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lunes, 27 de noviembre de 2017

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Boletín diario del Portal Libertario OACA

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  • Vida y obra de José Alberola Navarro, maestro racionalista y militante anarquista
  • Exposición por el 90 Aniversario de la FAI
  • Reseña bibliográfica de "Calibán y la bruja"
  • La Expropiación Social ¿Y si cada sindicato constituyese un cooperativa?
  • Individuo y sociedad
Posted: 26 Nov 2017 11:13 AM PST
José Alberola Navarro (1895- 1967) había nacido el 5 de junio de 1895 en Ontiñena, Zaragoza, Aragón, (España) y el 1 de mayo de 1967 es asesinado en la Ciudad de México (México) en oscuras circunstancias  el maestro y militante anarcosindicalista
Maestro racionalista, seguidor de las ideas de Francisco Ferrer Guardia, trabajó siempre en escuelas de diferentes lugares del Estado español que impartían este método y colaborar en la fundación de varios centros de enseñanza (Barcelona, ​​Olot, Elda , Xàtiva, Alaior, Viladecans, Fraga, etc.), destacando extraordinariamente como orador antes de la guerra.
En 1918 dirigió la escuela del Clot (también llamada Tomillo y Naturaleza) y después trabajó en Olot, representante en el congreso de la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) de 1919 el sindicato de esta localidad.
Entre los años 1922 y 1923 intervino en una gira de propaganda por el Levante, Gijón, Asturias y Sama.
En 1925 participó en la edición del periódico El Libertario en Blanes. El año siguiente vivía en Valencia, regentando escuelas racionalistas de primera enseñanza. Cuando se fundó la Federación Anarquista Ibérica (FAI) en Valencia, en 1927, se adhirió individualmente, ocupando cargos de responsabilidad en los primeros comités constituidos.
En 1928 vivió en Alaior (Menorca). Participó en el gran mitin barcelonés de 1930 con Compañeros, Rovira y Samblancat, en pro de la amnistía de los presos y contra la represión y la expulsión de Macià.
El 15 de abril de 1931 en Barcelona participó en un mitin de la FAI. Durante el período republicano se inscribió en la corriente más anarquista, representando los sindicatos de Gironella, Manresa, Berga, Navas, Pobla de Lillet y Sallent en el III Congreso Confederal de la CNT en Madrid (Congreso del Conservatorio, 1931), donde rechazan las federaciones de industria, porque favorecen el funcionalismo y el centralismo, y defendió el anarquismo puro y las comunas libres.
Fue redactor de Solidaridad Obrera e hizo mítines en Manresa (septiembre de 1931), localidad donde hizo de maestro en la escuela racionalista entre 1931 y 1933.
En 1936 fundó una escuela racionalista en Fraga y cuando estalló la guerra defendió la necesidad de tomar Zaragoza en vez de crear frente.
Asistió el 22 de agosto de 1936 a una reunión de representantes de la comarca de Albalat con el fin de estructurar la nueva economía y coordinó la asamblea con Lozano y Val.
Participó en el pleno de grupos anarquistas de Aragón en Alcañiz, en septiembre de 1936, y encabezará la Consejería de Instrucción del Consejo de Aragón hasta el 17 de diciembre de 1936, cuando lo abandonó por discrepancias ideológicas.
En marzo de 1937 asistió como delegado del Cinca a pleno regional de comarcales de Aragón en Alcañiz, donde atacó duramente el Consejo de Aragón. Hasta la represión estalinista participó en el consejo municipal de Fraga, se unió después a la 127 Brigada.
Cuando la derrota fue un hecho, se exilió en Francia y después pasará a México, donde fundó el colegio Cervantes y fue profesor de literatura en el colegio Madrid durante 18 años, hasta que fue asesinado.
José Alberola escribió artículos en Cenit y fue redactor de Ética (Valencia, 1935-1936), El Porvenir del Obrero (Alaior), Proa, El Productor (Blanes), La Protesta (Buenos Aires), Redención (Alcoy), La Revista Blanca, Revista Única, Solidaridad, Solidaridad Humana (Barcelona, ​​1932), Tierra y Libertad (1931), Tierra y Libertad (México), y también fue administrador durante dos años de Solidaridad Obrera, es autor del libro Interpretación anarquista de la revolución (Lleida, 1937).

José Alberola, maestro racionalista

“El presente trabajo fue realizado para el periódico CNT, publicado en marzo del 2007. Nº del periódico: 332”
JOSÉ ALBEROLA, MAESTRO RACIONALISTA
APUNTES BIOGRÁFICOS,  FRAGA 1933-1937
A modo de presentación      
En primer lugar pienso que es conveniente hacer alguna  aclaración; el presente escrito no esta realizado por ningún historiador, ni mucho menos escritor profesional. Soy consciente además de los muchos datos, y seguramente importantísimos, que no voy aquí a mencionar. Algunos por propia obviedad, por la falta de espacio, otros por puro desconocimiento, sin embargo este trabajo no pretende dejar cerrada o zanjada ninguna cuestión, mas bien lo contrario, tampoco quiero que  se interprete como una oda o culto a la personalidad del personaje. Mi intención no es otra, que la de contribuir con esta pequeña aportación de notas y apuntes  recogidos a través del tiempo, de algunos libros, y de las muchas conversaciones con mis compañer@s mayores, a rescatar del olvido una parte de nuestra historia y la de compañer@s de la altura moral como lo fuera José Alberola.
Apuntes biográficos
José Alberola Navarro nació el año 1895 en Ontiñena, pueblo de la Comarca del Bajo Cinca en el sur de la provincia de Huesca, aunque la mayor parte de su vida transcurrió fuera de su tierra natal, a excepción de los años vividos en Fraga pueblo de la misma comarca y muy cercano a Ontiñena.
Militante anarquista y maestro de profesión de conocido prestigio, dentro y fuera del Movimiento Libertario de la época. Fue seguidor de la Educación Racionalistacorriente difundida por el pedagogo Francisco Ferrer i Guardia. Trabajo siempre en Centros que impartían este método, y en varios lugares de España, donde incluso colaboro a fundar algunas de estas escuelas; en Barcelona, en Olot (Girona) en Elda y Játiva (Valencia) en Alaior (Menorca) en Viladecans (Barcelona) además de Fraga.
Su compromiso con el anarquismo, lo llevo a participar en muchos acontecimientos históricos, donde su profesión y militancia fueron siempre de la mano. Participó activamente en la Prensa Obrera y Anarquista, como redactor y articulista en publicaciones de renombre; SOLIDARIDAD OBRERA,TIERRA Y LIBERTADLA REVISTA BLANCA… por citar algunas, es conocida también su contribución en la aparición  del periódico EL PRODUCTOR, que junto a Manuel Buenacasa (otra gran figura del anarcosindicalismo aragonés) pusieron en marcha en Blanes, Girona.
A fecha de hoy no se puede asegurar con exactitud, su participación en aquella reunión del año 1927 en Valencia, donde se funda y constituye la Federación Anarquista Ibérica. Aunque si se sabe que tubo cargos de responsabilidad en los primeros Comités Peninsulares constituidos. 
En 1930, participó en un gran mitin en Barcelona junto a  Companys, Rovira y Samblancat, en pro de la amnistía de los presos políticos y contra la represión, entre ellas la expulsión de España de Francesc Macià.
En 1931 participa como delegado en el III Congreso Confederal de  la CNT en Madrid, representando al Sindicato de Gironella. Su intervención en una de las ponencias sobre las Federaciones de Industria es recogida en las actas, su tesis defendida será contraria a la implantación de dichas federaciones, argumentando que dicho planteamiento alejaba el ideario anarquista de la CNT. “Los que propugnan por las Federaciones de Industria han perdido fe en el valor del hombre y se lo conceden al engranaje… no queremos la continuación del capitalismo sin capitalismo… El ideal es lo que mantiene la fe. Nosotros no aceptamos nada que se acerque al estatismo”.
Su llegada a Fraga
Mientras tanto sus primeros pasos o llegada a Fraga, según declaraciones de Agustín Orús  lo hace a principios de los años veinte, época en la que ya ejercía como maestro. … conocí a J. Alberola en los años treinta, vino a Fraga el año 1933, pero ya estuvo antes, en el año 1922 y en esa época ya daba clases en su casa, dos antiguos alumnos eran amigos míos.  Aunque la etapa mas conocida y documentada, sea la de los años treinta, periodo en el que se instala y vivirá con su familia hasta mediados de 1937.
Cuando J. Alberola llega a Fraga se encuentra con un gran ambiente libertario, la CNT   funcionaba desde 1918 (aunque algunas fuentes apuntan que ya había un grupo anarquista en los años anteriores) se habían constituido recientemente las JUVENTUDES LIBERTARIAS  y un Ateneo Libertario que con el nombre de SOCIEDADA CULTURAL AURORA funcionaba desde que la dictadura de Primo de Rivera declaro ilegal a la CNT.
Cuando la dictadura empuja a la clandestinidad al Sindicato, en muchos pueblos y ciudades la militancia confederal, se reorganiza en asociaciones culturales y en muchos casos, serán ellos mismos quien las ponen en marcha. “…el Ateneo era muy dinámico, teníamos  un grupo artístico y hacíamos representaciones de teatro y giras libertarias  por los pueblos de la comarca, y  una rica biblioteca que ponía los libros a disposición de los asociados. En esos años compramos un solar y  se construyó entre todos los socios, la casa que albergaba nuestra sede, y donde se desarrollaban la mayor parte de las actividades..” (1). Paradójicamente, durante el llamado bienio negro el gobierno de la Republica es quien de nuevo declara ilegal a la CNT y en Fraga será la  SOCIEDADA CULTURAL AURORA quien tomara de nuevo el relevo a la organización anarcosindicalista, hasta el triunfo del FRENTE POPULAR el 16 de febrero de 1936.     
Con la llegada de Alberola se pone en marcha La Escuela Racionalista, por la que pasaran muchos niños y niñas de Fraga, además de muchos adultos; el analfabetismo, como en la mayor parte de España, es muy alto en esos años, en este sentido se organizó turnos nocturnos para dar clases después de la jornada laboral, también para los adultos. Es importante resaltar, que para ser alumno de la escuela(como en la mayor parte de las escuelas racionalistas), no era necesariamente ser hij@ o miembro ni de la CNT ni hacia falta ser, ideológicamente hablando, anarquista. Hay información contrastada que así lo confirma. Si es cierto que era la clase trabajadora la que mas frecuentaba la escuela y que cuando menos, el recelo, era notorio entre la clase mas acomodada. Valero Chiné nos cuenta en sus memorias,  “…Yo tan apenas le conocía ( J. Alberola) pero era el único maestro que daba clases a las horas que mejor le fueran al discípulo… me puse de acuerdo con él  para asistir a sus clases a las nueve de la noche. Aunque contaba con quince años, tan apenas sabia leer ni escribir pues con once años ya estaba trabajando.  …cual sería mi sorpresa, cuando al enterase mi  patrón que, el maestro  que iba a darme las clases, era Alberola me espeto que  ya  podía buscarme otro trabajo. … lo cierto es que Alberola era muy estimado entre los gentes  humildes y los  trabajadores, no así para los patronos y la clase adinerada.”(2)
Josefa Calucho Ballesté, vecina  del domicilio familiar de Alberola y antigua alumna, recordaba en una entrevista realizada para una revista local.  “… conocí al maestro Alberola. El no recuerdo de donde era, pero la  mujer era de Palafrugell y se llamaba Clara. Tenían una niña, Eli, y un niño, Octavio. Él daba clases en la Cultural (Con este nombre era conocida la Sociedad Cultural Aurora por los vecinos de Fraga) en la calle que ahora se denomina Alcázar de Toledo. Era muy buen maestro y los que éramos alumnos suyos aprendíamos mucho… Para nosotros eran muy buenas personas y fueron muy buenos vecinos.”(3)
Guerra y  revolución
Con el golpe militar del 18 de julio y el posterior estallido de la guerra, el Alcalde y toda la Corporación Municipal del Ayuntamiento de Fraga dimite, de este modo y tal como se desarrollaron los acontecimientos la administración política local, pasará a ser gestionada por un nuevo organismo. Como en otros pueblos y ciudades, las organizaciones libertarias, como la CNT y la FAI no solo entraron a formar parte de dichos organismos, sino que en muchos casos, tal y como sucedió en Fraga, fueron los impulsores y desde luego los protagonistas principales. Es de resaltar que en aquel momento la CNT era la fuerza “política” y sindical de izquierdas mas importante y numérica de Fraga. Si es cierto, que algunos republicanos y sobre todo miembros de las Juventudes de Izquierda Republicana tenían como referencia sindical a la CNT, llegando a formar parte además como socios
El de Fraga recibió el nombre de Comité Popular Antifascista, este Comité estaría formado por la CNT y el Frente Popular la agrupación de partidos de izquierda, pero que aquí solamente contaba con una pequeña agrupación de Izquierda Republicana y representada hasta entonces por el Alcalde Joaquín Viladrich, (hermano del pintor Miguel Viladrich)
Cabe destacar que en Fraga los elementos facciosos o simpatizantes con los golpistas no semanifestaron públicamente y las fuerzas políticas leales a la Republica controlaron muy rápidamente la ciudad. Por otro lado la única institución armada existente era un Cuartel de La Guardia Civil con una pequeña guarnición de Guardias, la cual fue “neutralizada” muy rápidamente gracias a la osada acción de los libertari@s y republican@s locales. Y obligada a abandonar la ciudad y trasladada al frente de guerra los primeros días después del golpe.
Casi al mismo tiempo llega la colectivización siendo una de las importantes de Aragón, con esta nueva situación se crea un nuevo organismo municipal llamado Consejo Comunal de Fraga, siendo su presidente José Alberola. Su duración fue tan solo de unos meses, no llegando a cumplirse ni un año de existencia, hasta mediados del 1937, fecha en la que el gobierno de la Republica del Dr. Negrín declara ilegal todo el proceso colectivista y decreta la disolución de todos los organismos revolucionarios entre ellos el Consejo de Aragón. Es justamente en ese momento cuando la 27 División de Enrique Lister es desplazada desde el frente hacia la retaguardia aragonesa hostigando a los colectivistas, hasta que se siente con el poder suficiente y otorgado desde el gobierno de la Republica para arrasar literalmente los pueblos y las Colectividades del Aragón Libertario. 
Durante ese periodo que va desde el mes de julio del 1936 hasta prácticamente el mes de agosto del 1937 Alberola se convierte en un personaje clave tanto en el desarrollo político,  como en lo social y cultural y no sólo en Fraga, también en la Comarca del Bajo Cinca. Destacamos además su oposición férrea a los abusos de poder y a la violencia gratuita, viniera de donde viniera, incluso poniendo en grave peligro su propia vida. Josefa Calucho, testigo de excepción explicaba además dos anécdotas muy reveladoras del carácter de Alberola: …Mi habitación daba justo debajo de donde al parecer, hacían reuniones. Podía escuchar todo lo que hablaban. Cuando estallo la guerra y entre tanta agitación por Fraga, Alberola les dijo a los que se reunían con él: “y ahora que habéis ocupado las casas de los ricos, que hay que hacer sacaros a vosotros”… “Cuando corrían las listas para matar gente, Alberola escondió algunas personas en su propia casa. Nosotros hacíamos como si nada supiéramos.(3)
Es conocido además el enfrentamiento que Alberola tubo con un grupo armado  que irrumpió en Fraga a los pocos días del inicio de la guerra, exigiendo la entrega inmediata y fusilamiento de las personas detenidas preventivamente a las pocas horas del levantamiento militar y sospechosas de simpatizar con los fascistas. “Alberola se enfrento directamente y argumento su oposición a los fusilamientos hasta tal punto que incluso estuvo apunto de ser fusilado  por traidor… y tu departe de quien estas le espetaron” (2) Quiero resaltar que dicho grupo o comando, por decirlo de alguna manera, a fecha de hoy no se conoce su filiación política, ni a que Columna pertenecían, hay diferentes versiones pero pocos se atreven a señalar ninguna con exactitud.
Quizá otro dato a destacar del periodo inicial de la guerra es el desarrollo de algunos de sus proyectos, en el terreno cultural y educativo. En primer lugar fue el responsable de organizar lo que sería la nueva Escuela Pública, y en plena guerra. Para ello contó con la colaboración de algún maestro de Fraga: “El 6 de agosto llegó a Fraga Salvador Orús, maestro local, de regreso de participar en unos cursillos de promoción… José Alberola, le planteo la necesidad de organizar la escuela para el nuevo curso… Se adecentaron las escuelas al tiempo que se buscaron posibles maestros para los diferentes grupos. Manuel Galicia, con la carrera de maestro recién terminada, Salvador Labrador Novials en el último curso de magisterio, son los primeros con quien contó.  Maleneta y la maestra retirada doña Mercedes Nart son el resto de maestros con quienes pudo iniciar el curso”… “seguimos los criterios de la Institución Libre de Enseñanza, con un amplio proyecto de trabajo hacia los alumnos, donde además de las asignaturas habituales se incluía música. La escuela la empezamos con mucha ilusión, con un total de ocho grupos.”(4) El nombre que recibió la nueva escuela fue el de Francisco Ferrer i Guardia. Al mismo tiempo y también gracias a su influencia se organizó la que seria la primera Biblioteca Pública de Fraga. “ fui Consejero de Cultura del  Consejo Municipal de Fraga, creamos una biblioteca publica que tuvo muy buena aceptación. Esta biblioteca se inicio con donativos de gente de Fraga… se instalo en un bar bastante  amplio… las mesas y las sillas que habían servido para tomar café o jugar a las cartas  se convirtieron para leer y crear cultura”. (5)
Gastón Leval hace un informe muy interesante y detallado sobre la colectividad de Fraga y que coincide mucho con los testimonios de nuestros abuelos, sobre todo en el aspecto de las realizaciones constructivas tanto en lo productivo propiamente dicho como en el aspecto social, y que no voy yo aquí ahora a reproducir, por cuestión de espacio. 
También es razón a resaltar su paso por el Consejo de Defensa de Aragón, el organismo nacido de la revolución, constituido en octubre del 1936 y que sus primeros días de existencia fijó su residencia en Fraga, antes de ser trasladado a Caspe. En el primer consejo, José Alberola fue nombrado Consejero de Instrucción Pública. Estos son unos recortes del articulo-proyecto,  escrito por Alberola donde hace un esbozo sobre su planteamiento educativo desde su consejería y el cual me parece muy interesante recuperar aquí: “ La Nueva Escuela. Eduquemos instruyamos racionalmente”… Puede decirse, con toda exactitud que la ciencia de la educación consiste en la elaboración de las materias que han de presentarse según el orden que las necesidades del niño exijan. A los maestros, a los verdaderos pedagogos por vocación y no por lucrativo profesionalismo, es a quienes corresponde conocer esas necesidades y satisfacerlas racionalmente… Siendo la razón la facultad más preciada del hombre, todo pedagogo que estime la lógica y quiera ser probo con la especie a que pertenece, no hará materia de enseñanza sino lo que experimentalmente se sabe cierto, y las consecuencias que de ello razonablemente saque serán relación de causa a efecto a fin de que interpretando la verdad en las cosas, los seres y los fenómenos todos, la conciencia humanitaria del hombre progresivo prevalezca.
A nuestro entender en esta situación antidogmática y si prácticamente experimental, debe encauzarse el espíritu de la Nueva Escuela, persiguiendo la alta finalidad de que en el libre juego de sus actividades cada uno llegue a ser el motor de su propia voluntad fecunda y creadora, pues que dignificar a los hombres es darles finalidad propia.
Su cargo duraría poco tiempo, debido en buena parte a las desavenencias ideológicas, fruto del nuevo rumbo político tomado, con la entrada de Partidos Políticos en el Consejo y con lo que Alberola no estaba de acuerdo, llegando abandonar su Consejería por propia voluntad.
El mes de agosto de 1937 y forzado por los acontecimientos que derivaron de los llamados sucesos de Mayo de 1937 y con el desmantelamiento del Consejo de Aragón la persecución  policial de losconsejeros así como de la destrucción de toda la estructura colectivista en Aragón, incluyendo Fraga, Alberola y su familia se ven forzados a abandonar Fraga.  Apuntamos que antes de partir al exilio, y casi al final de la guerra, se trasladaron hasta Viladecans (Barcelona), donde se hizo cargo de la escuela racionalista de esta ciudad, prácticamente hasta la “caída” de Barcelona por las tropas franquistas.
Parte hacia el exilio junto a su familia, primero a Francia y  posteriormente a México, país donde vivirá hasta el final de sus días.
En México trabajo y colaboró junto al exilio republicano español a fundar algunas instituciones educativas, como el colegio Cervantes o el colegio Madrid colegio este último en el que trabajo como profesor de literatura durante18 años.
Al mismo tiempo participó activamente con el Movimiento Libertario en el exilio, siendo asiduas sus colaboraciones en las publicaciones TIERRA Y LIBERTAD de México o CENIT de Francia entre otras. Murió asesinado en oscuras circunstancias el 1 de mayo de 1967.
Quiero terminar con un párrafo escogido del libro de Felipe Alaiz TIPOS ESPAÑOLES: “…Alberola, amigo de la desobediencia integral y matizada, sin troquel, amigo del español que no lee hasta el punto de enseñarle a leer para que no lea lo que leen los que jamás leyeron por su cuenta y que están infectando el ambiente de específicos en vez de dar a la intemperie su propio sol y al agua marina su propia sal y su propio yodo.”
Fraga noviembre 2006
J.Carlos Chiné Royes 
Albañil y militante de la CNT de Fraga y del Centro de Estudios Libertarios José Alberola.
FUENTES CONSULTADAS
FUENTE ORAL:
(1) AGUSTÍN ORUS ORTIN, natural de Fraga y militante de la CNT de Fraga y de la Sociedad Cultural Aurora en los años treinta y alumno de J. Alberola, fallecido en el 2001.
(2) VALERO CHINÉ BAGUE, natural de Fraga y militante de la CNT de Fraga y de la Sociedad Cultural Aurora desde los años treinta y alumno de J. Alberola
(3) JOSEFA CALUCHO BALLESTE, natural de Fraga, vecina de la familia Alberola en los años treinta, y alumna de J. Alberola, fallecida 2005
(4) SALVADOR ORUS, natural de Fraga, maestro de profesión.
(5) JOSE de DIOS AMILL, natural de Fraga, fue Consejero de Cultura en el Consejo Municipal, 1936-1937
OTRAS FUENTES:
BIBLIOGRAFÍA:
DÍEZ TORRES Alejandro A.: Orígenes del cambio regional un turno del pueblo Aragón 1900-1938 confederados solidarios, Madrid, U.N.E.D., Universidad de Zaragoza, 2003
IÑIGUEZ Miguel: Esbozo de una enciclopedia histórica del anarquismo español, Madrid, Fundación Anselmo Lorenzo, 2001.
CARRASQUER Félix: Las colectividades de Aragón un vivir autogestionario promesa de futuro, Barcelona, Laia/Divergencias, 1986
SOLÁ Pere: Las escuelas racionalistas en Cataluña 1909-1939, Barcelona, Tusquets, 1978
CARDONA PONS Floria: Episodis de la Menorca llibertària, Palma de Mallorca, Ateneu Llibertari Estel Negre, 2005
LEVAL Gastón: Colectividades Libertarias en España. Madrid, Editorial Aguilera, 1977
GOMEZ CASAS Juan: Historia de la FAI, Madrid, Fundación Anselmo Lorenzo, 2002
ARTICULOS aparecidos en la Revista BATECS, Nº4 1989, edita: Institut  dÉstudis del Baix Cinca. Fraga.
ARTICULOS aparecidos en la Revista FOGARIL I CALAIXERA Cuadernos de Memoria Nº 56 diciembre 2004. Fraga

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Posted: 26 Nov 2017 11:06 AM PST
El verano pasado se cumplía el 90 aniversario de la fundación de la FAI. Una excusa como otra cualquiera para hablar de una organización tan actual y tan necesaria como en 1927. La Federación Anarquista Ibérica es una herramienta que pueden utilizar los grupos anarquistas para coordinarse, apoyarse y trabajar en común. Para compartir información y recursos. Para organizar campañas, conjuntas, de denuncia, difusión o solidaridad y, claro, para desarrollar proyectos comunes. Para analizar, entre todas o entre varios, ideas y posibilidades de la sociedad actual o futura. Para aprender más sobre la convivencia, la resolución de problemas y el respeto. Para generar sinergias, fuerza o para hacer camino al andar… Todo en aras de avanzar hacia un modelo de organización social horizontal, antiautoritario, libre, participativo y justo. Donde no quepa la explotación ni la represión. En definitiva, para caminar hacia una sociedad anarquista.
Una sociedad a la que aspiramos la mayoría de los seres humanos y, desde luego, los anarquistas implicados en esa lucha global. Sin olvidar las luchas más cercanas y parciales contra las injusticias cotidianas. Así que hablamos de una Organización muy útil, necesaria para sumar, y aún multiplicar, las iniciativas de los anarquistas. Para visibilizarlas, para hacerlas más efectivas.
La tarea es muy amplia y diversa. Ya en la primera Conferencia inaugurada el 25 de julio de 1927 en Valencia, aparecen muchos de los temas que nos siguen ocupando hoy: el cooperativismo, el movimiento obrero, la organización, la cultura, los presos o la represión,…
Se saltan las fronteras desarrollando una organización que incluye los dos países ibéricos, sin olvidar los grupos que están (sobre todo a causa de la dictadura) residiendo en Francia. Los anarquistas estamos en contra de establecer barreras que nos dividan y nos compliquen la vida. Queremos libertad de movimientos y no aceptamos que las circunstancias geográficas nos enfrenten. Menos aún las circunstancias políticas, absolutamente arbitrarias y artificiales, creadas y potenciadas por intereses ajenos a las personas y a las sociedades por tanto.
Por eso, y porque la transformación social que perseguimos es igualmente necesaria en todos los países y territorios, la FAI se federa con otras organizaciones afines por todo el mundo: la Internacional de Federaciones Anarquistas (IFA) que, como sucede en la Península Ibérica, facilita y mejora las tareas y proyectos de los anarquistas organizados en los diferentes espacios geográficos. Algunas de esas Federaciones traspasan igualmente fronteras, como sucede con la Federación Anarquista Francófona, que tiene grupos en Francia, Bélgica o Suiza, así como la de habla alemana (FdA) con grupos también en Austria. Al mismo tiempo, existen Federaciones adheridas a la Internacional que se estructuran en una parte de un país, como es el caso de la Federación Anarquistas de Valdivia (FALV) en el sur de Chile.   
Como el trabajo lo desarrollan los grupos, en esta Internacional que comienza su andadura en 1968, la estructura es mínima y las condiciones para formar parte de ella son básicas y muy pocas. Lo mismo ocurre en la Federación Anarquista Ibérica que se rige por un Pacto Asociativo que permite una total autonomía de los grupos federados, tanto en su funcionamiento como en sus iniciativas.
Por lo demás, hay un Comité Peninsular que se encarga de facilitar la información y la coordinación de los grupos. Plenos donde tomar las decisiones que afectan a la Federación en su conjunto y Conferencias (equivalentes a los Congresos) cuando se consideren necesarias. Sencillo, pero efectivo, tratando de eliminar al máximo la burocracia tan poco cara a los/as anarquistas.
En fin, la Federación Anarquista Ibérica no pretende tener ninguna exclusividad en el anarquismo organizado. Es una propuesta que cumple 90 años de trabajo y continúa abierta para quienes quieran potenciarla y mejorarla.
Pues bien, sumando excusa con excusa y esfuerzos, la FAI y la FAL están preparando actos conmemorativos que incluyen una Exposición, que recorrerá desde los preliminares hasta hoy, con algunos de los momentos que nos indican la importancia de esta Organización históricamente y la pretensión de mejorar en el futuro, en la sede de la Fundación Anselmo Lorenzo. Además, una charla-coloquio el 15 de diciembre a las 19:30 horas, coincidiendo con la inauguración de la Exposición, y que presentada por Javier Antón contará con las intervenciones de Miguel Íñiguez, Juan Pablo Calero y Julio Reyero.
Pascual

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Posted: 26 Nov 2017 11:00 AM PST
Título: Calibán y la bruja. Mujeres, cuerpo y acumulación originaria
Autora: Silvia Federici
Editorial: Traficantes de sueños
Lugar y fecha de publicación: Madrid, 2017
Edición: 
Páginas: 372
En este documentado estudio Silvia Federici aborda la transformación del papel de la mujer en la sociedad en el proceso de tránsito hacia la formación del sistema capitalista. Como toda obra de investigación posee sus aciertos pero también sus errores. Por esta razón empezaremos con los aspectos más sobresalientes de este ensayo.
En primer lugar hay que destacar que la obra de Federici tiene la virtud de ubicar la cuestión de la mujer en el contexto de la lucha de clases, y consecuentemente en el marco general de la sociedad de clases en la que la mujer no es presentada en unos términos abstractos al margen de las condiciones sociohistóricas específicas que la definen, tal y como sucede habitualmente con los enfoques postmodernos. Por el contrario Federici entiende el género como una especificación de las relaciones de clase.  En lo que a esto respecta Federici vincula el papel de la mujer con las diferentes relaciones de explotación y dominación generadas por la sociedad de clases. De este modo nos presenta un análisis de la evolución de la posición que la mujer ha ocupado a lo largo de la historia en el marco de la lucha de clases, con lo que la atención es centrada en el estudio de las condiciones de vida de las mujeres de la clase sometida.
Otro aspecto positivo de esta investigación es que Federici desmonta la historiografía oficial que presenta a la Edad Media como un período histórico en el que las mujeres vivían en una situación de extrema opresión, y que consecuentemente la modernidad ha contribuido de manera decisiva a una paulatina liberación de la mujer de las viejas ataduras. Por el contrario, Federici va a los hechos concretos con los que desmiente los prejuicios impuestos por la burguesía y el liberalismo y nos muestra una realidad bien diferente. En este sentido la Edad Media, aún sin haber sido idílica, fue un período histórico en el que las mujeres gozaron de una considerable relevancia social, de tal modo que eran respetadas y estimadas. Así lo demuestra su presencia y participación en multitud de ámbitos de la vida económica, laboral y social, pero también el control que tenían sobre la producción y reproducción del trabajo que se concretaba en el dominio de sus propios cuerpos a través de métodos anticonceptivos y abortos, así como de un saber popular que les permitía detentar un importante grado de autonomía.
Silvia Federici nos ofrece una imagen de la sociedad medieval muy distinta de la que se enseña en colegios e institutos. La sociedad de aquel entonces se caracterizaba por un elevado nivel de colectivismo como así lo demuestra la existencia de tierras comunes y diferentes formas de autoorganización en las que la mujer jugaba un papel relevante. Así, Federici viene a confirmar lo ya dicho por diferentes autores sobre las condiciones de existencia medievales del pueblo llano. De esta manera la autora arroja una considerable cantidad de información y de datos que contribuyen a poner en tela de juicio el relato que nos presenta la Edad Media como un período histórico tenebroso y lleno de horror.
Asimismo, la vida del pueblo llano en la Edad Media, con sus formas colectivistas, es relacionado con la lucha de clases en la que eran frecuentes los enfrentamientos con los grupos dominantes: la nobleza, el clero, la corona, la burguesía, etc. En todo esto el trabajo de Federici es bastante meritorio dado que no se limita a explicar algo que es de sobra conocido, como eran las rebeliones campesinas de aquel entonces, sino que nos muestra que en la mayoría de esas insurrecciones las mujeres jugaron un papel destacado: bien como principales protagonistas en primera línea de batalla, o bien como máximos exponentes de dichas luchas que en no pocas ocasiones encabezaron.
Sin embargo, esta obra también tiene sus puntos débiles. La principal debilidad es el uso del marxismo como marco de análisis para el estudio de la evolución del papel de la mujer en la sociedad en su tránsito hacia el capitalismo. Federici explica el tema de su libro básicamente a través de la economía y del mundo del trabajo, lo que le conduce a caer en el economicismo inherente a la práctica totalidad de los autores marxistas. En líneas generales la tesis central de Federici se resume en afirmar que el paso del feudalismo al capitalismo fue posible gracias a la reclusión de la mujer en la esfera puramente doméstica, de tal manera que su función social se redujo a traer hijos al mundo y a desarrollar actividades económicas y laborales no remuneradas dentro del hogar, lo que permitió la acumulación primitiva que posteriormente hizo posible la aparición del capitalismo. A este proceso le acompañaron una serie de acontecimientos violentos dirigidos contra las mujeres, como es la caza de brujas, que condujeron directamente a su sometimiento por los hombres. Todos estos cambios son, a su vez, relacionados con los procesos de desarticulación de la sociedad medieval a través de la privatización de los bienes comunales, y consecuentemente la reorganización de las relaciones sociales conforme a la lógica del capital.
En el análisis de Federici se reproducen los mismos errores de los análisis marxistas en la explicación del origen y surgimiento del capitalismo, de forma que este último es considerado el resultado de un proceso autogenerado por la propia economía en el desarrollo de sus contradicciones internas donde el gran ausente es el Estado. Así, en este estudio el Estado únicamente juega algún papel relevante en lo que respecta a la caza de brujas, pero en modo alguno es tenido en cuenta a la hora de explicar el capitalismo cuyo origen histórico es situado en la Baja Edad Media. Por el contrario, son numerosos los estudios que ubican el surgimiento del capitalismo en la primera revolución industrial en la segunda mitad del s. XVIII, como consecuencia del paso de unas formas de producción de carácter artesanal a otras de carácter industrial y crecientemente mecanizadas. Resulta una exageración situar el origen del capitalismo en la Baja Edad Media, época en la que la economía en Europa era fundamentalmente de subsistencia, donde el mercado se circunscribía sobre todo a unas pocas ciudades, y el grueso de la población residía en zonas rurales donde el trabajo asalariado era minoritario. Por otro lado la mano de obra asalariada se limitó sobre todo a las ciudades, lo que explica que en estas fuera relativamente frecuente la miseria y la mendicidad, además de altas tasas de mortalidad.
Como consecuencia de todo lo anterior el capitalismo es presentado como un sistema social y económico que nace de la Edad Media, de manera que lo que se da entre uno y el otro es un proceso de transición. Esto es lo que conduce a olvidar una serie de procesos históricos ligados a la formación y desarrollo del Estado moderno, y que dan perfecta cuenta de muchos aspectos relacionados con las transformaciones de la sociedad medieval, la formación de los movimientos populares de protesta y el cambio del papel de la mujer en la sociedad.
La crisis demográfica de la Baja Edad Media a la que alude Federici no se explica única y exclusivamente a partir de razones económicas. Además de la peste negra nos encontramos con un contexto internacional bastante convulso en el que las permanentes incursiones militares del imperialismo islámico sobre las costas europeas, con la consecuente esclavización de la población, sobre todo de mujeres que más tarde eran vendidas en los mercados y harenes del norte de África y de Oriente Próximo, produjo un drenaje demográfico considerable. A esto hay que añadir el efecto de las guerras que se hicieron cada vez más frecuentes y destructivas tanto en términos materiales como sobre todo humanos. Indudablemente este cúmulo de condiciones favorecieron un cambio en las políticas de los diferentes Estados para impulsar un crecimiento de la natalidad, lo que indudablemente exigía poner en marcha unos cambios en lo que respecta a la división sexual del trabajo y a la participación de la mujer en la vida social y económica. Todo esto coincidió, a su vez, con un proceso de reorganización y reforzamiento interno de los Estados que autores como Joseph Strayer o Gianfranco Poggi, entre otros, examinaron con bastante detalle.[1] Esto trajo la recuperación del derecho romano con la aparición de diferentes universidades dedicadas a su estudio, lo que conllevó inevitablemente la reemergencia del viejo patriarcado que perseguía el sometimiento de la mujer al reproducir, como bien señala Federici, en el seno de la familia la misma estructura de poder que caracteriza al Estado.
Como consecuencia de la asunción de un modelo explicativo fundamentalmente economicista, Federici reduce el fenómeno del sometimiento de la mujer a una cuestión meramente económica, de tal modo que este fenómeno consistía en arrebatarle a la mujer el poder que había detentado en la época medieval para, a partir de entonces, someterla y obligarla a reproducir la fuerza de trabajo mediante el control de su cuerpo. Aunque es cierto lo que Federici describe en relación a los distintos mecanismos empleados por el poder establecido para reconceptualizar el cuerpo en unos términos completamente nuevos, tal y como lo explica en el capítulo dedicado al estudio de la formación de las filosofías racionalistas, ello no obedeció a exigencias puramente económicas dirigidas a desarrollar un capitalismo que entonces era inexistente y que aún no se atisbaba en el horizonte. Este proceso no consistía únicamente en aumentar la fuerza de trabajo para, así, incrementar la riqueza de la nación, sino que más bien obedecía a la necesidad del Estado de disponer de una demografía floreciente para poder reclutar un número creciente de hombres para la guerra, con lo que los motivos económicos que pudiera haber detrás de estas medidas eran más bien accesorios y en todo lo importante auxiliares a esta necesidad militar del Estado. Además de esto hay que señalar que estas políticas fueron aplicadas sobre todo en las zonas urbanas y en aquellos espacios que las circundaban, y sobre los que el poder de las autoridades era realmente efectivo, mientras que las regiones rurales, donde vivía la mayor parte de la población, tendieron a quedar fuera de esta dinámica o, como mucho, a padecer los efectos de estas medidas de una manera parcial. Por tanto, el problema de la natalidad estuvo históricamente vinculado más a las zonas urbanas, donde la mortalidad era elevada y donde se radicaban los principales centros de poder económico y político, y no tanto a las regiones rurales.
Asimismo, las luchas populares contra los poderosos se explican en el marco del proceso de formación y desarrollo del Estado moderno, que supuso una fortísima alteración de las formas de vida de la población medieval. El Estado creció debido a una mayor concentración, acumulación y centralización de medios de dominación, con lo que su contacto con la sociedad, al inmiscuirse en una cantidad creciente de ámbitos, también creció y originó resistencias de diferente tipo entre las que destacan las rebeliones campesinas, o más comúnmente conocidas como jacqueries. Esta resistencia popular a lo que era un proceso de modernización del Estado conllevó a la postre la criminalización de aquellos sectores de la población que, aún después del virtual triunfo del Estado con la consolidación del poder de la elite dirigente, persistieron en su oposición de una forma clandestina. En este punto es en el que se encuadra la caza de brujas descrita por Federici, al que se le unieron una serie de razones ideológicas vinculadas a la formación de la ciencia moderna y de un nuevo tipo de saber erudito que era contrario al saber popular. Las mujeres, que habían sido las principales depositarias de dicho saber popular, fueron reprimidas y vilipendiadas a través de su demonización con la caza de brujas. Con ello se perseguía no sólo su sometimiento, también poner fin a las rebeliones internas que debilitaban a los Estados europeos en su competición internacional, e instaurar de una vez por todas el monopolio ideológico de los nuevos intelectuales con la denominada ciencia moderna. Las revoluciones científicas, el auge del saber intelectual y la supremacía del conocimiento científico fueron fenómenos ampliamente descritos y explicados, entre otros, por Paul Feyerabend, quien puso de relieve cómo la ciencia moderna logró imponerse frente a otros enfoques de la realidad como ocurrió con los saberes tradicionales, mientras que Thomas Kuhn expuso la lógica de los cambios de paradigma en la esfera del conocimiento.[2]
Las razones económicas que esgrime Federici para explicar la ofensiva ideológica de los siglos XVI y XVII contra las mujeres son con todo bastante secundarias y colaterales. Más bien, a tenor de la información que la propia Federici ofrece, todo obedecía a un proceso mediante el que el Estado perseguía un control directo sobre la población, para lo cual era necesario poner fin a la importancia social que la mujer había detentado hasta el momento, especialmente en la medida en que era portadora de un saber popular y arcaico que la hacía influyente en el seno de la comunidad como partera, curandera, sacerdotisa, etc. A esto se sumó su capacidad para regular y controlar la natalidad mediante abortos y el uso de métodos anticonceptivos naturales. Por estas razones, y como forma de terminar con la resistencia de un sector de la población que no se adaptaba a los cambios introducidos por el nuevo orden social estatista, fue necesario imponer en el lugar hasta entonces ocupado por la mujer a los nuevos profesionales de la medicina, a los intelectuales y a parteras controladas por el Estado para, así, controlar y regular la natalidad.
Federici habla de una división sexual del trabajo como paso previo a la instauración de un sistema social y económico capitalista, en tanto en cuanto dicha división facilitó la acumulación primitiva que hizo posible la aparición del capitalismo. Pero lo cierto es que lo primero, la división sexual del trabajo, fue consecuencia de lo segundo, la aparición del capitalismo. Hasta bien entrado el s. XIX la mayor parte de la población europea vivía en zonas rurales en donde la economía era sobre todo de subsistencia y por ello estaba escasamente comercializada. La industrialización y el propio capitalismo que se desarrollaron en el s. XIX, y que conllevaron la urbanización de la población, originaron una división sexual del trabajo en la que las mujeres de las ciudades, a causa de la extensión y generalización del trabajo asalariado entre los hombres, quedaron recluidas a las tareas domésticas de producción y reproducción de la fuerza de trabajo. Hasta entonces esa división sexual del trabajo fue muy limitada al haberse circunscrito a unas regiones urbanas en las que vivía una minoría, de forma que en las áreas rurales, que en gran medida permanecieron al margen de este tipo de lógicas, las mujeres todavía conservaron una parte considerable de su influencia, algo que indudablemente variaba de país a país.[3] Hasta el s. XIX en las zonas rurales apenas había trabajo asalariado, las relaciones estaban escasamente monetizadas y todavía pervivían ciertos usos y costumbres de carácter colectivista. De hecho, la forma de producción imperante fue la artesanal que sólo tardíamente, especialmente durante el s. XVIII, se convirtió en producción fabril para, más tarde, con la revolución industrial, mecanizarse y dar lugar a la producción propiamente capitalista. Las industrias manufactureras de los siglos XVI y XVII fueron muy limitadas, y en muchos casos implicaron una forma de producción de tipo esclavista en las colonias de ultramar de los países europeos.
Asimismo, Federici se vale del concepto marxista de acumulación primitiva para explicar los comienzos del capitalismo, y lo vincula a la división sexual del trabajo que relegó a las mujeres a tareas económicas y laborales no remuneradas. Pero lo cierto es que este planteamiento demuestra un error de base en su análisis. El origen del capitalismo no se encuentra en una supuesta acumulación primitiva que tiene su origen en las relaciones de producción, y ni tan siquiera en los procesos de privatización de los bienes comunales como ocurrió con los cercamientos en Inglaterra. El capitalismo, por el contrario, tiene su origen en la guerra. Las constantes carreras de armamentos, la permanente rivalidad entre los Estados en su lucha por la hegemonía internacional, el encarecimiento de los medios para preparar y hacer la guerra, el crecimiento de los ejércitos, las innovaciones tecnológicas que incrementaron la destructividad de las fuerzas armadas en el campo de batalla, la mejora de las comunicaciones, etc., fueron factores que estimularon la producción interna al desencadenar una demanda masiva y constante que favoreció la movilización de todos los recursos disponibles (humanos, económicos, materiales, financieros, etc.) para desarrollar las fuerzas productivas. La industrialización y la aparición de las primeras formas de producción capitalistas son debidas a este cúmulo de factores, pues una mayor y más rápida extracción de carbón y hierro de las minas para fabricar cañones en los altos hornos, la tala industrial de árboles para la producción de buques de guerra, la maquinización del sector textil para la fabricación a gran escala de uniformes militares y velas para los barcos, el desarrollo de una vasta industria química para la coloración de los uniformes, velas, banderas, estandartes y la producción de explosivos y municiones estimularon el desarrollo de la ciencia y la técnica en el terreno de la producción que sólo así adquirió una dimensión masiva e industrial. Las formas de producción artesanales, imperantes hasta el s. XVIII, eran incapaces de satisfacer la inmensa y voraz demanda productiva que imponía la guerra.[4] En todo esto el Estado jugó un papel fundamental con el impulso de una serie de cambios en la organización política y económica de la sociedad para, mediante su actividad coordinadora y reguladora, crear las condiciones favorables para un crecimiento y desarrollo acelerado de sus capacidades productivas con las que apoyar la expansión de sus capacidades destructivas para el aumento de su poder militar. El capitalismo fue así un resultado no esperado de la guerra, que surgió para satisfacer estas exigencias de orden político y militar de los Estados como consecuencia de su competición internacional.
La historia de los orígenes del capitalismo que presenta el análisis de Federici es una historia en la que no aparece el Estado por ninguna parte, pues dicho sistema económico es considerado el resultado del desarrollo histórico de una serie de fuerzas económicas y sociales. Tal es así que el capitalismo surge del feudalismo y de las contradicciones que se daban en sus formas de producción específicas, lo que hace que la formación del Estado sea despachada en apenas dos párrafos y que el denominado Antiguo Régimen no sea tomado en consideración en el marco de este proceso. Pero el Estado, lejos de ser fruto de una alianza entre la nobleza y la burguesía urbana para hacer frente a las protestas populares, no tiene su origen en factores de carácter endógeno sino que su formación obedece a las circunstancias histórico-internacionales en las que hizo su aparición, todo ello en el marco de la competición entre las distintas potencias en su búsqueda de la conquista de la supremacía internacional. En este sentido el análisis aportado por Michael Roberts a mediados de los años 50 del pasado s. XX es bastante esclarecedor, ya que presenta al Estado como una institución que nace y se desarrolla a partir de la guerra en tanto en cuanto esta conllevó un aumento de su estructura organizativa central para disponer de los medios necesarios para costearla, así como para reunir grandes cantidades de hombres para nutrir las filas de los ejércitos.[5] Las sucesivas revoluciones militares en el terreno de la tecnología y la organización militar, con el encarecimiento de la guerra, estimularon el crecimiento y desarrollo del Estado que progresivamente se hizo con más y más medios de dominación para disponer de las capacidades precisas para competir con éxito en la arena internacional.[6] Este análisis ha sido confirmado por posteriores investigaciones como las emprendidas por Charles Tilly en diferentes obras, hasta el punto de llegar a afirmar que la guerra hace al Estado y el Estado hace a la guerra.[7] Así, la formación del Estado se encuentra en directa relación con la competición internacional que emprende con otros Estados, y explica, a su vez, multitud de transformaciones que se desarrollan en la esfera doméstica y que afectan directamente a la organización de la sociedad y de la economía, pero también al mundo de las ideas y al papel que históricamente ha sido asignado a los hombres y a las mujeres para la satisfacción de la razón de Estado. El absolutismo y la sociedad estamental constituyen un período histórico que media entre el feudalismo y el capitalismo, y que sin lugar a dudas sirvió para consolidar a la institución estatal y para crear las posteriores condiciones, tanto sociales como políticas, institucionales y económicas, que permitieron la aparición del capitalismo.[8]
Así pues, el libro de Federici resulta interesante por la diversa información y datos que contiene, aparte de ofrecer una perspectiva novedosa y rupturista de la cuestión de la mujer que desmantela muchos mitos establecidos por una parte considerable del feminismo. Sin embargo, su marco de análisis no logra explicar el proceso de implantación del patriarcado y el sometimiento de la mujer a nuevas formas de dominación debido a que su enfoque es esencialmente economicista, y reproduce así los tópicos y lugares comunes propios de la literatura marxista que lo reduce todo a categorías económicas.
Esteban Vidal
Notas
[1] Strayer, Joseph R., Sobre los orígenes medievales del Estado moderno, Barcelona, Ariel, 1981. Ídem, Medieval Statecraft an the Perspectives of History, Princeton, Princeton University Press, 1971. Poggi, Gianfranco, The Development of the Modern State. A Sociological Introduction, Stanford, Hutchinson & Co., 1978
[2] Feyerabend, Paul K., Contra el método. Esquema de una teoría anarquista del conocimiento, Barcelona, Orbis, 1985. Ídem, Adiós a la razón, Barcelona, Altaya, 1995. Kuhn, Thomas S., La estructura de las revoluciones científicas, Madrid, Fondo de Cultura Económica, 1990
[3] A este respecto es bastante ilustrativa la situación de la mujer en la Península Ibérica, lo que se encuentra descrito en el estudio de Esteban, María del Prado y Félix Rodrigo Mora, Feminicidio o auto-construcción de la mujer, Aldarull
[4] Sombart, Werner, Guerra y capitalismo, Madrid, Editorial Svmma, 1943
[5] Roberts, Michael, The Military Revolution, 1560-1660: An Inaugural Lecture Delivered Before the Queen's University of Belfast, Belfast, M. Boyd, 1956
[6] Parker, Geoffrey, La Revolución Militar. Las innovaciones militares y el apogeo de Occidente, 1500-1800, Barcelona, Crítica, 1990
[7] Tilly, Charles, “Reflections on the History of European State-Making” en Tilly Chalres (ed.), The Formation of National States in Western Europe, Princeton, Princeton University Press, 1975, p. 42. Ídem, Coerción, capital y los Estados Europeos, 990-1990, Madrid, Alianza, 1992
[8] Sobre esta fase histórica son muy valiosas las aportaciones recogidas en Hintze, Otto, Historia de las formas políticas, Madrid, Revista de Occidente, 1968. Ídem, Feudalismo – Capitalismo, Barcelona, Alfa, 1987. También es interesante la información recogida en Mann, Michael, Las fuentes del poder social, Madrid, Alianza, 1997, Vol. 2

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Posted: 24 Nov 2017 10:55 AM PST
El objetivo principal de la guerra de clases es arrebatar el capital al capitalista, acabando con la explotación y distribuyendo la producción entre los trabajadores. Para ello tenemos una herramienta básica, que es el Sindicato. La táctica sindical dice que por medio de la organización de los trabajadores dentro de los centros laborales estos serán capaz de dominar, organizar y gestionar la producción hasta imponerse al mandato de los capitalistas y finalmente tomar el propio medio de producción, desde dentro. 
Es decir, la secuencia práctica sería: expropiar> gestionar> distribuir.
Sucede entonces algo cuando los trabajadores comienzan a gestionar los medios de producción, y es que el sindicato o la asamblea de trabajadores se transforma en una cooperativa de trabajadores.

Táctica del yunque y el martillo

La acción de la cooperativa se podría considerar qué es la progresión inversa de la del sindicato en el sentido de que partiendo de una necesidad de redistribución se promueve una organización dentro de la empresa que lleva la explotación.
distribución> gestión> expropiación social
En definitiva se trata de usar la táctica del yunque y el martillo, siendo las cooperativas el yunque que contiene y absorbe los golpes de la empresa manteniendo la línea de suministros al sindicato mientras corta las de la empresa, mientras el sindicato golpea a empresa y empresarios hasta que liberan los medios de producción y los ponen en manos de los obreros para ser colectivizados.

¿Qué pasaría si el sindicato se constituyese directamente en cooperativa?

Mucho se han preguntado por qué no creamos cooperativas en vez de sindicatos. Las respuestas más sencillas es que los derechos de representación colectiva de los trabajadores, contemplados en la legislación, y adquiridos a través de siglos de lucha obrera, los sustentan los sindicatos y no las cooperativas, por lo tanto éstas son inútiles a la hora de defender los derechos de los trabajadores y conseguir mejoras inmediatas. Es decir las cooperativas no tienen la capacidad de representación colectiva legal, solo la tienen los sindicatos. 
Dicho de otro modo, las cooperativas no son capaces de incidir políticamente, reclamar derechos, exigir deberes, ni conseguir mejoras inmediatas en las empresas, lo cuál las hace poco atractivas a los obreros.

¿Son necesarias las cooperativas?


Evidentemente, y después de la respuesta anterior nos damos cuenta de que NO son realmente necesarias para un trabajador, no desde el punto de vista sindical. 
Pero si seguimos profundizando en el problema que es el de la Propiedad de los Medios de Producción, nos damos cuenta de que por largos periodos de tiempo no se han dado las condiciones necesarias para la Expropiación Revolucionaria, y las condiciones laborales han variado tanto que la lucha por las mejoras inmediatas en muchas empresas se ha hecho  inviable. Esto ha paralizado gran parte del movimiento obrero. Pero no por ello vamos a dejar de intentar EXPROPIAR a los capitalistas. Lo que si que debemos es adaptar el método.
Las cooperativas son capaces de Expropiar en tiempos de paz,  la llamaremos Expropiación Social, como mostramos en el post Cómo destruir el sistema clientelar Partido-Empresa con herramientas obreras, por lo que son herramientas complementarias y no sustitutivas de los sindicatos. No parece que puedan en tiempos de guerra con la eficiencia de un sindicato,
Desde este modo vemos imposible la expropiación revolucionaria si no se van produciendo expropiaciones sociales paulatinas que organicen el movimiento social alternativo suficientemente autónomo como para constituirse como contrapoder; de lo contrario cuando llegue el Momento revolucionario nuestras redes sociales estarán desorganizadas.
En el artículo Luchamos sin Retaguardia en un Mundo sin Medios. Por un Anarcosindicalismo Cooperativista contemplamos ámpliamente la necesidad de una cooperativad unida a un sindicato como única manera real de mantener su crecimiento e influencia en la sociedad. En el artículo Análisis del Target Anarcosindicalista descubre un problema de Diversificación. El nicho del Cooperativismo contemplábamos una red de cooperativas como forma de organización social capaz de recuperar los nichos obreros perdidos con la mecanización y la precariedad global en medio de una era de cambios tecnológicos. En el post Debate y Propuesta: Las TICs y el Pacto por una Economía Social Reintegradora. Estrategia del Go contra el capitalismo veíamos una de las múltiples maneras de organizar una red cooperativa. 
Es evidente que en los últimos tiempos la implicación de los trabajadores en los asuntos de la empresa e incluso en los suyos propios en sus propios intereses como trabajadores han caído en picado por una parte tenemos el fenómeno de la tercerización que ha eliminado los trabajos más pesados se ha mejorado en general las formas de prevención de riesgos laborales se han introducido nuevas tecnologías que hacen el trabajo aún más fácil y rutinario de modo que el trabajador puede cambiar de empleo realizando prácticamente las mismas tareas por último la precariedad generalizada produce un efecto anestésico al cual se une el resto de distracciones.

Objetivos de la Cooperativa Obrera

Objetivo inicial: Distribución


El beneficio de crear una cooperativa obrera cuyo fin es económico-laboral a la vez qué social es que aumenta la implicación de los trabajadores a la vez satisface sus necesidades de consumo y aumenta en definitiva su propia interacción. Los trabajadores de un centro o una empresa, debería tener un objetivo principal de apoyo, de retaguardia, la formación de un bloque económico dentro de la propia empresa que permitiese al sindicato la intervención en las decisiones de la empresa.
Se establece ente nosotros y la cooperativa una dependencia, una verdadera necesidad; una implicación hoy perdida con los sindicatos debido a los múltiples factores mencionados. Se depende de la cooperativa para obtener y mantener los medios de vida tanto como de un trabajo en una empresa. Es una relación aún más fuerte que con la empresa, ya que los cooperantes sienten como propio el medio de producción y el valor de su trabajo.
Como ya se ha mencionado un grave problema es la precariedad qué hace que los trabajadores cambien muy a menudo de trabajo rompiendo sus redes sociales económicas por lo que sería más lógico la creación de una cooperativa laboral multiempresa.

Desarrollo operativo: Gestión de la empresa

Este solo es el primer círculo organizativo. Una vez organizada esta cooperativa dentro de la empresa, conocidas sus necesidades y su funcionamiento, hay que establecer/Forzar -recordemos que estamos en plena lucha de clases- una negociación que tiene que conducir a la cesión progresiva de sus funciones hacia la cooperativa obrera o red cooperativa:- de sustituir sus contratos de suministros.
- de sustituir sus contratos de externalización.
- de Sustituir sus recursos humanos.
- de Dirigir sus productos a los puntos de venta deseados.
- de Sustituir la normativa del centro.
- de forzar su remunizipalización o nacionalización.
Esta es una forma también de romper numerosas redes clientelares sobre todo establecidos entre entre empresa-partido político
A medida que la red cooperativa va tomando servicios y funciones de la empresa su orden interno se va a subvirtiendo hasta el punto de volverse reconocible. Esto no lo puedo realizar un sindicato.

Objetivo final: Expropiación Social

¿Cuánto tiempo puede pasar hasta que la empresa, una vez tomados todos sus suministradores, clientes, servicios y funciones, se abandone, venda, ceda a los acreedores o a los propios trabajadores cooperativizados? ¿Cuánta presión puede llegar a soportar un empresario hasta darse cuenta de su derrota? Un empresario no claudicará si depende de esta, es decir, si es un medio de vida para él y no solo lucro. Eso debe de cambiar tanto como la plusvalía por él obtenida.
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Posted: 24 Nov 2017 04:56 AM PST
Al final de lo que se trata es de esclarecer la dictomía entre individuo y sociedad; ¿quién hace a quién? ¿Es el individuo sólo un producto de la sociedad o puede aquel mediar de algún modo en ésta?
Los individuos que están atomizados o divididos no pueden influir de ninguna forma en la sociedad. Por lo tanto la libertad del individuo dependerá de su integridad y responsabilidad (1) para que pueda ejercer su autonomía.
Los gobernados no pueden intervenir en sus vidas porque sus decisiones no cuentan en el conjunto del funcionamiento del sistema-sociedad que gobierna una minoría que a su vez es respaldada por el consentimiento en mayor o menor grado de una mayoría en base a una legitimidad aceptada y amparada por el Estado y la Constitución.
La dicotomía entre individuo y sociedad sólo puede ser resuelta cuando la libertad en todas sus facetas sea el principio rector de aquel, y de esta forma se pueda dar un equilibrio entre su esfera privada y pública. Con lo cual determinará en igualdad de condiciones las relaciones con sus prójimos. Por lo tanto en igualdad, el individuo es la sociedad, es decir, aquel puede contribuir en ésta y viceversa.
La libertad para la emancipación se concibe como sagrada en toda su dimensión y se antepone como principio al lema de Sartre en el cual afirma; "mi libertad se termina donde empieza la de los demás", respentando la elección de aquellos que no la deseen en última instancia.
En esta coyuntura donde la libertad es sagrada no puede haber ningún tipo de coerción entre individuos y colectivos. El Derecho como tal quedaría limitado por el sistema-sociedad que lo constituye y sus principios en base a la igualdad y la fraternidad.
(1) Para que la libertad se pueda hacer efectiva la autonomía debe reemplazar al principio de autoridad (como a todas las instituciones sociales que le den cobertura) que constituye la sociedad actual y la condiciona. La supresión de la autoridad significará por lo tanto una nuevo orden social que no quedará limitado po ninguna visión reduccionista y manipuladora de la realidad, propiciando nuevas vías para la consecución de fines verdaderamente emancipadores para el individuo y la sociedad. 

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