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En ejecución el plan B
del fallido “Rusiagate”
Alberto
Rabilotta
ALAI AMLATINA, 28/03/2018.- ¿Qué habría ganado
Rusia con el asesinato del ex espía
ruso Sergei Skripel y su hija Yulia? Esta simple pregunta está
totalmente
descartada del “razonamiento” de los políticos y de ese poder
de facto que son
los medios de prensa de los países de la OTAN, y sin embargo
planteársela es
“elemental”, como diría Sherlock Holmes, sobre todo si vemos
el impecable
realismo para no agravar las tensiones que el presidente ruso
Vladimir Putin ha
demostrado en el manejo de los conflictos creados por Estados
Unidos y sus
aliados en Ucrania, Siria y otros países.
Es por eso que hay
“coincidencias” que merecen ser
examinadas con atención, sobre todo en asuntos de sumo interés
mundial y sin
caer en un razonamiento “conspiracionista”. Me refiero a esta
“coincidencia”
tan puntual y que “cae como anillo al dedo” que ha sido el
envenenamiento del
ex espía ruso y su hija en Salisbury, Gran Bretaña, el domingo
4 de marzo,
justo cuando ya era visible el desinfle del “Rusiagate”, la
fábula de que
Rusia, y en particular el presidente Vladimir Putin, habían
manipulado la
elección estadounidense para que ganara Donald Trump.
En efecto, conociendo el
comportamiento de los
gobernantes y servicios de inteligencia de Londres y
Washington a lo largo de
la historia, y especialmente en los últimos tiempos, hay muy
buenas razones
para pensar que lo sucedido a Skripal y a su hija, un grave
hecho que aún no ha
sido y que ni siquiera se quiere que sea elucidado, tuvo lugar
en un momento
muy particular, cuando periodistas británicos del Channel 4
estaban por revelar
que la manipulación de la elección estadounidense, y del
referendo sobre el
Brexit, habían sido la obra de una empresa británica,
Cambridge Analytica, que
tiene oficinas en Londres, Nueva York y Washington y que
utilizó datos proporcionados
por Facebook (1).
Cambridge Analytica
(CA), un “brote” de la empresa Strategic
Communications Laboratories (SCL), manipuló
elecciones en numerosos países –incluyendo algunos de
Latinoamérica-, lo que
necesariamente implica que tenía fuertes nexos con el mundo
político
relacionado con Washington y las estructuras de gobierno (e
inteligencia), lo
que no es extraño si vemos que uno de sus principales
accionistas es nada menos
que el multimillonario
estadounidense
Robert Mercer, quien entre otras “causas” bien reaccionarias
financió las
campañas de varios Republicanos, entre ellas la de Donald
Trump (2).
El reportaje
de Channel 4
El 19 de marzo pasado el
canal de TV Channel 4 News de
Gran Bretaña difundió un reportaje (3) sobre CA que había sido
realizado
gracias a grabaciones –algunas hechas en secreto- entre
finales del 2017 y
enero del 2018, que exponían a través de los directivos y
colaboradores de
Cambridge Analytica todas las formas de manipulación que esta
firma utilizó en
el proceso referendario del Brexit en Gran Bretaña y en las
elecciones de
Estados Unidos (EEUU) que dieron el triunfo a Donald Trump,
dos procesos a
partir de los cuales se montaron increíbles campañas de
propaganda para tratar
de “mostrar” que habían sido manipulados por el gobierno de
Moscú.
El primer dato curioso y
revelador es que antes de que
el Channel 4 difundiera el reportaje, el fundador y director
de CA, Alexander
Nix, renunció a su cargo, lo que implica que estaba al tanto
de lo que iba a
revelarse y de las consecuencias que tendría tanto para la
firma y sus
propietarios, como también para las conexiones políticas de CA
en Londres y
Washington.
Pero en realidad mucho
antes, como por ejemplo el 15
de diciembre del 2017 –según la información del diario The Wall Street-, el consejero especial Robert
Mueller pedía que CA
“una empresa de datos que trabajó en la campaña para el
presidente Donald
Trump, entregase los documentos como parte de su investigación
en la
interferencia de Rusia en la elección del 2016 en EEUU” (4),
lo que implica que
ya entonces los servicios de inteligencia de EEUU y sus
aliados estaban al
tanto del papel que CA había jugado en el proceso electoral
estadounidense.
Más aún, el diario The
Times of Israel (5) acaba de
revelar que CA trabajó con empresas israelíes y que además de
utilizar los
datos de Facebook –según el directivo de la división política
de CA, Mark
Turnbull-, efectuaba operaciones clásicas de chantaje y las
“honey traps”
(utilización de prostitutas ucranianas para grabar situaciones
que permiten
chantajear), y que para ello utilizaba ex espías británicos e
israelíes. El
informático canadiense Christopher Wylie, que trabajó para CA
y decidió dar a
conocer estas operaciones (6), acaba de revelar que la
compañía canadiense
AggregateIQ trabajó en el programa informático Ripon “que fue
utilizado para
identificar los votantes republicanos antes de la elección
presidencial de EEUU
en el 2016”.
Con la información
disponible y la que empieza a salir
a luz es claro que toda esta operación, así como quienes
participaron en ella y
quienes fueron sus beneficiarios, era de conocimiento de los
servicios de
inteligencia de EEUU y sus aliados, y mucho antes del 19 de
marzo, cuando
Channel 4 News difundió su reportaje.
O sea que mucho antes
del 19 de marzo y del fatídico 4
de marzo –el envenenamiento de Skripel y su hija-, los
personajes claves en
Londres y Washington sabían que el Rusiagate que se jugaba en
el Capitolio de
Washington no solo estaba destinado a desplomarse definitiva y
estrepitosamente, sino que habría que enfrentar el costo
político y diplomático
de esa campaña contra Rusia, fraguada desde el comienzo por
millonarios,
políticos y empresas de EEUU y Gran Bretaña.
Los vientos de
marzo
Para tener una mejor
visión del contexto hay que recordar
que el 1 de marzo el presidente ruso Vladimir Putin hizo un
discurso muy
importante en el cual abordó importantes asuntos de política
interior y –para
poner las cosas en su lugar frente a Washington y la OTAN-,
dio a conocer los
avances que su país había logrado en armas estratégicas.
Asimismo ya había
comenzado en Siria la preparación de
la ofensiva para liberar las estratégicas zonas cercanas a
Damasco, la capital,
que estaban bajo el control de distintas fuerzas terroristas
financiadas y
armadas por el imperialismo y sus aliados, las cuales
preparaban una operación
de utilización de armas químicas que sería atribuida al
gobierno de Siria para
justificar la intervención militar de EEUU y sus aliados, que
tenían planeado
bombardear los edificios del gobierno en Damasco y las
instalaciones del
Ejercito Árabe Sirio.
Rusia advirtió que
quienes preparaban ataques con
armas químicas eran los terroristas armados y financiados por
EEUU y sus
aliados, llamó a cooperar para impedir la provocación y
advirtió de manera
clara que en caso de ataques aéreos contra instalaciones donde
hubiera rusos la
respuesta sería contundente y dirigida no solamente a los
misiles sino a los
aviones, buques e instalaciones que los lanzaran. De esta
manera Moscú hizo que
se volatilizaran las provocaciones preparadas por Washington y
sus aliados para
poder lanzar ataques en Siria y escalar las campañas
mediáticas, políticas y
diplomáticas contra Rusia.
Y es en este contexto
que el domingo 4 de marzo en la
ciudad de Salisbury ocurre el aún inexplicado envenenamiento
de Skripel y de su
hija, y que inmediatamente y sin prueba alguna las autoridades
británicas
acusan a Rusia de un intento de asesinato con un agente
químico.
Curioso que el “ataque”
con armas químicas que no pudo
suceder en la zona cercana a Damasco sucediera en menor
escala, según las
autoridades de Londres, pero en nada menos que en Gran
Bretaña, un importante
país de la OTAN…
¿Algo más que
coincidencias?
Por el momento ya se
pueden plantear algo más que
dudas sobre la coincidencia entre 1) el
desplome total del Rusiagate en Washington y otras capitales
que habían acusado
a Rusia de intervenir y manipular elecciones, 2) el envenenamiento (porque todavía no se sabe si fue
un intento de
asesinato) de Sergei Skripal y su hija, y 3) el reportaje elaborado por periodistas del Channel 4
que reveló el
papel que CA, sus propietarios y colaboradores, así como
Facebook y ex espías
de países occidentales jugaron en el referendo sobre el
Brexit, en las
elecciones en EEUU y de muchos otros países.
Pero para quien ha
cubierto la política de agresión de
EEUU hacia muchos países durante casi 60 años, las
“coincidencias” que parecen
“caídas del cielo” y que permiten no solamente seguir
agrediendo sino aumentar
la fuerza de la agresión, siempre han sido “operaciones con
banderas de
conveniencias” (false flags operations) para poner en acción
los “planes B” que
permiten continuar y escalar el plan original de agresión.
Es posible y deseable
que se investigue cuándo las
autoridades (y servicios de inteligencia) se enteraron del
contenido de las
entrevistas grabadas por el Channel 4, de la misma manera que
se debe
investigar cómo y con qué producto químico fueron envenenados
o se envenenaron
los Skripel, y de dónde provenía el producto, y todo esto en
el contexto de la
necesaria pregunta ¿a quién favoreció lo sucedido?
Mis recuerdos sobre la
cobertura de los atentados
contra el World Trade Center en el 2001 y de cómo esa tragedia
fue manipulada
por el poder político y mediático estadounidense para lanzar
la guerra contra
Irak para derribar a Saddam Hussein en el 2003, me hacen dudar
de que la verdad
salga a luz a menos que funcionarios honestos decidan no ser
cómplices de más
guerras y graves tensiones internacionales, y den a conocer
los elementos que
permitan llegar a saber lo que realmente sucedió.
La razón de
fondo para el plan B
Si poco me extrañan las
extravagantes acusaciones que
lanzan los gobernantes británicos y estadounidenses es porque,
como dice un
respetado profesor de relaciones internacionales (que no voy a
nombrar), veo mucha
frustración y rabia no contenida en el
comportamiento patológico de los maestros del universo. Que
el mundo no
evoluciona en un buen sentido para ellos.
Basta leer la parte
pública de la Estrategia de Seguridad
Nacional (ESN) que el gobierno de Trump dio a conocer a
finales del 2017, y de
la Estrategia de Defensa Nacional (EDF) dada a conocer a
comienzos del 2018, y
ver que en ambos casos hay una profunda preocupación en
Washington (y por lo
tanto en la OTAN) por la guerra que están perdiendo en Siria,
por la pérdida de
influencia y de hegemonía regional y mundial del sistema de
dominación
económica, comercial y financiera que conocemos bajo la figura
de
“globalización neoliberal”, y el encogimiento del poder
político (y del “soft
power”), frente a lo que ambos documentos denominan como
“potencias rivales”
que no aceptan las reglas del juego de la (ya pérdida)
hegemonía que EEUU logró
con el desmembramiento de la Unión Soviética.
¿Cuáles son esas
potencias rivales? Rusia y China, a
la primera se la asedia con bases y armamentos, se le aplican
sanciones tras
sanciones y se la acusa de todo lo imaginable. A China, que ya
es la segunda
potencia mundial económicamente hablando y que puede poner en
entredicho el
sistema monetario basado en el dólar, se la ataca con
aranceles sobre los
laminados de acero y aluminio, y se la amenaza con sanciones
por no respetar
los derechos de propiedad intelectual, mientras avanzan planes
para aumentar el
cerco militar que existe en Asia.
Washington y sus aliados
ven que el realismo y la
serenidad de Moscú y Beijing frente a estas provocaciones es
una irrefutable
muestra de convicción en el camino que ambos países han
escogido. No desconocen
que la fortaleza para resistir los embates proviene de la
cohesión social y
política de esos países, lo cual en lugar de llevar a la
adopción de políticas
realistas sigue alimentando el irracional, obcecado y hasta
rabioso clima
político que reina en las cúpulas del imperio y de la mayoría
de sus aliados.
En el fondo, y la
historia me parece que lo confirma,
no solamente a los imperios no les gustar perder, sino que
raramente aprenden
cómo perder sin enloquecerse. No en vano el historiador Eric
Hobsbawm nos
advirtió del peligro implícito en la decadencia del imperio
estadounidense, que
desde su creación utilizó la fuerza militar como instrumento
de dominación.
Lo cierto es que hay que
terminar con la globalización
de este capitalismo imperialista si además de impedir las
guerras y hasta un conflicto
nuclear queremos solucionar los peligros fatales para la
humanidad que son el
cambio climático, la destrucción de los ecosistemas y la falta
de desarrollo en
África para alimentar y hacer vivir una multiplicación de su
población, como
señala el biólogo estadounidense Paul Erlich (7).
El plan A fracasó y casi
seguro que el plan B también
fracasará, pero debemos estar conscientes que en Washington,
Londres, Tel Aviv
y otras capitales del imperio tienen más planes para avivar
tensiones, crear
focos de guerra y de subversión (Venezuela, Irán, Corea del
Norte y países de
África están en la mira) que pueden adquirir dimensiones
regionales y llevar a
confrontaciones nucleares.
Lo que es menos seguro
es que en lugar de aceptar la
realidad, que el mundo unipolar terminó hace rato, y que en
lugar de ladrar y
lanzar amenazas en el Consejo de Seguridad de la ONU, los
actuales dirigentes
occidentales den muestras de realismo para crear un mundo
multipolar que
respete las diferencias y legítimos intereses de todos los
países, y que
permita a África y otras regiones desarrollarse para enfrentar
la dura realidad
que se nos viene encima.
Notas
1.- Un canadiense que
trabajó para Cambridge Analytica
revela la manipulación: https://www.rt.com/uk/422471-cambridge-analytica-wylie-murder/
2.- La historia y
composición de Cambridge Analytica
en Wikipedia: https://en.wikipedia.org/wiki/Cambridge_Analytica)
3.- Reportaje del
Channel 4 News; (https://www.channel4.com/news/exposed-undercover-secrets-of-donald-trump-data-firm-cambridge-analytica, y
por supuesto para los servicios de inteligencia de ambos
países.
4.- Wall Street: https://www.wsj.com/articles/mueller-sought-emails-of-trump-campaign-data-firm-1513296899
5.- The Times of Israel:
https://www.timesofisrael.com/trump-campaign-mined-facebook-user-data-using-israeli-intelligence-gathering/
6.- Christopher Wylie: https://in.reuters.com/article/facebook-cambridge-analytica-election/cambridge-analytica-whistleblower-says-canadian-company-worked-on-software-to-find-republican-voters-idINKBN1H31CO
7.- Paul Erlich. https://www.theguardian.com/cities/2018/mar/22/collapse-civilisation-near-certain-decades-population-bomb-paul-ehrlich
- Alberto Rabilotta es periodista
argentino-canadiense.
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de este artículo: https://www.alainet.org/es/articulo/191892
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