La
manifestación al Congreso Nacional contra la reforma previsional
terminó otra vez en represión y cacería – que volvió a tener a la prensa
como víctima- y detenciones arbitrarias como las que ocurrieron el
jueves pasado. La multitud fue dispersada con gases y palos y cuando
todo parecía haber terminado, comenzó a hacerse oir con una clásica
sinfonía política: el tronar de las cacerolas. Crónica de un día que
rompió moldes, relatos y creó un nuevo escenario, todavía en definición.
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