exhibición de sus esculturas al aire libre, en el castillo medieval, que será ampliado próximamente en un nuevo edificio con centenares de obras, hasta ahora almacenadas.

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Posted: 07 Nov 2019 03:50 PM PST
capitalismoLa revuelta proletaria ha explotado a lo largo del mundo confluyendo violentamente en diferentes rincones del mismo. Chile, Ecuador, Irak, Haití, Francia, Líbano, Hong Kong, Colombia, Bolivia, Honduras, Argelia, Sudán… son algunos de los lugares donde en estos últimos meses hemos salido a las calles desatando toda la cólera acumulada durante años. Bastó el anuncio de una subida del subte en Chile, de la tasa de combustible en Francia, del precio del pan en Sudán, un impuesto en las llamadas por redes sociales y en la gasolina en Líbano, o que quitaran los subsidios al combustible en Ecuador, para que como en Irak o Haití, saliéramos desesperados y furiosos ante la imposibilidad absoluta de vivir.
La insaciable sed de ganancia de la burguesía mundial está llevando a la vida en la Tierra a límites inimaginables, la contradicción entre las necesidades de valorización y la vida humana explosionan desde hace años en revueltas que hoy, con la concentración en el tiempo de decenas de revueltas, anuncian una nueva agudización del antagonismo de clases a nivel internacional. Cada barricada, cada protesta que se alza contra los sucesivos aumentos de nuestra explotación, cada corte de ruta, cada saqueo, es un llamamiento del proletariado mundial a luchar contra el deterioro de nuestras condiciones de vida, a extender y afirmar la negación de este mundo, a empuñar y levantar de nuevo la bandera de la revolución social.
Lo que nos anuncian las revueltas que hoy se generalizan por el mundo capitalista no es otra cosa que la reemergencia del proletariado, el regreso del viejo topo que nunca dejó de cavar. La llamada primavera árabe, la revuelta social en Grecia, en Turquía, en Ucrania, o las recientes luchas en Brasil o Venezuela, eran la antesala de un movimiento internacional e internacionalista que hoy lleva el miedo a todos los representantes del capitalismo mundial e insufla esperanzas y fuerzas a los proletarios de todo el planeta.
Desde el gobierno de turno que ejecuta las medidas que imponen las necesidades económicas y suponen siempre una subida de los precios de lo imprescindible para vivir; desde el patrón que nos explota directamente en el trabajo sacándonos nuestra última gota de energía; desde el mercado que nos arroja al desempleo en un mundo en el que si no tienes billetes en el bolsillo sobras y vas directo el matadero; pasando por el banco, o mejor dicho, por los bancos mundiales que aumentan nuestro grado de explotación con todo tipo de medidas de expoliación que hace que esos mismos billetes valgan cada vez menos en nuestras manos; desde cada chute más de ganancia que ejecuta la burguesía mundial a costa de envenenar el aire, el agua, la tierra, nuestra sangre o lo que comemos, pasando por todas esas innumerables organizaciones, sindicatos y partidos de izquierda y de derecha que representan “alternativas” al interior del capital y que sirven para perpetuarnos en nuestra condición de esclavos… a todos y cada uno de ellos van siendo señalados por el fuego de la revuelta como responsables de nuestros sufrimientos, como representantes del capitalismo mundial.
La potencia que ha mostrado nuestra clase en estos meses ha conseguido trastocar incluso los encuadramientos que en algunos lugares la burguesía lograba imponer para fagocitar nuestra lucha. En Hong Kong, el encuadramiento interburgués recula por la fuerza de la lucha internacional que arrincona algunas de las consignas de nuestro enemigo y determina a los proletarios a delimitarse de las mismas. Hasta en Cataluña, donde el nacionalismo parece omnipotente dirigiendo un espectáculo que arrastra al proletariado a negarse como fuerza revolucionaria, han aparecido consignas y prácticas de minorías que expresan que la fuerza revolucionaria sólo se abrirá paso fuera y contra la trampa de las banderitas nacionales.
Claro que, dicho todo esto, subrayando la importancia histórica de lo que estamos viviendo y que tiende a afirmarse en la práctica como movimiento proletario internacional e internacionalista frente a todas las tentativas de la burguesía por reprimirlo, ocultarlo, canalizarlo, deformarlo, fraccionarlo… no dudamos ni un momento que no es más que el comienzo de un proceso largo y complejo. Es difícil predecir los pulsos y desarrollos que tendrá, las idas y venidas, pero indudablemente avanza ya hacia una confrontación cada vez más internacional y generalizada, cada vez más violenta, cada vez más decisiva.
Si bien estamos ya reventando de hambre, enfermando de todas las maneras posibles y asfixiándonos por todo lo que da empuje a la economía a costa de nuestra vida y la de nuestro planeta, lo que está por venir es todavía peor. La catástrofe capitalista que se viene encima es incomparable con lo que se ha vivido hasta ahora. Las insaciables necesidades vitales de la economía capitalista piden sacrificar al ser humano y a todo lo viviente en el altar de la ganancia. Pero los proletarios hemos retomado la vía que abre la puerta a otro futuro: la pelea, la lucha intransigente por imponer una transformación radical, el ataque a las diversas instancias y representantes del capital, la afirmación en las calle de innumerables rincones del mundo de la comunidad de lucha contra el capital.
Ante la fuerza de la revuelta internacional, el capitalismo mundial responde como no puede ser de otra manera, con todo su arsenal terrorista. Durante estas semanas de protestas la democracia del capital nos recuerda que su dictadura es la más brutal que ha conocido la humanidad. Policías, antimotines y milicos salen a llenar de sangre las calles, a destrozar cuerpos, a encerrarnos, a asesinarnos, a dejarnos sin suministros y sin abastecimiento para hacernos recular, para meternos el miedo y que abandonemos las calles, para mostrarse invencible. Centenares de muertos, decenas de miles de detenidos y encarcelados, hombres, mujeres y niños mutilados y torturados por las armas que usan contra nosotros, ciudades y barrios desabastecidos para que regresemos a nuestras casas y se añore la vuelta a la tranquilidad de los cementerios.
Pese a que en algunos lugares tratamos de responder a todo ese terrorismo creando ollas y cocinas comunitarias, albergues, espacios para cuidar a nuestros hijos más pequeños mientras otros pelean en las calles, centros para tratar a los heridos y refugiar a compañeros, y también respondemos con la violencia revolucionaria, tomando por la fuerza lugares de abastecimiento, atacando a los medios de comunicación del capital, consiguiendo y repartiendo armas con las que defendernos y atacar al terrorismo del Estado, intentando que el miedo cambie de campo, intentando responder a su terrorismo expresándonos como comunidad de lucha, como comunidad solidaria, lo cierto es que aún no tenemos la fuerza suficiente para responder como se necesita al terrorismo del Estado. Es cierto, los milicos y todo su arsenal asesino no nos ha hecho retroceder, y la resistencia en las calles nos llena de determinación y coraje. Sin embargo, cuando el ejército sale a las calles a desplegar todo su terror, pese a la existencia de minorías que mantienen el pulso de la lucha y tratan de dar directivas, todavía somos incapaces de dar un salto cualitativo que cristalice en insurrección. La necesidad que hoy se nos plantea en cada revuelta es cómo profundizar y desarrollar esa insurrección.
Tenemos que retomar la senda del pasado, recordar lo que hicieron nuestros hermanos de clase entonces, cómo se cristalizaron las insurrecciones pasadas que lograron desestabilizar al Estado. Tenemos que recordar cómo se desestructuró a los cuerpos represivos, cómo se descompusieron los ejércitos, cómo enormes franjas de milicos se negaron a disparar contra la revuelta o más aún, se pasaron con la armas a su lado. La descomposición del ejército siempre fue y será un salto de calidad fundamental en toda revuelta proletaria.
Tenemos también que retomar la creación de estructuras para el abastecimiento, para la autodefensa, organizar el asalto a los centros de armamento para cristalizar las necesidades insurreccionales del enfrentamiento. Pero también necesitamos saber cuándo replegarnos en los momentos en los que la correlación de fuerzas nos es desfavorable, manteniendo la fuerza colectiva para evitar que el Estado nos barra. A veces puede ser necesario el repliegue, que no el abandono, para estructurarse, ampliar el asociacionismo y la estructuración proletaria internacional. Necesitamos también sacar a los presos, a los detenidos, etc. Pero sobre todo necesitamos que todo esto sea materializado como expresión y dirección de nuestra comunidad de lucha contra el capital. Toda tentativa de eludir la necesidad insurreccional y desarrollar en su lugar una guerra entre aparatos, o la de escindir de la propia comunidad de lucha la organización de la violencia como tarea de específica de un grupo guerrillero, son caminos que liquidan la fuerza que estamos generando. Como lo son también todas las peticiones de derechos humanos, o las exigencias de dimisiones de responsables del Estado, formas de integración democrática. Sin embargo, estamos convencidos de que nuestra comunidad de lucha aprenderá no sólo de su propia experiencia actual, sino que esa misma experiencia le hará reencontrarse con su propio pasado para buscar las formas de asumir estas necesidades. Como en Irak, donde los proletarios lanzan consignas refiriéndose a la insurrección de 1991.
No podemos obviar que el orden social existente no sólo combate nuestra lucha con balas y milicos que se lanzan contra las barricadas, sino con un conglomerado de ideologías y fuerzas que maniobran para destruir toda contestación social. Y lo que es más peligroso, esas mismas fuerzas, aprovechando nuestras propias debilidades y límites actuales, se presentan como parte de nuestra comunidad de lucha, llevando a muchos sectores de nuestra clase a identificarlas como tal. Las “soluciones” nacionales o nacionalistas, los espectáculos de asambleas constituyentes, los pedidos de depuraciones democráticas o cualquier otra reforma al interior del Estado son balas más dañinas que las que tiran los milicos, pues van dirigidas al corazón de nuestro movimiento. De nuestra determinación a contraponernos y enfrentarnos a esas fuerzas de la contrarrevolución depende la perspectiva revolucionaria, el latido de ese corazón comunitario.
No hay que olvidar que también es fundamental asumir todas una serie de tareas en los lugares donde la paz social no se acaba de romper. Claro que las mismas no tienen nada que ver con limitarse a la cuestión antirrepresiva o/y movilizaciones en embajadas y consulados que son terreno abonado para discursos reformistas y de derechos, con quejas y condenas contra los “excesos del Estado”. Ni por supuesto con defender la revuelta en tanto “pueblo que no aguanta mas” y que es “reprimido brutalmente”. Estas prácticas permiten precisamente a fracciones progresistas liquidar la verdadera solidaridad de clase, hacer de la revuelta y su necesidad algo de otros lugares, ajeno, lo que justifica negarla en su propio territorio defendiendo la paz democrática y los llamados a votar al mal menor. Por el contrario, la solidaridad de clase defiende la revuelta como expresión de nuestra comunidad de lucha contra el capital, como una misma lucha contra un mismo enemigo mundial. Claro que, las necesidades y tareas que se pueden asumir en los diversos lugares viene condicionada, no por la voluntad o determinación de grupos militantes, sino por la correlación de fuerzas locales. Desde luego es necesario crear instancias y comités de solidaridad, para centralizar y difundir las distintas informaciones de la lucha, así como lo que se realiza al interior de la revuelta (la sociabilidad, los saqueos, la organización comunitaria, la autodefensa, los comunicados compañeros etc.), para contraponernos a las mentiras de los medios de comunicación, a las canalizaciones socialdemócratas; para crear redes de ayuda con los refugiados, etc. En definitiva, hay que impulsar la estructuración de nuestra comunidad de lucha internacional, buscar formas de satisfacer las necesidades que se nos plantean en la lucha y saltar los obstáculos que nos encontramos.
La revuelta proletaria que hoy pone patas arriba al capitalismo mundial deja en evidencia, frente a todos los que quieren hacernos creer que la revolución es imposible, que la única alternativa del ser humano al capitalismo es la revolución mundial. La propia lucha y lo que cristaliza, nos da la certeza de que la humanidad puede destruir esta forma de vivir basada en la comunidad del dinero, mandarla al basurero de la historia, y desarrollar una nueva sociedad basada en la comunidad humana y su unidad inseparable con la Tierra.
¡Desde diferentes países y distintos escenarios, una misma lucha contra el capitalismo!
¡Organicemos internacionalmente nuestra comunidad de lucha!
Afuera y en contra de sindicatos y partidos
¡A profundizar la lucha contra las relaciones sociales capitalistas!
Proletarios Internacionalistas
info[arroba]proletariosinternacionalistas.org

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Posted: 06 Nov 2019 01:03 PM PST
Mirando el atardecer y sus pensamientos de paz,
De vez en cuando pasa por su caño y su chela
Con la mirada firme en los espacios que él anhela
Cletiando o caminándola.

Lleno de cicatrices y tatuajes,
 iluminan su cuerpo y su traje,
kapa de guerra, kapa de lucha
Llega a su casa y se ducha.

Sale a guerrearla con los cxmpas,
con su corazón inkieto.
Tanta injusticia y desapego,
del fucking material y del fucking dinero

Tantos días, tantas noches
pensando en su tibio lecho…
Capitalismo culiao, ACAB.
¡Mañana se respira fuego!

Despidiéndose un día más,
Abrazando el día menos,
Mañana se lucha
 ¡Papa llévame la kapucha!
Pao Mortis

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