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viernes, 6 de mayo de 2016

Tinkunaco 0609/16 - Re: LA AAL REPUDIA EL EDITORIAL DE “LA NACIÓN” TITULADO “LA HORA EXIGE MODERNIZAR LA LEGISLACIÓN LABORAL” (abril 2016)

LA AAL REPUDIA EL EDITORIAL DE “LA NACIÓN” TITULADO “LA HORA EXIGE MODERNIZAR LA LEGISLACIÓN LABORAL” (abril 2016).

La AAL manifiesta su más enérgico repudio a la Editorial publicada por el Diario La Nación, en fecha 26 de Abril de 2016, titulada “La hora exige modernizar la legislación laboral”.
Conforme se desprende de las palabras publicadas, puede apreciarse un nuevo intento por demonizar tanto las históricas conquistas laborales que se han consagrado a costa de la sangre de miles de trabajadores como la actividad de quienes los representan, los Sindicatos. Al mismo tiempo, se ataca la metodología de negociación colectiva, en un claro intento por generar modificaciones que debiliten al conjunto de trabajadores.
Este núcleo de ideas busca nuevamente centrar la responsabilidad de la pérdida de puestos de trabajo en la lucha de la clase trabajadora, como eje y variable de ajuste para el crecimiento económico.
No es más que un nuevo intento por restablecer políticas flexibilizadoras, que contrariamente a lo que se pretende manifestar, siempre han sido en detrimento de la clase obrera y han fomentado la pérdida de puestos de trabajo.
La tercerización ha sido uno de los mejores instrumentos que han encontrado los grandes grupos económicos concentrados para reducir costos laborales, pero fundamentalmente para combatir uno de los principales obstáculos que se les presenta, la organización colectiva de los trabajadores; y así se intenta generar a través de dicho mecanismo, la fragmentación del movimiento obrero organizado.
El concepto de modernización de las relaciones laborales, no es otra cosa que un disfraz para generar condiciones que propicien un alto desempleo y con ello una disminución de la fuerza colectiva en la negociación y el consecuente disciplinamiento de la clase trabajadora.
Se propone una nueva “deslaboralización” con el objetivo de reducir la capacidad de lucha del conjunto de los trabajadores.
A su vez se pretende también la “descentralización de las negociaciones laborales”, propiciando la negociación por empresa a contramano del sistema de negociación por rama de actividad, también con el claro objetivo de debilitar el poder de los sindicatos en la discusión de las condiciones de trabajo.
Es falso, y así ha quedado demostrado a lo largo del tiempo, que para atraer inversiones y generar empleo, sea necesario flexibilizar la legislación laboral.
Estas recetas han fracasado una y otra vez, tal como sucediera durante la última dictadura cívico militar (1976-1983), la que buscó la eliminación de las bases sindicales, modelo que se consolidó a través de las políticas neoliberales continuadas en la década del 90, generando así una retracción del Derecho del Trabajo y la consecuente concentración del poder económico de los grandes grupos.
Contrariamente a lo que se intenta instalar, la inflación de ninguna manera es generada por el “sistema centralizado de paritarias”, sino que obedece -entre otras numerosas y complejas razones- a las decisiones inescrupulosas de los grandes formadores de precios.
A ello se suma que para cerrar el círculo vicioso que generan estas políticas, se busca “optimizar” un sistema de seguro de desempleo que sea “ágil y razonablemente remunerado”. Ello encaja en esta lógica flexibilizadora, buscando disfrazarla de una protección hacia el trabajador a través de una mejora económica en dicho seguro, remedio que se implementa con éste fuera de su puesto de trabajo. 
No caben dudas que las soluciones propuestas son un nuevo y remanido intento por provocar la atomización del colectivo de trabajadores y la consecuente pérdida del poder de negociación en su conjunto como clase, propiciando así el debilitamiento de la misma como tal.
Queda claro que estas viejas recetas no han hecho más que perjudicar a los trabajadores, siendo además contrarias al Art. 14 bis de la Constitución Nacional, y a los Tratados Internacionales en materia de protección hacia el trabajador y las Asociaciones Gremiales.
Por último, debe tenerse presente lo señalado por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en el fallo “Vizzoti, Carlos c/ Amsa s/ Despido”, cuando establece que  “… el hombre no puede ser objeto del mercado, sino señor de todos éstos…”, lo que consolida el entramado protectorio del que debe gozar el trabajador contra los ataques despiadados del mercado y una de sus herramientas más voraces, la flexibilización laboral. 

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