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martes, 21 de diciembre de 2021

Tinkunaco 1.462/21 - Re: Boletín diario del Portal Libertario OACA

 

Boletín diario del Portal Libertario OACA



  • [Libro] Memorias de un anarquista barcelonés (1936-1975) - Agustín Guillamón Nebot
  • Las celdas del Capitalismo y los falsos compromisos de la gente
  • Boletín Anarquista - Semilla negra nº5
  • (Ex)Presión Nº 50
  • [Argentina] A 20 años de la rebelión popular: Un imaginario (todavía) en disputa y un proyecto emancipatorio (todavía) por venir

[Libro] Memorias de un anarquista barcelonés (1936-1975) - Agustín Guillamón Nebot

Posted: 21 Dec 2021 10:50 AM PST

Introducción

Mi padre, Agustín Guillamón Nebot, escribió sus memorias a finales de los setenta. Se trata de tres carpetas plastificadas, con las hojas extraíbles escritas a mano y numeradas. En la bolsa de la primera carpeta se guarda la foto de su abuela materna, Ana María, a quien tanto amó; mi bisabuela.

Durante muchos años no pude leer nunca la totalidad de su trabajo, porque me hacía daño su recuerdo, demasiado reciente. Finalmente, en julio de 2018, leí todo su trabajo, y me decidí a guarnecerlo con una gramática y un estilo apropiados. El motivo de tal decisión tenía un empuje y una causa externa, no por inesperada y ajena menos importante y urgente. Mi sobrina Clara, hija de mi hermana Elo, quiso hacer un trabajo de investigación de bachillerato fundamentado en las memorias de su abuelo, fallecido en 1996, cinco años antes de su nacimiento en 2001.

Era bonito e irresistible: las memorias del abuelo recuperadas por una nieta a la que no había llegado a conocer. Realizado el trabajo de investigación, comprendí que las memorias de mi padre eran lo bastante valiosas, incluso fuera del ámbito familiar, como para ser publicadas y leídas. Solo había que vestirlas con gramática, ya que las memorias de mi padre andaban desnudas; algo de estilo literario, que no dulcificara la dureza de la experiencia vivida, y una redacción que respetase la fuerza expresiva de una narrativa escrita en primera persona, característica fundamental de la picaresca.

Pero todas estas cuestiones estéticas y literarias carecían de importancia, porque el objetivo no era, ni podía ser otro, que presentar al lector de hoy el testimonio vital de mi padre, peón del textil y camarero, nacido en 1926, que perdió una guerra a los doce años de edad y que falleció en 1996, a los setenta años, enfermo de un cáncer con el que la dictadura del hambre le condenó en su juventud, cuando le contrataron en la limpieza de unas calderas de amianto.

No soy ni pretendo ser un juez imparcial, porque no hay nada que juzgar y porque ésa es una especie que no ha existido nunca; pero me atrevo a vaticinar que las memorias de mi padre entroncan con la mejor tradición literaria hispana. Sin olvidar que el pícaro era un personaje fruto de la miseria e injusticias de su época que, por eso mismo, reflejaba fielmente las peculiaridades e injusticias de la sociedad que lo había creado, embrutecido y desnutrido. Sí, un pícaro proletario crecido bajo el franquismo, una de las dictaduras más terribles e injustas del mundo occidental durante el siglo 20.

Estas memorias aportan además ciertas noticias que contienen importantísimas novedades o perspectivas, que merecen ser estudiadas en profundidad por la historiografía, como son los comités de defensa de barriada de los años treinta, los Regimientos de Marcha de los Voluntarios Extranjeros, la huelga general de 1951 en los barrios obreros barceloneses, los orígenes y naturaleza de los comisionados obreros ya en los años cincuenta, el asalto obrero al sindicato vertical en los sesenta y tantos otros temas, en ocasiones solo esbozados, pero en otras muy marcados y extremadamente originales.

Y es que, pese a quien pese, la gente anónima en algunas ocasiones, muy pocas, toma la palabra, y con ese acto condena al infierno del recuerdo, de la realidad histórica y de la verdad a los poderosos y privilegiados que vivían y viven sobre la explotación, los sufrimientos y la miseria de la inmensa mayoría. Si la pequeña historia no encaja en la historiografía académica, el desafío y la credibilidad son un problema que afecta solo a la Gran Historia al servicio del Gran Hermano, amo que paga el sueldo a esos sesudos universitarios, que reescriben sin descanso el palimpsesto de la Historia Sagrada de la burguesía.

De las memorias de mi padre destaca, sin duda, la enorme integridad y combatividad de un obrero, pobre de solemnidad, que llevaba un mundo nuevo y mejor en su corazón, al tiempo que practicaba una ética ajena a la burguesa, solidaria con su clase y con los suyos y enemiga de sus enemigos, porque el derecho a la vida y la libertad nunca se mendiga, se conquista día a día. La dignidad es siempre el primer paso hacia la libertad y la conquista del futuro.

Mi abuelo guerreó en las batallas de Belchite y del Segre; en 1940 estuvo en Alsacia y en el canal de las Árdenas y, en 1944, en el maquis que liberó los departamentos del sur de Francia. Mi padre libró batallas de aquellas que no aparecen en los libros de historia. Mi abuelo ganó dos medallas, como combatiente y como resistente. Mi padre, ninguna. La Gran Historia y la pequeña historia.

Mi abuelo jamás habló de su larguísima trayectoria militar. Sospecho que se sintió traicionado y superado por ese trueque de revolucionario anarquista en soldado antifascista y liberador de la nación francesa. Ni lo entendió, ni lo aceptó. Quizás por ello nunca quiso hablar francés en sus treinta años de exilio; pero aceptó, como no podía ser de otro modo, dada su precariedad económica, la pensión que comportaban aquellas medallas.

Ambos se enfrentaron al fascismo y la tiranía. Su combate late ahora en estas páginas, sin halagos ni embelecos, sin alardes ni fanfarrias, espero que liberador y pedagógico. En todo caso son nuestras raíces, al menos las mías. Es la batalla y la esperanza de dos generaciones de anarquistas, que el lector de hoy debe enfocar desde su presente y someter a la crítica implacable e inmisericorde del tiempo, que todo lo modifica y destruye; también son eco de luchas y hambre.

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Agustín Guillamón Iborra

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Las celdas del Capitalismo y los falsos compromisos de la gente

Posted: 21 Dec 2021 10:13 AM PST

¿De qué me sirve que te comprometas a publicar mis textos, si después estás cogiendo las opciones que yo no siento como mías?

A la hora de publicar un artículo he comprendido que no hay que exacerbar los hechos que por si mismos ya son exacerbados.

Así como publico sobre un bicho raro en el monte, publico sobre como mejorar la calidad de los textos literarios a través de mis relatos.

No. Tengo estrategia. A mí no me importa que una persona pueda pensar más así o más asá. Lo que me importa es comulgar con lo que se está publicando y como se está publicando.

No: no me cambio de nombre. Mi nombre es el mismo... Y, si no, estudiad filología.

Igual yo soy el inculto que comete errores, igual yo soy el imbécil que promueve el fascismo, pero, por lo menos, sé que mi integridad está a salvo de exabruptos y podredumbre corrupción.

Mirando el barómetro del CIS del mes de noviembre he comprendido que hay un país que no quiere darle importancia a la corrupción. Ese país sigue envuelto en unos hales de cloacas y asesinatos, donde cierto comandante dijo que no se puede hacer más, y no se puede hacer más y yo me corrompo por ello y, cierto capitán, dice “yo no puedo hacer más y yo no puedo hacer más por ello”.

Si puede que me lo invente, si puede que me lo esté inventando todo, si puede que sea mi ficción y en mi ficción estoy y en mi ficción estaré. Pero es mi Realidad.

A mí tratadme de discapacitado: lo soy. A mí tratadme de loco: lo soy. A mí tratadme de inverso: lo soy. A mí tratadme de destructor de cierta idea: lo soy. Lo soy y con esto digo que no renuncio.

Digo que no renuncio porque soy lo que soy. Y, si soy lo que soy, el que quiera hacerme caso que me haga y el que no, que no.

¿Se comprende?

Pues se comprende que este es un manifiesto a medias, que esto es una propulsión de los sentidos hacia delante, que es una disconformidad hacia lo que hay y hacia lo que deja de ser. Lo es.

¿Y qué es?: mi idea básica de la locura llevada al extremo. La otra cara de la moneda donde no hay más que locos. Y loco soy y loco seré.

Existe un tal manifiesto donde se le cambian los puntos y las comas: probad con este a ver lo que pasa.

Yo sé lo que pasa. No se entiende. Y, si se entiende, se entiende de la manera más suspicaz y desesclarecedora posible.

¿Esto tiene sentido? En la mente de un loco sí.

Como estoy loco me dignaré a preguntar: ¿quién está cuerdo?; y alguien responderá: yo.

Pues yo responderé: pues, si estás cuerdo, demuéstrame tu cordura.

Y, si no lo entiendo... ¡Lo siento!: estoy loco.

¿Exacerbo?

Mi opinión es que en mi imaginación hay cosas mi duras que se ven dibujadas en un diagnóstico que, si queréis, os lo enseño.

¿Sabéis que por ejemplo hay un grado de discapacidad y que depende que grado de discapacidad tengas cobras una pensión pírrica o no? ¿He hecho daño a alguien?

No me llegan las respuestas.

Para mí que van a escondidas.

¿Lo sé?

Cómo está escondido...

Yo os digo que no os escondáis que seáis libres de hacer vuestras maniobras fuera del escondite.

Eso sí... Ya sabéis que si salís al exterior y os pillan que no os pillen cometiendo ningún delito.

Yo digo: estoy loco y digo locuras.

¿Hay críticos?:

Bien.

¿No los hay?:

También bien.

Todo depende del grado de invención que le de a esto. Si yo me siento una cosa, debo decir la contraria. Si yo debo haber sufrido algo por ahí, ¡no os preocupéis!: no os ha pasado a vosotros.

¿Existís?

Es que igual ni existís.

¡Ah, sí!: no tengo redes sociales.

¡Nos vemos!

Sueño Onírico

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Boletín Anarquista - Semilla negra nº5

Posted: 21 Dec 2021 09:21 AM PST

SALUD! a todxs aquellxs rebeldes que no se doblegan y que continúan firmes en la lucha, con esa coraza en donde el miedo y  la obediencia no pueden penetrar! a todos los corazones indomables e ingobernables dedicamos este nuevo numero de semilla negra n 5 .

A 20 AÑOS DEL ESTALLIDO SOCIAL SEGUIMOS ABRIENDO SURCOS, SEGUIMOS SEMBRANDO REBELDIA SOLIDARIDAD Y APOYO MUTUO.

Santiago Maldonado presente en la lucha!

Somos quienes  no se atreven a agachar la cabeza, lxs que no se atreven y limitan a ver pasar el desfile del espectro político y socio- económico que pretende arrastrar a los pueblos del mundo  a una esclavitud total y absoluta bajo su régimen tecno- industrial capitalista  y sanitario, instalando  un terreno de dominio (superior al que conocimos) sobre nuestras vidas, en la asesina democracia. Nuestros días, meses o años, están a la espera  de las decisiones de la alta burguesía, quien sujeta al mundo lo aprisiona, lo oprime, contamina  y aniquila bajo las  nuevas cepas del Estado; actuando con cinismo, un cinismo que  se esparce por el mundo con el lenguaje del poder imponiendo un pensamiento único e incuestionable  progresismo, bajo el ancestro y falso  principio: LA AUTORIDAD!. Es de esta manera como la manipulación del poder engaña, penetra en los corazones para dividir, desviar la lucha contra el poder y la autoridad. Mientras los Estados del mundo al unísono promueven leyes para “todes” y para todo para así, robustecer su poder y dominio: Eco-fascismo, feminismo, ambientalismo, comunismo autoritario  y como para llenar el cartón del juego del poder “Anarcocapitalismo”. Todo esto nos resuena, nos sacude, nos provoca nauseas!… nuestra naturaleza rebelde inquieta y solidaria lo rechaza lo expulsa por que aspira al amor a la igualdad y a la libertad de todxs.

Somos consientes de que ningún Estado desea y puede liberarnos, así como el carcelero, jamás abrirá la puerta para liberar al presx, éste lo vigila, lo persigue y a la muestra de rebeldía o resistencia lo aísla lo reprime o lx mata .Somos quienes van esparciendo semillas de rebeldía y desobediencia por el surco de la vida, solidarixs que no dudan en   aportar sus   semillas a quienes se atrevan con coraje, convicción y decisión a abrir nuevos surcos que amenacen y combatan el orden  del poder. Actuamos como células inquietas que se complementan con  otras células, también inquietas dispuestas a penetrar e infectar a otras, con un impulso autónomo, antiautoritario que anhele  destruir  el organismo del cuerpo social autoritario.  ( Reinos ,Gobiernos, Estados, religión patria, familia y toda su infraestructura fascista ).Sostenemos la solidaridad el apoyo mutuo, la acción directa y la propagación  de nuestras ideas como ejercicio de vida en la concientización combatiendo la cultura dominante… es por eso que desconfiamos del poder de los Estados y sus instituciones, aunque el estado se vista de buenas aspiraciones o se muestre como el salvador de los pueblos "capitalismo justo”, Estado queda! y estamos convencidxs de que el Estado representa la mas alta expresión de opresión y anulación de la vida!. 

AQUI LES DEJAMOS ESTE HUMILDE APORTE A LA LUCHA REVOLUCIONARIA, EN LA BUSQUEDA  DE INTENCIFICAR DE MANERA CONTINUA LA PROPAGANDA LAS ACCIONES DESDE UNA POSTURA  ANTIAUTORITARIA SOLIDARIA Y FRATERNAL!

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Ingobernable

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(Ex)Presión Nº 50

Posted: 20 Dec 2021 10:37 AM PST

El pasado 10 de diciembre Thomas Mensforth ‘Mensi’, cantante de Angelic Upstarts, falleció debido a complicaciones post-covid. (Anteriormente, en febrero de este año, otro excomponente del grupo, Tony Feedback, también murió debido a la enfermedad por coronavirus).

Formados en South Fields en 1977, Angelic Upstarts dejan un inmenso legado con cerca de una veintena de LP’s y sencillos grabados, amén de otras tantas participaciones en discos recopilatorios. Por lo demás, Angelic Upstarts siempre ha sido una banda que se ha pronunciado abiertamente contra las injusticias sociales y contado verdades acerca de la represión policial. 

Si los tiempos cambian alguna vez, igual volvemos a verlos en circunstancias normales, mientras tanto, el mejor homenaje que podemos rendirle a Mensi es seguir tocando, cantando o escuchando sus canciones. 

Nuestro más sentido pésame a sus familiares y seguidores. (EX)PRESIÓN

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[Argentina] A 20 años de la rebelión popular: Un imaginario (todavía) en disputa y un proyecto emancipatorio (todavía) por venir

Posted: 15 Dec 2021 12:08 PM PST

Mucha agua ha corrido debajo del puente desde aquellos “tiempos extraordinarios” de efervescencia e insubordinación social frente a lo instituido. Mucho se ha escrito, analizado e interpretado también sobre aquella gesta y hoy a 20 años y, como suele suceder con fechas “redondas”, vuelven a proliferar análisis intentando no sólo rememorar, sino también encontrar aquellas claves que nos permitan situar nuestro presente de cara a ese legado y a posibles perspectivas hacia adelante. Este trabajo no es la excepción y las líneas a continuación intentarán “colarse” dentro de ese entramado de reflexiones, aunque más a modo de algunas ideas desordenadas que tratarán de tirar del hilo sobre algunos ejes puntuales que, a nuestro criterio, son de una actualidad importante para seguir configurando un campo emancipatorio para los tiempos que corren.

Los hechos son conocidos, no ahondaremos en ellos, pero sí se nos hace imperante volver a rescatar el carácter procesual que decantaron en aquellas jornadas, perfilándose aquel 19 y 20 del 2001 y parte de lo que vino después, como el momento bisagra de exposición y desarrollo “visible” en la cancha grande de la escena política, de toda una serie de experiencias, luchas y fenómenos que se venían cociendo a fuego lento y por abajo en el intrincado camino que significó la resistencia al período de profundización de las políticas neoliberales. No fue un hecho aislado, desde hacía tiempo venían produciéndose experiencias de impugnación en distintas partes del mundo, como el “Caracazo” del `89, el levantamiento zapatista del `94 y la “batalla” de Seattle del `99 entre otros. El “Argentinazo” entonces, amén de sus características particulares, formó parte de un contexto global que ponía sobre la mesa, no sólo el agotamiento del llamado “Consenso de Washington”, sino además de todo un conjunto de formas y perspectivas de lucha y orientación que post caída del muro de Berlín, se demostraron ineficaces para oponer un antagonismo radical al sistema capitalista, así como refractarias también a contener a los nuevos paradigmas de praxis contestataria que la emergente generación de nuevas militancias venían procesando.

En realidad, más que nuevos, se podrían plantear como “reelaborados” paradigmas, ya que muchas de las concepciones que se fueron esgrimiendo al calor de las intensas luchas e instancias de reagrupamiento, ya tenían una carga histórica de significación proveniente de ciertas tradiciones político-emancipatorias no dogmáticas y libertarias. Autonomía, democracia directa, acción directa, construcción de base, antiburocratismo, independencia de clase, critica a la forma partido tradicional, prefiguración, horizontalidad y otras, fueron la plataforma sobre la que se fue gestando la nueva radicalidad y que en nuestro país venían tomando impulso desde mediados de los `90.

Esta pequeña reseña, no es azarosa, puesto que -y aquí retomamos la significación de la rebelión del 2001- implicó la salida a la palestra de una crisis estructural que no sólo estuvo determinada por su contenido económico, político o social, sino que fue (y sigue siendo a nuestro entender) mucho más profunda y multidimensional y dentro de la cual, los paradigmas mencionados que se venían gestando con anterioridad, tuvieron su importancia. Muchos suelen señalar en este sentido, el relevante dato de la crisis de representación y esto claramente tiene su asidero, el punto es que, en todo caso, éste no deja de ser un elemento de un combo mayor que se podría caracterizar como de crisis de institucionalidad o de manera puntual como de ruptura del imaginario social con respecto a las instituciones anquilosadas.

Efectivamente, amén del cuestionamiento sobre el quién y el cómo nos representan, hubo un quiebre en la manera de imaginar la articulación de la vida social y la resolución de nuestros problemas y en eso, en las formas político-institucionales de llevar delante esos menesteres. Quiebre que implicó una crítica radical entre otras instituciones, a los partidos, a la burocracia sindical y fundamentalmente al Estado (no ya sólo a tal o cual gobierno) como condensador de lo público y espacio considerado privilegiado de lo político. El derrumbe de la durante años arraigada cultura estatal-paternalista producto del avance neoliberal en sus facetas económicas, políticas y también culturales, fue cocinando el caldo de cultivo de otra representación imaginaria por la cual un sector importante de la población comenzó a plantearse la posibilidad de otras formas de intervención y resolución de los temas que incumben a una sociedad toda. La política retornaba a su condición social desalienada y se expresaba en los barrios, en las plazas, en las calles, autoorganizada y en situación expectante de automovilización permanente.

Ahora bien, sabemos que toda crisis y sobre todo en este caso que implicó una crítica a lo instituido heterónomo, sino resuelve desde su derrotero instituyente una nueva institucionalidad desde su propio paradigma (que supere su faceta meramente destituyente), lo “viejo”, tal vez reformulado, pero viejo al fin, vuelve a presentarse como opción frente al conglomerado de demandas ambivalentes que atraviesan a toda sociedad en esos momentos “calientes”. Pero hay algo más. Una forma institucional, cualquiera sea, pero en este caso particular, una de nuevo tipo, no surge de la nada, sino que es la expresión explicita e histórica de una determinada configuración de relaciones de poder, por lo que, para resolver la forma, necesariamente hay que resolver también su sustento. En el caso de la situación abierta por la rebelión popular, las experiencias y organismos, que con una impronta de reapropiación política desde abajo, -tanto las que venían ya con algún tiempo de desarrollo, como los que surgieron a partir de la insurrección-, si bien demostraron un potencial arrollador de creatividad y experimentación social, no dejaban de ser todavía demasiado embrionarios por un lado, y por otro, con poca capacidad en términos de poder construido para sustentarse como un proyecto superador que, no sólo antagonice, sino que además posibilite instituir una nueva forma de articulación social.

Asimismo, y entre otros factores, la fetichización de ciertas concepciones y de ciertos repertorios de acción, la relación conflictiva con aquellos espacios políticos de la izquierda tradicional todavía imbuidos en viejos paradigmas y las loas a una diversidad demasiada “hibrida” redundando en cada vez mayores niveles de fragmentación con poca perspectivas de articulación política, fueron a su vez, otros de los trasfondos que redundaron en limitantes que fueron socavando las posibilidades de construcción de esa capacidad autogestiva prematura y que hicieron que la vapuleada clase dominante se reagrupara, tome algunas demandas históricamente reivindicadas, se lavase la cara y opere sobre el vacío abierto apuntalando sobre uno de los costados de la ambivalencia social que procuraba una vuelta a la “normalidad”.

Por supuesto que esto tampoco fue lineal. Necesitaron también demostrar su más feroz cara represiva y asesina, y a los muertos del 19 y 20 y a los distintos amedrentamientos que continuaron después, le siguieron los asesinatos de Darío y Maxi en el puente Pueyrredón en un intento de disciplinamiento de los movimientos sociales con mayor dinamismo en aquella etapa. Por supuesto que tuvieron un costo político, ya que el repudio sobre este hecho criminal perpetuado desde las esferas más altas del poder, incitó a que sectores que habían entrado en un reflujo se volvieran a movilizar, por lo que tuvieron que lanzar una convocatoria apresurada a elecciones, si bien sabiendo del desprestigio y el desinterés que éstas podían concitar, pero también sabiendo que ese dispositivo condensaba cierta demanda de orden y paz social y podía reestablecer, aunque con algunos retoques, la institucionalidad dominante frente al todavía entreverado, disperso y multiforme escenario de espacios antagonistas. Y efectivamente, eso sucedió. Y así, con un nuevo gobierno en el 2003, se cerraban los “tiempos extraordinarios”.

Ahora, dicho esto ¿por qué apuntalar, hoy a 20 años, sobre una idea de disputa todavía latente en torno al legado de aquellos días? Porque creemos que a pesar del proceso de “normalización” y de reencuadramiento institucional en los términos del sistema democrático burgués-estatal-capitalista operado desde allí hasta hoy, el virus inyectado por esa ruptura de imaginario del que hablábamos más arriba, sigue surcando la memoria y el inconciente colectivo y sus representaciones. Y esto porque es algo que no es resoluble en tiempos cortos o en términos estrictamente políticos, sino que se plantea con una dimensión épocal, cultural y por tanto con un alcance mucho más profundo en tiempo, espacio y consecuencias histórico-sociales. Y tal es así, que amén de los vaivenes de las distintas coyunturas y más allá de que por momentos lo hegemónico pareciera absorber toda posibilidad de autoactividad social por fuera de los canones de lo establecido, por aquí y por allá, toda vez que cierto sector de la población se ve menoscabada en asuntos públicos de su interés, se lanza a la acción pasando por arriba cualquier tipo de mediación política instituida y lanzando furibundos cuestionamientos a su lógica ensimismada y connivente con intereses ajenos al bienestar popular. Es en esos momentos en donde el imaginario del 19 y 20 vuelve a hacerse presente como tendencia todavía latente, demostrando a la clase política de turno y a sus complices opresores y explotadores de toda calaña, de que no siempre podrán hacer lo quieran con total impunidad y que no hay artículo 22 de la Constitución que les sirva cuando un pueblo está dispuesto a tomar las riendas de sus asuntos en sus propias manos. Y ahí están entre otras, las jornadas de diciembre del 2017 contra la reforma jubilatoria, pero también y como para vislumbrar su incidencia más allá de lo local, las rebeliones populares que han atravesado nuestro continente en los últimos tiempos.

Pero claro, como toda tendencia no resuelta, su impronta está tironeada entre distintas perspectivas que buscaran canalizarla en favor de objetivos que poco tienen que ver con una orientación hacia la trasformación radical del estado de las cosas. Y es aquí entonces, desde donde se enmarca un escenario de disputa abierta frente a los alcances y perfilamiento de ese entramado de significaciones que hoy, aunque en un contexto distinto a aquel 2001, y con materialidad dispar, sostenemos que sigue persistiendo. Esta situación plantea e interpela a quienes nos situamos desde perspectivas emancipatorias desde abajo y con intención de retomar y profundizar el legado de incipiente intento de autoinstitución popular dejado por aquel “Diciembre del pueblo”, a tomar este eje de disputa con la importancia que se merece, habida cuenta que sectores reaccionarios e integracionistas de distinta índole también operan, como hemos dicho, en ese mapa tensional. Unos para ampliarlo hacia posiciones ultraliberales y de ultraderecha y otros para desactivarlo a los fines de seguir reproduciendo el statu quo estatal-capitalista, pero desde una tónica “progresista”, romantizando algunos rasgos de aquella gesta, pero anulando aquellos aspectos verdaderamente disruptivos que puedan seguir siendo fuentes de las actuales luchas.

Disputar ese imaginario todavía latente entonces, se presenta como desafío insoslayable para los tiempos que corren, para lo cual se hace necesario indefectiblemente, reconstruir un proyecto político que recupere lo mejor del legado “dosmilunesco”, que se plantee críticamente abordar y superar las falencias propias de aquel estadío embrionario, pero también del derrotero que siguió parte de ese campo que supo ser parido en ese período convulsionado pero prolífico de nueva experimentación social llamado izquierda independiente, fundamentalmente aquella devenida luego o autoproclamada como “izquierda popular” que, en nombre de la “maduración política”, confundió táctica con estrategia, Estado con Institución (y en eso estatalismo ramplón con institución de nuevo tipo), construcción de poder y vocación transformadora con “vocación de poder”, que compartimentó más allá de lo discursivo, lo social y lo político y que entendió que interpelación frente al heterogéneo mundo popular y relación dialéctica con lo instituido, se resuelven con pragmatismo absoluto, integración y subordinación a lógicas funcionales al posibilismo y al malmenorismo y por ende reproductoras del sistema.

Por esto, y resumiendo, la disputa necesaria por ese imaginario en los términos del rescate de la capacidad de autoinstitución social devendrá de la mano del también necesario relanzamiento de una nueva cultura emancipatoria que desplegada desde la reanimación bajo otros bríos, de ese campo de izquierda “por venir”, procure alentar procesos de construcción contrahegemónicos, teniendo como norte la superación y no la adaptación a los moldes de lo ya conocido. “Madurar” políticamente, no debiera ser actuar “administrativamente” sobre lo dado, sino impulsarse –aunque muchas veces a tientas y seguramente también dándose muchos golpes- sobre lo que nunca ha sido.

Diego Naim Saiegh

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