Los abajo
firmantes consideramos sumamente preocupante la coyuntura actual del sistema
nacional de ciencia, técnica e innovación (SNC), en particular de la piedra
angular en torno a la cual pivota todo el sistema, el CONICET. A la decisión de
reducir a la mitad los ingresos a la CIC en 2016 -decisión que desató un
conflicto que está lejos de haberse resuelto- el Directorio del CONICET añade
ahora, en ocasión del nuevo llamado a ingreso a la carrera de investigador
(CIC), la estipulación de asignar la mitad de las vacantes a aquellos
postulantes que se presenten inscriptos en temáticas estratégicas (TE) de
acuerdo con el Plan Nacional de Ciencia Argentina Innovadora 2020 (AI2020). Por
el modo en que esos temas estratégicos (TE) están formulados es extremadamente
improbable que la formación de recursos humanos en investigación básica pueda
canalizarse a través de ese mecanismo, quedando confinada a disputar en el
tramo de las orientaciones “libres”. Adicionalmente mantiene el recorte
establecido el año pasado en el número de vacantes.
De este
modo la investigación básica (“fundamental” o IB), que es la base de toda
posible estrategia de largo plazo de fortalecimiento científico-tecnológico en
el país, se ve directamente obturada de cara al futuro, en la medida en que se
vuelve prácticamente imposible asegurar la formación de una masa crítica de
recursos humanos en investigación básica. A modo de ejemplo: el plan AI2020
establecía un piso futuro de ingresos que rondaba los 800 para la CIC. De ese
total idealmente el 80% sería para las temáticas libres propicias para la IB.
Contrariamente, en el panorama actual previsto por las autoridades, se
dispondrá tan solo de 450 ingresos, de los cuales la mitad serán -en el caso
extremo- para IB y el resto para Temas estratégicos (TE).
La IB
pasaría, en este escenario y bajo el supuesto de identificar todas las
temáticas libres con la IB, de 640 plazas a 225, operando así una reducción del
64.8%. Por su parte las plazas en TE se elevarían de 160 a 225, un incremento
del 40.6%, en un contexto general de achicamiento del sector. Ante esto dos
consideraciones son cruciales:
En primer
lugar, el ingreso a carrera en el CONICET obra como un punto de inflexión entre
recursos humanos que están plenamente formados y su inserción en el tramado del
SNC. La formación de recursos humanos en las últimas décadas ha estado
orientada al desarrollo en IB. Por el contrario, las determinaciones recientes
en el marco de las políticas de CyT alientan la focalización excesiva de corto
plazo en el marco de un achicamiento o estancamiento del sector. Estas
restricciones alcanzan, incluso, el nivel inicial en la formación de recursos,
ya que en el último llamado la cantidad de becas se redujo un 11.6% (se
adjudicaron 2796 becas en comparación con las 3164 de la convocatoria
anterior). Este conjunto de medidas tendrá por resultado impedir alcanzar al
SNC los umbrales críticos que permitirían en el largo plazo alcanzar los
objetivos delineados oportunamente.
En
segundo lugar estas medidas cortoplacistas e insostenibles se aplican sobre una
población orientada en la dirección contraria. Las consecuencias de estas
inconsistencias nos acompañarán durante décadas, porque esos son los plazos
requeridos para que un sistema nacional de ciencia y técnica pueda alcanzar las
cotas mínimas requeridas para volverse sostenible y provechoso.
Los TE en
sí mismos resultan problemáticos, ya que están definidos en el plan AI2020
sobre una base extremadamente parcial y sesgada de los ámbitos de conocimiento.
El Plan propone la focalización en seis sectores: agroindustria, industria,
energía, ambiente y desarrollo sustentable, desarrollo social y salud. En el
desagregado se detalla una treintena de temas específicos, en la cual resulta
extremadamente dificultoso dar lugar a la IB.
Adicionalmente,
y teniendo en cuenta el nuevo panorama de focalización y achicamiento que
enmarca las políticas hacia el SNC, los ámbitos disciplinares en su conjunto
pierden autonomía para decidir los temas a investigar, cualquiera sea su perfil
(básico o aplicado, estratégico o no), quedando sometidos de allí en más a
estímulos, presiones y orientaciones gubernamentales de la más variada
discrecionalidad.
Esta
orientación estratégica colisiona con la estructura de largo plazo adoptada en
el marco de las grandes áreas del CONICET, en la medida en que los sectores y
los temas del AI2020 cuadran de manera muy parcial con los desarrollos de largo
plazo del CONICET en materia de formación de recursos.
Cualquier
vocación por incidir en este perfil debe plasmarse en políticas acordadas con
los actores relevantes del sector, sostenidas en el tiempo por encima, incluso,
de las urgencias y apremios gubernamentales. La saludable intención de fortalecer
el horizonte de aplicación de los conocimientos generados en el marco del SNC
no puede ir en detrimento de la viabilidad del sistema en el que esos
conocimientos se producen. El desarrollo de áreas estratégicas es de
fundamental importancia, pero debe enmarcarse en un contexto en el cual no
necesariamente se estrangulen los desarrollos en IB.
En última
instancia, ninguna orientación en el marco del SNC, estratégica o básica,
aplicada o fundamental, es sostenible mientras se priva al mismo de los recursos
humanos y financieros que permiten alcanzar los umbrales mínimos de
sostenibilidad. El conflicto abierto en 2016 en torno a los ingresos a la CIC
no está resuelto. No sólo resulta imperativo dar ingreso a aquellos que
concursaron y obtuvieron legítimamente las recomendaciones de las instancias
administrativas pertinentes, sino que las futuras convocatorias deben llamarse
abandonando la aparente prioridad concedida a la focalización en torno de una
base temática cada vez más restringida.
No hay
conocimiento alguno que pueda generarse en el contexto de un sistema científico
exánime.
La
solución de esta coyuntura crítica está al alcance de la mano, por medio de los
correspondientes instrumentos de administración presupuestaria.
En
definitiva, creemos que otra perspectiva es necesaria para repensar el
horizonte abierto por esta coyuntura crítica, de cara a la evolución y
sostenibilidad de largo plazo del sistema nacional de ciencia, tecnología e
innovación de nuestro país.
Primeras
adhesiones
1. Claudia
Mársico - Directora del Departamento de Filosofía UBA/CONICET - DNI: 21.858.826
2.
Marcelo Campagno - Director del Departamento de Historia UBA/CONICET - DNI:
18.423.269
3. Miguel
Vedda - Director del Departamento de Letras UBA/CONICET - DNI: 20.536.917
4.
Adriana Villa - Directora del Departamento de Geografía UBA - DNI: 10.108.757
5. Pablo
Pineau - Director del Departamento de Ciencias de la Educación UBA - DNI:
18.062.129
6.
Claudia D'Amico - CTA3 Universidad de Buenos Aires/CONICET - DNI: 16.454.865
7.
Alberto Damiani - Secretario de Posgrado FFyL-UBA/CONICET - DNI: 17.295.726
8.
Ricardo Manetti - Director del Departamento de Artes UBA - DNI:
16.028.285
9.
Liliana Pégolo - Directora del Departamento de Letras Clásicas UBA - 13.753.352
10.
Mauricio Boivin - Director del Departamento de Ciencias Antropológicas UBA -
5.525.326
11.
Francisco Bertelloni - Director del Instituto de Filosofía UBA/CONICET -
7.598.785
Para
sumar adhesiones a la carta ingresar a:
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