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Grabado del alemán Willy Stöwer
representando el bloqueo de los puertos venezolanos en 1902. A la
derecha el crucero protegido SMS Vineta, en el centro el crucero ligero
SMS Falke, a la izquierda el cañonero SMS Panther.
http://www.galizacig.com/actualidade/200606/xmc_entrevista_a_rafael_uzcategui.htm
Desde la guerra de independencia, Venezuela
ha padecido el intervencionismo norteamericano. En el marco de la
doctrina Monroe, el gobierno de los Estados Unidos ha procurado
apropiarse de la extracción y comercialización del petróleo venezolano,
actuando en contra de todo intento regulatorio.
En la actualidad, el 81% de las
reservas petroleras mundiales se encuentran en el subsuelo de países
miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Venezuela,
es el miembro fundador de la OPEP que posee actualmente las mayores
reservas en la organización, unos 277 mil millones de barriles de
petróleo que representan un 24,5% del total de reservas mundiales.
Aunque en Venezuela se conoce la
existencia de este mineral desde la antigüedad, cuando los indígenas le
llamaban “mene” y lo utilizaban para alumbrado y remedio para ciertas
dolencias, no es sino hasta 1917 cuando comenzó a ser explotado de forma
intensiva y comercial, convirtiéndo al país en 1928 en el primer
exportador de petróleo y el segundo productor mundial hasta 1960. Entre
1917 y 1960 (creación de la OPEP) se extrajeron de Venezuela,
hacia al mercado internacional, más de 18 mil millones de barriles de
petróleo, cantidad que representaba para entonces un 53% del total de
recursos petroleros certificados en todo el territorio de la república y
que equivale a todas las reservas petroleras actuales de un país como
Brasil. Venezuela garantizó a las
potencias occidentales el suministro de 5 mil millones de barriles de
petróleo entre 1936 y 1950, que fueron de suma importancia durante la
segunda guerra mundial e inicio de la reconstrucción de Europa. Durante
ese período de quince años, el precio del barril estuvo alrededor de los
1,48 dólares, un valor considerablemente bajo, en comparación con los
precios actuales. Estas grandes cantidades de petróleo de calidad,
suministrado de manera confiable y a un precio muy bajo permitieron y
soportaron la expansión económica occidental y su destacado crecimiento
de los años 50´s y 60´s.
Para la población venezolana, los beneficios de una energía
abundante y barata para el resto del mundo no significaron mayor
provecho social ni desarrollo económico. En 1960, el país tenia una
población de 8 millones de habitantes, de los cuales solo una pequeña
minoría se beneficiaba del ingreso petrolero mientras que el resto de la
población vivía en condiciones de pobreza y miseria. El historiador
venezolano Salvador de la Plaza, perseguido político de las dictaduras y
exiliado en diversas oportunidades, reflexionaba en 1962 acerca de la
inmensa riqueza petrolera nacional y las condiciones reales de vida de
la población venezolana de la siguiente manera:“¿Cómo se explica esta
aparente paradoja? Por una parte porque el petróleo es extraído del
subsuelo, refinado y exportado por grandes consorcios internacionales,
principalmente por los grupos Standard de Estados Unidos y Shell
anglo-holandes. Por la otra, por que el régimen de apropiación
latifundista de la tierra que ha predominado y sus inherentes relaciones
de producción, han mantenido a la población rural -casi un 50% de la
población del país- en condiciones de vida infrahumanas. Los grandes
propietarios de la tierra, los trusts imperialistas extranjeros y los
comerciantes importadores, en estrecha alianza, han integrado en la
pirámide de la sociedad venezolana , la cúspide de las clases sociales
que extorsionan y explotan a la gran masa de la población...”. Para
el momento en que Salvador de la Plaza reflexionaba sobre estas
cuestiones, el país había agotado más de la mitad de su riqueza
petrolera, cuantificada hasta entonces, bajo un esquema de explotación
en el que, ciertamente, la producción y riqueza petrolera nacional
estaban en manos de consorcios norteamericanos (80%) y anglo-holandeses
(20%).
En los Estados Unidos,
durante los años 50´s y 60´s el presidente Dwight Eisenhower aprovechó
los bajos costos petroleros para impulsar el desarrollo de un amplio
sistema de autopistas, muchas de las cuales fueron asfaltadas con
baratos crudos venezolanos, mientras que en su política exterior se
desplegó la conocida como Doctrina Eisenhower. Esta doctrina,
implementada junto a John Foster Dulles, ponía el énfasis en la
intervención en cualquier parte del mundo donde se observara “influencia soviética”.
En la práctica, en América Latina, esto se tradujo en el
intervencionismo manifiesto, por ejemplo, en el derrocamiento de
gobiernos como el de Jacobo Arbenz en Nicaragua, en junio de 1954. La
intervención norteamericana en países de interés comercial o estratégico
para esa nación, es un hecho histórico reconocido incluso por
representantes de la política económica norteamericana, como el profesor
de la Universidad de Harvard Jeffrey Sachs, ex-consejero especial del
secretario general de la ONU Koffi Anan, quien reconoce que durante el
siglo XX “la política exterior de Estados Unidos ha mostrado dos
caras... acciones destacadas del unilateralismo estadounidense fueron el
derrocamiento amparado por la CIA de varios gobiernos, el asesinato de
innumerables altos cargos extranjeros y diversas acciones de guerra
unilaterales y catastróficas. Estados Unidos ha inclinado la balanza de
procesos electorales mediante financiación secreta por parte de la CIA,
ha incluido en la nómina de la CIA a dirigentes extranjeros y ha apoyado
acciones violentas...”.
La doctrina Monroe en Venezuela
Desde el inicio de su vida republicana, Venezuela ha padecido las “dos caras”
de la política exterior norteamericana, la hostilidad y el
intervencionismo de sus gobiernos. Los Estados Unidos, nacidos bajo
premisas de “libre comercio” sostuvieron contra las nacientes
hermanas repúblicas del sur de América un bloqueo comercial durante las
guerras de independencia, llegando a castigar hasta con pena de muerte a
los ciudadanos norteamericanos que comerciaran con ellas o apoyaran su
causa independentista. En 1818 el Libertador Simón Bolívar dirigía una
carta al Señor Bautista Irvine, en su calidad de agente de los Estados
Unidos, en la que decía “La prohibición no debe entenderse sino
directamente contra nosotros que éramos los únicos que necesitábamos
protección. Los españoles tenían cuanto necesitaban o podían proveerse
en otras partes. Nosotros solos estábamos obligados a ocurrir al Norte
así por ser nuestros vecinos y hermanos, como por que nos faltaban los
medios y relaciones para dirigirnos a otras potencias... Mr. Cobett ha
demostrado plenamente en su semanario la parcialidad de los Estados
Unidos a favor de España en nuestra contienda. Negar a una parte los
elementos que no tiene y sin los cuales no puede sostener su pretensión
cuando la contraria abunda en ellos es lo mismo que condenarla a que se
someta, y en nuestra guerra con España es destinarnos al suplicio,
mandarnos exterminar.”. El gobierno norteamericano, no solo prohibió
el comercio con las nacientes repúblicas de Suramérica sino que
intervino directamente en contra de ellas suministrando armas a los
realistas españoles en el sur de Venezuela. Esta política se ordenó y sistematizó, durante todo el siglo XIX, bajo la llamada Doctrina Moroe
de 1823, según la cual toda América debía ser controlada directamente
por los norteamericanos. Bajo ésta doctrina, los Estados Unidos hicieron
posteriormente la guerra a España, acabando en 1898 de forma definitiva
con su Imperio y ocupando Cuba y Puerto Rico, ambas islas de un gran
valor económico y estratégico en el mar Caribe.
En el contexto petrolero venezolano y en el marco de la Doctrina Moroe, destaca la intervención directa de la empresa petrolera norteamericana New York & Bermúdez Company en asuntos internos venezolanos. Esta empresa operó en Venezuela
entre finales del siglo XIX y el primer tercio del siglo XX (gobierno
del dictador J.V Gómez) y se dedico al manejo, explotación y
comercialización del Lago de asfalto de Guanoco, en el oriente
venezolano y algunos pozos petroleros que perforó en la misma zona,
entre ellos el Bababui 1 que fue el primer pozo profundo de
producción petrolera del país. Las medidas nacionalistas del presidente
Cipriano Castro (período 1899-1908) provocaron malestar en esta empresa
que decidió financiar una rebelión de los caudillos que habían sido
apartados de la vida política por Cipriano Castro. Esta rebelión,
llamada por sus organizadores la Revolución Libertadora, se convirtió en la guerra civil más sangrienta habida en el país desde la Guerra Federal. La guerra civil financiada por la New York & Bermúdez Company provocó
pérdidas humanas y económicas tremendas al país asi como a ciudadanos
alemanes, ingleses e italianos con inversión en el país que reclamaron
ante sus gobiernos europeos la intervención directa en Venezuela.
Entre fines de 1902 y principios de 1903 las marinas de guerra del
Imperio Británico, el Imperio alemán y el Reino de Italia bloquearon los
puertos venezolanos exigiendo el pago inmediato de las supuestas deudas
contraídas por Venezuela a las compañías de sus connacionales. La enciclopedia libre describe el hecho de la siguiente manera “El
9 de diciembre de 1902, 15 unidades de la armada inglesa y alemana
actuando en operación conjunta atacaron el puerto de La Guaira.
Desembarcaron tropas en los muelles, de los cuales se apoderaron; a las
12 de la noche fuerzas alemanas atravesaron la ciudad para conducir sus
representantes diplomáticos a bordo de la flota y así ponerlos a salvo
de una eventual represalia del gobierno venezolano. A las 5:00 a.m. del
día 10 los ingleses harían lo mismo, trasladando además a varios
connacionales que exigían protección. La pequeña marina de guerra
venezolana no opuso ninguna resistencia...”. Esta agresión de tres potencias imperialistas europeas contra Venezuela
puede entenderse como una tentativa para dirimir con Estados Unidos
áreas de influencia en territorios americanos, en momentos en que el
petróleo estaba pasando a ocupar un lugar cada vez más importante en la
geopolitica capitalista global. Así como las potencias imperiales del
siglo XIX habían rivalizado por las colonías con abundantes carbón, té,
azucar, canela y esclavos, las nuevas potencias industriales del siglo
XX comenzaban a pugnar por los países con mejores y más abundantes
yacimientos petroleros (Venezuela, México, Norte de Africa y Oriente Medio).
El bloqueo naval a Venezuela
terminó con la intervención de los Estados Unidos y el retiro de los
buques de guerra de las tres potencias europeas involucradas. Esta
situación en Venezuela preocupó al
presidente norteamericano Theodore Roosevelt (período 1901-1908) quien
propuso en el Discurso del Estado de la Unión del 6 de diciembre de
1904, una enmienda a la Doctrina Monroe según la cual no solamente se
debería mantener a los imperios europeos fuera de América sino que se
consideraría a América Latina y el Caribe como territorio para expandir
los intereses comerciales de los Estados Unidos. Es decir, se
establecían unilateralmente derechos semi-coloniales sobre todas las
repúblicas del resto del continente americano similares a los que tenian
Inglaterra y Francia sobre sus colonias de Asia y Africa. En este
sentido, varios autores afirman que hubo participación activa, directa o
indirectamente, del gobierno de los Estados Unidos en acciones contra
los gobiernos venezolanos de Cipriano Castro (derrocado finalmente en
1908) Isaías Medina Angarita (1941-1945) y de Rómulo Gallegos (1948) que
fueron forzados a dejar el poder luego de procurar reformas petroleras
importantes en defensa de los intereses de la república. Lo que si es un
hecho histórico comprobado es que, en todos los casos, el gobierno de
Estados Unidos reconoció y apoyó inmediantamente al bando de los
golpistas que asumieron el poder luego del derrocamiento de cada uno de
los intentos de gobierno democrático y sobernista en Venezuela, y apoyó a los respectivos dictadores que les sucedieron (J.V Gómez, M. Pérez Jimenez, etc.).
Venezuela y la creación de la OPEP
Durante el gobierno
democrático del escritor Rómulo Gallegos, el Ministro de Fomento Juan
Pablo Pérez Alfonzo, a cuyo despacho correspondía entonces todo lo
relacionado con Minas e Hidrocarburos, estableció las bases de la
política denominada de "No más concesiones petroleras" y fue
autor principal de la reforma legal, adoptada el 12 de noviembre de
1948, mediante la cual se estableció la fórmula conocida mundialmente
como el fifty-fifty (50-50), de reparto del excedente petrolero
entre el fisco nacional y las compañías concesionarias extranjeras. A la
caída de Gallegos, el 24 de noviembre de 1948, Pérez Alfonzo pagó cara
la osadía de procurar un mayor ingreso petrolero a Venezuela
y pasó siete meses en la cárcel de Propatria (Caracas) y posteriormente
fue expulsado del país. Vivió con su familia en el exilio hasta la
caída de Marcos Pérez Jiménez en 1958. Al asumir la Presidencia de la
República Rómulo Betancourt, en 1959, luego de unas elecciones libres y
democráticas, nombró a Pérez Alfonzo Ministro de Minas e Hidrocarburos y
bajo está responsabilidad, el Ministro venezolano, impulsó la creación
de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) de la cual
se considera fundador. Con la OPEP, creada en 1960, se inicia una nueva
etapa de resistencia a la explotación desigual que ejercieron las
grandes transnacionales sobre los países productores. En esta etapa, con
altos y bajos, con divergencias y convergencias exitosas, la lucha por
la defensa de los derechos soberanos sobre la riqueza petrolera se ha
elevado a un nivel internacional, que en la actualidad se muestra muy
fortalecida en comparación con las primeras décadas de funcionamiento de
la organización. Sobre la OPEP, el actual secretario general de la
Unión de Nacionas Suramericanas (UNASUR), ex-ministro de energía y petróleo de Venezuela y ex-secretario general de OPEP, Alí Rodríguez Araque ha manifestado que “es
una organización intergubernamental para la mejor defensa de los
derechos soberanos de nuestros países, sobre todo del petróleo, y se
puede decir que es la única organización de los llamados países del
tercer mundo que ha sido exitosa, más de 52 años, con una
particularidad: es difícil encontrar una organización de esta naturaleza
que esté integrada por regímenes tan diversos como la OPEP”.
Conclusión
La intervención extranjera en Venezuela
ha castigado al país tal y como los antiguos dioses griegos al fundador
y rey de Éfira, conocido como Sisifo. En la mitología griega, este
personaje fue obligado a empujar una piedra enorme cuesta arriba por una
ladera empinada, pero antes de que alcanzase la cima de la colina la
piedra siempre rodaba hacia abajo y Sísifo tenía que empezar de nuevo
desde el principio, una y otra vez. Así Venezuela
ha procurado históricamente elevar el enorme peso de su riqueza
petrolera hasta la cumbre donde esté realmente al servicio del
desarrollo social y económico de la nación, pero los nuevos dioses del
mercado, en su faceta más oscura e imperialista, se han encargado una y
una otra vez de derribarla ladera abajo hasta los pantanos de la
explotación descarnada, la corrupción y la miseria especulativa,
poniendo a esa riqueza al servicio del capitalismo financiero
internacional y la correspondiente ruina nacional. Los más interesados
enemigos externos de la democracia verdadera en Venezuela
cuestionan a su pueblo y su gente culpandola de los males tremendos que
aún agobian a nuestra sociedad, dejando de lado todo el calvario por el
que ha tenido que pasar este país desde su nacimiento como república
hasta la defensa de sus riquezas enormes, con tantos y tan poderosos
enemigos. Aún hoy, Venezuela padece
problemas de pobreza, desigualdad, delincuencia y graves carencias de
infraestructura e industrias. Pero en todo esto es importante
reflexionar sobre la historia de luchas y las inmensas pérdidas humanas y
económicas que ha tenido este país por defender lo que soberanamente le
corresponde. Esta historia parece acompañar a esta nación desde la
lucha por su independencia cuando el Libertador Simón Bolivar escribía “Venezuela,
sin deshacerse de los monstruos que la despedazan y devoran, no puede
aplicarse a mejorar las instituciones que deben ser la consecuencia y no
las premisas de su reconocimiento e inscripción en el registro de las
naciones libres e independientes”. Esos monstruos no solo han
intervenido a favor de España en la guerra de independencia sino en
contra de todo movimiento democrático que ha pretendido poner al
servicio del pueblo venezolano, la mayor parte de su riqueza petrolera.
En cuanto al uso y
distribución del ingreso petrolero y el daño que la renta ocasiona a la
economía venezolana, son temas que competen única y exclusivamente al
pueblo venezolano y su gobierno. Sin embargo, ciertos factores externos
interesados en tener libre acceso al petróleo venezolano esgrimen toda
falla, todo mal y todo error en favor de su posición interesada basada
en un supuesto derecho internacional compartido sobre todas las riquezas
petroleras, según la cual los productores de petróleo carecen de
derechos regulatorios sobre ese importante recurso energético. En 1974,
Juan Pablo Pérez Alfonzo, ya retirado de la lucha política y la OPEP,
comentaba al respecto lo siguiente “El sentido de la justicia reclama
que si uno tiene algo que vale mucho, aunque le vaya a causar males, no
lo regala a otro, sino que obra su precio justo. Después,
el problema de emplear bien o mal ese dinero recibido es otra cosa. De
manera que si a mí me ponen de nuevo en la circunstancia de tener que
volver a trabajar por la creación de la OPEP, volvería a intentar su
creación...”. La OPEP como único mecanismo efectivo de defensa de
los precios del petróleo y los países productores, fue recuperada del
control total y absoluto de las transnacionales petroleras en el año
2000 gracias a las gestiones del ex-presidente Hugo Chávez. Desde 1999,
el ex-presidente Chávez propuso un esquema de bandas de precios que fue
aceptado e incluso celebrado por el ex-presidente Clinton de los Estados
Unidos. Nuevamente, en Abril de 2002 se gestó un golpe de estado contra
el gobierno democráticamente elegido de Hugo Chávez, durante el cual
estuvo secuestrado por un grupo de militares rebeldes por más de 48
horas. Durante el secuestro de Chávez, el Departamento de estado
Norteamericano se apresuró a reconocer al gobierno de facto como
legítimo, tal y como ha sucedido reiteradamente en el pasado.
Finalmente, el golpe de estado fracasó debido al escaso apoyo popular de
los golpistas y el nulo reconocimiento internacional (sólo EE.UU
reconoció al dictador fugaz). Luego de restituido en el poder, y a
partir del año 2003, el ex-presidente Chávez ejecutó profundas reformas
en el sector petrolero nacional que han permitido reducir la pobreza en Venezuela de manera muy notable, el resto es ya historia viva...
REFERENCIAS:
[2] DE LA PLAZA, S. El Petróleo en la Vida Venezolana. Universidad Central de Venezuela. Dirección de Publicaciones. Caracas, Venezuela. 1974.
[3] PÉREZ ALFONZO, J. Hundiéndonos en el excremento del diablo. Colección Venezuela y su Petróleo. Editorial Banco Central de Venezuela. Caracas, Venezuela. 2011.
[4] RODRÍGUEZ ARAQUE, A., ELIZALDE, R. Antes de que se me olvide. Editora Política. La Habana, Cuba. 2012.
[5] SACHS, J. Economía para un planeta abarrotado. Editorial Debate. Caracas, Venezuela. 2008.
[6] PEREIRA, G. Simón
Bolivar, escritos anticolonialistas. Carta escrita al Señor Bautista
Irvine el 20 de agosto de 1818. Ediciones Correo del Orinoco. Caracas, Venezuela. 2013.
[7] PEREIRA, G. Simón
Bolivar, escritos anticolonialistas. Carta escrita al Señor Bautista
Irvine el 29 de julio de 1818. Ediciones Correo del Orinoco. Caracas, Venezuela. 2013.
[8] ROBERTS, P. El fin del Petróleo. Ediciones B,S.A. Madrid, España. 2004.
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