Twitter

miércoles, 26 de febrero de 2020

Tinkunaco 0237/20 - Re: Boletín diario del Portal Libertario OACA


Boletín diario del Portal Libertario OACA

Link to Portal Libertario OACA

  • Autoridad, organización y liderazgo en la teoría anarquista
  • [Vídeo] Entrevista Colectivo El Palaciu de Ronzón
  • [Vídeo] La anarquía y el parlamentarismo
  • Reapertura del Local Anarquista Magdalena y nueva noche de carteo
  • (Ex)Presión Nº 6
  • Carta a un(a) chileno(a) sobre la situación actual (III y última)
  • [Madrid] Jornada de reflexión y debate: "Apuntes anárquicos contra el patriarcado"
Posted: 24 Feb 2020 04:21 AM PST
El anarquismo o libertarismo [1] se define como la teoría polí­tica, de inspiración obrera, que defiende la desaparición del Estado [2], del gobierno y de la autoridad como condición para la libertad del individuo. A diferencia del marxismo, en la teoría anarquista los términos gobierno y revolución son incompatibles. Proudhon, Bakunin y Kropotkin fueron los primeros filósofos anarquistas. Según Proudhon, ser gober­nado equivale a [...] estar vigilado, ser inspeccionado, espiado, estar dirigido, legislado, regulado, ser encerrado, adoctrinado, sermoneado, controlado, valo­rado, mandado por seres que carecen de título, de conocimiento y de virtud [...] Ser gobernado es ser, en cada operación, en cada transacción, en cada movimiento, anotado, registrado, inventariado, tarifado, sella­do, mirado de arriba abajo, acotado, cotizado, patentado, licenciado, autorizado, sellado, apostillado, amonestado, impedido, reformado, enderezado y corregido (Proudhon, 1923: pp. 293-­294)
Bakunin y Kropotkin propugnan el rechazo a la autori­dad de Dios, del Estado y del Gobierno. Para el primero, “gobierno y explotación son dos términos inseparables, son la misma cosa” (Bakunin, 1908: p.61), así como el segundo (Kropotkin, 1885a: p. 7) defiende que la autoridad tiende a des­truir la libre voluntad del pueblo y nada bueno puede ser ajeno a su voluntad.
Fabbri (1980: p. 17), por su parte, define el anarquismo como “el ideal que se propone abolir la autoridad violenta y coactiva del hombre sobre el hombre, así como otra prepotencia sea económica, política o religiosa”. No obstante, Taibo (2013: p. 20) recuerda que los anarquistas rechazan la autoridad coactiva, pero “acatan la autoridad de médicos, arquitectos o ingenieros”. Con esta distinción, el anarquis­mo busca diferenciar la autoridad institucional del prestigio que se reconoce a algunas personas por su conocimiento y capacidad en alguna materia. El mismo Bakunin (1908) lo precisa. Además, rechaza la autoridad legal del Estado, de carácter violento y despótico, pero no la acción de la sociedad, “más dulce, más insinuante, más imperceptible, pero mucho más poderosa que la del Estado” (Bakunin, 1908: p. 22). A diferencia de la autoridad legal, esta influencia social no conduce necesariamente a la opresión del individuo (ibí­dem). Más recientemente, Morman (2005: p.30­-38), siguien­do a Fromm (1997), distingue la autoridad formal o inhibicioria de la autoridad racional. La primera, rechazada por el anarquismo, se basa en la relación explotador­explotado, mientras que la autoridad racional se funda en el conocimiento, es fruto de la concesión voluntaria de cada uno y tiende a disolverse.
El rechazo a la autoridad formal no implica el rechazo a la organización. De hecho, el modelo de sociedad anarquista de Kropotkin (1902) se basa precisamente en la autoorganización de los individuos en sociedad. El anarquista ruso destaca la sociabilidad de la especie humana y propone una organización social basada en los principios de solidaridad y cooperación. Fueron elementos ajenos a los anarquistas los que, según Fabbri (1980: p. 18), les retrataron como enemigos de la organización, y algunos “picaron el anzuelo” negándo­la, así como a la solidaridad colectiva, y defendiendo el indi­vidualismo burgués.
Retomando el argumento, Graeber (2014: p. 44) señala que el anarquismo no se opone a la organización, sino que trata de crear nuevas formas de organizarse. Esta idea tam­bién ha sido defendida por los primeros teóricos anarquis­tas. Bakunin (2004: p. 9­-10) propone la organización volunta­ria de los individuos de abajo arriba, “desde los cimientos”. Malatesta (2009: p. 13) aboga por una organización social resultado de la agrupación libre y espontánea de los hom­bres. Fabbri (1980: p. 18) observa que no es posible la lucha y la revolución sin la organización previa de los revolucionarios, ya que es en el seno de esta donde se desarrollan los princi­pios de asociación y solidaridad; además, sostuvo que la organización de todos los miembros de la colectividad no es posible fuera de la injerencia del Gobierno, sino que esta es la única forma eficaz de organización revolucionaria (Fabbri, 1922: p. 25). Volin, por su parte, defiende la autoadministra­ción de las masas trabajadoras, sin partidos que se sitúen encima o al margen de estas (Guérin, 2012: p. 54).
Pero Rocker ha sido el mayor defensor del concepto de organización anarquista. Para este autor, no es cierto que con la organización se pierda la individualidad, sino que por el “contacto entre iguales se despliegan las mejores condicio­nes de la personalidad” (Rocker, 1921: p. 52). En su opinión, el anarquismo necesita de la organización no jerárquica, sino mutualista y cooperativa. Al igual que Kropotkin, Rocker (1921: p. 53) considera que las organizaciones basadas en el apoyo mutuo, o cooperativas, son el mecanismo clave que ex ­plica el desarrollo de los seres humanos y su futuro como especie.
La organización tiene el riesgo de generar líderes y diri­gentes. Pese a ello, el anarquismo defiende una organización sin vanguardias, “sin coacciones ni liderazgos” (Taibo, 2013: p. 50). Esta idea ha sido criticada por el marxismo. Para los teóricos marxistas, el liderazgo es un hecho inevitable den­tro de las organizaciones (Bujarin, 1922; Molyneux y Cos­tick, 1999: p.13). Esta crítica es una asunción de la “ley de hierro de la oligarquía” de Michels (2006: p. 77), según la cual los líderes de las organizaciones, que al principio no son más que “órganos ejecutivos de la voluntad colectiva”, se emanci­pan de las bases y quedan fuera de su control. Para Taibo (2013: p. 38), la inevitabilidad del liderazgo es un argumento falaz porque, de ser válido, “no quedaría más remedio que aceptar otros elementos característicos de la realidad de nuestras sociedades, como por ejemplo la explotación, la alienación, la insolidaridad”.
Aunque la teoría anarquista rechaza frontalmente la posibilidad de liderazgo, se trata de un problema presente a lo largo de la historia del movimiento anarquista. Menciono solamente algunos ejemplos: a principios del siglo XX, Bakunin intentó crear organizaciones secretas jerarquizadas para expandir la revolución (Taibo, 2013: p. 38; Aller, 2014). En 1919, Majnó dirigió el Ejército Negro de la Ucrania anar­quista. Durante la guerra civil y la revolución española, Durruti estuvo al frente de una columna militar; y Federica Montseny, García Oliver y otros militantes anarquistas fueron nombrados ministros del Gobierno de la República.
Un trabajo que aborda, desde una perspectiva histórica, la cuestión del liderazgo en el anarquismo español es el de Maurice (2012). Según este autor, los militantes que ocuparon cargos de responsabilidad en organizaciones anar­quistas influyeron en “la definición de la estrategia y en la organización de la acción colectiva”. A diferencia de lo que ocurría en las organizaciones socialistas, donde una figura, Pablo Iglesias, sobresalía por encima del resto y personificaba el movimiento, en las organizaciones anarquistas se impusie­ron aquellos líderes que “mejor sabían manejar la pistola o la pluma como un arma”. Se mencionan como ejemplos a Fer­mín Salvochea, Federica Montseny y al propio Durruti. A dife­rencia de los marxistas, que defienden el liderazgo de vanguar­dia y tienden a personificar las ideas con el nombre de sus teóricos y dirigentes (marxismo, leninismo, trotskismo, esta­linismo, etc.), los anarquistas rechazan la dirigencia vertical, pero ensalzan a los apóstoles, “militantes que, a imitación de los discípulos de Jesucristo, se han entregado en cuerpo y alma a propagar el ideal universalista de la Asociación Internacional de Trabajadores” (Maurice, 2012).
Discutiendo el concepto de liderazgo carismático
El concepto de liderazgo es complejo y varía según el enfoque desde el que se estudie [3]. El rechazo inicial del anarquismo hacia los líderes responde a la naturaleza difusa y compleja del concepto de liderazgo político, que a veces se confunde con el de autoridad. Una diferencia entre los conceptos de autoridad y liderazgo es que el primero está vinculado a la existencia de cierto tipo de institucionalidad, mientras que el segundo no tiene por qué estarlo (Wrong, 1980: pp. 28-­31).
Aquí utilizó el concepto de liderazgo carismáti­co, que se ubica dentro del enfoque relacional propuesto por Burns (2010). El liderazgo carismático fue conceptualizado por Weber como uno de los tres tipos de legitimidad que sostiene la dominación. Según este autor, el líder carismáti­co es obedecido por las masas no porque lo mande la cos­tumbre (presión social) o una norma legal, sino porque “creen en él” (Weber, 2004: p. 11). Weber, de esta manera, define el carisma como “un proceso de acción mutua” entre líder y seguidores (Rustow, 1976: 29).
El liderazgo carismático no es un atributo individual que se pueda manifestar de manera aislada, sino una relación; en términos de la psicología social “una fusión del yo”, entre el líder y el seguidor (Lindholm, 2001: p. 22). Cuando muere el lí der, la relación se frustra y los seguidores tienden a mitifi­carlo. La mitificación se define como “un proceso que transforma un pasado concreto en una historia fundacional”; el concepto de mito no hace referencia a hechos inventados, sino a la magnificencia de hechos reales “que no deben olvi­darse porque implican un compromiso con el futuro” (Assmann, 2007: pp. 77-­78).
Para Scott (2013: p. 17­18), tener líderes hace más vulne­rables a los movimientos de lucha, porque permite al poder identificar a los movimientos a través de ellos y utilizarlos para pactar acuerdos o corromperlos. Cuanto más institucio­nalizados son los movimientos menor es el grado de peligro­sidad para el sistema (Scott, 2013: p. 46). No obstante, a diferencia de la mayor parte de los teóricos anarquistas, este autor tiene en cuenta el carisma al analizar el funcionamien­to de las luchas sociales. Determinadas condiciones estruc­turales, afirma, impulsan a “las elites y los líderes a prestar una especial atención a lo que tienen que decir aquellos a quienes nadie escucha”. Se genera así una relación carismá­tica. A diferencia del “gran poder”, que no tiene por qué escuchar al público, la condición del carisma es ser recono­cido como jefe u orientador de los seguidores para que actúe como uno más del grupo, escuchando las distintas opiniones y reaccionando de acuerdo a estas [4] (Scott, 2013: pp. 52-­56). En el fondo, Scott rechaza el liderazgo porque lo identifica con el liderazgo institucional, pero acepta el papel del carisma, sin llegar a conceptualizarlo como liderazgo.
Del mismo modo que Bakunin diferencia la autoridad legal, generadora de explotación, de la influencia y el presti­gio social, a veces positivas para el desarrollo del individuo, yo propongo la distinción entre liderazgo institucional, pro­ducto de la posición de poder del líder en una estructura organizacional, y liderazgo carismático, manifestación social de la relación del líder con sus seguidores. Un individuo puede ser, al mismo tiempo, líder institucional y líder caris­mático, pero tener la condición de líder carismático no implica ocupar una posición de liderazgo institucional ni viceversa.
El liderazgo carismático no implica necesariamente subordinación institucional de los seguidores con respecto al líder; se trata de una relación de confianza mutua que, si bien implica dominación, se basa en la voluntad de los seguidores y puede romperse en cualquier momento. La autoridad del líder no es institucional ni permanente, sino racional. Aunque prefiero no llamarla autoridad, sino pres­tigio y reconocimiento que el líder obtiene de los seguidores a cambio de escucharlos y asumir sus mandatos.
Este liderazgo carismático se dio en la Confederación Nacional del Trabajo (en adelante CNT) en España. Durruti fue un ejemplo. Como afirma Paz, refiriéndose al IV Congreso de la CNT celebrado el 1 de mayo de 1936:
Existía en la CNT cierto liderismo [5], pero un liderismo muy “especí­fico”. En una sindical donde no hay un aparato que maneje el funcio­namiento de la organización, el liderismo tiene otras raíces que provienen de la abnegación y el tesón militante, no teniendo otra gratificación que el respeto que inspira entre los trabajadores el tipo de hombre con estas virtudes. Esos líderes conseguían un prestigio derivado de su propio comportamiento y entrega en la lucha [...]. Eran líderes cuya persona obtenía el respeto que inspiraba su vida ejemplar. En Durruti y Ascaso, esa “fama”, aprecio o “confianza” pesaba como una losa (Paz, 2004a: 449).
J.M. Rivas
Notas:
[1] No confundir con el mal llamado “libertarismo” o anarco­capitalismo, una ideología burguesa, de origen anglosajón, que promueve el individualismo y el antiestatismo dentro del marco de explotación del capitalismo. Su principal exponente es Robert Nozick.
[2] Malatesta (2009: 3) proponía sustituir la expresión “abolir el Estado” por la de “abolir el Gobierno”, ya que la palabra Estado tiene otros significados que podrían generar confusión.
[3] El trabajo de Rivas y Alcántara (2014) organiza y clasifica el marasmo teórico que rodea al concepto de liderazgo político.
[4] El autor pone como ejemplo de carisma a Martin Luther King.
[5] Aunque liderismo no está reconocido por la Real Academia Española, se trata de un sinónimo de liderazgo.
Párrafos tomados del artículo “Una mirada libertaria al liderazgo”, que en versión original extensa es accesible en  http://www.academia.edu/download/44698389/Capitulo_Rivas_Otero_150-184.pdf.

Read more ...
Posted: 24 Feb 2020 04:13 AM PST
Entrevista realizada en Febrero de 2020, días después del violento desalojo por parte de las Fuerzas del Estado del Palacio de Ronzón, antigua casa señorial situada en Lena (Asturies), totalmente en desuso y que fue okupada en abril de 2019 por el Colectivo ‘El Palacio de Ronzón’.
Pese haber intentado negociar con la Fundación Ronzón, titular del edificio, nunca se obtuvo respuesta ni por parte de ellos ni por la del Ayuntamiento.
En el momento del desalojo hubo dos detenidxs y varixs heridxs. Actualmente, la Fiscalía solicita 5 meses de cárcel por delito grave de resistencia, y para unx de ellxs, además, una multa por un presunto delito de lesiones leves. Al no aceptar esta petición, quedan a la espera de juicio, que tendrá lugar en marzo.
https://www.youtube.com/watch?v=X8Obo9hQ7GA

Read more ...
Posted: 24 Feb 2020 03:49 AM PST
Realizamos unas reflexiones sobre el anarquismo, la democracia y el parlamentarismo, con las que reivindicamos una crítica radical y un nuevo imaginario revolucionario, que otorgue una horizonte amplio a las prácticas igualitarias y a la autogestión en constante tensión con nuevas experiencias que supongan una mejora para las comunidades humanas.
https://www.youtube.com/watch?v=G-WBOBL40Qw

Read more ...
Posted: 24 Feb 2020 03:44 AM PST
REAPERTURA DEL LOCAL ANARQUISTA MAGDALENA
El domingo 1 de marzo de 2020 volvemos a abrir con nuestro horario habitual el Local Anarquista Magdalena. De lunes a viernes de 18h a 21h y sábados y domingos de 11h a 14h.
Puedes venir a devolver los libros que tenías y a coger nuevos.También vuelve el espacio a estar disponible para hacer asambleas y actividades.
Volvemos con la Asesoría Laboral Gratuita el cuarto martes de cada mes.
Y también vuelven las actividades con las noches de carteo y un ciclo de proyecciones sobre «Vivienda, salud y apoyo mutuo».
Puedes encontrarnos en la c/ Dos Hermanas 11
Vuelven las noches de carteo a Magdalena
El viernes 28 de febrero, segunda noche de carteo de 2020, otra vez en el local anarquista Magdalena.
En esta ocasión se realizará una actualización del estado del compañero Gabriel Pombo da Silva, y posteriormente habrá un espacio para escribirle unas palabras a lxs compañerxs que están entre rejas.

Read more ...
Posted: 24 Feb 2020 03:32 AM PST
A propósito del derrumbe en el vertedero de Zaldibar
Es una desfachatez la forma como el Gobierno Vasco ha llevado el asunto del derrumbe en el vertedero de Zaldibar, así como que, a día de hoy, Alberto y Joaquín, lleven diez días desaparecidos.
Mintieron desde un principio insistiendo que la calidad del aire que se respiraba era buena, trasmitiéndonos que no había ningún peligro e ignorando la preocupación del vecindario por la falta de información.
Posteriormente mandaron diversas brigadas sin las medidas de protección adecuadas a trabajar en unos terrenos donde había amianto y otras sustancias nocivas, para suspender las labores de rescate el mismo día por la inestabilidad de la zona. No obstante, después de toda una noche de trabajo, para el día siguiente ya tenían abierta la A-8; al parecer, lo realmente importante era abrir el paso al tráfico para seguir haciendo caja.
Si a todo esto añadimos que los trabajadores de la empresa Verter Recycling eran conscientes de los movimientos de tierra previos al derrumbe y que el vertedero estuviera prácticamente a tope, no es de extrañar lo ocurrido.
Supongo que algunas pancartas como “¡Hijos de puta! Vuestra riqueza, nuestra pobreza” a la entrada de Zaldibar, “Urkullu, ¿Dónde estás? ¡Da la cara!”, o que los familiares de los trabajadores desaparecidos pudieran encararse con él, influyeron para que el lehendakari tardara seis días en pasarse por Zaldibar, justificando su ausencia en que no quería “estar por estar”.
Sin embargo, previamente se habían presentado como víctimas tildando de “carroñerismo político” e incluso mentando a ETA a la hora de condenar algunas acciones en su contra como carteles, pintadas o bolsas de basura en las puertas de algunos batzokis. Pues os jodéis, que es lo que tocaba.
Por otra parte, Lakua nos dice que todo tiene que ver con una empresa privada (Verter Recycling 2002) y parece ser que, por fin, se prepararán para dar explicaciones. Así que seguro que, en los próximos días, Urkullu y su camarilla se dignarán a pasearse más a menudo por la zona.
Por lo demás, hoy día 15, hay tres incendios activos que aún no han podido extinguir. Asimismo, nos enteramos de que la calidad del aire no es buena y aconsejan cerrar las ventanas y no practicar deporte al aire libre en las localidades de Zaldibar, Ermua y Eibar. Además, ¡a saber qué impacto habrá tenido en flora y fauna y cuántos animales habrán fallecido! porque esa es otra.
¡¡Las autoridades tienen que hacerse responsables de la mala gestión del vertedero y el derrumbe!!
Iñigo Urkullu (lehendakari), Josu Erkoreka (portavoz del Gobierno), Estefanía Beltrán de Heredia y Josu Zubiaga (consejera y viceconsejero de Seguridad), Iñaki Arriola y Elena Moreno (consejero y viceconsejera de Medio Ambiente), Koldo Mediavilla (responsable de Política Internacional), Nekane Murga (consejera de Salud), Maria Jesús San José (consejera de Trabajo y Justicia) y tantas más que olvidemos ¡¡¡DIMISIÓN!!!

Descargar (Ex)Presión Nº6



Read more ...
Posted: 22 Feb 2020 10:48 AM PST
Continuemos el asalto a lo existente por todos los medios, sin inmutarnos por quienes nos silenciarán con las armas de reserva de la reacción, ya sea la patada de la bota democrática, la charla vacía de opinión o los llamados de sirena de los dulces hombres de la esperanza.”
 Jean WeirPalabras domesticadas desde un corazón salvaje.                                                         
“Quien está decidido a llevar a cabo sus actos no es una persona       
valiente, es simplemente alguien que ha clarificado sus ideas, que       
se ha dado cuenta de la futilidad de esforzarse en jugar bien el         
papel que le ha asignado el Capital en la representación.               
Consciente, ataca con fría determinación. Y al hacerlo se realiza       
como ser humano. Se realiza a sí mismo en el placer. El reino de         
la muerte desaparece ante sus ojos.”                                                                                 
Alfredo Maria Bonanno; Selección de Textos.
Terminemos de una vez por todas con los ilusionismos de la
dialéctica. Los explotados no son portadores de ningún proyecto
positivo, así fuese la sociedad sin clases […] Su única comunidad
es el Capital, de la cual solo pueden escapar a condición de destruir
todo aquello que los hace existir como explotados…
Ai ferri corti.
Cuando se escriba la Historia –así con mayúsculas, esa que siempre han escrito y escribirán los vencedores– sobre la insurrección generalizada en Chile a finales de la primera década del siglo XXI, habrá que leerla con meticulosidad extrema, ya que en ella quedarán plasmadas las supuestas motivaciones de la “crisis” que produjo la revuelta.
Una vez más, prevalecerá el análisis economicista –con énfasis en “la obscenidad de la miseria” que ha provocado esa denominación incierta que llaman “neoliberalismo”– y, la poca capacidad negociadora de un gobierno soberbio que no supo atender las demandas populares y optó por la continuidad de un régimen de corrupción e impunidad, heredero (constitucional) de una de las dictaduras fascistas más sangrientas del continente americano.
Sin embargo, nada quedará registrado de esa potencia anónima que le dio forma a la rabia de la desesperanza, de ese accionar nihilista que se transformó en energía arrasadora interrumpiendo la normalidad y atacando despiadadamente la realidad que nos oprime.
Esta potencia será invisibilizada (en el mejor de los casos) y/o, reducida a una turba de «elementos anarquistas y lumpen, amén de grupos aliados a narcotraficantes para desatar saqueos y vandalismos»[1], haciendo ahínco en la condición pacífica de la “legitima” protesta y la trascendental importancia del nuevo fetiche constitucional como garante leguleyo de “las necesidades del Pueblo”.
De tal manera, quedó registrado a lo largo de veintidós páginas en un panfleto con pretensiones literarias escrito por el intelectual socialdemócrata Ariel Dorfman y publicado oportunamente por el Fondo de Cultura Económica (FCE)[2].
Empero, este tipo de especulaciones siempre se esperan de los letrados al servicio de la izquierda del Capital. Como también eran de esperarse las nuevas adaptaciones al libreto marxiano contemporáneo, en franca tentativa resucitadora de una ideología caduca y comprobadamente fallida que quedó sepultada en el cementerio de Highgate hace más de un siglo.
Por eso hoy –no mañana– nos toca el consecuente ejercicio de hacer historia a contrapelo (Benjamin, dixit); es decir, de potenciar la narrativa insurreccional, esa que no se escribe con tinta sino que se hilvana y borronea con nafta y dinamita en el libro de nuestro propio cuerpo.
Llamamientos y propuestas panfletarias
Si bien la verborrea leninoide –desde el Partido Comunista de Chile (PCC) hasta los bolcheviques extraparlamentarios (léase Frente Patriótico Manuel Rodríguez-Autónomo; el Movimiento de Izquierda Revolucionario-Ejército Guerrillero de los Pobres y; los remanentes del MAPU-Lautaro)– apegada a la retórica economicista, no dista mucho del análisis de Dorfman; también es cierto que (a diferencia de este personaje y del PCC) los pocos grupos leninistas que aún permanecen al margen de las instituciones, hoy enaltecen la “espontaniedad de la violencia” y aplauden la “autogestión en las calles”, pasándose por el arco todas las tesis de papá Vladimir en sus encontronazos dialécticos con Rabóchei Dielo[3] y, mostrando su legendario oportunismo a través de una puntual mercadotecnia –destinada al consumo en masa– que intenta vendernos chatarra a toda costa.
Así lo manifiesta el pasquín publicado por el FPMR-A y el MIR-EGP, que han distribuido en algunas de las zonas urbanas más radicalizadas y con fuerte tradición de lucha (Villa Francia, Lo Hermida, Maipú, la Florida, Puente Alto, entre otras.), innovando un travestismo semántico que celebra: «las luchas que tienen nuevas dinámicas de organización, de modalidades, de expresión, de medios y convocatoria» y, aplaude «La contradicción modernidad y consumo global versus parto cosmogónico, autonomía y autogestión»[4].
Por si esto no fuera suficiente (para vomitarnos), agrega: «Las reivindicaciones feministas no son sólo para las mujeres, sino condición indispensable para una sociedad libertaria, sin dominación, de ahí su aguda dimensión política»[5]. Continúa con la pretensión de que ésta prolongada insurrección: «sea el reflejo de una nueva forma de construirnos como sujetos sociales, una forma de poder popular insurgente y comunitario que lejos de buscar un conjunto de normas o una forma de gobierno que nos rija, siempre tenga el propósito de luchar una y otra vez por la disolución de toda forma de alienación, dominación, autoritarismo, injusticia, despojo y represión. Que sea a la vez expresión política de la vida organizada en redes solidarias y horizontales de las comunidades y territorios»[6]. Y, para cierre, a modo de declaración de principios, machaca: «Nuestro horizonte es desplegar nuestros propios mundos y formas de vida para construir una subjetividad emancipada y terminar con toda dominación. Luchamos por crear un poder propio, autónomo y autogestionario […] Nuestro horizonte es libertario, incompatible con la moderación que requieren los poderosos para mantener sus privilegios […] La verdadera paz, con justicia y dignidad, es finalmente el objetivo más preciado de una revolución social y libertaria».[7]
Justo desde este nuevo epítome, los leninistas extraparlamentarios han comenzado a impulsar las llamadas “asambleas territoriales” en un ensayo más por recuperar –en términos político-ideológicos– la (hasta ahora incontrolable) insurrección, ensayando un confuso guión con afinados matices demagogos que pone de manifiesto la poca recepción de su soflama entre las y los jóvenes protagonistas de la revuelta, evidenciando el nulo arraigo del marxismo leninismo en el nuevo no-sujeto subversivo (imposible de sujetar) que hoy incita a la insurrección a lo largo de la geografía chilena y, la urgente necesidad de camuflaje: la inmemorial estrategia del lobo disfrazado de abuelita asechando a Caperucita.
En este mismo tenor, reaparecieron en escena, los “marxistas revolucionarios”, autodenominados “comunistas internacionalistas”, aportando sus elucubraciones al groucho marxismo posmoderno. Y, como era de esperarse, no escatimaron a la hora de rechazar la farsa constituyente y reafirmar su repudio a toda la pestilencia parlamentaria, denunciando, de paso, el histórico oportunismo de los bolcheviques chilenos. Sin embargo, corroboraron coincidencias en torno a las llamadas “asambleas territoriales” promoviendo su proliferación.
Con tal objetivo, pusieron en circulación un nuevo comic intitulado “Ya no hay vuelta atrás”[8], editado a la sazón por el Grupo Comunista Internacionalista (GCI), que no ha dejado de sorprenderme por el estratégico reacomodo semántico del discurso en su reiterado afán de reclutar incautos en tiendas anárquicas.
Vale señalar el superlativo cinismo con que ha sido redactado el panfleto en cuestión, donde además de reconocer que «la rebelión del 18/10 fue espontánea, popular, masiva y anárquica» llegan a admitir, sin aparentes cortapisas, que «en esta nueva oleada global de rebeliones contra el sistema de dominación las insurrecciones ya no tienen por horizonte una “conquista del poder” (como se entendía desde las revoluciones burguesas: mediante la captura del poder estatal), sino que son verdaderas “insurrecciones permanentes” que desafían al poder»[9].
[¡Waooo! ¿dónde quedaron las tesis de orientación programática y aquel anhelo de instaurar la Dictadura del proletariado para la abolición del trabajo asalariado? ¿acaso abandonaron el dogma de la religión fundada por el mayor de los hermanos Marx y abrazaron entusiastas el desparpajo iconoclasta de Bakunin? ]
Ya ni mencionar la fastuosidad con que remarcan las diferencias entre «las revoluciones burguesas» y, «las verdaderas “insurrecciones permanentes”», echando mano de las teorizaciones contemporáneas del informalismo anárquico que tanto han criticado durante la última década[10].
Pero, lo que más me asombró del nuevo panfletillo del GCI, fue la reconceptualización que hacen de la idea de “clase”, introduciendo la noción de «clase/especie»[11] en un intento desesperado –e increíblemente arbitrario– de subsumir dentro del concepto “proletariado” a toda la especie humana[12]. Aunque tampoco podemos soslayar el conveniente reajuste teórico que innovan en derredor de “la revolución social" como «una posibilidad para la humanidad de reconciliarse consigo misma, con los otros animales y con la naturaleza»[13], en guiño desvergonzado a los partidarios del Frente de Liberación Animal (ALF) y al anarco-ecologismo radical nucleado en derredor del Frente de Liberación de la Tierra (ELF); ambas posturas muy criticadas en el pasado por este grupo marxiano que atribuía una “visión ideologizada”, propia del “desviacionismo pequeñoburgués”, a estos colectivos en lucha por la Liberación total y contra la domesticación de lo salvaje.
Pese a la absoluta desfachatez de su nuevo discurso cazabobos, lo verdaderamente preocupante es la evidente concomitancia de todos los clanes de ascendencia marxiana en torno al desarrollo de las “asambleas territoriales” como vehículo eficaz para la resolución de problemas y tareas (de “orden práctico”) de cara al futuro comunizador:
            «lo que tenemos claro es que las asambleas territoriales son órganos creados a partir del 18 de octubre por las comunidades en lucha. Nuestro lugar es ahí, donde tendremos que por una parte discutir abiertamente con quienes abrazan más o menos conscientemente posiciones institucionalistas y socialdemócratas, que se expresan hasta ahora en un sentir mayoritario a favor de un “proceso constituyente”.»
            «Pero no se trata sólo de eso: el mayor potencial de las asambleas territoriales, en la medida que mantenga su autonomía, actuando desde afuera y contra el Estado, tiene que ver con cuestiones y tareas de orden práctico (auto-defensa, alimentación, comunicaciones, cuidado de niñxs y adultos mayores) que habría que empujar hacia sus límites para poder plantear a partir de ellas los objetivos comunizadores.»
            «Las asambleas son el espacio desde el cuál pueden surgir nuevas formas de relación social, que superen y manden al basurero de la historia a las relaciones sociales capitalistas. Se hace necesario coordinarlas a todas[14] (Subrayados míos).
Y ya que estoy encarrilado en esta reseña crítica de la producción panfletaria[15] en el ámbito de la insurrección en la región austral, lamento no poder incluir en este texto el análisis de los neoblanquistas. Me comentan –algunos enterados– que el folletín del Comité (Central) Invisible sobre los acontecimientos en Chile, aún se encuentra en preparación. Todavía no están listas las acostumbradas traducciones simultaneas. Así que habrá que esperarse; aunque no se requiere demasiado ingenio para vislumbrar el total apoyo a las “asambleas territoriales” por parte de los adalides invisibles en su avidez “comunizadora”.
Seguramente recurrirán a los malabares semánticos y, de nueva cuenta, establecerán un falso dilema como aquél que urdieron entre “asambleas” y “campamentos”, instaurando diferencias inexistentes y cambiando un término por otro. Quizá en este momento recurran a su vieja circunscripción favorita, apelando a su adorable “comuna” e insistiendo en que “la autoorganización” de la vida cotidiana (alimentación, guarderías, infraestructura, enfermería, etc.) es el “paradigma del habitar” y que éste no se manifiesta en las asambleas generales pero, curiosamente, en la práctica, en todos los campamentos instalados en las plazas okupadas, era la asamblea –en nombre de la democracia directa– la que regía y determinaba el curso de los acontecimientos. Esto pudimos constatarlo en todas las rebeliones y protestas de los últimos años (el “movimiento piquetero” en Argentina, la “comuna” de Oaxaca, la “Primavera árabe”, el 15M español, Syntagma, “Occupy Wall St.”, Gezi…) y, por ello, su pronta recuperación sistémica.
Pero los neoblanquistas no sólo concordarán con los “marxistas sinceros” (como cariñosamente llaman a los militantes del GCI y a los sobrevivientes de la autonomía marxiana) e incluso, con los leninistas extraparlamentarios, en la “necesidad” de la extensión de las asambleas territoriales en Chile; en aras de la armonía ideológica; también coinciden con ese elenco en la añoranza por la Revolución («las insurrecciones han venido, no la revolución»[16]), considerando la insurrección una suerte de intentona “menor”, algo que aún no cuaja: «una brecha dentro del reino organizado de la necedad, la mentira y la confusión»[17]; el síntoma furtivo que puede hacer viable la posibilidad revolucionaria en las sociedades centrales y, con mayores oportunidades, en las sociedades periféricas[18].
Las Islas felices
Si bien es cierto que no me tomó por sorpresa la cómoda articulación de los partidos neoplataformistas (anarco-comunistas) chilenos con el discurso político en favor de las asambleas territoriales –tampoco me extrañó que impulsaran desde los primeros momentos la propuesta de Asamblea Constituyente[19] de la mano de leninistas y allendistas–; uno esperaba que desde los posicionamientos informales de la praxis anárquica contemporánea se insistiera más en una reflexión teórico-práctica renovada que refutara de manera contundente las inercias y los ritos democráticos, asumiendo que la práctica no admite caprichos ni miopías ideológicas, conscientes que el anarquismo no puede ser concebido como un ceremonial litúrgico ni como un axioma inmutable ni como una realización inquebrantable sino como tensión inconmovible, encarnada en una nueva forma de insurrección, distinta e incluso opuesta a la insurrección mecánica (tradicional) y a la insurrección orgánica (instrumental y de acuerdo a un programa) a la que quizás podríamos denominar insurrección permanente.
Sin embargo, algunos nucleamientos de la galaxia informal en Chile, le han apostado a las prácticas democráticas y han optado por avivar las asambleas territoriales; olvidando que la democracia bajo cualquiera de sus formas (representativa, asamblearia, directa, popular, etc.) es enemiga de la Anarquía. La potencia anárquica no radica en las asambleas sino en su aliento destructor manifiesto en miles de prácticas diferentes. En las asambleas se asfixia la responsabilidad individual, la libre iniciativa y el disenso, en busca del consenso se separa el verbo de la acción, se induce al inmovilismo, se neutraliza la insurrección.
Frente a estas desvirtuaciones, aspiré entablar un diálogo abierto y fraterno con varios compañeros afines a la tendencia informal anárquica, de probada trayectoria insurreccional, con la intención de evitar a tiempo un desenlace contraproducente (la recuperación política de la insurgencia) y/o, lo que es peor, una profunda decepción que inmovilice por décadas el significativo avance del accionar insurreccional del anarquismo informal en la región chilena. Lamentablemente, muchas compañeras y compañeros ven con gran simpatía la función de las “asambleas territoriales” y la interpretan como una herramienta autónoma que da –o puede dar– atención de manera “autogestiva” a las tareas de orden práctico (alimentación, comunicaciones, servicios sanitarios, auto-defensa, etc.) a nivel comunitario.
Desde luego que entiendo que en la cotidianidad de la insurrección se manifiesten este tipo de inquietudes frente a las necesidades y urgencias comunitarias y que, como personas sensibles y solidarias que somos, queramos (o intentamos) darle solución, desdeñando todo lo aprendido de las experiencias pasadas y repitiendo los mismos errores de siempre.
Claro está, en todo esto, tenemos que reconocer que hay mucho de adulteración, deformación, asimilación, omisión y reacomodo, de la historiografía anarquista    –particularmente anarcosindicalista–, que le ha otorgado a ciertos episodios de nuestra travesía sediciosa un aura mitológica y, esta visión distorsionada se ha prolongado hasta nuestros días con el telón de fondo y la referencia insustituible de la Revolución española de 1936.
Exactamente en este punto, quiero traer a colación una reflexión oportuna de los compañeros y compañeras que editan la revista Kalinov Most que subraya una carencia que comparto plenamente: «Aprendemos de experiencias pasadas, pero necesitamos actualizarlas»[20]. Esa necesidad de “actualización” de la teoría pero, sobre todo, de la práctica anárquica, se hace evidente no sólo en la insurrección chilena sino en todas las revueltas mundiales donde de una manera u otra participan y/o inciden nuestros compañeros y compañeras. Evidentemente, dicha actualización sigue siendo nuestra asignatura pendiente.
En esta misma contribución del colectivo editorial de Kalinov Most –escrita desde las entrañas–, a modo de “raudo balance” de la insurrección generalizada contra el Estado chileno, donde predomina el corazón y las ganas de ser consecuentes con los principios anárquicos (mismos que recalcan una y otra vez en cada intento de respuesta ante las interrogantes que van surgiendo sobre la propia lucha), acto seguido de la reafirmación en torno a la necesaria actualización teórico-práctica, exponen: «Siempre hemos apostado a que nuestros medios se encuentren directamente acorde a nuestros fines, pues entonces, desde las proyecciones anárquicas informales y negadoras, nos permitimos soñar despiertos mirando el presente. ¿Cuáles son nuestros fines?»[21]. Y, aunque no dan respuesta directa a la interrogante, inmediatamente afirman: «Apostamos por la asociación entre pequeñas comunidades, que apoyen y aporten entre sí, sin estructuras estables por sobre los individuos, manteniendo la tensión permanente y el cuestionamiento permanente sin nunca creer en una realización ni final ni finalizada. Nuestras prácticas en el presente tienen que saber ir en esa dirección»[22].
Empero, pese al reconocimiento consciente de que la Anarquía no es una realización sino una tensión permanente, esta declaración no responde a la necesaria “actualización” teórico-práctica que mencionaban anteriormente. Al apostarle a «la asociación entre pequeñas comunidades, que (se) apoyen y aporten entre sí» –lo que de hecho sí implica una realización–, no hacemos otra cosa que calcar al pie de la letra el “manual revolucionario” de 1936. Evidentemente, bastante trasnochado.
Visto desde la perspectiva que nos ofrece la distancia enorme que nos separa de aquellos hechos, la Revolución española parece haber sido el canto de cisne del anarquismo clásico; sin embargo, a pesar del impacto que produjo en el inconsciente colectivo de aquellos anarquistas la icónica frase de Durruti[23], no se demolió asaz –dejando en pié demasiados templos, puentes, almacenes, manicomios, fábricas, cárceles y cuarteles– ni se expropiaron los bancos ni se desmanteló la producción ni se destruyó el trabajo (pretendiendo que éste podía liberarse a través de las mismas cadenas de montaje capitalistas con sólo apoderarse de los medios de producción). Hoy, el desenlace de la Revolución española es bien conocido: la inmediata recuperación sistémica en manos del fascismo.
Con la asociación de pequeñas comunidades «que (se) apoyen y aporten entre sí», como plantea entusiasta Kalinov Most, a lo sumo se concretaría una confederación de islas felices que sin duda podría resolver las necesidades comunitarias inmediatas –mientras le muestra al sistema de dominación las fallas a corregir– pero, esos no son ni pueden ser los fines del anarquismo en el Siglo XXI.
Como bien expone nuestro compañero Costantino Cavalleri en su más reciente aporte en cuanto a «nuestras posibles deficiencias al no cultivar hoy (o descuidar) esos momentos-elementos que se asumen autogestivos[24]» o «lo que podría resumirse como la posibilidad de construir momentos del futuro a partir de ahora, que sirvan de “inspiración”, de manera “educativa”, para la postrevolución o como “bases” para el futuro[25]»; definitivamente «NO EXISTEN LAS ISLAS FELICES dentro de este sistema[26]» (Mayúsculas en el original).
«La radiación atómica de Chernobyl, los vapores cancerígenos de Rumianca, las plagas de Piana di Ottana, la niebla contaminante de las fábricas y los motores, las micropartículas tóxicas de las bases militares, invaden nuestros huertos de papas, también penetran nuestros pulmones en cualquier supuesta isla a la que huyamos y, las relaciones demenciales de dominación-sujeción, de mando-obediencia, las frustraciones y opresiones, las limitaciones e imposiciones de todo tipo, propias de la sociedad del Estado-capital, nos rodean e impiden nuestra existencia»[27].
Debemos estar conscientes de la imposibilidad de las islas. Hoy no hay afuera. En nuestros días todo es adentro (es decir, al interior del Capital). Con sólo vivir reproducimos el sistema por mucho que nos esforcemos en evitarlo. Lo único que podemos autogestionar son nuestras miserias. El capitalismo global nos ha impuesto la noche perpetua. Pero, paradójicamente, la noche es nuestra mejor arma. Tendremos entonces que volver a accionar con la oscuridad de compañera, iluminando las noches con el fuego refractario del anarquismo insurreccional.
Peligrosas conjunciones político-ideológicas
Basta con leer entrelíneas algunos de los textos de elaboración reciente en el entorno de las luchas globales contemporáneas para ratificar que asistimos a una convergencia político-ideológica que evoca –melancólica– un útero compartido; una especie de “matriz revolucionaria”, una suerte de árbol común del que se presume que absorbieron nutrientes diferentes “ramas” teórico-prácticas que hoy (ante las condiciones “objetivas y subjetivas”) rastrean sus genes con la intención de revalidar su linaje.
De tal modo, neoblanquistas, marxistas posmodernos de toda calaña (incluidas las diferentes variedades leninistas) y, uno que otro engendro, concebido in vitro y criado en incubadora (léase anarco-populismo), hoy reclaman parentescos lejanos con la amplia y variopinta familia ácrata –teniendo en cuenta los contradictorios orígenes que se le achacan al anarquismo– en aras de la consanguineidad revolucionaria.
Fingiendo amnesia total, pretenden hacernos creer que ya dejamos de ser el “pariente incómodo” que nunca invitan a las fiestas, que jamás incluyen en la foto y siempre han repudiado con enjundia. Todo en busca de una “alianza” que permita el pujante desarrollo de “la lutte finale”.
Claro está, la sola reminiscencia de esta emotiva estrofa –creación del eterno huésped de Père Lachaisse– aún provoca sentimentalismos que hacen convulsionar a más de un quijote, lo que induce a diferentes capillas anarco-izquierdistas a prestar oído a estos llamados y actuar como acto reflejo, cerrando la puerta a cualquier reflexión medianamente consecuente.
Lamentablemente, hoy podemos identificar al interior de nuestra “galaxia” posturas ideologizadas que se autoproclaman placenteramente “izquierdistas” y, se dejan encandilar fácilmente por esta narrativa. Un connotado ejemplo son los frentistas compulsivos, que reiteradamente establecen alianzas con diferentes sectas ideológicas y/o las cofradías nacionalistas, en nombre de la Revolución, del anti-imperialismo, el anti-fascismo o el anti-capitalismo.
La ausencia de reflexión (la mayoría de las veces) y/o la visión distorsionada de la ideología, impide esclarecer el objetivo. Nuestro objetivo no es otro que la Liberación Total. La guerra anárquica –nuestra guerra– es por la Libertad y el único camino para alcanzarla es la Libertad misma. Conscientes que la Anarquía no es una realización sino una tensión permanente, no albergamos esperanza alguna en la “lucha final”. Cuando incitamos a la insurrección generalizada, lo hacemos impulsando la insurrección permanente: sin triunfos que alcanzar ni palacios que tomar.
Por eso, ante las profusas convocatorias a “la unidad”, las reiteradas invitaciones a “la suma de todas las fuerzas”[28] y la inoculación de ansias “constructivistas”, tenemos que hacer oídos sordos. Penosamente, estos llamados en ocasiones afectan a muchos compañeros y compañeras y, les induce a integrarse a los proyectos más improcedentes y alejados de la perspectiva anárquica (el neozapatismo en Chiapas; la APPO en Oaxaca; las “policías comunitarias” en Cherán y Ostula; el “confederalismo democrático” del PKK en Rojava; la instauración del Estado Wallmapu, la defensa de la Wiphala, las aspiraciones independentistas en Hong Kong o Cataluña...), estimulando la recreación de proyectos insólitos, confundiendo nuestros pasos con un tributo a la tradición ajena condenado a la repetición eterna.
La necesidad de reabrir la cuestión insurreccional desde la perspectiva anárquica
Hoy que vemos recrudecerse las insurrecciones alrededor del mundo y advertimos la innegable interconexión entre las diferentes protestas, cabría preguntarnos si este “mal-estar” –esta suerte de rabia de la desesperanza que provoca las revueltas populares en todos los confines del planeta dando curso a la ira acumulada contra quienes gobiernan y, contra todos los partidos políticos sean del color ideológico que sean– ciertamente responde al impulso arrasador de una potencia anticapitalista y antiautoritaria, dispuesta a no dejar vestigio de la dominación o; concurrimos al ánimo de nostalgia generalizada que anhela el retorno a lo que ya no hay; es decir, que añora el Estado benefector, el capitalismo industrial y la sociedad del trabajo.
Sin duda, en lo más intrínseco de estas manifestaciones de nihilismo (donde se liberan y reinventan las pasiones sediciosas), surgen indicios de una nueva crisis civilizatoria desbordante de las coordenadas políticas y económicas del momento. En medio de esa urdimbre, también se incuba el germen del caos y urden esos efímeros intantes de Anarquía. Empero, no toda manifestación nihilista converge siempre en una acción anárquica[29]. Si la multitud que protagoniza las actuales manifestaciones de nihilismo ansía recuperar la “normalidad”, regresar a “lo malo conocido” y que le devuelvan su viejo rol de esclavo asalariado, enfrentamos el inminente peligro de la madurez del huevo de la serpiente: la propagación del populismo (más allá de cual sea su tendencia) y su consolidación a escala global. Y, ante esta perentoria amenaza debemos de mantenernos en estado de alerta y, en pie de guerra permanente.
¿Cómo afrontar esta contingencia desde el anarquismo? Modestamente, considero que con más anarquismo, es decir, desde la insurrección permanente, con mayor profundización teórica y con más praxis; con una práctica consecuente que nos desborde y permita reflexionar a cada paso y elaborar más teoría congruente con los tiempos.
La única respuesta a esta y todas las adversidades es y será siempre más y más anarquismo. Hacer anarquismo cotidiano, o sea, continuar asaltando lo existente por todos los medios –como nos recuerda Jean–, “sin inmutarnos por quienes nos silencian” y; ofrecer lo más sublime que podemos brindar: el goce de la insurrección, poniendo en práctica nuestra voluntad destructora, incrementando la potencia anárquica más allá de las “islas felices” y los espacios de sobrevivencia (siempre e invariablemente en vías de recuperación del sistema de dominación), radicalizando las manifestaciones de nihilismo, es decir, superando su pureza impotente y contagiándolas del deseo de libertad pero sin quedar atrapados en el desgaste de la ofensiva innocua reduciendo nuestra guerra al sometimiento a las órdenes de los especialistas y a la lógica autoritaria de la lucha armada.
Tendremos que ser capaces de destruir el trabajo desde la consecuente ilegalidad: «con la palabra, con la letra impresa, con el puñal, con el fusil, con la dinamita…»[30]. Si logramos concretar nuestra guerra, no será por la trillada transformación de la realidad, sino tendrá que ser por su demolición total. De ahí la urgencia de replantearnos la cuestión insurreccional, asumiendo la insurrección no tanto como objetivo –y mucho menos como un ruido de temporada– sino como causa, es decir, como cimiento de la tensión anárquica.
Si frente a esta resolución recibimos descalificaciones, insultos y burlas, sabremos que hemos elegido un buen camino acorde con los principios; la ruta que nos permitirá apropiarnos de nuestra vida y vivirla a plenitud, en absoluta e irrestricta libertad.
Gustavo Rodríguez,
Planeta Tierra, 18 de febrero de 2020
(A tres meses de iniciada la insurrección en territorio chileno)
Notas: 
[1] Dorfman, Ariel, Adiós al oasis chileno. Disponible en: https://www.proceso.com.mx/612865/adios-al-oasis-chileno (Consultado el 6 de enero de 2020).
[2] Dorfman, Ariel, Chile: juventud rebelde, FCE, Colec. Vientos del Pueblo, México, 2019.
[3] Vid, V. I. Lenin., Capítulo II, “La espontaneidad de las masas y la conciencia de la socialdemocracia”, en ¿Qué hacer?, recogido en Obras completas de V.I. Lenin, Tomo 6, Editorial Progreso, Moscú, 1981.
[4] Frente Patriótico Manuel Rodríguez-Autónomo/Movimiento de Izquierda Revolucionario-Ejército Guerrillero de los Pobres, 11º Comunicado conjunto: la rebelión de los colgados, volante impreso, Chile, 1 de Enero de 2020.
[5] Ibídem.
[6] Id.
[7] Id.
[8] Grupo Comunista Internacionalista (GCI), Ya no hay vuelta atrás, Boletín de reflexiones en torno a la revuelta, Número 1, diciembre 2019.
[9] Ibídem.
[10] Vid., Proletarios Internacionalistas, Crítica de la ideología insurreccionalista, Ediciones Comunidad de Lucha, 2012.
[11] Op.Cit., GCI, Ya no hay vuelta atrás.
[12] Resultan insuficientes la incorporación y el auxilio teórico de categorías incluyentes que resuelvan las limitaciones y estrecheces de la visión marxista. Nos queda claro que el Poder y la dominación política son anteriores a la explotación económica en cualquiera de sus definiciones. Precisamente por eso, la guerra antiautoritaria, y no la de clases (es decir, la lucha permanente contra el Poder y la dominación), ha sido el motor de la historia. Esa es la tesis fundacional del anarquismo y el meollo de su cuerpo teórico-práctico, asumiendo la Anarquía como praxis de enfrentamiento permanente contra el Poder y no como expresión radical de la lucha de clases.
[13] Op.Cit., GCI, Ya no hay vuelta atrás.
[14] Ibídem.
[15] A propósito de la producción panfletaria en la región chilena en derredor de la insurrección generalizada, no puedo pasar por alto otro baldón de pretendida manufactura “ácrata” que ha provocado (desde la primera página) todo mi asombro. Se trata de una butifarra a mitad de camino entre la literatura de ficción (las historietas de zombis) y el revoltijo ideológico de la nomenclatura “anarco-leninista” contemporánea. Este engendro, cargado de conspiraciones paranoicas en la misma tónica del Nostradamus bolivariano (senador Navarro), está firmado por los Núcleos Antagónicos de la Nueva Guerrilla Urbana y, definitivamente, requiere el concurso de nuestras modestas reflexiones pero, de momento, seguiremos debiéndonoslo por lo que queda pendiente un texto mucho más extenso con estas intenciones. Vid. “Sobre fantasmas insurreccionales y banderas falsas”, disponible en: https://vozcomoarma.noblogs.org/files/2019/12/Fantasmas-Insurreccionales-Lectura.pdf (Consultado 11/02/20).
[16] Comité Invisible, A nuestros amigos, Pepitas de calabaza ed., Logroño, Estado español, mayo 2015, P.12.
[17] Ibídem, contraportada.
[18] La Revolución francesa y la Comuna de París de 1871, siguen siendo el canto de cisne del blanquismo contemporáneo   –léase Comité (Central) Invisible. Por eso sus “novedosos” planteamientos siempre nos huelen a viejo.
[19] «[…] El viernes 25 de octubre, más de 2 millones de personas marcharon por todo Chile y el Wallmapu llamando al Presidente Piñera a renunciar y en favor de una Asamblea Popular Constituyente […] En todo Chile, lentamente pero sin pausa, pujan por consolidarse decenas de Asambleas Territoriales, Cabildos, Onces y Ollas comunitarias. Se están recuperando formas de organización históricas de nuestra clase, se hurga en la memoria para levantar los cimientos de una nueva institucionalidad que brota de la rabia y la protesta si; pero que también es profundamente constructiva y de anchas miras. Lograr el adecuado oxígeno y tareas, la coordinación y planificación y la necesidad de una amplia unidad popular desde abajo serán las tareas del momento[...] La agenda, las tareas del momento y las perspectivas emancipatorias las tiene que poner el pueblo trabajador, en la calle. Pero también en cada lugar de trabajo y estudio. Generando y promoviendo Asambleas democráticas en cada territorio que debata las iniciativas y construya un programa de reivindicaciones a corto, mediano y largo plazo […]¡SOLIDARIDAD CON EL PUEBLO CHILENO QUE SE LEVANTA Y LUCHA! ¡POR LA CONSTRUCCIÓN, GENERALIZACIÓN Y COORDINACIÓN DE ASAMBLEAS TERRITORIALES QUE DEBATAN UNA VERDADERA ASAMBLEA POPULAR CONSTITUYENTE PLURINACIONAL Y FEMINISTA! ¡POR EL SOCIALISMO Y LA LIBERTAD! ¡ARRIBA LXS QUE LUCHAN! Primeras firmas: Solidaridad (Chile), Acción Socialista Libertaria (Argentina), Federación Anarquista Rosa Negra (Estados Unidos)» . Mayúsculas en el texto original.
Disponible en: http://www.anarkismo.net/article/31688 (Consultado 14/02/2020).
[20] Kalinov Most, Más de dos meses de revuelta contra el Estado de Chile: raudos balances, instintivas proyecciones y permanentes negaciones, región chilena, enero 2020, P.12. Disponible en: https://es-contrainfo.espiv.net/2020/01/15/mas-de-dos-meses-de-revuelta-contra-el-estado-de-chile-raudos-balances-instintivas-proyecciones-y-permanentes-negaciones/ (Consultado 14/02/2020).
[21] Ibídem, P. 13.
[22] Id.
[23] «Las ruinas no nos dan miedo […] no nos dan miedo las ruinas, porque llevamos un mundo nuevo en nuestros corazones. Ese mundo está creciendo en este instante.»
[24] Cavalleri, Costantino, Approfondimenti di un discorso isolato?, artículo inédito, fechado febrero 2020, de próxima aparición en la revista NurKuntra Nro. 6, Cerdeña.
[25] Id.
[26] Id.
[27] Id.
[28] Curiosamente en la rama estática de la física, la suma de todas las fuerzas es igual a cero cuando un sistema se encuentra en equilibrio, es decir, cuando no tiene modificación o perturbación alguna [∑ F=0, primera ley de equilibrio (Newton)].
[29] Para el sistema de dominación toda acción anárquica es una manifestación nihilista; sin embargo, la manifestación nihilista no es otra cosa que el estallido de la rabia de la desesperanza que deposita todas sus esperanzas en la destrucción purificadora apostándole a la nada, de ahí su inherente impotencia.
[30] Kropotkin, dixit.

Read more ...
Posted: 22 Feb 2020 06:49 AM PST
SABADO 29 DE FEBRERO
18h Presentacion del fanzine "Erosión. Golpeando al patriarcado". Fanzine recopilatorio de textos de compañeras anarquistas que reflexionan sobre la participación del anarquismo en la lucha antipatriarcal  y con una perspectiva crítica hacia el feminismo hegemónico. A cargo de sus editoras.
20h Charla:"El origen del patriarcado del desvanecimiento de la Diosa al exterminio de las brujas. A cargo de contrahistoria.
Durante las jornadas: exposición "Desertoras de la ley". Notas biográficas de mujeres anarquistas y nihilistas.
Lugar: Ateneo Libertario de Vallekas; C/ párroco Don Emilio Franco 59 <M> Nueva Numancia
 

Read more ...

No hay comentarios:

Publicar un comentario