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miércoles, 11 de diciembre de 2019

Tinkunaco 1.887/19 - Re: Boletín diario del Portal Libertario OACA

Boletín diario del Portal Libertario OACA

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  • [Chile] PANCLETA: Cooperativa panadera anarquista y autogestionada
  • [12/12: II Asamblea] Un nuevo hotel amenaza Cabestreros ¿Qué tendría que suceder para que esto no pasara?
  • Sobre el posible uso (o no uso) de los posesivos en una sociedad sin propiedad
  • 14 de diciembre: Festival antirrepresivo en Miranda de Ebro
  • Aquí estamos ¡al comienzo de todo!
  • El decretazo digital, ¿censura o seguridad nacional?
  • Bolivia: Una mirada anárquica sobre las protestas y la renuncia del presidente indígena Evo Morales
  • ¿La vieja confiable? La profecía apocalíptica de las élites chilenas
Posted: 10 Dec 2019 11:02 AM PST
Una panaderia anarquista y autogestionada en Santiago de Chile. Nuestro principal objetivo es el desarrollo de una economía solidaria, fomentar el cooperativismo y el apoyo mutuo entre comunidades autónomas.
Nuestro pan es artesanal elaborado con ingredientes 100% orgánicos, saludables y veganos. Es por eso que su sabor y calidad no puede faltar en tu anarkomesa.
Más info en https://pancleta.org/ / o escríbenos a hola@pancleta.org / IG @cooperativapancleta
Apoya y difunde

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Posted: 10 Dec 2019 10:54 AM PST
II Asamblea abierta Jueves 12 dic. 2019, 19h
Banco Expropiado La Canica (C/ Embajadores, 46)
El próximo 31 de enero de 2020, se cumple el contrato de arrendamiento del inmueble correspondiente al número 1 de la calle Cabestreros, conocido por albergar el restaurante Baobab. La no renovación está motivada por la venta del inmueble al inversor Javier González Herráez, también responsable de la compra y venta del solar de la calle Valencia número 2 a la cadena de hoteles francesa IBIS. La adquisición simultánea del número 3 de Cabestreros, actualmente ocupado por la Pensión Prinoy, y la unificación de la propiedad en una misma sociedad, Fixed Assets Developments, forma parte de una perfecta y calculada operación para la construcción de un hotel a los pies de la plaza.
Una vez más, un pequeño grupo de especuladores que cuentan con la complicidad de la Administración y sus legislaciones colonizan las formas de vida de un barrio, regulando y alterando las relaciones, los intercambios y la vida cotidiana de las personas que lo habitamos.
Si para el caso de la Plaza de Lavapiés el hotel IBIS fue, por así decirlo, el último de una serie de monolitos (el Carrefour 24h, el teatro Valle Inclán y la nueva plaza remodelada), en esta ocasión la construcción de un hotel en la calle Cabestreros acelerará el ya iniciado proceso de "higienización", domesticación y turistificación de la plaza y sus aledaños, una de las zonas del barrio donde mayor resistencia y menor impacto han tenido estos procesos, uno de los pocos espacio vivos que resisten en el barrio.
Porque son muchas las formas de morar este espacio que aún escapan a las dinámicas a las que nos quieren acostumbrar y que tantas formas de violencia provocan (desahucios, subidas desorbitadas de los alquileres, monocultivo comercial orientado a la hostelería, desgaste del espacio por festivales y terrazas, criminalización de la supervivencia y la queja, por poner algunos ejemplos).
Quedadas y encuentros sin mediación del dinero, relaciones de solidaridad y apoyo mutuo, asambleas y concentraciones espontáneas, fiestas y celebraciones, siestas y paradas momentáneas, risas y romances, juegos perrunos y acrobacias humanas no tienen cabida en su modelo de ciudad.
Y por supuesto, esta operación especulativa traerá nuevas tensiones y conflictos que se sumarán a los existentes, así como un número mayor de multas, redadas y cacheos policiales. Todo esto forma parte de una misma realidad, que la plaza es un espacio vivo y habitado por un abanico de personas con códigos diferentes que acabarán convirtiéndose en un objeto exótico, algo kistch que finalmente será desechado y expulsado (inclusive, aquel o aquella que menos se lo espera).
Queremos destacar también lugares como el Baobab, la Quimera y la Corrala propiedad de la EMV de la plaza, por el papel que representan cada uno en términos de vecindad, solidaridad, disidencia y creación colectiva. La construcción de un hotel supone una amenaza a todo esto. El Baobab cerrará a lo largo del 2020 y con él, desaparecerá un espacio seguro para muchas personas que son objeto de criminalización, para muchos residentes y, por supuesto, para las propias personas que en él trabajan. Y una vez consolidada la vida turística en la plaza, se empezarán a vertebrar acciones de revalorización y modificación de los edificios cercanos.
O quién sabe, igual podemos pararlo.
Es sencillo pensar que es una lucha perdida, parece que cada vez se dan menos condiciones para resistir y plantear una vida en la que el centro no sea el beneficio económico. Sin embargo, nosotras estamos seguras de que es una batalla que se puede librar. Por ese motivo, queremos proponer un encuentro de reflexión conjunta el próximo jueves 28 de noviembre, en CS(r)OA La Quimera
¿Qué tendría que suceder para que no se construyera el hotel?
II Asamblea abierta Jueves 12 dic. 2019, 19h
Banco Expropiado La Canica (C/ Embajadores, 46)

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Posted: 10 Dec 2019 10:40 AM PST
AnarquismoQuerría, quizá, abrir un debate que no he escuchado en ninguna parte (tal vez por vivir en una población que es una burbuja a parte del resto de la sociedad), que creo que puede ser interesante y que a mí, al menos, me suscita algunas preguntas, sobre todo, a la hora de nombrar las cosas y de expresar ciertos conceptos relacionados con lo común y con lo que es de todos y todas. Este debate trata sobre la utilización de los posesivos en una sociedad con propiedad y su posible uso o no uso en otra en la que la propiedad no exista. Perdón por la falta de exhaustividad ya que esto no pretende ser un estudio científico sino unas breves intuiciones de una persona que le interesa el lenguaje y que se está formando en su estudio.
Según las informaciones y los libros de texto que tengo a mi alcance sobre el lenguaje humano, el ser humano no está condicionado por su lengua y esta no conforma la realidad del hablante sino, según una percepción personal, es, más bien, la lengua la que es producto del ser humano que refleja sus pensamientos y diferentes estados, y, por tanto, el lenguaje es un reflejo de la sociedad en la que viven esos humanos y se forma según los pensamientos e intereses de los seres humanos que conforman una sociedad. De esta forma, para mí, no basta con cambiar el lenguaje para que cambie el ser humano, sino que es el cambio profundo del ser humano y de las condiciones en las que vive las que creo que determinan el cambio de una lengua hacia otras formas.
Por esta intuición creo que es improductivo cambiar ciertas formas del lenguaje con la idea de que así cambiará la forma de ser o de pensar del que o de la que lo utiliza y solo pienso que el lenguaje debería cambiar para adaptarse a las nuevas formas de plantearse el mundo y las relaciones con él y creo que además así es como funciona este cambio. Por eso la intención que me mueve no es la de a través del cambio en el lenguaje influir en el cambio de las personas y, más bien, es el plantear una sociedad sin propiedad en la que creo que el uso de posesivos se quedaría obsoleto.
Al grano: el uso de posesivos implica posesión, propiedad y, por tanto, implica que algo pertenece a alguien en concreto y no a los o las demás. Por ejemplo el decir “mi casa”, “mi ordenador”, “mi bicicleta”, implica que estas cosas me pertenecen a mí y no a ti o a ninguna otra persona, y que soy yo el poseedor de estos bienes al contrario de los demás que no las poseen. Entonces es cuando pienso lo que es común a ti y a mí, que nos pertenece a los dos a la vez y que tenemos el mismo derecho sobre ello y entonces pienso en “nuestro”: “nuestra casa”, “nuestro ordenador”, “nuestra bicicleta”... Pero aquí también veo una posible exclusión: esto es “tuyo” y “mío” pero no de “él” de “ella” de “ellos” o de “ellas”. Me parece un callejón sin salida en el que siempre se queda alguien sin su derecho de participar en lo común y que quizá solo dando un rodeo se pueda llegar a un punto compartido.
No tengo datos del lenguaje en sociedades en las que no haya propiedad y creo que sería interesante poder conocerlos y analizarlos para que así aporten un poco de luz a mi dilema y no me conformo con datos parciales como los que he conocido sobre otros temas como por ejemplo los que dicen que ciertas sociedades de cazadores-recolectores no tienen el mismo concepto del paso del tiempo pero que después si que tienen expresiones tan cotidianas como “en el momento del día al que rezamos al Sol” o “hace dos días” o expresiones similares que nos ubican en un momento determinado en el tiempo, o el conocimiento generalizado de que los inuit tienen no sé cuantas formas para nombrar a la nieve mientras que su vocabulario sobre la nieve no es mucho más amplio que en el castellano (la respuesta correcta, si no recuerdo mal, la saque de la obra llamada “El instinto del lenguaje” de Steven Pinker y perdón de nuevo por la falta de eshaustividad esto lo escribo de memoria), me gustaría datos siempre contrastados que reflejen, de verdad, la realidad.
Volviendo a la sociedad en la que pienso y en la que siento que me gustaría estar, me imagino, en ella, una desaparición de la propiedad y por tanto una vuelta a la igualdad material de los individuos en la que creo que sí que estaría permitido, algo así como, el derecho al usufructo, es decir al uso. En esta sociedad ya no nos tendríamos que preocupar de esto que esto es “mío” o “tuyo” no habría propiedad y la sociedad se regiría por “cada unx según sus posibilidades, cada unx según sus necesidades” repartiendo los bienes y labores con equidad para el conjunto de los habitantes. Por lo expuesto creo que la utilización de posesivos en la comunicación mediante el lenguaje se quedaría obsoleta y habría que inventar nuevas formas para referirnos a “mi casa”, “mi ordenador” o “mi bicicleta”... Para mí, que creo que habría derecho al uso, me parece que la obsolescencia de los posesivos en cuanto a los bienes al menos materiales se podría hacer dando un rodeo, por ejemplo, en vez de decir “mi casa”, se podría decir perfectamente “en la casa en la que yo vivo” o en vez de decir “mi ordenador” se hablaría del “ordenador que yo utilizo” y si he escrito un libro se diría “el libro que yo he escrito” y no “mi libro”.
Pero me viene otra duda y esta también trasciende al uso del lenguaje, va hasta el fondo del ser: ¿cómo llamar a lo que está claro, por lo menos a primera vista y con un cierto sentido de la propia dignidad, que es del individuo en concreto? Me refiero al cuerpo y también, quizá, a la conciencia, pensamiento, sensaciones y emociones del individuo. Para mí esta es una cuestión que subyace a la concepción actual del individuo como componente primero de la sociedad con derecho y dignidad propias que defiende SU integridad ante los abusos exteriores. Para mí, está claro que el individuo es el germen de lo que después podemos llamar sociedad, comunidad, colectividad, etc., pero también pienso que en una sociedad sin propiedad o sin propiedad individual estas relaciones que, al menos, parecen de propiedad ya que sí que hablamos de “mi cuerpo”, “tu cuerpo”, “mi mente”, la “tuya”, es porque tenemos un concepto interior de que hay algo que nos pertenece, deberían ser revisadas y quizá tratadas desde otra perspectiva (aunque yo pienso que el individuo es lo más importante de una sociedad), quizá de una forma más acorde con el posible acervo colectivo que también se manifiesten en el lenguaje.
Pero bueno, aunque si que he encontrado el problema de cómo mencionar a lo colectivo, quizá, sobre todo a la hora de pensar en la relación con el cuerpo o la conciencia, esté diciendo simples y vanas estupideces que me salen por ser un hombre enrevesado que anda buscando la vuelta de tuerca a todo... Solo pienso en que este debate pudiera ser productivo y dejo ya de escribir aunque tenga aún más “intuiciones” sobre el tema que me llevarían por los cerros de Úbeda.
Un abrazo, gracias por la atención y salud y anarquía siempre.
-Richie punk-

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Posted: 10 Dec 2019 10:29 AM PST
CNT Miranda organiza el 14 DE DICIEMBRE una jornada de solidaridad con sindicalistas que están sufriendo represión por defender los derechos laborales.
El año pasado se celebró la primera edición de una actividad que nació con el objetivo de ofrecer apoyo a Jorge y Pablo, compañeros encausados en el No Caso de Logroño a raíz de la huelga del 14 de Noviembre  de 2012 y condenados a penas de prisión tras un proceso judicial plagado de irregularidades. La jornada congregó a cerca de 1.000 personas, agotándose las entradas en el concierto celebrado en la Fábrica de Tornillos.
Este año el dinero recaudado será para las 8 personas procesadas en Gijón por el el caso de Pastelería La Suiza, un macroproceso en el que en realidad no se juzgará un conflicto laboral sino con el que se pretende silenciar a buena parte del tejido sindical y social asturiano ya que a medida que se sucedieron las movilizaciones de apoyo, también lo hizo la represión.  Así llegaron a estar imputadas hasta 30 personas por causas de lo más absurdas aunque finalmente serán ocho l@scompañer@s que se sentarán en el banquillo y a las que se les piden penas de cárcel.
El programa de actividades es el siguiente:
12:00 horas  Charla de CNT Xixón en la Casa de Cultura de Miranda explicando el caso
13:30 horasvermuth solidario amenizado por SweatyLovers y exhibiciones de pintura a cargo de artistas mirandeses. Fábrica de Tornillos. Entrada Gratuita
14:30 horas Comida Popular
16:00 horas Mesa redonda en la Fabrica de Tornillos en la que participaran diferentes colectivos: Madres contra la represión, Plataforma de apoyo a AmadeuCasellas y No caso de Logroño.
16:30 horas en la Fabrica de Tornillos concierto de Rat-zinger, Escuela de odio, Shöck, RudePride, Bellako, Sentido Critico, Karne Cruda y Guacorejo y Salmorales.
¡¡¡Si nos tocan a una, nos tocan a todas!!!

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Posted: 10 Dec 2019 05:28 AM PST
El reciente escrito de Raoul Vaneigem -un autor que “apuesta por la radicalización espontánea de los individuos y las colectividades”, tal como dice en su último libro- tiene suficientes elementos de debate sobre el momento crítico actual para merecer una amplia difusión.
El traductor, Miguel Amorós

Aquí estamos ¡al comienzo de todo!

Los bruscos ataques de la libertad a la hidra capitalista que la asfixia, hacen que el epicentro de las perturbaciones sísmicas fluctúe sin parar. Los territorios mundialmente afectados por el sistema del beneficio privado quedan expuestos al desencadenamiento de movimientos insurreccionales. La conciencia se ve forzada a correr tras oleadas sucesivas de acontecimientos, reaccionando ante constantes conmociones, paradójicamente previsibles e inesperadas.
Dos realidades combaten entre sí, enfrentándose con violencia. Una es la realidad de la mentira. Beneficiándose del progreso tecnológico, trata de manipular a la opinión pública en provecho del poder establecido. La otra es la realidad de la vida cotidiana de la población.
Por un lado están las palabras hueras de la jerga de los negocios que muestran la importancia de las cifras, los sondeos y las estadísticas; que pululan en falsos debates cuya proliferación sirve para ocultar los verdaderos problemas: las reivindicaciones existenciales y sociales. Los ventanales mediáticos de la mentira vierten todos los días un montón de trapicheos y conflictos de intereses triviales que no nos interesan, pero cuyas consecuencias negativas nos afectan. Sus guerras de devastación rentable no son las nuestras; no tienen más objeto que disuadirnos de llevar a cabo la única guerra que nos concierne, la guerra contra la inhumanidad propagada mundialmente.
Por ese mismo lado, de acuerdo con la absurda verdad de los dirigentes, las cosas son claras: el reivindicar los derechos del ser humano es propio de la violencia antidemocrática. La democracia consistiría pues en reprimir al pueblo, lanzando contra él a una horda de policías que, al desenvolverse en la impunidad garantizada por el gobierno y los candidatos de una oposición ávida en sucederle, incita a conductas fascistizantes. ¡Imagínense solamente los cánticos de los zombis mediáticos si se diera el caso de que la inmolación por el fuego de una víctima de la pauperización desembocara en el incendio del sistema responsable!
Por otro lado, la realidad vivida por el pueblo es igual de clara. Nunca admitiremos que pueda reducirse a objeto de transacciones comerciales la losa del trabajo mal remunerado, la presión burocrática que aumenta las tasas y disminuye el montante de las pensiones y las conquistas sociales, la presión salarial que reduce la vida a una estricta supervivencia. La realidad vivida no es un número, es un sentimiento de indignidad, es la sensación de no ser nada entre las garras del Estado, un monstruo que se encoge como la piel de zapa ante el drenaje de las malversaciones financieras internacionales.
Pues bien, en el choque entre estas dos realidades –la que impone el fetichismo del dinero y la que habla en nombre de la vida- una chispa, a menudo minúscula, ha llegado a encender la mecha.
No existe hoy en día nada, por nimio que sea, que no sea capaz de desencadenar la violencia contenida en la vida reprimida, en la vida resuelta a quebrar todo lo que amenaza con extinguirla.
La inercia secular y el letargo, bajo el paraguas de la vieja receta de “pan y circo”, son la base del formidable poder de la servidumbre voluntaria. Denunciada en el siglo XVI por La Boétie, sigue siendo nuestro enemigo más implacable. Al atacarnos desde dentro, la servidumbre voluntaria favorece una inclinación en muchos que funciona como si de una droga se tratara: la voluntad de ejercer un poder, de cargar con el papel de guía. Con frecuencia, el morbo de la autoridad de unos cuantos ha infectado los medios libertarios, por lo cual conviene congratularse por la determinación de los Chalecos Amarillos y demás insurgentes de la vida cotidiana en sacar a colación constantemente su rechazo de las jefaturas, de los delegados auto-nombrados, de los mentores y de las ranas de los estanques de agua bendita políticos o sindicales.
Libres sean los que se complazcan en morir en paz esperando la parca en el confort del ataúd y la televisión, pero nosotros no permitiremos que la senilidad se apodere de nuestra voluntad de vivir.
Queremos la soberanía del ser humano, ni más, ni menos.
La depauperación llama a las puertas con creciente violencia, amenazando con echarlas abajo. Se acabó ese hedonismo del pasado reciente que nos machacaba con el eslogan consumista y gubernamental: “¡disfruten hoy, que mañana será peor!”. Lo peor ya es hoy, sobre todo si seguimos acomodándonos a él. Hemos de dejar de creer en la omnipotencia del capitalismo y del fetichismo del dinero. Nos hemos percatado de que la gran farsa macabra que hace que el mundo baile a su son es fruto de una sórdida motivación, la del beneficio a corto plazo, la de la absurda rapacidad de un tendero en quiebra rascando el fondo de los cajones.
No hablo de esperanza. Ella no es más que la carnada de la desesperación. Me refiero a todas las regiones de la tierra donde una insurrección de la vida cotidiana –llamadla como queráis- se está empeñando en desmantelar la dictadura del beneficio privado y en derrocar a los Estados que la imponen a los pueblos que dicen representar. Lo que queremos no es para mañana, sino para hoy mismo, como muy bien lo expresan los cuidadores, enfermeras, enfermeros, paramédicos y médicos que se enfrentan a la gestión económica que deshumaniza el sector hospitalario.
El sistema de explotación de la naturaleza terrestre y humana rebasa todos los horizontes. El manto de la rentabilidad a cualquier precio cierra todas las salidas a la generosidad de la vida y al sentimiento humano que favorece su práctica.
Obviamente, explotadores y explotados están convencidos de que la olla está a punto de explotar. La violencia es ineluctable. El problema no reside en ella. El planteamiento a resolver sin ambigüedades descansa en una alternativa.
¿Toleraremos que la explosión social desemboque en un estado de guerra civil endémico, en un caos de venganzas y de odios que a fin de cuentas solamente beneficiará a las mafias multinacionales, ya en plena libertad para continuar impunemente y hasta la auto-destrucción con su proyecto de desertificación lucrativa?
¿O bien crearemos microsociedades liberadas de la tiranía del Estado y la mercancía, territorios federados donde la inteligencia de los individuos pueda librarse de ese individualismo de rebaño en busca de un guía supremo que lo lleve al matadero? ¿Vamos por fin a tomar las riendas de nuestro propio destino y hacer tabla rasa de esa jungla social donde los animales de carga no tienen más libertad que la de elegir a los animales de presa que les van a devorar?
En 1888, Octave Mirabeau escribía lo siguiente: “Los corderos van al matadero. No dicen nada ni nada esperan. Pero al menos, no votan por el carnicero que va a matarlos ni por el burgués que va a comerlos. Peor que los animales, más aborregado que los borregos, el elector elige a su carnicero y escoge a su burgués. Ha hecho revoluciones para conquistar el derecho a obrar de tal modo.”
¿No os han volteado de generación en generación con la misma e indesgastable moneda: Cara, la porra del orden; cruz, la mentira humanitarista?
No hay “voto del mal menor”, lo que hay es una democracia totalitaria, que únicamente podrá ser revocada por la democracia directa ejercida por el pueblo y para el pueblo. A propósito, me he divertido con un eslogan que, por somero que sea, requiere una reflexión algo más profunda: “¡Macron, Le Pen, Mélenchon, el mismo combate de gilipollas!” Hubiera preferido “cagados” en lugar de “gilis”, pues la negación de toda forma de poder y de diálogo con el Estado forma parte de esos pequeños placeres responsables de las grandes mareas de gozo individual y colectivo.
Autonomía, autoorganización y autodefensa.
Las instancias del Poder nunca tolerarán que el pueblo se libere de su tiranía. Hemos de prepararnos para una larga lucha. La que habrá de llevarse contra la servidumbre voluntaria no será la más corta. El único asidero al que podrá agarrarse el despotismo será la obsesión por la seguridad de los resignados, el resentimiento suicida de una mayoría pretendidamente silenciosa que proclama a gritos su odio a la vida.
La mejor defensa siempre es la ofensiva. Este principio, ampliamente demostrado por la tradición militar, me gustaría que fuera sustituido por el principio de la apertura, porque a la ventaja de la ruptura del asedio se añade el placer de acabar con el acuartelamiento.
La apertura a la vida podemos verla actuar en la acérrima determinación de las insurrecciones en curso. Aunque algunas lleguen a apagarse, siempre vuelven a la carga con más bríos. Lo notamos en el carácter festivo de las manifestaciones de protesta que perduran, por más que tropiecen con la ceguera, sordera y rabia represora de los gobiernos. Hablo de pacifismo insurreccional basándome en esta clase de apertura.
El pacifismo insurreccional no es ni pacífico, en el sentido de rebaño, ni insurreccional, si por ello se entiende la aberración de la guerrilla urbana o guevarista.
No tengo ni vocación de guerrero, ni de mártir. Me remito a la vida y a su que procura superar los contrarios para que no se vuelvan una contrariedad. En fin, para que escapen a la dualidad maniquea del por y el contra. Yo apuesto por la creatividad de los individuos para inventar una revolución de la que no hay ejemplos en el pasado. El malestar y la incertidumbre de una civilización que nace no tienen nada que ver con el malestar de una civilización que cuya única certeza es la de que va a morir.
Filósofos, sociólogos y expertos en pensar, ahorradnos las sempiternas discusiones sobre la malignidad del capitalismo capaz de rentabilizar su agonía. Todo el mundo está de acuerdo en ese punto, incluso los capitalistas. Por contra, los verdaderos problemas no han sido abordados, los de la base, los de los pueblos y barriadas urbanas, los de nuestro cuerpo, que, por cierto, recordemos que es quien decide realmente nuestro destino ¿o no?
Cuanto más se extienden las luchas por el planeta, mayor radicalismo alcanza su significado, tanto en hondura, como en experiencia vivida. Cuanto más numerosas, mejor pueden prescindir del compromiso militante, burlarse de los intelectuales, especialistas en manipulación subversiva y reaccionaria (puesto que la manipulación trata a ambas como las dos caras de una misma moneda). Los individuos, tanto en sus vivencias existenciales como en su función social, se descubren a sí mismos cuando su aspiración a la vida comienza a socavar y abrir el muro que las cifras comerciales les oponen, como si su destino se detuviera ante él.
No, ya no se puede hablar del hombre en abstracto, el único que reconocen las estadísticas, los cálculos presupuestarios y la retórica de quienes –laicos o religiosos, humanistas o racistas, progresistas o conservadores- son responsables de palizas, cegueras, violaciones, encierros, masacres..., mientras que, agazapados en sus guetos de cobardes, cuentan con el cretinismo arrogante del dinero para asegurarse la impunidad y la seguridad.
La dictadura del beneficio privado es una agresión contra los cuerpos. Confiar a la vida el cuidado de inmunizarnos contra el cáncer financiero que corrompe nuestra carne implica una lucha poética y solidaria. ¡Nada mejor que el resplandor de la alegría de vivir para reducir a cenizas la morbidez del mundo! La revolución tiene virtudes terapéuticas insospechadas hasta en nuestros días.
Ecologistas que lloráis por un mejor clima ante los Estados que se mofan de vosotros contaminando cada día más, mientras urge actuar sobre un terreno en que las cuestiones no tienen nada que ver con mundanidades intelectuales. Cuestiones como las que siguen:
¿Cómo ir de las tierras emponzoñadas por la industria agroalimentaria a su restauración mediante la permacultura?
¿Cómo prohibir los plaguicidas sin perjudicar a los campesinos que, atrapados por Monsanto, Total y compañía, destruyen su salud, destruyendo de paso la de los demás?
¿Cómo reconstruir sobre bases nuevas las pequeñas escuelas rurales y de barrio que el Estado ha arruinado y prohibido a fin de promover una enseñanza concentracionaria?
¿Cómo boicotear los productos nocivos e inútiles que el acoso publicitario nos fuerza a comprar?
¿Cómo constituir bancos de inversión local cuya moneda de cambio fuera capaz de contrarrestar los efectos del marasmo monetario y del crac financiero programado?
¿Cómo acabar con las retenciones fiscales que el Estado destina a cubrir las malversaciones bancarias, para emplearlas en la autofinanciación de proyectos regionales y locales?
Y sobre todo, ¿Cómo propagar en todas partes el principio de una gratuidad que la vida reivindica por propia naturaleza y que el fetichismo del dinero desnaturaliza. Gratuidad de los trenes y de los transportes públicos, gratuidad de los cuidados, gratuidad del hábitat y de la autoconstrucción, gratuidad gradual de la producción artesanal y de alimentos local.
¿Utopía? ¿No es peor utopía la maraña de proyectos absurdos y deletéreos que ventilan, ante la mirada fatigada de los espectadores, esos histriones sin talento que agitan los fantasmas de sus guerras de viajantes de comercio, que repiten sin parar la payasada de la lucha de los jefes, que ocultan con falsos debates los verdaderos problemas existenciales y sociales, y que eclipsan el terrorismo de Estado mediante un terrorismo de crónica de sucesos, donde la locura suicida aumenta con la pauperización y una atmósfera cada vez más irrespirable?
¿Nos hemos dado cuenta suficiente de que, en su diversidad, incluso en sus divergencias, los Chalecos Amarillos y los movimientos reivindicativos formaban un formidable grupo de presión capaz de boicotear, bloquear, paralizar, destruir todo lo que contamine, envenene, empobrezca o amenace nuestro entorno? El subestimar nuestra fuerza y nuestra creatividad es más propio de los mecanismos democráticos de la tiranía del Estado y del Mercado. Mucho más que los gendarmes, la fuerza ilusoria del Estado descansa en el efecto de una propaganda que a cada instante nos empuja a renunciar al poder poético que tenemos en nosotros, a esa fuerza de vida a la que ninguna tiranía logrará poner fin.
Ahora bien, mientras tanto...
En Chile, la lucha contra los gusanos que proliferan sobre el cadáver de Pinochet ha reavivado la conciencia de que todo ha de volver a empezar desde la base, de que los representantes del pueblo no son el pueblo, de que el individualismo manipulado por el ánimo gregario no se corresponde con el individuo capaz de reflexionar por sí mismo y tomar partido por la vida contra el partido del dinero que mata. Hay que dejar que el pueblo alcance la conciencia que le es propia, esa de la que distintas formas de poder intentan desposeerle.
Algo parecido sucede en Argelia, Sudan. Líbano e Irak. Confío en que Rojava transforme su retirada momentánea en ofensiva. En lo que respecta a los zapatistas, estos han respondido a los argumentos economicistas del socialista López Obrador con el aumento de sus bases (los caracoles) y de sus Consejos de Buen Gobierno, donde las decisiones son tomadas por y para el pueblo.
La reivindicación obstinada de una democracia en Hong Kong oscila entre una cólera ciega dispuesta a darse por satisfecha con un parlamentarismo cuestionado por todos, y una cólera lúcida que mina y hace temblar por su persistencia la gigantesca pirámide del régimen totalitario chino, por otra parte inquieto por la amenaza de un crac financiero. ¿Quién sabe? La hiedra se infiltra por todos lados y el pasado insurreccional de Shangai no queda lejos.
En Sudán se sacude el yugo de la tiranía y del poder militar, Irán vacila. Las protestas del Líbano son un toque de atención para Hezbollah y el islamismo, cuyos oropeles religiosos ya no enmascaran su objetivo político-petrolero. En Argelia no quieren una capa de pintura gubernamental. En Irak se pone al descubierto que la realidad social puede más que la importancia otorgada a las rivalidades religiosas. Quedan los catalanes, los únicos que quieren un Estado cuando el “más frío de los monstruos fríos” se encuentra por todas partes cribado de flechas. No obstante, no es imposible que los independentistas, debatiéndose en un impasse por culpa del pulso que mantiene el Estado madrileño con la no menos estatista Generalitat, acaben respirando los efluvios del cadáver franquista que el espíritu nacionalista ha obligado a salir del cementerio. Tampoco es imposible que les vengan a la memoria las colectividades libertarias de la revolución del 36, esa que forjó una auténtica independencia, la que fue aplastada por el Partido Comunista y su aliado, el Estado Catalán.
Todo esto no es más que un sueño, pero la vida es sueño y nosotros acabamos de entrar en una era en que la poesía no es sino el paso del sueño a la realidad, algo que señala el final de la pesadilla y de su valle de lágrimas.
Abrir un espacio vital a quienes paralizan el malestar y la angustia del futuro ¿No es eso la práctica poética que lleva consigo la insolente novedad de la insurrección de la vida cotidiana? ¿No la contemplamos en el declive del militantismo y en la erosión del viejo reflejo militar que multiplica los jefezuelos y sus asustados rebaños?
En la variedad de los pretextos, la única reivindicación que hoy puede expresarse sin reservas es la vida plena y entera.
 ¿Quién se llamaría a engaño? No nos encontramos sumergidos en un tumulto de revueltas previsibles o inesperadas, estamos en el seno de un proceso revolucionario. El mundo cambia de fundamentos; una civilización vieja se derrumba, una civilización nueva aparece. Por más que las mentalidades rígidas y las conductas arcaicas traten de perpetuarse bajo un sucedáneo de modernidad, un nuevo Renacimiento emerge en el seno de una historia cuya inhumanidad pone en entredicho ante nuestra vista. Y esta se vuelve poco a poco más nítida. Entonces descubre en la mujer, el hombre y el niño una capacidad de experimentar inocentemente innovaciones inauditas, energías insólitas, formas de resistencia a la muerte, universos que ninguna imaginación se había atrevido a poner en marcha en el pasado.
Aquí estamos, ¡al comienzo de todo!
Raoul Vaneigem, 17 de noviembre de 2019


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Posted: 06 Dec 2019 10:24 AM PST
La coyuntura nacional española, desde el referéndum del 1-O, no se puede explicar sin tener en cuenta las tensiones territoriales con Cataluña. Cualquier movimiento político se encuentra vinculado, directa o indirectamente, por la irresolución de este conflicto. Así, nos encontramos con la última polémica nacional: el decretazo digital.
La red se encuentra inundada de críticas hacia dicha ley, propulsadas por las dinámicas de inmediatez que la caracterizan -cortoplacismo, irreflexión y desinformación, algo en lo que todos caemos a menudo-. La mayoría de ellas, relacionadas con la perdida de libertad de expresión en la red, llegan a compararla con la ley mordaza 2.0 que propuso el ejecutivo de Rajoy, ley que pretendía acabar con el anonimato en la red. Si bien es cierto que la ley podría llegar a provocar cierta perdida de libertades según su aplicación –prevenirlo requiere un control judicial, que no político, de su aplicación, el cual ha negociado UP a cambio de su abstención en la diputación permanente para la aprobación del decreto, cediendo con ello la posibilidad de presentar un recurso constitucional para su invalidación-, la aprobación de este real decreto se encontraría primordialmente relacionada con la seguridad nacional.
El «Real Decreto-ley 14/2019, de 31 de octubre, por el que se adoptan medidas urgentes por razones de seguridad pública en materia de administración digital, contratación del sector público y telecomunicaciones» permitirá al gobierno incidir, entre otros, en dos aspectos básicos para la seguridad en clave nacional e internacional:
-En primer lugar y con carácter nacional, el gobierno tendrá la capacidad de interferir en «cualquier infraestructura, recurso asociado o elemento o nivel de la red que resulte necesario para preservar o restablecer el orden público, la seguridad pública o la seguridad nacional.» Es decir, bloquear páginas web o suspender comunicaciones. Realmente, si se legisla como es debido –he aquí el claroscuro de la cuestión-, hablaríamos de un estado de excepción digital, una herramienta cuya finalidad sería la preservación de la voluntad democrática. De esta forma, y bajo el amparo de la constitución, no serían censurados los llamamientos civiles pacifistas, sino aquellos que implicaran acciones violentas o cuestionaran la legitimidad del estado –razón por la que independentistas y Vox han votado en contra, esta ley podría frenar a quienes viven políticamente de la polarización-, ejemplos de ello podrían ser los llamamientos violentos de los CDR o, y más importante dada la ola reaccionaria que vive nuestro país, los llamamientos militares como el realizado por la plataforma tsunami españolun grupo anónimo de militares de extrema derecha que se atrevió a mandar un ultimátum al gobierno español durante las últimas protestas acontecidas en Cataluña. Así rezaba el encabezado de la página antes de ser cerrada por sus propios impulsores:
“Avisamos al gobierno de España:
Militares del Ejército Español exigimos al gobierno de España, que restablezca el orden en Cataluña enviando todos los medios y personal necesario para ello, de todos los cuerpos de seguridad del estado, para apoyar a nuestros compañeros de Policía Nacional.
Damos de plazo hasta el martes 22 de octubre para anunciar dicho requerimiento.
Si el martes a las 23:59 horas, no vemos ninguna medida, militares unidos de diferentes cuarteles de todo nuestro país, nos reorganizamos para solicitar días de permiso y acudiremos en masa para aplicar el artículo 8 de la constitución española.
El día que juramos bandera, juramos defender nuestro país, a sus ciudadanos y a nuestra bandera, aunque a ello nos cueste la vida”.
La militancia tendrá que explicar algún día como se cabalgan contradicciones como la de clamar entre bravatas que “al fascismo no se le discute, se le destruye”, palabras de Buenaventura Durruti, y al día siguiente exclamar odas a los cielos por la libertad de expresión en contra del decretazo digital, la herramienta legal para censurarlo.
Si bien, la ley está por depurar –proceso que la ciudadanía tiene en deuda con UP, pues, recordemos, los morados han supeditado su abstención a su revisión legal, con el fin de garantizar la libertad de expresión-, será necesario estandarizar con extrema precisión qué puede ser sujeto de censura. Para ejemplo controvertido el caso de la página web tsunami democratic que se declara “una plataforma de coordinación de acciones pacíficas de desobediencia civil”. Juzguen los lectores las implicaciones de la contradicción paz-desobediencia, así como los matices éticos y sus repercusiones ante su posible censura.
-En segundo lugar y en clave internacional, el decreto plantea la reubicación desde servidores situados fuera de la UE o en los llamados “paraísos digitales” a Europa de aquellas informaciones sensibles respecto a los intereses de la nación. En un contexto de crisis sistémica, en plena escalada de las tensiones entre EEUU y China por la posición de hegemón mundial, en una Europa que se distancia de su principal aliado histórico –pues Trump avanza con sus aranceles a los productos europeos– y se divide –recordemos la adhesión de Portugal e Italia a la nueva ruta de la seda China, ruta en la que ya está integrada media Europa del este-. En un contexto que nos recuerda a la guerra fría dicho decreto ley pretende salvaguardar la soberanía del estado nacional e internacionalmente. Es decir, evitar injerencias extranjeras. Por tanto, si la motivación inmediata para la creación de la ley se encuentra en el conflicto catalán, su materialización supera con creces las dimensiones de dicha tensión territorial.

Más allá del Real Decreto, la Ley frente a la Posverdad

La posmodernidad, que tantos y tan frívolos espectáculos de luces y sonidos nos ha traído, no se puede entender sin internet, el nuevo astro rey de los medios de comunicación, atrás quedó la televisión. Si para esta última existía, y existe, una barrera informativa denominada manipulación, en la red, además, es la abundancia la que nos trae la desinformación.
En la sociedad del espectáculo, donde el clickbait abunda y la adicción a la hiperestimulación nos exige emociones rápidas y reflexiones breves, el contenido político -en el más amplio sentido de la palabra- compite por mantenerse en un espacio minúsculo, rodeado de retos virales, filosofía barata, banales recetas de cocina minimalista, fotografías de una egolatría solo comparable a su adicción por el like… A su vez, y para complicar la ecuación, las fake news han entrado en juego. Fruto de una sociedad en la que imperan los valores relativistas, la veracidad ha pasado a un segundo plano. Si las redes sociales son el boca a boca de la posmodernidad, en ellas una mentira puede ser reproducida hasta la saciedad y, pese a que sus consumidores pueden comprobar la veracidad de las noticias con un simple “click”, a menudo ciertos sectores de la población las asumen como sus verdades absolutas. Da igual que el resto de sus amistades de Facebook o Twitter destapen su falsedad, el sujeto neoliberal cree en la posverdad, educado en la libertad sin barreras, todo lo consumido se hace realidad, se convierte en verdad. De esta forma, este nuevo sujeto no quiere comprobar la fidelidad de las noticias que consume, quiere que estas le den la razón, que reafirmen su escala de valores o de lo contrario dejará de consumirlas.
Estas nuevas dinámicas requieren un debate profundo en el seno de la sociedad civil, es necesario generar un contrato social respecto al derecho a la información de calidad en la red y su relación con la libertad de expresión. La permisividad, el “todo vale” que impera en el ciberespacio, no es más que el triunfo de la filosofía de libre mercado, la ley del anarcocapitalista, la rentabilidad como único faro. Si las polémicas generadas por un vídeo en defensa del “tierraplanismo” reportan visitas, y por tanto beneficios, a Youtube, la verdad quedará relegada a un segundo plano. A veces, prohibir está bien. Tal vez, sea la hora de decirle a la plataforma que la verdad es un valor jerárquicamente superior a la libertad y que sus beneficios, por sagrados que los crean, solo se obtendrán con el permiso de la voluntad popular. Tal vez, sea la hora de decirle a la ciudadanía que no toda información o creencia es igual de valida, que no siempre todos tenemos razón, que la tierra es redonda y verdad solo hay una.
Hugo Cuevas @CusoHugo
Fuente original: El Común

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Posted: 05 Dec 2019 03:57 PM PST
<<Su función específica, como anarquistas, es la de combatir la autoridad estatal, no solo en sus manifestaciones inherentes al régimen capitalista sino también en su propia esencia constitutiva del poder gubernamental. Descuidando tal función, se podrá ser demócrata, socialista, sindicalista, lo que se quiera, pero no se puede ser anarquista.>> (Luigi Fabri, Dictadura y Revolución, Buenos Aires, Proyección, 1967)
En las protestas de Bolivia llama mucho la atención la derrota de Evo Morales y del gobierno del Movimiento Al Socialismo (MAS), en el poder hace 13 años. Una derrota que venía anunciándose desde el referéndum del 21 de febrero de 2016[1] Y que no se limita a los votos. El incendio de la Chiquitania fue de mucha importancia contra el anterior gobierno, porque evidenció las alianzas de Evo con los ganaderos cruceños para cumplir con contratos millonarios con los Chinos[2], sus aliados aintiimperialistas. La arremetida contra el TIPNIS[3], también le jugó en contra. Pero la insistencia de Evo en gobernar, a cualquier precio, fue lo que terminó por derrotarlo de la peor forma para quien se dice un revolucionario, con protestas en las calles.

Primer Momento de las protestas

Pero comencemos por un parcial inicio de estos conflictos. La sensación de engaño por un fraude, o por la desacertada decisión de interrumpir la transmisión del conteo de votos, desató lo que hasta hoy fue una creciente de protestas. Inicialmente, los jóvenes democráticos, pacifistas, ciudadanistas e circenses que poco criterio tenían a la hora de depurar comentarios racistas, pedían un segundo turno, pero fueron ridiculizados (las cintas de colores daban fuertes motivos). 
Luego, más gente, entre universitarios y mineros engrosaron las protestas, demandando «nuevas elecciones», lo que también fue desestimado, hasta que, finalmente, las calles gritaron pidiendo la renuncia de Evo Morales, con los comités cívicos adueñándose y aprovechándose del momento.
Si por un lado algunos tenderán a explicar esto a partir de las fuerzas internacionales del imperialismo que condujeron a las personas contra el MAS, por el otro lado, no olvidemos que en esas protestas y en la derrota de Evo, está algo muy básico para cualquier colectividad: no querer más a quien gobierna. A pesar de lo cual, no había nada que llamase a los anarquistas a esas protestas porque ellas, además de defender el sistema y la democracia, eran protestas sin el más mínimo criterio anti racista. Los anarquistas, por eso, aprovecharon el momento y respondieron con el internacionalismo y la solidaridad yendo a protestar en el consulado de Chile[4] región donde los compañeros encapuchados continúan en guerra contra el sistema.
Pero si tiramos todo el ciudadanismo y las instituciones que intentan gobernar la vida, cuando hablamos de un lugar como Bolivia, con una población mayoritariamente racializada como indígena, hay algunas cosas que merecen mayor atención. 
Primero, que ese gobernante al que no querían más, representaba algo más que cualquier otro presidente. Evo Morales fue construido como el símbolo de lo indígena andino, casi como una imagen de exportación que fue ávidamente aceptada por toda la gama de alternativos de izquierda. Y aún cuando es cierto que su gobierno permitió un masivo ingreso de pueblos originarios en hoteles, edificios públicos, sillas y puestos de poder político a los cuales muchos nunca accedieron más que para limpiar o vender algo, él no inventó nada de la lucha de los pueblos originarios, ni las propias búsquedas de reconocimiento en la oficialidad del Estado Boliviano. 
La Educación «formal», fue un camino trillado hace mucho, desde Warisata hasta las universidades, tanto que hoy en día existen ya tres generaciones de «intelectuales aymaras» y una Universidad Pública de El Alto, que se abrió en base a protestas y ocupaciones de edificios abandonados. 
La salud tradicional, reconocida hasta como patrimonio de la humanidad y participante de célebres encuentros de medicina internacional[5], es una salud no occidental, que sobrevivió a todos los estados y poderes. Aún más, el «camino parlamentario indígena»[6] tampoco fue un logro del MAS, solo para poner dos ejemplos importantes, El MITKA (Movimiento Indio Tupak Katari) fue uno de los primeros partidos indios, fundado en 1978 y participante de las elecciones después de la dictadura reivindicando un país indio[7]. Y, la Comadre Remedios, primera mujer chola en ser presentadora de Televisión, primera chola en ocupar un cargo pública al ser elegida diputada por el departamento de La Paz, y la primera candidata chola a la presidencia. Muy diferente en sus búsquedas del anarco sindicalismo cholo de las décadas de los 20 y 30, en el cual las culinarias, artesanos y floristas preferían la autonomía del oficio libre. 
Desde una mirada anarquista necesitamos apuntar que es justamente esa inclusión en el sistema la que degeneró y degenera la lucha autónoma porque la obliga a legalizarse, institucionalizarse y entrar en el proyecto civilizador.
Por eso es urgente recordar que nunca necesitamos de un presidente, de una constitución, y ni de un estado plurinacional para existir con la alegría de ser lo que somos y tampoco para resistir siglos de colonialismo. Los pueblos nativos existen a pesar de los estados. La relación profunda que tenemos con la tierra, con la pacha, los achachilas, las illas, apachetas y todo lo que nos rodea, no la inventó el MAS. 
Lo que sí hizo ese partido fue juntar lo indígena con un fuerte discurso de izquierda estatista[8], la otra cara de la moneda del MAS, orquestada por Álvaro García Linera, reemplazando monumentos de colonizadores con los de Che Guevara o de Hugo Chávez. Lo que sí hizo la gestión del MAS, en ese afán de construir un estado indígena, fue robar los símbolos de la resistencia y ponerlos en el Estado y en los uniformes de las fuerzas represivas que históricamente y hoy también son los verdugos de todos los pueblos originarios.
Irónicamente, el rol de las fuerzas armadas fue determinante para que Evo renuncie. Vamos a dejar claro que no se trató de buenos policías que no querían masacrar al pueblo. Nada de ese delirio de policías del pueblo o policías antifascistas. La policía se amotinó pidiendo una serie de beneficios económicos, aprovechando la ocasión[9]. Y cuando volvió a las calles lo hizo para defender a sus patrones de siempre, los ricos que se creen blancos occidentales. La policía jamás será amiga, es la fuerza represora. 
Hay quien no lo olvida y eso es lo que aplaudimos de las decenas de estaciones policiales quemadas, del saqueo de la aduana y de la muerte del coronel de la UTOP, quien asustado por las dinamitas terminó chocando su auto contra un minibús, por cierto del minibús ningún medio dice nada. 
Los vandalismos no solamente son acciones teleguiadas para que vuelva el MAS, son también la recuperación de la vida atacando a quien la reprime. Y ciertamente es un horizonte anárquico que esa recuperación de la vida sea limpiada de todos los partidos.

Y la derecha?

La aparición de un caudillo del más alto calibre fascista, Camacho, hijo de la población terrateniente burguesa, ex militante de la Unión Juvenil Cruceñista[10], agrupación de choque y marcadamente racista y jefe del Comité Cívico Pro Santa Cruz[11], defiende los intereses de la parte «rica» de Bolivia, rica en tierras, soja, ganado pero aparentemente menos rica en pensamiento, ya que Camacho pidió ayuda para entender la propia constitución política del Estado, nada más y nada menos, que al Canciller de Brasil, famoso por sus discursos donde mezcla desde esoterismo hasta literatura de las protestas y después de la renuncia, entrar al palacio de gobierno, quemando la Wiphala[13], con la bandera de Bolivia y la biblia. 
Misma biblia con la que entro la flamante presidenta, Jeanine Añez, rodeada de militares. En la actitud de la derecha existe una reacción y vigencia de los viejos valores de la dominación: el nacionalismo, el caudillismo, el patriarcado, la colonización, la supremacía de una idea criolla de lo blanco y la insistencia en el poder de dios, ese dictador eterno que hace siglos intenta dominar a todo tipo de rebeldes y extirpar las «idolatrías» de todos los pueblos originarios. En sus palabras llamando a la unidad nacional y a una sola Bolivia, reside la imposición de un Estado sobre todas las demás colectividades y el deseo de normalidad ciudadana que les garantice seguir dominando después de la pesadilla de 13 años de estar fuera del poder político. 
Esos actos, sumados a los policías de Santa Cruz sacándose la Wiphala de los uniformes, serán los gestos que despertarán las tensiones camufladas. Porque lo que hicieron con la Wiphala es lo que quieren hacer con los pueblos originarios. Porque rechazar la Wiphala contiene todo el colonialismo que existe en Bolivia, donde la gente se mira al espejo y se ve blanca por ser más educada, más civilizada. Porque entrar con la biblia y la bandera, expulsando la Wiphala expresa la limpieza étnica que la dominación siempre soñó en Bolivia.

Otro momento.

Y este es un segundo momento, en el que ya sin el Líder Evo Morales, la protesta continuó desbordando. Saqueos y vandalismos de todos los lados permanecen. Inicialmente, sin policía y sin presidente, las «hordas» provocan el pánico ciudadano, un pánico histórico a la venganza de los racializados como indígenas. Al final los que dominan saben que comen, compran, son servidos, transportados y hasta viven en casas que son hechas por lo que llaman indígenas. Pero los saqueos, así como los ataques, son mucho más que la acción de un partido. Pensar apenas en partidos nos desvincula de la complejidad de nuestras tensiones y procuras anárquicas. Los saqueos y ataques también son el resultado de la exclusión y la servidumbre seculares.
Si ampliamos nuestra visión más allá de las fronteras de partidos de izquierda y derecha, y miramos hacia la hermosa y urgente destrucción de la dominación, podemos sentir las tensiones irresueltas en Bolivia. La quema de la Wiphala, como la quema de los ponchos en Sucre en el 2008[14], son actos que a cada cierto tiempo nos recuerdan la cara de la dominación, del proyecto civilizador, del cual el Estado es parte vital, y todos los que entran en el. ¿Por qué? Porque el Estado en este continente, fue el resultado de una imposición colonial, que fue mutando en guerras y «revoluciones» entre elites criollas. Porque el Estado es el brazo legalizador de la devastación de la tierra, mediante sus políticas de desarrollo y progreso. Porque el Estado es Poder y el poder usa la fuerza represiva para aniquilar cualquier libertad y corrompe a cualquiera. 
En Consecuencia, y aunque parezca obvio para un anarquista decir esto, no es a través del Estado ni de partidos (sean o no de izquierda) que se aniquila la dominación. Se aniquila a la dominación destruyendo el Estado y a sus falsos críticos. Ese es el horizonte que inspira la lucha anárquica, antagónica al poder venga de donde venga, un horizonte que nos lleva a ver la posibilidad de una absoluta libertad. Por todo eso, cuando los anarquistas decimos que queremos la destrucción del Estado, hablamos muy en serio.
Pero ese horizonte, también lo hemos aprendido de los pueblos de los cuales heredamos nuestras raíces nativas que hace siglos no precisan del Estado
Es por eso que nuevamente oímos en las calles el grito – Ahora sí Guerra Civil!! [15] Grito antiguo que ya escuchamos en la Guerra del Gas y del Agua[16], que recuerda que la guerra en estas tierras nunca se dio entre los pueblos originarios y los colonizadores, sino entre élites criollas. Grito que, hoy es alzado de nuevo por una comunidad que aparentemente se asienta en el territorio de El Alto, pero que es mucho mayor, la colectividad racializada como indígena, desde donde recordamos que la tensión contra el proyecto civilizador no está resuelta, pues cotidianamente se expresa en las exclusiones más variadas. Y eso es algo que ningún gobernante puede resolver.

Sobre las Constituyentes y la Constitución.

La falsa resolución de esas tensiones mediante la Constituyente impulsada por el MAS entre 2006 y 2008[17], fue una solución en papel legal (lógica occidental) de problemas que se asientan en la piel y la visión del mundo antagónica al Estado Capital. Una constituyente, y su constitución resultante, son los instrumentos del pacto social entre la sociedad y el Estado. Son el sello de la sumisión de las colectividades hacia un Estado y la derrota de cualquier lucha autónoma. No es por acaso que las Constiyentes aparecen precisamente como «soluciones» para salvar o Estado en momentos de inestabilidad o desencanto con él. 
Así aparecieron las constituyentes post dictaduras en el Brasil, en 1946, durante la Era Vargas, la que vino junto a una amnistía (1945), y la constituyente de 1987-1988, que llego después de la amnistía de 1979; ambos procesos funcionaron como pacificadores[18] y restablecedores de los lazos desgastado de la sociedad con el Estado. De forma similar, la Constituyente y la nueva Constitución Plurinacional de Bolivia sirvieron par a calmar los ánimos de revuelta que ciertamente no dejaban actuar al Estado desde el 2000. Pero esa Constituyente y su constitución construyeron un corral institucional que desvinculó a la gente de la forma autónoma de hacer política y lucha: la calle y la protesta. La Constituyente redujo luchas milenarias a un partido, el MAS, y permitió que el racismo y el colonialismo se disfracen de oposición política. Por eso a ellos, los dominadores de siempre, les resultó más fácil insultar un indio, llamándolo masista, que manteniendo el clásico indio de mierda que resulta muy políticamente incorrecto.
La Nueva Constitución y la cara indígena de Evo confundieron tanto con esa su inclusión, que confundieron hasta a aquellos que antes eran antagónicos al Estado, quienes de repente se vieron siendo parte tanto de un grupo indígena como de un ministerio, siendo parte de un grupo de comerciantes de contrabando como siendo autoridad pública. Fuertes y combativas colectividades se volvieron gobierno, y con la inclusión confundieron y se conformaron, perdiendo de vista que las jerarquías no solo de clase sino de cultura y color de piel quedaron apenas escondidas. Muchos «ácratas» y libertarios también quedaron severamente confundidos también (como sucedió en Venezuela con los anarco chavistas, en México con los anarco zapatistas, y también en el Brasil con los pro lula), probablemente porque solo acompañaban a los movimientos sociales y no hacían de la anarquía una búsqueda individual que no se perdiera a la primera tormenta[19]. Esa confusión sumada al rechazo (con una fuerte represión de por medio) de una práctica anárquica radical, terminaron por casi silenciar al anarquismo en Bolivia[20].
Por eso hoy en día es importante decir algo, desde la anarquía, cuando un presidente renuncia, para que esos confundidos, no lleguen al extremo de sentir pena por un Presidente, o creer que luchar contra la derecha es lo mismo que bajar la apuesta por la libertad hacia alianzas con partidos de izquierda. Que el presidente que gobierna sea más o menos simpático para las visiones de mundo inclusivas es un debate más profundo, a pesar de lo cual no podemos olvidar que un Presidente aunque sea indígena, mujer, negro, o libertario, es el guardián del Estado, del Capital y de la devastación de la Tierra porque decide mandar sobre los otros y disponer de la vida y las personas como recursos.
Somos anárquicos, y hablar de golpe solo legitima la lógica estatal y acorrala el pensamiento hacia los partidos y el parlamento. El debate sobre si es o no es golpe apenas refuerza la intangibilidad del Estado, sus leyes y funcionarios. 
La lógica estatista ha lavado tanto la mente de las personas que no consiguen ver que somos nosotros mismos los encargados de solucionar nuestros problemas y que ninguna puerta es abierta para nosotros por ningún salvador. La reducción de la lucha en partidos, así como el pensamiento dual entre izquierda y derecha, imposibilitan buscar horizontes de lucha radicales que construyan autonomía y apunten hacia la destrucción absoluta del Estado.

Siempre es el momento.

Por eso quiero resaltar que fuimos precisamente los anarquistas los primeros a luchar contra el gobierno de Evo Morales, con acción ofensiva contra la macabra intervención del TIPNIS en palabra y propaganda por el hecho. Entonces preguntamos ahora, si este momento se trata de perder frente a la derecha? Quien tiene la lucha como un hábito de vida sabe que no perdimos nada, que todo continúa.
Que Evo haya perdido no significa que la derecha haya ganado. Y que Evo continúe no quiere decir que se acabe la dominación. Para quien lo olvida, ni el congreso, ni el gobierno son un triunfo para ningún ácrata amante de la libertad. La lucha contra la derecha siempre fue la lucha contra la dominación, contra devastación, contra el dios tirano, contra el racismo y claro, contra el Estado. Siempre luchamos contra ella, y precisamente por luchar contra esa derecha, contra la que lucharemos siempre, es que se originan muchas de las mencionadas confusiones. 
La mejor respuesta la están dando desde el Alto, quienes insisten «Escuchen. No es el masista el que bloquea, no es el masista el que se enfurece por la quema de su símbolo, por la ofensa racista, por la indiferencia, por la hipocresía, por el paternalismo, no, no y mil veces no. Entiendan, no es el masista el que está en las calles, es toda una sociedad, es toda una ciudad de migrantes dentro de su territorio aymara la que se moviliza. Es la ciudad aymara. Son los veteranos del 2003, son los huérfanos que han perdido a sus padres por la balacera propiciada en el gobierno de quien ahora propugna la democracia. No es el masista señores, es el alteño el que está luchando. Es el aymara».[21], y protestan fuerte y violentamente gritando -La Wiphala se respeta carajo!, grito que carga el rechazo, desde el primer día, a esa derecha, la dominación, que entra a gobernar
El llamado ahora es a atacar, pero jamás defendiendo una opción menos peor, ni un partido, ni «alianzas» que nos desvíen del deseo de vivir libres, como somos, y sin ser mandados. Atacar cada fuerza represiva, cada institución estatal, cada representación del estado boliviano, de cualquier estado, inspirados por el odio a la dominación. Al final, siempre estuvimos contra el Estado, y siempre resistimos a todos los poderes, siendo racializados como indígenas, y procurando la anarquía. Que ahora tengamos que explicar didácticamente porque no sentir pena por un partido o un gobernante tiene que llevar a una severa crítica.
Mientras escribo estas líneas, hay fuertes protestas[22], los presos del Penal de San Pedro están amotinados y el director del Régimen Penitenciario ha renunciado, las fuerzas armadas, junto a la policía (esa policía que se negó a reprimir a los jóvenes civilizados y democráticos) han matado por lo menos diez personas en La Paz y Cochabamba, diez personas de ojos achinados, piel morena e idiomas ancestrales a los cuales llaman masistas. Existen cientos de detenidos acusados de lo mismo, pero que no son solo eso, sino cocaleros, aymaras, quechuas, guaranis, personas insultadas por siglos… Se lleva a cabo una surrealista persecución contra toda persona, médicos incluidos, provenientes de Cuba y Venezuela, así como la expulsión de todo lo que creen es «una amenaza comunista» y el poder centralizado no establece dialogo con los sectores sociales sin mediación de la ONU, UE e Iglesia.
Las cosas están claras y la mejor respuesta a los miedos de la «ascensión del fascismo en esta parte del continente», a las preocupaciones geopolíticas de izquierda y derecha, es ni un día de descanso. Solo el fin del Estado permite crear autonomía y seguir con la autonomía que ya se vive en tantas colectividades hace milenios. Más allá de la pelea de partidos que solo codician el poder, somos alegres guerreros defensores de lo que somos, amantes de la libertad, resistencia viva a la colonización desde hace siglos. Que la bandera negra y la Wiphala se encuentren de nuevo en tantas calles, en tantas luchas, con la mecha pronta para el conflicto, libres del Estado.
El fin de un liderazgo, es el inicio de la libertad.
Para los que luchan contra todo tirano,
que los vientos de los achachilas soplen resistencia!
Para que la revuelta sea contagiosa!

Ni Izquierda ni Derecha!

Muerte al Estado y Que viva la Anarquía!

___
Pd. 1. A los compas de Cochabamba, Santa Cruz, La Paz, El Alto, y a los que desde el internacionalismo han nutrido este texto con narraciones de lo que sucede en cada lugar y sobre todo con la insistencia de luchar.
Pd. 2. Con la memoria de los anarquistas que han sabido criticar todos los totalitarismos desviadores del horizonte de lucha radical por la libertad.
[1] El 21de febrero de 2016, se llevó a cabo el Referéndum que preguntaba si estaban de acuerdo con modificar la Constitución para que presidente y vicepresidente del Estado puedan ser reelectos dos veces de manera continua (SI o NO). A pesar de los resultados, 51% por el NO y 49% por el SI, en noviembre de 2017, el Tribunal Constitucional, sorprendió con la noticia: Que el presidente Evo Morales y demás autoridades podían buscar la reelección al cargo sin límites, porque la constitución da el derecho humano de candidatearse a presidente. www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-46450251
[2] En Agosto de este año se quemaron «accidentalmente» más de 2 millones de hectáreas de la región conocida como Chiquitania. poco antes habían anunciado como logro económico la exportación de ganado y soja a China: «Mediante un trabajo coordinado e intenso desarrollado con el Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras del Estado de Bolivia, se hizo posible la suscripción de este importante protocolo que tiene por objetivo facilitar la exportación de la carne de res desde mi país hacia China” canciller Diego Pary en abril de 2019, http://www.la-razon.com/economia/bolivia-protocolo-mercado-chino-carne-boliviana-exportacion_0_3137086262.html
[3] TIPNIS, es la abreviación de Territorio Indígena Isiboro Sécure, Reserva Natural e Indígena que Evo Morales autorizó a ser atravesada por una carretera que era parte de la IIRSA (Iniciativa para la Integración Regional Sud Americana), Intento que fue derrotado por sucesivas marchas y conflictos entre 2007 y 2011, cuando finalmente declaro intangible al TIPNIS, pero continuó cooptando a los pueblos de esa región con regalos, en expectativas de poder continuar con la carretera. https://tipnisbolivia.org/tag/iirsa/https://operamundi.uol.com.br/politica-e-economia/16585/evo-se-curvou-ao-39-novo-imperialismo-brasileiro-39-diz-lider-indigena-da-bolivia
[4]» Nuestro abrazo solidario a lxs compas que están luchando en las calles, no por un mejor gobierno, sino por la destrucción de toda forma de Poder», dijeron en un comunicado, explicando también un poco del contexto en Bolivia: «Como ácratas nos desbordamos de estas protestas que se interesan en tomar el Poder, no estamos de acuerdo ni con la oposición que representa el regreso de la derecha o de la izquierda que gobierna actualmente.» https://es-contrainfo.espiv.net/2019/11/06/la-paz-bolivia-contra-la-crisis-social-local-y-protesta-solidaria-en-el-consulado-chileno/
[5] Al respecto pueden leerse las investigaciones de Carmen Beatriz Losa dedicadas a compilar la historia de los kallawayas y la medicina nativa, así como su penalización y posterior inclusión en el estado mediante cédulas institucionales de validación, lo que rompía con toda la tradición y valorización locales.
[7] Mi militancia-MITKA” de Felipe Quispe Huanca, Ediciones Pachakuti. La Paz
[8] García Linera, Álvaro. ¿Qué es Una Revolución? De la Revolución Rusa de 1917 a la revolución de nuestros tiempos. Vicepresidencia del Estado, La Paz, 2017.
[9] La policía pidió igualdad salarial con las Fuerzas Armadas, viviendas para cada uno de ellos y tantos beneficios económicos que los alejaría aun más de cualquier idea de pueblo carente de esos beneficios. https://www.la-razon.com/nacional/Motin-policial-capitales-presion-policiales_0_3254074615.html
[10] La unión Juvenil Cruceñista es una agrupación regionalista, de ultra derecha, autodenominada Grupo de Choque del Comité Cívico Por Santa Cruz. Algunos de sus miembros han sido procesados por hechos de violencia racista, como Jorge Holberg. Inolvidables sus famosas acciones, de salir a las  calles con bates de beisbol, escudos con una cruz verde, manoplas y uniformizados con camisetas blancas, pantalones jeans y cabello corto, para golpear indios. https://www.indios.org.br/pt/Not%C3%ADcias?id=15921
[11] El Comité Cívico Pro Santa Cruz fue fundado en 1950, en la Universidad Gabriel René Moreno de la ciudad de Santa Cruz, con Hernando García Vespa, secretario de Gobierno de la Federación Universitaria Local como organizador del evento. En esa época, pocas décadas después de la Guerra del Chaco (1932-1935), y dos años antes de la Revolución de 1952, estaban iniciándose una serie de aberturas económicas, como los ferrocarriles y carreteras, hacia la zona de Santa Cruz que querían aprovechar para salir del tercer mundo. EL CCpSC defiende los intereses de la región ganadera, sojera el agronegocio en Bolivia. https://www.comiteprosantacruz.org.bo
[13] La Wiphala, es un símbolo de varios pueblos que rememoran el Tawaintinsuyo denominación del espacio controlado por los incas en el cual existían muchos pueblos. Si bien su origen, no es claro, porque parece haber sido bastante múltiple y con diversas apariencias, «la gran explosión de la Wiphala sobretodo en la parte andina acontece con las movilizaciones del sindicalismo campesino en la década de 1970 en Bolivia». Esa recuperación de ella como símbolo de lucha, hace que sea bastante más que una bandera, sino el emblema de varias colectividades nativas y la representación de la filosofía andina. https://pueblosoriginarios.com/sur/andina/aymara/whipala.html
[14] Me refiero a la humillación que miembros del Comité Interinstitucional y estudiantes de la Universidad San Francisco Xavier provocaron contra personas identificadas como «masistas», que vestían ropas tradicionales de sus pueblos originarios, a quienes obligaron a arrodillarse y besar las banderas de Sucre y Bolivia, mientras quemaban sus ropas típicas. Recomiendo el documental de Cesar Brie Humillados y Ofendidos https://youtu.be/my_dfXXaLTI, para conocer un poco.
[16] La Guerra del agua (2000), fue un conflicto entre la población de Cochabamba y la intención de privatizar el agua para beneficiar una empresa norteamericana, empresa que salió derrotada de esa ciudad https://youtu.be/jqj4MHjBh6A. La guerra del Gas, 2003, en La Paz, incluyó varios días de conflicto y cerco a la ciudad de La Paz, primero en demanda de gas para Bolivia y no para exportación, y después como protesta por el asesinato de ochenta personas que murieron a tiros por el ejército que desbloqueo las calles para abastecer de gasolina a la ciudad de La Paz.
[17] La Asamblea Constituyente empezó el 6 de agosto de 2006, en Sucre, con el propósito de redactar una nueva constitución que fue aprobada el 10 de diciembre de 2007 por la Asamblea y por referéndum, está vigente desde el 7 de febrero de 2009.
[18] Pela «pacificação da família brasileira»: uma breve comparação entre as anistías de 1945 e 1979. Carla SImeone Rodeghero. 2017, Alameda, SP.
[19] La búsqueda individual por la anarquía es parte indispensable de cualquier búsqueda por la anarquía. Si los anarquistas somos anarquistas por algún colectivo, limitamos nuestras capacidades expansivas a ese colectivo, y los anarquistas, somos prófugos, somos presos, somos desterrados, somos inmigrantes, no tenemos patria (pero si raíces y amamos la tierra) peleamos; o sea, nos quedamos solos y nos desagregamos, pero en todo momento, seguimos siendo anarquistas por la anarquía. La búsqueda individual por la anarquía, además, no significa ningún obstáculo a la construcción colectiva, por el contrario la impulsa porque una individualidad que busque la anarquía, buscará siempre cómplices y espacios para vivirla.
[20] Resulta exagerado decir que la ofensiva permaneció en Bolivia. Pero resulta exagerado decir que nada sucede allí. Acciones precisas y puntuales como las molotovs contra el consulado de Argentina por la Desaparición de Santiago Maldonado; o la propaganda y solidaridad, así como la última feria del libro anarquista, no dejan sabor a nada, pero si ganas de más.
[21] http://jichha.blogspot.com/2019/11/no-son-masistas-son-altenos-carajo.html. La Universidad Pública del El Alto, Los kataristas y algunas figuras como Felipe Quispe, el Mallku, así como muchas personas, dejan en claro que sus protestas son la respuesta de indignación contra la quema de la Wiphala, y el uso de la biblia para deslegitimar lo andino. La página citada es una referencia para seguir y conocer el pensamiento katarista actual.

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Posted: 04 Dec 2019 04:36 PM PST
Un viejo dicho reza que “Chiste repetido, sale podrido” y qué más repetido que las profecías apocalípticas de las élites chilenas. ¿A qué me refiero? Desde hace un tiempo ya se puede apreciar un diagnóstico alarmista desde diversos sectores políticos sobre la insurrección iniciada el 18 de octubre en territorio chileno, desde los más reaccionarios hasta sectores de la “centro-izquierda”. Evidentemente, el objetivo de esto apunta a algo específico: justificar el llamado del gobierno de Sebastián Piñera a las Fuerzas Armadas para que “controlen” cierta infraestructura considerada “estratégica”. Ahora bien, ¿por qué tanto alarmismo en la élite político-empresarial? Quizás, porque ven amenazado su "orden", pero, por sobre todo, la majestuosidad de su propiedad privada. Si hay algo a lo que la élite chilena le tiene terror es al “fantasma del comunismo”: desde la publicación del “Manifiesto Comunista”, pero principalmente desde la Comuna de París, cualquier movilización que huela a justicia social es tildada de tendenciosamente de “comunista”, es satanizada y, en varios casos, aplastada por las Fuerzas Armadas o de Orden.
En este sentido, un mecanismo útil que han utilizado históricamente estas élites han sido sus pronósticos alarmistas que llegan, en ciertos casos, casi al desquiciamiento. Tal como indica el Comité Invisible en su obra A nuestros amigos, la profecía apocalíptica del capital opera sobre el presente y no sobre el futuro, ya que “Ésta sólo es enunciada para exigir los medios que son capaces de conjurarla, es decir, en la mayoría de los casos, la necesidad de gobierno”. La profecía nunca se cumple, pero eso da igual: siempre se encontrará alguna articulación discursiva que construya una verdad para justificar ese “error”. Y si hay un grupo social que ha sabido llevar esto a la práctica, de manera ejemplar, han sido las élites chilenas. Hay diferentes expresiones de ello, algunas que bordean la ridiculez por sus asociaciones, las que vale la pena tener en cuenta para hacer una proyección de lo que buscan: crear un clima de pánico que justifique la represión, un ejercicio que, considero, se pudrió de tanta repetición.
¿Podría haber algo más estúpido que vincular a Lenin con Arturo Alessandri Palma? Yo creo que no, pero para amplios sectores de las élites chilenas de inicios del siglo XX no era descabellada esa asociación. Todo lo contrario, era prácticamente una relación causal: según se leía en la prensa oligárquica hacia 1920, en las elecciones presidenciales del 25 de junio se libraría una “batalla” que decidiría “si el Lenin chileno podrá entrar en la Moneda con toda su corte de bolcheviquistas [sic], para establecer el régimen maximalista y hacer tabla rasa de nuestra Constitución, de nuestras familias y de nuestros bienes.” Según los medios conservadores, el candidato del Partido Liberal, un oligarca igual que ellos, se presentaba como un “peligro nacional” que amenazaba el “tranquilo proceso constitucional” chileno. No obstante, paradójicamente, este Lenin made in Chile terminó homologando en cierta forma a su par soviético: no sólo instauró una nueva Constitución autoritaria, una actualización macabra de su antecesora de 1833, sino que bajo sus dos gobiernos fueron asesinados más de 3000 trabajadores. Digno de un “Lenin”.
La profecía apocalíptica chilena de las élites tuvo un segundo episodio, mucho más tenebroso que su predecesor: la llamada “campaña del terror”. En 1964, los favoritos para la presidencia de la República eran el demócrata-cristiano E. Frei y el socialista S. Allende: en este sentido, la “amenaza” del “comunismo” ahora sí era mucho más palpable a través de una coalición de partidos marxistas, independiente de que fuese a través de un proyecto democrático. De esta forma, los sectores reaccionarios no escatimaron recursos para augurar un “infierno rojo” si ganaba Allende. La misma hermana de Fidel, Juanita Castro, pronosticó desde territorio brasilero que “los comunistas borrarán el nombre de Dios de la Constitución, y después borrarán la Constitución, como lo han hecho en Cuba” si la izquierda triunfaba en las elecciones. Para qué hablar de los afiches que circularon por las calles de Santiago durante aquellos días de 1964, advirtiendo que en un Estado marxista no habrían discusiones entre empresarios y trabajadores, porque “Bajo el marxismo el Estado es el patrón y no admite discusiones, ni propicia arbitrajes, ni tolera huelgas. La perdida de las sagradas conquistas de los trabajadores libres es otra de las grandes amenazas que la Patria enfrenta en su encrucijada”.
¿Habrá algún otro ejemplo? Claro que lo hay, bastante reciente por lo demás: en las elecciones del 17 de diciembre del año 2017 se enfrentaron S. Piñera por el bloque derechista “Chile Vamos” y A. Gullier por la centro-“izquierdista” “Nueva Mayoría”. Guillier buscó continuar y profundizar las medidas estructurales al “modelo chileno” que inició M. Bachellet, lo que provocó el temor de ciertos sectores no sólo elitistas, sino también populares, que no dudaron en vincular este proyecto político con el de N. Maduro en territorio venezolano. Esta tremenda imbecilidad quedó plasmada en el término “Chilezuela”, promovido y viralizado en RR.SS., pero también en el mismo Piñera que consideró a Guillier “cada día más violento, más demagogo, más populista, más errático”, cada vez más parecido a Maduro según indicó. No sólo eso, sino que auguraba que, en caso de ganar, el gobierno de la Nueva Mayoría estaría dominado por “el PC [Partido Comunista] y los sectores más extremistas de nuestro país”, siendo que “Ese no es el camino que los chilenos necesitamos, queremos y merecemos”.
Por estos casos, cuando vemos al gobierno enviando proyectos de ley que buscan criminalizar la protesta, sacar a los militares a proteger la “infraestructura crítica” porque la policía “está sobrepasada” o escuchamos a senadores oficialistas decir que “jamás vamos a avalar que se produzcan violaciones a los Derechos Humanos, pero tenemos que entender que sin ellas (las Fuerzas Armadas) es imposible normalizar el país, particularmente cuando estamos enfrentando a grupos con los grados de violencia desatada que lo están haciendo”, ya sabemos qué buscan. Buscarán promover su mecanismo discursivo más efectivo a lo largo de la historia, su “vieja confiable”: la profecía apocalíptica que indica un avance inevitable hacia la destrucción del país. ¿Acaso cabe alguna duda de cuál será la posición de los sectores reaccionarios frente a las movilizaciones en territorio chileno de aquí en adelante? Sólo el tiempo juzgará si este mecanismo terminó siendo efectivo nuevamente, lo cual nos debería tener sin cuidado. “Cambia, todo cambia”, cantó Mercedes Sosa, y vaya que lo sabemos ahora: hasta hace un mes y medio atrás, nuestra consigna era “NO FUTURE”; mientras que ahora es “El futuro es nuestro”.
Manoel Caringa

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