Por Tereza Cruvinel
247 - La política se basa en discursos públicos, pero se decide en actos privados.
Lo que aparece en la transcripción de la charla grabada entre el
ministro de Planificación, Romero Jucá, y el ex presidente de Transpetro
Sergio Machado son las verdaderas motivaciones para el proceso de
impeachment de Dilma Rousseff y la confesión de uno de sus más
importantes articuladores.
Así, Dilma tenía que ser apartada del cargo para posibilitar un
acuerdo que interrumpiera la marcha del Lava Jato sobre la putrefacta
élite política del país. Si Dilma fue apartada con ese objetivo -y no
por haber permitido la alteración temporal de las cuentas públicas-, fue
un golpe. Temer no tiene condiciones de mantener a Jucá en su gabinete;
caerá la primera piedra. Y sigue faltando la palabra del Supremo
Tribunal Federal, mencionado en la conversación de Jucá cuando hablaba
de "detener la sangría".
El senador Jucá comandó el movimiento decisivo para mover el
engranaje que permitió la votación en la Cámara, y luego el desembarque
del PMDB en la presidencia. Fue él, como presidente en ejercicio del
partido, quien declaró que "en este día histórico para e PMDB, el
partido sale del gobierno de Dilma Rousseff”. Y, entre la platea, se
escuchaban los gritos de "fuera PT". Él fue puente entre el bloque de
Eduardo Cunha en la Cámara de Diputados y el entonces vicepresidente
Michel Temer, a quien convenció de que sería el presidente de la
restauración política, obteniendo la señal verde para poner el engranaje
en marcha.
Premiado con el Ministerio de Planificación (no por casualidad la
cartera que comanda el presupuesto), ¿Jucá será despedido por Temer en
la primera quincena de gobierno? ¿El Supremo Tribunal y la Fiscalía
General se quedarán inertes ante las evidencias de que el impeachment
fue la más sofisticada operación de obstrucción de la justicia?
Las conversaciones privadas desmienten el discurso público del
impeachment, y dejan clarísimo que se decidió descartar el mandato de
Dilma para permitir la fuga de los verdaderos culpables. Las disculpas
de Jucá son paupérrimas cuando asegura que se refería a frenar "la
sangría de la economía, de la situación del país, de la necesidad de
estancar la crisis...".
Todo verso: lo que Jucá hizo fue una confesión de los motivos para derrocar a Dilma.
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