PASCUA
SUPERAR EL DESIERTO,
¿DÓNDE QUEDARÁ LA VIDA?
Pascua, paso ineludible por el mar de los tormentos, el mar de las sangres, superación definitiva del desierto y los abismos. ¿Serán nuestros pasos audaces o nuestros miedos reiterados los que marquen el camino? ¿Como personas, comunidad, sociedad....hacia dónde dirigimos nuestros pasos, nuestra “pascua”?
Fiesta de vida abundante, en la tierra de mieles y aceites. Pero la realidad se empeña en devolvernos al desierto estéril. ¿Cómo dar los pasos necesarios, ineludibles, para hacer posible la vida? ¿Qué pasos tenemos que dar para evitar convertirnos en un campo sin sembrados? Se nos dio la tierra para ser cuidada, cultivada, embellecida, un “jardín” bajo nuestra responsabilidad. Ahora lo tenemos que proteger. Ya casi no quedan ni flores ni frutos. ¿Qué sentido tiene celebrar la pascua en un mundo amenazado de muerte, donde no quedará ni tierra fértil, ni agua potable, ni semillas sanas? Acaso creemos que basta decir “Dios proveerá”. Y no nos damos cuenta de que sequías, inundaciones, huracanes, tornados, granizadas, heladas fuera de época, olas de calor, deshielo de glaciares…todos efectos del “cambio climático” producido por la emanación de gases contaminantes, están dejando tan muerto a nuestro plantea como al planeta Marte. Entre otros factores de destrucción, obvio.
Y no nos interesa. O no sabemos. O no queremos saber. O sentimos que el problema es de los otros. ¿Cómo se prepararán los banquetes pascuales si solo quedan tierras estériles, desechos tóxicos, agua podrida y semillas envenenadas?
Algunos datos para pensar. ¿Sabía usted que Córdoba deforesta más rápido que el Chaco y que solo entre 1998 y el 2002 se perdieron más de 122 mil hectáreas? (Cfr. LVI 7/3/05) ¿Sabía usted que más de cuatro mil niños y niñas mueren cada día en el mundo porque no tienen acceso al agua potable? (cfr. UNICEF, Informe Día Mundial del Agua 22/3/05). ¿Sabía usted que mil millones de personas en el mundo no tienen más remedio que utilizar fuentes de aguas contaminadas? (Cfr. Informe OMS, 22/3/05). Y estos datos de hace varios años todos se han agravado. Sin contar los efectos de la Pandemia.
Preparar la fiesta pascual es intentar "poder comer". Y que coman todos. En especial los que comen poco y mal. Y ese “poder comer” es anuncio y promesa, desafío y utopía. Es camino y llegada. Para nosotros es la fiesta prometida. Para nosotros será el convite.
Sin embargo, no es tan sencillo "poder comer" en el Reino de Dios. Hay que desearlo y convidar a otros. Porque esa felicidad no la tienen todos. Hay que "poder" comer. Y son muchos lo que "no pueden". Por eso, hay que brindar la posibilidad. Hay que ofrecerla. A los postergados, los últimos, los descartables. Si no se puede comer se muere. Eso es el pecado mortal. Matar con el hambre. Matar lentamente. Hay que abrir las puertas del banquete pascual para todos. Hay que recuperar las fuentes y las vertientes. Hay que tender los puentes y derribar los muros. Hay que cuidar el terreno fértil y cuidar las semillas. No hay pan sin sembradíos. No hay vino sin viñedos. No hay bautismos sin agua pura. No hay eucaristías sin harinas. Estamos andando la Pascua. Y no dejaremos de hacerlo.
Seminario Mons. Arnulfo Romero Mártir
Seminario Catequístico con orientacion en Teología Latinoamericana, perteneciente a la Arquidiócesis de Córdoba, Argentina.
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