EL VEREDICTO EN EL PROCESO DEL PLAN CONDOR.-
Pese
a la 'macrización' de nuestra política, de nuestra economía y de un
porcentaje muy alto de nuestra sociedad, podemos mirar orgullosos al
mundo.
No
es merced a un triunfo deportivo, tampoco por una hazaña o un logro
científico o artístico lo que nos destaca en el panorama de las
naciones, y en particular en nuestra sufriente América Latina.
Lo
es por una continuidad y un desarrollo de una cultura jurídica en el
plano de las acciones basadas en el DERECHO DE HUMANIDAD, esencia de
nuestro bloque de constitucionalidad y modelo de tratamiento del 'jus
cogens' como conciencia universal de que, cualquiera sea el tiempo
transcurrido y las vocaciones de olvido del poder real que fuera su
inspirador y su cómplice necesario, los crímenes de lesa humanidad deben
ser, pueden ser y habrán de ser castigados penalmente.
Ya
veremos hasta donde llega el escalpelo cuando se publiquen, en agosto,
los contenidos y fundamentos de la sentencia dictada por un tribunal
oral de derecho, en Buenos Aires, contra buena parte de los coautores
nacionales y del extranjero en la planificación y la operatoria del PLAN
CONDOR, auspiciado y orquestado desde las usinas que auspiciaron,
orquestaron y siguen haciéndolo cotidianamente, los golpes de estado,
las dictaduras sangrientas y el genocidio organizado.
Con
mi orgullo, con esa sensación tomada de una escena cinematográfica,
abriendo los brazos y gritando ¡LA PUTA, QUE VALE LA PENA VIVIR!, vuelvo
a rendir mi homenaje a mis compañeros y amigos, a la memoria de Tute
BAIGUN, a mi maestro y ejemplo de conductas, Alberto PEDRONCINI, a quien
anoche tuve el privilegio de saludar, generadores intelectuales y
próceres de este proceso, a quien tomó su posta, Jaime Nuguer, a los
otros esforzados profesionales querellantes, a quienes aportaron pruebas
y testimoniaron, a esos fiscales de cuya constancia y entrega a su
función me parece que es un modelo Ouviña, y a los jueces que
pronunciaron su veredicto tras un proceso tan dilatado como complejo.
La
muerte de muchos de los encartados, y, con ella, la extinción de la
causa penal a su respecto, tiene que haber obligado a rearmar
constantemente un 'puzzle' harto complejo para aislar de las inmensas
pruebas acumuladas aquello que concernía a sus crímenes, a los que la
impunidad póstuma desincrimina pero no perdona.
Algo
se está pudriendo, en Dinamarca y en este triste proceso del cono sur
de nuestra América, con proyecciones de más pudriciones inminentes. PERO
ESTO, ESTE ESPACIO DE OXIGENACIÓN SOCIAL, NO LO HEMOS PERDIDO EN
AMÉRICA LATINA Y COMO EJEMPLO PARA EL RESTO DEL MUNDO.
ESO
BASTA PARA EXPRESAR NUESTRA ENORME SATISFACCIÓN. Y para agradecer la
comprensión, la solidaridad y la admiración de nuestros amigos de otros
países.
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