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Una Internet para
fortalecer la ciudadanía
Renata
Mielli
ALAI AMLATINA, 23/11/2017.- La
Internet conecta todo el mundo y el mundo todo.
Pero ¿usted ya se preguntó cómo funciona? ¿Si está promoviendo una
democratización de
nuestra sociedad, sea en las comunicaciones, en el acceso y
producción del
conocimiento, en prácticas más horizontales y colectivas de
construcción de
nuestra ciudadanía? ¿La
Internet está
contribuyendo a garantizar la efectividad de derechos humanos, a
reducir las
desigualdades y discriminaciones?
¿Quién
toma las decisiones sobre Internet?
La verdad
es que la gente usa Internet y no piensa mucho en estas cosas. Queremos que sea cada vez
más ágil, que tenga
más funcionalidades, pero no discutimos ni acompañamos el debate
sobre sus
rumbos. Sobre cómo
Internet está
alterando las relaciones económicas, políticas y sociales. Y si nosotros (y aquí me
refiero a los
movimientos sociales, a los medios alternativos de comunicación)
no estamos
discutiendo eso, hay grupos económicos y gobiernos que están
pensando y tomando
decisiones sobre eso en nuestro lugar. Y
buena parte de las personas que piensan en eso y tienen poder
político y
económico para decidir los rumbos de Internet no toma las
decisiones pensando
en el interés público.
Por eso,
es tan oportuno hacer una reflexión sobre Internet y su papel
desde la
perspectiva de la ciudadanía, del interés público y de la
sociedad.
Es
indiscutible que las nuevas Tecnologías de Información y
Comunicación
–centradas en Internet– hoy ocupan un papel estratégico en la
sociedad. En el aspecto
cultural y en las
comunicaciones, Internet permite el surgimiento de nuevos
contenidos, permite
interacciones que pueden generar nuevas referencias y prácticas
culturales y
comunicacionales, dar visibilidad a innumerables manifestaciones
y producciones
que son invisibilizadas por los grandes medios privados de
comunicación. Por otro
lado, están surgiendo los grandes
monopolios de Internet, que restringen la circulación de esa
producción.
Esto es
porque la gente cada vez más está absorbida por las grandes
plataformas y se
vuelve dependiente de ellas. Y
la lógica
de ellas es la del like (me gusta), de los clics. Por eso hay que tener en
cuenta el importante
debate de cómo garantizar la diversidad cultural en Internet.
Si
Internet intermedia prácticamente todas las relaciones
económicas, sociales,
culturales, si se vuelve cada vez más indispensable para la
vida, entonces
¿porque la gente no debate esas cosas?
Primero,
porque estamos acostumbrados a hacer uso de las tecnologías y
herramientas, y
punto final. Así fue y
sigue siendo en
buena parte con respecto a la radiodifusión, por ejemplo. Con que funcionen, el resto
no es de nuestra
cuenta. Esta es una
postura cultural,
pero que necesitamos empezar a cambiar, porque en el mundo
digital, en el mundo
de Internet de las Cosas y de la Inteligencia Artificial, su
vida offline será
cada vez más afectada por Internet y por las decisiones que un
pequeño grupo
toma sobre Internet.
Los
tradicionales monopolios privados de la comunicación tienen
ahora la compañía
de nuevos monopolios privados que actúan en el campo de
Internet, empresas
gigantes que hoy dominan la arena comunicacional y que influyen
en el comercio
internacional, en la política. Facebook,
Google, Amazon para citar algunas de estas empresas.
Este
entorno monopolista que se está conformando en Internet es
totalmente
contradictorio con la construcción de una Internet ciudadana,
abierta, libre,
que promueva de forma dinámica la circulación del conocimiento
producido por la
humanidad y permita su resignificación, incentive la producción
de nuevos
conocimientos y contribuya para la emancipación de los pueblos. Muchos llaman la actual
etapa de la historia
de la humanidad como "sociedad de la información" o "sociedad
del conocimiento", sin embargo, lo que hemos visto, es que la
profundización del monopolio privado en Internet está
produciendo una sociedad
de la "desinformación" o del "desconocimiento".
Desconectados
de todo el mundo, ¡uníos!
La
población mundial está prácticamente dividida en dos mitades en
términos de
acceso a Internet. De
acuerdo con datos
divulgados por la Unión Internacional de Telecomunicaciones
-UIT-, hasta fines
de 2017 tendremos un 48% de conectados y un 52% de desconectados
en todo el
planeta.
Con la
mitad del mundo desconectada, y con la disminución en el ritmo
de crecimiento
de nuevas conexiones, se va creando un nuevo ejército de
excluidos
digitales. La exclusión
digital
profundiza las desigualdades entre individuos, familias,
regiones y países,
determinando nuevos padrones de miseria e imponiendo nuevos
desafíos para la
lucha por el fin de la opresión capitalista.
Esta
evaluación es del secretario general de la UIT, Houlin Zhao, con
ocasión del
lanzamiento del último informe de la organización sobre la
situación de la
banda ancha en el mundo, el State of
Broadband 2017, de la Comisión de Banda Ancha de la UIT. Zhao destacó que “los
países 'de punta'
digitales están avanzando aún más, mientras que los países en
desarrollo están
en general quedándose atrás”.
Comparando
la conectividad entre países desarrollados y en desarrollo, los
primeros tienen
una penetración del 41,3% de acceso, mientras que los países
menos
desarrollados deberán quedar en el 17,5% - datos del documento
proyectados para
2017.
El informe
resalta los muchos avances que las Tecnologías de la Información
y la
Comunicación (TIC) están trayendo al mundo, y muestra, también,
que la
asimetría global en el uso de estas tecnologías es inmensa.
Alguien
puede decir que estamos en buen camino, ya tenemos cerca de
3.500 millones de
personas conectadas en todo el planeta.
El dato frío puede parecer bueno, pero al mirar más de
cerca, vemos que
no es así.
El
documento de la UIT utiliza un estudio de Facebook para detallar
mejor la
situación de conectividad actual.
De
acuerdo con este estudio, realizado en 75 países del mundo, en
promedio el 94%
de la población de estos países vive al alcance de una señal
móvil 2G. ¡Intenta
conectar en un 2G para ver qué pasa!
¡Casi nada! Y el documento concluye, entonces, que “es
prácticamente imposible
probar Internet de forma segura y efectiva a través de una
conexión 2G”. Sólo el
76% de la población mundial tiene
acceso a una señal 3G, y sólo el 43% de las personas tienen
acceso a una
conexión 4G. Así, la
mayoría del mundo
conectado sigue siendo subconectada, la mayoría de ellos en los
países en
desarrollo. A menos que
las personas
tengan la oportunidad de migrar de 2G a 3G o 4G, permanecen
subconectadas.
Los
desafíos de la exclusión digital no se limitan al acceso a la
infraestructura. Hay
problemas como la carencia de contenido y
servicios locales, violaciones a la libre circulación de
contenidos y falta de
habilidad para el uso de Internet.
Producción
de contenidos para la ciudadanía
Si bien todavía
tienen un alcance restringido, frente al poder de la
radiodifusión privada, los
medios alternativos, independientes, populares, comunitarios ya
no permiten que
los barones mediáticos hablen por sí solos.
El monólogo pasó a ser un diálogo, un "multiálogo".
Conforme
la web se fue desarrollando, surgieron nuevos mecanismos de
distribución de
contenidos. Los sectores
históricamente
excluidos del debate público, estructuralmente invisibilizados
por los medios
hegemónicos, empezaron a usar Internet para comunicarse, para
contar sus
propias historias, para manifestar su opinión sobre
acontecimientos e incluso
contradecir lo que los medios divulgaban como "verdad".
Los medios
alternativos se han convertido en referencia y vienen asumiendo
un papel
determinante para la divulgación de hechos y acontecimientos que
son omitidos
por los medios hegemónicos. Esto
es
esencial para la disputa de ideales y valores en la sociedad y
está cada día
más vibrante y viva.
Los
microblogs, después los blogs, las primeras redes sociales y la
posibilidad de
crear plataformas digitales para distribuir contenidos
producidos desde
cualquier lugar, han creado un nuevo ecosistema de comunicación,
que se ha ido
fortaleciendo y ganando cada vez más relevancia en el debate
público.
Además de
estos avances en el campo de los medios alternativos, hay que
decir que no
podemos confundir la existencia de millones de contenidos en
Internet, con
diversidad. La mayoría
de los contenidos
están en inglés, por ejemplo. Es
imprescindible impulsar la producción de contenidos en otros
idiomas.
Los
jardines amurallados y la dictadura de los algoritmos
El avance
de los monopolios privados, como Facebook, está cada vez más
absorbiendo a
Internet hacia su interior, reduciendo en la práctica la
diversidad.
Facebook
alcanzó la impresionante marca de 2.000 millones de usuarios en
todo el
planeta. Aproximadamente
el 25% de la
población mundial está en la plataforma fundada por Mark
Zuckerberg. Esto debería
ser motivo de una seria y
profunda reflexión sobre el papel de esta red social en la
sociedad hoy.
Facebook
está absorbiendo a Internet dentro de su "timeline". Pocas personas navegan por
Internet hoy. Ellas
acceden a Facebook y en él se quedan,
leyendo titulares de noticias, entradas personales,
institucionales, fotos y
videos, pero difícilmente hacen clic para ir al contenido
original.
Además,
Facebook fue creando nuevas funcionalidades para que usted se
sienta cada vez
más "en casa" y no quiera salir.
¿Por qué salir, no es así? Por ejemplo, si desea publicar
un vídeo,
publíquelo directamente en Facebook.
Transmisión en vivo, utilice el Live de Facebook. Incluso porque, si usted no
lo hace, su
entrada será, digamos, saboteada.
Pruebe
a comparar el rendimiento de los mensajes de vídeo o de otras
aplicaciones y
los que usan el propio Facebook que verá de forma explícita. Facebook es como una calle
sin salida.
Otro
gigante de Internet, Google, toma decisiones que pueden afectar
gravemente la
democracia y la libre circulación de información. Por ejemplo: ¿Cuáles son
los criterios de
indexación que Google utiliza para filtrar los resultados de una
búsqueda?
Ahora, por ejemplo, con la discusión de la proliferación de las
fake news,
Google ha cambiado su búsqueda para indexar en la primera página
de búsqueda sólo
las noticias "certificadas".
¿Cuáles son estas? Son exactamente las producidas por los
medios
monopolistas hegemónicos. Una
decisión
empresarial sobre cómo definir un algoritmo de búsqueda puede
afectar la
libertad de expresión y la democracia.
Además,
esas plataformas introdujeron la dictadura de la timeline, del
mundo en 140
caracteres (ahora 280) o en videos de 1 minuto.
No es posible construir una consciencia crítica sobre la
sociedad,
producir y difundir conocimiento, en un ambiente como éste. De nuevo, el exceso de
información no es bueno
en sí. Puede ser hasta
malo, porque nos
resta la atención de lo que es importante, y lo transforma todo
en asuntos
efímeros. Estamos
literalmente perdiendo
la memoria ante el exceso de imágenes, de información.
Internet y
esas plataformas privadas están capturadas y aliadas a los
intereses económicos
de las grandes empresas de copyright.
Los contenidos se han retirado del aire, sin ninguna
notificación o
explicación, por supuesta violación a los derechos de autor y
eso es una forma
de violar la libertad de expresión.
Lo mismo
ocurre con la producción periodística.
Como ya he mencionado antes, Google está reduciendo la
indexación de los
contenidos producidos por portales, sitios web, blogs
independientes y alternativos. Facebook
está firmando alianzas económicas con
diarios y revistas; los algoritmos que dominan esas plataformas
están
totalmente cerrados y sin ninguna transparencia. En varios países, ya hay
estudios de cómo
estas redes y el uso de datos y algoritmos están interfiriendo
en decisiones
políticas y en procesos electorales.
El
mercado de los datos personales
Otro
aspecto del control privado que el monopolio está ejerciendo a
través de
Internet se refiere a la recolección y comercialización de datos
personales, al
problema de la privacidad.
Estamos
siendo monitoreados las 24 horas del día, los 7 días de la
semana. Todo el tiempo,
en todas partes. En
algunos casos, podemos estar siendo
monitoreados hasta mientras dormimos.
Cada respiración, cada paso, cada kilómetro rodado, cada
clic en una red
social, cada zapeada en la televisión, cada compra física o
virtual que hacemos
genera datos e información que está siendo almacenada, tratada y
comercializada
sin nuestro conocimiento, sin nuestra concordancia, sin ninguna
transparencia.
La
Internet y la superconexión, donde cada vez más personas y cosas
están
conectadas por más tiempo, genera una infinidad de datos que
desde hace muchos
años se están almacenando (el Big Data) y que ahora empiezan a
ser tratados y
vendidos: un mercado multimillonario para empresas e incluso
gobiernos.
Es decir, Internet,
que debería ser una plataforma de democratización, puede
convertirse en un
espacio de control.
Todo este
panorama, que he descrito muy sintética y brevemente, nos impone
el desafío de
construir propuestas concretas de cómo enfrentar este escenario,
desarrollando
mecanismos de empoderamiento de las personas para que ellas
sepan no sólo cómo
utilizar la Internet de forma instrumental, sino cómo
transformarla en una
herramienta que esté efectivamente al servicio de la ciudadanía
y de la
construcción de una sociedad más democrática.
Por eso
tenemos que discutir una agenda positiva de diseminación e
incentivo al uso del
software libre, construir políticas públicas de aplicación para
que estas
empresas privadas tengan que seguir reglas de transparencia,
legislaciones
nacionales de protección de datos y privacidad, entre otras.
Tenemos
que fortalecer los espacios de formación, de capacitación de las
personas para
usar Internet y apoderarse de sus procesos, intervenir en los
debates sobre
políticas públicas para Internet y actuar para garantizar que
Internet tenga
una gobernanza multisectorial, y no quede totalmente a merced de
los intereses
privados.
Son
innumerables las posibilidades.
La
tecnología y las plataformas toman la forma del uso que hacemos
de ellas. Y queremos
usar Internet para promover la
ciudadanía, la democracia, y la integración soberana entre los
pueblos, en la
búsqueda de la paz y la reducción de la miseria. Esto puede parecer una
utopía, pero ya nos
enseñaba el cineasta argentino Fernando Birre que la utopía es
para eso, para
hacernos caminar.
Renata
Mielli es
periodista, coordinadora general del Foro Nacional por la
Democratización de la
Comunicación, que reúne a cientos de entidades de todo Brasil. Secretaria general del
Centro de Estudios de
los medios alternativos Barão de Itararé.
Integra la campaña Banda Ancha es un Derecho Tuyo y la
Coalición
Derechos en la Red.
Artículo
publicado en la Revista de ALAI América
Latina en Movimiento 528-592: Internet
ciudadana o monopolios https://www.alainet.org/es/revistas/528-529
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este artículo: https://www.alainet.org/es/articulo/189414
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