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Roberto García Hernández (PL)
La actividad subversiva y de sabotaje de Estados Unidos con el empleo de las Fuerzas de Operaciones Especiales (FOE) tiene en Latinoamérica uno de sus principales escenarios, corroboran estudios académicos sobre el tema.
Las FOE están integradas por unidades del ejército, la infantería de marina, la armada y la fuerza aérea norteamericanas, la mayoría de las cuales se subordinan al Comando Conjunto de Operaciones Especiales del Pentágono, cuyo cuartel general está en MacDill, estado de Florida.
Una investigación sobre la política de seguridad de Washington en el hemisferio realizada en 2013 por el Grupo de Trabajo para Asuntos Latinoamericanos, el Centro para Políticas Internacionales y la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos, arroja luz sobre el tema.
De acuerdo con el reporte, Estados Unidos incrementa la presencia de las FOE en la región en misiones de entrenamiento y obtención de inteligencia, además de que están listas para cumplir misiones de subversión y sabotaje, mientras justifican su accionar bajo el pretexto de la lucha antidrogas.
En las operaciones encubiertas participan las Unidades de Investigación Confidencial, grupos secretos de agentes élite subordinados a la Agencia Antidrogas (DEA) y la CIA, que trabajan en varios países del hemisferio.
La anterior evaluación retrata el posible involucramiento, de forma directa o indirecta, de estas unidades y de los servicios de inteligencia de Washington en la actividad subversiva que desarrollan sectores de la ultraderecha venezolana.
El presidente Nicolás Maduro ha denunciado de forma reiterada la responsabilidad estadounidense en esas acciones violentas de fuerzas élites del Pentágono en Latinoamérica en Venezuela, que ocasionaron unos 16 muertos y más de 200 heridos.
Las autoridades de Caracas consideran que esto forma parte de un golpe de estado en proceso con el apoyo de los servicios de espionaje de la nación norteña.
Una lectura de la Circular de Entrenamiento TC-18-01 de las FOE, publicada en noviembre de 2010 bajo el título "La Guerra no Convencional (GNC)", puede dar luz sobre las etapas por las que atraviesa este proceso subversivo contra naciones que no obedecen los dictados de Washington.
La TC-18-01 establece que "los esfuerzos de Estados Unidos están dirigidos a explotar las vulnerabilidades psicológicas, económicas y políticas de un país adversario, para desarrollar y sostener las fuerzas de la resistencia y cumplir los objetivos estratégicos norteamericanos".
El documento afirma que dentro de los servicios armados, las FOE "son las únicas específicamente designadas" para este tipo de contienda, por sus capacidades únicas para infiltrarse en territorio enemigo, entrenar a los grupos subversivos y coordinar las acciones de estos".
La GNC consta de siete fases, en la primera de las cuales "la resistencia y los promotores externos realizan la preparación psicológica para unir a la población contra el gobierno y la preparan para que acepten el apoyo de Estados Unidos".
Entre la segunda y la sexta etapas, los equipos de las FOE penetran en el área de operaciones, contactan con el movimiento subversivo, entrenan sus principales líderes y les proporcionan la logística necesaria.
La agrupación que participa en estas acciones prosigue hasta la séptima etapa en que se produce la intervención militar directa estadounidense o el gobierno del país en cuestión cae debido al éxito de la subversión, y las unidades sediciosas toman el control del territorio nacional, según la TC-1801.
Es decir, el triunfo hipotético -según el documento oficial- de las corrientes subversivas en la nación que recibe la "asistencia" del Pentágono.
Este como otros textos reglamentarios del Departamento de Defensa de Estados Unidos tienen la misma carencia: subestiman el papel de los sectores populares en el apoyo a un gobierno como el de Venezuela.
Las FOE están integradas por unidades del ejército, la infantería de marina, la armada y la fuerza aérea norteamericanas, la mayoría de las cuales se subordinan al Comando Conjunto de Operaciones Especiales del Pentágono, cuyo cuartel general está en MacDill, estado de Florida.
Una investigación sobre la política de seguridad de Washington en el hemisferio realizada en 2013 por el Grupo de Trabajo para Asuntos Latinoamericanos, el Centro para Políticas Internacionales y la Oficina en Washington para Asuntos Latinoamericanos, arroja luz sobre el tema.
De acuerdo con el reporte, Estados Unidos incrementa la presencia de las FOE en la región en misiones de entrenamiento y obtención de inteligencia, además de que están listas para cumplir misiones de subversión y sabotaje, mientras justifican su accionar bajo el pretexto de la lucha antidrogas.
En las operaciones encubiertas participan las Unidades de Investigación Confidencial, grupos secretos de agentes élite subordinados a la Agencia Antidrogas (DEA) y la CIA, que trabajan en varios países del hemisferio.
La anterior evaluación retrata el posible involucramiento, de forma directa o indirecta, de estas unidades y de los servicios de inteligencia de Washington en la actividad subversiva que desarrollan sectores de la ultraderecha venezolana.
El presidente Nicolás Maduro ha denunciado de forma reiterada la responsabilidad estadounidense en esas acciones violentas de fuerzas élites del Pentágono en Latinoamérica en Venezuela, que ocasionaron unos 16 muertos y más de 200 heridos.
Las autoridades de Caracas consideran que esto forma parte de un golpe de estado en proceso con el apoyo de los servicios de espionaje de la nación norteña.
Una lectura de la Circular de Entrenamiento TC-18-01 de las FOE, publicada en noviembre de 2010 bajo el título "La Guerra no Convencional (GNC)", puede dar luz sobre las etapas por las que atraviesa este proceso subversivo contra naciones que no obedecen los dictados de Washington.
La TC-18-01 establece que "los esfuerzos de Estados Unidos están dirigidos a explotar las vulnerabilidades psicológicas, económicas y políticas de un país adversario, para desarrollar y sostener las fuerzas de la resistencia y cumplir los objetivos estratégicos norteamericanos".
El documento afirma que dentro de los servicios armados, las FOE "son las únicas específicamente designadas" para este tipo de contienda, por sus capacidades únicas para infiltrarse en territorio enemigo, entrenar a los grupos subversivos y coordinar las acciones de estos".
La GNC consta de siete fases, en la primera de las cuales "la resistencia y los promotores externos realizan la preparación psicológica para unir a la población contra el gobierno y la preparan para que acepten el apoyo de Estados Unidos".
Entre la segunda y la sexta etapas, los equipos de las FOE penetran en el área de operaciones, contactan con el movimiento subversivo, entrenan sus principales líderes y les proporcionan la logística necesaria.
La agrupación que participa en estas acciones prosigue hasta la séptima etapa en que se produce la intervención militar directa estadounidense o el gobierno del país en cuestión cae debido al éxito de la subversión, y las unidades sediciosas toman el control del territorio nacional, según la TC-1801.
Es decir, el triunfo hipotético -según el documento oficial- de las corrientes subversivas en la nación que recibe la "asistencia" del Pentágono.
Este como otros textos reglamentarios del Departamento de Defensa de Estados Unidos tienen la misma carencia: subestiman el papel de los sectores populares en el apoyo a un gobierno como el de Venezuela.
(Circular de Entrenamiento TC-18-01) -en inglés-
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